MÚSICA PARA CAMALEONES - Truman Capote

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TC: como si lo hubiera oído.

Jake: ¿ Quien?

TC: Papá Noel. Quiero decir. ¿ No es raro que después de tantos meses Clem Anderson menciona el río, y al día siguiente, antes que pueda decirle por qué se acordó del río de repente, el asesino cumpla su promesa?

Jake: ¿ Qué tal tu estómago?

TC: Muy bien.

Jake: Le mostraré algunas fotos. Pero mejor que se sirva un trago. Lo necesitará.

( Las fotos, en blanco y negro, en papel brilloso, habían sido tomadas de noche, con flash. La primera era del jeep armado en casa de Clem Anderson en un estrecho camino de campo; estaba volcado sobre un costado, con los faros encendidos todavía. La segunda foto era un torso sin cabeza, tirado sobre el mismo camino: un hombre sin cabeza, con botas y jeans y una campera de piel de oveja. La última foto era la cabeza de la victima. No podían habérsela cortado más limpiamente ni con una guillotina, ni en manos de un cirujano maestro. Estaba sola, entre unas hojas, como si un bromista la hubiera arrojado allí. Los ojos de Clem Anderson estaban abiertos, pero no parecían muertos, simplemente serenos, y a excepción de una herida dentada en la frente, tenía la cara igualmente serena, tan ajena a la violencia como sus pálidos e inocentes ojos noruegos. Mientras examinaba las fotos, Jake, por sobre mi hombro, también las miraba.)

Jake: Era alrededor del atardecer . Amy estaba esperando a Clem para la cena. Mandó a uno de los muchachos por el camino a su encuentro. Él lo halló.
Primero vió el auto volcado. Luego, a unos cien metros, el cuerpo. Corrió a su casa y su madre me llamó. Yo me maldije todo el tiempo. Pero cuando llegamos al lugar, fue uno de mis agentes el que encontró la cabeza. Estaba bastante lejos del cuerpo. En realidad, yacía en el lugar donde golpeó contra el alambre .


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TC: El alambre, claro. Nunca entendį bien lo del alambre. Es tan...

Jake: ¿ Ingenioso?

TC: Más que ingenioso. Absurdo.

Jake: En absoluto absurdo. Nuestro amigo simplemente descubrió una buena manera de decapitar a Clem Anderson. De matarlo sin que existiera la posibilidad de testigos.

TC: Supongo que es el elemento matemático. Siempre me quedo perplejo ante algo en qué interviene la matemática.

Jake: Bueno, el caballero responsable de esto tiene ciertamente una mente matemática. Por lo menos tuvo que tomar medidas muy exactas.

TC: ¿Puso un alambre entre dos árboles?

Jake: Entre un árbol y un poste de teléfono. Un fuerte alambre de acero, afilado como una navaja.Virtualmente invisible, hasta a pleno sol. Pero al atardecer, cuando Clem salió de la carretera y entró en su ridículo autito por ese camino estrecho, no pudo haberlo visto, de ninguna manera. Lo agarró en el lugar preciso: justo debajo de la barbilla. Y, como vio, le cortó la cabeza tan fácilmente como se arranca una margarita.

TC: Tantas cosas podrían haber salido mal.

Jake: ¿Qué habría importado) ¿Qué es un fracaso ? Hubiera vuelto a intentarlo. Hasta que lo consiguiera.

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TC: Eso es lo absurdo. Que siempre lo consiga.

Jake: Si y no. Pero luego volveremos a eso.
( Jake metió las fotos en un sobre Manila. Chupó su pipa y se pasó los dedos por el pelo enmarañado. Guardé silencio, pues sentí que lo embargaba la tristeza. Finalmente le pregunté si estaba cansado, si prefería que me fuera. Dijo que no, que recién eran las nueve, y que nunca se acostaba antes de medianoche.)

TC: ¿ Está solo aquí, ahora?

Jake: No. Dios mío, me volvería loco. Me turno con otros dos agentes. Pero sigo siendo el principal encargado del caso.
Lo quiero así. He invertido mucho en esto. Y voy a agarrar a nuestro tipo, aunque sea lo ultimo que haga. Cometerá un error. En realidad , ya ha cometido algunos. Si bien no puedo decir la forma en que mató al doctor Parsons sea uno de ellos.

TC: ¿Al forense?

Jake: Al forense. El bajito y jorobado forense.

TC: Veamos. Al principio usted pensó que se trataba de un su***dio.

Jake: Si usted hubiera conocido al doctor Parsons, también habría pensado que era un su***dio. Tenia mil razones para matarse. O para que lo mataran. Estaba casado con una mujer hermosa y la hizo adicta a la morfina. De esa manera consiguió que se casara con él.
Era un usurero. Y practicaba abortos. Por lo menos una docena de viejas chifladas le dejaron todo en su testamento. Un pillo de siete suelas, el tal doctor Parsons.


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TC: ¿ A usted no le gustaba?

Jake: A nadie le gustaba. Pero lo que dije antes no es así. Dije que Parsons era un tío con mil razones para suicidarse. En realidad, no tenía ningún motivo. Dios estaba en paz con él, y el sol brillaba todo el tiempo en el mundo de Ed Parsons. Lo único que le molestaba era la úlcera. Y una especie de indigestión permanente. Llevaba a todas partes unas botellas enormes de Maalox. Se tomaba dos por día.

TC: De cualquier modo, todos se sorprendieron al enterarse de que el doctor Parsons se había matado, ¿no?

Jake: Bueno, no. Porque nadie pensó que se había suicidado. Por lo menos, al principio.

TC: Perdón, Jake. Estoy confundido otra vez. ( a Jake se le había apagado la pipa; vació el tabaco en un cenicero y desenvolvió un cigarro, que no encendió. Lo usaba para morder, no para fumar. Como un perro con hueso. )

TC: Para empezar, ¿ cuanto tiempo transcurrió entre los entierros?, ¿ entre el de Clem Anderson y el doctor Parsons?

Jake: Cuatro meses. Más o menos.

TC: Y Papá Noel, ¿ envió un obsequio al doctor ?

Jake: Espere. Espere. Va demasiado rápido. EL día que murió Parsons, bueno, pensamos que era una muerte natural. Su enfermera lo encontró tirado sobre el suelo del consultorio. Alfred Skinner, otro médico de esta ciudad, dijo que probablemente había tenido un ataque al corazón. Se necesitaría una autopsia para corroborarlo.
Esa misma noche recibí una llamada de la enfermera de Parsons. Dijo que Mrs. Parsons quería hablar conmigo, y le contesté que muy bien, que iría a su casa en seguida. Mrs. Parsons me recibió en su dormitorio, lugar que, según creo, nunca abandona. Está confinada allí, supongo, por los placeres de la morfina.


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No es una inválida, de ninguna manera por lo menos no en el sentido que generalmente se le da a esa palabra. Es una mujer encantadora, de aspecto muy saludable. Con buen color en la cara, aunque con una piel tan lisa y pálida como de perla. Pero tiene los ojos demasiado brillantes, con las pupilas dilatadas.
Estaba en cama, recostada sobre una pila de almohadas con fundas de encaje. Me fijé en sus uñas, largas y cuidadosamente pintadas, y en sus manos, tan elegantes. Pero lo que tenía en las manos no era muy elegante.

TC: ¿ Un obsequio?

Jake: Exactamente, igual que los otros.

TC: ¿ Qué le dijo ?

Jake: Dijo: " Creo que a mi marido lo asesinaron".
Pero estaba muy serena; no parecía preocupada, ni en tensión.

TC: La morfina.

Jake: Más que eso. Es una mujer que ya ha dejado la vida. Mira hacia atrás, por una puerta. Sin pesar.

TC: ¿Conocía el significado del féretro?

Jake: No, en realidad, no. Y su marido tampoco. A pesar de ser el forense del condado, y en teoría parte de nuestro equipo, nunca le dijimos nada. No sabía nada de los féretros.

TC: ¿Cómo sospechaba, entonces, que su marido podía haber sido asesinado?

Jake ( mordiendo el cigarro y frunciendo el entrecejo): Por el féretro. Dijo que su marido se lo había mostrado hacía unas semanas. No lo había tomado en serio; creía que era un gesto malévolo, algo que le había enviado algún enemigo. Pero ella dijo, que no bien lo vio, con la foto de él adentro, sintió que una " sombra" se cernía sobre él. Aunque parezca extraño creo que lo amaba. Esa mujer hermosa. A ese jorobado hirsuto.
Me despedí y me llevé el féretro, diciéndole que era muy importante que no dijera nada a nadie. Después de eso, lo único que podíamos hacer era esperar el resultado de la autopsia, que fue: muerte por envenenamiento, probablemente administrado por él mismo.


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TC: Pero usted sabía que era un asesinato.

Jake: Yo sabía. Y Mrs. Parsons sabía. Pero todos los demás creían que se trataba de un su***dio. Muchos siguen creyéndolo .

TC: ¿ Qué clase de veneno usó nuestro amigo?

Jake: Nicotina liquida. Un veneno muy puro, rápido y poderoso, incoloro e inodoro. No sabemos exactamente cómo fue administrado, pero sospecho que lo mezclaron con un poco del Maalox que tanto amaba el médico.Un buen trago, y a la fosa.

TC: Nicotina liquida. No había oído hablar de eso.

Jake: Bueno, no es tan conocido como el arsénico.
Hablando de nuestro amigo, los otros días encontré algo escrito por Mark Twain, que me pareció muy apropiado.
( Después de buscar entre los estantes, encontró el libro que buscaba. Jake caminó por el cuarto, leyendo en voz alta con una voz que no parecía la suya, una voz ronca, airada) " De todas las criaturas, el hombre es la más detestable. De toda la especie es el único, absolutamente el único, en poseer malignidad. La más despreciable, la más aborrecible de todos los instintos, de todas las pasiones: es la única criatura que causa dolor para divertirse, sabiendo que es dolor. Además, en la lista, es la única criatura con una mente desagradable ". (Jake cerró el libro de un golpe y lo tiró sobre la cama.) Detestable. Maligno. De mente desagradable. Si, señor, la descripción exacta de Mr. Quinn. Aunque no completa. Mr.Quinn posee otros talentos.


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TC: Nunca había mencionado el nombre.

Jake: Hace sólo seis meses que lo sé. Pero así se llama. Quinn .
( Una y otra vez Jake golpeaba el puño contra la mano ahuecada, como un prisionero furioso que hace demasiado que se siente frustrado, encerrado donde está. En realidad, hacía muchos años que estaba aprisionado en este caso: una gran furia, como el buen whisky, necesita una larga fermentación.?

Jake: Robert Hawley Quinn. Un caballero muy apreciado.

TC: Pero un caballero que comete errores. De lo contrario no conocería su nombre. O, más bien, no sabría que se trataba de nuestro amigo.

Jake: ( Silencio; no me escucha.)

TC: ¿ Fue por las víboras? Usted me dijo que provenían de un criadero de Texas. Si sabe eso, debe saber entonces quién las compró.

Jake: ( ha desaparecido la ira. Bosteza): ¿ Qué?

TC: A propósito, ¿por qué inyectaron anfetaminas a las víboras ?

Jake: ¿ Para qué cree usted? Para estimularlas. Para aumentar su ferocidad. Igual que arrojar un fósforo encendido en un tanque de nafta.

TC: No sé. Me pregunto cómo se las habrá arreglado para inyectarlas en el auto, sin que le picaran a él.

Jake: Le enseñaron cómo hacerlo.

TC: ¿ Quien?

Jake: La mujer que le vendió las víboras.

TC: ¿ La mujer?

Jake: La propietaria del criadero de Nogales es una mujer. ¿ Le parece extraño? Mi hijo mayor se casó con una mujer que trabaja en el Departamento de Policía de Miami. Es un buzo de aguas profundas, profesional. El mejor mecánico de autos que conozco es mujer...


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( Nos interrumpió el teléfono . Jake miró su reloj de pulsera y sonrió. Su sonrisa, tan verdadera y tranquila, me hizo ver que no sólo sabía quién llamaba, sino que era una voz que esperaba oír.)
Hola. Addie. Si, está aquí. Dice que en Nueva York es primavera; le dije que debería haberse quedado allí. No, nada. Tomando unos tragos y hablando ya sabes de qué. ¿ Mañana es domingo? Creía que era jueves. Debo de estar perdiendo la cuenta. seguro, con mucho gusto iremos a comer, Addie, no te aflijas por eso. Le gustará cualquier cosa que hagas. Eres la mejor cocinera de cualquiera de los dos lados de las Rocallosas, este u oeste. Así que no te preocupes. Sí, la tarta de pasas de uva, con manzanas.
Cierra todas las puertas con llave. Que duermas bien. Si, sabes que sí. Buenas noches.

( Siguió sonriendo después de colgar. Por fin encendió un cigarro, y fumó con gusto. Indicando el teléfono, se rió entre dientes.)
Ese fue el error que cometió Mr. Quinn. Adelaide Mason, nos invitó a comer mañana.

TC: ¿ Y quien es Mrs: Mason?

Jake: Miss Mason. Una cocinera bárbara.

TC: Pero ¿ además de eso?

Jake: Addie Mason era lo que yo estaba esperando. Alguien que me trajera suerte.



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Sabe, el padre de mi mujer era un ministro metodista. Insistía en que toda la familia fuera a la iglesia. Yo me zafaba siempre que podía, y después que ella murió ya no fui más. Pero hace unos seis meses, el Departamento estuvo a punto de cerrar este caso. Habíamos gastado mucho tiempo y mucho dinero. Y no teníamos ningún resultado: no había caso. Ocho asesinatos, y ni una sola pista que relacionara a las victimas o que produjera una sombra de motivación. Nada. Excepto esos tres féretros tallados a mano. Me dije: !No! !No! ! No puede ser! Hay una mente detrás de todo esto. Empecé a ir a la iglesia. No hay otra cosa que hacer los domingos aquí, de todos modos. Ni siquiera un campo de golf. Y recé: " Por favor, Dios mío, no permitas que este hijo de perra se salga con la suya".

En la calle principal hay un café llamado Okay. Todos saben que allí pueden encontrarme todas las mañanas entre las ocho y las diez. Desayuno en el reservado del rincón, y me quedo leyendo los diarios y charlando con los comerciantes locales, que entran a tomar una taza de café. El día de Acción de Gracias estaba desayunando, como siempre. Estaba solo, pues era feriado, y me sentía bastante deprimido. El Departamento estaba presionando para que cerrara el caso y me fuera. ! Por Dios, no era porque no me alegrara de salir de este maldito pueblo! Nada hubiera querido más. Pero la idea de abandonar, de dejar que ese diablo bailara alrededor de las tumbas me enfermaba. Una vez, pensando en eso, vomité. De verdad.

Bueno, de repente Adelaide Mason entró en el café. Vino directamente a mi mesa.


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La había visto varias veces, pero nunca había hablado con ella, en realidad. Es maestra de escuela, de primer grado. Vive aquí con su hermana, Marylee, que es viuda. Addie Mason dijo: "Mr. Pepper, ¿no piensa pasar el Día de Acción de Gracias en el café Okay? Si no tiene otros planes, ¿por qué no come con nosotras ? Con mi hermana y conmigo, nadie más".

Addie no es una mujer nerviosa pero, a pesar de sus sonrisas y de su cordialidad, parecía, bueno, un tanto aturdida. Pensé: A lo mejor no considera propio que una mujer soltera invite a un hombre sin compromiso, que apenas conoce, a su casa. Pero antes de poder decir sí o no, ella dijo " Para decirle la verdad, Mr. Pepper, tengo un problema. Algo que quiero hablar con usted. Esto nos dará la oportunidad ¿ Le viene bien al medio día?".

Nunca comí mejor; en lugar del tradicional pavo, sirvieron pichones con arroz de la India y un buen Champagne. Durante la comida, Addie mantuvo la conversación de manera muy entretenida. No parecía nerviosa, pero su hermana, si. Después de comer nos sentamos en la sala a tomar café y coñac. Addie se excusó, y al volver traia..

TC: ¿Me permite dos adivinanzas?

Jake: Me lo entregó y me dijo: De esto quería hablar con usted".
( Con sus delgados labios, Jake hizo un anillo de humo, luego otro. Hasta que suspiró, el único ruido en el cuarto era el del viento, que golpeaba la ventana.)
Usted tuvo un largo viaje.Tal vez deberíamos interrumpir ahora .

TC: ¿Quiere decir que me va a dejar colgado aquí?


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Jake: ( Muy serio, pero con una de sus sonrisas traviesamente ambiguas.) Sólo hasta mañana. Creo que debería oír la historia de Addie de ella misma. Venga. Lo acompañaré a su habitación .

( Extraño, pero el sueño me tumbó como si me hubieran golpeado con la cachiporra de un ladrón. Había tenido un largo viaje, problemas de sinusitis, estaba cansado. Pero a los pocos minutos me desperté, o, más bien, entré en una esfera entre el sueño y la vigilia, en que mi mente era un losange de cristal, un instrumento suspendido que reflejaba imágenes que giraban: la cabeza de un hombre entre las hojas, la ventanilla de un auto veteadas de veneno, ojos de serpiente que se deslizaban en medio de vapor de calor, fuego que brotaba de la tierra, puños quemados que llamaban con fuerza a la puerta de un sótano, un alambre tenso resplandecía al atardecer, un torso en el camino, una cabeza entre hojas, fuego, fuego, fuego que fluía como un río, un río, un río.
Entonces suena el teléfono.)

Voz de hombre: ¿Que pasa? ¿Va a dormir todo el dia?

TC: ( las cortinas están corridas, la habitación está a oscuras, no sé dónde estoy, quién soy) ¿Hola?

Voz de hombre: Soy Jake Pepper. ¿ Se acuerda ? ¿ Un mal tipo? ¿De ruines ojos azules?

TC: ! Jake! ¿Que hora es?

Jake: Un poco más de las once. Addie Mason nos espera dentro de una hora. Vaya y dése una ducha. Y póngase algo abrigado. Afuera está nevando. Una nevada fuerte, de copos demasiados espesos para flotar. Caían y cubrían el suelo. Cuando salimos del motel en el auto de Jake, éste puso en funcionamiento los limpiaparabrisas. La calle principal estaba gris y blanca, y vacía , sin vida, excepto por un solitario semáforo que cambiaba de color. Todo estaba cerrado, hasta el café Okay.


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La lobreguez, el triste silencio de la nieve, nos influenció. Ninguno de los dos habló. Pero presentí que Jake estaba de buen humor, como si anticipara un acontecimiento agradable. Su cara saludable estaba brillosa, y olía, demasiado, a loción para después de afeitar. Aunque tenía
el pelo enmarañado, como de costumbre, estaba vestido cuidadosamente, aunque como para ir a a iglesia. La corbata roja que llevaba era apropiada para una ocasión más festiva. ¿Un pretendiente camino a una cita? anoche, al oírlo hablar con Miss Mason, se me había ocurrido esa posibilidad.

Había cierto tono, cierto timbre, de intimidad. Pero al instante que vi a Adelaide Mason, borré ese pensamiento de mi mente. No importaba lo aburrido y solo que estuviera Jake; la mujer era, simplemente, demasiado fea. Esa fue, al menos mi impresión inicial. Era poco más joven que su hermana, Marylee Connor, de rostro agradable, pero demasiado fuerte, masculino. El maquillaje sólo habría acentuado esa cualidad, pero sabiamente, no se pintaba. La limpieza era su rasgo físico más atractivo:su corto pelo castaño, sus uñas, su piel; era como si se bañara con alguna lluvia especial de primavera. Ella y su hermana pertenecían a la cuarta generación de nativos del pueblo, y era maestra desde que terminó la universidad. Con su inteligencia, su carácter y refinamiento, era sorprendente que no hubiera buscado un auditorio más vasto para sus habilidades que un aula llena de niños de seis años. "No", me dijo, " soy muy feliz. Hago lo que me gusta, enseñar en primer grado. Me gusta estar allí, donde comienzan. Y en primer grado enseño todas las materias. Y eso incluye modales. Los modales son muy importantes. Muy pocos niños los aprenden en casa."


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