Las Campos: María Teresa, Terelu y Carmen Borrego

De la columna de Abel Arana (es tronchante):

REINA TERELU
A ver, una de las razones por las que Terelu es una fantasía de señora es porque su pelo es siempre indicador de su estado vital y porque ella, que es una inconsciente de tomo y lomo, decora casas que le hagan juego con el pelo, que esto es muy top si lo piensan.
¿Y el estado vital de ella? Pues miren, entre el por** y Hello Kitty. Porque ha sido ver ese salón decorado absolutamente en rosa y he querido morirme, con lo complicado que es combinar el rosa.
Terelu posa vestida un poco de india apache recién divorciada y tiene enfrente una mesa donde hay dos porta velas vacíos y dos cuencos con dos plantas de plástico de esas que valen 99 céntimos en Ikea. Y Terelu, que no puede ser más solidaria, nos cuenta junto a su caniche homosexual que ha buscado la casa sabiendo que necesitaba un área “para el servicio” en plan “¿Una aspiradora? ¿Qué es eso? ¿Se come?”
Ojo al detalle de que Terelu se ha puesto un mueble bar en casa (ella sabe) y les tengo que decir que hay una foto que es demoledora (página 58) donde sale el caniche homosexual posando solo en un sofá en plan “no me abandones en este horror de gama cromática”.
Las declaraciones de Terelu son pura ciencia ficción. Dice que “la cámara quiere a mi hija” (me ahogo), que no tiene ganas de enamorarse (o sea, que sí tiene), que no echa de menos la penetración, pero sí los abrazos (o sea, que echa de menos la penetración) y la declaración definitiva “He perdido peso. No lo sé porque no tengo báscula. Han engordado todos menos yo”
Mejor que esto no se puede.


 

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