Bueno, pues otra más, aquí no existe el argumento de lo sistémico del negocio que si no se rescata hunde a la economía, aquí, simplemente el Estado asume el riesgo y ventura inherente a todo negocio, que si sale bien, el beneficio es de los empresarios, y si sale mal, pues las pérdidas de todos. Y ese Estado ¿tan generoso? ummmmmmmmm, le sale a una los malos pensamientos, que ya sabemos los porcentajes de comisión que se han llevado los partidos por las adjudicaciones de obras, o públicas o en régimen de concesión.