LOCOMOTORAS A VAPOR - TRENES HISTORICOS Y TURISTICOS - FFCC (tranvías, metros, funiculares)

Fondos Europeos para las Vías Verdes en el Marco Financiero Plurianual 2021-2027


VIAS-VERDES.jpg


Es esencial que las Vías Verdes se incluyan en los Programas Operativos y las Estrategias Regionales para poder optar a obtener financiación europea

Madrid – España – 23/07/2020:

La Asociación Europea de Vías Verdes (AEVV-EGWA) ha emitido un documento titulado “Note about Tourism in Regional Strategic Documents: Smart Specialisation Strategy (RIS3) and Regional Operational Programs (ROP) 2014-2020 / 2012-2027”, realizado en el marco del proyecto Interreg Europa “Our Way”, que incluye las prioridades relativas al período financiero actual (2014-2020) y al próximo (2021-2027), así como recomendaciones para la actualización de la «Estrategia de especialización inteligente». En él se destaca como fundamental que las Vías Verdes se incluyan en las Estrategias Regionales y Programas Operativos para obtener fondos europeos. De esta manera sus acciones podrán optar a obtener financiación europea.

Según este documento, los objetivos políticos y prioridades de inversión en los que la Política Regional y de Cohesión centrará sus recursos en el período 2021-2027 son los siguientes:

• Una Europa más inteligente, mediante la innovación, la digitalización, la transformación económica y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas.
• Una Europa más ecológica y libre de carbono, que aplique el Acuerdo de París e invierta en transición energética, energías renovables y la lucha contra el cambio climático.
• Una Europa más conectada, con un transporte estratégico y redes digitales.
• Una Europa más social, que haga realidad el pilar europeo de derechos sociales y que apoye el empleo de calidad, la educación, las capacidades educativas y profesionales, la inclusión social y la igualdad de acceso a la asistencia sanitaria.
• Una Europa más cercana a los ciudadanos, que respalde estrategias de crecimiento de gestión local y que contribuya a un desarrollo urbano sostenible en toda la UE.
En el documento de la AEVV-EGWA se resalta la importancia de estar bien preparados para solicitar los fondos, así como los requisitos fundamentales para poder optar a la financiación. Efectúa algunas recomendaciones prácticas en este sentido:
• Es muy importante trasmitir a las autoridades regionales la importancia de que las Vías Verdes y otros itinerarios no motorizados se integren en los Documentos de Estrategia Regional (como los PO y las RIS3), para que las acciones vinculadas a ellas puedan ser elegibles y optar a financiación europea en el próximo período financiero 2021-2027.
• Se deben proponer acciones específicas relacionadas con las Vías Verdes y otros itinerarios no motorizados, como, por ejemplo, infraestructuras para la movilidad activa y sostenible para el turismo y la población local, que se incluyan en sus PO (y en los planes de recuperación del coronavirus).

El Proyecto Our Way tiene como objetivo contribuir a la conservación, protección, promoción y desarrollo del patrimonio natural y cultural en Europa utilizando las Vías Verdes, a través de la mejora de los instrumentos políticos relacionados con la calidad del patrimonio cultural y natural de los territorios implicados, incluyendo herramientas para su gobernanza y desarrollando medidas específicas para su promoción y preservación.

El Programa Vías Verdes, iniciado en 1993 y coordinado a escala nacional por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, proporciona a las diferentes iniciativas de Vías Verdes en España dos valores fundamentales. Por un lado, unas señas de identidad homogéneas, que permiten distinguirlas por su origen ferroviario, y definirlas como recurso novedoso y de calidad. Por otro, un importante proceso de implicación y participación de las instituciones y los colectivos ciudadanos a nivel local. Su objetivo es acondicionar antiguos trazados ferroviarios en desuso,
para ser recorridos por cicloturistas y caminantes, así como por personas con movilidad reducida.

Las Vías Verdes constituyen un instrumento ideal para promover en nuestra sociedad una cultura nueva del ocio y del deporte al aire libre, y de la movilidad no motorizada. Representan un claro apoyo a la cultura de la bicicleta, al generalizar su uso entre todos los ciudadanos, desempeñando un importante papel educativo, en especial para los más jóvenes.

 
EFEMERIDES FERROVIARIA DEL DIA DE HOY.-
------------------------------------------------------------------
27 DE JULIO DE 1881.-Adquisición del ferrocarril de Mérida a Sevilla por la Cia. de MZA .-
 
Oficios del tren: contramaestre


valladolid-1910-talleres.jpg


Si bien en la actualidad han perdido importancia, las antiguas compañías ferroviarias (y posteriormente Renfe) disponen de grandes instalaciones dedicadas a la conservación del material en buen estado y a su reparación. La primera tarea se desarrolla en los depósitos, auxiliados por las reservas y los puestos fijos, mientras que la segunda se realiza en los talleres. Estas instalaciones apenas dan pie a algunos artículos en las revistas especializadas y, por lo general, pasan completamente desapercibidos, incluso para muchos aficionados al ferrocarril, pero tienen una vital importancia en el desarrollo ferroviario del país. La actividad ferroviaria, por sus propias características, necesita una gran variedad de instalaciones de mantenimiento, con funciones, medios y dotaciones diferentes, a todas las cuales, y con independencia del servicio del que dependan, se las denomina talleres.


La principal característica de un depósito, desde el punto de vista del mantenimiento, es que tiene adscrito un parque de material concreto, que entra frecuentemente tanto para ser sometido a revisión o reparación como, simplemente, para ser guardado mientras no tiene servicio. Pero un taller de gran reparación no tiene material específico asignado; los vehículos que llegan a él están temporalmente retirados del servicio, y la estancia en su interior es relativamente prolongada (en torno a dos semanas). Prima la organización del movimiento entre las diversas secciones del taller, tanto por vías y pequeñas placas como por carros transbordadores, mientras que el acceso o salida del mismo es menos relevante. En el caso del material remolcado, dadas las características de su producción, debe disponer de playas de vías para almacenar los vehículos ya montados y poder formar composiciones con ellos.


Los depósitos, como instalación necesaria para el encendido y el mantenimiento de primer nivel de las locomotoras de vapor, tienen una importancia estratégica en la explotación ferroviaria hasta el tercer cuarto del siglo XX y, según la importancia de dicha instalación, se denominan, por orden de mayor a menor importancia, depósitos, reservas y puestos fijos. Los talleres son instalaciones complementarias que permiten alargar los periodos de paso de las locomotoras para su levante general o gran reparación. Mientras los primeros desaparecen, con la muerte del vapor, los grandes talleres se adaptan mejor a los cambios y llegan a subsistir durante casi siglo y medio en el mismo lugar, y casi se dedican al mismo tipo de trabajo: las grandes reparaciones de material ferroviario. Centramos ahora nuestra atención sobre este último.


El taller de máquinas tiene como función reparar locomotoras y ténders, incluso su completa transformación, pero nunca su construcción. Normalmente se estructura en distintas secciones, según los trabajos y especialización, como calderería, montaje, ajuste y ruedas, fraguas y muelles y fundición. Por sus instalaciones y avanzada tecnología destaca el taller de calderería, donde se reparan las calderas de las locomotoras con ayuda de dos transbordadores eléctricos, soldadura autógena oxiacetilénica y un compresor de aire para el debido funcionamiento de sus máquinas-herramientas con sistema neumático: remachadoras, terrajadoras, taladradoras, martillos y monta-cargas, entre otras. En el montaje se cuenta con puentes transbordadores eléctricos superpuestos de dos pisos, con una potencia capaz para levantar 45 toneladas, donde se trabajan partes de la máquina, como el bastidor o el rodaje con el mecanismo de motor. Y, finalmente, en el de ajuste se distribuyen tornos, máquinas de fresar, cepillar o filetear. Solo en Valladolid, en 1910 se hacen grandes reparaciones a 130 locomotoras y a 100 ténders, con el objetivo de llegar a 200 locomotoras y 150 ténders. Las máquinas 030 y 040 de Norte, junto a las 020 de la cuenca asturiana y las del tipo BPT (Bilbao-Portugalete-Triano) son las primeras que pasan para su reparación en estos talleres.


Lo talleres generales tienen en general, un número variable de naves bien comunicadas entre sí a fin de facilitar la «armonía en la sucesión de trabajos para la rapidez de las grandes reparaciones» (Francisco Wais); de construcción ligera, por si había un cambio de destino, pero con mucha luz y buena ventilación. Normalmente se ubican en las líneas principales, en puntos de empalme o en lugares próximos a las grandes estaciones o cabeceras de red y lugares de fácil suministro de materias primas baratas y mano de obra, con grandes posibilidades de expansión en consonancia con el nivel de facturación, mayor tamaño y peso del material móvil y renovada tecnología. Sus grandes secciones (motor y remolcado), y subsecciones (desmontaje y montaje, calderería, ajuste, ruedas, forja y fundición, carpintería, cerrajería, pintura y guarnecido, lonas y toldos, hojalatería y niquelado) reciben, asimismo, el nombre de talleres, dispusieran o no de edificio propio. A diferencia de los depósitos, los talleres generales no tienen, como se dice en párrafos anteriores, material específico asignado y el personal descansa obligatoriamente los domingos.


El personal de talleres, englobado en el noveno grupo de los once existentes en Renfe. comprende tres clases; la primera se divide en ocho categorías (jefe de taller de primera, jefe de taller de segunda, contramaestre, subcontramaestre, jefe de equipo, oficial de oficio, ayudante de oficio y aprendiz); la segunda, en dos (capataz de peones y perón especializado) y la tercera, en otras dos (costurera y obrera). Los jefes de primera y segunda son aquellos que disponen de conocimientos técnicos necesarios y que ejercen el mando y dirección de todos los asuntos relacionados con un taller de primera categoría y segunda.


El tercer lugar del escalafón de talleres corresponde a los contramaestres. Están comprendidos en esta categoría aquellos que, con conocimientos teórico-prácticos de una especialidad, ejercen el mando directo sobre determinados subcontramaestres o jefes de equipo y la vigilancia y disciplina del personal subordinado a éstos. Tienen a su cargo la conservación de las instalaciones, la aplicación de piezas y materiales, la dirección y distribución del trabajo así como todo aquello que sea preciso para su buena ejecución. En los depósitos, a las órdenes inmediatas de la jefatura del mismo, ejerce el mando directo sobre los subcontramaestres o jefes de equipo y tienen a su cargo la conservación de las instalaciones, la aplicación de piezas y materiales, la dirección y distribución del trabajo y todo aquello que sea preciso para la buena ejecución de éste, y por tanto ejerce la vigilancia, policía y disciplina de todo el personal a sus órdenes.


Mientras, los subcontramaestres deben colaborar con el contramaestre en los talleres de importancia que lo requieran, ejercen el mando y dirección de un grupo de jefes de equipo o de operarios, a los cuales instruyen, vigilan y orientan, según las directrices señaladas por aquel, al cual sustituyen en sus ausencias eventuales. Puede tener a su cargo una especialidad determinada (ajuste, forja, fundición…), en los talleres de menor importancia que no precisen un contramaestre, o bien un taller regional en el caso de que las características del mismo no requieran otro agente de más categoría. También corresponde a esta categoría. a los que a las órdenes de un contramaestre y en las vías de un depósito se ocupan de la dirección y vigilancia de las reparaciones de entretenimiento de locomotoras y ténderes y de que se realicen aquéllas en el tiempo debido para que no se altere el turno de trabajo de las máquinas..


El ciclo de reparaciones es vital para la tracción vapor, y las funciones de los depósitos y el taller son complementarias: además del mantenimiento habitual es preciso, cada cuatro o cinco años, efectuar un desmonte completo de la locomotora, limpiar, sustituir y reajustar los diversos elementos. Otro tanto ocurre con el material remolcado. La disponibilidad de un parque suficiente de coches y vagones es esencial para el negocio ferroviario, y este material precisa también de grandes intervenciones cada cierto tiempo, puesto que las condiciones de explotación, y el aumento progresivo del tráfico de la compañía, hacen necesaria su ‘reconstrucción’ con relativa frecuencia. No hay que olvidar que buena parte de los mismos está construida en madera. Los talleres generales no solo reparan el parque de material, sino que deben ser capaces también de fabricar cualquier repuesto que se necesite e incluso de diseñarlo o modificarlo para adaptar las piezas al modelo adjudicado. Sólo se acude al mercado externo cuando no les es posible fabricarlo en el propio taller. “La capacidad demostrada en el montaje y fabricación de nuevos vehículos (…), la formación de mano de obra cualificada y la transferencia de tecnología a otros sectores» deben ser elementos fundamentales en el proceso de industrialización del país, sostiene Miguel Muñoz, experto conocedor del ferrocarril español.


Dependiendo de la magnitud de la red, los grandes talleres dan empleo a centenares o miles de empleados, a los que se les presupone una buena cualificación, pues muchas de las reparaciones que realizan son tan complejas que con frecuencia acaban siendo verdaderas reconstrucciones u obras totalmente nuevas. Los talleres generales se hallan bajo las órdenes del ingeniero jefe del Servicio de Material y Tracción, de quien, a su vez, dependen los jefes y subjefes de cada sección. En cada dependencia existe un contramaestre, generalmente un antiguo trabajador especializado, que hace de mando intermedio. Hay uno como mínimo por cada sección; de él dependen los jefes de equipo, listeros, obreros y cuadrillas de peones más los conductores de máquinas fijas. Esta figura pone en relación con los listeros y jefes de equipo y a estos con los operarios, para que se ejecuten los trabajos. Algunos autores, creen que los trabajadores de los talleres «producen menos que los de la industria particular» debido al perfeccionismo en las operaciones y porque el sistema u «organización existente» no premia a los que muestran mayor celo en el trabajo». Las tareas efectuadas son más caras, añaden algunos, pero tienen, en cambio, una doble virtud: «garantía de construcción» y ejecución de las reparaciones en la forma y tiempo más conveniente a las necesidades del servicio.


Los talleres se distribuyen por toda la geografía nacional, aunque lógicamente tienen mayor peso productivo en aquellos núcleos ferroviarios de mayor importancia, en general las principales ciudades e intersecciones ferroviarias. Los trabajadores de estos servicios se distribuyen en prácticamente todos los oficios nacidos de la industria: electricistas, carpinteros, soldadores, chapistas, caldereros, torneros, etc. y, aunque pertenecen y se identifican claramente con el gremio (identidad ferroviaria), carecen de uniforme. Durante buena parte del siglo XIX y más de la mitad del XX, la ropa que usan estos trabajadores es predominante de pana y algodón, que progresivamente abandonan en favor del mono, bien de pieza única o de dos piezas, que se hace mayoritario en el ámbito industrial, con independencia del sector y especialización, con un claro predominio del azul y el gris.


La tendencia resalta el crecimiento permanente del personal de talleres, sin ir más lejos en Valladolid, donde Norte tiene el taller general más importante de la compañía. En 1882 tiene 1.095 trabajadores (55 de plantilla y 1.040 a jornal), mientras que en 1931 son ya 2.236 los empleados (101de plantilla y 2.135 a jornal); lo que supone un aumento total de 1.141 personas (104% y 105%, respectivamente). Desde el comienzo de su andadura en Valladolid, Norte en su conjunto, y en particular sus talleres principales, se convierten en la principal empresa de la ciudad (en la actualidad los talleres ferroviarios son los más grandes de Europa). El 61,2% de los empleados (1.366 personas) se encuentran en 1913 en el nivel o por debajo de la renta media y percibe el 51,1% del total de la masa salarial. El 93,8% del personal (728 operarios) reciben un salario igual o menor a 1.990 pesetas, a los que corresponde el 88,2% del total de la nómina anual.


Además de su salario base, algunos trabajadores de plantilla (jefes de taller, subjefes, contramaestres y subcontramaestres) reciben una prima de producción; otros (capataces) una prima por buenos servicios y el resto una gratificación semestral. Entre los empleados a jornal, los obreros en metales y en madera pueden aumentarsu salario hasta un 30% por labores a destajo. El trabajo a tiempo, el más habitual en los talleres, se fundamenta en un horario de trabajo o jornada laboral específica. En 1892 está establecida en 10 horas, y, a partir de esta misma fecha, empieza a regir la de 9 horas. La jornada se desarrolla, por lo general, en dos períodos, con un intervalo para comer de una hora y media a dos horas. El horario de oficina es de seis horas diarias, de 9 a 12 de la mañana y de 14 a 17 de la tarde.


Desde abril de 1919, comienza a aplicarse en España de manera generalizada la jornada laboral de 8 horas. Su puesta en práctica es especialmente compleja en algunos servicios ferroviarios, no así en los talleres donde se aplica de forma inmediata; y se regula, a continuación, las horas extraordinarias de carácter voluntario y las obligatorias. Las voluntarias no podían exceder de 52 mensuales o 240 anuales, abonándose a prorrata del salario con un 20% de recargo. Las señaladas como obligatorias (hasta un total de 14 horas en una jornada, con diez jornadas de este tipo en un mes y sólo dos de ellas consecutivas) se pagan con un recargo del 25% las dos primeras y del 50% la tercera y sucesivas. El personal de los talleres disfruta de descanso dominical y festivo. Con el tiempo ve regulado su descanso anual: 20 días de permiso retribuido al año para los empleados de plantilla y, más tarde, 15 días en las mismas condiciones para los operarios a jornal.


Como el resto de trabajadores de Norte, los operarios del taller tienen su propio sistema de previsión social: pensiones, ayudas a las familias numerosas e indemnizaciones en casos de enfermedad, accidente o fallecimiento. La pensión de retiro o jubilación se convierte por fallecimiento del trabajador en pensión de viudedad y orfandad (para los hijos menores de 20 años), reducido su importe a la mitad. También disponen de servicio de economato (a precio de coste adquieren artículos de primera necesidad por medio de una libreta especial) y de las escuelas de enseñanza primaria y superior para los hijos de sus empleados, con carácter gratuito. Con el paso del tiempo se convierte, también, en un centro de aprendices para facilitar el ingreso en la compañía de los hijos de los trabajadores.


Acorde con las técnicas de organización industrial al uso, el taller deja de tender a la autosuficiencia e implanta procesos de montaje en cadena (por ejemplo, vagones), según el modelo de los años 60 y-70, basado en la estandarización de los elementos a fabricar, para simplificar las acciones mediante la organización de los trabajos, y asegurar la continuidad de proceso productivo mediante la acumulación de repuestos y suministros. Más tarde se impone un sistema más flexible, por la que se desafectan todas las operaciones no relacionadas directamente relacionadas con la actividad, que se encargan por lo general a empresas privadas especializadas. Esto provoca la pérdida progresiva de importancia de los talleres, tanto dentro del esquema general de la empresa como en la propia ciudad.


(Imagen personal de talleres generales de Norte en Valladolid, alrededor de 1910. Cortesía de Frotrenes)
 
Atentado con bomba molotov a la oficina principal del ferrocarril central


URUGUay-692x360.jpg


Investigadores creen que querían prender fuego las instalaciones. Policía Científica trabaja en el caso.

Uruguay – 20/07/2020:
La Policía investiga un ataque con una bomba molotov a la oficina principal del consorcio Vía Central, que construye el ferrocarril central.

El hecho ocurrió próximo a las 6 de la madrugada en un edificio de la calle Sancho Panza y Luis Alberto de Herrera, en la zona de La Blanqueda.

Según pudo saber Subrayado, lanzaron una piedra y una bomba molotov causando daños en un ventanal del edifico. Investigadores del caso entienden que el objetivo era prender fuego las instalaciones.

Los guardias de seguridad del lugar advirtieron el hecho y dieron aviso a la Policía. Afortunadamente ninguna persona resultó lesionada.

Personal de Policía Científica trabajó esta mañana relevando pruebas. Si bien en la zona hay una cámara de videovigilancia, no estaba en funcionamiento.

Fuente: Subrayado
 
EFEMERIDES FERROVIARIA DEL DIA DE HOY.-
-------------------------------------------------------------------
28 de julio de 1865.-Puesta en servicio del tramo Puertollano-Veredas del ferrocarril de Ciudad Real a Badajoz. -
 
El Tren del Vino, el de Antonio Machado… ¡Vuelven a circular los trenes para descubrir Castilla!
TREN-DEL-VINO4-1.jpg





España – 27/07/2020:

Viajar en tren es uno de los pequeños grandes placeres de la vida. Soñar con los ojos abiertos fijos en la ventanilla y ver sucederse paisajes de ensueño, campos infinitos, montañas, ríos y pueblecitos con muchas historias que contar y tesoros por descubrir.

Si además, se trata de uno de los trenes de turismo temático que recorren Castilla, la experiencia alberga también sorpresas culturales y gastronómicas y algún que otro brindis con los mejores vinos de la región.

Renfe recupera así los trenes temáticos que unen Madrid y distintos destinos castellanos: el Tren del Vino, el tren del Canal de Castilla, el Tren de José Zorrilla, el Tren de Teresa de Ávila y el Tren de Antonio Machado.

Valladolid

Hasta el 19 de diciembre, los últimos sábados de cada mes, el Tren del Vino vuelve a circular entre Madrid y Valladolid gracias a un acuerdo de colaboración entre Renfe y la Diputación vallisoletana.

El viaje consiste en un trayecto de ida y vuelta en tren Avant entre la capital y Valladolid, donde disfrutar de una visita a alguna de las seis rutas encuadradas en las respectivas denominaciones de origen de la zona: Ribera del Duero, Rueda, Cigales y Toro.



En la capital castellana, los viajeros serán recibidos en la estación por un actor y un guía turístico y emprenderán el camino en autobús para disfrutar de una jornada cultural y gastronómica con el vino como absoluto protagonista.

Además, habrá visitas y actividades complementarias, distintas para cada fecha: 29 de agosto, 26 de septiembre, 31 de octubre, 28 de noviembre y 19 de diciembre.

El precio del viaje incluye los desplazamientos en tren y bus, la visita a las bodegas, la comida y las actividades complementarias, siendo un total de 99 euros para adultos y 79 para niños.
Los viajeros que quieran prolongar su estancia en Valladolid hasta el domingo podrán solicitarlo en el momento de la compra, que se puede hacer a través de este enlace y también en el teléfono 986 666 663.

TREN DEL CANAL DE CASTILLA

En esta experiencia de tren+barco podrás navegar por el Canal de Castilla, obra de ingeniería del siglo XVIII y único navegable de España.


El Tren del Canal de Castilla partirá los domingos 2 de agosto, 6 de septiembre, 4 de octubre, 1 de noviembre y 6 de diciembre e incluye: viaje de ida y vuelta en tren Avant desde Madrid Chamartín a Valladolid, viaje en bus, comida en restaurantes de la zona, viaje en barco de una hora a través del Canal de Castilla y las visitas complementarias a museos, como el de San Francisco en Medina de Rioseco, el de la Santa Espina, en Urueña, o la Iglesia Mozárabe de Santa María en Wamba.

El recorrido en barco por el Canal se inicia en la imponente fábrica de Harinas de San Antonio, una construcción del siglo XIX situada en Medina de Rioseco.
Los billetes se pueden adquirir por 85€ los adultos y 64€ los niños aquí y en el teléfono 983 666 663.

TREN DE JOSÉ ZORRILLA

El Tren de José Zorrilla es la opción de viaje turístico que Renfe, en colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid, ofrece todos los sábados, hasta el último de noviembre.

En esta experiencia, los viajeros podrán conocer los atractivos culturales y gastronómicos de la propia ciudad de Valladolid a través de varias visitas guiadas como la delibiana “Ruta del Hereje” o el tour, también guiado, “Valladolid Ríos de Luz”, que se realiza al anochecer, y permite recorrer los principales monumentos, plazas y avenidas de la ciudad.

El precio del billete es de 49,80 euros para adultos y 37,30 € para niños, incluye el viaje de ida y vuelta en tren Avant (el regreso se podrá aplazar al domingo del mismo fin de semana), las visitas guiadas (hasta completar aforos) y las visitas a los diversos museos de la ciudad.
Se puede comprar aquí, en agencias de viaje y en el teléfono 912 320 320.

TREN TERESA DE ÁVILA

Si optas por subir el Tren de Teresa de Ávila, podrás saborear la deliciosa propuesta culinaria de la ciudad y recorrer varios puntos de interés cultural como la Colección Capriotto, en el Palacio Superunda, a los Hornos Postmedievales, a las Tenerías judías o a la propia muralla abulense.

TREN-DEL-VINO2.jpg


Los viajes parten de la estación de Príncipe Pío, en Madrid, a la estación de Ávila todos los sábados de los meses de agosto, septiembre y octubre en trenes de Media Distancia.

El precio del billete, es de 20,30 € los adultos y 15,20 € los niños, incluye el viaje de ida y vuelta en tren y el acceso gratuito a las exposiciones.

Se puede adquirir aquí, en Renfe Ticket, taquillas de las estaciones, agencias de viaje, venta telefónica (912 320 320) y Máquinas Autoventa Multiproducto.

La vuelta podrá realizarse el mismo sábado o al día siguiente en el mismo horario, consiguiendo con ello un mayor tiempo de estancia para visitar Ávila.

TREN DE ANTONIO MACHADO

El tren Antonio Machado lleva a los viajeros hasta la ciudad de Segovia para visitar su rico patrimonio artístico y conocer los lugares asociados a la vida y obra del poeta Antonio Machado de una forma de lo más singular.

Los viajes se realizan los sábados 1,8,15 22, 29 de agosto y los de septiembre, días 5, 12, 19 y 26 del mes.

El billete incluye el viaje de ida y vuelta en el día entre Madrid y Segovia, aunque la vuelta se puede aplazar al domingo si se quiere disfrutar de todo el fin de semana.
Puedes comprarlos en la web de Renfe, en Renfe Ticket, taquillas, agencias, venta telefónica (91 232 03 20) y máquinas autoventa multiproducto.

Con la presentación del billete de Renfe en la Casa Museo de Antonio Machado se dispondrá de forma gratuita de la Tarjeta Turística Amigos de Segovia, con la que a su vez se obtendrá descuentos y gratuidades en hoteles, restaurantes, comercios, artesanía, museos y visitas guiadas.

LIMPIEZA Y DESINFECCIÓN DE TRENES

Siguiendo las medidas de seguridad e higiene en relación con la situación actual provocada por la covid-19, Renfe ha puesto en marcha un amplio conjunto de medidas para viajar seguro y tranquilo.

Los procedimientos de limpieza y desinfección específica de los trenes, así como medidas de embarque, desembarque y a bordo de trenes, le han permitido a Renfe obtener el certificado AENOR frente al COVID-19 para el transporte de viajeros.

También se han introducido mejoras en la ventilación del interior de los trenes, con el uso de filtros con altas prestaciones y el aumento de las renovaciones completas de aire en los coches, que se realizan cada 7 minutos.

Las estaciones de tren mejor valoradas por los europeos son…

TREN-DEL-VINO.jpg


¡Viajeros al tren!

Fuente: Traveler
 
Oficios del tren: factor

foto-garcc3ada-trenehoy-ter-octubre88..jpg


El tráfico ferroviario circula coordinadamente por una inmensa red en la que cada día se producen cientos de cruces de trenes, salidas y llegadas a estaciones. Para mantener todo este complicado mecanismo funcionando a pleno rendimiento, y evitar, en la medida de lo posible, que las incidencias afecten a la normalidad del tráfico, se cuenta con una red de Centros de Gestión de Tráfico, que controlan y coordinan la explotación ferroviaria. A estos organismos se vinculan los Gabinetes de Circulación que son dependencias atendidas por personas que, a través de un enclavamiento y de forma local, gestionan el tráfico ferroviario en su zona de influencia, que normalmente es la estación en la que se encuentran y los tramos de línea desde y hasta las estaciones colaterales.


En el sentido estricto de la explotación ferroviaria, las estaciones son aquellas instalaciones que se encuentran situadas entre las agujas de entrada y salida y cuyas funciones se presentan como la suma de diferentes actividades complejas relacionadas, básicamente, con la circulación y clasificación de los trenes y con la asistencia a los usuarios. Las estaciones se convierten en uno de los principales símbolos de las compañías que “movidas por el ansia de ofrecer, sobre todo en las grandes ciudades, edificios de carácter monumental que mostraran su poderío, construyen sus estaciones concebidas como para la eternidad…” (Mercedes López en “Historia de las estaciones de MZA”) hecho que explica en gran medida, que durante muchos decenios no se construyesen estas infraestructuras de forma común para diferentes compañías.


Estos espacios constituyen, desde un punto de vista exclusivamente técnico, un espacio organizado racionalmente que garantiza de la forma más eficaz posible la realización de todas las actividades ferroviarias (salidas y llegadas de trenes, facturación de equipajes y mercancías, venta de billetes, esperas, despedidas y recibimientos de personas, etc.) como bien refleja el escritor y periodista Mesoneros Romanos (aunque recurra a los ferrocarriles belgas). “¡Qué precisión de movimientos en las estaciones o puntos de descanso, para dirigir metódicamente y con una asombrosa celeridad el relevo continuo de los viajeros y sus equipajes, la inspección prudente de las máquinas! ¡Qué método, orden y sabia administración en el desempeño de tantas oficinas; en las innumerables anotaciones de tantos viajeros; en el peso, colocación y trasiego de sus equipajes; en la carga del sinnúmero de mercancías, efectos y animales, que ocupan los carros últimos del convoy”.


Las estaciones ferroviarias viven durante muchos decenios una lucha interna entre las pulsiones que buscan, por un lado, la realización del servicio ferrovviario y, por otro, la canalización de diferentes valores simbólicos ajenos a su naturaleza más primarias. Como característica común a todos los agentes que en ellas tienen empleo, se destaca la proyección pública de sus trabajos. Y su clasificación atiende más a las características laborales y de oficio que al servicio al que pertenecen, de tal forma que esos ferroviarios se pueden agrupar por el particular desarrollo de funciones tan distintas como jefes de estación, factores de circulación, maquinistas, fogoneros, ayudantes e interventores. Cada uno de estos empleos tienen cometidos profesionales específicos, que en muchos casos son interdependientes, y que requieren, más de lo que a primera vista parece, de una colaboración para la eficaz circulación de los trenes.


Los jefes de estación y factores de Circulación son agentes que tienen como emblema la representación de la empresa dentro y fuera de la estación, entre otros aspectos, en el espacio que va de aguja a aguja. Se trata de la máxima autoridad de la compañía en su ámbito de actuación y responsable de lo que ocurra en la estación. Evidentemente esto se manifiesta en su trabajo y en su apariencia y vestuario. Trabaja para la red mediante cometidos muy específicos y es responsable de las personas que se emplean directamente en la estación, como los factores. Esta figura es una imagen paradigmática del trabajo de estaciones, visible para los propios ferroviarios y para los usuarios del tren.


El factor es el agente ferroviario cuya misión a veces comprende la enorme responsabilidad de asegurar la circulación de los trenes y, en otras ocasiones, la de desempeñar trabajos completamente comerciales, como son la facturación y despacho de mercancías, tasación de la cuantía de los portes. Y también las comunicaciones entre su residencia y otras localidades. El factor de estación puede definirse como un jefe en pequeño, ya que su actividad en las estaciones pequeñas es la misma del jefe, aunque le esté subordinado jerárquicamente, y en las estaciones grandes es parte de la actividad de la estación, dirigida por el jefe, claro está.


Un factor tiene que conocer muchas cosas. Por lo pronto, el reglamento perfectamente, para poder dar órdenes a los trenes en consonancia con las del momento; pide la vía a la estación inmediata para el tren que va a llegar a la suya; comunica la salida de éste inmediatamente de producirse, y concede o no la vía que le pide la estación anterior para poder admitir un tren. En consecuencia, manda u ordena al mozo encargado de ello las agujas y señales exteriores de la estación con objeto de que, al llegar a las mismas, el tren de que se trate las encuentre en posición conveniente al desarrollo del itinerario que venga siguiendo. Luego da cuenta al puesto de mando de la hora en que el tren entra y sale de su estación, o de su paso por ella.


Cuando aún no existe el teléfono, el factor domina el telégrafo para comunicarse con las estaciones; si es a la larga distancia, mediante el morse, con su cinta llena de rayas y puntos, y si la comunicación se produce entre estaciones colaterales, se vale del endiablado telégrafo de cuadrante Bréguet, en el que es preciso tener la vista muy habituada para recoger rápidamente las letras, en las que la aguja se detiene sólo un momento insignificante. Tiene que saber también el factor bastantes cuestiones comerciales para poder informar a los clientes sobre precios de transporte, tanto en viajeros como en mercancías, discutir con ellos las reclamaciones y, con las escritas, hacer su debido trámite. Disponer de un modo inteligente el cargamento de los vagones es también un arte que debe dominar este agente ferroviario. Llevar la cuenta de los ingresos y de los pagos y despachar los billetes, que es igualmente misión suya en algunas ocasiones, y siempre cuando sustituya al jefe de estación. Como se ve, son bastantes las ramas que abarca la actividad de un factor; pero además debe mostrar tacto y, como se dice coloquialmente, ‘mano izquierda’ en su trato con los clientes, pues un factor, aun fuera de su servicio, suele pensar en el ferrocarril y tratar de atraer clientes para el mismo.


“Debe, pues, hacer cuanto esté de su parte para que al ferrocarril se le vea con simpatía, en lo que resulta un verdadero delegado de lo que hoy llamamos relaciones públicas y desarrolla una actividad de captación muy útil para el ferrocarril. Todo esto, que puede parecer a primera vista muy amplio y difícil, en la realidad es susceptible de ser desarrollada esta actividad al cabo de algún tiempo de práctica. Para ello necesita, aparte de las cualidades naturales, los conocimientos necesarios, que si no los tuviese no sería factor. Resulta muy conveniente y ayuda mucho poseer un verdadero ‘orgullo del oficio’, pues un factor que se siente orgulloso de serlo, sólo con ello, ya pone en su actividad una carga vital tan enorme que se le hará difícil aquélla y verá llegar los resultados positivos sin tener que esperar mucho”. De esta forma, glosa la figura del factor uno de los redactores que Vía Libre tiene a mitad de la década de los 60.


El factor de Circulación es hoy una categoría laboral. La posición funcional es la de jefe de Circulación o auxiliar de Circulación, según la función que realice en el momento. Por tanto, un factor de Circulación será el jefe de Circulación de una estación en la que tiene el mando local y es el responsable de la circulación de los trenes que pasen, salgan o terminen en y por su estación y de los trabajos que se realicen en la misma.


El factor es una clase profesional ferroviaria, de la familia de Movimiento, especializado en tareas de circulación. Normalmente se encuentra al cargo de una estación y asume con ello las responsabilidades inherentes de la categoría operativa de jefe de Circulación. En otros casos, puede ser un subordinado del jefe de Estación y actúa a las órdenes de este. Normalmente trabaja en los gabinetes de circulación y, en el caso de trabajar con otros agentes de su esfera de forma simultánea, el de mayor graduación o mayor antigüedad asume las funciones de jefe de Circulación y el segundo pasa a ser subordinado del primero.


Según determina el reglamento, constituyen esta categoría los que están autorizados para prestar servicio de circulación en estaciones de cualquier clase. En consecuencia. sin perjuicio de las funciones. que explícita o implícitamente puedan corresponder a su clasea, todo agente viene obligado a desempeñar también aquellas otras que se les encomienden, que sean propias de las categorías del correspondiente grupo que tengan señalado un tipo de salario igual o infer1or, sin que ello determine cambio alguno de estrato ni de retribución. Asimismo, vienen obligados a realizar las funciones que se les encomienden propias de las categorías superiores del correspondiente grupo aquellos agentes que estén capacitados para desempeñarlas, si bien en este caso cambian de retribución y perciben las correspondientes diferencias con arreglo a las normas.


Visto lo visto no resulta fácil su identificación pura y. mucho menos, su correcto encasillamiento en una única actividad. De forma que se hace posible encontrar a un agente de estas características detrás del mostrador donde se expenden los billetes a los viajeros, o en la zona de salida de un tren y en la oficina donde se telegrafían las órdenes o en las dependencias de facturación de mercancías y equipajes. No se sorprenda el lector porque los clientes puedan confundirles, demasiado a menudo, con los jefes de estación, distinción que ni tan siquiera se hace posible a la vista de sus gorras, que presentan sutiles diferencias, que resultan inalcanzables para el profano.


(Imagen García en Trenes Hoy. Octubre 1988. Servicio ‘Lisboa-Expreso’ en Navalmoral de La Mata)
 
Back