KING CORP. Libro sobre JCI

El personalmente , no tiene que hacerlo . Hay sirvientes de sobra que no abren el pico para nada .
Claro, el Rey, como es todopoderoso, le dice a su sirviente: Fermín, hijo (que seguro que es su hijo, porque tiene del orden de 32 pululando por ahí), entra en el palacio real así como quien no quiere la cosa y mientras haces como que pasas el plumero coge esos tres cuadros, que le han gustado mucho a tía Marta, y se los quiero poner en la habitación. Sácalos con el marco, si puedes, más que nada porque te veo pelín torpe - los genes Borbón, no es culpa tuya - y podrías romperlos. Además de que si no tengo que enmarcarlos yo, y eso cuesta mucho dinero. Bueno, no importa, cojo los fondos reservados, que tengo el número de cuenta y hago transferencias desde ahí libremente, y ya pago los marcos con eso. Ah, y contrata al manitas del seguro para que se los cuelgue a tía Marta.
 
Si Sabino Fernández vio esos cuadros en la casa de una amante del rey lo que tenía que hacer es ir a la policía que según tu propio resumen del libro sigue buscando los cuadros desaparecidos. Y los autores en lugar de contactar a la amante, o a la vez, tres cuartos de lo mismo.

Todavía lo del Olmo podría colar como proteger a las fuentes (que no sé muy bien cómo si se lo cuenta un amigo de Sabino), pero ¿cómo se explicaría tal despropósito de parte de Sabino?

Y por otro lado, ¿cómo se supone que sacó Juan Carlos los cuadros del Palacio Real? No es que fueran cuadros que antes estaban en Zarzuela, que eso podía hacerlo una noche haciendo creer que dormía. Al Palacio Real no va solo. Se supone que se coló una noche, aprovechando que se sabe el código de la alarma (que uno se pregunta por qué iba a conocerla, si no vivía ahí, y cuando van ya le esperan en la puerta), descolgó los cuadros, se los escondió bajo el abrigo y se los llevó? Que según el resumen se los llevaron del Palacio Real, no de su casa.
Hay muchas formas de hacerlo! Por ejemplo alguien va a arreglar algo con una camioneta, por orden del emérito, y puede sacar lo que sea. Incluso en en pleno día si está bien cubierto y tapado.
Con respecto a lo de Sabino, se sabe de siempre que le tapaba y encubría todos los chanchullos o sea que uno más que más da.
 
Hay muchas formas de hacerlo! Por ejemplo alguien va a arreglar algo con una camioneta, por orden del emérito, y puede sacar lo que sea. Incluso en en pleno día si está bien cubierto y tapado.
Con respecto a lo de Sabino, se sabe de siempre que le tapaba y encubría todos los chanchullos o sea que uno más que más da.
O sea, que los cuadros en el Palacio Real no están protegidos ni nada.

Y en cuanto a lo de que se sabe que Sabina tapaba, no me pega con que vaya contando a la gente que ha visto cuadros en casa de Gayá. Es que no tiene pies ni cabeza.
 
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Un duque, un ducado, un testamento ¿falsificado?, una herencia –discutida– y una importante colección de arte. Si a esta cancioncilla le agregamos el protagonismo, a la par estelar y velado, de la Casa Real, tendremos una trama de más de tres décadas y a la que parece que hay que referirse con la boca pequeña.

Manfredo de Borbón y Bernaldo de Quirós, “tío Manfredo” para la familia y Duque de Hernani para el resto, contaba en su pinacoteca con casi 700 cuadros no precisamente de mercadillo, ya que algunos de ellos llevaban la firma de Tiziano, Rembrandt, Goya o Carpaccio. Un segundo Museo del Prado, según dicen.
A día de hoy, semejante joya de colección está en disperso y casi
desconocido paradero: a pesar de ser inexportables, algunos de los cuadros están expuestos en el Metropolitano de Nueva York, en el Meadows Museum de Dallas o en el Museo de Chicago. Y otros..., pues ni se sabe.

Lo primero que uno tiende a preguntarse al leer esto es cómo esta “dejadez” es posible, más aún cuando en su momento el Instituto de Patrimonio Histórico certificaba la existencia de las 681 obras pertenecientes al Duque de Hernani.

Si movido por la curiosidad uno indaga, la cosa se complica.

“Tío Manfredo” no tenía más familia que los Méndez de Vigo, rama
nacida de los hijos de su padrastro, a la cual se mantenía muy allegado. Especialmente estrecha era la relación con su sobrino Francisco Javier Méndez de Vigo y del Arco, al que todas las evidencias apuntaban como sucesor en el ducado y heredero del patrimonio. Sin embargo –y aquí está el nudo– a la muerte del duque apareció un testamento en el que dejaba el patrimonio en herencia a su viuda Teresa Mariátegui, y el ducado (oh sorpresa), a Margarita de Borbón, hermana del Rey.

Aquí las malas (y/o veraces) lenguas hablan de la falsificación de la firma del testamento, de la no publicación en el BOE del Real Decreto por el que se cedía el título nobiliario a la infanta Margarita y de la manipulación, por parte de la Casa Real, de la viuda del duque, probablemente indiferente a la colección de arte de su marido. Desde
entonces la despechada familia Méndez de Vigo ha tratado de llevar a los tribunales a la Familia Real en repetidas ocasiones en un intento vano por recuperar lo que, afirman, les pertenece. Otras veces han sido ellos los querellados (por injurias al Rey, dimes y diretes).

Y con estas cosas de la Casa Real ya se sabe, quien quiera entender, que entienda. Al interesado no le va a faltar la literatura on-line que rellene los huecos de una manera verídica (y tal vez con tino).


Pero por si acaso se nos olvida con todo este entramado que lo importante aquí, más allá de las enemistades entre la aristocracia y la realeza, es la Colección Duque de Hernani, Ascensión de las Heras Ladera, diputada de Izquierda Unida, formuló el pasado día 14 de marzo en el
Congreso una serie de preguntas: “¿Tiene conocimiento el Gobierno acerca del paradero de los cuadros que pertenecieron al Duque de Hernani?” (…) “En su caso, y por su indudable valor e interés, ¿tiene previsto el Gobierno realizar alguna investigación y, si ello fuera necesario, adoptar las medidas oportunas para recuperar los cuadros que pertenecieron a la colección de arte del Duque de Hernani, y que en la actualidad se encuentran expuestos en prestigiosos museos de fuera de España, unos, y otros posiblemente en manos de coleccionistas privados?”.

¿No creen que podemos conocer de antemano la respuesta? Omertà.
 
Lo esencial es que el Jefe del Estado decidió engañar al Estado. Que nuestro más alto cargo público optó por estafar al público



 
Pues si ha saltado la liebre y se conoce exactamente de qué obras se está hablando, Patrimonio tendría que ir a su última ubicacion y comprobar si siguen allí. No es tan difícil no??
Sinceramente creo que es cierto, lo que no entiendo es la desidia de la administración de justicia. De los Bribones me lo espero todo. Y ahora con la celebración del 2 de Mayo hay que volver a recordar, que, mientras los espanyoles eran masacrados por las tropas francesas, el Rey Borbón vendía su corona y su país a Napoleón?
 
Hay muchas formas de hacerlo! Por ejemplo alguien va a arreglar algo con una camioneta, por orden del emérito, y puede sacar lo que sea. Incluso en en pleno día si está bien cubierto y tapado.
Con respecto a lo de Sabino, se sabe de siempre que le tapaba y encubría todos los chanchullos o sea que uno más que más da.
A ver si ahora resulta que muchos cuadros de renombre que están en museos de Madrid...son copias y los originales vaya usted a saber en que paredes están colgados..

Fotogalería: los líderes de la OTAN, prendados de las obras de los grandes maestros durante la cena en el Prado


1683137168146.jpegEse cuadro es una copia, el autentico está en el castillo de....
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Aquél también es falso, el autentico lo he visto en otra pared.

Boris Johnson se 'perdió' por El Prado antes de la cena de la Alianza​

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Yo me pregunto, la tal Marta debe ser gran admiradora del arte porque venderlos no puede y exhibirlos tampoco ya que le es imposible explicar su procedencia.
No dudo lo que comentan pero no entiendo qué gana con poseerlos.
Yo tampoco me imagino los miles de personas que vitorean a esta saga con la experiencia que tenemos acumulada sobre la familia, y sin embargo algunos siguen vitoreando , haciéndoles reverencias y aplaudiendo hasta con las orejas cuando corren una ridícula cortinita.
 
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