Bloqueo del CGPJ: un escándalo democrático al que Lesmes no es ajeno
¿Alguien cree que es casual que el poder judicial ponga los impedimentos que pone al reconocimiento jurídico de las víctimas del franquismo o que llegue a insultarlas a través de decisiones sin parangón en el resto de Europa?Por
Javier Lezaola.
6 de septiembre de 2021 23:00
Carlos Lesmes y Pablo Casado
En septiembre de 2019 temió que el bloqueo del CGPJ contribuyera al “descrédito” del órgano de gobierno del poder judicial –uno de los tres poderes del Estado–, en septiembre de 2020 pidió a los “poderes públicos concernidos” desbloquearlo “sin mayores dilaciones”, y en septiembre de 2021 –este lunes– ha calificado de “incumplimiento de la legalidad” el “insostenible” bloqueo a su renovación y ha instado a superarlo poniendo fin a la “lucha partidista” a base de “patriotismo constitucional”. El presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, ha pronunciado esos tres últimos discursos de apertura del Año Judicial en situación de interinidad, pues tanto el conjunto del órgano de gobierno del poder judicial como él mismo llevan en funciones desde diciembre de 2018 –es decir desde hace casi tres años–, cuando tanto la Constitución como la LOPJ instan a renovarlo cada cinco años, y la última vez que fue renovado corría diciembre de 2013.
Lesmes procede de la asociación conservadora APM y fue alto cargo del Ministerio de Justicia durante los ocho años de gobierno del PP de José María Aznar. Quizás por eso, sus discursos de apertura del Año Judicial –a medio camino entre la vacuidad y el alineamiento indisimulado con el bipartidismo que marcó el régimen del 78 hasta la irrupción de Podemos tras la crisis de 2008– nunca han identificado al responsable del bloqueo, que no es otro que el PP.
El partido dirigido por Pablo Casado sabe que en diciembre de 2013 –la última vez que el CGPJ fue renovado– tenía mayoría absoluta en el Congreso, y que en diciembre de 2018 –cuando el mandato del órgano del poder judicial caducó– ya no la tenía, y sigue sin tenerla. Y que, a su rosario de sentencias firmes y causas judiciales abiertas, desde diciembre de 2019 suma otro problema: en el Gobierno central ya no sólo se sienta el PSOE, también lo hace Unidas Podemos, y es que el bipartidismo que, con la connivencia de CiU o el PNV, marcó la inmensa mayoría del régimen del 78 tuvo que acabar cediendo el paso al primer Gobierno de coalición de ámbito estatal desde la II República.
Lesmes también lo sabe, y por eso –a pesar de que ya en su primer discurso con el CGPJ caducado reconoció el “descrédito” que supone que la renovación del órgano de gobierno del poder judicial esté bloqueada y a pesar de que en el último, pronunciado este lunes, haya reconocido que el bloqueo supone un “incumplimiento de la legalidad”– sigue sin identificar al partido responsable del bloqueo y sobre todo sigue sin dimitir para facilitar la renovación del órgano de gobierno del poder judicial.
Pero, en su discurso de este lunes, Lesmes ha ido un paso más allá y ha manifestado que “la justificación de la necesaria renovación del Consejo no resulta del cambio de composición de las Cámaras –como algunos sostienen–, sino exclusivamente de la finalización del plazo del mandato establecido en la Constitución”. Por supuesto que la Constitución y la LOPJ fijan la renovación del CGPJ “cada cinco años” –y no “cada vez que el Congreso cambia de composición”–, pero Lesmes sabe, y sin embargo omite, que el partido que bloquea la renovación del órgano de gobierno del poder judicial es el PP y que la bloquea precisamente porque el Congreso ha cambiado de composición y ya no dispone de mayoría absoluta en él.
“Los mismos”
“La forma en que se realizó la transición, en que los partidos de izquierda renunciaron a sus principios a cambio de que se les permitiera participar en el juego parlamentario que reiniciaban los mismos que lo habían asaltado y destruido en 1936, permitió que se amnistiasen los crímenes cometidos en los cerca de cuarenta años de gobierno dictatorial –sin que a nadie se le ocurriese pedir su opinión a las «víctimas del terrorismo franquista», sistemáticamente marginadas– y, lo que es mucho más grave, hizo posible que siguieran administrando justicia los mismos que habían sancionado los abusos ahora perdonados”, advertía el historiador Josep Fontana en el prólogo del libro ‘Jueces, pero parciales. La pervivencia del franquismo en el poder judicial’ (2012).Fontana recordaba asimismo que el “sistema judicial de la transición” fue “nutrido desde el principio por la plana mayor de los jueces y fiscales que no solo habían intervenido en los juicios de la dictadura, sino que habían contribuido a legitimarlos con su actuación en los cargos políticos del régimen”. Y que “lo que comenzaron como un intento de eliminar el recuerdo de los crímenes del franquismo ha acabado convirtiéndoles en guardianes de una parte de los valores del viejo sistema, que la derecha hoy gobernante intenta recuperar”. “Este triste presente en que vivimos, marcado por el retroceso de los derechos laborales, la erosión de los servicios sociales y la criminalización de la protesta cívica –unas tareas con las que un sector de los jueces y fiscales han colaborado, y siguen colaborando, con dedicación y entusiasmo– no es más que el comienzo de un proyecto de retroceso global que nuestra derecha se propone proseguir, si se lo consentimos, con el fin de devolvernos a la añorada paz social de la dictadura, con un buen sistema represivo como garante”, añadía el historiador, fallecido en agosto de 2018, cuatro meses antes de que el CGPJ caducara.
¿Alguien cree que es casual que el poder judicial ponga los impedimentos que pone al reconocimiento jurídico de las víctimas del franquismo o que llegue a insultarlas a través de decisiones sin parangón en el resto de Europa, como la que ha permitido al Ayuntamiento de Madrid –dirigido por PP y Cs con el apoyo del partido ultraderechista Vox– reponer los nombres de las calles dedicadas al militar golpista y político franquista José Millán-Astray y a los “caídos de la División Azul”, división de voluntarios enviada por el franquismo a Rusia, y encuadrada en el Ejército nazi, para participar en el intento de invasión de la Unión Soviética?
Según establece la Constitución de 1978, en España la justicia “se administra en nombre del rey”, es decir de la monarquía borbónica restaurada por el general golpista Francisco Franco a su muerte en 1975. La monarquía fue restaurada por Franco, y el poder judicial procede directamente del franquismo y está estrechamente conectado con el propio rey. La monarquía es hereditaria, y el órgano de gobierno del poder judicial lleva casi tres años caducado, coincidiendo precisamente con el ocaso del bipartidismo y el acceso al Gobierno –por primera vez desde hace ocho décadas– de una formación ubicada a la izquierda del PSOE. Pero junto a que la justicia “se administra en nombre del rey”, la Constitución también establece que la justicia “emana del pueblo”, algo que suele pasar desapercibido en ceremonias como la de este lunes. Hasta Lesmes –acompañado por el jefe del Estado, Felipe VI– ha calificado este lunes el bloqueo a la renovación del CGPJ de “incumplimiento de la legalidad”, pero es algo más, a lo que el propio presidente del órgano de gobierno del poder judicial no es ajeno: un escándalo democrático.
En su discurso de este lunes –extremadamente calculado y a veces incluso críptico, como todos los que pronuncia, y dirigido en todo momento sólo y exclusivamente a Felipe VI, a quien ha llamado varias veces “señor” y “majestad”–, Lesmes se ha permitido hasta el lujo de criticar más o menos veladamente a los poderes legislativo, por la reciente Ley Orgánica 4/2021, y ejecutivo, por su forma de justificar los indultos a los líderes del ‘procés’ de Catalunya. Y todo ello mientras pide respeto para el gobierno del poder judicial que preside en interinidad porque lleva ya casi tres años caducado por el bloqueo del PP.
Bloqueo del CGPJ: un escándalo democrático al que Lesmes no es ajeno
¿Alguien cree que es casual que el poder judicial ponga los impedimentos que pone al reconocimiento jurídico de las víctimas del franquismo o que llegue a insultarlas a través de decisiones sin parangón en el resto de Europa?
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