Marisol/Pepa Flores. Teoría Conspi - Remedios Olaya

Registrado
4 Dic 2012
Mensajes
14.493
Calificaciones
111.228
18/01/2020

SU VIDA CON LOS GOYANES NO FUE TAN TRAUMÁTICA
MARISOL: “LAS ‘GRASIAS’ QUE TENGO QUE DAR A DIOS POR ‘TO’ LO QUE ME HA ‘DAO’”
LA SEGUNDA VIDA DE GOYANES CON CARI LAPIQUE

El entorno que frecuentó la actriz cuando era niña prodigio desmiente a a LOC que su infancia fuera desgraciada. Se retiró para siempre y no acudirá el próximo sábado a recoger su Goya de Honor
Pepa Flores recibirá en siete días el Goya de Honor. Pero no lo recogerá. El entorno que vivió con ella sus años de éxito desmiente a LOC su traumá-tica infancia. POR MARÍA EUGENIA YAGÜE

Descubra Orbyt
  • Disminuye el tamaño del texto
  • Aumenta el tamaño del texto
  • Imprimir documento
  • Comparte esta noticia
  • twitter
LA NOCHE DEL SÁBADO 25 SE ENTREGARÁ en Málaga el Goya de Honor 2020 a Pepa Flores. Bien merecido lo tiene. Sin embargo, la actriz malagueña no irá a recogerlo. No asistió en 2015 a una exposición de sus mejores fotos ni a su nombramiento como Hija Predilecta de Málaga; tampoco quiso recibir la Medalla de Honor del Círculo de Escritores.
Pero en 2016 apareció por sorpresa junto a su hija Celia en el Teatro Cervantes de la capital malagueña. Juntas cantaron Tómbola, uno de los grandes éxitos de Marisol. Y al público le entusiasmó la reaparición de este icono del cine español que sigue despertando fascinación y un enorme interés mediático en gente de todas las edades. Marisol desapareció de un día para otro, culpando a su profesión y a sus mentores de haberle robado su personalidad de chica sencilla sin ambiciones.
Mucho se ha escrito desde entonces sobre ella y los vaivenes de su trayectoria personal y artística. La niña prodigio adorada por la España de Franco pasó a ser, tras morir el dictador, una víctima secuestrada sin libertad para elegir su vida.
Muchas de las barbaridades se que publicaron fueron desmentidas después por su propia familia. Pepa guardó silencio y dejó que corriera la leyenda negra. Pero 60 años después la historia puede verse con más objetividad, gracias a testimonios del entorno de Marisol, que desvelan sus contradicciones, la inseguridad que la empujaba a dejarse influenciar por quien tenía a su lado en ese momento o sus cambios de ideología y propósitos. Pepa nunca fue una luchadora ni una actriz ambiciosa, pero el arte tan grande que llevaba dentro, salía a relucir a la menor ocasión.
Cuando Manuel Goyanes se fija en la niña de 9 años que vio actuar con los Coros y Danzas de Málaga en un programa de televisión, ya era uno de los profesionales con más prestigio del cine español. Productor, director y actor, su suegro era Benito Perojo, promotor de las comedias de las folclóricas de la época, adoradas por el público. Goyanes quería hacer también cine, pero de otro tipo. Luchando con la censura, produjo títulos memorables dirigidos por Juan Antonio Bardem como Calle Mayor y Muerte de un ciclista, con Lucía Bosé. La venganza, protagonizada por Carmen Sevilla, tuvo premio en Cannes y fue la primera película española en ir a los Oscar de Hollywood.
Goyanes recibió a Marisol en el chalé de la familia en Torremolinos. La niña tenía los zapatos rotos y un encanto enorme. La acompañaban sus padres, gente humilde de Málaga que vivía con 40 familias en una corrala con un váter para todos.
Acordaron llevarla a Madrid para recibir clases de canto, baile y dicción. Goyanes quiso desde el primer momento que viviera con él y su familia en su piso del barrio de Salamanca. Pepa compartió el cuarto de una de las hijas de Goyanes, que dejó sus estudios para ser la compañera, confidente y amiga de Marisol. “Nunca metieron a doña María [la madre de Pepa] en una pensión de mala muerte, ni comía en la cocina con el servicio, como alguna vez han publicado”, cuenta a LOC alguien de la familia Goyanes. “Doña María presidía la mesa y vivió con la familia hasta la boda de Pepa con Carlos”.
Antes de rodar su primera película, Un rayo de luz en 1960, la niña recibió clases de interpretación, idiomas, equitación y guitarra, le aclararon el pelo y aprendió a nadar. El resultado, un éxito extraordinario de imagen y de taquilla.
En la Mostra de Venecia, Marisol recibió el premio a la mejor interpretación infantil. “Y lo pasó bomba en aquel viaje”, cuenta alguien que la acompañaba. “¿Que el aprendizaje fue duro? Como todo el que quiere llegar a una meta. Ella se lo pasó muy bien, nunca le oímos decir que aquella vida le disgustaba. Goyanes la quería como una hija más”, añade quien compartió aquella etapa de su vida.
Años después, Luis Lucia, el director de Un rayo de luz, arremetió duramente contra Pepa por unas declaraciones a Interviú en las que aseguraba ser víctima de una vida que no deseaba. “Me da tristeza escuchar las falsedades y mentiras sobre quienes le dieron todo y la trasformaron en una actriz de inmensa popularidad, que me decía: ‘¡Ay Lucia, las grasias que tengo que dar a Dios por lo que me ha dao’”.
En el colegio Montelar del Opus Dei, Pepa aprendió a cocinar y a bordar. Después de tres meses en aquel ambiente, dijo que quería meterse a monja. También le impresionó Franco, “un abuelito entrañable” al que trataba cuando merendaba en El Pardo con sus nietas. Y al llegar el momento, vivió su puesta de largo con todas las debutantes de la alta sociedad en la Casa de Pilatos en Sevilla, abriendo el baile con Fernando Primo de Rivera.
Y LLEGÓ LA BODA
Sus películas hicieron ganar mucho dinero a Goyanes y también a la joven actriz, que compró una casa a los suyos y una furgoneta de reparto para su padre.
De convivir con los Goyanes, nació una relación especial con Carlos. Se querían, pero no estaban enamorados. Decidieron por su cuenta casarse en secreto, aunque finalmente la ceremonia fue multitudinaria. Ni Goyanes ni los padres de Marisol querían una boda que iba a dar un giro a su carrera. Y es que a los 19 años, Pepa, una mujer atractiva, sexy y moderna, quería ser la Julie Christie española, un cambio con el que estaba de acuerdo su marido, quien se ocuparía de su nueva trayectoria. El histórico desnudo de Pepa en Interviú fue un encargo de la pareja a César Lucas para un proyecto de película con Bertolucci que no llegó a realizarse.
Pepa sufrió un aborto que la sumió en una gran depresión. Después, tanto ella como Carlos tuvieron otras relaciones que presagiaban el final del matrimonio. Junior, antes de que apareciera Rocío Dúrcal, Sebastián Palomo Linares y Rafael de Córdova fueron algo más que sus parejas de cine. Joan Manuel Serrat fue su romance más serio, aunque el cantante evitó formalizar la relación.
Tres años de matrimonio acabaron en una separación amistosa. Después de firmar su divorcio, Pepa, Carlos y su nueva pareja, Cari Lapique, se fueron a tomar un aperitivo. Para obtener la nulidad tampoco hubo ningún impedimento.
Antonio Gades apareció un año después. El bailarín, con dos matrimonios a cuestas, el último con Marujita Díaz, enterró a Marisol para siempre. La actriz se embarcó en películas de corte social y político que no triunfaron en taquilla. Influida por Gades, Pepa se afilió al Partido Comunista.
La relación acabó 13 años después, a pesar de un matrimonio oficiado en La Habana por Fidel Castro y tres preciosas hijas. Gades la dejó por Daniela Frey, una multimillonaria suiza, y Pepa volvió a Málaga. Dicen que parecía un espectro que solo pesaba 40 kilos.
Un día apareció en su vida Massimo Stecchini, un italiano joven que regentaba una pizzería. Con él Pepa hoy vive sin lujos en un piso frente al mar y juntos disfrutan de una casa de campo con huerto y gallinas. Todavía le ofrecen millones por sus memorias o por volver al cine. Pero nada cambiará su vida sencilla y anónima y seguirá la entrega del Goya desde su casa.

Descubra Orbyt
  • Disminuye el tamaño del texto
  • Aumenta el tamaño del texto
  • Imprimir documento
  • Comparte esta noticia
  • twitter
En octubre de 1975, tres años después de romper su matrimonio con Pepa Flores, Carlos Goyanes y Cari Lapique se casaban en una boda de 600 invitados, entre ellos, Lola Flores, Pitita Ridruejo o Cristóbal Martínez-Bordiú, yerno de Franco, quien fallecería un mes más tarde. Cari, miembro de una familia aristocrática y muy bien relacionada, conoció a Carlos cuando todavía estaba casado con Marisol y la pareja hacía aguas. Tuvieron que esperar a la nulidad del matrimonio de la actriz y Goyanes. Juntos, emprendieron negocios inmobiliarios y Cari, siempre muy activa, colabora con firmas de moda, joyas y una importante agencia de viajes de lujo. Las dos hijas del matrimonio. Caritina y Carla, trabajan con éxito en un negocio de cátering, la mayor, y Carla, en la inmobiliaria familiar. En 2018, Carlos se recuperó de un infarto, con todo el apoyo de su familia. Marisol queda ya muy lejos.
 
18/01/2020

SU VIDA CON LOS GOYANES NO FUE TAN TRAUMÁTICA
MARISOL: “LAS ‘GRASIAS’ QUE TENGO QUE DAR A DIOS POR ‘TO’ LO QUE ME HA ‘DAO’”
LA SEGUNDA VIDA DE GOYANES CON CARI LAPIQUE

El entorno que frecuentó la actriz cuando era niña prodigio desmiente a a LOC que su infancia fuera desgraciada. Se retiró para siempre y no acudirá el próximo sábado a recoger su Goya de Honor
Pepa Flores recibirá en siete días el Goya de Honor. Pero no lo recogerá. El entorno que vivió con ella sus años de éxito desmiente a LOC su traumá-tica infancia. POR MARÍA EUGENIA YAGÜE

Descubra Orbyt
  • Disminuye el tamaño del texto
  • Aumenta el tamaño del texto
  • Imprimir documento
  • Comparte esta noticia
  • twitter
LA NOCHE DEL SÁBADO 25 SE ENTREGARÁ en Málaga el Goya de Honor 2020 a Pepa Flores. Bien merecido lo tiene. Sin embargo, la actriz malagueña no irá a recogerlo. No asistió en 2015 a una exposición de sus mejores fotos ni a su nombramiento como Hija Predilecta de Málaga; tampoco quiso recibir la Medalla de Honor del Círculo de Escritores.
Pero en 2016 apareció por sorpresa junto a su hija Celia en el Teatro Cervantes de la capital malagueña. Juntas cantaron Tómbola, uno de los grandes éxitos de Marisol. Y al público le entusiasmó la reaparición de este icono del cine español que sigue despertando fascinación y un enorme interés mediático en gente de todas las edades. Marisol desapareció de un día para otro, culpando a su profesión y a sus mentores de haberle robado su personalidad de chica sencilla sin ambiciones.
Mucho se ha escrito desde entonces sobre ella y los vaivenes de su trayectoria personal y artística. La niña prodigio adorada por la España de Franco pasó a ser, tras morir el dictador, una víctima secuestrada sin libertad para elegir su vida.
Muchas de las barbaridades se que publicaron fueron desmentidas después por su propia familia. Pepa guardó silencio y dejó que corriera la leyenda negra. Pero 60 años después la historia puede verse con más objetividad, gracias a testimonios del entorno de Marisol, que desvelan sus contradicciones, la inseguridad que la empujaba a dejarse influenciar por quien tenía a su lado en ese momento o sus cambios de ideología y propósitos. Pepa nunca fue una luchadora ni una actriz ambiciosa, pero el arte tan grande que llevaba dentro, salía a relucir a la menor ocasión.
Cuando Manuel Goyanes se fija en la niña de 9 años que vio actuar con los Coros y Danzas de Málaga en un programa de televisión, ya era uno de los profesionales con más prestigio del cine español. Productor, director y actor, su suegro era Benito Perojo, promotor de las comedias de las folclóricas de la época, adoradas por el público. Goyanes quería hacer también cine, pero de otro tipo. Luchando con la censura, produjo títulos memorables dirigidos por Juan Antonio Bardem como Calle Mayor y Muerte de un ciclista, con Lucía Bosé. La venganza, protagonizada por Carmen Sevilla, tuvo premio en Cannes y fue la primera película española en ir a los Oscar de Hollywood.
Goyanes recibió a Marisol en el chalé de la familia en Torremolinos. La niña tenía los zapatos rotos y un encanto enorme. La acompañaban sus padres, gente humilde de Málaga que vivía con 40 familias en una corrala con un váter para todos.
Acordaron llevarla a Madrid para recibir clases de canto, baile y dicción. Goyanes quiso desde el primer momento que viviera con él y su familia en su piso del barrio de Salamanca. Pepa compartió el cuarto de una de las hijas de Goyanes, que dejó sus estudios para ser la compañera, confidente y amiga de Marisol. “Nunca metieron a doña María [la madre de Pepa] en una pensión de mala muerte, ni comía en la cocina con el servicio, como alguna vez han publicado”, cuenta a LOC alguien de la familia Goyanes. “Doña María presidía la mesa y vivió con la familia hasta la boda de Pepa con Carlos”.
Antes de rodar su primera película, Un rayo de luz en 1960, la niña recibió clases de interpretación, idiomas, equitación y guitarra, le aclararon el pelo y aprendió a nadar. El resultado, un éxito extraordinario de imagen y de taquilla.
En la Mostra de Venecia, Marisol recibió el premio a la mejor interpretación infantil. “Y lo pasó bomba en aquel viaje”, cuenta alguien que la acompañaba. “¿Que el aprendizaje fue duro? Como todo el que quiere llegar a una meta. Ella se lo pasó muy bien, nunca le oímos decir que aquella vida le disgustaba. Goyanes la quería como una hija más”, añade quien compartió aquella etapa de su vida.
Años después, Luis Lucia, el director de Un rayo de luz, arremetió duramente contra Pepa por unas declaraciones a Interviú en las que aseguraba ser víctima de una vida que no deseaba. “Me da tristeza escuchar las falsedades y mentiras sobre quienes le dieron todo y la trasformaron en una actriz de inmensa popularidad, que me decía: ‘¡Ay Lucia, las grasias que tengo que dar a Dios por lo que me ha dao’”.
En el colegio Montelar del Opus Dei, Pepa aprendió a cocinar y a bordar. Después de tres meses en aquel ambiente, dijo que quería meterse a monja. También le impresionó Franco, “un abuelito entrañable” al que trataba cuando merendaba en El Pardo con sus nietas. Y al llegar el momento, vivió su puesta de largo con todas las debutantes de la alta sociedad en la Casa de Pilatos en Sevilla, abriendo el baile con Fernando Primo de Rivera.
Y LLEGÓ LA BODA
Sus películas hicieron ganar mucho dinero a Goyanes y también a la joven actriz, que compró una casa a los suyos y una furgoneta de reparto para su padre.
De convivir con los Goyanes, nació una relación especial con Carlos. Se querían, pero no estaban enamorados. Decidieron por su cuenta casarse en secreto, aunque finalmente la ceremonia fue multitudinaria. Ni Goyanes ni los padres de Marisol querían una boda que iba a dar un giro a su carrera. Y es que a los 19 años, Pepa, una mujer atractiva, sexy y moderna, quería ser la Julie Christie española, un cambio con el que estaba de acuerdo su marido, quien se ocuparía de su nueva trayectoria. El histórico desnudo de Pepa en Interviú fue un encargo de la pareja a César Lucas para un proyecto de película con Bertolucci que no llegó a realizarse.
Pepa sufrió un aborto que la sumió en una gran depresión. Después, tanto ella como Carlos tuvieron otras relaciones que presagiaban el final del matrimonio. Junior, antes de que apareciera Rocío Dúrcal, Sebastián Palomo Linares y Rafael de Córdova fueron algo más que sus parejas de cine. Joan Manuel Serrat fue su romance más serio, aunque el cantante evitó formalizar la relación.
Tres años de matrimonio acabaron en una separación amistosa. Después de firmar su divorcio, Pepa, Carlos y su nueva pareja, Cari Lapique, se fueron a tomar un aperitivo. Para obtener la nulidad tampoco hubo ningún impedimento.
Antonio Gades apareció un año después. El bailarín, con dos matrimonios a cuestas, el último con Marujita Díaz, enterró a Marisol para siempre. La actriz se embarcó en películas de corte social y político que no triunfaron en taquilla. Influida por Gades, Pepa se afilió al Partido Comunista.
La relación acabó 13 años después, a pesar de un matrimonio oficiado en La Habana por Fidel Castro y tres preciosas hijas. Gades la dejó por Daniela Frey, una multimillonaria suiza, y Pepa volvió a Málaga. Dicen que parecía un espectro que solo pesaba 40 kilos.
Un día apareció en su vida Massimo Stecchini, un italiano joven que regentaba una pizzería. Con él Pepa hoy vive sin lujos en un piso frente al mar y juntos disfrutan de una casa de campo con huerto y gallinas. Todavía le ofrecen millones por sus memorias o por volver al cine. Pero nada cambiará su vida sencilla y anónima y seguirá la entrega del Goya desde su casa.

Descubra Orbyt
  • Disminuye el tamaño del texto
  • Aumenta el tamaño del texto
  • Imprimir documento
  • Comparte esta noticia
  • twitter
En octubre de 1975, tres años después de romper su matrimonio con Pepa Flores, Carlos Goyanes y Cari Lapique se casaban en una boda de 600 invitados, entre ellos, Lola Flores, Pitita Ridruejo o Cristóbal Martínez-Bordiú, yerno de Franco, quien fallecería un mes más tarde. Cari, miembro de una familia aristocrática y muy bien relacionada, conoció a Carlos cuando todavía estaba casado con Marisol y la pareja hacía aguas. Tuvieron que esperar a la nulidad del matrimonio de la actriz y Goyanes. Juntos, emprendieron negocios inmobiliarios y Cari, siempre muy activa, colabora con firmas de moda, joyas y una importante agencia de viajes de lujo. Las dos hijas del matrimonio. Caritina y Carla, trabajan con éxito en un negocio de cátering, la mayor, y Carla, en la inmobiliaria familiar. En 2018, Carlos se recuperó de un infarto, con todo el apoyo de su familia. Marisol queda ya muy lejos.

 
Yo creo que Antonio Gades le hizo mucho mas daño que Carlos Goyanes de aquí a Lima.
Pero vamos, que ella era inocente, pero no santa.
Yo tampoco creo que lo pasara tan mal en su infancia. Creo mas bien que Antonio Gades la convenció de cosas que no habían pasado. Le hizo un lavado de cerebro que ni la lobotomía intensiva.

Y el hecho de que no quiera salir en la tele ni en las revistas, creo que es mas bien por coquetería que otra cosa. Ni traumas ni ostias. Sólo quiere que se la recuerde joven y lozana. Y no tan arrugada y estropeada como se encuentra en la actualidad.

Eso le pasa mucho a la gente que era muy guapa de joven. Es un poco como el "ocaso de los dioses".
 
A mí se me pusieron los pelos de punta cuando cantó Amaia.
Celia es hija de Marisol,pero no me gustó su actuación.La verdad,siento pensarlo así,pero siento que no le llega a su nivel,no me transmitió.
Pepa Flores ya cambió su nombre artístico antes de dejarlo.Supongo que así marcaba una transición y una etapa nueva.
Lo dejó y decidió vivir en el anonimato.Y desde ese anonimato le han concedido un Goya.
Me hubiera encantado que ella hubiese estado allí pero su decisión es muy coherente.
 
Yo creo que Antonio Gades le hizo mucho mas daño que Carlos Goyanes de aquí a Lima.
Pero vamos, que ella era inocente, pero no santa.
Yo tampoco creo que lo pasara tan mal en su infancia. Creo mas bien que Antonio Gades la convenció de cosas que no habían pasado. Le hizo un lavado de cerebro que ni la lobotomía intensiva.

Y el hecho de que no quiera salir en la tele ni en las revistas, creo que es mas bien por coquetería que otra cosa. Ni traumas ni ostias. Sólo quiere que se la recuerde joven y lozana. Y no tan arrugada y estropeada como se encuentra en la actualidad.

Eso le pasa mucho a la gente que era muy guapa de joven. Es un poco como el "ocaso de los dioses".
Yo creo que Marisol es la típica dependiente emocional. No tiene opiniones propias. Se deja llevar por quien está a su lado
 

Temas Similares

Respuestas
8
Visitas
2K
Back