Plácido Domingo. Acusado por 9 mujeres.

Es que una cosa es que llegue una filtración y que tengas muchos datos claves y otra que se presente cualquiera a decir cualquier cosa.
Básicamente lo que El País propone es una cacería de brujas, le dices que 14 tías acusaron a Boris Izaguirre de acoso sexual y son capaces de publicarlo, hace mucho tiempo que han perdido el norte, ya no son ese "The Times" español que solía ser.

El país y mucho público en general...
 
Recuerdo hace unos años a una mujer que de niña, allá por finales de los 70, había sido gimnasta olímpica, (fueron unos años bastante buenos para este deporte en España porque había gimnastas de muy buen nivel). El caso es que esta mujer estaba denunciado que padecío abusos de su entrenador cuando tenía como 13 o 14 años durante creo que más de un año. Fíjaos la situación, habían pasado más de 40 años, además, y esto es muy personal, la mujer estaba muy nerviosa en TV, yo en un primer momento no me la creí.
Lo que pasa es que luego hablaron otras personas, ayudantes, otras entrenadoras, gente que conocía el mundillo, y confirmaron que a este señor ya lo habían movido de una ciudad a otra porque se rumoreaba lo mismo, que abusaba de las niñas.
 
Última edición:
Recuerdo hace unos años a una mujer que de niña, allá por finales de los 70, había sido gimnasta olímpica, (fueron unos años bastante buenos para este deporte en España porque había gimnastas de muy buen nivel). El caso es que esta mujer estaba había denunciado que padecío abusos de su entrenador cuando tenía como 13 o 14 años durante creo que más de un año. Fíjaros la situación, habían pasado más de 40 años, además, y esto es muy personal, la mujer estaba muy nerviosa en TV, yo en un primer momento no me la creí.
Lo que pasa es que luego hablaron otras personas, ayudantes, otras entrenadoras, gente que conocía el mundillo, y confirmaron que a este señor ya lo habían movido de una ciudad a otra porque se rumoreaba lo mismo, que abusaba de las niñas.

Y fueron saliendo datos, y otros relatos, la mujer del principio que explicó que todo acabó porque sus padres se dieron cuenta de que algo le pasaba y les contó lo que le ocurría, y que su padre tuvo una bronca con el entrenador, lo denunció en la federación... y no pasó nada...

Yo empecé no creyendo a la mujer, fueron los testigos imparciales los que me convencieron.

Pues aquí me ha pasado lo mismo, un montón de gente atestigua que lo que esas mujeres cuentan es verdad porque lo vieron.
Luego ya él, no negando los hechos, justificándolos con lo de los otros tiempos...
Ya se verá, pero para mí esta bastante claro.
 
Otra cosa,para alguien un poco avispado u observador,lo único que tiene que hacer es apagar la voz del televisor u ordenador y mirar como cuenta la tal Patricia sus "terribles" padecimientos con el "acoso" del señor Domingo...Si no sabes de qué tema está hablando,cualquiera pensaría que está contando lo bien que se lo pasó en sus últimas vacaciones o una receta de cocina tibetana...

Si a mí me pasa algo así,aunque hayan pasado muchos años,tendría la misma indignación de entonces y solo por eso mis formas gestuales serían otras,muy diferentes.Luego,lo que cuenta...de verdad...puede que Placido sea un mujeriego pero no es estúpido y no creo,en absoluto, que llamara a esa señora de madrugada sabiendo que el marido estaba al lado...es totalmente ridículo.

Entiendo que el feminismo radical solo interprete como le interesa...otra cosa, es razonar y ver las cosas con objetividad...

"La presidenta del Festival de Salzburgo y “jurista de formación”, Helga Rabl-Stadler, respaldó al cantante a solo semanas de presentarse los próximos 25 y 31 de agosto con la ópera Luisa Miller de Verdi. En un comunicado oficial, Rabl Stadler optó apegarse al principio “in dubio pro reo”, expresión en latín utilizada en Derecho que establece que, ante la falta de pruebas para confirmar la culpabilidad de un acusado, se presumirá la inocencia del mismo. “Conozco a Plácido Domingo desde hace más de 25 años. Desde el principio me ha impresionado, junto a su capacidad artística, sus modos respetuosos con todos los trabajadores y trabajadoras del festival”, señaló."

"Joseph Volpe, gerente general del MET desde 1990 hasta 2006, aseguró que nunca había escuchado acusación alguna contra el cantante. “Conozco a Plácido desde que hizo su debut en el MET en 1968, y nunca hubo una denuncia contra él por acoso sexual”, dijo Volpe en una entrevista telefónica a The New York Times."

"la Ópera de Los Ángeles, de la que el tenor es director general desde el año 2003, anunció que contratará “a un abogado externo para investigar las preocupantes acusaciones relacionadas con Plácido Domingo”, según informaron en un comunicado. “Creemos que los empleados y artistas deben ser tratados con respeto y sentirse seguros en su entorno de trabajo”, añadió."

De momento, desde muchos sectores se mantiene cierta prudencia ante las acusaciones...
 
"La presidenta del Festival de Salzburgo y “jurista de formación”, Helga Rabl-Stadler, respaldó al cantante a solo semanas de presentarse los próximos 25 y 31 de agosto con la ópera Luisa Miller de Verdi. En un comunicado oficial, Rabl Stadler optó apegarse al principio “in dubio pro reo”, expresión en latín utilizada en Derecho que establece que, ante la falta de pruebas para confirmar la culpabilidad de un acusado, se presumirá la inocencia del mismo. “Conozco a Plácido Domingo desde hace más de 25 años. Desde el principio me ha impresionado, junto a su capacidad artística, sus modos respetuosos con todos los trabajadores y trabajadoras del festival”, señaló."

"Joseph Volpe, gerente general del MET desde 1990 hasta 2006, aseguró que nunca había escuchado acusación alguna contra el cantante. “Conozco a Plácido desde que hizo su debut en el MET en 1968, y nunca hubo una denuncia contra él por acoso sexual”, dijo Volpe en una entrevista telefónica a The New York Times."

"la Ópera de Los Ángeles, de la que el tenor es director general desde el año 2003, anunció que contratará “a un abogado externo para investigar las preocupantes acusaciones relacionadas con Plácido Domingo”, según informaron en un comunicado. “Creemos que los empleados y artistas deben ser tratados con respeto y sentirse seguros en su entorno de trabajo”, añadió."

De momento, desde muchos sectores se mantiene cierta prudencia ante las acusaciones...

Porfa puedes poner el link de donde has copiado y pegado? O es texto tuyo?
 
Entonces ya no vende sino que manda. Son actos permitidos y obligados.
Entonces lo que tendrán que comprobar es si efectivamente es así y si está legitimado para ello.

El caso es que parece que hay declaraciones que pueden dar lugar a dudas razonables en ambos sentidos:

"Wulf dijo que Domingo la estaba esperando entre bambalinas después de un ensayo y que se le acercó: “Patricia, ¿tienes que ir a casa esta noche?”.
Según Wulf, ella se rio porque consideró que era una broma, pero que la situación se repitió varias veces. “Recuerdo que pensé: ‘Esto no es aceptable’”.
Domingo no la tocó de maneras inapropiadas, dijo Wulf, pero ella se sentía tan incómoda en la ópera que él dirigía que se escondía en su camerino y hacía que una amiga la acompañara al auto para evitar encontrárselo. Wulf dijo que no reportó esa conducta de Plácido Domingo porque sintió que de hacerlo pondría en riesgo su propia carrera."
 
Patricia Wulf, sobre Plácido Domingo: «Nunca se sobrepasó y me siguió contratando»

Wulf, que ahora tiene 61 años, ha hablado para NPR, la radio pública de Estados Unidos


La entrevista que ayer vio la luz arranca señalando lo incómoda que se sentía cuando abandonaba el escenario y Plácido Domingo la esperaba escondido, al acecho: «Se acercaba a mí, muy cerca de mi cara, y me preguntaba: ''Patricia, ¿tienes que irte a casa esta noche?''». Prosigue: «Lo que implica que le gustaría pasar la noche con usted», le comenta la entrevistadora. Su respuesta es: «Eso es lo que yo entendí que quería decir».
Ante la cuestión de si «alguna vez se propasó con ella», su respuesta es contundente: «No, nunca. Él sabía bien lo que hacía». Define la relación entre ambos como en un claro desequilibrio de fuerzas: «El era un dios y yo estaba delante de él. Me había costado demasiado llegar y no quería tirar mi carrera. Si contaba lo sucedido no me iban a creer. Me gustaba trabajar y lo necesitaba para vivir», declara, y subraya que hacia él sentía miedo («le temía», señala), y que con ese sentimiento tenía que ir a trabajar.

Lo curioso, sin embargo, es que no duda al afirmar que tras las negativas a las presuntas insinuaciones sexuales por parte del tenor ella siguió trabajando con él. «¿No sufrió las consecuencias de su actitud?», le pregunta la periodista a Patricia Wulf. «No, no las sufrí. De hecho, fue curioso: él y la compañía seguían contratándome. Y eso resultó genial porque pude cantar en ''La flauta mágica'', en ''Fedora'', en ''Don Carlo''... De hecho, en ''Fedora'' recuerdo haberle preguntado a uno de los directores de orquesta cómo podía acabar con esta incómoda situación, cómo hacer para que me dejara de molestar. Sigue diciendo que no. Y finalmente se detendrá''. Y eso es lo que hice», es la respuesta.

https://www.larazon.es/cultura/patr...con-domingo-tras-el-presunto-acoso-HK24598690



 

Esta muy bien explicado
El problema de mucha gente es que se creen que aquí cuatro locas resentidas se han puesto de acuerdo para mentir sobre este tema. Y que en todo caso la culpa es de ellas porque son unas guarras que solo querían acostarse con alguien poderoso para medra
Este es el nivel de algunos (más de los deseados y para mi sorpresa bastantes mujeres)
Si tú no te lees el reportaje completo no conoces el prestigio de ap, no te puedes lanzar a decir que porque tú has visto a mujeres acostarse con sus jefes para medrar, esto tiene que ser lo mismo.
El verdadero periodismo hizo dimitir a un presidente de EEUU y a destapar innumerables casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica. Ahí es nada.
A los que ponen verde a los periodistas les diría que se informarán un poquito sobre la labor del verdadero periodista que gracias a ellos saben muchas cosas.
Y ap hace verdadero periodismo
Pero al que se queda en que son una panda de resentidas y el medio que lo pública es radio patio, no se lo puedes hacer entender.
 
Más allá de Plácido Domingo: por qué sí importa lo que haga "dios"

El acoso sexual es a menudo caricaturizado sin información, con mala intención e incluso con interés egoísta pensando en el comportamiento propio.

Los grandes medios han investigado a conciencia por las consecuencias que tiene una forma de abuso de poder especialmente habitual e invisible en sectores donde se mueven fama, fortuna y a veces dinero público.

María Ramírez
16/08/2019 - 21:43h
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Una mujer sujeta una pancarta con la etiqueta de #metoo durante una marcha en Seattle en enero de 2018. TED S. WARREN/GTRES

Una de las mejores lecciones de periodismo es escuchar a los reporteros Emily Steel y Michael Schmidt contar cómo investigaron las acusaciones de acoso sexual contra el presentador Bill O'Reilly. La exclusiva se publicó unos meses antes del escándalo del productor Harvey Weinstein y del movimiento de #metoo para romper el silencio sobre poderosos abusadores.




Las acusaciones de acoso y abuso sexual de personas con poder político o económico y con pocos o ningún testigo de los actos en sí son difíciles de reportear. A menudo se trata de hechos con años de antigüedad y la mayoría de quienes los han sufrido se sienten en inferioridad de condiciones, no quieren meterse en un lío personal y profesional con posible escarnio público y optan por callar. Durante siete meses, Steel y Schmidt, del New York Times, entrevistaron varias veces a las víctimas de O'Reilly, sus familiares, sus conocidos y cualquier persona que pudiera corroborar relatos y detalles. Comprobaron mapas, agendas y localizaciones, buscaron personas que no hubieran hablado entre ellas y examinaron emails, diarios y acuerdos extrajudiciales. Cuando no podían verificar un detalle con la declaración de otra persona o un papel, lo quitaban. "Estábamos aterrorizados de equivocarnos en un detalle pequeño", nos contaba Schmidt a un pequeño grupo de periodistas hace unos meses en Harvard.

Una de las labores más difíciles es convencer a las víctimas de que accedan a publicar su nombre o den detalles. Steel relataba cómo utilizaba con sus entrevistadas frases de la película Spotlight, que cuenta la investigación del Boston Globe que destapó los abusos sexuales en la Iglesia católica. Esa escena en la que Sasha Pfeiffer (la actriz Rachel McAdams) le dice a un hombre violado por un cura que no puede utilizar eufemismos: "La gente tiene que saber qué pasó exactamente".

Pero, ¿por qué investigar a fondo acusaciones de acoso sexual? ¿Por qué ahora? En los supuestos más graves se indagan hechos que pueden constituir delitos de violación, como en los casos de Weinstein o Bill Cosby, o de tráfico de menores, como en el de Jeffrey Epstein. En otros, se trata de posibles ejemplos de acoso sexual en el trabajo con matices más difíciles de calibrar y la mayoría de las afectadas o afectados prefieren no recurrir a los tribunales.

Este último supuesto es a menudo caricaturizado sin información, con mala intención e incluso con interés egoísta pensando en el comportamiento propio. Pero los grandes medios que han investigado tan a conciencia como el New York Times, el New Yorker, AP o el Washington Post lo han hecho por las consecuencias que tiene una forma de abuso de poder especialmente habitual e invisible en sectores donde se mueven fama, fortuna y a veces dinero público. Esto no es un debate de costumbres: estamos hablando del efecto de acosadores (o autores de delitos más graves) en las vidas y las carreras de personas en sectores con impacto en nuestra sociedad.

No se trata de "babosos", en la versión eufemística más suave, o de unos acosadores cualquiera. Se trata de personas que controlan los recursos y la atención de un sector y que con su ejemplo ayudan a dar forma a una cultura. Cada caso es único y no todos se investigan igual, pero el patrón se repite y refleja una cultura de disculpa, protección o incluso aliento de los abusos de poder. Una cultura que empieza a estar superada en algunos lugares y que en otros en cambio se resiste a morir.

La aceptación del acoso sexual como parte del panorama profesional se asemeja a la aceptación de la corrupción. Sucede hasta que algo cambia, habitualmente con el empuje de la buena prensa y el relevo generacional, para que la anormalidad deje de asumirse como normal. Basta recordar los ataques contra los pocos periodistas que se atrevían a publicar casos de corrupción y tráfico de influencias de políticos, de los más graves a los más anecdóticos, en la España de los años 80.

La agencia AP cuenta ahora, con el rigor habitual de los grandes medios de Estados Unidos, las acusaciones de acoso sexual contra Plácido Domingo. Como dice una de las entrevistadas, Domingo es "dios" en el mundo de la ópera. En su extraordinaria carrera como tenor, barítono, director de orquesta, productor y fundador de ópera, el cantante es una de las personas más influyentes y admiradas en su sector y más allá. Basta con que aparezca su sombra en el escenario de la ópera de Nueva York para que el público se ponga a aplaudir entusiasmado antes de que haya cantado una sola nota.

Una de las entrevistadas por AP, que no ha querido publicar su nombre por miedo a represalias pero cuya identidad conoce la agencia y cuyo relato la periodista ha comprobado por varias fuentes, utiliza el verbo "borrar" para describir el efecto de la relación con el cantante. "La gente ha abandonado el sector y ha sido simplemente borrada por rendirse o no rendirse a él", dice.

AP no publica la historia a la ligera y no presupone culpabilidad, delito o consecuencias: publica los testimonios tras entrevistar a cantantes, familiares y otros colegas de las óperas de Estados Unidos, y encuentra un patrón similar de comportamiento durante décadas. Por supuesto, AP avisó al protagonista antes de publicar el artículo y le mandó preguntas pormenorizadas sobre todos los casos que se citan (el artista prefirió dar una respuesta genérica, que la noticia incluye). Por esos estándares, esta información tiene peso y por eso algunas instituciones se la toman en serio como para encargar su propia investigación independiente, como ha hecho la ópera de Los Ángeles antes de tomar cualquier decisión que afecte a su director y fundador.

En España la labor periodística pormenorizada en casos que afectan a poderosos aún suele ser acogida con desdén y poca atención a los detalles. Eso tal vez explique por qué apenas se han investigado casos parecidos. El equipo del periodista Tomás Ocaña trató de investigar para Telemadrid el cine español, pero se topó con muchos obstáculos. La serie Rompiendo el silencio de eldiario.es, la información sobre el acoso a las masajistas de El Confidencial o la cobertura de El País sobre los abusos en la Iglesia están entre las excepciones. No suelen publicarse nombres ni de acosados ni de acosadores.

La limitada atención que suelen tener estos casos suele ser para criticarlos y reducirlos a la caricatura agarrándose a algún detalle incompleto que no afecta a las grandes investigaciones de los últimos años. Incluso periodistas se apremian a mofarse del reporterismo cuidadoso de otros o a culpar a las mujeres. O a los hombres, como en el caso de Kevin Spacey, que -pese al proceso judicial desestimado por la retirada del denunciante- no ha sido exculpado de acosar a más de 20 chicos, entre ellos menores, como este actor que tenía 14 años. Muchos no han denunciado (como es habitual en estos casos) porque no creían que "hablar de ello seriamente fuera una opción", como decía Harry Dreyfuss, que tenía 18 años cuando coincidió en un plató con Spacey. Quienes intentan denunciar se pueden encontrar con que ha pasado el plazo para hacerlo, como en este otro caso.

El papel de los periodistas no es atacar a Plácido Domingo -AP, el Times y otros medios no lo están atacando, están informando de manera aséptica y cuidadosa-, pero tampoco defenderlo sin información en un asunto tan delicado, difundiendo bulos que sonrojan (¡la Cienciología!) o falsedades sobre otros casos sin relación e inventando persecuciones que no existen. Una investigación independiente de la ópera de Los Ángeles que dirige Plácido Domingo no es una persecución y, más allá de este caso concreto, la prioridad de grandes óperas como ésta y la de Nueva York es crear un ambiente de trabajo donde no haya acosadores ni acosados.

Pero en España parece que hay más interés en hacer ruido que en romper el silencio.

Aquí no hay diarios con 1.600 periodistas como el New York Times ni publicaciones que tengan el equipo de fact-checkers del New Yorker. Pero, ¿tampoco podemos ser el Indianapolis Star? Ese periódico de Indiana que vende unas decenas de miles de copias destapó a Larry Nassar, el médico y terapeuta del equipo de gimnasia de Estados Unidos condenado por abusar de al menos 250 chicas, entre ellas muchas menores.

La mayoría de los casos sobre los que informan los medios no son tan graves ni tan dramáticos como el de Nassar, pero investigar con tiempo y seriedad es cuestión de prioridades. A menudo falta paciencia, pero no faltan recursos.

Contando con que los cauces legales y policiales son la garantía en un estado de Derecho, la prensa tiene también un papel esencial para establecer los hechos y denunciar los posibles abusos igual que ha hecho con los casos de corrupción grandes y pequeños.

Pero incluso con la voluntad periodística uno de los principales obstáculos para destapar abusos es que el coste social de hablar sigue siendo demasiado alto. La empatía inmediata hacia el poderoso es muy chocante y desanima a cualquiera que haya considerado contar algo alguna vez, casi siempre por el impulso de que no le pase a otras personas. Pienso en algunas amigas y en los tíos que se les han tirado encima aprovechando su posición, con el desdén de quien sabe que a ellas no les conviene hablar, y creo que seguirán calladas. Y eso es una mala noticia para la sociedad.

Algo esencial nos falta. O tal vez nos sobra.

https://www.eldiario.es/zonacritica/Placido_Domingo-metoo-acoso_sexual_6_932016794.html
 
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