MEDIO AMBIENTE

Nueve de las catorce centrales térmicas de carbón que hay en España cerrarán antes de 2020

EUROPA PRESS


Así lo anunció el Gobierno, que prevé cerrar las cinco restantes antes del 2030. Además, no se alargará la vida útil de ninguna de las centrales nucleares más allá de los 40 años.




825785-600-338.jpg


Central térmica de Compostilla.


El secretario de Estado de Energía, José Domínguez, ha anunciado este jueves que nueve de las catorce centrales térmicas que hay en España echarán el cierre en junio de 2020, tras no haber hecho las inversiones requeridas por la normativa europea en desnitrificación y desulfurización para poder continuar con su actividad, y prevé que las cinco restantes no alarguen su actividad más allá de 2030. "Lo que nosotros creemos que va a ocurrir, pero no lo estamos imponiendo, es que van a cerrar entre 2020 y 2030 todas. En 2030 no habrá ninguna central de carbón, pero mi vaticinio es que van a cerrar bastante antes de una manera natural, y no porque las cerremos", ha subrayado en declaraciones a la prensa. En concreto, las cinco centrales que el Gobierno prevé que alarguen su vida más allá de 2020 son las de As Pontes (A Coruña) y Litoral (Almería), ambas propiedad de Endesa; Los Barrios (Cádiz) -de Viesgo-, y Aboño y Soto de Ribera, las dos en Asturias y propiedad de EDP España.


"El sector gasita no puede quedar ahí"

En su participación en el XX Encuentro Sector Gasista organizado por Expansión, Domínguez también advirtió que el sector gasista se deberá reinventar si quiere ir más allá de la primera fase de la transición energética. "El sector gasista está para echar una mano inicial, pero no se puede quedar ahí", afirmó. Así, consideró que el gas va jugar un papel importante en los primeros años de esta transición como respaldo a las renovables tras la desaparición del carbón, pero subrayó que "si quiere luego seguir acompañando tiene que ser diferente, basado en gas renovable, en hidrógeno". "Un sector gasista cero emisiones y diferente al que tenemos hoy", añadió al respecto. De esta manera, señaló que el gas deberá jugar "un papel importante" en sectores como el transporte pesado de mercancías o en el transporte marítimo. "Están ante un reto muy interesante y tenemos en este sentido que evolucionar desde un sistema y un sector basado en los grandes volúmenes de gestión de algo que sabíamos hacer, hacía un sector que maneje menos volumen, algo diferente, con mucha más ciencia y gestión de lo que ha venido haciendo hasta ahora", dijo.

Las nucleares, no más de 40 años

Además, no prevé alargar la vida útil de ninguna de las centrales nucleares en España más allá de los 40 años, de manera que se obligará al cierre de todo el parque antes del horizonte de 2030, según indicó el secretario de Estado de Energía, José Domínguez. En declaraciones a la prensa, Domínguez indicó que en la decisión de cierre del parque nuclear "va a primar que fueron diseñadas para 40 años", por lo que, aunque se podría prorrogar su vida útil, no es algo que contemple el actual Gobierno. "Lo que sí contemplamos es un proceso de cierre escalonado", añadió. "Tienen una fecha de diseño de 40 años, pero eso hay que hacerlo compatible con un cierre ordenado y con las capacidades que tenemos en España... hay que hacerlo de la mano del CSN, de acuerdo con las compañías", ha explicado.

Dentro del parque nuclear español, uno de los reactores de Almaraz cumple los 40 años de vida útil en 2021, y este proceso de cierre escalonada se alargaría así hasta 2028 para los siete reactores existentes en España, cuando alcanza también ese plazo de 40 años la central de Trillo (Guadalajara). "Nos va a llevar probablemente más allá de 2030, pero no llegaremos a 2040. Antes de 2030 habremos cerrado", afirmó el secretario de Estado de Energía, quien subrayó que habrá un proceso negociación con los diferentes actores para que "sea compatible con un cierre ordenado y con las capacidades que tiene España", así como una fase de desmantelamiento que deberá marcar el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Domínguez destacó que cerrar el parque nuclear es "una decisión social", aunque señaló que hay que hacerlo "de una manera segura y ordenada". "Y eso lleva lustros", añadió al respecto.

https://www.20minutos.es/noticia/34...entrales-termicas-carbon-cerraran-antes-2020/


 
MEDIO AMBIENTE
Botellas, cubiertos, bolsas… Este es el plástico desechable que utilizo en un solo día
Si todos los españoles consumieran solo la mitad de lo que yo, seguirían suponiendo más de un millón de kilos diarios de plásticos


1541430480_243298_1541602238_noticia_normal.jpg

Este es el plástico desechable que he acumulado en un día.


PABLO CANTÓ 16 NOV 2018




En el mundo se compran 1.440 millones de botellas de plástico al día. Una de ellas es mía. La compro al llegar al trabajo y, al final del día, acaba en el reciclaje, aunque no todos los plásticos corren la misma suerte. Solo en 2017, ocho millones de toneladas de plástico acabaron en el mar. Esta cifra debería disminuir drásticamente durante la próxima década: 250 empresas han firmado un acuerdo, junto a la fundación de economía sostenible Ellen MacArthur y ONU Medio Ambiente para que, en 2025, el 100% de los plásticos sean reutilizables, reciclables o convertibles en compost. Solo hoy, he utilizado ocho piezas de plástico.

El acuerdo, respaldado por ONU Medio Ambiente, coincide con la aprobación, por parte del Parlamento Europeo, de una resolución para que determinados plásticos de un solo uso –como vasos o cubiertos– desaparezcan del mercado en 2021. Algunas ciudades también han empezado a tomar medidas concretas para frenar un problema que deja imágenes como las islas de basura flotando sobre los océanos o las playas atestadas de plásticos. En España, la primera medida al respecto ha sido la de la prohibición de las bolsas de plástico gratuitas, pero nuestro consumo sigue siendo elevado. Este ha sido el mío durante un único día que hemos tomado de referencia para la prueba:



1541430480_243298_1541599433_sumario_normal.jpg

Según mi báscula de cocina, los plásticos que he utilizado hoy pesan, en total, 130 gramos.



Por orden, este ha sido mi día de plásticos:

  • 9.30: Bolsa de plástico. En ella venían unas roscas de anís que me he comido para desayunar.
  • 10.00: Bote de gel. Después de aplicar el truco de rellenarlo con un poco de agua para apurar un último baño, mi bote de gel ha dicho adiós tras la ducha.
  • 11.00: Dos palitos para remover el café. Al llegar al trabajo he sacado un café de la máquina... Que ha resultado estar averiada y me ha dado agua caliente. Así que he pillado un segundo café de otra máquina. Ambos venían con un palo de plástico a modo de cuchara. Los vasos, al menos, eran de cartón.
  • 17.00: Yogur, cuchara y otro palito del café. De la merienda recupero otro palo de remover café y el recipiente de un yogur con muesli, de los que llevan su propia cuchara, también de plástico.
  • 22.00: Envase tiramisú. Mis compañeros de piso y yo pedimos pizza para cenar y un tiramisú para compartir. El tiramisú venía en un recipiente de plástico.
En total, han sido ocho piezas de plástico. Según mi báscula de cocina, son 130 gramos en total. Vale, está incluido un bote de gel grande que no se gasta todos los días, pero de haber hecho la compra, por ejemplo, el peso sería más elevado. Piensa en todo el plástico que cargamos en los supermercados y del que nos deshacemos al mismo llegar a casa, bolsas aparte: bandejas y envoltorios de fruta, guantes de plástico para cogerla a granel, packs de latas con embalajes o anillas de plástico...

Suponiendo que cada español –46 millones– gaste cada día la mitad de plástico que yo (unos 65 gramos), el consumo sería de 2,9 millones de kilos diarios. Y en España solo reciclamos un 60,7 % de nuestros plásticos, según Ecoembes.

¿Y qué pasa con todo ese plástico?


Antes de nada, hay que explicar que hay muchos tipos de plásticos, y algunos ni siquiera son reciclables. ¿Has tirado alguna vez un tupper viejo o un macetero de plástico al cubo amarillo? Mal hecho. Para saber qué tipo de plástico tenemos entre manos y qué hacer con él, los envases están marcados con un símbolo –un triángulo con un número del 1 al 7–, aunque a veces hay que mirar bien para encontrarlos. Te reto a que lo busques en el palito para remover el café:


1541430480_243298_1541599593_sumario_normal.jpg
AMPLIAR FOTO
Si quieres buscarlo, mejor haz clic y amplía la foto. Te va a hacer falta.



Aquí va la solución: está en un lateral, y es un tipo 6.

1541430480_243298_1541599785_sumario_normal.jpg





Generalmente, los tipos de plástico numerados del 1 al 6 pueden tirarse al cubo amarillo (aquí tienes una guía elaborada por Materia, la sección de ciencia de EL PAÍS, con algunas de las dudas más frecuentes, y aquí una guía de tipos de plásticos y su uso en reciclaje publicada por Ecoembes), siempre y cuando no tengan residuos orgánicos. Al tipo 7 corresponden los plásticos de tuppers, juguetes, bidones de agua para bicicleta, macetas... Otros plásticos, como los de tipo 2 (polietilenos de alta densidad, como la mayoría de botes de detergente o lejía) o 4 (polietileno de baja densidad, como las bolsas de plástico) son reutilizables, así que pueden tener una segunda vida en tu casa en vez de en la planta de reciclaje. Este es el posible futuro de los plásticos que he utilizado hoy:

  • Bolsa de plástico. Las bolsas de plástico están hechas de polietileno de baja intensidad (tipo 4) que es reciclable y reutilizable. En mi caso, en vez de al cubo amarillo, irá al recipiente donde guardo las bolsas para reutilizarlas.
  • Bote de gel y botella de agua. La mayoría de las botellas son de tipo 1 (polietileno tereftalato) y son fácilmente reciclables, pero no reutilizables: están pensadas para un único uso y, cuando se degradan, pueden liberar partículas tóxicas o albergar bacterias. Yo la he utilizado a lo largo del día –la he rellenado un par de veces– y luego la he echado al cubón amarillo. Las de tipo 2 sí son reutilizables.
  • Palitos del café, cuchara de plástico y envase del tiramisú. Están hechos con poliestireno (tipo 6) y, aunque pueden tirarse al reciclaje, se consideran un plástico caro de reciclar. Además, en muchas ocasiones, la máquina que separa los elementos en la planta de reciclado es incapaz de separar elementos tan pequeños como la cubertería. Por eso, son los primeros que gobiernos y empresas pretenden eliminar.
  • Envase del yogur. Es, al igual que otros envases como el de la margarina, un polipropileno (tipo 5), que es tanto reciclable como reutilizable. Eso sí, muchos recipientes de estos tipos –como es el caso de yogur que me he comido– van envueltos a su vez en cartón, y este no puede tirarse al cubón amarillo. Antes de tirarlo, acuérdate de separar.
¿Y qué puedo hacer para consumir menos plástico?

Si no hacemos nada por evitarlo, en el año 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. Como ya hemos visto, hay organismos internacionales, empresas y gobiernos locales y nacionales tomando medidas para evitarlo, pero también podemos aportar nuestro granito de arena desde casa. En este artículo puedes encontrar varios consejos sobre cómo consumir menos plástico. Son idea de la asociación francesa No plastic in my sea (Ningún plástico en mi mar).

  • Hacer la compra con una bolsa reutilizable en vez de una de plástico.
  • Usar jabón de manos en pastilla en vez del líquido.
  • Beber agua de grifo en cantimplora en vez de botella de plástico.
  • Comprar productos a granel en vez de envasados en plástico.
  • Escoger materias naturales para evitar así las microfibras plásticas que acaban en el agua.
  • Beber en un vaso de agua y una taza de café reutilizables y descartar los de plástico.
  • Comer en una vajilla convencional y no una desechable.
  • No utilizar ni pajitas para beber ni globos inflables.
  • Y, si finalmente se utiliza plástico, separarlo al reciclar (al cubo amarillo).
En Verne también publicamos el testimonio del plasticariano Javier Barrios, que lleva años intentando reducir al mínimo su consumo familiar de plásticos. Entre las medidas que él ha tomado, está llevar tuppers a la compra para introducir los productos a granel y utilizar utensilios y envases no perecederos, como pajitas y cubertería de metal o botellas rellenables de aluminio. Esa va a ser mi primera medida para bajar esos 130 gramos de plástico al día.

En el Instagram de Verne hemos publicado más imágenes y detalles de mi día de plásticos. Si estás rápido, puedes verlas en nuestras stories.


https://verne.elpais.com/verne/2018/11/05/articulo/1541430480_243298.html



 
Las huellas de la basura tecnológica acaban en la sangre de los habitantes de África
La cantidad de residuos electrónicos producidos en el mundo solo en 2016 equivale al peso de 4.500 torres Eiffel, según la Universidad de las Naciones Unidas


FRANCESCO RODELLA
19 NOV 2018

1542193341_918105_1542193523_noticia_normal.jpg


Unos niños recogen la parte metálica de una pantalla, en Agbogbloshie, barrio de Accra, Ghana. No se protegen para manipular productos químicos como el mercurio o el plomo. Fotografía de la serie fotográfica 'Vertedero de basura 2.0', de Andrew McConnell. ANDREW MCCONNELL / PREMIOS LUIS VALTUEÑA



En el centro de Accra, la capital de Ghana, hay una “llanura desolada donde el cielo de repente es gris y no crece nada”. Es Agbogbloshie, uno de los vertederos ilegales de basura electrónica más grandes del mundo. Y así lo describe Jelena Bosnjakovic, una joven italiana que estuvo allí el pasado julio para realizar un trabajo académico sobre esta forma de contaminación moderna. “Hay personas, incluidos menores, que trabajan allí y queman todo el tiempo la basura para recuperar los materiales valiosos o los objetos que se podrían reutilizar. Viven de eso”, agrega esta recién licenciada.

Ese lugar infernal no es el único así existente en países en vías de desarrollo, tal y como aseguran informes y trabajos periodísticos. La mayoría de los residuos que se acumulan en estas áreas proceden ilegalmente de Estados Unidos, Europa y China. Muchos contienen materiales químicos peligrosos, sacados de las profundidades de la Tierra y utilizados en la fabricación de móviles y otros dispositivos. La contaminación derivada afecta al medio ambiente y a los habitantes de aquellos sitios: esos vertidos pueden dejar huellas en su sangre, según demuestra una serie de estudios científicos publicado en 2017 por investigadores de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Los efectos para la salud de estas sustancias, advierten los especialistas consultados, aún están largamente desconocidos.

La pulsante carrera tecnológica global dejó en herencia solo en 2016 45 millones de toneladas métricas de basura electrónica, según el informe Global E-waste Monitor 2017, realizado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), el International Telecommunication Union (ITU) y el International Solid Waste Association (ISWA). Lo que equivale al peso de 4.500 torres Eiffel. El documento prevé además para los años que vienen un aumento de estos residuos: en el 2021 se superarán los 50 millones de toneladas métricas, según calculan los autores.

Hay diferencias abismales en la producción de basura electrónica entre las distintas regiones del mundo, según este informe. En 2016, en EE UU y Canadá cada habitante produjo en media unos 20 kg de estos residuos. En Hong Kong (China), de media se produjeron 19 kilográmos por persona. Los habitantes de los Estados miembros de la UE tiraron a la basura 17,7 kilográmos de productos tecnológicos cada uno. Por el otro lado, los 1.200 millones de habitantes del continente africano generaron cada uno en media 1,9 kilogramos de residuos electrónicos.

Problemas de reciclaje y tráficos ilegales

A principios de 2017, uno de cada tres países no tenía una legislación nacional en materia, según el informe de la UNU. “En muchas regiones de África, América Latina o el sur-este de Asia ni siquiera se reconoce la basura electrónica como tal”, afirma Vanessa Forti, una de las autoras del informe de la UNU.

En la UE sí hay una legislación estricta, explica la investigadora. Todos los países miembros deben establecer puntos de recogida y de procesamiento de los residuos, favorecer el diseño y la producción de aparatos reutilizables y ofrecer datos anuales sobre cuánta basura electrónica se genera y cuánta se recicla. Pero también en este caso queda trabajo por hacer. “Para muchos países es difícil desarrollar plantas eficientes. Reciclar algunos tipos de residuos y recuperar todos los materiales es caro”, explica Forti.

Esta situación hace que incluso en la UE se recicle menos de un 50% de la basura electrónica generada. La brecha se extiende si se consideran los datos a escala mundial. Según la UNU, el paradero de casi un 80% de los residuos electrónicos producidos en todo el mundo en 2016 quedó desconocido o no reportado.

También es un problema de definiciones. El Convenio de Basilea, firmado en 1989 por 186 países establece que existen residuos peligrosos, que no se pueden exportar como un producto comercial. Pero incluye también entre los objetivos principales para conseguir mayor sostenibilidad medioambiental la reutilización de los productos. El informe de la UNU explica que, por eso, en el caso de los residuos electrónicos la distinción entre si algo es basura o un objeto de segunda mano es “un debate de larga data”.

Forti afirma que esta indeterminación favorece tráficos ilegales de residuos electrónicos. “Se exportan bajo la etiqueta de reutilizables productos que en realidad no lo son. Uno de los métodos es hacerlos pasar como donaciones para países en vías de desarrollo, aunque cuando llegan a su destino no son utilizables”, asegura la investigadora. El proyecto de la Unión Europea Countering WEEE Illegal Trade calculó que solo en 2012 se exportaron de la UE de forma indocumentada 1,3 millones de toneladas de productos electrónicos desechados. De ellos, se estima que un 30% eran residuos inutilizables. Así se explica por qué parte de la basura electrónica producida en los países ricos acaba en lugares como Agbogbloshie.


PRODUCCIÓN MUNDIAL DE BASURA ELECTRÓNICA


basura_mov.png




Basura en la sangre de los más pobres
En ese vertedero, donde se acumulan residuos como móviles rotos, pero también aparatos más grandes y otro tipo de basura, “las personas trabajan sin precauciones de ningún tipo”, cuenta Bosnjakovic. Las condiciones de vida son ínfimas, según esta joven. “Hay gente que vive en las neveras abandonadas o en las carrocerías de los coches”, asegura. “Los materiales que salen de estos residuos peligrosos pueden terminar en el suelo. También la tierra, en el sentido físico, está enferma”.

No solo en Agbogbloshie se sufre por esa contaminación. El segundo de los estudios realizados en Canarias, publicado hace un año en Enviromental Pollution, examinó la sangre de 245 individuos recién llegados de 16 países africanos. Luis Alberto Henríquez, el autor principal, asegura que se encontraron muchos elementos químicos procedentes de los residuos tecnológicos. Los individuos con más cantidades de sustancias peligrosas en el cuerpo, agrega, son los que “venían de países importadores de basura electrónica o con más desarrollo industrial”. En otro artículo, publicado en Environment International, se demostró una asociación entre la presencia de estos metales y una mayor tasa de anemia.

El docente asegura que algunos de estos elementos pertenecen al grupo de las “tierras raras”, minerales como el sedium, el samarium o el europium que hasta hace pocos años no se utilizaban y se quedaban en el subsuelo. “A día de hoy no sabemos si son tóxicos para los individuos ni sabemos los niveles a partir de los cuales pueden producir toxicidad”. Argelia Castaño, directora del Centro Nacional de Sanidad Ambiental, confirma que sobre muchos elementos contenidos en los dispositivos electrónicos “realmente se sabe poco” y cree que para conocer qué consecuencias pueden suponer para la salud humana se necesitan estudios de biomonitorización periódicos. “Lo primero que hay que hacer es ver si efectivamente los niveles de contaminantes se están incrementando y en qué poblaciones”, afirma.

En opinión de Henríquez, “si nos pasamos los próximos 20 años quemando los móviles y tirándolos a la basura, la cantidad de contaminantes nuevos que nos pueden rodear va a ser muy alta”, alerta. Castaño recuerda que los daños de la contaminación no se quedan solo en el sitio donde se produce. “No hay ningún elemento en el mundo que sea estanco”, asegura. Forti agrega: “Estos materiales pueden penetrar en el subsuelo, en los acuíferos, y contaminar la cadena alimenticia”.

La investigadora de la UNU recuerda que reciclar los dispositivos electrónicos permite sacar un beneficio importante, porque así se pueden “recuperar materiales valiosos como oro y plata”. Por eso cree que los productores tienen que dar prioridad al diseño de dispositivos cuyos componentes se puedan intercambiar y reutilizar para favorecer más sostenibilidad ambiental.

De propuestas como esa habla también el trabajo de Jelena Bosnjakovic. Esta joven afirma que en Agbogbloshie tocó realmente con mano las consecuencias de la contaminación electrónica. “La manera en la que tratas al medio ambiente se refleja en tu vida, en tus condiciones de salud y en tu humanidad. El medio ambiente es tu casa”.


DÓNDE TIRAR EL MÓVIL QUE YA NO TIENE ARREGLO


En España el reciclaje de residuos electrónicos es obligatorio desde 2005. “Cada vez que adquirimos un aparato electrónico, una pequeña proporción de su precio final se destina a ese proceso de recogida y reciclaje”, explica José Pérez, consejero delegado de Recyclia, la principal plataforma de recogida de este tipo de basura en el país. Los productores están obligados a financiar el reciclaje de estos productos, pero toca a los ciudadanos hacer el primer paso.

Si se le rompe el móvil y no sabe qué hacer con él, encontrar una salida sostenible para el medioambiente no es muy complicado. “Se puede llevar a un punto limpio municipal, o también entregarlo en cualquier establecimiento comercial de más de 400 m2, ya que estos están obligados a recoger cualquier aparato electrónico de menos de 25 centímetros para su reciclaje”, asegura Pérez.

Recyclia también pone a disposición un servicio destinado explícitamente a la recogida de residuos electrónicos. “Hay 665 puntos de recogida, llamados Tragamóvil, desplegados por toda España en tiendas de telefonía, servicios técnicos, ayuntamientos, universidades y superficies comerciales”, añade el consejero delegado de la plataforma.

De allí la basura tecnológica se tiene que llevar a plantas de tratamiento autorizadas. “Con las tecnologías de reciclaje disponibles actualmente en nuestro país, entre el 85 y el 90% de los materiales contenidos en los residuos electrónicos ya se pueden reciclar”, asegura Pérez. Según los datos de Recyclia, en 2017 se gestionaron 262.000 toneladas de estos residuos, un 16% más que el año anterior, lo que supone el 50% del peso medio de los aparatos puestos en el mercado en los tres años anteriores.


https://elpais.com/elpais/2018/11/14/ciencia/1542193341_918105.html
 
MÁS DE 6 KILOS
Hallan una ballena muerta en Indonesia con más de 1.000 plásticos en el estómago
El aparato digestivo del cetáceo contenía 115 vasos, 4 botellas, 25 bolsas, 2 sandalias y más de 1.000 trozos de cuerda, entre otros productos de plástico


imagen-sin-titulo.jpg

En el interior del estómago han encontrado 15 vasos de plástico, 25 bolsas y hasta dos chanclas. (Reuters)


EC
TAGS
INDONESIA
ANIMALES


21/11/2018

Ecologistas encontraron el cadáver de un cachalote varado en una islade la zona central del archipiélago indonesio con casi 6 kilogramos de plástico en el tracto digestivo, entre vasos, botellas, bolsas y otros objetos, informaron hoy fuentes oficiales.

El cetáceo, de 9,5 metros de largo por 4,3 de ancho, fue encontrado el lunes por ecologistas en la isla Kapota, situada dentro del Parque Nacional de Wakatobi, en la provincia de Célebes del Sur, indicó el Ministerio de Medioambiente en un comunicado.

Miembros del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y de una academia local de conservación marina revelaron que el aparato digestivo del cetáceo contenía 115 vasos, 4 botellas, 25 bolsas, 2 sandalias y más de 1.000 trozos de cuerda, entre otros productos de plástico.




a-stranded-whale-with-plastic-in-his-belly-is-seen-in-wakatobi-southeast-sulawesi-indonesia-november-19-2018-in-this-picture-obtained-from-social-media-kartika-sumolang-via-reuters-this-image-has-been-supplied-by-a-third-party-mandatory-credit.jpg

(Foto: Reuters)




El director del Parque Nacional de Wakatobi, Heri Santoso, dijo que enterrarán al cachalote en una playa del norte de Kapota, según el comunicado.

Wakatobi es un popular destino turístico de submarinismo en Indonesia, país que se ha comprometido mediante decreto presidencial a eliminar el 30 por ciento de sus residuos marinos para 2025, con un presupuesto de 1.000 millones de dólares (876 millones de euros).

Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, se sitúa después de China como la segunda nación que más plástico vierte al océano, según un estudio publicado en 2015 por la revista Science.

La ONU estima que cada año cerca de ocho toneladas de plástico van a parar al mar y que en muchos casos son ingeridos por los animales marinos y pasan a formar parte de la cadena alimentaria de los humanos.

https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2018-11-21/ballena-plasticos-estomago_1659162/
 
CAMBIO CLIMÁTICO
Holanda se hunde más deprisa de lo previsto
Un mapa digital muestra el declive del suelo por el cambio climático y la acción humana


ISABEL FERRER
22 NOV 2018

1542832552_518195_1542835288_noticia_normal.jpg


Varios soldados colaboran para reforzar un dique en Holanda. VINCENT JANNINK AFP



Holanda es un delta desde el punto de vista geográfico, y su suelo se hunde a mayor velocidad de lo esperado debido a la acción humana y al cambio climático.Los veranos muy calurosos de los últimos años han acelerado el hundimiento del terreno, y en zonas donde predomina la turba —el carbón formado por la descomposición de vegetales— el proceso es irreversible. Un nuevo mapa digital ha recogido un proceso de deterioro ambiental que, según la Agencia de Evaluación Medioambiental, costará 22.000 millones de euros para 2050. Tanto el campo como la ciudad están afectados, y su evolución será actualizada a partir de ahora a diario.

El declive del suelo en gran parte de Holanda solía compensarse con la arena y arcilla depositadas durante las inundaciones por los grandes ríos que la atraviesan, en particular el Rin, Mosa y Escalda. Pero la construcción de diques se remonta a la Edad Media, y los ríos ya no se desbordan con periodicidad.

"Llevamos 400 años bombeando el agua para cultivar y criar animales en tierra seca, y el suelo ha ido cayendo bajo el nivel del mar. Ya se sabía, pero con este nuevo mapa vemos claramente que en el oeste del país, con suelos de arcilla y turba, esta última desaparece una vez expuesta debido a la succión periódica de agua. Se oxida al entrar en contacto con el aire y contribuye a las emisiones de CO2", dice Ramón Hanssen, catedrático de Geodesia y Observación de la Tierra vía Satélite, de la Universidad Técnica de Delft, e investigador principal de los trabajos del mapa. Actualizado con información de satélites, sus mediciones son exactas y servirán para diferenciar las causas naturales, y provocadas, del hundimiento del suelo.

"Es un problema que no solo puede cambiar el típico paisaje holandés, con sus prados, molinos y ciudades monumentales. El daño causado a los cimientos de las casas y calles es visible en algunas ciudades". Gouda, situada al oeste del país y famosa por sus quesos, ya lo nota. Con unos 73.000 habitantes, su casco antiguo baja una media de tres milímetros anuales, y hasta 10 milímetros en algunos puntos, según el Ayuntamiento.

Las fachadas y puertas de algunos edificios se desequilibran, hay grietas en las paredes y el problema llega a las alcantarillas. Las autoridades locales han decidido abordar la situación de forma estructural, ya que muchos inmuebles están construidos sobre pilones de madera, algo que ocurre en el resto de los barrios históricos de Holanda.

"El cambio climático ha agravado el problema, con veranos cada vez más calurosos y sequías que han acelerado la desaparición de la turba", señala Hanssen. También ha influido la extracción de gas natural, del que Holanda tiene uno de los mayores yacimientos del mundo en la provincia de Groningen, al noreste del país. Obtenerlo provoca seísmos (unos 400 desde finales de los años 80) de hasta 4,5 grados, según los sismólogos. "El mapa mostrará si reducir la extracción disminuye el deterioro del suelo", concluye Hanssen.


MEDIO METRO EN LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS

El nuevo mapa digital del suelo holandés, presentado por el Centro de Geodesia y Geoinformática del país, puntea en rojo las zonas donde se hunde el pavimento al ritmo de cinco milímetros anuales. El amarillo es para las que caen un milímetro al año, y el azul —excepcional y sobre todo al sur del país— para la tierra que sube porque el agua bombeada por la minería vuelve al fondo.

De no tomarse medidas con prontitud, los investigadores señalan que el hundimiento del suelo de los Países Bajos puede superar los 50 centímetros en los próximos 50 años.

Con 31 millones de puntos de medición, el mapa revela “un problema ineludible, agravado por el cambio climático, otra realidad inevitable”, según Ramón Hanssen, líder del estudio.

En un país acostumbrado a lidiar con el agua, han surgido rápidamente propuestas para elevar las calles de las ciudades afectadas. Algunos municipios evalúan las propiedades de la lava, o incluso el poliestireno extruido, una espuma rígida que puede usarse como aislante térmico. En el campo, la mejor forma de evitar que decaiga el suelo es manteniéndolo mojado, algo poco conveniente para el ganado. Sin embargo, para la tifa o espadaña, una planta acuática, o los arándanos, una superficie húmeda no es un problema.

https://elpais.com/sociedad/2018/11/21/actualidad/1542832552_518195.html
 
UN PROYECTO PIONERO LLEGA A EUROPA
¿Dónde está la contaminación, que yo la vea? Ahora Google Maps la mide y te la enseña
Los coches que hasta ahora servían para mapear la ciudad incluyen una nueva funcionalidad: medir la contaminación del aire en tiempo real y publicar los datos 'online'


imagen-sin-titulo.jpg

Uno de los coches medidores de contaminación. (Google Street View)


GLORIA PIVETAL
TAGS

25/11/2018


Cómo está el tráfico, cuál es la ruta más rápida o dónde está el supermercado, la farmacia o el restaurante más cercano son solo algunas de las incógnitas cotidianas que resolvemos en un periquetegracias a la rápida e intuitiva información que nos ofrece Google Maps en tiempo real. Y todo apunta a que dentro de poco también podremos consultar otro aspecto importante del entorno que nos circunda: el grado de contaminación.

Saber en qué parque se respira un aire más puro o cuál es el camino más saludable ese día para ir a la escuela puede ser de gran ayuda para los padres de un niño asmático, así como para un deportista o cualquier ciudadano que se desplace a pie, bicicleta o patinete y esté mínimamente concienciado sobre el riesgo que suponen los humos para su salud. O para quien se esté planteando comprar una casa o llevar a sus hijos a un determinado colegio. Son decisiones que repercuten en nuestra vida a largo plazo y saber si el aire que nos circundará a diario es más o menos saludable puede influir e incluso llegar a ser determinante en nuestra elección.


Además, los sistemas de medición ambiental de las ciudades todavía son muy generales y, con una información mucho más detallada, capaz de describir la situación en cada calle, plaza o esquina, las autoridades podrían planificar mejor y acertar más a la hora de decidir dónde y cómo implementan medidas para intentar reducir las emisiones.

Es el propósito con el que nació hace tres años Project Street View, que consiste en ubicar un sofisticado sistema de medición ambiental en los típicos coches de Google y recorrer de cabo a rabo la ciudad. Tras una serie de pruebas preliminares en la ciudad de Denver, el experimento se probó por primera vez en Oakland y en distintos puntos del estado de California y, en base a los buenos resultados, Google ya ha anunciado que en breve lo extenderá a más ciudades: ya tiene 50 coches preparados para ello. En Europa, Londres lo empezó a experimentar hace unos meses y, en Copenhague se estrenó este mes de octubre.

En el pasado, equipos científicos de Pekín y Helsinki ya habían probado sistemas de medición móviles parecidos. Pero eran grandes y pesados, lo que les obligaba a tener que moverse en camiones o furgonetas mucho más grandes. Y además, para asegurarse de que recababan bien los datos, tenían que ser pilotados por los propios estudiosos.


Un mapa detallado, esquina a esquina
La gran plataforma mundial con que cuenta Google, en cambio, abre oportunidades inmensas. Por un lado, los detectores que utiliza son lo suficientemente potentes para captar hasta la más pequeña partícula contaminante, pero lo suficientemente pequeños para caber en los coches de Street View, que pueden recorrer sin problema todas las avenidas, calles y callejones más escondidos de la ciudad y cruzar esos nuevos datos con los de sus cámaras a 360 grados y complejos rastreadores GPS.



imagen-sin-titulo.jpg

Medición de la contaminación en Oakland. (Google)


Las muestras de aire se recogen cada segundo a través de una entrada en la parte superior del automóvil y se bombean hacia un sistema de control de contaminación situado en la parte posterior. Los sensores miden sustancias como el carbono negro, el óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno, que son las principales responsables de la mala calidad del aire que respiramos. Los datos sobre esa determinada ubicación se almacenan luego en la gran nube de Google y están disponibles a través de Google Maps y Google Earth.

Sin la plataforma mundial de la multinacional americana, este proyecto no habría sido posible. Pero tampoco sin la avanzada tecnología de Aclima, la startup de San Francisco que está poniendo a disposición de Google los pequeños equipos de medición que llevan los coches.

El 95% de la población respira aire contaminado
Según datos de la OMS, entre el 93 y 95 por ciento de la población mundial respira aire contaminado. "Es un problema que nos afecta a todos. Vimos que faltaba una infraestructura de medición para entender cómo las poblaciones están siendo impactadas", explica la directora general de Aclima, Davida Herzl, en un vídeo sobre el proyecto. "Uno de los primeros hallazgos del experimento —añade— fue darnos cuenta de que la polución es extremadamente variable. Puedes tener la mejor calidad de aire y la peor en la misma calle. Constatar esto validó de alguna manera la necesidad de un rastreo mucho más localizado de la polución".

Los resultados en Oakland han sido reveladores. Esta ciudad del área de la Bahía de San Francisco ya cuenta con tres estaciones de calidad del aire que dan una visión global del problema en toda la ciudad. Sin embargo, desde que empezó el proyecto, los automóviles de Street View han sido capaces de rastrear todos y cada uno de los rincones de la ciudad múltiples veces, en días y a horas distintas.

El resultado han sido millones de mediciones capaces de ilustrar con mucho mayor detalle y exactitud la calidad del aire calle a calle, manzana a manzana, convirtiéndose en uno de los mayores y más pormenorizados mapas de este tipo que se han realizado hasta la fecha sobre una zona determinada en todo el mundo.

Visitamos cada manzana entre 20 y 50 días distintos a lo largo de un año

"Visitamos cada manzana entre 20 y 50 días distintos a lo largo de un año, si la contaminación tiene un pico en un instante determinado, puede ser algo más o menos malo. Pero si es alta de manera constante entonces se convierte en algo que debemos solucionar", explicaba Joshua Apte, profesor de ingeniería de la Universidad de Texas, en Austin, en un artículo publicado por Google.

La situación en el oeste de la ciudad es especialmente crítica. Además de soportar el paso cercano de varias autopistas, los residentes viven sometidos al tráfico constante de camiones y las emisiones de las industrias de la zona. Esto no impidió que, no hace tanto, la ciudad permitiera la construcción de nuevas residencias en la zona. Los vecinos han denunciado la situación en múltiples ocasiones. Sostienen que tanta contaminación se traduce en un mayor porcentaje de enfermedades respiratorias, cáncer o ataques al corazón. Y ahora, gracias a estos mapas tan detallados, pueden demostrarlo con datos mucho más concretos.

De California a Copenhague
Tras el experimento en Oakland, que empezó en 2015, Google ha expandido el proyecto a otros puntos de California. Y el resultado es un mapa de calidad del aire mucho más preciso. De hecho, científicos del Environmental Defense Fund (EDF) y Kaiser Permanente lo utilizaron para demostrar la relación que hay entre la polución a nivel de calle y las enfermedades de corazón entre los mayores.

En estos años, Google ha realizado más de 250 millones de mediciones en California e incluso invita a los investigadores que lo deseen a consultar los datos para estudios sobre la calidad del aire. Pueden hacerlo a través de este enlace.

En Europa, Londres empezó a realizar este tipo de mediciones con coches de Street View en julio, aunque, en este caso, con sensores facilitados por la compañía británica Air Monitors.





Mientras que, en Copenhague, Project Air View arrancó a comienzos de octubre. Desde entonces dos vehículos de la multinacional americana recorren sin pausa la capital danesa, midiendo la polución a cada metro. El objetivo es pasar luego estos datos a las autoridades locales y a la comunidad científica para que puedan realizar estudios, establecer patrones y atinar más en sus decisiones.


Por lo demás, contar con muestras tan distintas, de grandes metrópolis con mucho tráfico, como Londres o Los Angeles, y capitales mucho más pequeñas y con muchas bicicletas y muchos menos coches, como Copenhague, también permitirá establecer comparaciones sobre qué medidas funcionan y cuáles no.

https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2018-11-25/google-maps-contaminacion_1664446/
 
Sylvia Earle: siete mil horas bajo el agua para salvar nuestros océanos

Por Zuberoa Marcos | Azahara Mígel | 11-09-2018





600x600-01-3-150x150.jpg

Sylvia Earle

Bióloga marina y científica de National Geographic

“Si puedo respirar, puedo bucear”. Cuando pronunció esta frase, Sylvia Earle -una de las científicas marinas más importantes de la historia- era una septuagenaria en un excelente estado de forma. Hoy a sus 83 años sigue buceando porque, como el personaje interpretado por Albert Finney en Big Fish, la película dirigida por Tim Burton, es probable que esta oceanógrafa nacida en Nueva Jersey haya sido en otra vida un pez. Uno grande y hermoso. Libre y fuerte. Exactamente como ella. En 1979, embutida en un traje de buzo tipo JIM descendió 381 metros hasta el fondo marino cerca de Oahu en Hawaii, un récord absoluto con este tipo de equipo que todavía se mantiene. Su proeza hizo que se ganara el sobrenombre de “Her Deepness” (algo así como “Su Profundidad”) en contraposición a “Her Highness” (su alteza) demostrando a un tiempo la categoría de sus logros y la especial habilidad de los anglosajones para colocar alias ingeniosos.

Earle ha pasado sumergida a lo largo de su vida casi diez meses: 7.000 horas repartidas en más de cien misiones. Una auténtica barbaridad que, sin embargo, no le parece suficiente porque ella considera que la verdad -parafraseando una famosa frase de serie de televisión- no está ahí fuera, sino ahí abajo. Por eso no se resigna a que haya todavía lugares que no hayamos explorado: “Existe tecnología para ir a los rincones más profundos del océano. Al fin y al cabo son solo once kilómetros. Millones de personas vuelan diariamente a once kilómetros de altura. Hemos llevado al hombre a la luna. Hay gente viviendo en el espacio en estaciones espaciales. No hay limitaciones tecnológicas que impidan sumergirse once kilómetros. Es una cuestión de voluntad”. Voluntad que a ella no le falta, tal y como ha demostrado en numerosas ocasiones a lo largo de su vida, lo que le ha llevado a ampliar sus límites. Así lo hizo, por ejemplo, cuando le negaron la participación en un programa científico por ser mujer: su respuesta entonces fue sumarse a la expedición Tektite II, un proyecto del Gobierno de los Estados Unidos y la NASA para comprobar el impacto físico y psicológico en el cuerpo humano de vivir sumergidos durante períodos prolongados de tiempo. La expedición comandada por Earle tuvo lugar en 1970 y estaba compuesta únicamente por mujeres. Fue un desafío a lo establecido y una demostración -todavía hoy necesaria- de que las barreras que algunos se empeñan en poner a las mujeres son muros que deben (y pueden) ser derribados porque solo existen en sus cerebros.

Desde que siendo solo una niña Sylvia Earle se sumergió por primera vez en el mar, su vida ha estado ligada a los océanos y a su conservación. Y hoy, como ella misma reconoce, protegerlos “se ha convertido en un asunto de máxima urgencia” porque los próximos diez años pueden ser determinantes para lo que ocurrirá, tal vez, durante el siguiente milenio. Esta urgencia a la que se refiere Earle no puede ser afrontada, obviamente, por una sola persona. Ni tan siquiera por una mujer con la fuerza y visión de esta oceanógrafa. Tal vez la posibilidad se abra con las nuevas generaciones, esas que gracias a la labor de divulgación de personas como Earle aprenden a amar nuestro planeta y se inspiran para dedicarse a su conservación en el futuro. Al fin y al cabo como ella misma aseguraba en una entrevista, dedicarse a la ciencia es una forma se ser siempre un niño: “Esa es la ventaja de ser una científica. Que haces lo que hacen los niños: preguntarte cosas. Es imposible aburrirse”.

Edición: Azahara Mígel | Cristina del Moral
Texto: José L. Álvarez Cedena

https://elfuturoesapasionante.elpai...as-bajo-el-agua-para-salvar-nuestros-oceanos/
 
PLANETA EN ACCIÓN
Los cultivos se adaptan a los nuevos patrones climáticos


1543937481.jpg



Los efectos del cambio climático obligan a revisar los cultivos tradicionales para buscar variedades más resilientes a las condiciones fluctuantes del clima y a implementar nuevas tecnologías que ayuden a los agricultores a ser más eficientes y sostenibles.

El calentamiento global está provocando un replanteamiento en la siembra de ciertos cultivos asociados tradicionalmente a determinadas regiones de España. El aumento constante de temperatura, la escasez de lluvias y la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos adversos requieren de una investigación constante para predecir el rendimiento de los cultivos. Informes, como el realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), indican que el impacto del cambio climático afectará a cinco cultivos importantes a nivel mundial, como son el arroz, el trigo, el maíz, la soja y el cacahuete. La adaptación y la eficiencia resultan fundamentales para hacer frente al futuro incierto de muchas plantaciones.

“Lo cierto es que todos los cultivos van a verse afectados por los efectos del cambio climático, y en Europa, la región meridional y del Mediterráneo serán las zonas más afectadas”, señala Vanessa Sánchez, coordinadora del proyecto LIFE AgriAdapt en la Fundación Global Nature. Sin embargo, la experta también asegura que “no hay motivos para alarmarse, ya que la mayor disponibilidad de datos fidedignos favorece que se puedan tomar medidas para evitarlo, como pueden ser de eficiencia y de sustitución, -aunque en este último caso no sea tan fácil-, y en consecuencia establecer mecanismos para adaptarse”. El mayor reto se encuentra en la incertidumbre que suponen los episodios más extremos porque “por lo general, no se puede saber cuándo van a pasar”, asegura.

En el día a día, el trabajo con organismos científicos y con los agricultores sobre el terreno permite adoptar medidas para desarrollar estrategias y buscar soluciones efectivas para sus cultivos. Algunas de ellas han sido “la modificación en las fechas de siembra o trabajar con las predicciones científicas. Teniendo en cuenta estas tendencias, basadas en indicadores agroclimáticos, nuestro nivel de certidumbre es muy alto”, indica Vanessa. Así, el cruce de datos climáticos de años pasados, la evaluación de cada cultivo frente al clima y las proyecciones futuras posibilitan la anticipación, así como la extracción de conclusiones. “Desde la Fundación hemos podido constatar el comportamiento de ciertos cultivos en España y en Europa, como que el cereal es más vulnerable que el girasol o que en cereales, como el maíz, se debe adelantar la fecha de siembra, siempre y cuando haya llovido en otoño”, indica.

La situación de los viñedos
El sector vitivinícola supone uno de los mercados con mayor peso en nuestro país, hecho que corroboran los datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino(OIV). Con más de 967.000 hectáreas en 2017, España cuenta con la mayor superficie de plantación de viñedos del mundo y es, además, el mayor exportador de vino a nivel mundial en volumen (22.100 millones de litros) y una cuota de mercado mundial del 22%, superando a países como Italia y Francia. Ahora bien, la amenaza de los efectos del cambio climático en el vino está cada vez más presente, ya que “aunque la vid es una planta rústica, lo que favorece que su distribución geográfica sea muy amplia, desde zonas con pluviometrías elevadas a zonas más rústicas, sin embargo, las situaciones de sequías pronunciadas también afectan a la vid”, señala Manuela Rubio, profesora titular de Viticultura en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).

1543915846_cultivo-3.jpg


Los efectos del incremento interanual de la temperatura están provocando que “en los últimos años la vendimia haya tenido que adelantarse a los meses más cálidos, como consecuencia de una mayor rapidez en la sucesión de los estados fenológicos, entre ellos la maduración de la uva, no afectando por igual a todas las regiones”, explica Manuela Rubio. A su vez, este aumento de la temperatura está provocando que el cultivo de viñedos se instale en países con escasa tradición en este tipo de cultivo, como China, India, México, e incluso, en regiones septentrionales, como Reino Unido. En España, las regiones meridionales pueden verse más afectadas, aunque “las alternativas para adaptarse a las diferentes situaciones podrían pasar tanto por la elección de material vegetal como por técnicas culturales, entre otras”, apunta Manuela Rubio.
De continuar esta tendencia, la producción de los denominados vinos terroir o de terruño, sufrirán cambios en sus características y “probablemente el cambio climático provocará que surjan nuevos vinos, diferentes a los que estamos acostumbrados”, añade la profesora de la UCLM. Por ejemplo, “climas más cálidos conllevan una mayor concentración de azúcares en la uva, lo que está provocando un aumento del grado alcohólico de los vinos en determinadas regiones”. A esto se añade la sensibilidad de la vid a los cambios de temperatura: “el salto térmico, (la diferencia entre las temperaturas nocturnas y diurnas durante la maduración), el cual se ve favorecido en zonas de una cierta altitud, también se está viendo influido por el cambio climático, modificando determinadas características organolépticas de la producción”, concluye.

Almendras y pistachos en Castilla-La Mancha
Las prolongadas sequías que, desde hace más de una década, sufren regiones como California, están provocando que ciertos cultivos leñosos, como la almendra o el pistacho se implanten en nuestra geografía. Aunque existen zonas con larga tradición en este tipo de frutos, como en Levante, Zaragoza, Tarragona y Murcia, en Castilla-La Mancha está floreciendo una importante cosecha de almendros y pistacheros en lugar de los cultivos de herbáceas que, hasta hace poco, eran los más habituales. “La escasez de precipitaciones y los márgenes ajustados de algunos cereales de invierno y de la viña, que implica más trabajo y mayores fluctuaciones de precio, hace que sea lógico diversificar hacia estas plantaciones con altas rentabilidades”, indica Jesús Ángel Peñaranda, técnico sectorial de frutos secos de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha.

1543847156_cultivo-2.jpg


En el caso de los almendros las cifras indican que en los últimos 3 años se han pasado de 50.000 hectáreas a 114.000 ha, una superficie que se extiende sobre todo en la región de Albacete y en las comarcas de La Mancha y Campo de Montiel, en Ciudad Real, según el Centro de Investigación Agroambiental. El “boom” que vive este fruto en la región se debe, principalmente, a que se ha convertido en un cultivo rentable y productivo, gracias a “la incorporación de variedades de almendras de floraciones más tardías y autofértiles, como la Vairo o la Penta, reduciendo la producción de otras tradicionales como la Marcona o la Largueta, más tempraneras y sensibles a posibles heladas”, señala Jesús Ángel.

Asimismo, la irrupción del pistacho en Castilla-La Mancha está siendo una salvación para los agricultores de secano en estas tierras y España se está situando como uno de los pocos países en el mundo, junto a California, Irán, Turquía o Italia, con capacidad para producirlo. En apenas veinte años, la producción de este fruto ha pasado a contar con 12.000 hectáreas, un 80% concentradas en tierras castellanomanchegas. Las condiciones climáticas y geológicas del interior favorecen el crecimiento de este fruto de origen semidesértico y con escasa demanda de recursos hídricos. Además, “las temperaturas extremas de esta zona implican que haya menos problemas de plagasy favorecen que el cultivo sea ecológico al no tener que recurrir a pesticidas o fungicidas”, apunta Jesús Ángel, quien augura “un buen futuro para este fruto”.

Los retos de éstos y del resto de cultivos tradicionales son muchos pues, los cambios que ya está causando el calentamiento global, obligan a redefinir las estrategias y a estudiar sus rendimientos presentes y futuros. De los ensayos que se realicen hoy y de la consolidación de determinadas variedades en los próximos años pueden depender la sostenibilidad socioeconómica y medioambiental del planeta.

http://www.planetainteligente.elmun...s-se-adaptan-a-los-nuevos-patrones-climaticos


 
El gran invento para limpiar de plástico los océanos no funciona


0ab52b57a7fc5e1cbb5398eb571d6fa7.jpg



TEKNAUTAS

11/12/2018

Desde hace un tiempo se habla de cómo una enorme masa de plástico navega en algún Pacífico lugar del mundo sobre el oceáno. No es la primera vez que oímos hablar sobre ella. Y tiene pinta de que seguirá a la deriva durante un tiempo. Al menos hasta que alguien de con una fórmula efectiva para recoger todos esos residuos del mar. La gran apuesta del momento es un invento de un joven danés conocido como 'Ocean Clean Up'. Pero, a pesar del gran 'hype' que había despertado, lo cierto es que no está funcionando como se esperaba.

Para los que no lo conozcan, 'Ocean Clean Up' es una especie de barrera flotante en forma de U contra el plástico. Cuenta con una cortina que se sumerge varios metros. Según el mar y las olas empujan los residuos estos quedan atrapados ahí. Desde la organización, aseguran que el funcionamiento de su invento no impide en que la fauna marina pueda seguir su curso.

A pesar de la expectación inicial que despertaba el mecanismo, esta se está diluyendo tras el primer chasco inicial. Al menos esa es la conclusión tras un mes de uso en una zona del Pacífico donde se acumula toda esta basura. Los ingenieros no encuentran la respuesta, pero la historia es que la basura, una vez atrapada no se queda ahí, sino que pasado un tiempo, vuelve a salir.

Algo que obliga a replantear el funcionamiento. Una de las teorias, que cobra más fuerza, son las diimensiones del prototipo, algo que podría tener relativamente fácil solución. Sin embargo, hay otras variables, como que el mar y el viento no empuje las cosas lo suficientemente rápido y, por tanto, el plástico no acaba entrando mayoritariamente en el área designada.


GALERIA :https://www.elconfidencial.com/mult...cean-clean-invento-limpiar-plastico_1696958#0
 
Cómo sorber (y beber mezcal) sin manchar el planeta
Dos emprendedores mexicanos patentan un modelo de pajita biodegradable a partir del agave

JAIME RIPA
Madrid 13 DIC 2018



Las pajitas biodegradables patentadas por los mexicanos Wilmer Yajamín y Felicia Covone. INMA FLORES



Los mexicanos Wilmer Yajamín y Felicia Covone viven por y para un vegetal muy peculiar: el agave, gran símbolo gastronómico y cultural de su país a partir del cual se elaboran destilados como el mezcal, el pulque y el tequila. Y, como importadores de estas bebidas que son, se preguntaban desde hace tiempo qué hacer con el bagazo, el resto que deja la planta una vez se le ha extraído el jugo. "Cuando haces un destilado el agave muere. En el mejor de los casos, los restos se convierten en abono. Otras veces, directamente, se tiran, que es lo más fácil y barato", explica Yajamín, cofundador de Entre Compas, una compañía pionera en traer estos productos artesanales a España. A raíz de la prohibición en algunos estados de México de los plásticos de un solo uso, al dúo se le ocurrió una salida para el material exprimido: un ecopopote, un modelo de pajita biodegradable a base de fibras de agave que acaban de patentar en España.

"Agave, en griego, significa noble", interviene Covone, diseñadora de 34 años que conoció a Yajamín, ingeniero industrial de 40, mientras estudiaba en España, época en la que fantaseaban con abrir un Museo del Jamón "pero del tequila y el mezcal". "Hace diez años estas bebidas eran desconocidas para el público español. Más allá del chupito de discoteca, claro, que no tenía nada que ver un tequila verdadero", se indigna entre risas Yajamín. "Históricamente, con el agave se hacían tejidos, cuerdas e incluso casas. Nosotros hemos querido darle una segunda vida", añade Covone.

La pajita, inodora, insípida y biodegradable, está compuesta en un 70% por fibras vegetales de agave y en un 30% por bioplástico, un añadido "necesario" para estabilizar el producto. "Las primeras pruebas eran todo vegetal, pero carecían de la consistencia adecuada", explica Yajamín, que muestra en La Mezcaloteca, el bar donde se sirven alcoholes artesanos que regenta, la primera pajita que hicieron, un sólido de forma algo abstracta. "La fibra de agave, como muchas vegetales, se abre. Añadimos bioplástico para evitar que se deshiciera o deformara con las temperaturas o que transmitiera sabor, como sucede con las pajitas de papel o azúcar".

El ecopopote, su nombre comercial, es compostable y se evapora en condiciones de humedad en menos de un año –por los miles que puede persistir a la intemperie un objeto plástico–. La alternativa encaja con el plan de Bruselas para acabar con los útiles de plástico de un solo uso a partir de 2020 y se alinea con iniciativas a pequeña escala como Sorbos, una startup española de pajitas comestibles y biodegradables, y con acciones mediáticas como la de McDonalds, que testará pajitas de papel en sus establecimientos de Gran Bretaña.

"Nos enteramos de que se estaban haciendo modelos a partir de aguacate y maíz. Nos parece bien, pero al final son alimentos que vas a dejar de consumir para fabricar un objeto", desarrolla Covone. Por ello apuntaron a la basura que tenían más a mano: el bagazo, un recurso aún por explotar en la industria mezcalera y tequilera. "El agave no es como la vid: para hacer un tequila tienes que dejarlo crecer unos seis años. Y para un mezcal, entre ocho y diez, pero hay algunos de hasta 30", apunta Yajamín.



1544694303_601698_1544703704_sumario_normal.jpg


Felicia Covone y Wilmer Yajamín, propietarios de La Mezcaloteca (Madrid). INMA FLORES



Por el momento, la producción de las pajitas se hace en suelo mexicano. "A corto plazo queremos moverla a España e importar solo los pellets [unas bolitas del material ya reciclado] para disminuir costes económicos y ambientales", dice Covone, que recuerda el impacto que le causó un vídeo en el que unos biológos extraían una pajita de la fosa nasal de una tortuga marina agonizante. El fenómeno de los vertidos marinos, que hoy se traduce en ocho millones de toneladas de plástico al año en los océanos, mata por asfixia o envenamiento a miles de criaturas marinas y se filtra en la cadena alimentaria humana.

Yajamín y Covone han distribuido una primera remesa a varios clientes de la hostelería. La respuesta, según cuentan, ha superado sus expectativas. "La industria de la coctelería y la restauración busca y necesita alternativas", dice Covone. Entre los interesados está Cinépolis, uno de los grupos de ocio audiovisual más grandes de México, propietario de Yelmo Cines en España, con los que han alcanzado un acuerdo para surtirles de pajitas el año que viene. "Queremos que la gente sepa que del agave sale el mezcal, pero que de sus desechos también puede renacer", resume Yajamin. "Es una manera de honrar a la planta y seguir difundiendo la cultura mexicana".


https://elpais.com/economia/2018/12/13/actualidad/1544694303_601698.html
 
¿Cómo elegir un menú sostenible estas navidades?

España es el séptimo país de Europa que más comida desperdicia, según fuentes de la Comisión Europea. Casi ocho millones de toneladas de alimentos van a parar al cubo de la basura cada año. Una cifra que aumenta durante las Navidades, unas fiestas marcadas por las reuniones sociales y familiares y los excesos en la mesa. ¿Cómo podemos evitarlo? Elegir un menú sostenible es compatible con estas celebraciones.

La Navidad es la época en la que más se consume de todo el año. Adquirimos regalos de todo tipo, ropa, zapatos, colonias... pero, sobre todo, compramos comida, protagonista indiscutible de las fiestas. La agenda se llena de reuniones familiares, con amigos, de trabajo..., que giran en torno a la gastronomía.


Estos días se consumen (y desechan) especialmente productos que tienen un coste ambiental elevado, como son la carne y el pescado. De hecho, la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP) prevé que un 25% de la comida se tirará a la basura durante estas fiestas. Un dato preocupante en un país que genera más de 170 millones de toneladas de CO2 para producir alimentos que finalmente no se consumen, según el Ministerio de Agricultura.

No obstante, la Navidad no está reñida con la sostenibilidad. Disfrutar de estas fiestas con pequeños actos que ayuden a reducir la huella ecológica no supone un gran esfuerzo y sí un gran paso en el cuidado del planeta.


España es el séptimo país europeo que más comida desperdicia, detrás de Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia


Platos con bajo coste ambiental

A pesar de que la carne y el pescado son los protagonistas de las navidades, existen opciones más sostenibles. Por un lado, la carne contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, además de fomentar la contaminación de suelos y ríos. Por otro, la sobrepesca amenaza los ecosistemas marinos.

Si queremos realizar un menú navideño tradicional, siempre podemos evitar aquellas especies más amenazadas, como el atún rojo o el rodaballo salvaje. Además, a la hora de comprar, la organización WWF hace especial hincapié en la importancia de conocer la procedencia del pescado y el tipo de pesca utilizado, para decantarse por el de menor impacto en el medio ambiente, como es la pesca cercana a la costa y evitar la de arrastre, que barre los fondos del mar.


1544529299_foto-2-3.jpg



Comercios locales con los mejores artículos de temporada

A pesar de la comodidad que ofrecen los grandes supermercados, donde se encuentran todos los productos necesarios en el mismo recinto, lo cierto es que la mayoría de sus artículos poseen un envoltorio plástico exagerado que tarda más de un siglo en descomponerse.

Una compra sostenible se caracteriza por adquirir alimentos de cercanía, también llamados de “kilómetro cero”, cuya materia primera procede de un radio inferior a 100 kilómetros de distancia respecto al consumidor. Debido a que no han de ser transportados durante grandes distancias, carecen de ingredientes conservadores, lo que los convierte en una opción más saludable que aquéllos que los necesitan para llegar en buen estado al consumidor final.

Las tiendas a granel son la opción perfecta para evitar los envases de usar y tirar. La reutilización es el eje principal del negocio


Además, evitar los artículos que provienen de diferentes partes del mundo reduce el uso de combustibles fósiles, responsables de la contaminación atmosférica y el efecto invernadero. Así, decantarse por productos de temporada también supone una gran ayuda al planeta.

Sin embargo, si el menú navideño implica adquirir algún producto importado, existe la posibilidad de hacerlo en el comercio justo, que oferta alimentos de calidad producidos bajo exigentes criterios medioambientales y socioeconómicos.

Ningún artículo desechable en la mesa

No se puede negar la comodidad de usar vajilla, cubertería y mantelería de plástico, sobre todo cuando se atiende a muchos comensales. No obstante, estos productos están considerados de los más contaminantes, hasta el punto de que la Comisión Europea ha prohibido su uso a partir del año 2021.

En España se usan trece millones de pajitas al día, cada una de ellas tardará 500 años en degradarse


A pesar del esfuerzo que supone lavar los platos, vasos y cubiertos, es una opción mucho más sostenible incluso considerando el gasto de agua que ello implica, pues siempre será menor que la necesaria para producir dichos objetos plásticos.

Y para poner la guinda de la sostenibilidad a nuestro menú navideño, en el caso de que sobre comida, como es costumbre, siempre podemos repartir entre nuestros invitados algunas de las viandas que no hemos conseguido terminar. Una medida sostenible, además de deliciosa ya que, ¿a quién no le apetece repetir los manjares de las fiestas navideñas?

http://www.planetainteligente.elmun...omo-elegir-un-menu-sostenible-estas-navidades





 
OPINIÓN
Sobrevivir en un mundo tóxico
Nos enfrentamos a los 10 años más decisivos de la historia de la humanidad y las medias tintas no valen: los actuales compromisos de reducción de emisiones contaminantes son insuficientes


1544616566_117096_1544616932_noticia_normal.jpg

Una planta protegida en el parque nacional de Conguillio, en Chile. AFP


ANDRÉS AMAYUELAS / ARANTXA GARCÍA / EDUARDO SÁNCHEZ
14 DIC 2018



Después de la posverdad y las fake news, la palabra de este año para el diccionario Oxford es tóxico. Océanos invadidos por plásticos; aire contaminado que, solo en España, causa más de 10.000 muertes al año; cambio climático que expulsa a personas de sus tierras porque ya no pueden sobrevivir... Según el informe Frontiers 2017 de la ONU, cada segundo una persona se ve obligada a abandonar su hogar por causas relacionadas con el cambio climático.

La Cumbre Mundial del Clima que se celebra estos días en Polonia tiene en sus manos dejar atrás un modelo basado en energías contaminantes y construir una nueva economía libre de emisiones de gases de efecto invernadero. La ciencia ya ha hablado y ha sido contundente. Nos enfrentamos a los 10 años más decisivos de la historia de la humanidad y las medias tintas no valen: los actuales compromisos de reducción de emisiones de CO2 por parte de los países más desarrollados (en 2017, aumentaron un 1,5%) son insuficientes y nos llevarían a un calentamiento de más de tres grados a final de siglo. “Se trata de una cuestión de vida o muerte para muchas personas, regiones e incluso países”, señalaba el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al inaugurar la cumbre.

Como bien describe la antropóloga y activista ecofeminista Yayo Herrero, está en juego la sostenibilidad de la vida: “¿Cómo garantizar condiciones de vida digna para las mayorías sociales —alimento, vivienda, tiempo para los proyectos propios, educación, salud, poder colectivo, corresponsabilidad en los cuidados…— en un planeta parcialmente agotado y con un calentamiento global irreversible?”. Toca ponerlo todo patas arriba al más puro estilo Galeano porque las recetas de siempre no sirven y necesitamos un cambio de raíz en nuestra forma de relacionarnos con la Tierra, nuestra casa común, y sus recursos.

Esta evidencia choca con el muro del negacionismo de Trump y del nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. El brasileño habla de conspiraciones marxistas e insiste en que no habrá protección para la Amazonía ni para sus habitantes, sino carta blanca para que las grandes empresas extractivas sigan campando a sus anchas, sin respeto alguno a los derechos humanos y matando a quienes defienden una tierra que les pertenece ancestralmente. Corremos el peligro de que cree escuela.

Primero el capitalismo, luego los derechos humanos
Es necesaria una transición climática justa donde el coste de pasar a un modelo energético descarbonizado no recaiga en las personas más vulnerables. El maestro y líder indígena guatemalteco Bernardo Caal denunciaba que la empresa de Florentino Pérez les había robado el río. Caal cumple siete años de prisión por desafiar la construcción de seis represas, un megaproyecto dirigido por Cobra, la filial del grupo ACS del presidente del Real Madrid. Poner fin a la impunidad de las multinacionales en la lucha por los recursos naturales y proteger a las comunidades locales es también crucial: la aprobación del tratado vinculante sobre empresas y derechos humanos que se negocia en el marco de Naciones Unidas supondría un avance sin precedentes.

España está de vuelta y dispuesta a liderar el proceso multilateral de lucha contra el cambio climático”, insiste la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Una pena que este liderazgo internacional no se refleje en el borrador de anteproyecto de Ley de Cambio Climático, en el que se echan en falta referencias claras a la solidaridad internacional con los colectivos más vulnerables afectados por el cambio climático. La lupa está puesta únicamente en el ámbito nacional, sin una mirada a lo que ocurre fuera de nuestras fronteras obviando así nuestras responsabilidades.

Es necesaria una transición climática justa donde el coste de pasar a un modelo energético descarbonizado no recaiga en las personas más vulnerables


Más que nunca es necesario garantizar la justicia climática. En España, el 80% de la energía utilizada y el 75% de los minerales proceden de otros países,con una alta dependencia material de los países africanos y de América Latina. No podemos seguir mirando hacia otro lado, sin poner encima de la mesa cifras concretas que permitan subsanar nuestra deuda ecológica con los países del Sur global y financiar su adaptación al cambio climático. El Fondo Verde por el Clima destinado a la adaptación de los países más vulnerables, que apenas han contribuido al cambio climático, ha recibido solo un 10% de los 100.000 millones de dólares que los países ricos se comprometieron a aportar.

Este es otro de los escollos en las negociaciones de la Cumbre del Clima. ¿Quién paga qué? España incumple con sus obligaciones y únicamente ha aportado un 10% de los entre 400 y 500 millones anuales que le corresponden. El anteproyecto de ley de la ministra Ribera no menciona esta cifra, no hay plazos, ni compromisos concretos ni una estrategia de financiación. Esos fondos, además, deberían ser adicionales a la ayuda oficial al desarrollo, una política notablemente debilitada a pesar de ser clave para avanzar en las agendas políticas internacionales. Esto, sin embargo, tampoco se contempla en el anteproyecto de ley.

Decía el sociólogo Zygmunt Bauman que "cualquier cosa hecha por seres humanos puede ser rehecha por seres humanos". No podemos dejarnos vencer por discursos catastrofistas y atrincherarnos en el miedo que son, en realidad, un caladero perfecto para el triunfo del discurso del odio. Aún estamos a tiempo. Si nuestros gobernantes no están a la altura, la ciudadanía no se va a quedar de brazos cruzados. Hace pocas semanas, la desobediencia civil no violenta se apoderó de las calles de Londres en defensa del medio ambiente; gritaban alto y claro: rebelión o extinción. Es el momento de abordar de manera urgente una completa reconversión económica y social. El futuro del planeta y de quienes lo habitamos está en juego. No podemos perder el tiempo.

Andrés Amayuelas (Coordinadora de ONG para el Desarrollo), Arantxa García (InspirAction) y Eduardo Sánchez (Ongawa).

https://elpais.com/elpais/2018/12/12/planeta_futuro/1544616566_117096.html?por=mosaico
 
Back