Literatura, filosofía y espiritualidad

LAS CUATRO LEYES DE LA ESPIRITUALIDAD

Existen cuatro leyes de la espiritualidad, provenientes de la india, que nos muestran una realidad que a veces tendemos a olvidar: Nada sucede por casualidad.

Los invitamos a leer y reflexionar estas cuatro leyes.


Primera ley: "La persona que llega a ti es la persona correcta".


Es decir, nadie llega a nuestras vidas por casualidad. Todas las personas que están cerca de nosotros, que nos rodean y con las que interactuamos, están ahí por una causa: ayudarnos a evolucionar y a aprender, para actuar conjuntamente y avanzar juntos en cada situación por complicada que ésta sea.


Segunda ley: "Lo que sucede es la única cosa que podría haber sucedido".


Nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe justificación para decir que si se hubiera hecho esto o aquello, se hubiese logrado otro resultado diferente, ya sea mejor o peor. Lo que sucede es lo único que podría haber ocurrido y si ha ocurrido es para que tomemos nota de cada lección que nos aporta la vida, para que continuemos aprendiendo y sigamos hacia adelante. Todas y cada una de las situaciones que ocurren en nuestras vidas son perfectas, aun cuando nuestra mente y nuestro ego se resistan y no lo quieran aceptar.


Tercera ley: "En cualquier momento en que algo comienza es el momento correcto".


Todo se inicia en el momento preciso y adecuado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, será el momento en que comenzará.


Cuarta ley: "Cuando algo termina, termina".


Sencillamente es así. Cuando algo termina en nuestras vidas es porque nuestra evolución en ese aspecto así lo requiere y seguiremos adelante enriquecidos con las experiencias anteriores. Por tanto, es mejor dejarlo ir, seguir adelante con la experiencia adquirida.

 

LOS PRINCIPALES DIOSES DEL ANTIGUO EGIPTO


Los dioses egipcios son tantos y adoptan tantas representaciones que es difícil de identificar a la primera de cuál se trata. ¿Conoces a los principales dioses egipcios?

Amón “El Oculto”
Amón era la divinidad más versátil y conocida, el rey de los dioses. Era la personificación de lo oculto y del poder creador. Se decía que no podía ser visto por nadie, mortales o dioses. Se le vincula con los navegantes, siendo su protector, por lo que no era extraño ver su nombre grabado en los timones de las embarcaciones del Antiguo Egipcio.
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Ra
Era uno de los dioses más importantes para los egipcios al ser el que alumbra cada día. Su representación era una cabeza de halcón junto con un disco solar. Cada noche viajaba 12 horas de oriente a occidente, por las 12 regiones del Duat habitadas por monstruos que intentaban detener la noche y hacerla eterna.

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Thot
Era el dios de la escritura y los cálculos. Ra lo colocó en el cielo para iluminar tras su retirada, por lo que se trataba de un dios lunar. Todas estas características le daban el poder de medir el tiempo y los calendarios y de ser el que permitió el nacimiento de Osiris, Seth, Horus el viejo, Isis y Neftis en “cinco días nuevos”.

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Mut
Era considerada la madre, el origen de todo lo existente. Siempre se la situaba entre el sol y la luna, como un tercer ojo que mostraba la perfección cósmica. Era una de las estatuillas delante la cual se pronunciaban unas palabras cuando alguien fallecía, para que no se descompusiera.

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Isis
Era la Reina de las diosas, la gran diosa madre recuperadora y embalsamadora del cuerpo de Osiris. Considerada la diosa de la maternidad y del nacimiento, protectora de todas las madres y niños. Se le consideraba la institutriz del matrimonio.

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Osiris
Marido de Isis, se le consideraba un antepasado directo de la realeza. Fue uno de los más importantes del antiguo Egipto, era el dios de la resurrección. A él se encomendaban los muertos en su tránsito a una nueva vida.

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Horus
Era el dios real más antiguo, tenía forma de halcón. Era el señor de la montaña, por dónde el sol asoma cada mañana. Cuando el culto de Osiris adquirió importancia, Horus se convirtió en hijo de Osiris. Osiris, Isis y Horus fueron la tríada más importante de dioses. En el Libro de los Muertos Horus, bajo su forma de Haroeris, ayudaba al Faraón a ascender al cielo.

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El zoroastrismo, la misteriosa religión que cambió a Occidente, practicó Freddie Mercury e influyó en "Game of Thrones"



El cristianismo ha sido utilizado frecuentemente para definir la identidad y los valores de Estados Unidos y Europa, así como para contrastar esos valores con los de Oriente Medio.

Sin embargo, una breve mirada a una religión antigua -que todavía se practica- sugiere que lo que muchos dan por sentado como ideales, creencias y culturas occidentales pueden de hecho tener raíces iraníes.

Los eruditos creen que el antiguo profeta iraní Zaratustra (Zoroastro en griego) vivió en algún momento entre los años 1500 y 1000 antes de Cristo.

Antes de Zaratustra, los antiguos persas adoraban a las deidades de la antigua religión Aria de Irán, una contrapartida de la religión que llegaría a ser conocida como hinduismo.

Zaratustra condenó esta práctica y predicó que sólo Dios -Ahura Mazda, el Señor de la Sabiduría- debía ser adorado.


Al hacerlo introdujo a la Humanidad su primera fe monoteísta.

Los conceptos de Cielo e Infierno, Día del Juicio Final y la revelación final del mundo, y los ángeles y demonios se originaron en las enseñanzas de Zaratustra.

Incluso la idea de Satanás es fundamentalmente zoroastrista.

De hecho, toda la fe del zoroastrismo se basa en la lucha entre Dios y las fuerzas de la bondad y la luz (representada por el Espíritu Santo, Spenta Manyu) y Ahriman, que preside las fuerzas de las tinieblas y el mal.

Aunque el hombre tiene que elegir a qué lado pertenece, la religión enseña que en última instancia, Dios prevalecerá, y que incluso aquellos condenados al infierno disfrutarán de las bendiciones del Paraíso (una palabra persa antigua).

Cambio de rumbo
Después de las conquistas persas de tierras griegas durante el apogeo del Imperio Acaménida, la filosofía griega tomó un curso diferente.

Los griegos creían que los seres humanos tenían poca independencia, y que sus destinos estaban a merced de sus muchos dioses, que a menudo actuaban según el capricho y la fantasía.

Sin embargo, después de conocer la religión y la filosofía iraníes, comenzaron a sentirse más como si fueran los dueños de sus destinos.

Aunque fue la religión estatal de Irán, ampliamente practicada en otras regiones habitadas por pueblos persas (por ejemplo, Afganistán, Tayikistán y gran parte de Asia Central), el zoroastrismo es hoy una religión minoritaria en Irán, y cuenta con pocos practicantes en todo el mundo.

El legado cultural de la religión, sin embargo, es otro asunto.

Muchas tradiciones zoroastristas continúan subyacentes y caracterizan la cultura iraní.

Fuera del país también han tenido un impacto conocido, particularmente en Europa occidental.

Rapsodia zoroastrista
Siglos antes de la "Divina Comedia" de Dante, el Libro de Arda Viraf describió vívidamente un viaje al Paraíso y al Infierno.

¿Podría Dante haber oído hablar del cósmico relato del viajero zoroastrista, que asumió su forma definitiva alrededor del siglo X d. C.? La semejanza de las dos obras es extraña, pero solo se pueden ofrecer hipótesis.

En otras partes, sin embargo, la "conexión" zoroastrista es menos oscura. El profeta iraní aparece sosteniendo un globo brillante en La Escuela de Atenas, pintura de Rafael en el siglo XIV.

Del mismo modo, el Clavis Artis, una obra alemana sobre la alquimia que data de finales del siglo XVII principios del siglo XVIII, fue dedicada a Zaratustra, y contó con numerosas representaciones de temas cristianos.

Zaratrusta "llegó a ser considerado (en la Europa cristiana) como un maestro de la magia, un filósofo y un astrólogo, especialmente después del Renacimiento", señala Ursula Sims-Williams, de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.

Hoy en día, la mención del nombre Zadig trae inmediatamente a la mente la marca de moda francesa Zadig & Voltaire.

La historia detrás del nombre ciertamente es zoroastrista. Escrito a mediados del siglo XVIII por nada menos que Voltaire, Zadig cuenta la historia de su homónimo héroe persa zoroastrista, quien, después de una serie de pruebas y tribulaciones, finalmente se casa con una princesa babilonia.

Tan enamorado de la cultura iraní estuvo Voltaire que fue conocido en sus círculos como "Sa'di".

En el mismo espíritu, "El Diván de Oriente y Occidente", de Goethe, dedicado al poeta persa Hafez, ofreció un capítulo temático zoroastrista, mientras que Thomas Moore lamentó el destino de los zoroastristas de Irán en "Lalla Rookh".

La antigua fe también hizo una serie de apariciones musicales en el escenario europeo.

Además del personaje sacerdotal de Sarastro, el libreto de "La flauta mágica" de Mozart está cargado de temas zoroastristas, como la luz versus la oscuridad, las pruebas del fuego y el agua, y la búsqueda de la sabiduría y la bondad por encima de todo.

Y el difunto Farrokh Bulsara -conocido como Freddie Mercury- estaba muy orgulloso de su herencia persa zoroastrista.

"Yo siempre voy a caminar como un petimetre persa", dijo una vez en una entrevista, "¡y nadie va a detenerme, cariño!"

"Creo que lo que la fe zoroastrista le dio la vocación de trabajar duro, perseverar y seguir sus sueños", dijo su hermana Kashmira Cooke en 2014.

Hielo y fuego
Sin embargo, en lo que se refiere a la música, tal vez ningún ejemplo refleje mejor la influencia del legado del zoroastrismo que el "Así hablaba Zaratustra", de Richard Strauss, tema musical de la película "Odisea del Espacio" de Stanley Kubrick (2001).


Derechos de autor de la imagen PA

La partitura debe su inspiración a la obra magna de Nietzsche del mismo nombre, que sigue a un profeta llamado Zaratustra, aunque muchas de las ideas propuestas por Nietzsche son, de hecho, antizoroastristas.

El filósofo alemán rechaza la dicotomía del bien y el mal tan característica del zoroastrismo, y, como ateo declarado, no le ve ninguna utilidad al monoteísmo.

Hay otros ejemplos del impacto del zoroastrismo en la cultura popular contemporánea en Occidente.

Ahura Mazda, que le da nombre la compañía de automóviles Mazda, sirvió de inspiración para la leyenda de Azor Ahai, un semidiós que triunfa sobre la oscuridad en la serie de novelas convertidas en serie de televisión "Game of Thrones", de George R. R. Martin.

Además, se podría argumentar que la batalla cósmica entre la Luz y la Oscuridad de la Fuerza en "La Guerra de las Galaxias" lleva, muy ostensiblemente, la marca del Zoroastrismo.

Pese a todas sus contribuciones al pensamiento, la religión y la cultura occidentales, se sabe relativamente poco sobre la primera fe monoteísta del mundo y su fundador.

Para muchos políticos estadounidenses y europeos, se supone que Irán es el polo opuesto de todo lo que el mundo libre representa y defiende.

Dejando de lado los muchos otros legados e influencias de Irán, la casi olvidada religión del zoroastrismo sólo podría proporcionar la clave para entender cómo nosotrossomos similares a ellos.

https://www.bbc.com/mundo/vert-cul-39636683
 
Karma, la justicia divina


El Karma es el concepto de que cualquier cosa realizada en tu pasado volverá a ti en el futuro, se refiere a que las buenas acciones obtendrán su recompensa, pero también existe su negativo, que los malvados recibirán su castigo, este concepto es una especie de justicia cósmica que da a toda persona su merecido.


Teniendo en cuenta que el espíritu de todos está ligado, en cierto modo, podría ser verdad dado que quien inflige penosidades al prójimo se las está infringiendo realmente a sí mismo.


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En la imágen se aprecia un símbolo del Ying-Yang sobre un grabado del templo jaina de Ranakpur, sobre este se puede leer la palabra KARMA en hindi कर्म.


Diversas religiones como el Budismo hablan sobre el Karma diciendo que aunque no se pague en esta vida será cobrado en otra, como si fuera una transacción justa.


Pero también existe la hipótesis de que la perfección no existe en este mundo y que lo perfecto se eleva a otro plano de existencia, pues Nirvana solo se puede alcanzar a través de la perfección y de esta forma abandonando los deseos y pasiones trascender abandonando este bucle de sufrimiento que es considerado nuestro plano de existencia.


Si es así la justicia del Karma tampoco sería perfecta en este mundo y ni todo el mundo bueno recibiría su recompensa ni todos los malvados su castigo, o también pudiera ser que al hallar el equilibrio en el karma es cuando la persona trasciende al nirvana.


Desde luego está comprobado que la justicia en una misma vida no existe, pues hay multitud de gente que mira por el bien común malviviendo y gente que no tiene escrúpulos en pisar a los demás viviendo como marajás.


Esto también lo reflejan las religiones como el Hinduismo, Según el Vedānta sūtra las reacciones del karma no se reciben en esta misma vida. los hinduistas sostienen que en realidad estaría sufriendo las reacciones de una vida anterior, o bien pagando el karma de acciones realmente perversas en la misma vida, pues Yogananda dice que las acciones de extrema maldad suelen recibir el castigo en la misma vida.


A todas luces el equilibrio es imperfecto, pero quien sabe si es cierto que en el otro mundo del que habla el Budismo existe la perfección…

Por Aikipanda
 
CUENTOS DE AMOR



EL VERDADERO AMOR
Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado. Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.

  • No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado: -Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?

Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo: -Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella.

Tuve que contenerme las lágrimas mientras salía y pensé: "Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es...



El gusano enamorado

¿Qué es la libertad sin amor? ¿Qué es la belleza sin amor? ¿Qué es la magia sin amor? Una libertad sin sentido, una belleza hueca, una magia falsa. El amor es la fuerza que da sentido y también da vida a todo. El amor es el camino hacia la iluminación.

Había una vez un gusano que se había enamorado de una flor, Era, por supuesto, un amor imposible, pero el insecto no quería seducirla ni hacerla su pareja. El sólo soñaba con llegar hasta ella y darle un único beso.

Cada día el gusano miraba a su amada. Cada noche soñaba que llagaba hasta ella y la besaba. Un día el gusanillo decidió que no podía seguir soñando con la flor y no hacer nada para cumplir su sueño. Así que avisó a sus amigos de que treparía por el tallo para besar la flor.

La mayoría intentó disuadirlo, pero el gusano se arrastró hasta la base del tallo y comenzó la escalada. Trepó toda la mañana y toda la tarde, pero cuando el sol se ocultó estaba exhausto.

“Haré noche agarrado al tallo”, pensó, “y mañana seguiré subiendo”

Sin embargo, mientras el gusano dormía, su cuerpo resbaló por el tallo y amaneció donde había empezado.

Cada día el gusano trepaba y cada noche resbalaba hasta el suelo. Mientras descendía sin saberlo, seguía soñando con su beso deseado.

Sus amigos le pidieron que renunciara a su sueño o que soñara otra cosa, pero él sostuvo con razón que no podía cambiar lo que soñaba mientras dormía y que si renunciaba dejaría de ser quien era.

Todo siguió igual hasta que... una noche el gusano soñó tan intensamente con su flor, que los sueños se transformaron en alas y por la mañana el gusano despertó mariposa, desplegó las alas, voló a la flor y la besó.

Por Lie
 
Aspectos fundamentales del budismo





El año de 1956 marca los dos mil quinientos años del Parinirvāna del Buda y de acuerdo con una antigua tradición sostenida por millones de budistas conduciría a un período en que el Dhamma, el mensaje del Buda, se extendería a través del mundo, los gobiernos poco a poco se inclinarán hacia la justicia, y habría una incremento de la paz y la felicidad.


La profecía anterior puede que no sea más que una esperanza milenarista. Sin embargo, el Budismo tiene un mensaje muy importante para el mundo moderno. No es una fe en un dios imaginario o alguna deidad ante quien toda responsabilidad es entregada. Es fe en el ser humano. El Budismo da completa responsabilidad y dignidad al ser humano, y lo hace su propio maestro.


El Budismo es absolutamente humano. Entre todos los grandes maestros religiosos, Buda ha sido el único que no declara ser otra cosa que un ser humano. No reclamó ser un mensajero divino, y atribuyó su realización y logros al esfuerzo y la inteligencia humana.


Buda exhortaba a sus discípulos a ser refugio para sí mismos, y no buscar ayuda o refugio en algún otro lado. Enseñó, estimuló y alentó para que cada persona se desarrollara totalmente y trabajara su propia emancipación, pues a través de su propia inteligencia y esfuerzo, el ser humano posee el poder de liberarse a sí mismo de toda servidumbre. Buda dijo: "Ustedes deberán hacer el esfuerzo por sí mismos, pues los tathāgatas sólo señalan el camino."


Sería más apropiado en esta importante conmemoración (jayanti) de Buda, cuando se celebran dos mil quinientos años del Parinirvāna del Maestro, discutir algunas de sus enseñanzas esenciales, las cuales son unánimemente aceptadas por cientos de millones de sus seguidores en el mundo, en lugar de vagas generalizaciones. Debemos recordar, en primer lugar, que las enseñanzas de Buda constituyen una forma de vida que debe ser practicada y experimentada en la vida diaria, en nuestra vida social y política, aquí y ahora. Son un vasto y completo sistema de enseñanzas ético filosóficas y psicológicas basadas en un método altamente analítico y científico, el cual se dirige a los aspectos profundos de la vida humana. Son un camino que conduce, gradualmente, al ser humano a través de su propia disciplina y desarrollo moral, intelectual y espiritual, a la más alta comprensión de la verdad absoluta, la realización del Nirvāna.




Cuatro Nobles Verdades

Es difícil explicar este enorme sistema en unas pocas palabras. Pero si tomamos las Cuatro Nobles Verdades (cattāri ariyasaccāni), a saber:

- dukkha
- samudaya
, el surgimiento u origen de dukkha
- nirodha, la cesación de dukkha
- magga, el camino que conduce a la cesación de dukkha,


podemos, entonces, discutir brevemente todas las enseñanzas fundamentales del Budismo.


La primera verdad dukkha-ariyasacca, es traducida por casi todos los estudiosos como la Noble Verdad del Sufrimiento, y se interpreta en el sentido de que la vida, de acuerdo con el Budismo, es sólo sufrimiento y dolor. Ambas, traducción e interpretación, son insatisfactorias y erróneas. Debido a ésto, mucha gente ha considerado al Budismo pesimista. El Budismo no es ni pesimista ni optimista, sino que tiene una visión realista de la vida y del mundo, y ve las cosas objetivamente. Dice con exactitud y objetividad (yatthābhūtam) lo que uno es, lo que es el mundo, y muestra el recto camino hacia la perfecta libertad, paz, tranquilidad y felicidad.


Un médico puede exagerar la gravedad de una enfermedad y con ello eliminar también la esperanza. Otro, por ignorancia, puede declarar que no existe enfermedad y que no es necesario un tratamiento, y de esta manera engañar al paciente con un falso consuelo. Uno puede considerar al primero pesimista y al segundo optimista. Ambas son actitudes erróneas. Pero un tercer médico diagnostica los síntomas correctamente, comprende la causa y la naturaleza de la enfermedad, ve con claridad que debe ser curada y con firmeza aplica el tratamiento que salva al paciente. El Buda es como este médico. Es el médico, científico y sabio que se requiere para curar la enfermedad del mundo.


Es cierto que la palabra pāli dukkha (sánscrito duhkha) significa comunmente ‘sufrimiento’, ‘dolor’ o ‘miseria’ en oposición a la palabra sukha que significa ‘felicidad’, ‘bienestar’ o ‘tranquilidad’. Sin embargo, como Primera Noble Verdad, el concepto dukkha tiene un significado filosófico y un sentido mucho mas amplio. El concepto dukkha en la Primera Noble Verdad incluye el significado ordinario de ‘sufrimiento’, pero también incluye ideas profundas como ‘imperfección’, ‘impermanencia’, ‘vacuidad’, ‘insubstancialidad’ y ‘conflicto’. Es difícil, por lo tanto, encontrar una palabra que abarque toda la idea del concepto dukkha de la Primera Noble Verdad, así que es mejor dejarla sin traducir en vez de dar una idea errónea al traducirla como sufrimiento y dolor.


El Budismo no rechaza la felicidad en la vida. Por el contrario, admite diferentes formas de felicidad, materiales y espirituales, tanto para laicos como para monjes. Pero, todas ellas están incluidas en dukkha. Están incluídos en dukkha aun los estados espirituales más puros de dhyāna (absorción) que se obtienen en la práctica más elevada de meditación y se encuentran libres de cualquier sombra de sufrimiento, en el sentido común de la palabra, por lo que pueden ser descritos como mera felicidad; así como también el estado de dhyāna que está libre de sensaciones, tanto placenteras (sukha) como desagradables (dukkha), y que es pura ecuanimidad y conciencia, - aun estos elevados estados espirituales estan incluidos en dukkha. No porque ellos sean sufrimiento o dolor, sino porque ellos también son condicionados (saṅkhāra), sujetos a cambio, impermanentes e insubstanciales.


La idea de dukkha puede verse desde tres aspectos: dukkha como sufrimiento ordinario o común (dukkha-dukkha); dukkha como cambio (viparināma-dukkha); y dukkha como estados condicionados (saṅkhara-dukkha) (Visuddhimagga (PTS), p. 499; Abhidarma-samuccaya, pp.36,38 (ed. Pradhan, Santiniketan, 1950).


Están incluidos en dukkha como sufrimiento ordinario (dukkha-dukkha) todo tipo de sufrimiento en la vida como el nacer, envejecer, enfermarse, morir, asociarse a condiciones desagradables, separarse de nuestros seres queridos y situaciones agradables, no conseguir lo que se desea, pena, lamento, intranquilidad y todo tipo de sufrimiento físico y mental universalmente aceptado como sufrimiento o dolor.


Un sentimiento de felicidad o una condición feliz en nuestra vida no es ni permanente ni eterna. Tarde o temprano cambiará, y cuando esto sucede, se produce un sentimiento y condición de infelicidad. Esta vicisitud se incluye en dukkha como cambio (viparināma-dukkha)


La Primera Noble Verdad y los Cinco agregados

El aspecto filosófico más importante de la Primera Noble Verdad se encuentra en la tercera forma de dukkha como estado condicionado (saṅkhāra-dukkha). Ésta requiere una explicación analítica de lo que es un ‘ser’, ‘individuo’, o ‘yo’. De acuerdo a la filosofía budista un ‘ser’, ‘individuo’, o ‘yo’ es sólo una combinación de energías físicas y mentales en constante cambio las cuales pueden dividirse en cinco agregados (pañcakkhandha). Buda afirma: "En resumen, estos cinco agregados del apego o adherencia son dukkha (saṅkhittena pañcupādānakkhandhā dukkhā). Es importante aclarar que dukkha y los cinco agregados no son dos cosas diferentes; los cinco agregados en sí mismos son dukkha. Esto se comprende mejor si tenemos una idea más clara acerca de los cinco agregados.


El primer agregado es el de la materia (rūpakkhanddha). En este concepto se incluyen los cuatro tradicionales grandes elementos (cattāri mahābhūtāni), es decir los elementos de solidez, fluidez, calor y movilidad, así como sus derivados (upādāya-rūpa). En el concepto de los ‘derivados de los cuatro elementos’ se incluyen los cinco órganos sensoriales materiales, es decir, las facultades del ojo, oído, nariz, lengua y cuerpo y sus objetos correspondientes en el mundo externo como la forma visible, sonido, olor, tacto e incluso algunos pensamientos o ideas, que son objetos de la mente. Así que todos los aspectos de la materia, interna y externa, están incluidos en el agregado de la materia.


El segundo agregado es el de las sensaciones (vedanākkhandha). En este grupo se incluyen todas las sensaciones agradables y desagradables, o las que no son ni agradables ni desagradables, y que se experimentan a través del contacto de los órganos sensoriales con el mundo externo. Estas son la sensaciones experimentadas a través del contacto del ojo con el objeto visible, el oído con los sonidos, la nariz con los olores, la lengua con el gusto, el cuerpo con los objetos tangibles y la mente (que es la sexta facultad en la filosofía budista) con los objetos mentales, pensamientos o ideas. Se incluyen en este grupo todas las sensaciones físicas y mentales.


El tercer agregado es el de la percepción (saññākkhandha). Las percepciones, al igual que las sensaciones, también se producen a través del contacto de las facultades con el mundo externo.


El cuarto agregado es el de las formaciones mentales (saṅkhārakkhandha). En este grupo se incluyen todas las actividades mentales volitivas, tanto buenas como malas, que producen efectos kámmicos, tales como atención (manasikāra), voluntad (chanda), determinación (adhimokkha), confianza (saddhā), concentración (samādhi), inteligencia o sabiduría (paññā), energía (viriya), deseo (rāga), repugnancia u odio (patigha), ignorancia (avijjā), vanidad (māna), idea de un yo (sakkāya-diṭṭhi), etc. Existen cincuenta y dos de tales actividades mentales que constituyen el agregado de formaciones mentales.


El quinto agregado de la consciencia (viññāṇakkhandha) es una reacción o respuesta que tiene como base una de las seis facultades (ojo, oído, nariz, lengua, cuerpo y mente) y como objeto un fenómeno externo. La conciencia visual, por ejemplo, tiene al ojo como su base y una forma visible como su objeto. De la misma manera acontece con la conciencia conectada con otras facultades.


Hemos visto, en forma resumida, los cinco agregados. Lo que denominamos un ‘ser’, ‘individuo’ o un ‘yo’ es sólo un nombre o una etiqueta que se da a esa combinación de cinco grupos. Todos ellos son impermanentes y constituyen un flujo momentáneo que surge y cesa. Un fenómeno desaparece y condiciona la aparición del siguiente en una serie interminable de causa y efecto. No hay substancialidad ni nada detrás de los mismos que pueda considerarse un ser (ātma) permanente, individualidad o algún ente que pueda ser llamado ‘yo’. Todos están de acuerdo en que ni la materia, sensación, percepción, alguna actividad mental, y la conciencia pueden realmente ser consideradas como un ‘yo’. Pero obtenemos la idea de que existe un ‘yo’cuando estos cinco agregados físicos y mentales, que son interdependientes, trabajan juntos y en combinación como un mecanismo psico-físiológico. Pero esto es sólo una falsa idea mental, que no es sino una de las cincuenta y dos funciones mentales del cuarto agregado que expuse con anterioridad. Esto es lo que constituye la idea de ser (sakkāya-diṭṭhi).


El conjunto de estos cinco agregados, que comunmente llamamos un ser, son en si mismos dukkha (saṅkhāradukkha). No existe ningún ser o ‘yo’ detrás de estos cinco agregados que experimente dukkha. No hay un autor inmóvil detrás del movimiento. Sólo existe el movimiento. En otras palabras, no existe pensador detrás del pensamiento. El pensamiento en sí es el pensador. Si se quita el pensamiento no hay pensador. No podemos evitar observar cómo el punto de vista budista es diametralmente opuesto a la idea del cogito cartesiano.


Lo anterior constituye la Noble Verdad de dukkha. Ésta no hace, en absoluto, la vida de un budista melancólica y sufrida como imaginan erróneamente algunas personas. Por el contrario, el verdadero budista es feliz y no sufre de miedo o angustia. Siempre está tranquilo y no se perturba o desalienta por cambios y desgracias, pues acepta las cosas tal como son. Buda nunca fue melancólico o sombrío, y sus contemporáneos siempre lo describieron como un hombre ‘siempre sonriente’ (mihitapubbaṅgama). Buda siempre es representado, en las pinturas y esculturas, con una faz feliz y serena, sin ningún rasgo de agonía o sufrimiento.


El Theragāthā yTherīgāthā, dos antiguos textos budistas , están llenos de felices y alegres expresiones de los discípulos de Buda, hombres y mujeres, que encontraron paz y felicidad en sus enseñanzas. El rey de Kosala comentó a Buda, en cierta ocasión, que a diferencia de muchos discípulos de otras religiones, cuya apariencia generalmente era demacrada, burda, pálida, emaciada y poco atractiva, los discípulos de Buda lucían ‘gozosos’, ‘regocijados’ (haṭṭhapahaṭṭha), jubilosos (udaggudagga), disfrutaban la vida religiosa (abhiratarūpa), satisfechos (pīṇitindriya), libres de ansiedad (appossukka), serenos (pannaloma), pacíficos (paradavutta) y vivían con mente de gacelas (migabhūtena cetasā), es decir, sin conflictos ni preocupaciones. El rey añadió que él consideraba que esta sana disposición se debía al hecho de que "estos venerables, ciertamente, habían comprendido el sentido completo y lo magnífico de las enseñanzas del Afortunado, etc." (Majjhima-Nikāya II (PTS), p. 121) El Budismo es, verdaderamente, opuesto a actitudes mentales melancólicas, tristes y sombrías las cuales son consideradas obstáculos para la comprensión de la Verdad. Por otra parte, es interesante recordar que el gozo (pīti) es una de las siete cualidades esenciales (bojjhaṅgas) que deben cultivarse para la realización de Nibbāna.





La Segunda Noble Verdad es el origen y surgimiento de dukkha (dukkha-samudaya-ariyasacca). Es apego, avidez y sed de deseos sensoriales (kāmataṇhā), de existencia y continuidad (bhavataṇhā), e incluso de aniquilación (vibhavataṇhā). Esta avidez, esta sed, la cual tiene la falsa idea de un ‘yo’ como su centro, es una fuerza enorme que impulsa la totalidad de la existencia. Todos estarían de acuerdo que esta avidez egoísta crea todos los males del mundo, desde los insignificantes problemas personales hasta las guerras mundiales. Pero no es fácil comprender que este deseo, basado en la falsa creencia en un ‘yo’, es la causa de toda la existencia y la continuidad del ser.





La Tercera Noble Verdad es que hay una cesación de dukkha (dukkhaniroddha-ariyasacca), la cual, generalmente, se conoce como Nibbāna (sánscrito Nirvāna). Para eliminar completamente dukkha, se tiene que eliminar la raíz de dukkha, que es la avidez. Por lo tanto, Nibbāna también es conocido con el término de ‘Extinción del deseo’ (Taṇhakkhaya). Algunas veces Nibbāna es llamado la Verdad Última o Realidad Última. Buda dijo: "Oh bhikkhus, Nibbāna que es la realidad, es la Noble Verdad Última" (Ibid., III, p. 245). En otro lugar él dice: "Oh bhikkhus, Yo les enseñaré la Verdad y el camino que conduce a la Verdad" (Samyuttanikāya IV (PTS), p. 369). Aquí Verdad significa Nibbāna.


La Tercera Noble Verdad y Nibbana

¿Qué es, entonces, Nibbāna? La única respuesta lógica a esta pregunta muy natural, es que no existen palabras adecuadas y satisfactorias para responder, pues la pobreza del lenguaje humano no permite explicar con precisión la naturaleza real de la verdad absoluta o realidad última que es Nibbāna. Un grupo humano crea un lenguaje para expresar hechos e ideas experimentadas por sus sentidos y mente. No pertenece a esta categoría una experiencia supramundana como la de la Verdad Absoluta. Por lo tanto, no pueden existir palabras para expresar dicha experiencia. Las palabras son símbolos que representan cosas e ideas y dichos símbolos ni siquiera pueden transmitir la verdadera naturaleza de las cosas más comunes. El lenguaje se considera engañoso y erróneo en los asuntos que conciernen la comprensión de la Verdad. Es por ello que el Laṅkāvatāra-sūtra señala que la gente ignorante se atasca en las palabras como un elefante en el fango (Laṅkāvatāra- sūtra (de. Nanjio, Kyoto 1923), p.113). Esta es la razón por la cual en ciertas sectas budistas , como el zen, encontramos el uso de afirmaciones paradójicas y aun extravagantes cuyo propósito es alejar a la persona del apego a las palabras.


No obstante, no podemos prescindir del uso del lenguaje. Pero si explicamos y expresamos a Nibbāna en términos positivos podemos aprehender de inmediato una idea asociada con dichos conceptos, que, ciertamente, puede significar lo opuesto. Es por ello que, generalmente, se explica o expresa en términos negativos. Esto puede ser menos arriesgado. Por lo tanto, se usan términos negativos como taṇhākkhaya ‘extinción de la avidez o deseo’, Virāgā ‘ausencia de deseo’, Nirodha ‘cesación’, Nibbāna ‘apagarse’ o ‘extinguirse’. Incluso es expresado como ‘extinción del deseo, el odio y la ignorancia’ (Samyutta-nikāya IV (PTS), p.359).


Refiriéndose a este estado Buda dice:


"¡Oh bhikkhus, hay un estado de no-nacido, no-producido, incondicionado y no-agregado. Pues si no existiera lo no-nacido, no-producido, incondicionado y no-agregado, no habría escape para lo nacido, producido, condicionado y agregado. Pero puesto que existe lo no-nacido, no-producido, incondicionado y no-agregado hay liberación para lo nacido, producido, condicionado y agregado"
(Udāna, p. 129, Colombo 1929).


"Aquí no tienen lugar los cuatro elementos de solidez, fluidez, calor y movilidad; están completamente destruídas las nociones de largo y ancho, sutil y grosero, bueno y malo, nombre y forma; tampoco se encuentran este mundo ni el otro, ni venir, ir o pararse, ni morir o nacer, u objetos sensoriales"
(Digha-n I, p. 172, Colombo 1929; Udāna, p. 129, Colombo 1929).


Debido a esta forma negativa de expresar Nibbāna muchos han concluido erróneamente que significa un aniquilamiento negativo, una reducción a la nada. Un concepto negativo no necesariamente indica un estado negativo. Algunas veces conceptos negativos representan las más altas concepciones y valores positivos. Por ejemplo, la palabra inmortalidad (Amata), que también es un sinónimo de Nibbāna, es negativa pero representa un estado positivo. La palabra pāli o sánscrita para salud ārogya es un concepto negativo que literalmente significa ‘ausencia de enfermedad’. Pero, ciertamente, ārogya ‘salud’ no denota un estado negativo. La negación de valores negativos no indica un estado negativo. Por el contrario, puede indicar un estado positivo puro que no puede ser expresado en forma adecuada en términos positivos, como es el caso de los conceptos de ‘inmortalidad’ y ‘ārogya’.


De este tipo o clase son los términos negativos que se usan para indicar el estado de realidad última que es Nibbāna. Uno de los más conocidos sinónimos para expresar Nibbāna es ‘Libertad’ (mutti, sánscrito mukti). Nadie osaría decir que la libertad es algo negativo. Pero aun la libertad tiene un lado negativo, pues ésta siempre significa liberarse de algo que obstruye, que es malo y negativo. Sin embargo, la libertad no es negativa. Así también es Nibbāna, liberación absoluta (vimutti), libertad de todo mal, avidez, odio e ignorancia; libertad de todas las condiciones de relatividad, tiempo y espacio.


Nibbāna está más allá de la lógica y el razonamiento (atakkāvacara). Por mucho que, en inútil pasatiempo intelectual, nos enfrasquemos en discusiones altamente especulativas sobre Nibbāna o la Verdad o Realidad Ültima, nunca lo comprenderemos de esta manera. Un niño en sus primeros años de escuela no debería batallar discutiendo acerca de la teoría de la relatividad. Pero si continúa estudiando paciente y diligentemente, un día la comprenderá. El Nibbāna es ‘para ser comprendido por los sabios dentro de ellos mismos’ (paccattam veditabbo viññūhi). Algún día lo comprenderemos, sin requerir palabras misteriosas, altisonantes o grandiosas, si seguimos el sendero diligentemente, entrenándonos y purificándonos con entusiasmo, y alcanzando el desarrollo espiritual necesario.




La Cuarta Noble Verdad es el sendero que conduce a la cesación de dukkha (dukkhanirodhagāminīpaṭipadā-ariyasacca). Esta también se conoce como el ‘Camino medio’ (Majjhimā patipada), porque evita los dos extremos: uno es la búsqueda de la felicidad a través del afecto y apego a los placeres de los sentidos el cual es bajo, común, sin provecho y es el camino de la gente ordinaria; el otro es la dedicación a la automortificación en sus diferentes formas de ascetismo, la cual es dolorosa, sin valor y sin provecho. Evitando estos dos extremos Buda descubrió el Camino medio, ‘el cual da visión, conocimiento y conduce a la tranquilidad, visión penetrante, iluminación, Nibbāna’.


La Cuarta Noble Verdad y el Óctuple Sendero

Este Camino medio, generalmente, se considera como el Noble Óctuple Sendero (Ariya-Atthaṇgikamagga), por que se compone de ocho elementos, a saber: Recto Entendimiento (sammādiṭṭhi); Recto Pensamiento, (sammāsaṅkappa); Recto Lenguaje (sammāvācā); Recta Acción (sammākammanta); Recto Medios de Vida (sammāājīva); Recto Esfuerzo (sammāvāyāma); Recta Atención (sammāsati); Recta Concentración (sammāsamādhi).


En lugar de definir estos ocho elementos uno después de otro, será mucho más útil para una comprensión correcta de este camino, si se explican de acuerdo con las tres ideas del entrenamiento y disciplina budista (tisikkhā): conducta ética (sīla); disciplina mental (samādhi); y sabiduría (paññā).


Subyace a la conducta ética la amplia concepción de amor y compasión por todos lo seres vivientes, que sirve de base a la enseñanza de Buda. Es un lamentable y grave error que muchos estudiosos olvidan este gran ideal de la enseñanza de Buda, y sólo discuten árida filosofía y metafísica cuando escriben y hablan sobre Budismo. Buda ofreció su enseñanza "partiendo de su compasión por el mundo, para el bienestar y felicidad de la mayoría" (bahujanahitāya bahujanasukhāya lokānukampāya).


Para que un ser humano sea perfecto, de acuerdo al Budismo, debe desarrollar igualmente dos cualidades: compasión (karuṇā) y sabiduría (paññā). Aquí compasión significa amor, amabilidad, tolerancia, es decir, nobles cualidades del área afectiva y del corazón, mientras que la sabiduría representa el aspecto intelectual o cualidades del cerebro. Si desarrolla el aspecto emocional sin cuidar el intelectual puede llegar a ser un tonto bien intencionado, mientras que si desarrolla sólo el aspecto intelectual sin cuidar el emocional, puede llegar a ser un intelectual de corazón duro, sin sentimientos hacia los demás. Por lo tanto para ser perfecto debe desarrollar ambos aspectos igualmente bien. Esta es la meta de la forma de vida budista. Por esta razón un buen budista, al mismo tiempo que entiende las cosas tal como son con inteligencia y sabiaduría, está lleno de amor y compasión hacia todos los seres sintientes. De hecho, la compasión y la sabiduría están íntimamente ligadas a la forma budista de vida.


Así que en la idea de conducta ética (sīla) basada en el amor y la compasión, tal y como acabamos de explicar, se incluyen tres factores del Noble Óctuple Sendero, es decir: Recto Lenguaje, Recta Acción y Recto Medios de Vida.


Recto Lenguaje significa hablar sólo la verdad y no mentir, decir sólo palabras que promuevan amor, amistad, unidad y armonía entre los individuos y los grupos de personas y no decir cosas que promuevan odio, enemistad, desunión y discordia entre las personas. Debe usar palabras agradables y amables y nunca palabras rudas, descorteces e insultantes que puedan causar dolor. Sólo debe usar palabras útiles, provechosas y significativas y no invertir el tiempo en palabrería vana y frívola.


Recta Acción significa, a la vez, que uno se abstiene de destruir seres vivos, robar y relaciones sexuales incorrectas, y que debe ayudar a otros a llevar una vida recta y feliz.


Recto Medio de Vida significa que uno debe abstenerse del ejercicio de oficios y profesiones que producen daño a otros, tales como el comercio de armas, bebidas intoxicantes, venenos, matar animales, fraudes, etc., y debe vivir de profesiones u oficios que no producen daño. Es muy claro que el Budismo está en contra de la guerra, pues rechaza el comercio de armas como un medio de vida malvado e injusto.


Estos tres elementos (Recto Lenguaje, Recta Acción y Recto Medios de Vida) del Noble Óctuple Sendero constituyen la conducta ética sin la cual no es posible desarrollar una vida espiritual superior. Debemos comprender que la conducta moral budista es una vida feliz y armoniosa, tanto individual como socialmente.


Luego sigue la disciplina mental en la cual se incluyen los tres otros factores del Sendero Óctuple: Recto Esfuerzo, Recta Atención y Recta Concentración.


El Recto Esfuerzo es la enérgica voluntad para evitar el mal y los rasgos insanos aún no presentes; para liberarse del mal y rasgos insanos presentes; para producir que surjan rasgos sanos aún no presentes; y para desarrollar, aumentar, y perfeccionar rasgos sanos, los cuales están presentes.


La Recta Atención (o consciencia) es estar consciente y atento al cuerpo (kāya), sensaciones (vedāna), mente (citta), ideas u objetos mentales (dhamma). Uno de los ejercicios muy conocidos para el desarrollo mental, conectado al cuerpo, es la práctica de la atención en la respiración (ānāpānasati). Existen otras formas para el desarrollo de la atención relacionadas con el cuerpo. En cuanto a las sensaciones se debe estar muy conciente de todas las formas de sansaciones que surgen y cesan. En cuanto a la mente se debe estar conciente si hay o no lujuria, está llena o no de odio, confundida o no, distraída o concentrada, etc. Esta es la manera de estar conciente de los movimientos de la mente, su surgir y cesar. En cuanto a las ideas y objetos mentales se debe conocer su naturaleza, cómo surgen y cesan, desarrollan, reprimen y destruyen, etc. En el Satipaṭṭihāna-sutta se atienden en detalle estas cuatro formas de meditación.


La Recta Concentración que conduce a las cuatro dhyānas (absorción, recueillements ) es el tercer y último factor de la disciplina mental. En el primer estado de dhyāna, se descartan las pasiones y los pensamientos impuros, conservándose sensaciones de gozo y fdelicidad conjuntamente con ciertas actividades mentales. En la segunda dhyāna se suprimen todas las actividades intelectuales, se desarrolla tranquilidad y una mente concentrada, manteniéndose las sensaciones de gozo y felicidad. En el tercer estado, las sensaciones de gozo también desaparecen mientras que la felicidad aún se conserva, además de atención ecuánime. En la cuarta dhyāna, son suprimidas todas las sensaciones de felicidad e infelicidad, gozo y dolor, quedando sólo pura ecuanimidad y atención completa.


Así que la mente es entrenada y disciplinada mediante Recto Esfuerzo, Recta Atención y Recta Concentración. Constituyen sabiduría (paññā) los dos restantes factores: Recto Pensamiento y Recto Entendimiento.


El Recto Pensamiento (sammāsaṅkappa) se refiere a pensamientos de renunciación desinteresada o desapego, amor por todos los seres y no violencia. Observamos que los pensamientos de desapego desinteresado, amor y no violencia están agrupados en el rubro de sabiduría, lo cual demuestra que la verdadera sabiduría budista está dotada de estas nobles carácterísticas, y que todo pensamiento de apego egoista, mala voluntad, odio, y crueldad son producto de la ausencia de sabiduría en todas las esferas de la vida, ya sea individual, social o política.


El Recto Entendimiento es comprender las cosas como son, y las Cuatro Nobles Verdades explican las cosas como realmente son. Por lo tano, el Recto Entendimiento se reduce, en última instancia, a comprender las Cuatro Nobles Verdades. Este entendimiento es la sabiduría superior que ve la Realidad Última. De acuerdo al Budismo existen dos clases de entendimiento. Al que generalmente llamamos entendimiento es el conocimiento, memoria, o comprensión intelectual de acuerdo a cierta información dada. Esto se llama ‘conocer condicionadamente o conocer en la forma correspondiente’ (anubodha). Este no es un conocimiento muy profundo. El entendimeinto verdaderamente profundo se conoce como ‘penetrante’ (pativedha). Esta penetración sólo es posible cuando la mente está libre de todas las impurezas y completmente desarrollada mediante la meditación.


Esto es, en forma breve, lo esencial de los fundamentos de la filosofía y forma de vida budista, la base de una gran cultura universal.

Por Walpola Rahula
 
La historia de Uggasena





Introducción


El Dhammapada es considerado uno de los textos más fidedignos que podemos tener del Buda histórico. Escrito en verso, forma parte del pequeño grupo de textos que debido a su antiguedad se suelen mantener un tanto al márgen de discusiones filosóficas sobre posibles reelaboraciones posteriores de la doctrina budista. Estas discusiones a menudo giran alrededor de las diferentes maneras de alcanzar la liberación o arhantado defendidas por sus diferentes escuelas.


La historia aquí presente se origina en unos versos del Dhammapada. Ejemplifica la liberación de alguien que aparentemente no seguía una práctica meditativa concreta. Trata además de una persona enamorada y por ello profundamente apegada, acarreando el inherente sufrimiento y angustia que suele acompañar en diferente grado a esa situación. Sus circunstancias vitales no eran las de alguien religioso sino las de una persona común sometida a los vaivenes de la vida. Pero la historia muestra que el momento de su maduración había llegado pese a no tener ninguna consciencia de ello. Ese momento será percibido por el Buda, quien mediará el acontecimiento y glosará una enseñanza en verso que catalizará el despertar del protagonista.


Un Buda no puede liberar a otra persona sino que cada cual debe lograrlo por su propio esfuerzo. Pero el Buda o su enseñanza están presentes para ello cuando las circunstancias fructifican. Ésta historia sugiere además interesantes preguntas sobre el poder de pañña - la sabiduría intuitiva e innata- que puede aparecer en cualquier circunstancia de la vida cotidiana.


Existen otros episodios similares a éste dentro del Canon Pali del budismo Theravada. Como explica Walpola Rahula estos episodios están profundamente emparentados con enseñanzas de algunas escuelas Mahayana como la Chan o Zen. Esa afinidad reside en esa realización por pañña de la verdadera realidad.








La historia de Uggasena




Mientras estaba residiendo en el monasterio de Jetavana, el Buda pronunció los versos de éste libro en referencia a Ugassena, el hijo de un hombre rico que se enamoró de una bailarina.


Una vez, una troupe nómada de teatro consistente en quinientos bailarines y algunos acróbatas, fueron a Rajagaha y actuaron en los alrededores del palacio del Rey Bimbisara durante siete días. Ocurrió que una jóven bailarina, de estirpe e hija de acróbata, bailó en lo alto de un largo poste de bambú. Uggasena, el jóven hijo de un hombre adinerado, cayó desesperadamente enamorado por esta bailarina, y sus padres no podían impedir que se casara con ella. Se casó con la jóven bailarina y siguió a la troupe. Como él no era un bailarín ni un acróbata, no era de mucho uso en la función. Así que según la función se desplazaba de sitio en sitio tenía que ayudar a llevar cajas, conducir los carros, etc.


Con el tiempo, un hijo nació de Ugassena y su mujer la bailarina. A éste niño, la bailarina a menudo le cantaba una canción que decía así: "¡Oh tú, el hijo del hombre que guarda los carros, el hombre que lleva las cajas y los paquetes!. ¡Oh tú, el hijo del ignorante que no puede hacer nada!". Uggasena oyó la canción y supo que su mujer se refería a él y le dolió mucho, cayendo deprimido. Así que fue a ver su suegro, el acróbata, y le pidió que le enseñara acrobacias. Despues de estar un año entrenando, Uggasena se volvió un hábil acróbata.


Entonces Uggasena volvió a Rajagaha, y allí se anunció que Uggasena demostraría públicamente su habilidad durante siete días. Al séptimo día, se colocó un largo poste y Ugassena se subió arriba del todo. A la señal dada desde abajo, hizo el salto mortal siete veces en el poste. En ese mismo momento el Buda vió a Ugassena en su visión, y supo que el tiempo estaba maduro para que Uggasena lograra el arhantado. Así que entró en Rajagaha y quiso que el público dirigiera su atención hacia Él en lugar de aplaudir a Ugassena por sus hazañas acrobáticas. Cuando Ugassena vio que estaba siendo desatendido e ignorado, se sentó en lo alto del poste sintiéndose muy descontento y deprimido. El Buda entonces se dirigió a Uggasena: "Uggasena, un hombre sabio debe abandonar todos los apegos a los agregados y esforzarse para ganar la liberación de la ronda de renacimientos"


Y entonces el Buda habló en verso como sigue:





Renunciar al pasado,
renunciar al futuro,
renunciar al presente.
Habiendo alcanzado el fin de las existencias,
con una mente liberada de todas las cosas condicionadas,
ya no volverás a sufrir el nacimiento y la decadencia.




Al final del discurso, Uggasena, quien todavía estaba en lo alto del poste, alcanzó el arhantado.
Descendió del poste y fue admitido enseguida en la Órden del Buda.


Uggasena Vatthu, del Dhammapada
 
Cuando la vida comienza




La santidad de la vida es el corazón de nuestra conciencia moral. Pero ‘la vida’ tiene bordes difusos. No es asunto fácil el definir con precisión dónde la vida, en el sentido moral más que en el biológico, comienza y termina. Para el Budismo ésta difuminación es normal, ya que nosotros estamos acostumbrados a ver el mundo en términos de procesos interrelacionados más que como entidades independientes. Sin embargo, nuestra necesidad de claridad en la decisión sobre preguntas morales delicadas no es menor. En este ensayo analizaré algunos temas del debate sobre el inicio de la vida y la ética del aborto. Sugeriré que una aproximación budista nos provee de instrumentos útiles que nos alejan del extremismo moral y se centran en una respuesta compasiva a los problemas reales. En aras de la brevedad, limitaré mi discusión a la ética del aborto. Sin embargo, debemos reconocer que muchos otros procedimientos, como la fertilización in-vitro, la clonación, la ingeniería genética y la tecnología con células madre, también implican la destrucción de embriones.


La discusión ética del aborto ha estado generalmente, creo, dominada por dos posiciones extremistas. Éstas son identificadas por los eslógans de ‘la vida’ y ‘la elección’. En el pensamiento budista estas son llamadas ‘eternalismo’ y ‘aniquilacionismo’. La palabra ‘eternalismo’ se refiere a la creencia de que la individualidad existe eternamente. El término ‘aniquilacionismo’ se refiere a la creencia de que la individualidad perecerá, usualmente al momento de morir. En este ensayo me enfocaré en algunas corrientes de pensamiento influyentes en el cristianismo y en el materialismo científico, como destacados ejemplos contemporáneos de estos dos extremos.





El alma eterna y la santidad de la vida


Los cristianos típicamente creen que cada humano posee un ‘alma’. Esta es una entidad espiritual, una chispa de Dios, la cual distingue a los humanos de todos los otros seres, y concede a los humanos un valor ético único. Es porque los humanos poseen un alma que la muerte deliberada de un ser humano, usualmente llamada “asesinato”, es un crimen terrible. Esta alma entra en el embrión en el momento de la concepción. A partir de ese momento, el embrión es en el sentido moral un ser humano de pleno derecho, mereciendo la misma consideración moral que usted y yo. Matar a tal ser es asesinar.


Etiquetando al aborto como ‘asesinato’ es una estrategia sumamente emotiva, y ha conducido a escenas desagradables en donde las mujeres que deseaban abortar han sido acosadas y atacadas. El uso de la etiqueta se deriva desde la definición simple de ‘asesinato’ como ‘la muerte intencional de un ser humano’. Si un embrión es un ser humano, entonces matarlo debe ser asesinato. No obstante, el concepto de ‘asesinato’ no es tan reducido y seco. Existen muchos casos de ‘asesinato intencional de un ser humano' a los que no llamamos ‘asesinato’. Cuando un soldado mata a otro en tiempos de guerra, sólo lo llamamos ‘matar’, no asesinar. Cuando un Estado mata a un criminal, lo llamamos ‘ejecución’. Cuando una persona se mata a sí misma lo llamamos ‘su***dio’. Por tanto, el etiquetar al aborto como ‘asesinato’ es absolutista y simplista. Ello hace surgir la pregunta de si el aborto es el asesinato intencional de un ser humano en el sentido relevante. La afirmación de que el aborto es asesinato descansa en una teoría metafísica, y como tal es inherentemente indemostrable. La aceptación de esta teoría es dependiente de la fe en dogmas revelados como se definen dentro de una comunidad religiosa en particular, y no tiene relevancia fuera de esa comunidad.





El surgimiento de la Consciencia


Como todos sabemos, los años recientes han visto a la mayoría de las sociedades avanzar rápidamente fuera de puntos de vista eternalistas como el Cristianismo, hacia la perspectiva del materialismo científico. Esto se ha vuelto la nueva ortodoxia. Mientras los eternalistas derivan nuestro valor moral a partir de la posesión de un alma, los materialistas típicamente relacionan el valor moral con la consciencia. Merecemos consideración ética porque somos seres conscientes. Así que la pregunta entonces se torna en, ¿cuándo surge la consciencia?


Los materialistas creen que la sustancia primordial que conforma el mundo es la materia. En las condiciones adecuadas, la materia puede evolucionar hacia organismos complejos a los que llamamos ‘vida’. A un cierto nivel de complejidad la consciencia emerge. La consciencia es de este modo considerada como un epifenómeno de la materia. Muchos materialistas creen que esta consciencia surge en el embrión en el tercer o cuarto mes de embarazo. Como nuestro valor moral deriva de esta consciencia, se cree que durante los tres primeros meses el embrión es simplemente un pedazo de carne que no merece una consideración moral.


Este proceso puede ser comparado con la imágen en la pantalla de un televisor. Las partes individuales del aparato de televisión no contienen ni siquiera alguna parte la imágen. Por el contrario, la imágen aparece en el total cuando las partes del aparato están puestas todas juntas. Esto es una metáfora convincente, pero equivocada. En el caso de un aparato de televisión, las partes se fabrican por separado y entonces luego se juntan. Pero en el caso de un ser vivo nuestras diferentes partes se desplegan a partir de la información genética contenida en el ADN. Cada célula incluye toda la información genética para el cuerpo. Entonces parecería más natural hablar de un despliegue gradual del potencial inherente de la consciencia. Además, en el caso de un aparato de televisión la causalidad es de una sola dirección. El televisor es causa de la imágen pero la imágen no es la causa del televisor. De nuevo la analogía falla, puesto que en todos los estados ordinarios de consciencia el cuerpo y la mente coexisten en una compleja relación bidireccional. La eficacia de la analogía se apoya en la asunción subyacente de que existe una causalidad lineal, de un solo sentido, desde el cerebro hacia la mente. Pero esa misma es la cuestión que estamos preguntando.


Cuando preguntamos por qué los materialistas creen que la consciencia es una propiedad emergente de la materia, podemos ver que esta conclusión se sigue de las asunciones de la propia metodología científica. Los científicos generalmente sólo aceptan las evidencias si pueden ser ‘objetivamente’ demostradas y comprobadas. Pero aquí no puede haber tal cosa como una prueba ‘objetiva’, ya que la aceptación o el rechazo de una prueba están siendo actos mentales, y los sucesos mentales son necesariamente subjetivos. En la práctica, establecemos un ‘consenso intersubjetivo’; es decir, cuando existe suficiente evidencia observable a través de los cinco sentidos para convencer a una determinada comunidad científica. El método científico es por tanto incapaz, en el momento actual, de investigar directamente a la mente. Todo lo que puede hacer es examinar externamente los fenómenos observables, tales como la conducta y la actividad cerebral, y entonces inferir correlaciones con el reino de lo mental. Así que no es una sorpresa encontrar la teoría científica de que la consciencia también se inicia en el reino de lo físico para ver a la consciencia emergiendo a partir de ahí. Esta teoría está incorporada en las bases propias del método científico y por lo tanto no puede ser probada por ese mismo método. No se trata de una conclusión empíricamente comprobable, y por ello no es científica. Se trata de una especulación metafísica, una inferencia injustificada derivada de la asunción de que el método científico es el medio único y suficiente para descubrir la verdad.





Evitando los extremos


Estos dos paradigmas para aproximarse a la cuestión del estatus moral del embrión son extremos. Los eternalistas mantienen que el aborto es asesinato, el más odioso de los crímenes, mientras que los aniquilacionistas mantienen que no conlleva consecuencia moral alguna. Podemos ver que cada uno de los dos extremos ofrece un simple, claro marco de referencia, para entender la ética del aborto. Esta es la razón por la que permanecen como ideas poderosas y atractivas. También podemos ver que esas conclusiones son contra-intuitivas. Muchos de nosotros consideramos que un embrión se merece alguna consideración moral, aunque vacilamos al comparar el aborto con el asesinato. Este es un ejemplo de cómo las posiciones filosóficas absolutistas generan extremismo moral. En la práctica, típicamente nos conformamos con un complicado compromiso entre ambas. Esto no es un verdadero ‘camino medio’ sino un recurso político movido por la necesidad social. Desafortunadamente, el debate es normalmente llevado hacia el plano de las convicciones morales y de la evidencia científica sin dirigirnos hacia las asunciones metafísicas subyacentes. Demasiado a menudo nos mostramos reacios a someter nuestras más preciadas y profundas creencias, sean religiosas o científicas, a una investigación exhaustiva.


¿Qué puede ofrecernos el Budismo en este sentido? Puesto que el Budismo es una religión histórica, deberíamos comenzar por preguntarnos que tienen que decir los registros tempranos de las enseñanzas del Buda. Esta es una manera de fundamentar nuestra discusión en estratos más profundos de nuestra conciencia moral, no permitiéndonos a nosotros mismo ser arrastrados por las mareas de la opinión contemporánea. Desde luego, tenemos que estar dispuestos a someter el entendimiento tradicional al escrutinio y la luz de las modernas evidencias.


El Canon Pali contiene varios pasajes que tratan con el proceso de concepción en la matriz y el advenimiento de la consciencia. El Maha Tanhasankhaya Sutta establece que la concepción es dependiente de la llegada conjunta de tres cosas: la madre y el padre juntos, que la madre sea fértil, y que el ser a renacer esté listo. El término “llegada conjunta” significa "mismo lugar, mismo momento". Así, este pasaje implica que la consciencia aparece en el tiempo de la concepción. El Maha Nidana Sutta es aún más claro. Establece que si la consciencia no entra en el vientre de la madre, la mentalidad y la forma física no pueden ‘coagular’ dentro de la matriz. En otro pasaje, se dice que la concepción depende de los ‘seis elementos’, incluyendo a la consciencia. Todas estas afirmaciones ocurren en discusiones sobre la doctrina clave del surgimiento dependiente, y así tienen una gran autoridad. En el Vinaya monástico también la aparición del embrión se equipara con el surgimiento de ‘la primera mente, la primera consciencia’ en el vientre de la madre. Así, todos estos contextos tratan a la concepción como envolviendo una combinación de factores físicos y mentales, con los factores mentales en primer lugar. Esto desde luego refleja la filosofía básica del Budismo de que la mente es la precursora de todas las cosas.


Así los textos establecen que la consciencia está presente desde el inicio de la vida. Un ser que es consciente puede sentir dolor, y, por lo tanto merece consideración moral. No hace falta decir sin embargo, que la capacidad de un embrión recién concebido para sentir dolor es muy rudimentaria, tal vez comparable a la de alguien en un coma profundo o bajo una anestesia profunda. De acuerdo al budismo éstos son estados de consciencia, pero demasiado oscurecidos para ser tenidos en cuenta cuando los comparamos con el esplendor de la consciencia despierta. Los textos hablan frecuentemente de “crecimiento, incremento y maduración” de la consciencia del recién renacido. De acuerdo a los hallazgos de la ciencia, los textos hablan del desarrollo gradual de las facultades sensoriales del embrión. Pero a diferencia de los científicos, no asumen que la consciencia no aparezca hasta que los sentidos se desarrollan. Así, mientras el embrión ciertamente merece consideración moral, su limitada capacidad para sentir dolor significa que matar a un embrión es algo insuficiente para llamarlo ‘asesinato’.


Hay un claro apoyo a esta posición en el Vinaya. Éste establece que un monje o una monja nunca deberán, durante toda su vida, matar intencionalmente a un ser humano, ‘incluso hasta el punto de causar un aborto’. Similarmente, no deben tener intercambio sexual ‘aún a la profundidad de una semilla de sésamo’. No deben robar ‘ni siquiera tanto como una brizna de hierba’. No deben reivindicar los logros espirituales ‘ni incluso para decir “me deleito en una morada vacía”’. Por lo tanto el aborto es claramente considerado como la muerte intencional de un ser humano, aunque es el acto menos grave de este tipo.


Así los textos budistas relacionados con el aborto proporcionan un modelo clásico para un ‘camino medio’, el cual acepta algunas de las proposiciones de los puntos de vista extremos pero evitando al mismo tiempo sus conclusiones absolutistas y simplistas. Junto con los eternalistas creemos que un embrión, desde el momento de la concepción, está dotado de una propiedad no física que le otorga el derecho a una consideración moral. Sin embargo, no aceptamos que este principio sea una entidad espiritual, una chispa de la gloria de Dios; ni aceptamos que ésta supuesta ‘alma’ sea un único rasgo distintivo de humanidad. Nosotros creemos que es un flujo condicionado de consciencia, siempre cambiante y evolucionando al pasar de vida en vida. Junto con los aniquilacionistas creemos que el peso de la consideración moral debido a un embrión no es estático, sino que aumenta gradualmente con el desarrollo de la mente del embrión hacia la consciencia completa. Sin embargo, no aceptamos que pueda estar demostrado que el inicio de la consciencia tiene lugar sólo después de tres o cuatro meses. Esto es una fecha éticamente arbitraria, la cual simplemente marca los actuales límites del conocimiento científico pero no nos dice nada sobre el estatus moral del embrión.





¿Por qué creer en el renacimiento?


Es bastante en el lado textual y teórico. Estas consideraciones, desde luego, son sólo de relevancia directa para la comunidad budista. ¿Existe alguna forma empírica de comprobar estas ideas?. De acuerdo al Budismo existen dos medios –a través de la observación directa del proceso de renacimiento, y mediante el entendimiento por inferencia de la evolución condicionada de la consciencia en el tiempo. La observación directa es el poder psíquico de recolectar vidas pasadas, o sino de percibir en dónde renacen los seres. Parece que estas habilidades, de las cuales se dice que normalmente son fruto de la meditación profunda, pueden ocurrir en algunas personas de manera espontánea. Los niños menores de siete años parecen a menudo ser capaces de recoger detalles de su vida pasada y muerte. Obviamente estas habilidades no son generalmente aceptadas por la comunidad científica. Pero parecería no haber obstáculo teórico alguno para las pruebas científicas a tales afirmaciones. Por ejemplo, a un número diferente de personas que profesaran tales facultades se les podrían hacer preguntas, y las respuestas podrían ser confrontadas el uno con el otro. O bien los datos históricos podrían ser extraídos y confrontados con los registros conocidos. Ya han habido una serie de experimentos positivos en esas líneas, aunque no sé si tienen alguna relación directa con la cuestión sobre el inicio de la consciencia. En cualquier caso, si puede obtenerse información precisa y comprobable a través de tales poderes psíquicos, parece razonable concederles cierto grado de credibilidad.


De acuerdo al Budismo, la segunda manera de confirmar el renacimiento es mediante el entendimiento del origen condicionado de la consciencia. Repetidamente contemplamos el surgir y pasar de la consciencia en el momento presente. Vemos cómo los deseos egoístas dan lugar a la proliferación mental, y cómo el dejarlos ir conduce a la paz. Extendemos este principio al pasado y al futuro, e inferimos que nuestra consciencia en esta vida surgió debido a nuestro aferramiento en el pasado, y que mientras no los dejemos ir completamente, continuaremos generando consciencia en el futuro. Esta clase de entendimiento no dice nada sobre los detalles específicos de vidas pasadas, así que no puede ser comprobado por cualquier medio empírico simple. Pero podemos preguntarnos si el surgimiento dependiente ofrece un significativo y útil marco para tratar con los diferentes tipos de problemas psicológicos que enfrentamos hoy. Si la respuesta es que sí, entonces de nuevo debemos conceder a esta enseñanza cierto grado de credibilidad.


Para los budistas, sin embargo, tales pruebas permanecen como secundarias. La mayoría de los budistas creen en el renacimiento porque es un capítulo intrínseco en el tejido de su mundo. Aceptan la visión del mundo del Budismo porque creen que es beneficiosa para ellos mismos y su sociedad. Las enseñanzas forman un todo coherente y racional. Así que cuando ven las enseñanzas éticas más básicas confirmadas en sus propias vidas, están dispuestos a tomar los más abstractos postulados con confianza. No piensan más en las pruebas empíricas de tales principios que usted o que yo pensaríamos en probar empíricamente la Teoría de la Relatividad. Aceptamos la Teoría de la Relatividad –después de todo en la medida en que la entendamos - debido a nuestra fe en la ciencia. Estos días hay muchas personas en todo el mundo, budistas y no budistas, quienes creen en el renacimiento. Es posible que su número aumente a medida en que el budismo sea reconocido por ofrecer una manera significativa y satisfactoria de vivir y de morir.





La dimensión social


La preocupación principal de este ensayo ha sido investigar la base filosófica para una ética budista del aborto. Sin embargo, quizás pueda ser perdonado por aventurarme fuera de mi esfera de competencia tan lejos como para ofrecer algunos pensamientos teniendo en cuenta la dimensión social de ésta ética. Es aparente que en muchos países el aborto ha sido técnicamente ilegal aunque oficializado y generalizado de manera no oficial. Debemos entender que los budistas generalmente no aceptan que si algo está mal debe necesariamente ser declarado ilegal. Tales asuntos deben ser considerados en su contexto social. Hacer al aborto ilegal hace criminales a mujeres que a menudo han pasado por una experiencia traumática. Y deja el mercado con puertas abiertas a los médicos sin escrúpulos.


Sugeriría que una aproximación más humana haría legales al aborto y a otras tecnologías similares, pero supervisados muy de cerca. Debemos asegurarnos de que nosotros, y nuestros hijos e hijas, estamos provistos de toda la información, guía y apoyo que necesitemos para hacernos capaces de tomar tales decisiones sobre la vida y la muerte de manera responsable. A los niños se les debe dar una explícita y completa educación en la escuela sobre materias biológicas, sexuales, éticas, y religiosas que sean relevantes. Cuando una mujer busca tener un aborto, ella y el padre deben ser provistos con información detallada y asesoría personal antes de tomar una decisión final. Nuestra sociedad debe aceptar que abordar la cuestión sobre el aborto implica no sólo hacer juicios morales y la prestación de servicios médicos, sino también la educación en métodos anticonceptivos y en las relaciones responsables. Tenemos que ofrecerles a las mujeres una alternativa con sentido a través de un adecuado apoyo al niño y con servicios sociales.


Una implicación de la aproximación gradualista a esta cuestión es que la gravedad moral y las consecuencias kámmicas de llevar a cabo un aborto aumentarán cada día a medida que el embarazo continúe. Por lo tanto es imperativo que leamos, discutamos y pensemos sobre las materias antes de que un embarazo no deseado pueda ocurrir. Esto con suerte nos ayudará a actuar más responsablemente al considerar estos asuntos con una mente más clara, y para tomar una decisión más razonada y madura, sin retrasos indebidos.


Incluso aquellos que creen que el aborto no es más que un procedimiento quirúrgico deben reconocer que a nivel emocional el aborto es bastante diferente de otros procedimientos quirúrgicos. Muchas mujeres sienten que un niño ha llegado a ellas, que un ser especial ha escogido su cuerpo para convertirse en una nueva vida, y que ellas han empujado a ello. Si la madre decide tener un aborto, debería haber una estrecha supervisión y apoyo a su salud emocional tras la operación. Para ayudar a sanar cualquier herida emocional podemos alentar a la madre a pedir perdón por el ser que escogió ser su hijo, difundir el amor bondadoso, y llevar a cabo algunos actos positivos y sanadores de generosidad y ayuda a los demás.


Me gustaría mucho ver un estudio sobre los efectos del aborto en los paisajes emocionales de la mujer, y una comparación entre mujeres que decidieron tener un aborto y mujeres que tuvieron embarazos no deseados pero decidieron traer a un niño. ¿Cómo se sienten después? ¿Cinco años después? ¿Diez años después? ¿Cuántas madres dirían cuando su hijo hubiera crecido, que habrían deseado tener un aborto?





Viviendo la sabiduría, escogiendo la compasión


Así en este ensayo, he intentado esbozar un esquema de una aproximación budista al aborto. He examinado algunos de los argumentos prevalecientes y concluido que la polarización de posiciones entre ‘Vida’ y ‘Elección’ pueden remontarse a paradigmas filosóficamente incompatibles, tales como el punto de vista eternalista de los cristianos y el aniquilacionismo de los científicos materialistas. El Budismo ofrece un camino medio en el que atesora la santidad de la vida en el vientre de la madre desde el tiempo de la concepción, si bien reconoce un crecimiento gradual en la gravedad moral del acto de matar. En el lado práctico, hemos de emplear las virtudes parejas de compasión y sabiduría, proveyendo cuidado y apoyo a las madres y a los niños, y asegurar que los padres están provistos de la información y consejo que necesiten para realizar una decisión madura. Me gustaría terminar con un verso del Mangala Sutta:





Servir a la madre y al padre
Cuidar de la pareja y los hijos
Maneras de trabajar sin conflictos
Ésta es la más alta bendición.



Bikkhu Sujato



 

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