Literatura, filosofía y espiritualidad

Aferramiento



"La persona común, sin aprendizaje ni conocimiento sobre lo espiritual, puede cambiar, puede desapegarse, puede liberarse de éste cuerpo físico hecho de los cuatro grandes elementos. ¿Cual es la razón para ésto?. Se debe, monjes, a que aparentes son el incremento y la disminución, el ocuparse y despreocuparse de éste cuerpo físico hecho de los cuatro grandes elementos. Por esta razón, la persona común sin aprendizaje ni conocimiento espiritual puede desencantarse, puede desapegarse, puede liberarse.


Pero ocurre que, para lo que es llamado "mente", o "pensamiento", o "consciencia", esa persona común sin aprendizaje ni conocimiento espiritual, no es capaz de cambiar, no es capaz de desapegarse, no es capaz de liberarse. ¿Cual es la razón para esto?. Porque durante mucho tiempo, monjes, esa "mente" o "pensamiento" o "consciencia" de esa persona se ha aferrado, ha acariciado, ha considerado siempre que "Esto es mío, esto soy Yo, esto es mi individualidad". Debido a eso, la persona común sin entrenamiento ni conocimiento espiritual no es capaz de cambiar, no es capaz de desapegarse, no es capaz de liberarse."



Assutava Sutta
 
Vacío





Entonces el Venerable Ananda fue a ver al Buda, y al llegar, tras hacerle una reverencia se sentó a su lado. Tal como se sentó le dijo al Buda:

- "Se dice que el mundo está vacío, que el mundo está vacío. ¿Respecto a qué se dice que el mundo está vacío?"


- "En la medida en que está vacío de una individualidad o de algo perteneciendo a una individualidad: así se dice, Ananda, que el mundo está vacío. ¿Y qué es estar vacío de una individualidad o de algo perteneciendo a una individualidad?


El ojo está vacío de una individualidad o de algo perteneciendo a una individualidad.
Las formas están vacias...
La consciencia del ojo está vacía....
El contacto del ojo está vacío...
El oído está vacío...
La nariz está vacía....
La lengua está vacía....
El cuerpo está vacío....
El intelecto está vacío de una individualidad o de algo perteneciendo a una individualidad. Las ideas... la consciencia del intelecto... el contacto del intelecto está vacío de una individualidad o de algo perteneciendo a una individualidad.


Así se dice que el mundo está vacío.
Suñña Sutta
 
19 frases de Buda que te enseñarán todo sobre el amor verdadero


De niño, Shaka de Virgo recibió enseñanzas del mismo Buda; incluso es considerado, por algunos personajes de la serie japonesa, un iluminado de su generación.

Un muy preocupado Shaka le pregunta a Buda en una ocasión: “Si la muerte es inevitable, entonces debe ser que la tristeza domine nuestras vidas. Aún cuando superemos el sufrimiento, busquemos amor y felicidad, la muerte nulificará todo”. Buda responde: “Parece que los has olvidado: la muerte no es el final de todo. La muerte no es más que otra transformación”. En ese instante el caballero dorado alcanza la iluminación y rompe con sus eternos ciclos de reencarnación.

La doctrina religiosa y filosófica nacida en el noroeste de la India a consecuencia de las enseñanzas de Siddhartha, más tarde conocido como Buda Gautama, Sakiamuni o simplemente Buda; que significa “El despierto” o “El iluminado” y también es utilizado para referirse al estado alcanzado al despertar de la consciencia.

Si bien, las fechas de su nacimiento e iluminación son imprecisas, se sabe que nació en la actual Nepal y murió en una región aledaña, que actualmente pertenece a la India. Sus enseñanzas han sido rescatadas en varios idiomas, desde varias tradiciones y culturas; así se han hecho textos biográficos sobre su vida y enseñanzas.

A través del budismo se termina con las ideas de inicios y finales; al llegar a la iluminación, los ciclos se rompen y muerte y vida se funde en un mismo estado.

Algunas frases de Buda de su “Dhammapda” pueden ser leídas y útiles para entender ese concepto llamado amor:

-

"Todo en este mundo está cambiando. Siempre en movimiento; nunca igual. Todo cambia".

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"En lo que pensamos nos convertimos".

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"El odio no se termina con odio, se termina con amor. Esa es la regla eterna".

-

"Yo no creo en un destino para las personas independiente a sus acciones; creo que les alcanzará el destino a menos que actúen".

"Guardar rencor es como sujetar un carbón caliente con la intención de lanzárselo a alguien más; es uno el que se quema".

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"Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. Si una persona habla o actúa con astucia, le sigue el dolor. Si lo hace con un pensamiento puro, la felicidad lo sigue como una sombra que nunca lo abandona".

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"Donde hay tristeza hay alegría y es lo mismo del otro modo".

"Hay tres cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo: el sol, la luna y la verdad".

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"Sólo hay dos errores que se cometen en el camino a la verdad: no empezar y no llegar hasta el final".

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"Hermosas flores florecen pero eventualmente mueren".

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"Nadie te castigará por tu enfado; tu enfado se encargará de castigarte".

"Mejor que mil palabras vacías, una palabra que traiga paz".

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"Para vivir una vida desapegada, uno no se debe sentir dueño de nada".

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"Somos lo que pensamos, todo lo que somos se levanta con nuestros pensamientos. Con ellos, creamos el mundo".

"Así como una vela no brilla sin fuego, una persona no puede existir sin una vida espiritual".

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"La paz viene de adentro, no la busques fuera".

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"No sobrestimes lo que has recibido ni envidies a otros; el que envidia no tiene paz".

"Para tener buena salud, encontrar la felicidad verdadera y traer paz a todos, las personas deben primero controlar su propia mente. Si lo logran, habrán llegado a la iluminación y toda la sabiduría y virtud vendrán naturalmente".

-

"No vivas en el pasado, no imagines el futuro, concentra la mente en el momento presente".

El budismo celebra la vida, entendida como la continua transformación de estados. Si el amor es uno de esos estados, no debemos aferrarnos a su permanencia, si no a interiorizar cada cambio que se nos presente.

Por Gustavo Lopez
 
Fábulas budistas que iluminarán tu vida



Los grandes maestros del budismo siempre han recorrido a las fábulas y las leyendas para transmitirle a sus discípulos complejos mensajes o lecciones de vida. Se cuenta que en una ocasión algunos discípulos se reunieron y le preguntaron a su maestro por qué les contaba tantas fábulas pero nunca se detenía a explicarlas. Por toda respuesta, este les preguntó: ¿os gustaría que os diese una fruta ya masticada?

Lo mejor de las fábulas es que tienen múltiples interpretaciones y que cada persona puede extraer la enseñanza que le resulte más útil, según el momento de la vida por el que esté pasando. Además, las historias tienen el poder de llegar hasta los resquicios más ocultos de la mente. Milton Erickson, un psiquiatra estadounidense, se había dado cuenta de que en ocasiones nuestra mente rechaza algunos mensajes e inmediatamente pone en marcha sus mecanismo de defensa ya que los percibe como un ataque al "yo". Sin embargo, las fábulas, sortean esa vigilancia y pueden operar cambios más profundos. De esta idea surgió la hipnosis ericksoniana, en la cual no se emplean sugestiones directas sino que se utilizan historias.

Y como el budismo aún tiene mucho que enseñarnos, he aquí algunas de las fábulas más iluminadoras, detrás de las cuales se esconden grandes lecciones de vida, enseñanzas que podrían cambiar definitivamente nuestro rumbo o, al menos, la manera en la que comprendemos las cosas.

1. El campesino que jugó a ser Dios

Un día un campesino encontró a Dios y le dijo:

- Tú has creado el mundo pero no eres un campesino, no conoces la agricultura. Tienes mucho que aprender.

Dios le preguntó:

- ¿Cual es tu consejo?

- Dame un año y deja que las cosas ocurran tal y como yo quiero. La pobreza no existirá nunca más.

Dios aceptó. Naturalmente, el campesino pidió lo mejor: ni tormentas, ni ningún tipo de peligro para el grano. El trigo crecía y el campesino era feliz. Todo era perfecto.

Al final del año, el campesino encontró a Dios y le dijo, orgulloso:

- ¿Has visto cuánto trigo tenemos? ¡Habrá comida suficiente por 10 años sin tener que trabajar!

Sin embargo, cuando recogió el grano, se dio cuenta de que estaban vacíos. Desconcertado, le preguntó a Dios qué había pasado, a lo que este respondió:

- Has eliminado los conflictos y las fricciones, así que el trigo no terminó de germinar.

Moraleja: Los problemas son parte de la vida, nos hacen fuertes, nos convierten en personas resilientes. Los días de tristeza son tan necesarios como los días de felicidad porque nos permiten crecer. Por tanto, es mejor dejar de quejarse y de sentirse miserable por las dificultades, estas son oportunidades para aprender a ver la vida con otros ojos.

2. La anciana que perdió su aguja

Una tarde la gente vio a una anciana buscando algo frente a su choza. Algunas personas se acercaron para intentar ayudarla.

- ¿Qué has perdido?

- Mi aguja – dijo ella.

Todos se pusieron a buscarla pero pasado un rato, alguien le preguntó:

- La calle es muy larga y la aguja muy pequeña, ¿puedes indicarnos el sitio donde cayó?

- Dentro de mi casa – respondió la anciana.

Las personas la miraron asombrados. Algunos incluso se molestaron.

- ¿Acaso te has vuelto loca? ¿Por qué buscas la aguja en la calle si está dentro de tu casa?

La anciana, sonriente, les respondió:

- Porque dentro de la casa no hay luz.

- Entonces lo más sensato es encontrar una lámpara y buscar adentro.

La anciana rió y les dijo:

- Sois muy inteligentes para las cosas pequeñas, ¿cuándo vais a usar esa inteligencia para vuestra vida interior?

Moraleja: A menudo buscamos las respuestas a los problemas fuera de nosotros, cuando en realidad la solución está en nuestro interior. Culpamos a los demás o a las circunstancias en vez de tomar las riendas, solo porque no queremos reconocer nuestra cuota de responsabilidad. Sin embargo, de esta forma jamás encontraremos una solución realmente satisfactoria que nos permita crecer.


3. El perdón de Buda

Buda tenía un primo perverso, se llamaba Devadatta, siempre estaba celoso y se empeñaba en desacreditarlo.

Un día, mientras Buda paseaba tranquilamente, Devadatta arrojó a su paso una pesada roca con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca cayó al lado de Buda y no le hizo daño.

Buda se dio cuenta de lo sucedido pero permaneció impasible, sin perder la sonrisa. Días después, volvió a cruzarse con Devadatta y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, este le preguntó:

- ¿No estás enfadado?

- No, claro que no.

Sin salir de su asombro, Devadatta le preguntó el por qué.

Buda le dijo:

- Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.

Moraleja: Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable. No es sano ni inteligente quedarse atados al odio y el rencor porque estos sentimientos solo nos hacen daño. Es importante ser conscientes de que la vida está en continuo cambio y que necesitamos dejar las malas experiencias en el pasado. Solo a través del perdón logramos liberar nuestro resentimiento y continuar adelante.

4. Un criado y un amo con mal genio

Un criado estaba expuesto todos los días al carácter irascible de su amo. Un día, el señor volvió a casa de muy mal humor, se sentó a comer y al hallar la sopa fría, montó en cólera y arrojó el plato por la ventana.

El criado, a su vez, arrojó la carne, el pan, el vino y, por último, el mantel y los cubiertos. El amo montó en cólera:

- ¿Qué haces, insensato?

- Perdone señor - respondió con seriedad el criado. - Creía que hoy deseaba comer en el patio. ¡Todo es tan apacible y el cielo es tan sereno!

El amo reconoció su falta, se disculpó y le agradeció interiormente al criado por la lección que acababa de darle.

Moraleja: A lo largo de la vida, cualquiera nos puede hacer daño. No podemos hacer nada al respecto. Pero podemos decidir por quienes sufrir. No son las acciones en sí las que causan sufrimiento sino el significado y la importancia que les otorgamos. Si respondemos a la violencia con violencia, esta crecerá. Si respondemos a la violencia con tranquilidad, esta se aplacará.

5. El halcón que no podía volar

Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasados unos meses, el instructor le comunicó al rey que uno de los halcones estaba educado pero que no sabía qué le sucedía al otro. Desde que había llegado al Palacio, no se había movido de la rama, hasta tal punto que había que llevarle el alimento.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores pero nadie pudo hacer volar al ave. Entonces hizo público un edicto entre sus súbditos y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando en sus jardines.

- Traedme al autor de este milagro - pidió.

Ante el rey apareció un campesino. El rey le preguntó:

- ¿Cómo lograste que el halcón volara? ¿Acaso eres un mago?

- No fue difícil - explicó el hombre. - Tan solo corté la rama. Entonces el pájaro se dio cuenta de que tenía alas y echó a volar.

Moraleja: A veces, es necesario quedarse en la rama para recuperar fuerzas pero si nos quedamos en la zona de confort durante mucho tiempo, jamás sabremos cuán lejos habríamos sido capaces de llegar. Por eso, en ocasiones necesitamos que alguien nos corte la rama o tener el valor de cortar la rama a los demás. Asegúrate de no ser tú quien dificultes el vuelo a otra persona o de que otra persona no te impida volar.

Por Jennifer Delgado
 
El poder oculto de la gratitud y la generosidad, según Séneca


Pierdes todo aquello que no das libremente y en abundancia. Cuando abras tu caja fuerte solo encontrarás sus cenizas”, escribió Annie Dillard refiriéndose a la importancia de la generosidad. Dos milenios antes, el gran filósofo romano Séneca también había reflexionado sobre la importancia de la gratitud en sus famosas “Cartas de un estoico”, que escribió durante los tres últimos años de su vida y que denotan una gran sabiduría.



La ingratitud y el peligro de la esterilidad emocional



Séneca escribió: “Te quejas porque has encontrado a una persona ingrata. Si es tu primera experiencia de ese tipo, debe sentirte agradecido por tu buena suerte o por tu precaución. En ese caso, sin embargo, la precaución puede hacer que seas poco generoso porque si deseas evitar tal peligro, no brindarás favores. Con tal de que esos favores no se pierdan con otra persona, los perderás tú mismo.



“Es mejor no recibir nada a cambio que no otorgar ningún favor. Incluso después de una mala cosecha, uno puede volver a sembrar; a menudo las pérdidas debidas a la esterilidad continua de un suelo improductivo son compensadas con la fertilidad de un año. Para descubrir a una persona agradecida, vale la pena probar a muchos desagradecidos”.



En estos párrafos Séneca reflexiona sobre el carácter bidireccional de la gratitud y la generosidad; es decir, no gana solamente quien recibe sino también quien da. Nos alerta que cuando nos encerramos y nos volvemos recelosos, por miedo a no ser recompensados debidamente, levantamos barreras y corremos el riesgo de terminar sufriendo una esterilidad emocional, de volvernos fríos y distantes.



Un estudio moderno confirma las palabras de Séneca. Psicólogos de las universidades de Illinois y Zúrich analizaron a un grupo de 982 personas y descubrieron que aquellas que practicaban la gratitud con frecuencia y eran generosas también disfrutaban de un mayor grado de bienestar físico y emocional. Descubrieron que la gratitud como valor está profundamente ligada con nuestra habilidad para cuidarnos y sentirnos bien.



También se ha apreciado que la gratitud nos ayuda a mantener alejadas emociones tóxicas como la envidia, la frustración y la culpa, por lo que es muy eficaz para aliviar la depresión. De hecho, otra investigación realizada en la Universidad Nacional de Taiwán reveló que la gratitud incrementa nuestra autoestima ya que reduce nuestra tendencia a compararnos con los demás.



La auténtica generosidad: El camino hacia la gratitud



La auténtica generosidad, argumenta Séneca, no se mide por los resultados del acto, sino por el espíritu del que brota. Apuntó:



Los beneficios o los perjuicios dependen del espíritu... Nuestro sentimiento sobre la obligación depende del espíritu con el que concedemos el favor; no hay que sopesar la calidad del regalo sino la buena voluntad que lo motivó. Así que eliminemos las suposiciones: el acto anterior fue un beneficio, y el segundo es un perjuicio. La buena persona ordena las dos columnas de su libro de cuentas y no se engaña voluntariamente añadiendo beneficios y restando perjuicios”.



Con estas palabras, Séneca llama la atención sobre las expectativas que albergamos cuando ayudamos a alguien o concedemos un favor. Nos alerta de que la auténtica generosidad no es un acto transaccional y que muchas veces, los supuestos beneficios o perjuicios dependen exclusivamente de nuestras expectativas. Si esperamos que la persona nos devuelva el favor y no lo hace, nos sentiremos perjudicados. Si hacemos un favor y nos sentimos agradecidos por ello, obtendremos un beneficio.



Por eso señala: “El hombre sabio disfruta más dando de lo que el receptor disfruta recibiendo”.



Su mensaje nos enseña que la generosidad verdadera no es un dar para recibir algo a cambio sino un acto desinteresado. También nos enseña que la gratitud se calibra con la recompensa intrínseca al acto generoso, más que por el beneficio que podríamos obtener si nos devuelven el favor:



“Deberíamos intentar por todos los medios sentirnos lo más agradecidos posible. La gratitud es buena para nosotros mismos […] regresa en gran medida a sí misma. No hay persona que, al beneficiar a su prójimo, no se haya beneficiado a sí misma. No me refiero a que a quien hayas ayudado deseará ayudarte o que a quien hayas defendido deseará protegerte sino al hecho de que una buena conducta regresa en círculo para beneficiar al hacedor, así como las malas conductas retroceden sobre sus autores.



“La recompensa por todas las virtudes reside en la virtud en sí misma porque no se practican con miras a obtener una recompensa. La recompensa por una buena acción es haberla hecho. Estoy agradecido, no porque esa persona me devolverá el favor, sino simplemente porque he podido realizar un acto agradable y hermoso. Me siento agradecido, no porque obtendré un beneficio, sino porque he hecho algo que me agrada”.



De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Alabama reveló que la gratitud y la generosidad no solo nos ayudan a reducir el nivel de estrés sino que incluso desempeñan un papel importante para superar los traumas. Estos psicólogos analizaron a veteranos de la Guerra de Vietnam y descubrieron que aquellos que experimentaban más gratitud experimentaban tasas más bajas de estrés postraumático. Otra investigación llevada a cabo en la Universidad de Michigan constató que ocurría exactamente lo mismo con los supervivientes de los sucesos del 11 de septiembre.



Y es que, sentirnos agradecidos incluso en los peores momentos y seguir dando lo mejor de nosotros, es un boomerang de positividad del que podemos beneficiarnos para desarrollar la resiliencia y una sensación de bienestar y paz interior. La decisión queda en tus manos.



Por Jennifer Delgado
 
La leyenda de los atrapasueños



Los atrapasueños son instrumentos de poder de la medicina chamánica, cuyo origen se remonta a las tribus indias americanas. Su aro, fabricado tradicionalmente por madera de sauce, representa la rueda de la vida, la malla o la red son los sueños, anhelos e ilusiones que tejemos en el Tiempo de los sueños, en el alma y en el movimiento que generamos con nuestras actividades cotidianas. En el centro de la red está el vacío, el espíritu creador, el “Gran Misterio”.

Según la tradición, los atrapasueños ayudan a mantener con nosotros las buenas ideas y los sueños agradables, así como a proteger a quien lo posee. El Tiempo de los sueños es influenciado por buenas y malas energías; estas últimas son atrapadas por la malla y se disipan por el agujero central con los primeros rayos de sol.


Deja que la telaraña atrape tus buenos recuerdos y los malos pasen por el agujero del centro y se desvanezcan.
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El significado de la palabra atrapasueños
La palabra “atrapasueños”, proviene del inglés dreamcatcher, de ahí la traducción en español. No obstante, en la lengua de los ojibwa, de los cuales es propio este amuleto, se llama asabikeshiinh, que significa araña; aunque también se le conoce por el nombre de bawaajige nagwaagan o cepo de los sueños.

Estos objetos comenzaron a ser comercializados por los ojibwa en la década de los 60, siendo criticados por las demás tribus por profanar de alguna manera su maravilloso significado. Esto tiene su sentido, pues actualmente se fabrican y se venden sin atender al mágico y místico proceso de energización, perdiendo así su esencia y convirtiéndose en un mero adorno.


Debido a esto, la creencia en los atrapasueños se ha extendido enormemente durante los últimos años. Sin embargo, la mayoría de nosotros no conoce la preciosa leyenda que nos ofrecen. Veamos en qué consiste.

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La leyenda de los atrapasueños
Cuenta la leyenda que había una mujer araña llamada Asibikaashi que cuidaba a la gente de la tierra. La mujer araña, velaba por toda criatura de nuestro mundo, inclinándose sobre las cunas y las camas de los niños mientras tejía una fina, delicada y fuerte telaraña que era capaz de atrapar todo mal entre sus hilos y hacerlo desvanecer al alba.


Cuando su pueblo se dispersó por América del Norte, le comenzó a resultar muy complicado cuidar a todos los niños, por lo que las madres y abuelas tuvieron que comenzar a tejer redes con propiedades mágicas que atrapan los malos sueños y las pesadillas, protegiendo así a sus niños.

Tradicionalmente, los Ojibwa construían los atrapasueños atando hebras de sauce alrededor de una argolla circular de unos 9 centímetros o con forma de lágrima, resultando una red similar a una telaraña, hecha a su vez con fibra de ortiga teñida de color rojo.

La antigua leyenda de los indios ojibwa sobre los atrapasueños habla de que los sueños pasan por la red filtrando y deslizando los buenos sueños a través de suaves plumas hasta que llegan a nosotros. Los malos sueños, sin embargo, son atrapados en el tejido y mueren con el primer haz de luz del día.

Sin embargo, para el pueblo lakota de la tribu sioux del Norte de América, los atrapasueños funcionan de forma diferente. Es decir, las pesadillas pasan por la red mientras que los sueños quedan atrapados en los hilos y se deslizan por las plumas hasta la persona que está durmiendo.

Lo malo se bloquea y se destruye, lo bueno se queda con nosotros
Hay personas que otorgan a esto un significado diferente, entendiendo la palabra sueños como aspiraciones, deseos o anhelos. Por lo tanto, los atrapasueños servirían para conseguir todo aquello que nos proponemos y anhelamos.

Lo cierto es que no podemos asegurar que los atrapasueños alejen o no los malos sueños, las malas energías o las malas vibraciones pero, sin embargo, resulta pacificador estar en contacto con la cultura india, por la magia que desprende.

Esta cultura nos ha colmado y nos colmará siempre de saber y de tradiciones milenarias que debemos luchar por mantener cerca de la manera más fiel posible, pues de algún modo les debemos gran parte de nuestra sabiduría.


Por Raquel Aldana

 
Las casualidades ¿existen?



La vida está llena de oportunidades ¿y de casualidades?, sin embargo, no están todas al alcance de todos. Cuando creemos que no tenemos oportunidades, en realidad, no es que no las tengamos. En la mayor parte de las ocasiones es que no las vemos, lo cual significa que no estamos bien despiertos.


¿Por qué ocurre esto? Esto es así, por una sencilla razón, nuestro cerebro percibe la realidad de una forma muy selectiva, nuestra percepción de lo que nos rodea no es totalmente fiel a la realidad. Sólo percibimos una parte de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, ya que nuestra atención, selecciona lo que recibimos, y sólo percibimos aquello que está acorde a nuestro momento vital.




“Un mundo es por sí solo un extraño hervidero de misteriosos y entrelazados propósitos y casualidades, pero ¿dos? Cuando dos mundos funden sus alientos a través de unas aberturas en el cielo, lo extraño se vuelve más extraño, y pueden llegar a suceder muchas cosas que pocas imaginaciones serían capaces de abarcar”


-Laini Taylor-


Cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece

Esto es una gran verdad, cuando estamos preparados, y ponemos toda nuestra atención y nuestra energía en algo, es entonces, cuando nos damos cuenta de que hay oportunidades para nosotros. Pero hay que abrir los ojos ¡para que no se nos escapen!







Y si no es el momento, o aún no estamos preparados, sencillamente no veremos las oportunidades pasar, y no porque no estén ocurriendo, simplemente no estamos en el momento de recibirlas, y no las sabríamos aprovechar. Por tanto, no son oportunidades en éste momento existencial.


Las emociones también influyen

Nuestra atención selectiva y la percepción de la realidad, también van muy acordes al estado emocional que tenemos. Si nos encontramos felices, satisfechos con la vida, orgullosos, contentos y agradecidos con la vida, lo que ocurra cada día, ya es una oportunidad que sabremos aprovechar para seguir avanzando en ése camino por la vida.


Si, por el contrario, nos encontramos en un momento de tristeza, desánimo, pesar, y hastío de todo, es probable que nada de lo que nos ocurra podamos verlo como una oportunidad, sino más bien, como un fastidio, o una mala suerte.


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Las casualidades no existen, sino más bien las causalidades

En la mayor parte de los casos, no ocurren las cosas por casualidad, sino porque algo hemos hecho para que ocurran, y éstas, entonces, ocurren por “causa” de nuestro esfuerzo, nuestro aprendizaje y nuestra búsqueda, o por todo lo contrario.





Así como la suerte tampoco es casualidad, sino que proviene toda de la causalidad de lo que hemos hecho para que nos llegue. Tal y como vayamos avanzando en la vida con las decisiones que tomemos irán surgiendo en nuestra camino unas cosas y otras. Todas ellas necesarias y positivas para aprender.


Nos lo merecemos

Podríamos decir que “me lo merezco” cuando pasa por delante nuestra una oportunidad y la aprovechamos, ya que para ver ésta oportunidad, sin duda, hemos tenido que llegar hasta allí para encontrárnosla, y eso nos ha llevado esfuerzo y dedicación.


Y cuando ocurren otras cosas que no merecemos, si somos positivos con los procesos y aprendizajes de la vida, podríamos decir que “lo necesitábamos” para seguir aprendiendo, así que, sigue siendo otra oportunidad para crecer más fuerte.


Ponte en camino, prepárate, abre los ojos

Todo aquello que merecemos o necesitamos aparecerá delante de nosotros, no lo desaprovechemos, no lo dejemos pasar de largo, ya que si está delante de nosotros, es que la vida nos lo está ofreciendo porque estamos preparados, no debemos tener miedo, sino ser valientes y agradecer cada día las oportunidades que se nos brindan, ya que esto significa que estamos atentos para seguir avanzando.


“Las casualidades no existen, las personas y los eventos ocurren siempre con su gran por qué. Los malos y los buenos, todos tienen razón de ser. Es uno el que va limpiando y se va quedando con lo que quiere”


-Roque Valero-

 
Alan Watts
(1915/01/06 - 1973/11/16)

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Alan Watts

Filósofo y escritor inglés



Nació el 6 de enero de 1915 en Chislehurst.

Hijo de Laurence Wilson Watts, representante de la oficina de Londres de Michelin, y de Emily Mary Buchan, ama de casa y cuyo padre había sido un misionero. Con medios financieros modestos, eligieron vivir en un entorno de pastoral en el cual criaron a Alan, su único hijo.

Radicado en Estados Unidos, contó con mucha influencia durante la década de 1960, en el pensamiento esotérico de Norte América, particularmente en la difusión del pensamiento y la filosofía Oriental en el estado de California, de donde salieron distintos movimientos en los años sesenta y setenta.


Sus obras más importantes son entre otras El camino del Tao; El camino del Zen; La Suprema Identidad; Naturaleza, hombre y mujer; Las dos manos de Dios; Mito y ritual en el Cristianismo; Mito y Religión; El Arte de ser Dios: Más allá de la teología; Behold the Spirit.

De entre ellas quizás la más importante es La Suprema Identidad, en la que analiza la escolástica religiosa.

Watts se casó tres veces y tuvo siete hijos .

Alan Watts falleció en Mount Tamalpais, California, el 16 de noviembre de 1973.


Obras

Las dos manos de Dios
Mito y Ritual en el Cristianismo
La sabiduría de la inseguridad
La identidad suprema
Naturaleza, hombre y mujer
El Gran Mandala
El Libro del Tabú
Psicoterapia del Este, Psicoterapia del Oeste
El futuro del éxtasis y otras meditaciones
El camino del Tao
Cosmología gozosa
El arte de ser Dios
El espíritu del zen
El sentido de la felicidad
Naturaleza, hombre y mujer
El camino del Zen
El sentido de la felicidad
Esto es eso
Memorias


*buscabiografias.com
 
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