Ya no echo de menos a nadie - La amistad real

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Antes era una persona con muchas amistades importantes (muchas no me refiero a 20-30, sino a tener 5-6 amigos de verdad, personas con las que hablaba de verdad y me sentía realmente conectada, con lo que me parecen muchas en comparación con los amigos normales o personas que conocemos a lo largo de la vida), pero con los años todo ha cambiado.

Tengo la sensación de que eso ya no existe, esa conexión con ninguna persona. Ese tipo de amistad. Siento que desde que hemos crecido y empezado vidas de adultos, sueños separados o metas, las personas nos relacionamos con una cierta cordialidad pero no hay conexión...
Cada uno está en su propia esfera, y es una esfera poco profunda, llena de quehaceres diarios y automatismos.

Y lo peor de todo esto es que ni siquiera echo ya de menos a nadie. Antes solía ponerme melancólica recordando a esas personas que marcaron tantos años mi vida, e incluso quería que regresaran o vivir de nuevo esos tiempos. Pero ya no siento nada, es como si estuviera desencantada, con las personas o con la amistad en general. Siento que todo aquello fue parte de otra vida.

Y sé que amistad también es tomar un café con tu amiga y sentirte a gusto aunque os veais una vez al mes, porque entre los niños, maridos, trabajos, estudio o consultas al médico y otras cosas uno no puede pasar tanto tiempo con otros como antes. Sin embargo, cuando "regresas" a la realidad no te sientes realmente parte de nada, parte de la vida de nadie realmente, ni tampoco que no estés completamente solo en esto de vivir.

Va a ser siempre así? Hay quienes se hayan sentido así de forma temporal y luego hayan conectado con otros?
Existirán personas aún con las que conectar siendo adulto?
 
Yo en ese aspecto soy un desapegado.

Soy desapegado a la hora de quedar, hacer llamadas, wassaps...etc. En parte porque alguno de los que considero mejor amigos, tenemos gustos diferentes, y si quedamos para alguna actividad que a alguno de los dos no le va apetecer es tontería.

Pero eso no quita, que nos hemos ofrecido dinero los unos a los otros cuando alguno comentaba que tenía algún gasto importante, yo he dejado alguno de mis coches (tengo varios) a amigos que tenían el suyo averiado y se iba tirar un mes en el taller. Nos dejamos las llaves de casa para que la cuiden o echen un vistazo si nos vamos fuera de vacaciones, dejarles las mascotas si te vas unos días a un sitio que no las puedas llevar, ir corriendo al hospital si a alguno le pasa algo y que sepan que estás ahí si tienes que cuidarle sus hijos, recogerlos del colegio, pasar la noche en el hospital..etc
 
Última edición:
Creo que hay una etapa en la vida, más o menos larga, durante la que nos comen las obligaciones y que no favorece la consecución de amistades: trabajo, hijos, padres ancianos, casa... por comparación veo a compañeros de trabajo que se lo,pasan pipa (si la salud se lo permite) porque sus hijos son adultos, han perdido a sus padres y tienen el piso pagado.
 
Creo que hay una etapa en la vida, más o menos larga, durante la que nos comen las obligaciones y que no favorece la consecución de amistades: trabajo, hijos, padres ancianos, casa... por comparación veo a compañeros de trabajo que se lo,pasan pipa (si la salud se lo permite) porque sus hijos son adultos, han perdido a sus padres y tienen el piso pagado.
Qué depresión es eso x) jaja
Sin embargo tampoco pienso que sea el único factor. Tengo amistades actuales que no están interesadas en cargas, ni en tener hijos, ni en nada más. Como mucho su trabajo y no todos tienen pareja. Ahora reflexionando sobre cómo invierten mucho tiempo en el grupo de amigos, tampoco los veo conectar con nadie. Cuando precisamente escogen vivir con las menos responsabilidades posibles, y sin embargo ello tampoco les aporta ninguna riqueza emocional o tiempo para ser reflexivos o conectar con alguien.

Creo que las amistades se han vuelto muy superfluas y genéricas...
 
Estoy en parte de acuerdo contigo.

En mi caso, con 16-24 años éramos un grupo de 9 amigas, íbamos de vacaciones juntas, quedábamos todos los fines de semana, entre semana, hacíamos muchos planes y siempre hemos estado ahí cuando a alguna le han roto el corazón, ha tenido problemas...

A partir de empezar a trabajar todo cambió, la mayoría nos fuimos de nuestra ciudad natal y no teníamos tiempo para quedar. Hicimos otras amistades... Con los años algunas hemos regresado a nuestra ciudad, ya tenemos aquí nuestra vida. Ahora somos 4 de las 9 que éramos, y a pesar de no vernos todo lo que nos gustaría (y más ahora con el covid) sabemos que siempre vamos a estar para las demás.

También te digo que alguna vez hemos quedado con alguna de esas amigas del principio, y para mí, es como si nunca nos hubiéramos dejado de ver, a pesar de no hablar casi nunca más que para felicitarnos el cumpleaños o el nacimiento de un hijo... Recordamos tiempos pasados y nos echamos unas buenas risas.

Evidentemente hay una época en la que la amistad y tus amigas lo son todo para tí, es tu vida, los novios van y vienen a determinadas edades, pero tus amigas siempre van a estar ahí. Pero ahora de adultas comprendemos que cada una tenemos nuestra vida, nuestras parejas, nuestra familia, y que la amistad es distinta a lo que era antes. Pero siempre que podemos sacamos un rato para estar juntas.
 
Suscribo casi todas tus palabras, @BellaSwan

Pienso que en la vida adulta la mayoría de la gente se acoge a lo superfluo y genérico en general, no solo en la amistad. Y creo que es para no correr el peligro de darse cuenta de la gran estafa de sus vidas.

A las mujeres de mi generación (y supongo que también a los hombres) nos dijeron que la felicidad la alcanzabas cuando te casabas, tenías hijos, una hipoteca, un coche, un trabajo y quince días de vacaciones en la playa. Estos eran los objetivos a cumplir, si conseguías eso, lo tenías todo. Darse cuenta después de la gran estafa vital es duro, así que la gente elige no mirar, no hacerse preguntas, no plantearse nada. Todo se vuelve rutinario y se agarran a lo rutinario porque están muertos de miedo. Se relacionan con gente que ya conocen, hacen cosas que son las que han hecho siempre, y cierran con llave, no vaya a ser que venga una experiencia que les derribe el teatro.

Creo que por eso hacer amistades nuevas en la vida adulta es muy difícil y casi nadie abre el corazón, pero es que lo tienen cerrado para todo, de puro miedo al abismo que supone abrirlo y replantearte qué co.ño estás haciendo con tu existencia.
 
Yo todavía estoy en fase de echarlo de menos. Echo de menos tener un grupo de amigas que haga planes. Me apunto a todo lo que me proponen y propongo yo planes y aún así, nos vemos tres o cuatro veces al año y da gracias. Me siento un poco dependiente de los planes que hace mi novio el finde.
 
Tengo que decir que la vida adulta es un automatismo constae, entre trabajo, obligaciones, hijos etc no te queda mucho timepo vital más. Si hasta muchas veces echo de menos tener tiempo para mi, estar sola sin hacer nada.
Para conectar con un grupo hay que tener tiempo y dinero , dinero para hacer planes varios. Todos vamos acelerados y cuando tenemos un rato sólo queremos desconectar
Ahora lo que sí veo, a diferencia de otras generaciones, es que estamos más aislados los unos de los otros. Cada uno en su casita y no nos implicamos en mucho más. Será por el modo de vida urbanita, la verdad es que no lo sé.
Y bueno tener amigos de verdad no es tan sencillo, hay alguna gente afortundada por el mundo que sí los tiene. No soy uno de ellos.
Conozco un caso de un hombre que sigue quedando con sus amigos del instituto una vez por semana, todas las semanas. además que hacen viajes juntos: a la playa, a esquiar etc. Este caso si me genera envidia. Hay pocos pero los hay.
 
Suscribo casi todas tus palabras, @BellaSwan

Pienso que en la vida adulta la mayoría de la gente se acoge a lo superfluo y genérico en general, no solo en la amistad. Y creo que es para no correr el peligro de darse cuenta de la gran estafa de sus vidas.

A las mujeres de mi generación (y supongo que también a los hombres) nos dijeron que la felicidad la alcanzabas cuando te casabas, tenías hijos, una hipoteca, un coche, un trabajo y quince días de vacaciones en la playa. Estos eran los objetivos a cumplir, si conseguías eso, lo tenías todo. Darse cuenta después de la gran estafa vital es duro, así que la gente elige no mirar, no hacerse preguntas, no plantearse nada. Todo se vuelve rutinario y se agarran a lo rutinario porque están muertos de miedo. Se relacionan con gente que ya conocen, hacen cosas que son las que han hecho siempre, y cierran con llave, no vaya a ser que venga una experiencia que les derribe el teatro.

Creo que por eso hacer amistades nuevas en la vida adulta es muy difícil y casi nadie abre el corazón, pero es que lo tienen cerrado para todo, de puro miedo al abismo que supone abrirlo y replantearte qué co.ño estás haciendo con tu existencia.
De qué generación eres? Años 70-80 me imagino
 
Yo he vivido ambas cosas por épocas.

Pero cuando yo me he sentido desconectada, haciendo autocrítica, era más por mí que por los demás. Me autoaislaba yo sin darme cuenta, llenándome de pensamientos negativos y estancándome.

Los momentos vitales es verdad que condicionan, pero todo el mundo, por más liado que esté puede sacar huecos para lo que le interesa. Yo me he quejado de lo mismo que tú y también contándome la excusa de que todo el mundo estaba muy liado y me he sorprendido al ver que esa gente estaba construyendo otras amistades por otros lados.

Y yo estoy bastante liada pero tengo tiempo para dedicarme a lo que me importa de verdad.

Pienso que hay que aceptar que algunas amistades cumplen un ciclo y se acaban (o se distancian y luego retoman). Pero que uno no puede vivir de las rentas, hay que seguir haciendo amistades, abriéndose a la gente, dedicando tiempo de calidad si merece la pena.

Yo he hecho buenos amigos en el parque infantil con los niños, en grupos de gente separada que queda para salir, en el deporte...Si mantienes una vida activa y abierta al mundo, se producen las conexiones.
 
Yo he vivido ambas cosas por épocas.

Pero cuando yo me he sentido desconectada, haciendo autocrítica, era más por mí que por los demás. Me autoaislaba yo sin darme cuenta, llenándome de pensamientos negativos y estancándome.

Los momentos vitales es verdad que condicionan, pero todo el mundo, por más liado que esté puede sacar huecos para lo que le interesa. Yo me he quejado de lo mismo que tú y también contándome la excusa de que todo el mundo estaba muy liado y me he sorprendido al ver que esa gente estaba construyendo otras amistades por otros lados.

Y yo estoy bastante liada pero tengo tiempo para dedicarme a lo que me importa de verdad.

Pienso que hay que aceptar que algunas amistades cumplen un ciclo y se acaban (o se distancian y luego retoman). Pero que uno no puede vivir de las rentas, hay que seguir haciendo amistades, abriéndose a la gente, dedicando tiempo de calidad si merece la pena.

Yo he hecho buenos amigos en el parque infantil con los niños, en grupos de gente separada que queda para salir, en el deporte...Si mantienes una vida activa y abierta al mundo, se producen las conexiones.
No hablo precisamente de hacer amigos. Tengo un gran grupo de amigos, e incluso dos amigas de la infancia con las que aún hablo cada día.

Tampoco he perdido el contacto del todo con algún amigo de hace más años, pero no se trata de tener amigos sin más. La conexión me refiero a cuando puedes realmente sentarte a reflexionar con alguien y sentirte en sintonía. Tampoco me quedan amistades muy profundas, quiero decir que sean personas introspectivas o tengan inquietudes no básicas. Eso hace años que me consume bastante, porque yo sigo escribiendo, leyendo y planteándome nuevas cosas, pero no encuentro a nadie como antes con quien compartir todo eso y abrirnos mutuamente la mente.

Lo de cerrarte o no puede ser, es relativo. Desde luego que cuando veo mamis en el parque o conozco a personas nuevas en el entorno diario me echa para atrás porque no veo a nadie diferente, parecen automatizados y ponen cara rara en cuanto sacas un tema que no sea el trabajo, anécdotas "de pescadería", criticar a otros o intentas conocer de verdad cómo piensan o cómo les gustaría vivir.
 
Suscribo casi todas tus palabras, @BellaSwan

Pienso que en la vida adulta la mayoría de la gente se acoge a lo superfluo y genérico en general, no solo en la amistad. Y creo que es para no correr el peligro de darse cuenta de la gran estafa de sus vidas.

A las mujeres de mi generación (y supongo que también a los hombres) nos dijeron que la felicidad la alcanzabas cuando te casabas, tenías hijos, una hipoteca, un coche, un trabajo y quince días de vacaciones en la playa. Estos eran los objetivos a cumplir, si conseguías eso, lo tenías todo. Darse cuenta después de la gran estafa vital es duro, así que la gente elige no mirar, no hacerse preguntas, no plantearse nada. Todo se vuelve rutinario y se agarran a lo rutinario porque están muertos de miedo. Se relacionan con gente que ya conocen, hacen cosas que son las que han hecho siempre, y cierran con llave, no vaya a ser que venga una experiencia que les derribe el teatro.

Creo que por eso hacer amistades nuevas en la vida adulta es muy difícil y casi nadie abre el corazón, pero es que lo tienen cerrado para todo, de puro miedo al abismo que supone abrirlo y replantearte qué co.ño estás haciendo con tu existencia.

¿ Lo dices en serio?
De verdad, menos mal que no conozco a nadie que esté atrapado en un matrimonio ni en un trabajo que no esté a gusto.

Todo el mundo hemos pasado épocas malas, porque la crianza es dura, o porque temporalmente tienes que aguantar un trabajo de mi. Pero temporalmente.

Yo socializo mucho y me divierto mucho en grupos bastante grandes. Amigos de verdad tengo 5, y salvo dos del colegio todos los he conocido de adulta.
 

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