Niñas de Aguilar. 25 años

http://www.diariopalentino.es/notic...3356E2E7A150/El-misterio-que-afloro-la-sequia

Al parecer fue encontrada en octubre. Ahora se sabe que es de una adolescente que falleció hace mas de 20 años por lo que podría concordar con una de las niñas
Lo que no se es cuanto tardarían unas pruebas de ADN. Porque si se encontró en octubre han tenido tiempo para hacer las pruebas y confirmar o descartar que se trate de las niñas
Por cierto, el pantano en el que se ha encontrado no es propiamente el de Aguilar. Pero bueno, es cercano

Si apareció en octubre ya tienen que tener resultados, porque en 15 o 20 días se pueden tener resultados de ADN.
El pantano está entre Aguilar y Reinosa, o sea, que está en el camino que tenían que seguir.
 
Están haciendo ahora las pruebas de ADN con los familiares. Hasta ahora lo único que se había hecho era datar los huesos, y al ver que podían casar las fechas y edad han hecho el ADN.
Ojalá que sea una de las niñas. Sería triste pero después de 25 años sería un descanso para la familia y un hilo de dónde tirar para seguir buscando
 
mandíbula en un pantano

El caso de dos niñas desaparecidas en 1992 podría dar un giro 25 años después

El hallazgo de una mandíbula en el pantano del Ebro, en Cantabria, ha abierto una vía para la posible resolución de la desaparición de dos niñas de la localidad palentina de Aguilar de Campoo hace 25 años, para lo cual será determinante el cotejo del ADN que ya se está llevando a cabo.

La niñas desaparecieron en Reinosa hace un cuarto de siglo, pero fue en octubre del año pasado cuando la acuciante sequía que afecta a las cuenca del Ebro dejó al descubierto un resto óseo que podría resolver el caso.
El hueso lo encontró un hombre, que lo entrego a la Guardia Civil y ésta, al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Reinosa, que abrió diligencias y solicitó un informe forense, han informado fuentes judiciales.
El informe indicó que los restos son de apariencia humana y que podrían pertenecer a una adolescente de entre 13 y 16 años que llevaría muerta 25 años.
Tras ese informe, la titular del Juzgado solicitó hacer pruebas de ADN al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid y cotejar los restos con la base de datos del programa Fenix que recoge las muestras genéticas de personas desaparecidas.
A la espera del resultado, hay indicios que apuntan a que podría pertenecer a una de las niñas de Aguilar, Virginia Guerrero de 14 años o Manuela Torres de 13, que desaparecieron el 23 de abril de 1992 cuando regresaban de Reinosa, a 30 kilómetros de Aguilar, y fueron vistas por última vez haciendo autoestop a la altura de una fábrica de galletas.
Unas suposiciones que mantienen expectante a la familia y a todo el pueblo de Aguilar, que vivió conmocionado aquel suceso, aún sin cerrar en la memoria colectiva ya que se sigue sin saber nada de qué ha sido de las dos adolescentes.
Desde el Ayuntamiento de Aguilar han declinado hacer declaraciones sobre lo que todavía son "especulaciones" y "suposiciones" ya que no hay "ninguna certeza" de que la mandíbula se corresponda con una de las niñas desaparecidas hace 25 años, ha señalado a EFE la alcaldesa, María José Ortega.

Más aun tratándose de un tema "tan doloroso" para una familia, la de Virginia Guerrero, que es muy conocida en esta localidad del norte de Palencia que ronda los 8.000 habitantes. La familia de la otra chica, Manuela, se fue de Aguilar tras el suceso y ahora reside en Málaga.
"Solo pido el mayor respeto a la familia que ya ha sufrido bastante como para hacer especulaciones", ha zanjado la alcaldesa.El caso es que el hallazgo de la mandíbula que investiga el Juzgado de Reinosa ha traído al presente aquel trágico suceso que no deja de comentarse entre los vecinos de Aguilar, siempre "con mucha cautela y respeto porque la familia lleva muchos años sufriendo y a todos nos duele que sufran más cuando todavía no se sabe nada seguro", según ha señalado un vecino a EFE.
Y es que a nadie se le olvida en la localidad que las familias han sufrido "innecesariamente" con la aparición de numerosas pistas falsas, como los dos cráneos hallados bajo un puente del embalse de Requejada en Cervera de Pisuerga (Palencia), dos años después de la desaparición de las niñas, y que resultaron ser de dos mujeres adultas.
De este modo, habrá que esperar a los resultados de las pruebas de ADN y, de confirmarse que los restos hallados por un paseante en la orilla del pantano en Población de Yuso son de las chicas, habría que reabrir el caso que en su día investigó el Juzgado número 2 de Cervera de Pisuerga.
http://www.elmundo.es/espana/2018/01/11/5a578abfca4741e10d8b463d.html
 
Ahora se disponen de mas medios tecnológicos, si la mandibula es de una de las niñas con las pruebas que le están practicando al hueso seguro que se sabrá.
Poco probable que se conozca quién presuntamente las mató o en su caso si fue un accidente y cayeron al pantano que también pudo haber ocurrido
 
Ahora se disponen de mas medios tecnológicos, si la mandibula es de una de las niñas con las pruebas que le están practicando al hueso seguro que se sabrá.
Poco probable que se conozca quién presuntamente las mató o en su caso si fue un accidente y cayeron al pantano que también pudo haber ocurrido
Es imposible caerse al pantano de forma accidental. Para llegar al pantano hace falta coche, de forma que en cualquier caso se habrían subido al coche de alguien
Además hay varios testigos que las vieron haciendo autostop
 
http://www.eldiariomontanes.es/region/campoo-sur/mandibula-pantano-ninguna-20180201102253-nt.html

Región
Campoo-Los Valles
La mandíbula del pantano no es de ninguna de las niñas de Aguilar
mandibula-k54D-U50849091174yEG-624x385@Diario%20Montanes.jpg

La mandíbula que encontrada en el pantano del Ebro. / DM .
Los análisis del ADN confirman que no pertenece a ninguna persona desaparecida de la base de datos del 'Programa Fénix'
firmas-537cd659934ef-foto.jpg

MARIÑA ÁLVAREZSantanderJueves, 1 febrero 2018, 10:35
El ADN de la mandíbula encontrada en el pantano del Ebro no corresponde a ninguna persona desaparecida. La Guardia Civil de Cantabria acaba de hacer públicos los resultados de la investigación llevada a cabo a raíz del hallazgo de ese hueso humano el pasado mes de octubre, que se esperaba que pudiera pertenecer a una de las dos 'niñas de Aguilar' cuyo rastro se perdió en el año 1992 en Reinosa. Pero la esperanzade arrojar algo de luz sobre aquel drama se esfuma otra vez a tenor de las analíticas realizadas. La Guardia Civil, bajo la dirección del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Reinosa, ha sido informada de que las pruebas de ADN interesadas al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid y su posterior cotejo con los datos existentes en la base del 'Programa Fénix' de personas desaparecidas, «no han arrojado ninguna coincidencia», informa hoy el instituto armado.

En ese 'Programa Fénix' están registrados todos los casos de personas desaparecidas cuyas familias han facilitado voluntariamente muestras de ADN. Ahí está también el material genético de Virginia Guerrero Espejo y de Manuela Torres Bouggefa con las muestras dadas en su momento por sus familiares para el cotejo. Y no es de ellas. Ni de ninguna otra.

Fue el pasado día 12 de octubre cuando se halló en la orilla del embalse del Ebro, en el término municipal de Campoo de Yuso, la parte inferior de una mandíbula de apariencia humana. En aquel momento se hicieron cargo de la investigación especialistas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cantabria. Se confirmó que el hueso correspondía a una mujer adolescente fallecida hace 25 años. El cerco se estrechó entorno a las 'niñas de Aguilar' Pero ahora que se descarta que ese hueso pertenezca a alguna persona desaparecida -los casos denunciados y con manterial genético recabado- la Guardia Civil anuncia que la investigación continuará por la otra vía abierta en su momento: En las proximidades del lugar donde fue hallada se encuentra un antiguo cementerio. Aunque habitualmente está inundado por el agua, con el episodio de sequía del pasado verano quedó al descubierto. «Esta es ahora una de las hipótesis de trabajo, que dicho resto procediera del mencionado camposanto», dice el instituto armado, que aclara que se irá por esta vía «sin descartar otras, por lo que comenzarán todas las acciones pertinentes para averiguar la procedencia de la mandíbula».

No obstante, hay que recordar que el análisis forense determinó que el hueso pertenece a una persona fallecida hace 25 años y el cementerio quedó bajo las aguas del pantano muchos años antes. El mar de dudas que rodea a esta pieza localizada por un joven que paseaba por la orilla del embalse hoy se ha hecho aún más grande

¿Qué es el Programa Fénix?
El Programa Fénix es una herramienta implantada hace dos décadas a nivel nacional que funciona como una base de datos de ADN de familiares de desaparecidos y permite identificar a personas localizadas o, en su caso, los cadáveres. Nacido gracias a un convenio suscrito entre el Cuerpo Armado y la Universidad de Granada, este programa genera dos bases con datos completamente independientes: una con el ADN de los restos no identificados (pertenencias personales, estudios antropológicos, odontológicos, radiográficos...) y otra con el ADN de los familiares que, voluntariamente, hayan donado una muestra biológica.

Para que el Programa Fénix empiece a funcionar es requisito indispensable que la desaparición que se intenta esclarecer haya sido denunciada legalmente ante las autoridades judiciales o policiales. Cualquier interesado puede donar una muestra, siempre y cuando exista denuncia de una desaparición y esa persona tenga relación familiar con el desaparecido.

El Programa Fénix ha despertado interés en otros países, como Estados Unidos. De hecho, su implantación desencadenó su puesta en marcha posterior en otros lugares del mundo. También la Academia Iberoamericana de Criminalística y Estudios Forenses puso de relieve la necesidad de crear bases de datos de ADN.
 
El comercio de Asturias acaba de publicar las declaraciones del padre de Julen cuando aún estaba desaparecido

«Estábamos preparando una paella. Yo estaba echando leña al fuego y mi mujer cogió el teléfono para avisar de que no iba al trabajo (en una hamburguesería de La Cala). Ella estaba con Julen y me pidió que yo le echara un ojo mientras llamaba. El crío estaba a cuatro o cinco metros. Yo fui a coger un par de troncos y el niño echó a correr», relataba el joven, que tiene 29 años, los mismos que su mujer.

Dice que, cuando se vino a dar cuenta, el chiquillo estaba a 10 o 15 metros. «Mi prima, que estaba más cerca, salió tras él y empezó a gritar '¡el niño, el niño!' temiendo que se tropezara». Ella, y también José, que venía detrás, vieron cómo el pequeño caía al pozo de prospección que el novio de su prima encargó hacer en diciembre para buscar agua en la parcela. «Está destrozada, imagínate. Vio cómo Julen caía de pie por el agujero, con los brazos hacia arriba. Yo llegué justo después. Aparté como pude las piedras [las que previamente se habían usado para tapar el agujero] y metí el brazo hasta el hombro, apoyando la cabeza contra el suelo, para tratar de alcanzarlo, porque no sabía la profundidad del pozo y creía que él estaba más cerca. Yo escuché llorar a mi hijo. Solo pude decirle: 'Estate tranquilo, papá está aquí y el hermanito [Óliver, fallecido en 2017, a la edad de tres años, por una muerte súbita] nos va a ayudar'». Tras esa primera reacción instintiva, José asegura que se puso a apartar las piedras para que no cayeran dentro del agujero y pudieran lastimar al menor.

Cuenta que a su prima y al novio los mandó «abajo» –del monte en el que estaban– para llamar al 112 y a los bomberos, pero que con los nervios ni atinaban. Una pareja de senderistas, a la que quiere dar las gracias por su ayuda, acudió segundos después al escuchar sus gritos y los ayudaron a avisar a los servicios de emergencias. «Vimos perfectamente cómo se caía por el agujero. Ella mejor que yo, porque estaba más cerca», sostiene José, que se queja amargamente de quiénes pusieron en duda la posibilidad de que el niño se deslizara por ese agujero imposible.

«No se pueden insinuar esas cosas, es muy duro. Soy el primero que, cuando ocurre un crimen o algo feo, lo repudio. Lo llego hasta a entender, pero cuando vean su error... Yo solo quiero a mi niño conmigo, ojalá lo tenga muy pronto. Y cuando lo tenga, se van a dar cuenta. No se debería especular con nada, pero con esto menos todavía», insistía José, quien añadió entonces: «Sé que soy un buen padre. He vivido para mis hijos, me he buscado la vida para comprarles sus 'hobbies', como las equipaciones de fútbol, buena ropita... Es algo que yo no he tenido, por eso quería que ellos vivieran mejor».


Respecto al pozo de prospección, José asegura que no sabía «ni que estaba ahí arriba». «Lo hizo [el novio de su prima, que se lo encargó a un pocero] a finales de diciembre. No se encontró agua. El pozo nunca ha estado sellado, como dice el pocero. Estaba tapado con unas piedras que le pusieron ellos. Él [la pareja de su prima] nos dijo que tuviéramos cuidado, sobre todo para que los niños no pisaran mal. Nadie quitó las piedras [inicialmente, se dijo que habían sido los niños], pero se ve que no estaban bien puestas y Julen pisó y se coló entre ellas. Es delgadito, pesa 11 kilos».
 
Ayer vi un reportaje de estas niñas, una señora las vio montar en un 127 blanco, teniendo este dato no pueden dar con el? Les toco una época en la que no se hacía nada, no se podía volver a investigar, no tiene que ser difícil sacar la lista con todos los dueños de ese modelo y color de coche
 
Ayer vi un reportaje de estas niñas, una señora las vio montar en un 127 blanco, teniendo este dato no pueden dar con el? Les toco una época en la que no se hacía nada, no se podía volver a investigar, no tiene que ser difícil sacar la lista con todos los dueños de ese modelo y color de coche

El 127 era un coche súper común en la época. Hubiera sido difícil entonces, y más aún ahora. Cualquiera encuentra ahora registros de los 127 que circulaban por tal o cual provincia a principios de los 90 y de sus dueños o conductores!

La verdad es que lo de “hacer dedo” era una locura, pero lo hacíamos mucho, por más que nos advertían de los peligros...

Yo era de las “buenas” y aún así hice mis barrabasadas. Simplemente, aunque sepas que hay peligro, no crees que te vaya a pasar a tí.
 
Back