TODO sobe Pablo Iglesias y Podemos.

Gracias, me has regalado un tiempo que pensaba dedicar a buscarlo, de hecho ya había empezado, otra vez gracias, de hecho otros artículos que encontré sobre el tema desmontaban también la historia y luego están los de la propaganda sin datos, mucha lágrima y mucho teatro y ellas unas pobrecitas santas, no digo que entre ellas no hubiera alguna inocente, captada al ser joven para utilizarla y ella cayera en la trampa del idealismo de un mundo mejor que es lo que suelen prometer, como muchos terroristas etarras y musulmanes con dinero compran a pobres marginados, aunque actualmente en los futuros países independentistas ya prometen que no habrá enfermedades y un futuro genial, actualmente mientras no tengan la independencia buenos trabajos muy bien remunerados así que todos independentistas, me he perdido un poco, jajajaja. Saludos
 
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Gracias, me has regalado un tiempo que pensaba dedicar a buscarlo, de hecho ya había empezado, otra vez gracias, de hecho otros artículos que encontré sobre el tema desmontaban también la historia y luego están los de la propaganda sin datos, mucha lágrima y mucho teatro y unas pobrecitas santas, no digo que entre ellas no hubiera alguna inocente, captada al ser joven para utilizarla y ella cayera en la trampa del idealismo de un mundo mejor, como muchos terroristas etarras y musulmanes con dinero compran a pobres marginados . Saludos

Todas las guerras arrastran siempre víctimas inocentes de ambos lados
 

Esta gente valiente me recuerda a los madrileños que salieron valientemente a echar a los franceses que nos estaban invadiendo y como los gobernantes no hacían nada, solo vivir bien acomodándose al nuevo estatus, ahí estaba el pueblo.
Pablo Iglesias, tus engaños ya se han acabado, todas tus trapichearías están saliendo a la luz y das pena, como por tu ambición has traicionado a tantos, hay una justicia, tienes los millones que querías, un chalet de ensueño en una zona de ensueño, pero cada vez que salgas a la calle aun con tantos escoltas, ahí estará el pueblo sencillo, no los oportunistas millonarios de nuevo cuño, recordándote todas tus mentiras, robos y comedias de un mal demagogo y con mucho odio dentro. Algo ganaremos los españoles que cuando no tengas poder y estés en la cárcel si hay justicia, ya no colocarás a ineptas que tengan relación amorosa contigo, en cargos de diputadas o ministras o les pondrás un periódico para tenerlas calladas y contentas, espero que no conquistes a ninguna carcelera o carcelero y te abran las puertas.
 
Fueron cómplices de asesinatos anteriores al de ese hombre y su hija y estaban planeando acciones terroristas. Te puedes ir al Archivo General de la Administración a comprobarlo, que es de donde se ha sacado la información para este artículo.

Las Trece Rosas

Las 13 Rosas es el nombre con el que se conoce a 13 jóvenes fusiladas el 5 de agosto de 1939 tras ser condenadas por un tribunal por participar en atentados terroristas. Pertenecían, en su mayoría, a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) la rama juvenil del comunismo en España que aspiraba a implantar en nuestro país un régimen como el de la URSS, país desde el que se financiaban y al que había escapado, tras la Guerra Civil, su máximo dirigente: Santiago Carrillo.


Las JSU, a las que pertenecían la mayoría de las 13 rosas, habían tenido una destacada participación en la represión republicana en Madrid durante la Guerra Civil. No en vano, esta organización política controlaba y dirigía directamente cinco checas donde se torturó y asesinó a cientos de personas. Está perfectamente documentado en los papeles del PCE que bajo control de su organización juvenil se encontraban las checas de Mendizabal 24, la de la calle Rimundo Lulio, la de Santa Isabel 46, la del Convento de las Pastoras de Chamartín y la de la calle Granda 4. Además, participaron en la acción represiva de varias otras cárceles de partidos políticos y tuvieron un papel destacado en las sacas cometidas para asesinar a miles de presos sin mediar juicio alguno. Quienes las presentan como garantes de la democracia suelen olvidar, entre otros, este detalle: a ellas se les juzgó, pero ellas participaron en una organización que asesinó sin juicio a miles de personas y que, en el momento de ser detenidas, se había convertido en un grupo terrorista dirigido por José Pena, Severino Rodríguez y Federico Bascuñana.

Las 13 rosas fueron condenadas a muerte, pero no estaba prevista su ejecución hasta que el 29 de julio de 1939 un comando de las JSU asesinó al comandante Isaac Gabaldón, a su hija Pilar de 16 años –hubiera cumplido 17 unos días después- y al chofer que conducía el vehículo, Luis Díaz Madrigal. La acción terrorista decidió a la autoridad judicial a la ejecución de las sentencias de muerte que se encontraban paralizadas.Entre las casi 70 sentencias se encontraban las de las 13 rosas.

Varias de ellas eran destacadas dirigentes y activistas del grupo terrorista en el que se habían convertido las JSU:
Ana López Gallego era la responsable de la rama femenina de las JSU. Recibía órdenes directamente de Manuel González Gutiérrez y había tenido una destacada participación en la organización del atentado frustrado que pretendían realizar durante el Desfile de la Victoria y que tenía como objetivo el asesinato de “la mayor cantidad de público asistente”, como declaró ante el juzgado la propia terrorista. Su cometido era el trasporte del explosivo, para ello se valía de jóvenes militantes de entre 15 y 17 años que por su edad, no levantaban sospechas.

Joaquina López Laffite fue la secretaria general del Comité Provincial de las JSU. Su casa se usaba para celebrar las reuniones de dicho comité y en ella se planificaron varios de los atentados que prepararon desde la organización juvenil comunista. Había organizado una red, en la que participaban varias de las 13 rosas, que preparaba a jóvenes comunistas para que intimaran con falangistas a los que sacaban información para señalar las víctimas de sus atentados.

Carmen Barrero Aguado
era miembro del Comité Nacional de la organización y una de las personas de mayor responsabilidad en la toma de decisiones junto a Pena, Rodríguez y Bascuñana.

Pilar Bueno Ibañez
era la mano derecha de López Laffite en el Comité Provincial y el enlace de ésta con Barrero.

Dionisia Manzanero Salas era la responsable de mantener el contacto entre las diversas ramas del grupo terrorista y rendir cuentas ante Bascuñana, dirigente encargado de los comandos terroristas que perpetraban los atentados.

Ante estos datos sorprende que políticos, partidos y personalidades de diversos ámbitos sigan brindando homenajes a quienes se convirtieron en terroristas tras resultar derrotados en una guerra.

No solamente los actuales dirigentes de las Juventudes Comunistas, desde Podemos a representantes de Ciudadanos no tienen ningún empacho en mostrar su admiración por estas 13 mujeres condenadas a muerte, pero que callan sin ningún rubor ante los miles de asesinatos cometidos por ellas y sus asociados durante la Guerra Civil.

La capacidad de la izquierda para construir leyendas es realmente admirable. El caso de las llamadas “trece rosas” es un perfecto ejemplo. Empezando por la circunstancia de que a esas mujeres fusiladas en 1939 se las considere socialistas cuando, en realidad, eran comunistas. Pero para entender adecuadamente el capítulo, en el que nada es rosa, conviene ponerlo en su contexto.

Cuando acabó la guerra civil, el Partido Socialista Obrero Español estaba literalmente triturado, dividido en al menos cuatro facciones. Hay que recordar que el último acto de la contienda es una batalla intestina en el bando del Frente Popular: a un lado, el Consejo de Defensa de Madrid, liderado por el socialista Besteiro con el coronel Casado y el anarquista Cipriano Mera; al otro, el gobierno del también socialista Negrín, entregado al Partido Comunista y cuyos principales líderes ya habían huido del país.

Aquella batalla no fue cosa menor: hubo cerca de 2.000 muertos. Sobre esta ruptura se añadió inmediatamente otra en el exilio: los socialistas de Indalecio Prieto, por un lado, contra los de Negrín, que a estas alturas ya había sido expulsado del PSOE. Prieto y Negrín no peleaban por razones ideológicas, sino por controlar el tesoro expoliado y expatriado por los jerarcas republicanos para sufragar su exilio. El PSOE nunca se recuperará de estos desgarros, y por eso su trayectoria bajo el franquismo fue tan poco relevante. Pero aun antes había habido otra ruptura, esta de mayores consecuencias: la de las Juventudes Socialistas, que fueron el instrumento de Moscú para fagocitar al PSOE.

Recordemos sumariamente los hechos: desde abril de 1936, con el protagonismo de Santiago Carrillo y por instrucción directa de Moscú, las organizaciones juveniles del partido socialista y del partido comunista se fusionan en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Cuando estalla la guerra, los militantes de las JSU ingresan en masa en las llamadas Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas, la organización paramilitar del Partido Comunista, a la que tan pronto veremos en el frente como en la represión ejecutada en la retaguardia. Finalmente, en noviembre de 1936 y bajo la dirección personal de Santiago Carrillo, las JSU rompen con el PSOE y se pasan al Partido Comunista. Las JSU, por tanto, eran una organización dependiente del PCE, enteramente subordinado a su vez a la Komintern y al Partido Comunista de la Unión Soviética, cuyo líder, por si alguien lo ha olvidado, era Stalin. Todas estas cosas son bien sabidas y los propios protagonistas las han contado reiteradas veces. Es asombroso que aún sea preciso recordarlas.

Cuando acabó la guerra civil, en abril de 1939, los principales cuadros del Partido Comunista ya estaban en el extranjero. Primero en Francia, pero París proscribió a los comunistas después del pacto de Stalin con Hitler (agosto de 1939), así que casi todos acabaron en Moscú. Cerca de un millar de personas se instalaron en la capital soviética. Meses antes, en junio, Santiago Carrillo había publicado su célebre carta contra su propio padre, el socialista Wenceslao, de la facción de Besteiro, acusándole de traición.

Los socialistas –decía entre otras cosas Santiago Carrillo- habían dejado en la cárcel a millares de comunistas para que las tropas de Franco los encontraran allí al entrar en Madrid. Eso era verdad. La carta tenía por objeto exculpar al PCE –y sobre todo al propio Santiago- de responsabilidad en la derrota y romper cualquier lazo entre el PCE y el PSOE.

Consiguió su objetivo, aunque a Carrillo le costaría recuperar su posición en la cúpula de un PCE cuyo buró político se reunía en Moscú en un ambiente de tempestad. No era para menos: José Díaz, el ya muy quebrantado secretario general, acusaba de traición a las JSU, es decir, a Carrillo.

El episodio de las “trece rosas” tiene que inscribirse en este contexto. En el verano de 1939, lo que ha quedado del PCE en España es menos que nada: los que no han huido, han sido ejecutados por los socialistas en el golpe de Besteiro y Casado –véase el caso de Barceló- o están presos y esperando juicio o paredón.

El primer intento de reconstrucción del partido en torno a Matilde Landa es frustrado de inmediato por la policía (Matilde fue condenada a muerte, pero una intervención del filósofo García Morente, ya sacerdote, la salvó del paredón). Acto seguido toma su testigo Cazorla, viejo camarada de Carrillo en los días de Paracuellos, pero con la misma rapidez es delatado desde el interior. Son episodios que he documentado abundantemente en “El libro negro de carrillo” (Libros Libres, Madrid, 2010).

En Madrid permanecen, sin embargo, núcleos menores de las JSU, que sienten la necesidad de multiplicar las acciones para eludir esa acusación de traición que la cúpula del Partido formula contra ellos. Ahora bien, esos sectores que aún quedan en la capital son los más vinculados a la represión roja en retaguardia, dirigidos por líderes de tercer o cuarto nivel y prácticamente sin comunicación con la cúpula de la organización, que está en el extranjero. Son tales líderes los que, supuestamente, tramaron el asesinato de Isaac Gabaldón a finales de julio de 1939.

El comandante Isaac Gabaldón, guardia civil, estaba adscrito al Servicio de Información Militar de Gutiérrez Mellado y era encargado del Archivo de Logias, Masonería y Comunismo, es decir, un puesto clave de la represión de posguerra. Fue asesinado en la carretera de Talavera junto a su hija (Pilar, 16 años) y su chófer.

El asesinato fue imputado a los comunistas, o sea, a las JSU. Hubo una redada que desmanteló los últimos restos del partido comunista en Madrid y llevó al tribunal, primero, y al paredón después, a 56 personas, entre ellas las jóvenes que luego la propaganda comunista bautizará como las “trece rosas”.
El mismo día del asesinato, según refiere Piñar Pinedo citando una resolución judicial del 20 de octubre de 1939, apareció en la prisión de Porlier nada menos que Gutiérrez Mellado para excarcelar a uno de los detenidos, el militante comunista Sinesio “el Pionero”, que resultó ser un confidente del SIM. Sólo él se salvó. Y enseguida desapareció para siempre. Todo el episodio del asesinato de Gabaldón y la investigación posterior está lleno de misterios y contradicciones. No es, en todo caso, el objeto de este artículo.

Los 56 detenidos en aquella operación fueron acusados de terrorismo, tanto por el asesinato de Gabaldón como por otras tentativas. Objetivamente, terrorismo era. Después, la mitología de la izquierda española ha convertido a las víctimas, y en particular a las “trece rosas”, en leyenda. La placa que conmemora su muerte dice que “dieron su vida por la libertad y la democracia”. No: dieron su vida –o, más bien, se la quitaron- por la dictadura del proletariado y por la revolución bolchevique, que era en lo que realmente creían.


Quitando de que del artículo que has puesto no hay probado absolutamente nada, la mitad es prácticamente es inventado y sólo fueron condenadas recuerdo por “adhesión a la rebelión” por lo demás todo correcto. Por cierto, telita con esa pagina.
 
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Esta gente valiente me recuerda a los madrileños que salieron valientemente a echar a los franceses que nos estaban invadiendo y como los gobernantes no hacían nada, solo vivir bien acomodándose al nuevo estatus, ahí estaba el pueblo.
Pablo Iglesias, tus engaños ya se han acabado, todas tus trapichearías están saliendo a la luz y das pena, como por tu ambición has traicionado a tantos, hay una justicia, tienes los millones que querías, un chalet de ensueño en una zona de ensueño, pero cada vez que salgas a la calle aun con tantos escoltas, ahí estará el pueblo sencillo, no los oportunistas millonarios de nuevo cuño, recordándote todas tus mentiras, robos y comedias de un mal demagogo y con mucho odio dentro. Algo ganaremos los españoles que cuando no tengas poder y estés en la cárcel si hay justicia, ya no colocarás a ineptas que tengan relación amorosa contigo, en cargos de diputadas o ministras o les pondrás un periódico para tenerlas calladas y contentas, espero que no conquistes a ninguna carcelera o carcelero y te abran las puertas.
¿Así justifica la extrema derecha el acoso continuo en su casa y con niños pequeños durante 3 meses a dos políticos que no han participado en corrupción durante décadas ni han llevado a cabo recortes ni han diezmado la educación ni sanidad públicas ni han desahuciado de su casa a familias enteras?

¿Lo de tener 20 escoltas precisamente por las acampadas que se montan todos los días en su casa no lo relacionais, no?

¿Seguis llamando escrache a lo de esta gente? Vale ¿qué están denunciando exactamente pues? ¿Cuál es el motivo de la protesta? ¿La mala gestión del Gobierno? Pues se les ha roto el GPS porque eso es Galapagar y no la Moncloa

¿Que ha mentido y engañado dices? Oh wow. Lo nunca visto en un político, pero a Iglesias vamos a cortarle la cabeza por mugroso comunista, pintas de sucio, por tener chepa y por llevar coleta.
¡Qué valientes somos!

Dime a qué político se le ha acosado a las puertas de su casa durante más de tres meses todos los días simplemente por despertar antipatía como político sin casi haber realizado gestiones como tal en los últimos 40 años.

Ya te lo digo yo. A ninguno.

Ni a Presidentes que han hecho barbaridades con este país que es lo que deberíamos de hacer siempre.

Pues no. Os cebáis con un mindundi como Iglesias y encima os sentís héroes.

Es que no sabéis el ridículo que hacéis apoyando esto.

Y da igual de qué partido seas, cualquier persona con dos dedos de frente sabe que después de tres meses ya es hora de ir dejando a esa casa y a esos vecinos tranquilos.
 
Esta gente valiente me recuerda a los madrileños que salieron valientemente a echar a los franceses que nos estaban invadiendo y como los gobernantes no hacían nada, solo vivir bien acomodándose al nuevo estatus, ahí estaba el pueblo.
Pablo Iglesias, tus engaños ya se han acabado, todas tus trapichearías están saliendo a la luz y das pena, como por tu ambición has traicionado a tantos, hay una justicia, tienes los millones que querías, un chalet de ensueño en una zona de ensueño, pero cada vez que salgas a la calle aun con tantos escoltas, ahí estará el pueblo sencillo, no los oportunistas millonarios de nuevo cuño, recordándote todas tus mentiras, robos y comedias de un mal demagogo y con mucho odio dentro. Algo ganaremos los españoles que cuando no tengas poder y estés en la cárcel si hay justicia, ya no colocarás a ineptas que tengan relación amorosa contigo, en cargos de diputadas o ministras o les pondrás un periódico para tenerlas calladas y contentas, espero que no conquistes a ninguna carcelera o carcelero y te abran las puertas.
Fíjate que a mi me parecen simples acosadores. Hay gente en este país que el odio ya le hace desvariar
 
IDOLO, estoy de acuerdo contigo en esos ejemplos que has citado, recuerdo ya escribir sobre eso y que tenía libros de Mario Onandía, de Kepa Aulestia no conozco su trayectoria, claro que cualquier joven idealista quiere cambiar el mundo de injusticias, pero no lo cambiará con asesinatos crueles como paso en la segunda república y que Franco tuvo que parar, o como los etarras con sus asesinatos cobardes y secuestros que fueron cuando ya estábamos en democracia, con Franco vivo solo recuerdo el de un policía, las 13 rosas mal llamadas así, murieron por la sentencia puesta antes de terminar la guerra y solo 4 meses después de acabada esta, ejecutaron sentencia, pues ese grupo al que ellas pertenecían acabada la guerra unos días después seguían asesinando, te pongo la historia documentada que ha subido otra forera.




Las 13 Rosas es el nombre con el que se conoce a 13 jóvenes fusiladas el 5 de agosto de 1939 tras ser condenadas por un tribunal por participar en atentados terroristas. Pertenecían, en su mayoría, a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) la rama juvenil del comunismo en España que aspiraba a implantar en nuestro país un régimen como el de la URSS, país desde el que se financiaban y al que había escapado, tras la Guerra Civil, su máximo dirigente: Santiago Carrillo.


Las JSU, a las que pertenecían la mayoría de las 13 rosas, habían tenido una destacada participación en la represión republicana en Madrid durante la Guerra Civil. No en vano, esta organización política controlaba y dirigía directamente cinco checas donde se torturó y asesinó a cientos de personas. Está perfectamente documentado en los papeles del PCE que bajo control de su organización juvenil se encontraban las checas de Mendizabal 24, la de la calle Rimundo Lulio, la de Santa Isabel 46, la del Convento de las Pastoras de Chamartín y la de la calle Granda 4. Además, participaron en la acción represiva de varias otras cárceles de partidos políticos y tuvieron un papel destacado en las sacas cometidas para asesinar a miles de presos sin mediar juicio alguno. Quienes las presentan como garantes de la democracia suelen olvidar, entre otros, este detalle: a ellas se les juzgó, pero ellas participaron en una organización que asesinó sin juicio a miles de personas y que, en el momento de ser detenidas, se había convertido en un grupo terrorista dirigido por José Pena, Severino Rodríguez y Federico Bascuñana.


Las 13 rosas fueron condenadas a muerte, pero no estaba prevista su ejecución hasta que el 29 de julio de 1939 un comando de las JSU asesinó al comandante Isaac Gabaldón, a su hija Pilar de 16 años –hubiera cumplido 17 unos días después- y al chofer que conducía el vehículo, Luis Díaz Madrigal. La acción terrorista decidió a la autoridad judicial a la ejecución de las sentencias de muerte que se encontraban paralizadas.Entre las casi 70 sentencias se encontraban las de las 13 rosas.


Varias de ellas eran destacadas dirigentes y activistas del grupo terrorista en el que se habían convertido las JSU:


Ana López Gallego era la responsable de la rama femenina de las JSU. Recibía órdenes directamente de Manuel González Gutiérrez y había tenido una destacada participación en la organización del atentado frustrado que pretendían realizar durante el Desfile de la Victoria y que tenía como objetivo el asesinato de “la mayor cantidad de público asistente”, como declaró ante el juzgado la propia terrorista. Su cometido era el trasporte del explosivo, para ello se valía de jóvenes militantes de entre 15 y 17 años que por su edad, no levantaban sospechas.


Joaquina López Laffite fue la secretaria general del Comité Provincial de las JSU. Su casa se usaba para celebrar las reuniones de dicho comité y en ella se planificaron varios de los atentados que prepararon desde la organización juvenil comunista. Había organizado una red, en la que participaban varias de las 13 rosas, que preparaba a jóvenes comunistas para que intimaran con falangistas a los que sacaban información para señalar las víctimas de sus atentados.


Carmen Barrero Aguado
era miembro del Comité Nacional de la organización y una de las personas de mayor responsabilidad en la toma de decisiones junto a Pena, Rodríguez y Bascuñana.


Pilar Bueno Ibañez
era la mano derecha de López Laffite en el Comité Provincial y el enlace de ésta con Barrero.


Dionisia Manzanero Salas era la responsable de mantener el contacto entre las diversas ramas del grupo terrorista y rendir cuentas ante Bascuñana, dirigente encargado de los comandos terroristas que perpetraban los atentados.


Ante estos datos sorprende que políticos, partidos y personalidades de diversos ámbitos sigan brindando homenajes a quienes se convirtieron en terroristas tras resultar derrotados en una guerra.


No solamente los actuales dirigentes de las Juventudes Comunistas, desde Podemos a representantes de Ciudadanos no tienen ningún empacho en mostrar su admiración por estas 13 mujeres condenadas a muerte, pero que callan sin ningún rubor ante los miles de asesinatos cometidos por ellas y sus asociados durante la Guerra Civil.


La capacidad de la izquierda para construir leyendas es realmente admirable. El caso de las llamadas “trece rosas” es un perfecto ejemplo. Empezando por la circunstancia de que a esas mujeres fusiladas en 1939 se las considere socialistas cuando, en realidad, eran comunistas. Pero para entender adecuadamente el capítulo, en el que nada es rosa, conviene ponerlo en su contexto.


Cuando acabó la guerra civil, el Partido Socialista Obrero Español estaba literalmente triturado, dividido en al menos cuatro facciones. Hay que recordar que el último acto de la contienda es una batalla intestina en el bando del Frente Popular: a un lado, el Consejo de Defensa de Madrid, liderado por el socialista Besteiro con el coronel Casado y el anarquista Cipriano Mera; al otro, el gobierno del también socialista Negrín, entregado al Partido Comunista y cuyos principales líderes ya habían huido del país.


Aquella batalla no fue cosa menor: hubo cerca de 2.000 muertos. Sobre esta ruptura se añadió inmediatamente otra en el exilio: los socialistas de Indalecio Prieto, por un lado, contra los de Negrín, que a estas alturas ya había sido expulsado del PSOE. Prieto y Negrín no peleaban por razones ideológicas, sino por controlar el tesoro expoliado y expatriado por los jerarcas republicanos para sufragar su exilio. El PSOE nunca se recuperará de estos desgarros, y por eso su trayectoria bajo el franquismo fue tan poco relevante. Pero aun antes había habido otra ruptura, esta de mayores consecuencias: la de las Juventudes Socialistas, que fueron el instrumento de Moscú para fagocitar al PSOE.


Recordemos sumariamente los hechos: desde abril de 1936, con el protagonismo de Santiago Carrillo y por instrucción directa de Moscú, las organizaciones juveniles del partido socialista y del partido comunista se fusionan en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Cuando estalla la guerra, los militantes de las JSU ingresan en masa en las llamadas Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas, la organización paramilitar del Partido Comunista, a la que tan pronto veremos en el frente como en la represión ejecutada en la retaguardia. Finalmente, en noviembre de 1936 y bajo la dirección personal de Santiago Carrillo, las JSU rompen con el PSOE y se pasan al Partido Comunista. Las JSU, por tanto, eran una organización dependiente del PCE, enteramente subordinado a su vez a la Komintern y al Partido Comunista de la Unión Soviética, cuyo líder, por si alguien lo ha olvidado, era Stalin. Todas estas cosas son bien sabidas y los propios protagonistas las han contado reiteradas veces. Es asombroso que aún sea preciso recordarlas.


Cuando acabó la guerra civil, en abril de 1939, los principales cuadros del Partido Comunista ya estaban en el extranjero. Primero en Francia, pero París proscribió a los comunistas después del pacto de Stalin con Hitler (agosto de 1939), así que casi todos acabaron en Moscú. Cerca de un millar de personas se instalaron en la capital soviética. Meses antes, en junio, Santiago Carrillo había publicado su célebre carta contra su propio padre, el socialista Wenceslao, de la facción de Besteiro, acusándole de traición.


Los socialistas –decía entre otras cosas Santiago Carrillo- habían dejado en la cárcel a millares de comunistas para que las tropas de Franco los encontraran allí al entrar en Madrid. Eso era verdad. La carta tenía por objeto exculpar al PCE –y sobre todo al propio Santiago- de responsabilidad en la derrota y romper cualquier lazo entre el PCE y el PSOE.


Consiguió su objetivo, aunque a Carrillo le costaría recuperar su posición en la cúpula de un PCE cuyo buró político se reunía en Moscú en un ambiente de tempestad. No era para menos: José Díaz, el ya muy quebrantado secretario general, acusaba de traición a las JSU, es decir, a Carrillo.


El episodio de las “trece rosas” tiene que inscribirse en este contexto. En el verano de 1939, lo que ha quedado del PCE en España es menos que nada: los que no han huido, han sido ejecutados por los socialistas en el golpe de Besteiro y Casado –véase el caso de Barceló- o están presos y esperando juicio o paredón.


El primer intento de reconstrucción del partido en torno a Matilde Landa es frustrado de inmediato por la policía (Matilde fue condenada a muerte, pero una intervención del filósofo García Morente, ya sacerdote, la salvó del paredón). Acto seguido toma su testigo Cazorla, viejo camarada de Carrillo en los días de Paracuellos, pero con la misma rapidez es delatado desde el interior. Son episodios que he documentado abundantemente en “El libro negro de carrillo” (Libros Libres, Madrid, 2010).


En Madrid permanecen, sin embargo, núcleos menores de las JSU, que sienten la necesidad de multiplicar las acciones para eludir esa acusación de traición que la cúpula del Partido formula contra ellos. Ahora bien, esos sectores que aún quedan en la capital son los más vinculados a la represión roja en retaguardia, dirigidos por líderes de tercer o cuarto nivel y prácticamente sin comunicación con la cúpula de la organización, que está en el extranjero. Son tales líderes los que, supuestamente, tramaron el asesinato de Isaac Gabaldón a finales de julio de 1939.


El comandante Isaac Gabaldón, guardia civil, estaba adscrito al Servicio de Información Militar de Gutiérrez Mellado y era encargado del Archivo de Logias, Masonería y Comunismo, es decir, un puesto clave de la represión de posguerra. Fue asesinado en la carretera de Talavera junto a su hija (Pilar, 16 años) y su chófer.


El asesinato fue imputado a los comunistas, o sea, a las JSU. Hubo una redada que desmanteló los últimos restos del partido comunista en Madrid y llevó al tribunal, primero, y al paredón después, a 56 personas, entre ellas las jóvenes que luego la propaganda comunista bautizará como las “trece rosas”.


El mismo día del asesinato, según refiere Piñar Pinedo citando una resolución judicial del 20 de octubre de 1939, apareció en la prisión de Porlier nada menos que Gutiérrez Mellado para excarcelar a uno de los detenidos, el militante comunista Sinesio “el Pionero”, que resultó ser un confidente del SIM. Sólo él se salvó. Y enseguida desapareció para siempre. Todo el episodio del asesinato de Gabaldón y la investigación posterior está lleno de misterios y contradicciones. No es, en todo caso, el objeto de este artículo.


Los 56 detenidos en aquella operación fueron acusados de terrorismo, tanto por el asesinato de Gabaldón como por otras tentativas. Objetivamente, terrorismo era. Después, la mitología de la izquierda española ha convertido a las víctimas, y en particular a las “trece rosas”, en leyenda. La placa que conmemora su muerte dice que “dieron su vida por la libertad y la democracia”. No: dieron su vida –o, más bien, se la quitaron- por la dictadura del proletariado y por la revolución bolchevique, que era en lo que realmente creían.


Yo puedo pertenecer a un grupo de amigas pero no matar a nadie. Se me juzgará si asesino a alguien y no por ser amiga de....

¿Se ha probado que alguna de las 13 rosas mató o mandó a matar a alguien?

La ideología vuelvo a decir no es punible, aunque resulte repudiable y rechazable, son punibles los actos, los asesinatos, si los llevas a cabo por tener esa ideología.
 
 

 
¿Así justifica la extrema derecha el acoso continuo en su casa y con niños pequeños durante 3 meses a dos políticos que no han participado en corrupción durante décadas ni han llevado a cabo recortes ni han diezmado la educación ni sanidad públicas ni han desahuciado de su casa a familias enteras?

¿Lo de tener 20 escoltas precisamente por las acampadas que se montan todos los días en su casa no lo relacionais, no?

¿Seguis llamando escrache a lo de esta gente? Vale ¿qué están denunciando exactamente pues? ¿Cuál es el motivo de la protesta? ¿La mala gestión del Gobierno? Pues se les ha roto el GPS porque eso es Galapagar y no la Moncloa

¿Que ha mentido y engañado dices? Oh wow. Lo nunca visto en un político, pero a Iglesias vamos a cortarle la cabeza por mugroso comunista, pintas de sucio, por tener chepa y por llevar coleta.
¡Qué valientes somos!

Dime a qué político se le ha acosado a las puertas de su casa durante más de tres meses todos los días simplemente por despertar antipatía como político sin casi haber realizado gestiones como tal en los últimos 40 años.

Ya te lo digo yo. A ninguno.

Ni a Presidentes que han hecho barbaridades con este país que es lo que deberíamos de hacer siempre.

Pues no. Os cebáis con un mindundi como Iglesias y encima os sentís héroes.

Es que no sabéis el ridículo que hacéis apoyando esto.

Y da igual de qué partido seas, cualquier persona con dos dedos de frente sabe que después de tres meses ya es hora de ir dejando a esa casa y a esos vecinos tranquilos.
Él inventó los escraches y lo llamó jarabe democrático. Ajo y agua.
 
Yo puedo pertenecer a un grupo de amigas pero no matar a nadie. Se me juzgará si asesino a alguien y no por ser amiga de....

¿Se ha probado que alguna de las 13 rosas mató o mandó a matar a alguien?

La ideología vuelvo a decir no es punible, aunque resulte repudiable y rechazable, son punibles los actos, los asesinatos, si los llevas a cabo por tener esa ideología.
IDOLO, claro que puedes ser amiga de alguien que pertenezca a una banda armada o de soplones, como seguramente lo fue ese familiar que mencionas, eso es una cosa y otra pertenecer a ella y realizar actos con el fin de asesinar a alguien, para mi es tan culpable o mas el que chiva y sigue a un objetivo dando pistas sin arriesgarse que el asesino que ejecuta la orden.
Yo puedo tener unas ideas y tu otras, pero nunca nunca te he leído desear la muerte de alguien porque opine lo contrario de lo que tu pienses, otra cosa es y ya tienes mérito justificar lo injustificable de Pablo Iglesias.
La ideología no será punible pero me produce rechazo solo de pensar igual a un independentista racista o a una persona que por llevar a cabo sus ideas es capaz de asesinar.
Te copio un pequeño extracto de ese artículo que he copiado y te puse en otra respuesta, donde explica que si, que eran terroristas y dirigentes donde se tomaba parte de los asesinatos y estos sin juicio previos y ellas participaban. Saludos.

" No solamente los actuales dirigentes de las Juventudes Comunistas, desde Podemos a representantes de Ciudadanos no tienen ningún empacho en mostrar su admiración por estas 13 mujeres condenadas a muerte, pero que callan sin ningún rubor ante los miles de asesinatos cometidos por ellas y sus asociados durante la Guerra Civil."
 
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