Irene de Grecia, la discreta hermana de la reina Sofía. El Gobierno le concede la nacionalidad española

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Irene de Grecia, la tía más singular del Rey Felipe, ya es española
Le interesa la cultura maya, los ovnis, la medicina alternativa y preside una ONG. Vive en Zarzuela desde hace años con doña Sofía



Irene de Grecia, a su llegada a un concierto en Palma el pasado lunes, acompañando a la Reina emérita.




Irene de Grecia es ahora también Irene de España. La hermana de la reina Sofía ha obtenido la nacionalidad después de que el Consejo de Ministros aprobara el real decreto por el que se le concede ese estatus por los lazos que la unen con el país. Solo falta que jure o prometa la Constitución, un trámite que cumplirá de manera discreta como todo lo que hace ella.


A sus 75 años, Irene de Grecia no es una princesa al uso. No le gusta el lujo, prefiere la vida sencilla. No tiene una fortuna. Ha donado su herencia a la ONG Mundo en Armonía, que trabaja en 30 países y que ella preside. No está casada ni tiene hijos, pero dicen que ha vivido grandes amores de manera también discreta. Ella misma se define como una "excéntrica", una alternativa, por eso sus sobrinos la llaman Pecu, por peculiar.


Aunque no de manera oficial, como ahora, la hermana de la reina Sofía se sentía desde hace mucho tiempo muy española. De hecho pasa la mayor parte del año en el país. Vive en el palacio de La Zarzuela donde dispone de un pequeño apartamento vecino a las estancias que ocupa la madre de Felipe VI. Suele acompañar a doña Sofía pero evita la prensa. El pasado lunes en Palma de Mallorca, donde ambas pasan la Semana Santa, Irene de Grecia acudió con su hermana a un concierto a favor del Proyecto Hombre. Y, como es habitual en ella, ocupó un asiento lateral evitando cualquier protagonismo. Vestida de negro se peinaba con su inconfundible moño bajo que ella misma se hace cada día.



La reina Sofía, a la izquierda, y en el centro su hermana Irene, el pasado lunes.


La reina Sofía, a la izquierda, y en el centro su hermana Irene, el pasado lunes. UTI ©GTRESONLINE



MÁBEL GALAZ
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Madrid
28 MAR 2018

Aunque Irene de Grecia vive en un segundo plano es una figura importante en la familia. Sus sobrinos la ven como una segunda madre. En los tiempos convulsos que se han vivido en La Zarzuela tras la irrupción del caso Nóos, ha actuado como figura conciliadora. La princesa de Grecia tiene adoración por su sobrina Cristina y ella por su tía. De hecho la hija de los Urdangarin lleva su nombre. Cuentan que le hizo mucha ilusión la elección, pero rápidamente añadió con exagerada humildad: “No será por mí, sino porque les gusta el nombre”. Tía y sobrina comparten su afición por la música y como la reina Sofía lleva una dieta que excluye muchos alimentos. No llegan a ser vegetarianas pero no comen carne.

Irene de Grecia nació en Sudáfrica el 11 de mayo de 1942, cuando sus padres los reyes de Grecia Pablo y Federica estaban ya en el exilio. Residió en Roma y luego pasó más de una década en India, en Madrás, que considera su segundo hogar. Allí vivió con su madre, Federica. Pese al desarraigo en que ha transcurrido su vida, es la más griega de la familia.

Además de algo excéntrica, es vital e impaciente. Gracias a ese carácter logró en 1989, por ejemplo, que 72 vacas viajaran en un Boeing con destino a India. Eran un excedente del que ganaderos cántabros tenían que desprenderse. Para su ONG busca donde sobra algo para dárselo a los más necesitados. Ha promovido proyectos en Vietnam, Afganistán, Guinea Ecuatorial y Haití, entre otros países.

Le interesa, como a doña Sofía, la cultura maya, los libros de ovnis y la medicina alternativa, aunque en 2002, cuando padeció un cáncer, acudió a una clínica tradicional de Madrid para tratarse con éxito de la enfermedad. Fue una dura época para la familia real que llevaron con reserva. De aquellos días solo hay un recuerdo visible: su pelo corto.

Habla un español correcto, pero con bastante acento. Con sus hermanos y sobrinos se comunica en inglés o en griego. Y proclama: “En España estoy como en casa”. Pocas veces hablado en público, pero en 2007 hizo una excepción para una biografía autorizada que Eva Celada escribió de ella.

Visita Grecia con frecuencia, muchas veces en compañía de doña Sofía. Allí reside ahora su hermano Constantino.

Admira a su sobrino el rey Felipe: “Tiene un sentido del humor muy refinado. Le gusta dialogar, la discusión intelectual”. De su hermana dice: “Tiene unas cualidades que a mí me encantaría poseer: serenidad, criterio, responsabilidad. Aguanta muchas horas de trabajo, el estrés. No necesita dormir tanto como yo, por ejemplo, es más fuerte. Además sabe siempre qué hay que hacer”.


 
El excura Jesús Aguirre pretendió casarse con Irene de Grecia

"Es un jardín prohibido para ti", le dijo el Rey don Juan Carlos.



El excura Jesús Aguirre pretendió casarse con Irene de Grecia






Manuel Román
2017-01-08

Acaba de publicarse La princesa rebelde, segunda de las biografías editadas en España sobre Irene de Grecia. En ninguna de las dos, ni siquiera en otras aparecidas en su país se refleja su vida íntima, amorosa, que ella misma calificó alguna vez de intensa, aunque sin especificar detalles, ni mucho menos nombres de quienes quisieron conquistar su corazón. Decepcionada o no de tales relaciones, lo único que suele repetir es que se encuentra muy bien en su permanente estado civil: soltera, y sin compromiso como solían decir las muchachas casaderas en otro tiempo. A su edad, setenta y cuatro años no parece que vaya a renunciar a esa elegida situación sentimental.

Hermana de nuestra Reina emérita doña Sofía, tía por tanto de Felipe VI, vive en España desde hace treinta y dos años. Pero es una gran desconocida para los españoles, aunque de vez en cuando aparezca discretamente fotografiada en alguna celebración familiar, un concierto de música o actos relacionados con la ONG Armonía, que preside desde 1986, y que atiende los problemas relacionados con la pobreza que asola la India, y mantiene proyectos agropecuarios con el fin de que aquellos necesitados del país puedan trabajar un trozo de tierra para poder vivir. En numerosas ocasiones Irene de Grecia se ha desplazado a la India, una de las cuales de manera pintoresca pues en el mismo avión en el que viajaba logró que las autoridades y la compañía aérea le permitieran transportar ¡cien vacas!, regalo conseguido para uno de esos centros levantados en provecho de un buen número de familias desprotegidas. Irene de Grecia estuvo por vez primera en la India en 1966 junto a su madre, la reina Federica, dos años después de que falleciera el rey Pablo.

Aquel viaje marcó definitivamente el futuro de la joven princesa helena, atraída por la filosofía hindú, lo que la llevó a instalarse en Madrás entre los años 1969 y 1974. En seguida se familiarizó con las costumbres de los lugareños, vistiendo con absoluta naturalidad el sari y prescindiendo desde luego del boato que años atrás existía en la Corte griega. Téngase en cuenta que Irene de Grecia desciende de un extenso linaje que la emparenta con zares de Rusia, emperadores germanos y monarcas suecos y daneses. Acostumbrada desde niña a pisar salones regios, a compartir recepciones y fiestas entre personajes de sangre azul, del llamado Gotha, su vida dio un vuelco a partir de la segunda

Reparte Irene de Grecia buena parte de su tiempo en atender en la India sus obligaciones, alrededor de cuatro meses; una segunda parte del año la pasa en Londres (donde ha vivido en el exilio su hermano Constantino, ahora ya definitivamente residiendo en Grecia), con estancias de vez en cuando en Atenas, para disfrutar los otros cuatro meses en Madrid, en el Palacio de la Zarzuela, donde dispone de un apartamento. Aquí se radicó en 1984, para estar junto a su hermana doña Sofía, con quien le une, aparte su estrecho lazo familiar, aficiones comunes como la música y la ufología. Por cierto: dispone de pasaporte español. Hay quienes en las redes sociales, cuando se interesan por la vida de esta singular mujer, se preguntan de qué vive. Que se sepa no tiene ingresos de ningún tipo y, en consecuencia, los gastos que originen su estancia en la Zarzuela corren por cuenta de la Casa del Rey (en la actualidad los monarcas eméritos). Nada hay por tanto que censurar. También el presidente del Gobierno tiene viviendo en el palacio de la Moncloa a su señor padre, el nonagenario señor Rajoy senior. Desde luego sería injusto aplicar a Irene de Grecia el calificativo de "gorrona", pues se da la circunstancia de que hace unos pocos años, cuando cobró del Gobierno heleno cerca de un millón de euros (parte de lo que su familia percibiría en concepto de indemnización por la incautación de sus bienes cuando fue destronado el rey Constantino), lo destinó para su ONG.

Luego estamos ante una mujer que no se aprovecha de bien alguno y desdeña cualquier lujo. No hay nada más que contemplar su vestuario, sobrio, sencillo. Ni siquiera cuida mucho sus peinados ni nada que contribuya a frivolizar su indumentaria y presencia física. Se ha ganado desde luego a pulso una etiqueta de excéntrica y bohemia. No es extraño que ya siendo niño su sobrino don Felipe la llamara, en complicidad con sus hermanas, las infantas, "Tia Pecu", en alusión a "la pecu…liaridad" de su carácter y costumbres, Desde luego la quieren mucho y la respetan, sentimientos que son recíprocos. A ella no le importa que en España no se le reconozca su título de princesa, que lo es, pero por ser hija de reyes. Nadie que se le acerque advertirá a su alrededor protocolo alguno. Tan sencilla como trabajadora y sensible. Y entonces, ¿por qué es llamada la princesa rebelde? Habrá que pensar que porque ha dejado atrás todo lo que sea alcurnia, o casta que se dice mucho ahora, para entregarse a causas solidarias, sin importarle jamás "el qué dirán". Es políglota y ese dominio de varios idiomas le ha proporcionado abrir muchas puertas para sus misiones.



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Jesús Aguirre y la Duquesa de Alba



Dejamos para el final su pasado amoroso. Que sepamos quien pudo haberse convertido en su esposo fue Michel de Orleans, descendiente de los reyes galos, que al final contrajo matrimonio con Beatriz Pascaire, de quien lleva separado hace años, a punto de contraer un segundo matrimonio antes de la próxima primavera. Pero Irene de Grecia nada cuenta sobre aquel noviazgo. Se dice que Gonzalo de Borbón también salió algún tiempo con ella, aunque la relación no pasó de amistosa. Indagando en su biografía sentimental apenas hemos hallado un par de nombres: uno, el de un antiguo embajador de Alemania en España, el muy castizo Guido Brüner, aquel que divulgó el vocablo "convoluto", quien se contaba remoloneó cerca de ella. El otro pretendiente sí que hemos constatado estaba decidido a conquistarla y llevarla al altar. Nada menos que el excura Jesús Aguirre, tan conocido entre la progresía izquierdista de los años 60 y parte de los 70, que celebraba misas en la iglesia universitaria situada cerca del Arco de Triunfo, en la Moncloa, con homilías de elevado contenido filosófico. Pláticas de quien provenía de muchas lecturas marxistas. Dirigió la editorial Taurus y fue un personaje bien recibido en los círculos intelectuales de ese periodo antedicho. Homosexual declarado, al decir de su biógrafo, el novelista Manuel Vicent. Pues, bien: este cántabro hijo de madre soltera, de familia humilde, fue escalando toda su vida peldaño a peldaño, hasta conocer a Irene de Grecia, que le deslumbró. Al principio parece ser que, dada la bien trabajada labia del sacerdote renegado y su don de gentes y probadísima vasta cultura, la princesa estuvo a punto de perder su obstinada soltería. Insistía don Jesús para que le diera el "sí", cuando don Juan Carlos de Borbón, Rey de España, tomó cartas en el asunto, tal vez harto de que su cuñada le comunicara lo pesado que se estaba poniendo aquel señor con sus ínfulas de pedirle la mano. Y le dijo al muy pertinaz pretendiente: "Una cosa, Jesús. Irene es un jardín prohibido para ti". Y, como dijo el clásico: fuese y no hubo nada.

Trepando y trepando, Jesús Aguirre, amigo de tantos influyentes, cultivó el trato con Pío Cabanillas, el padre, a la sazón Ministro de Cultura, quien tuvo a bien nombrarlo en 1977 Director General de Música, puesto que mantuvo tres años. Mohíno tras las calabazas de Irene de Grecia, se desenvolvió en su nuevo cargo entre melómanos con rango aristocrático, caso de la Duquesa Cayetana de Alba, a la que conoció en Marbella, encuentro que a ella le resultó aburrido, decepcionante. Lo contó ella misma. Juró no verlo nunca más. Pero el destino, ¡ay, el destino!, o el dichoso Cupido obraron el milagro soñado por el excura Aguirre. En los palcos del teatro Real volvieron a coincidir. La Duquesa y el Director General de Música. Y el 16 de marzo de 1978 se casaron en la capilla del palacio de Liria. Y don Jesús se convirtió en Duque de Alba consorte, con mando en plaza. Hasta su muerte en junio de 2001. Hace un mes, Cayetano, el hijo preferido de la Duquesa, confesaba que la boda de su madre con don Jesús fue nefasta para la Casa de Alba. Con un desgobierno económico constatado. "Ni hacía ni dejaba hacer". Un hombre difícil. Salvo Jacobo, que era "el más leído" de la familia, y Carlos, por razones más privadas, los otros hermanos de Cayetano tampoco "tragaron" a su padrastro. Quien al fin y al cabo le importaba poco. Él había llegado a la cima. Si el Rey Juan Carlos le impidió seguir tras las faldas de Irene de Grecia, bien que se las apañó para cautivar a la Duquesa de Alba.

 
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Resumen:
La vida de la princesa Irene, hermana de la reina Sofía, contada por ella misma. Irene de Grecia abre su corazón a la periodista y escritora Eva Celada a través de diferentes conversaciones a lo largo de un año, en las que se descubre como un personaje pasional, de fuertes convicciones, atípico y valiente, una personalidad arrolladora que, apesar de todo, ha permanecido por voluntad propia al margen de la vida pública. En estas páginas, el lector conocerá los deseos y esperanzas de una princesa que se ha caracterizado por seguir con determinación su camino sin tener en cuenta los convencionalismos sociales, propios de su rango. Desde su nacimiento en Sudáfrica hasta el exilio de su país, de la íntima relación con sus hermanos a su estancia en la India, de su lucha contra el cáncer a la creación de la asociación solidaria Mundo en Armonía, Irene de Grecia rememora su apasionante existencia, deteniéndose en su cotidianidad en el palacio de la Zarzuela con los miembros de la familia real española y en su afecto por la princesa Letizia. Este libro subraya la importancia del papel de una mujer que, desde un discreto segundo plano, se ha servido de su rango para luchar por los más desfavorecidos. Es, en última instancia, el relato de una vida dedicada a los demás, el reconocimiento de una figura relevante para que ocupe el lugar que merece.
 
Irene de Grecia: así es la hermana, mejor amiga y confidente de la Reina Sofía

Vive en La Zarzuela desde hace décadas y tiene la nacionalidad española desde 2018, pero aún así sigue siendo una gran desconocida debido a su afán por permanecer siempre en un segundo plano.




JUAN SALGADO
16 MAR 2019


Una anécdota protagonizada años después servirá de argumento para sostener esta última teoría. Y es que ya de vuelta en Grecia, el Príncipe Pablo se convirtió en Rey en 1947 y por lo tanto su hijo Constantino pasó a ser el Príncipe Heredero o 'Diádocos'. Según reveló la que sería Reina Sofía a la periodista Pilar Urbano en su biografía, en aquellos años las dos hermanas disfrutaban metiéndose con el primogénito diciéndole que a ellas dos sí se las mencionaba durante la misa y que a él, por muy "Diádocos" que fuese, no. Constantino no hablaba griego y lloraba al no saber que Sofía significa 'sabiduría' e Irene 'paz' en ese idioma.



La Princesa Sofía con su madre, la Reina Federica y sus hermanos en los jardines del Palacio real de Atenas



La Princesa Sofía con su madre, la Reina Federica y sus hermanos en los jardines del Palacio real de Atenas



Este pasaje de su vida sirve también para ilustrar lo unidos que estarían desde siempre los tres hermanos, cuyo nexo se forjó en el marco de las dificultades vividas durante su exilio, primero en Sudáfrica y posteriormente en Egipto. Allí permaneció la Familia Real Griega hasta que pudieron volver a su país en 1946. Sería la primera vez que la Princesa Irene (la única de los tres hijos de los Reyes Pablo y Federica que no nació en Grecia) pisaría el país al que le debía su título.


Dos hermanas inseparables
La subida al trono del Rey Pablo en 1947 supuso un gran cambio para el núcleo familiar y muy especialmente para sus dos hijas, quienes se vieron relegadas por el protocolo a favor de su hermano solo por su condición de varón. Así lo contaba Doña Sofía: "A mí me fastidiaba bastante que de repente todos los regalos fuesen para él. A mí por ser la mayor aún me tocaba algo. Pero a Irene... ¡ni las raspas!" Y es que la pequeña siempre se caracterizaría por un carácter muy introvertido y poco dado a la notoriedad. "Por protocolo Irene siempre se quedaba atrás y había que volverse para rescatarla", añadía la Reina.



La Reina Sofía con Federica de Grecia e Irene de Grecia

La Reina Sofía con Federica de Grecia e Irene de Grecia



Ambas durante sus años de infancia y adolescencia serían no solo hermanas, sino también mejores amigas e incluso compañeras de clase. Primero a cargo de Theofanos Arvanit -que inculcó a las dos princesas la pasión por la arqueología hasta el punto de que juntas escribieron los libros 'Cerámicas en Decelia' y 'Miscelánea arqueológica' como recopilatorio de sus hallazgos- y posteriormente en el internado de Salem, a donde Irene quiso ir tras la estancia allí de su hermana mayor. "Irene me traía frita porque quería hacer todo lo que yo hiciera: vestirse como yo, ir a Salem como yo... Hasta que ya a veces le decía: "Anda, rica, ¡déjame un ratito en paz!", rememoraría la esposa del Rey Juan Carlos años después.

Precisamente en la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía en 1962, la Princesa Irene no solo ejerció de Dama de Honor, sino que también se encargó personalmente de elegir la música que sonaría a lo largo de ceremonia. Y es que la princesa griega tiene de manera casi innata un don para la música que la ha llevado a dar conciertos de piano a lo largo de Europa e incluso en los Estados Unidos.



Irene de Grecia tocando el piano


Irene de Grecia tocando el piano



Una ciudadana del mundo
La Familia Real Griega siempre se había caracterizado por la gran unión y el gran afecto que sentían los unos por los otros, pero con la partida de Sofía a España ese núcleo familiar se rompió y en pocos años quedaría desquebrajado por completo. El Rey Pablo I murió el 6 de marzo de 1964 a los 62 años, víctima de un cáncer de esófago. La noticia dejó devastada a su devota esposa pero también a sus hijos. Ya nada volvería a ser igual para ninguno de ellos.

El encargado de sucederle fue su hijo, quien sería coronado como Constantino II. Debido a que por aquel entonces todavía no había tenido descendencia, la Princesa Irene se convirtió de manera casi inesperada en Heredera al Trono (Sofía había renunciado a sus derechos dinásticos al casarse con Don Juan Carlos en 1962). Por suerte para ella, tan poco apegada al protocolo y a las responsabilidades regias, en 1965 nació su sobrina Alexia y a partir de entonces su estatus en la nueva Familia Real quedó difuminado a un segundo plano.



Funeral por el Rey Pablo I de Grecia en Atenas

Funeral por el Rey Pablo I de Grecia en Atenas



La felicidad duró poco, ya que en 1967 tuvo lugar un Golpe de Estado que puso fin a la Monarquía en Grecia y obligó a su Familia Real a exiliarse por quinta vez desde que la Dinastía Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg se instaló en el país heleno en el siglo XIX. En un primer momento se trasladaron a Roma pero, ante las múltiples dificultades que se avecinaban, la Reina Federica y la Princesa Irene decidieron emprender su vuelo por libre y entre 1966 y 1974 fijarían su nuevo hogar en las lejanas tierras de La India.

Allí ambas encontrarían la paz que tanto se había vinculado a la Princesa Irene desde su nacimiento pero que durante los últimos años les había sido esquiva. Fue una etapa en la que la hermana pequeña de Doña Sofía se descubrió a sí misma gracias al budismo y a la filosofía vedanta, preconizada por el maestro Mahadevan y basada en la idea de que la liberación espiritual no se alcanza mediante ninguna acción, sino a través del intelecto y la conexión con el universo.



Los Reyes Constantino y Ana María de Grecia posan con sus hijos Alexia y Pablo en compañía de la Reina Federica y la Princesa Irene
Los Reyes Constantino y Ana María de Grecia posan con sus hijos Alexia y Pablo en compañía de la Reina Federica y la Princesa Irene



A menudo viajaban a España para pasar largas temporadas en el Palacio de La Zarzuela con la Reina Sofía y su familia, pero tras el fallecimiento de la Reina Federica en 1981, las estancias de Irene se irían prolongando cada vez más. Así se lo contaba ella a Pilar Urbano en la biografía 'La Reina' (1996): "Vine a España para cinco días ¡y me quedé cinco años! Luego, poco a poco, cada vez iban siendo más largas mis 'temporadas de paso' en España. Y no sé si me he quedado para siempre, pero ¡aquí estoy!"

Lo cierto es que tras décadas de residencia en el país, la Princesa Irene no pudo gozar de la nacionalidad españolahasta el 18 de marzo de 2018. Hasta entonces era una "ciudadana apátrida", ya que desde el Golpe de Estado de 1967 se le había arrebatado -tanto a ella como a su familia- la nacionalidad griega y únicamente gozaba del pasaporte danés en calidad de descendiente del Rey Christian IX de Dinamarca.




La Reina Sofía, la Princesa Irene y los Reyes Constantino y Ana María de Grecia en el bautizo de Carlos Morales

La Reina Sofía, la Princesa Irene y los Reyes Constantino y Ana María de Grecia en el bautizo de Carlos Morales



Tal condición nunca supuso un problema para ella, puesto que desde la muerte de su madre ha estado dividiendo su tiempo entre España, India y desde hace poco también Grecia. Allí se les permitió volver en 2013 tras años de exilio e Irene no puede estar más encantada: "Mi mayor ilusión ha sido poder regresar a Grecia, mi país natal, donde hemos pasado lo mejor de nuestras vidas y también los peores momentos. Somos muy felices de haber podido regresar después de tantos años sin poder poner el pie en nuestro país".

La curiosa personalidad de 'Tía Pecu'
"Mis éxitos se los debo a mi familia, a mis hermanos, pero mis errores son solo míos". Esta frase de la Princesa Irene resulta altamente ejemplificadora de lo que ha sido su discreta existencia y fue la elegida por ella misma para concluir la ronda de entrevistas con la periodista Eva Celada que concluyeron en la publicación de su única biografía oficial: 'Irene de Grecia, la princesa rebelde' (2007). Un libro hacia el que en un principio mostró su desinterés - "¿Qué tengo yo que decir?" - pero con el tiempo se ha convertido en una obra indispensable para comprender su compleja personalidad.

La autora describe a la princesa como una persona muy cercana, impaciente, cálida y con sentido del humor: "Me ha gustado de ella su franqueza, algo rústica y que a veces te desarma, la serenidad que emana de su pensamiento intelectual, su sincera humildad y su capacidad de adaptación a todos los ambientes. Tiene una alegría natural que la hace muy atractiva, porque hace sentir bien a los que la rodean, aunque a veces llega a comunicar una cierta preocupación por la responsabilidad de su rango".



La Reina Sofía y la Princesa Irene de Grecia en la entrega del Premio BMW de Pintura

La Reina Sofía y la Princesa Irene de Grecia en la entrega del Premio BMW de Pintura



Ese rango al que se refiere es el que hace de ella una persona de interés público, pero sin embargo nunca ha estado en el centro de atención. Ella prefiere mantenerse en un segundo plano y no llamar la atención. Aún así no ha podido evitar que trasciendan una serie de datos de ella que, lejos de perjudicarla, la retratan como una persona de lo más curiosa y poco común en los ambientes de la realeza: no fuma, no bebe, es vegetariana, ve poco la tele, le fascinan a partes iguales la cultura maya y los ovnis y se declara admiradora de la medicina alternativa.

Su única actividad oficial es, desde 1986, estar al frente de Mundo en Armonía: una organización benéfica que ella misma creó con el objetivo de prestar apoyo humanitaria y participar en proyectos de desarrollo para personas y organizaciones que necesiten ayuda, independientemente de consideraciones de raza, religión, nacionalidad o ideología.



La Reina Sofía, Irene de Grecia y la Infanta Cristina en la proyección del documental sobre Pablo de Grecia

La Reina Sofía, Irene de Grecia y la Infanta Cristina en la proyección del documental sobre Pablo de Grecia



Toda su vida ha permanecido soltera, aunque son varios los romances que se le adjudican. Entre los nombres con más peso están miembros de la realeza como el Príncipe Miguel de Orleans (con quien supuestamente mantuvo una relación antes de que éste conociese a Beatriz Pasquier) o Gonzalo de Borbón (primo del Rey Juan Carlos). Hay periodistas que sostienen además que Jesús Aguirre (segundo marido de la Duquesa de Alba) llegó a estar tan enamorado de la Princesa Irene que el propio Rey Juan Carlos tuvo que pararle los pies: "Jesús, Irene es un jardín prohibido para ti".

Todo ello ha hecho que sus sobrinos españoles la denominen cariñosamente 'Tía Pecu'. Con todos ellos mantiene una fantástica relación casi maternal, puesto que su presencia en La Zarzuela ha sido una constante desde su nacimiento. Sin embargo, quienes la conocen afirman que de todos los hijos de los Reyes Juan Carlos y Sofía, por quien Irene siente auténtica devoción es por la Infanta Cristina. Un sentimiento que es recíproco por parte de la ex Duquesa de Palma, que puso a su única hija el mismo nombre que su tía.

La periodista Mábel Galaz sostiene que la presencia de la Princesa Irene en el seno de la Familia Real Española ha sido clave, sobre todo durante los últimos años, para evitar su desmembramiento: "En los tiempos convulsos que se han vivido en La Zarzuela tras la irrupción del Caso Nóos, Irene ha actuado como figura conciliadora". Quien sin duda más le agradece este papel conciliador es su verdadera alma gemela: la Reina Sofía.




La Reina Sofía besa a la Princesa Irene de Grecia durante una audiencia en Zarzuela

La Reina Sofía besa a la Princesa Irene de Grecia durante una audiencia en Zarzuela



A falta de amigas en las que apoyarse, la Reina ha encontrado siempre en su hermana al mejor 'paño de lágrimas' ante las numerosas desgracias que le ha tocado vivir. Además, a diferencia del Rey Constantino, Irene nunca ha intervenido directamente en el matrimonio de su hermana posicionándose en contra de su cuñado (con el que mantiene una muy buena relación a pesar de todo). Las muestras de complicidad entre ambas son constantes en cada una de sus apariciones y pocas personas hay en el mundo de la realeza que se profesen un cariño tan sincero y desinteresado como estas dos hermanas. Gracias a 'Tía Pecu', Doña Sofía continúa teniendo motivos para sonreír

 
Irene de Grecia además de hermana, ha sido siempre amiga y confidente de Sofia.
¡La de cosas que tiene que saber sobre la vida privada y rifi-rafes de los Borbones!
 
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