Relaciones tóxicas, experiencias

No quería que estudiara por si en la universidad conocía a otro con estudios, ya que él los dejó por trabajar porque eso le daba dinero, en lo único que pensaba: dinero y estatus social. En mis tiempos de estudiante él mismo provocaba el drama, a ver si así tiraba la toalla. Era un enfermo de la imagen, de ahí su empeño en construirse él la imagen de don perfecto.

No quería que viajara, por si en un viaje conocía a alguien. Ni siquiera quería viajar conmigo. Quería aburrirme y convertirme en una ama de casa aburrida y con hijos antes de mis 25 años, trampas y tejemanejes para ser yo la mujer en casa con pata quebrada y así no tener escapatoria.

Acomplejado, le acomplejaba su procedencia de barrio obrero, pues como casi todos los españoles, maldito gilipollas, él quería pertenecer a la alta sociedad, los ricos eran mejores personas, daba igual como hubiesen hecho su fortuna. El dinero era mejor y lo único.

Celoso compulsivo, eso sí, en cuanto una moza de buen ver pasaba por delante la miraba descaradamente y me lo hacía saber, ¡le encantaba putearme con la idea de ponerme celosa!. La imagen de golfas de discoteca era algo que le enloquecía, porque las golfas de disco entonces, triunfaban, y todo lo que apestara a triunfo le volvía loco. Si ibas acompañado de una golfa de disco te mirarían con admiración, era lo que él pensaba. Solamente me "guardaba" bien cuando algún amigo suyo le decía "te voy a quitar a la novia", entonces no veais cómo se ponía, ahí me demostraba que no quería ni soltarme, no sea que le dejara por otros.
Vivía constantemente con la idea de que yo le podía dejar por otros, como le hablara de algún compañero de trabajo se volvía paranoide. Así que si me tocaba la moral mentaba a Fulano del trabajo, entonces se iba al trabajo a ver de quién se trataba. Uy como hubiera uno guapo, le mataba.
Le gusté a uno en concreto que me lo hizo saber, y se lo conté, esa vez mi intención no era putearle y hablo en serio, dejé mi mala leche a un lado para decirle que me estaba planteando cambiar el turno porque me resultaba incómodo trabajar con ese chico que se me declaró. Se le llevaban los demonios, ahí me di cuenta del peligro de los celos, pero él me los provocaba a mi.

Dinero, estatus, imagen, celos, un farsante, un mentiroso. En mi vida había tenido yo una mente más negativa hacia la gente, sacaba lo peor de mi, yo no era así. Tengo mala leche pero el nivel de aquella época no era ni mi naturaleza; es acordarme de cómo era yo estando con él y me pongo mala, yo no era así de paranoica, ni de vengativa ni incluso albergar la cantidad de odio que pude albergar estando con ese tío. No quiero ni acordarme ni de experiencias del pasado estando con él porque se me viene a la cabeza una etapa de destrucción, odio a raudales, negatividad, deseos horribles, oscuridad y maldad. Sacó mi maldad, una maldad que ni yo conocía, ¡horrible!, no quería ser así porque esa no era yo, ni con mi furia interna actual (mi naturaleza de mala leche andante pero nada peligrosa) de la que se caga en todo lo que se menea. Horroroso y desagradable. Yo no era así no era yo; yo me río por todo, canto y bailo y soy alegre por naturaleza. Mató mi alegría.

Qué duro es decir que la peor época de mi vida la pasé al lado de alguien que entonces era mi novio, primer novio formal. Y a cualquiera le iba a decir yo la maldad que tenía ese desgraciado, "¡con lo buen chico que es!", nadie iba a creerme, ni siquiera nadie de mi familia, tenía su falso personaje bien definido y ensayado, pero a mi no me la daba. Y una capacidad increíble para poner a la gente en mi contra y salir el airoso y llevarse a aquellos que eran mis "contrarios" a su terreno. Qué manipulador. ¿A quién le iba a decir yo nada sobre él si no me iban a creer?.

La vida y sus giros de guión: le pillé con una golfa de discoteca, me llevaría poniendo loa cuernos con ella meses, no quiero ya ni pensarlo. Le jodí sus planes de decirle a su familia que era yo la que le había dejado, porque así quedaba yo como la mala, la infiel y él como el pobrecito al que dejan. Por eso buscaba el drama y me ignoraba, para ver si yo me cansaba de sus tonterías y era yo la que le dejaba. Que te lo has creído tú, qué poco me conoces y qué poco te conocen los demás, pero ahora te van a conocer de verdad, por mi chichi moreno que te hundo, desgraciado.
En cuanto le trinqué le mandé a tomar por culo, estaba tan ensimismado en su nueva relación que ni sospechaba que yo llamé a sus padres para darle la noticia de que estaba con otra, y lo tuvo que admitir delante de ellos, que le había dejado por pillarle con una zorra de mucho cuidado con la que sepa Dios llevaba viéndose en secreto a mis espaldas. Se lo conté a todo el mundo, ya no podía fingir más que era perfecto: le habían pillado con otra y de qué manera, se descubrió como era y la infidelidad es lo de menos: se descubrió cómo era él realmente, me bastaba con eso. Y con testigos, ojo, que la pillada fue semipública y hasta escandalosa, se montó una brutal, comidilla pública, pero por mi chichi flamenco que yo se la liaba a ese hijo de put* aunque de mi y de mis cuernos estuvieran hablando meses en mi entorno.
La que se lió en su casa fue épica, su familia perpleja, en mi entorno todos perplejos, no era posible "es tan buen chico". Pues ahi le tenéis, que no era tan bueno y si yo decía algo sabía que no me creería nadie. Nunca me importó ser la habladuría de los demás: "ahí le tenéis al buen chico"; llevaba un tiempo espiándole y esperando la jugada. Jajajaja qué poco me conocía pero qué bien le conocía yo a él.

Siguió con esa golfa un tiempo más, hasta que con ésta se terminó buscando su propia ruina personal o algo así me dijeron, por mi parte como si se casaban y comían perdices, ya no me importaba, lo que más le importaba, su p**a imagen social, ya estaba en entredicho y había quedado como un gilipollas públicamente, ya todo el mundo sabía sus planes maquiavélicos, lo que tenía en mente y lo que pretendía conmigo; se dieron cuenta sus propios padres, que es lo peor, darte cuenta que tu hijo es un cabrón y un completo bicho.
Le llamé de todo en su cara, y aguantó cerca de una hora de chaparrón sin pestañear, porque quería, al menos por última vez, decirle a ese bastardo lo que pensaba de él y el desperdicio de haber malgastado años de mi vida a su lado, y tal cual se lo dije. No me rebatió nada, ni me reprochó, aguantó sin decir una palabra. Creo que ahí ya se sio cuenta de que iba en serio la cosa y que de tonta no tenía un pelo y que la había jodido pero bien, para él, claro, que yo me estaba liberando de una buena, para el empezaba lo malo ahora. Fue la última vez que le vi.
Mientras tanto en el tiempo, me contactaba para a ver si yo todavía podría verle alguna vez. Todavía tenia esa esperanza, encima tonto sin remedio. Jamás retomé el contacto con semejante hijo de put* y me dije a mi misma que si hacía algo así no me lo perdonaría en la vida.

Volví a sonreír, me enamoré (o creí estar enamorada) de un chico nuevo que apareció en mi vida como si me acabara de caer un rayo encima. Y vinieron algunos pretendientes más, algún chico nuevo, ya ni me acordaba de aquel desgraciado. Y salía más, fiestas, risas, viajes, amores. Lo que perdí lo recuperé. Aquel sólo fue un recuerdo triste, yo era tremenda antes de conocerle, ¿cómo pude caer así?; mi vida en ese tiempo es como ese hueco del que no te quieres ni acordar, cojo mi vida entera y como si fuera una línea en el tiempo desde que trazo el punto A hasta el punto X hay un bache en medio que se pierde en algún lugar y eso era esa relación: un lapsus que si se perdiera en mi memoria ni me importaría.

Y lo mejor es que volví a sonreír, ¡si yo siempre me estoy descojonando por favor!, pero esta vez me reía de verdad, sin negatividad, alegría, paz. Dios mío, hacía años que no sabía lo que era la paz mental.
En aquellos años no tenía ni un duro, ni casa propia, hasta llegué a quedarme en el paro, pero joder Dios mío yo era FELIZ.

Años más tarde, pensando en todo esto me dije "¿habré sido yo una de ellas?". No podía ser, no podía atreverme siquiera a compararme con esas pobres mujeres a las que han maltratado de verdad, las han pegado y las han matado, han sufrido de verdad. Me negaba, "no digas tonterías Beltane, que a las pobres las han llegado a asesinar"; yo di con un gilipollas hijo de put* y me pilló que era joven y pava. Estaba exagerando, pobrecitas, que a algunas las matan.
Hasta que un día, el menos pensado, alguien que sabe mucho y me quiere mucho me dijo: "sí, lo has sido, te va a costar asumirlo, pero has sido psicológicamente maltratada".
Yo tenía esa idea del maltratador, del bruto que es incluso cateto que pega a su mujer o incluso la mata, esa era la imagen que tenía yo. Ignoraba que existen otras formas de maltrato, muy sibilinas, terroríficas, no hacen falta palizas ni amenazas de muerte, pero te matan de otra forma, con todos mis respetos y mi cariño hacia aquellas mujeres que han sufrido el horror de los "verdaderos" malos tratos, entre comillas lo pongo para resaltar esos brutales que te ponen al borde la muerte física y psicológica y te joden la vida o directamente te matan.
Yo era joven y alelada, y él con más recorrido que yo, "por eso te destrozaba psicológicamente, por ser joven y alelada, de ti abusaba y no te estabas dando ni cuenta. De eso se valía, y a ti lo que te hacía, pues sí, eso era lo que te hacía". Eso me dijeron.
Es horrible, despertar un día y tener que darme cuenta que la persona a la que pensaba que quería, psicológicamente me maltrataba.

Yo no tengo ahora gran cosa, sólo se que gracias a Dios soy feliz.
 
No quería que estudiara por si en la universidad conocía a otro con estudios, ya que él los dejó por trabajar porque eso le daba dinero, en lo único que pensaba: dinero y estatus social. En mis tiempos de estudiante él mismo provocaba el drama, a ver si así tiraba la toalla. Era un enfermo de la imagen, de ahí su empeño en construirse él la imagen de don perfecto.

No quería que viajara, por si en un viaje conocía a alguien. Ni siquiera quería viajar conmigo. Quería aburrirme y convertirme en una ama de casa aburrida y con hijos antes de mis 25 años, trampas y tejemanejes para ser yo la mujer en casa con pata quebrada y así no tener escapatoria.

Acomplejado, le acomplejaba su procedencia de barrio obrero, pues como casi todos los españoles, maldito gilipollas, él quería pertenecer a la alta sociedad, los ricos eran mejores personas, daba igual como hubiesen hecho su fortuna. El dinero era mejor y lo único.

Celoso compulsivo, eso sí, en cuanto una moza de buen ver pasaba por delante la miraba descaradamente y me lo hacía saber, ¡le encantaba putearme con la idea de ponerme celosa!. La imagen de golfas de discoteca era algo que le enloquecía, porque las golfas de disco entonces, triunfaban, y todo lo que apestara a triunfo le volvía loco. Si ibas acompañado de una golfa de disco te mirarían con admiración, era lo que él pensaba. Solamente me "guardaba" bien cuando algún amigo suyo le decía "te voy a quitar a la novia", entonces no veais cómo se ponía, ahí me demostraba que no quería ni soltarme, no sea que le dejara por otros.
Vivía constantemente con la idea de que yo le podía dejar por otros, como le hablara de algún compañero de trabajo se volvía paranoide. Así que si me tocaba la moral mentaba a Fulano del trabajo, entonces se iba al trabajo a ver de quién se trataba. Uy como hubiera uno guapo, le mataba.
Le gusté a uno en concreto que me lo hizo saber, y se lo conté, esa vez mi intención no era putearle y hablo en serio, dejé mi mala leche a un lado para decirle que me estaba planteando cambiar el turno porque me resultaba incómodo trabajar con ese chico que se me declaró. Se le llevaban los demonios, ahí me di cuenta del peligro de los celos, pero él me los provocaba a mi.

Dinero, estatus, imagen, celos, un farsante, un mentiroso. En mi vida había tenido yo una mente más negativa hacia la gente, sacaba lo peor de mi, yo no era así. Tengo mala leche pero el nivel de aquella época no era ni mi naturaleza; es acordarme de cómo era yo estando con él y me pongo mala, yo no era así de paranoica, ni de vengativa ni incluso albergar la cantidad de odio que pude albergar estando con ese tío. No quiero ni acordarme ni de experiencias del pasado estando con él porque se me viene a la cabeza una etapa de destrucción, odio a raudales, negatividad, deseos horribles, oscuridad y maldad. Sacó mi maldad, una maldad que ni yo conocía, ¡horrible!, no quería ser así porque esa no era yo, ni con mi furia interna actual (mi naturaleza de mala leche andante pero nada peligrosa) de la que se caga en todo lo que se menea. Horroroso y desagradable. Yo no era así no era yo; yo me río por todo, canto y bailo y soy alegre por naturaleza. Mató mi alegría.

Qué duro es decir que la peor época de mi vida la pasé al lado de alguien que entonces era mi novio, primer novio formal. Y a cualquiera le iba a decir yo la maldad que tenía ese desgraciado, "¡con lo buen chico que es!", nadie iba a creerme, ni siquiera nadie de mi familia, tenía su falso personaje bien definido y ensayado, pero a mi no me la daba. Y una capacidad increíble para poner a la gente en mi contra y salir el airoso y llevarse a aquellos que eran mis "contrarios" a su terreno. Qué manipulador. ¿A quién le iba a decir yo nada sobre él si no me iban a creer?.

La vida y sus giros de guión: le pillé con una golfa de discoteca, me llevaría poniendo loa cuernos con ella meses, no quiero ya ni pensarlo. Le jodí sus planes de decirle a su familia que era yo la que le había dejado, porque así quedaba yo como la mala, la infiel y él como el pobrecito al que dejan. Por eso buscaba el drama y me ignoraba, para ver si yo me cansaba de sus tonterías y era yo la que le dejaba. Que te lo has creído tú, qué poco me conoces y qué poco te conocen los demás, pero ahora te van a conocer de verdad, por mi chichi moreno que te hundo, desgraciado.
En cuanto le trinqué le mandé a tomar por culo, estaba tan ensimismado en su nueva relación que ni sospechaba que yo llamé a sus padres para darle la noticia de que estaba con otra, y lo tuvo que admitir delante de ellos, que le había dejado por pillarle con una zorra de mucho cuidado con la que sepa Dios llevaba viéndose en secreto a mis espaldas. Se lo conté a todo el mundo, ya no podía fingir más que era perfecto: le habían pillado con otra y de qué manera, se descubrió como era y la infidelidad es lo de menos: se descubrió cómo era él realmente, me bastaba con eso. Y con testigos, ojo, que la pillada fue semipública y hasta escandalosa, se montó una brutal, comidilla pública, pero por mi chichi flamenco que yo se la liaba a ese hijo de p*ta aunque de mi y de mis cuernos estuvieran hablando meses en mi entorno.
La que se lió en su casa fue épica, su familia perpleja, en mi entorno todos perplejos, no era posible "es tan buen chico". Pues ahi le tenéis, que no era tan bueno y si yo decía algo sabía que no me creería nadie. Nunca me importó ser la habladuría de los demás: "ahí le tenéis al buen chico"; llevaba un tiempo espiándole y esperando la jugada. Jajajaja qué poco me conocía pero qué bien le conocía yo a él.

Siguió con esa golfa un tiempo más, hasta que con ésta se terminó buscando su propia ruina personal o algo así me dijeron, por mi parte como si se casaban y comían perdices, ya no me importaba, lo que más le importaba, su p**a imagen social, ya estaba en entredicho y había quedado como un gilipollas públicamente, ya todo el mundo sabía sus planes maquiavélicos, lo que tenía en mente y lo que pretendía conmigo; se dieron cuenta sus propios padres, que es lo peor, darte cuenta que tu hijo es un cabrón y un completo bicho.
Le llamé de todo en su cara, y aguantó cerca de una hora de chaparrón sin pestañear, porque quería, al menos por última vez, decirle a ese bastardo lo que pensaba de él y el desperdicio de haber malgastado años de mi vida a su lado, y tal cual se lo dije. No me rebatió nada, ni me reprochó, aguantó sin decir una palabra. Creo que ahí ya se sio cuenta de que iba en serio la cosa y que de tonta no tenía un pelo y que la había jodido pero bien, para él, claro, que yo me estaba liberando de una buena, para el empezaba lo malo ahora. Fue la última vez que le vi.
Mientras tanto en el tiempo, me contactaba para a ver si yo todavía podría verle alguna vez. Todavía tenia esa esperanza, encima tonto sin remedio. Jamás retomé el contacto con semejante hijo de p*ta y me dije a mi misma que si hacía algo así no me lo perdonaría en la vida.

Volví a sonreír, me enamoré (o creí estar enamorada) de un chico nuevo que apareció en mi vida como si me acabara de caer un rayo encima. Y vinieron algunos pretendientes más, algún chico nuevo, ya ni me acordaba de aquel desgraciado. Y salía más, fiestas, risas, viajes, amores. Lo que perdí lo recuperé. Aquel sólo fue un recuerdo triste, yo era tremenda antes de conocerle, ¿cómo pude caer así?; mi vida en ese tiempo es como ese hueco del que no te quieres ni acordar, cojo mi vida entera y como si fuera una línea en el tiempo desde que trazo el punto A hasta el punto X hay un bache en medio que se pierde en algún lugar y eso era esa relación: un lapsus que si se perdiera en mi memoria ni me importaría.

Y lo mejor es que volví a sonreír, ¡si yo siempre me estoy descojonando por favor!, pero esta vez me reía de verdad, sin negatividad, alegría, paz. Dios mío, hacía años que no sabía lo que era la paz mental.
En aquellos años no tenía ni un duro, ni casa propia, hasta llegué a quedarme en el paro, pero joder Dios mío yo era FELIZ.

Años más tarde, pensando en todo esto me dije "¿habré sido yo una de ellas?". No podía ser, no podía atreverme siquiera a compararme con esas pobres mujeres a las que han maltratado de verdad, las han pegado y las han matado, han sufrido de verdad. Me negaba, "no digas tonterías Beltane, que a las pobres las han llegado a asesinar"; yo di con un gilipollas hijo de p*ta y me pilló que era joven y pava. Estaba exagerando, pobrecitas, que a algunas las matan.
Hasta que un día, el menos pensado, alguien que sabe mucho y me quiere mucho me dijo: "sí, lo has sido, te va a costar asumirlo, pero has sido psicológicamente maltratada".
Yo tenía esa idea del maltratador, del bruto que es incluso cateto que pega a su mujer o incluso la mata, esa era la imagen que tenía yo. Ignoraba que existen otras formas de maltrato, muy sibilinas, terroríficas, no hacen falta palizas ni amenazas de muerte, pero te matan de otra forma, con todos mis respetos y mi cariño hacia aquellas mujeres que han sufrido el horror de los "verdaderos" malos tratos, entre comillas lo pongo para resaltar esos brutales que te ponen al borde la muerte física y psicológica y te joden la vida o directamente te matan.
Yo era joven y alelada, y él con más recorrido que yo, "por eso te destrozaba psicológicamente, por ser joven y alelada, de ti abusaba y no te estabas dando ni cuenta. De eso se valía, y a ti lo que te hacía, pues sí, eso era lo que te hacía". Eso me dijeron.
Es horrible, despertar un día y tener que darme cuenta que la persona a la que pensaba que quería, psicológicamente me maltrataba.

Yo no tengo ahora gran cosa, sólo se que gracias a Dios soy feliz.

*******LEER MAÑANA*********
 
¿Y las supuestas amistades tóxicas, ésas que te chantajeaban emocionalmente si no hacías lo que ellas querían y te doblegabas ante sus órdenes?. Las he padecido.
Yo también, es "o conmigo todo o sin mí para siempre" al final ganaban el que después de sacarme "el pringue" buscaban excusa banal y desaparecían...
 
Me he acordado de la historia de una amiga, que había estudiado una carrera pero el novio consideraba que no era suficientemente buena para trabajar de eso, así que le hizo un CV y lo envió a supermercados de la zona. Mi amiga lo descubrió cuando le llamaron de uno para hacer una entrevista como cajera y se lo contó al novio flipando. Lo peor es que éste encima se enfadó de que no le agradeciera que le había buscado trabajo.
 
Primas, me da miedo leer la cantidad de rasgos comunes que tienen nuestros ex tóxicos. Os hablaré del mío, llamémosle Carlos. Viene tocho, así que lo dividiré en varias publicaciones para facilitar la lectura.

Carlos era amigo de un guaperillas por el que perdí la cabeza y que pasaba de mí como de la m., se liaba conmigo en plan relación sin compromiso y yo, cegada, quería más y él no me lo daba. Carlos, viendo el percal, aprovechó la situación para tirarme la caña durante meses (yo no quería saber nada de él, no me gustaba). A la enésima vez que el guaperillas me la volvió a liar, vino a hacerme de paño de lágrimas y me dijo que por qué seguía sufriendo por un capullo, que por qué no le daba una oportunidad a él, que era un buen chico y que me valoraría y me trataría mejor que el capullo de su amigo. Nota mental, primas, cuando un hombre se autodefina como "buen chico", HUID por piernas.
A mí Carlos me seguía sin gustar, pero sus palabras me calaron y me dije a mí misma que talvez tenía razón, que tenía que dejar de fijarme en capullos guaperas y dar más valor a la personalidad y a la manera de tratarme. Le dije que lo intentaría, pero que me diese tiempo.
Lo bordó, fue despacito y con paciencia, y al final un día, después de una cita nos besamos y pensé que por fin la vida me empezaba a sonreír. El primer mes y medio fue muy bonito: cenas, flores, detalles, etc., se lo contaba a mis amigas y me decían que qué envidia, que hombres así quedaban pocos, etc. Yo seguía sin estar enamorada de él pero me sentía muy a gusto y confiaba en que con el tiempo llegaría el amor.

A los dos meses lo de salir a cenar y a hacer cosas se había acabado y nos pasábamos más tiempo en su casa que otra cosa. Como ya era invierno y yo suelo ser bastante casera no me importaba, veíamos películas y pasábamos el día en el sofá acurrucaditos. Pero un día me invitaron unos amigos a una comida y le dije que si quería venirse y se los presentaba. Me dijo que aún no, que aún era pronto y no se sentía preparado para conocer a mis amigos. cuando le dije que entonces yo iría sola a la comida, parece que no le sentó bien. Me dijo que si iba a pasar mitad del fin de semana con otra gente en vez de con él, que nos veíamos ya poco de por sí (por razones de trabajo solo nos veíamos los fines de semana). Me hizo sentir tan culpable que al final fui a la comida y nada más tomarme el postre volví para estar con él. Las siguientes semanas dejé de verme con nadie en los fines de semana pues él me exigía el 100% del tiempo, desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la noche. Empecé a agobiarme porque echaba de menos mi vida social, y cuando le eché en cara que no quisiera nunca hacer otras cosas fuera de casa o quedar con mis amigos empezó a contarme que él tenía ansiedad social y que lo pasaba muy mal al conocer gente nueva, y que tampoco ganaba lo suficiente para llevarme a cenar todas las noches, medio echándome en cara que en el primer mes de noviazgo conmigo había tenido que tirar de sus ahorros para poder invitarme a los sitios a los que me había llevado. ¿Sabéis lo gracioso de todo? Que en nuestras primeras citas yo insistí mucho en pagar a medias y fue él el que se negó, pagando todo en plan "yo soy un caballero y no dejo que las damas paguen". Tuvimos varias discusiones porque yo quería también ver a sus amigos y él me acusaba de que yo no quería pasar tiempo con él (que en el fondo era cierto, solo que era incapaz de reconocerlo en ese momento).
 
Otro problema que tenía con Carlos era lo muchísimo que le gustaba hacerse la víctima. Sus ex eran todas malas y unas z*rras que le habían dejado y le habían hecho daño (primera bandera roja, según todas sus ex eran unas z*rras). Las mujeres éramos todas unas brujas masoquistas que pasábamos de los chicos buenos como él para perder la cabeza por tipos malos como su colega el guaperas por el que yo me había pirrado antes de empezar con él. LE encantaba echarme este dato en cara, como para avergonzarme de haberme fijado en alguien que no me convenía teniendo a alguien mejor (o sea, él) que sí quería algo conmigo. Me resulta increíble que en ese momento no me diese cuenta de los misógino que era este tío, porque lo era y mucho. Tenía una amargura y un rencor hacia las mujeres flipante.

Carlos era una de las personas más acomplejadas y resentidas que he conocido en mi vida. Sentía envidia de muchos de sus amigos: de Fulanito por el coche que tenía, de Menganito por el dinero que ganaba cuando todos sabían que Menganito siempre había sido tonto perdido, de Zutanito porque todas las mujeres perdían la cabeza por él, etc. Tampoco se cortaba en envidiarme a mí, le sentaba fatal que yo tuviese más estudios que él y se volvió loco tratando de averiguar cuánto ganaba yo, porque nunca se lo quise decir. Haciendo sus pesquisas en LinkedIn y en ofertas de trabajo de mi empresa de entonces, hizo un cálculo aproximado bastante acertado y casi enloqueció cuando descubrió que yo ganaba sobre unos 200€ más que él al mes. Ahí fue cuando comenzó a machacarme más psicológicamente y a echarme en cara sus propias carencias. Me llamaba "empollona" y "ejecutiva de alto nivel" supuestamente en broma y de manera cariñosa, pero a mí me hacía sentir mal cada vez que lo hacía, sin saber por qué exactamente, así que le pedí que no lo hiciera más, que me hacía sentir incómoda. Criticaba todos mis gustos: los grupos de música que escuchaba, mis programas de TV predilectos, las páginas que seguía en Facebook. Estando con él dejé de entrar en Facebook durante una buena temporada, porque parecía que estaba vigilando todos los likes que daba, los comentarios que hacía y todo lo que publicaba para luego chotearse de mí, aunque fuera un meme gracioso, si a mí me hacía gracia para él era un meme estúpido.

Su peor reacción fue el día que le dije que me habían ascendido en el trabajo (y por lo tanto de sueldo) y que tendríamos que ir a cenar ese fin de semana para celebrarlo. Ese día leyó el WhatsApp que le envié sobre las 11 de la mañana y no me dijo nada hasta las 12 de la noche, cuando él era de los que te enviaban WhatsApps todo el rato y se cabreaba si no le contestabas al momento. Por supuesto no me felicitó, solo me dijo que vale, que a dónde iríamos a cenar. Ahí ya empecé a ser consciente de la clase de persona con la que estaba. Además se volvió un tacaño de lo peorcito, ya nunca más volvió a invitarme a nada, últimamente lo pagaba yo casi todo, hasta que me harté un día que me dijo "Bueno, invita tú, que para eso ganas XXXX€ al mes". Esa fue la última vez que pagué nada, y al llegar a casa la tuvimos muy gorda.
 
Al poco tiempo comenzó una muy mala época en mi trabajo para mí, por intrigas de una compañera a quien mi ascenso le había sentado muy mal, y eso junto con mi situación con Carlos acabó conmigo entrando en una especie de depresión. Perdí la ilusión por todo, la vida me parecía gris e insulsa. Cuando vi que la cosa podría ir a peor, decidí ir al psicólogo. Por supuesto Carlos estaba muy en contra, diciendo que los psicólogos eran unos sacacuartos, que lo primero que harían sería drogarme para tenerme atontada como una yonqui, y que la psicología era una pseudociencia y que no servía para nada. Afortunadamente no le hice caso y fui. Cada vez que venía de una sesión, él me preguntaba obsesivamente que qué tal, que de qué habíamos hablado, que si le había hablado a la psicóloga de él y que qué habíamos hablado. Estaba obsesionado con que yo iba al psicólogo a hablar de él y que al final me conseguirían convencer de que le dejara. En cierto modo así fue, en poco tiempo la psicóloga me hizo ver que estaba en una relación tóxica que me estaba destrozando emocionalmente , y que estaba en mis manos tomar una decisión u otra para mejor.

Un día, falleció un pariente de Carlos en otra provincia y él se tuvo que ir fuera una semana, finde incluido. Me di cuenta que esa semana sin verle me había sentido mejor que las anteriores y que estaba temiendo su regreso. En ese momento me dije que lo tenía que dejar. Cuando volvió le dije que por mi bien y el suyo lo teníamos que dejar y él no lo quería admitir, me decía "Es esa psicóloga de mierda que te ha dicho que me dejes, ¿a que sí? Es que lo sabía, son todos unos hdp" Y por más que le decía que mi psicóloga no tenía nada que ver, no me escuchaba. La primera semana no paraba de escribirme a cada rato, unas veces pidiendo disculpas y haciéndose la víctima, otra haciéndose el chulito y preguntándome si ya se me había pasado la tontería. Le dije que por favor me dejara de escribir, o si no me vería obligada a bloquearle. Me dejó tranquila unas dos semanas, luego volvió a escribirme para preguntarme si había recapacitado, le dije que la decisión era ya irreversible y empezó otra vez a tratar de manipularme, así que le dije que adiós y le bloqueé de WhatsApp, del teléfono y de todas mis redes sociales.
 
Me he acordado de la historia de una amiga, que había estudiado una carrera pero el novio consideraba que no era suficientemente buena para trabajar de eso, así que le hizo un CV y lo envió a supermercados de la zona. Mi amiga lo descubrió cuando le llamaron de uno para hacer una entrevista como cajera y se lo contó al novio flipando. Lo peor es que éste encima se enfadó de que no le agradeciera que le había buscado trabajo.



Ostras, que me se un caso parecido, a ver si vamos a estar hablando de la misma persona.

Una amiga mía tenía buenos estudios pero no encontraba trabajo de lo suyo, ya estudiando esa cosa el novio no la apoyaba, y me da a mi que la familia de él, el padre específicamente, tampoco pero no lo decía a la cara, sino que eran comentarios que hacían entre ellos. Mi amiga estaba echando CVs como una loca y no sé a cuántas entrevistas pudo ir, pero no la cogían. Le dice un día el novio que su padre la ha recomendado a un trabajo, sin el permiso de mi amiga claro, que empezaría el siguiente lunes; mi amiga, al verse sin curro y enterándose de que no hay convocatorias de lo suyo hasta unos meses más tarde, acepta la proposición de empleo pero mosqueada, porque la habían vendido sin consultarla primero. La táctica del suegro fue poniéndola por las nubes y apañada y mi amiga ni había cotizado ni había empezado a trabajar, nunca lo había hecho, éramos todavía unas veinteañeras.
Duró dos meses incluso creo que menos en ese trabajo, le hacían acoso, pero como era la empresa del amigo de la familia de su novio, si decía algo, no la creerían, de hecho dejó caer un comentario y no te creas que la hicieron mucho caso. Así que se lo dijo a su familia y se puso a buscar un trabajo sin decir ni pío, no se lo dijo ni a su novio. Empezó a principios de enero y recuerdo que para San Valentín de aquel año ya estaba haciendo otras entrevistas, le salió finalmente otro trabajo y dejó plantada esa empresa.

Pues duró bastante tiempo en ese trabajo, pero siempre estuvo mosca porque ella notaba que el novio y el suegro estaban deseando que fracasara. La empresa por no se qué movida tuvo un problema y la tienen que echar, lo primerito que hizo el novio de mi amiga fue echar CV en supermercados, en supermercados que él conocía y donde vivía él, ojo, o en supers donde trabajaba gente que él conocía. Esto fue lo que le hizo sospechar de que el novio tenía ese afán de tenerla controlada trabajando en sitios cercanos a él o a su gente, que fue algo que hizo el suegro con el anterior trabajo, como reteniéndola o algo así, una tara con no dejarla ser independiente importante. Una obsesión con tenerla atada que daba miedo, creo que la tenían ya fichada como a la futura madre de los hijos de su novio y su forma de que no hubiera escapatoria era tenerla cerca hasta en el trabajo, bueno, fue meterla en aquel primer trabajo recomendada y el tema de comprarse casa salió inmediatamente: había que retenerla a toda costa.
 
¿Y las supuestas amistades tóxicas, ésas que te chantajeaban emocionalmente si no hacías lo que ellas querían y te doblegabas ante sus órdenes?. Las he padecido.
:hilarious: Me acuerdo que en el instituto teníamos una amiga que nos manipulaba para que le comprasemos regalos y no entendiamos por qué, si supuestamente ella era rica, tenía un padre millonario en el Caribe y un casoplón brutal del que presumía en Tuenti con fotos sacadas de internet que tenían marca de agua y todo. Madre mia que put* personaja, me pregunto que habrá sido de ella, con esa personalidad tan trepa y mentirosa, la he buscado en facebook pero ni rastro, pobre del que le toque esta bicha al lado.
 
Y nada, después de esta experiencia horrible le cogí una fobia horrible a la idea de estar en pareja con alguien y me tiré casi tres años de celibato voluntario, no estuve con ningún otro chico en todo ese tiempo y no lo echaba de menos para nada. Hice mi terapia, me cambié a otro trabajo, regresé a mi ciudad natal, me leí unos cuantos libros de autoayuda e hice mucha introspección, me centré en mí y en cuidar mi salud mental, y cuando me vi preparada y lista para conocer a alguien, me hice Tinder por probar y ahí conocí a mi pareja actual, pero esa es otra historia diferente.
 

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