Hagamos una redacción (juego).

En una oportunidad estábamos un grupo de amigos conversando intensamente y de pronto se nos ocurrió la brillante idea de dedicarnos a investigar temas paranormales.

No se nos pudo ocurrir en mejor fecha ya que aquella noche era la primera vez que hablaríamos con la que acabó siendo la pieza clave de nuestro equipo.

Una mujer, acababa de entrar en el bar y justo al llegar a nuestra mesa se presentó: «Hola, me llamo Rosadelia, soy de Las Palmas, estoy buscando alojamiento para dos personas y un gato siamés, muy bonito.»

Todos los que estábamos en la mesa decidimos ayudarla menos virgovamp. «Por qué no querrá ayudarla?», nos preguntamos. Y de repente virgovamp se levantó y le pidió a Rosadelia que quería conocer al gato, pues @franfei expuso en un hilo una teoría fascinante sobre el origen del gato en este planeta y por qué eran adorados por los egipcios. Fue entonces cuando entendimos porque virgovamp no quería ayudar a Rosadelia. Según la teoría, los gatos egipcios son los únicos seres capaces de herir mortalmente los vampiros.

Así que, luego de ver el gato aparentemente tranquilo y sosegado, noté como a pesar de la iluminación existente en el local, la dilatación de sus pupilas no se correspondía con la intensidad lumínica emanada de las lámparas, o eso me pareció; y de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Aquel animal me miraba fijamente, sin un parpadeo, sin un movimiento, y hasta quise adivinar que sin respiración. Supe con certeza que en él se escondía un gran y trascendente secreto de asesinatos en cadena.

Pero de repente, Rosadelia empezó a agitar nerviosamente el transportín, dando golpecitos por los costados y con un hilo de voz se dirigía al gato: «Ibis, ¡Ibis!, ¡Ibisiitaa!». Ibis, no se movía, seguía con los ojos abiertos, parecía talmente una estatua.
LLegados a este punto, debo decirte ,querido lctor que es la amabilidad de seguir este tenebroso relato, que en contra de algunas opiniones de los presentes en aquel local, yo, que estaba a punto de terminar una frugal cena fría,mal servida y cocinada supongo que con tres dias de antelación no entendi tal cosa de ""ibis"", sobre el nombre de la tal gata, entendí.....""Isis"", ""Isiis"", y un extremecimiento recorrió mi cuerpo de nuevo, pues si raro y extraño resultaba el comportamiento de aquel gato, mas extraño aún lo era el de su dueña. Y ya os diré por qué.-

Todos seguíamos espectantes el comportamiento del animal y de Rosadelia, que curiosamente también tiene un color de ojos intrigante, violeta del estilo de Liz Taylor, transmitiendo intriga. Tanto es así, que estábamos esperando que llegase la persona para la que también había pedido alojamiento Rosadelia, que hasta el momento era desconocida para todos. Es más, llegado a este punto, existirá esa persona o será la disculpa perfecta para el plan sibilino que parece se trae entre manos la protagonista con su gato-pasmado?

Y tal como sospechábamos algunos, el gato era falso. Era una excelente y detallada reproducción en cerámica de un abisino de pelaje cobrizo y orejas puntiagudas y bien erectas. Rosadelia abrió el transportín y horrorizada se quedó, y nos quedamos, al ver a su «Ibisita» hecha a pedacitos en el suelo de aquel bar.

Pronto decayó el suspense de aquella situación, pues al instante traspasó el umbral de la puerta una figura masculina que avanzó hacia la recién llegada tras saludar con una venia a los presentes. El nerviosismo de la partenaire desapareció mágicamente, en sus ojos apareció un brillo del que estaban carentes, y su rostro serio esbozó una sonrisa de esas que lo dicen todo, tras fijarme bien, debido a la curiosidad, debo admitir que era una mujer guapa.

El hombre era un tipo con un aire distinto al habitual, vestía un chaquetón afelpado de un color azúl oscuro provisto de una botonadura dorada y refulgente, pantalón del mismo color, tenia el pelo de un color que no se puede describir, pues era adornado de canas incipientes entrelazadas con el negro original sin que pueda asegurar la proporción, y exhalaba un perfume recio y penetrante que a mi se me antojó una extraña mezcla de pino, creosota y alquitrán. Decididamente era un Marino.-

El Marino se acercó a nuestra mesa, andando con dificultad y balbuceando algo ininteligible, pero parecía que dijese..
 
En una oportunidad estábamos un grupo de amigos conversando intensamente y de pronto se nos ocurrió la brillante idea de dedicarnos a investigar temas paranormales.

No se nos pudo ocurrir en mejor fecha ya que aquella noche era la primera vez que hablaríamos con la que acabó siendo la pieza clave de nuestro equipo.

Una mujer, acababa de entrar en el bar y justo al llegar a nuestra mesa se presentó: «Hola, me llamo Rosadelia, soy de Las Palmas, estoy buscando alojamiento para dos personas y un gato siamés, muy bonito.»

Todos los que estábamos en la mesa decidimos ayudarla menos virgovamp. «Por qué no querrá ayudarla?», nos preguntamos. Y de repente virgovamp se levantó y le pidió a Rosadelia que quería conocer al gato, pues @franfei expuso en un hilo una teoría fascinante sobre el origen del gato en este planeta y por qué eran adorados por los egipcios. Fue entonces cuando entendimos porque virgovamp no quería ayudar a Rosadelia. Según la teoría, los gatos egipcios son los únicos seres capaces de herir mortalmente los vampiros.

Así que, luego de ver el gato aparentemente tranquilo y sosegado, noté como a pesar de la iluminación existente en el local, la dilatación de sus pupilas no se correspondía con la intensidad lumínica emanada de las lámparas, o eso me pareció; y de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Aquel animal me miraba fijamente, sin un parpadeo, sin un movimiento, y hasta quise adivinar que sin respiración. Supe con certeza que en él se escondía un gran y trascendente secreto de asesinatos en cadena.

Pero de repente, Rosadelia empezó a agitar nerviosamente el transportín, dando golpecitos por los costados y con un hilo de voz se dirigía al gato: «Ibis, ¡Ibis!, ¡Ibisiitaa!». Ibis, no se movía, seguía con los ojos abiertos, parecía talmente una estatua.
LLegados a este punto, debo decirte ,querido lctor que es la amabilidad de seguir este tenebroso relato, que en contra de algunas opiniones de los presentes en aquel local, yo, que estaba a punto de terminar una frugal cena fría,mal servida y cocinada supongo que con tres dias de antelación no entendi tal cosa de ""ibis"", sobre el nombre de la tal gata, entendí.....""Isis"", ""Isiis"", y un extremecimiento recorrió mi cuerpo de nuevo, pues si raro y extraño resultaba el comportamiento de aquel gato, mas extraño aún lo era el de su dueña. Y ya os diré por qué.-

Todos seguíamos espectantes el comportamiento del animal y de Rosadelia, que curiosamente también tiene un color de ojos intrigante, violeta del estilo de Liz Taylor, transmitiendo intriga. Tanto es así, que estábamos esperando que llegase la persona para la que también había pedido alojamiento Rosadelia, que hasta el momento era desconocida para todos. Es más, llegado a este punto, existirá esa persona o será la disculpa perfecta para el plan sibilino que parece se trae entre manos la protagonista con su gato-pasmado?

Y tal como sospechábamos algunos, el gato era falso. Era una excelente y detallada reproducción en cerámica de un abisino de pelaje cobrizo y orejas puntiagudas y bien erectas. Rosadelia abrió el transportín y horrorizada se quedó, y nos quedamos, al ver a su «Ibisita» hecha a pedacitos en el suelo de aquel bar.

Pronto decayó el suspense de aquella situación, pues al instante traspasó el umbral de la puerta una figura masculina que avanzó hacia la recién llegada tras saludar con una venia a los presentes. El nerviosismo de la partenaire desapareció mágicamente, en sus ojos apareció un brillo del que estaban carentes, y su rostro serio esbozó una sonrisa de esas que lo dicen todo, tras fijarme bien, debido a la curiosidad, debo admitir que era una mujer guapa.

El hombre era un tipo con un aire distinto al habitual, vestía un chaquetón afelpado de un color azúl oscuro provisto de una botonadura dorada y refulgente, pantalón del mismo color, tenia el pelo de un color que no se puede describir, pues era adornado de canas incipientes entrelazadas con el negro original sin que pueda asegurar la proporción, y exhalaba un perfume recio y penetrante que a mi se me antojó una extraña mezcla de pino, creosota y alquitrán. Decididamente era un Marino.-

El Marino se acercó a nuestra mesa, con dificultad y balbuceando algo ininteligible, pero parecía que dijese.. de donde sois oriundos??, expresándose en un antiguo o desconocido Idioma....
 
@franfei acuérdate de borrar los [.QUOTES/.] [.QUOTES.], q luego es un poco engorroso, si no se hace, ya que al citar, la cita me queda ciega..

En una oportunidad estábamos un grupo de amigos conversando intensamente y de pronto se nos ocurrió la brillante idea de dedicarnos a investigar temas paranormales.

No se nos pudo ocurrir en mejor fecha ya que aquella noche era la primera vez que hablaríamos con la que acabó siendo la pieza clave de nuestro equipo.

Una mujer, acababa de entrar en el bar y justo al llegar a nuestra mesa se presentó: «Hola, me llamo Rosadelia, soy de Las Palmas, estoy buscando alojamiento para dos personas y un gato siamés, muy bonito.»

Todos los que estábamos en la mesa decidimos ayudarla menos virgovamp. «Por qué no querrá ayudarla?», nos preguntamos. Y de repente virgovamp se levantó y le pidió a Rosadelia que quería conocer al gato, pues @franfei expuso en un hilo una teoría fascinante sobre el origen del gato en este planeta y por qué eran adorados por los egipcios. Fue entonces cuando entendimos porque virgovamp no quería ayudar a Rosadelia. Según la teoría, los gatos egipcios son los únicos seres capaces de herir mortalmente los vampiros.

Así que, luego de ver el gato aparentemente tranquilo y sosegado, noté como a pesar de la iluminación existente en el local, la dilatación de sus pupilas no se correspondía con la intensidad lumínica emanada de las lámparas, o eso me pareció; y de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Aquel animal me miraba fijamente, sin un parpadeo, sin un movimiento, y hasta quise adivinar que sin respiración. Supe con certeza que en él se escondía un gran y trascendente secreto de asesinatos en cadena.

Pero de repente, Rosadelia empezó a agitar nerviosamente el transportín, dando golpecitos por los costados y con un hilo de voz se dirigía al gato: «Ibis, ¡Ibis!, ¡Ibisiitaa!». Ibis, no se movía, seguía con los ojos abiertos, parecía talmente una estatua.
LLegados a este punto, debo decirte ,querido lctor que es la amabilidad de seguir este tenebroso relato, que en contra de algunas opiniones de los presentes en aquel local, yo, que estaba a punto de terminar una frugal cena fría,mal servida y cocinada supongo que con tres dias de antelación no entendi tal cosa de ""ibis"", sobre el nombre de la tal gata, entendí.....""Isis"", ""Isiis"", y un extremecimiento recorrió mi cuerpo de nuevo, pues si raro y extraño resultaba el comportamiento de aquel gato, mas extraño aún lo era el de su dueña. Y ya os diré por qué.-

Todos seguíamos espectantes el comportamiento del animal y de Rosadelia, que curiosamente también tiene un color de ojos intrigante, violeta del estilo de Liz Taylor, transmitiendo intriga. Tanto es así, que estábamos esperando que llegase la persona para la que también había pedido alojamiento Rosadelia, que hasta el momento era desconocida para todos. Es más, llegado a este punto, existirá esa persona o será la disculpa perfecta para el plan sibilino que parece se trae entre manos la protagonista con su gato-pasmado?

Y tal como sospechábamos algunos, el gato era falso. Era una excelente y detallada reproducción en cerámica de un abisino de pelaje cobrizo y orejas puntiagudas y bien erectas. Rosadelia abrió el transportín y horrorizada se quedó, y nos quedamos, al ver a su «Ibisita» hecha a pedacitos en el suelo de aquel bar.

Pronto decayó el suspense de aquella situación, pues al instante traspasó el umbral de la puerta una figura masculina que avanzó hacia la recién llegada tras saludar con una venia a los presentes. El nerviosismo de la partenaire desapareció mágicamente, en sus ojos apareció un brillo del que estaban carentes, y su rostro serio esbozó una sonrisa de esas que lo dicen todo, tras fijarme bien, debido a la curiosidad, debo admitir que era una mujer guapa.

El hombre era un tipo con un aire distinto al habitual, vestía un chaquetón afelpado de un color azúl oscuro provisto de una botonadura dorada y refulgente, pantalón del mismo color, tenia el pelo de un color que no se puede describir, pues era adornado de canas incipientes entrelazadas con el negro original sin que pueda asegurar la proporción, y exhalaba un perfume recio y penetrante que a mi se me antojó una extraña mezcla de pino, creosota y alquitrán. Decididamente era un Marino.-

El Marino se acercó a nuestra mesa, con dificultad y balbuceando algo ininteligible, pero parecía que dijese: «de dónde sois oriundos??», expresándose en un antiguo o desconocido Idioma que, por sorpesa de los presentes, @Miss Guerlain parecía conocer a la perfección. De hecho, Miss, le respondió al caballero algo como:
 
En una oportunidad estábamos un grupo de amigos conversando intensamente y de pronto se nos ocurrió la brillante idea de dedicarnos a investigar temas paranormales.

No se nos pudo ocurrir en mejor fecha ya que aquella noche era la primera vez que hablaríamos con la que acabó siendo la pieza clave de nuestro equipo.

Una mujer, acababa de entrar en el bar y justo al llegar a nuestra mesa se presentó: «Hola, me llamo Rosadelia, soy de Las Palmas, estoy buscando alojamiento para dos personas y un gato siamés, muy bonito.»

Todos los que estábamos en la mesa decidimos ayudarla menos virgovamp. «Por qué no querrá ayudarla?», nos preguntamos. Y de repente virgovamp se levantó y le pidió a Rosadelia que quería conocer al gato, pues @franfei expuso en un hilo una teoría fascinante sobre el origen del gato en este planeta y por qué eran adorados por los egipcios. Fue entonces cuando entendimos porque virgovamp no quería ayudar a Rosadelia. Según la teoría, los gatos egipcios son los únicos seres capaces de herir mortalmente los vampiros.

Así que, luego de ver el gato aparentemente tranquilo y sosegado, noté como a pesar de la iluminación existente en el local, la dilatación de sus pupilas no se correspondía con la intensidad lumínica emanada de las lámparas, o eso me pareció; y de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Aquel animal me miraba fijamente, sin un parpadeo, sin un movimiento, y hasta quise adivinar que sin respiración. Supe con certeza que en él se escondía un gran y trascendente secreto de asesinatos en cadena.

Pero de repente, Rosadelia empezó a agitar nerviosamente el transportín, dando golpecitos por los costados y con un hilo de voz se dirigía al gato: «Ibis, ¡Ibis!, ¡Ibisiitaa!». Ibis, no se movía, seguía con los ojos abiertos, parecía talmente una estatua.
LLegados a este punto, debo decirte ,querido lctor que es la amabilidad de seguir este tenebroso relato, que en contra de algunas opiniones de los presentes en aquel local, yo, que estaba a punto de terminar una frugal cena fría,mal servida y cocinada supongo que con tres dias de antelación no entendi tal cosa de ""ibis"", sobre el nombre de la tal gata, entendí.....""Isis"", ""Isiis"", y un extremecimiento recorrió mi cuerpo de nuevo, pues si raro y extraño resultaba el comportamiento de aquel gato, mas extraño aún lo era el de su dueña. Y ya os diré por qué.-

Todos seguíamos espectantes el comportamiento del animal y de Rosadelia, que curiosamente también tiene un color de ojos intrigante, violeta del estilo de Liz Taylor, transmitiendo intriga. Tanto es así, que estábamos esperando que llegase la persona para la que también había pedido alojamiento Rosadelia, que hasta el momento era desconocida para todos. Es más, llegado a este punto, existirá esa persona o será la disculpa perfecta para el plan sibilino que parece se trae entre manos la protagonista con su gato-pasmado?

Y tal como sospechábamos algunos, el gato era falso. Era una excelente y detallada reproducción en cerámica de un abisino de pelaje cobrizo y orejas puntiagudas y bien erectas. Rosadelia abrió el transportín y horrorizada se quedó, y nos quedamos, al ver a su «Ibisita» hecha a pedacitos en el suelo de aquel bar.

Pronto decayó el suspense de aquella situación, pues al instante traspasó el umbral de la puerta una figura masculina que avanzó hacia la recién llegada tras saludar con una venia a los presentes. El nerviosismo de la partenaire desapareció mágicamente, en sus ojos apareció un brillo del que estaban carentes, y su rostro serio esbozó una sonrisa de esas que lo dicen todo, tras fijarme bien, debido a la curiosidad, debo admitir que era una mujer guapa.

El hombre era un tipo con un aire distinto al habitual, vestía un chaquetón afelpado de un color azúl oscuro provisto de una botonadura dorada y refulgente, pantalón del mismo color, tenia el pelo de un color que no se puede describir, pues era adornado de canas incipientes entrelazadas con el negro original sin que pueda asegurar la proporción, y exhalaba un perfume recio y penetrante que a mi se me antojó una extraña mezcla de pino, creosota y alquitrán. Decididamente era un Marino.-

El Marino se acercó a nuestra mesa, con dificultad y balbuceando algo ininteligible, pero parecía que dijese: «de dónde sois oriundos??», expresándose en un antiguo o desconocido Idioma que, por sorpesa de los presentes, @Miss Guerlain parecía conocer a la perfección. De hecho, Miss, le respondió al caballero algo como: "Eres el Holandes Errante? Hacía rato queríamos tener noticias tuyas... Dónde has atracado tu navío?"
 
En una oportunidad estábamos un grupo de amigos conversando intensamente y de pronto se nos ocurrió la brillante idea de dedicarnos a investigar temas paranormales.

No se nos pudo ocurrir en mejor fecha ya que aquella noche era la primera vez que hablaríamos con la que acabó siendo la pieza clave de nuestro equipo.

Una mujer, acababa de entrar en el bar y justo al llegar a nuestra mesa se presentó: «Hola, me llamo Rosadelia, soy de Las Palmas, estoy buscando alojamiento para dos personas y un gato siamés, muy bonito.»

Todos los que estábamos en la mesa decidimos ayudarla menos virgovamp. «Por qué no querrá ayudarla?», nos preguntamos. Y de repente virgovamp se levantó y le pidió a Rosadelia que quería conocer al gato, pues @franfei expuso en un hilo una teoría fascinante sobre el origen del gato en este planeta y por qué eran adorados por los egipcios. Fue entonces cuando entendimos porque virgovamp no quería ayudar a Rosadelia. Según la teoría, los gatos egipcios son los únicos seres capaces de herir mortalmente los vampiros.

Así que, luego de ver el gato aparentemente tranquilo y sosegado, noté como a pesar de la iluminación existente en el local, la dilatación de sus pupilas no se correspondía con la intensidad lumínica emanada de las lámparas, o eso me pareció; y de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Aquel animal me miraba fijamente, sin un parpadeo, sin un movimiento, y hasta quise adivinar que sin respiración. Supe con certeza que en él se escondía un gran y trascendente secreto de asesinatos en cadena.

Pero de repente, Rosadelia empezó a agitar nerviosamente el transportín, dando golpecitos por los costados y con un hilo de voz se dirigía al gato: «Ibis, ¡Ibis!, ¡Ibisiitaa!». Ibis, no se movía, seguía con los ojos abiertos, parecía talmente una estatua.
LLegados a este punto, debo decirte ,querido lctor que es la amabilidad de seguir este tenebroso relato, que en contra de algunas opiniones de los presentes en aquel local, yo, que estaba a punto de terminar una frugal cena fría,mal servida y cocinada supongo que con tres dias de antelación no entendi tal cosa de ""ibis"", sobre el nombre de la tal gata, entendí.....""Isis"", ""Isiis"", y un extremecimiento recorrió mi cuerpo de nuevo, pues si raro y extraño resultaba el comportamiento de aquel gato, mas extraño aún lo era el de su dueña. Y ya os diré por qué.-

Todos seguíamos espectantes el comportamiento del animal y de Rosadelia, que curiosamente también tiene un color de ojos intrigante, violeta del estilo de Liz Taylor, transmitiendo intriga. Tanto es así, que estábamos esperando que llegase la persona para la que también había pedido alojamiento Rosadelia, que hasta el momento era desconocida para todos. Es más, llegado a este punto, existirá esa persona o será la disculpa perfecta para el plan sibilino que parece se trae entre manos la protagonista con su gato-pasmado?

Y tal como sospechábamos algunos, el gato era falso. Era una excelente y detallada reproducción en cerámica de un abisino de pelaje cobrizo y orejas puntiagudas y bien erectas. Rosadelia abrió el transportín y horrorizada se quedó, y nos quedamos, al ver a su «Ibisita» hecha a pedacitos en el suelo de aquel bar.

Pronto decayó el suspense de aquella situación, pues al instante traspasó el umbral de la puerta una figura masculina que avanzó hacia la recién llegada tras saludar con una venia a los presentes. El nerviosismo de la partenaire desapareció mágicamente, en sus ojos apareció un brillo del que estaban carentes, y su rostro serio esbozó una sonrisa de esas que lo dicen todo, tras fijarme bien, debido a la curiosidad, debo admitir que era una mujer guapa.

El hombre era un tipo con un aire distinto al habitual, vestía un chaquetón afelpado de un color azúl oscuro provisto de una botonadura dorada y refulgente, pantalón del mismo color, tenia el pelo de un color que no se puede describir, pues era adornado de canas incipientes entrelazadas con el negro original sin que pueda asegurar la proporción, y exhalaba un perfume recio y penetrante que a mi se me antojó una extraña mezcla de pino, creosota y alquitrán. Decididamente era un Marino.-

El Marino se acercó a nuestra mesa, con dificultad y balbuceando algo ininteligible, pero parecía que dijese: «de dónde sois oriundos??», expresándose en un antiguo o desconocido Idioma que, por sorpesa de los presentes, @Miss Guerlain parecía conocer a la perfección. De hecho, Miss, le respondió al caballero algo como: "Eres el Holandes Errante? Hacía rato queríamos tener noticias tuyas... Dónde has atracado tu navío?", entonces apareció una sonrisa en la cara de aquél hombre y haciendo una indicación con su mano derecha pareció decir.....Allí, y señaló el puerto...
 
@Miss Guerlain , y @virgovamp , tened piedad de mi, que no se como salir de este aprieto medianamente airoso. Os habéis confabulado acaso para infligirme una derrota que aparezca en las Enciclopedias,???.- Gracias, (a pesar de todo).-
Vamos @franfei no desmayes que bien puedes salir airoso, y lo sabes. Te has ganado en buena ley a tus admiradoras. Adelante!
 
@Miss Guerlain , y @virgovamp , tened piedad de mi, que no se como salir de este aprieto medianamente airoso. Os habéis confabulado acaso para infligirme una derrota que aparezca en las Enciclopedias,???.- Gracias, (a pesar de todo).-
@franfei sucede que al leerte nos has disparado la adicción a tus relatos. Víctimas somos de ello, por eso requerimos de ti para esta redacción. Está muy buena. Te esperamos, tu imaginación desborda el relato, por mi parte sólo hago el acompañarte. Saludos y gracias a ti.
 
En una oportunidad estábamos un grupo de amigos conversando intensamente y de pronto se nos ocurrió la brillante idea de dedicarnos a investigar temas paranormales.

No se nos pudo ocurrir en mejor fecha ya que aquella noche era la primera vez que hablaríamos con la que acabó siendo la pieza clave de nuestro equipo.

Una mujer, acababa de entrar en el bar y justo al llegar a nuestra mesa se presentó: «Hola, me llamo Rosadelia, soy de Las Palmas, estoy buscando alojamiento para dos personas y un gato siamés, muy bonito.»

Todos los que estábamos en la mesa decidimos ayudarla menos virgovamp. «Por qué no querrá ayudarla?», nos preguntamos. Y de repente virgovamp se levantó y le pidió a Rosadelia que quería conocer al gato, pues @franfei expuso en un hilo una teoría fascinante sobre el origen del gato en este planeta y por qué eran adorados por los egipcios. Fue entonces cuando entendimos porque virgovamp no quería ayudar a Rosadelia. Según la teoría, los gatos egipcios son los únicos seres capaces de herir mortalmente los vampiros.

Así que, luego de ver el gato aparentemente tranquilo y sosegado, noté como a pesar de la iluminación existente en el local, la dilatación de sus pupilas no se correspondía con la intensidad lumínica emanada de las lámparas, o eso me pareció; y de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Aquel animal me miraba fijamente, sin un parpadeo, sin un movimiento, y hasta quise adivinar que sin respiración. Supe con certeza que en él se escondía un gran y trascendente secreto de asesinatos en cadena.

Pero de repente, Rosadelia empezó a agitar nerviosamente el transportín, dando golpecitos por los costados y con un hilo de voz se dirigía al gato: «Ibis, ¡Ibis!, ¡Ibisiitaa!». Ibis, no se movía, seguía con los ojos abiertos, parecía talmente una estatua.
LLegados a este punto, debo decirte ,querido lctor que es la amabilidad de seguir este tenebroso relato, que en contra de algunas opiniones de los presentes en aquel local, yo, que estaba a punto de terminar una frugal cena fría,mal servida y cocinada supongo que con tres dias de antelación no entendi tal cosa de ""ibis"", sobre el nombre de la tal gata, entendí.....""Isis"", ""Isiis"", y un extremecimiento recorrió mi cuerpo de nuevo, pues si raro y extraño resultaba el comportamiento de aquel gato, mas extraño aún lo era el de su dueña. Y ya os diré por qué.-

Todos seguíamos espectantes el comportamiento del animal y de Rosadelia, que curiosamente también tiene un color de ojos intrigante, violeta del estilo de Liz Taylor, transmitiendo intriga. Tanto es así, que estábamos esperando que llegase la persona para la que también había pedido alojamiento Rosadelia, que hasta el momento era desconocida para todos. Es más, llegado a este punto, existirá esa persona o será la disculpa perfecta para el plan sibilino que parece se trae entre manos la protagonista con su gato-pasmado?

Y tal como sospechábamos algunos, el gato era falso. Era una excelente y detallada reproducción en cerámica de un abisino de pelaje cobrizo y orejas puntiagudas y bien erectas. Rosadelia abrió el transportín y horrorizada se quedó, y nos quedamos, al ver a su «Ibisita» hecha a pedacitos en el suelo de aquel bar.

Pronto decayó el suspense de aquella situación, pues al instante traspasó el umbral de la puerta una figura masculina que avanzó hacia la recién llegada tras saludar con una venia a los presentes. El nerviosismo de la partenaire desapareció mágicamente, en sus ojos apareció un brillo del que estaban carentes, y su rostro serio esbozó una sonrisa de esas que lo dicen todo, tras fijarme bien, debido a la curiosidad, debo admitir que era una mujer guapa.

El hombre era un tipo con un aire distinto al habitual, vestía un chaquetón afelpado de un color azúl oscuro provisto de una botonadura dorada y refulgente, pantalón del mismo color, tenia el pelo de un color que no se puede describir, pues era adornado de canas incipientes entrelazadas con el negro original sin que pueda asegurar la proporción, y exhalaba un perfume recio y penetrante que a mi se me antojó una extraña mezcla de pino, creosota y alquitrán. Decididamente era un Marino.-

El Marino se acercó a nuestra mesa, con dificultad y balbuceando algo ininteligible, pero parecía que dijese: «de dónde sois oriundos??», expresándose en un antiguo o desconocido Idioma que, por sorpesa de los presentes, @Miss Guerlain parecía conocer a la perfección. De hecho, Miss, le respondió al caballero algo como: "Eres el Holandes Errante? Hacía rato queríamos tener noticias tuyas... Dónde has atracado tu navío?", entonces aquel hombre esbozó una sonrisa y alargando su mano derecha en un ademán firme, señaló el Puerto con su dedo índice diciendo...Allí, o al menos eso quise yo entender.
 
En una oportunidad estábamos un grupo de amigos conversando intensamente y de pronto se nos ocurrió la brillante idea de dedicarnos a investigar temas paranormales.

No se nos pudo ocurrir en mejor fecha ya que aquella noche era la primera vez que hablaríamos con la que acabó siendo la pieza clave de nuestro equipo.

Una mujer, acababa de entrar en el bar y justo al llegar a nuestra mesa se presentó: «Hola, me llamo Rosadelia, soy de Las Palmas, estoy buscando alojamiento para dos personas y un gato siamés, muy bonito.»

Todos los que estábamos en la mesa decidimos ayudarla menos virgovamp. «Por qué no querrá ayudarla?», nos preguntamos. Y de repente virgovamp se levantó y le pidió a Rosadelia que quería conocer al gato, pues @franfei expuso en un hilo una teoría fascinante sobre el origen del gato en este planeta y por qué eran adorados por los egipcios. Fue entonces cuando entendimos porque virgovamp no quería ayudar a Rosadelia. Según la teoría, los gatos egipcios son los únicos seres capaces de herir mortalmente los vampiros.

Así que, luego de ver el gato aparentemente tranquilo y sosegado, noté como a pesar de la iluminación existente en el local, la dilatación de sus pupilas no se correspondía con la intensidad lumínica emanada de las lámparas, o eso me pareció; y de repente, una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Aquel animal me miraba fijamente, sin un parpadeo, sin un movimiento, y hasta quise adivinar que sin respiración. Supe con certeza que en él se escondía un gran y trascendente secreto de asesinatos en cadena.

Pero de repente, Rosadelia empezó a agitar nerviosamente el transportín, dando golpecitos por los costados y con un hilo de voz se dirigía al gato: «Ibis, ¡Ibis!, ¡Ibisiitaa!». Ibis, no se movía, seguía con los ojos abiertos, parecía talmente una estatua.
LLegados a este punto, debo decirte ,querido lctor que es la amabilidad de seguir este tenebroso relato, que en contra de algunas opiniones de los presentes en aquel local, yo, que estaba a punto de terminar una frugal cena fría,mal servida y cocinada supongo que con tres dias de antelación no entendi tal cosa de ""ibis"", sobre el nombre de la tal gata, entendí.....""Isis"", ""Isiis"", y un extremecimiento recorrió mi cuerpo de nuevo, pues si raro y extraño resultaba el comportamiento de aquel gato, mas extraño aún lo era el de su dueña. Y ya os diré por qué.-

Todos seguíamos espectantes el comportamiento del animal y de Rosadelia, que curiosamente también tiene un color de ojos intrigante, violeta del estilo de Liz Taylor, transmitiendo intriga. Tanto es así, que estábamos esperando que llegase la persona para la que también había pedido alojamiento Rosadelia, que hasta el momento era desconocida para todos. Es más, llegado a este punto, existirá esa persona o será la disculpa perfecta para el plan sibilino que parece se trae entre manos la protagonista con su gato-pasmado?

Y tal como sospechábamos algunos, el gato era falso. Era una excelente y detallada reproducción en cerámica de un abisino de pelaje cobrizo y orejas puntiagudas y bien erectas. Rosadelia abrió el transportín y horrorizada se quedó, y nos quedamos, al ver a su «Ibisita» hecha a pedacitos en el suelo de aquel bar.

Pronto decayó el suspense de aquella situación, pues al instante traspasó el umbral de la puerta una figura masculina que avanzó hacia la recién llegada tras saludar con una venia a los presentes. El nerviosismo de la partenaire desapareció mágicamente, en sus ojos apareció un brillo del que estaban carentes, y su rostro serio esbozó una sonrisa de esas que lo dicen todo, tras fijarme bien, debido a la curiosidad, debo admitir que era una mujer guapa.

El hombre era un tipo con un aire distinto al habitual, vestía un chaquetón afelpado de un color azúl oscuro provisto de una botonadura dorada y refulgente, pantalón del mismo color, tenia el pelo de un color que no se puede describir, pues era adornado de canas incipientes entrelazadas con el negro original sin que pueda asegurar la proporción, y exhalaba un perfume recio y penetrante que a mi se me antojó una extraña mezcla de pino, creosota y alquitrán. Decididamente era un Marino.-

El Marino se acercó a nuestra mesa, con dificultad y balbuceando algo ininteligible, pero parecía que dijese: «de dónde sois oriundos??», expresándose en un antiguo o desconocido Idioma que, por sorpesa de los presentes, @Miss Guerlain parecía conocer a la perfección. De hecho, Miss, le respondió al caballero algo como: "Eres el Holandes Errante? Hacía rato queríamos tener noticias tuyas... Dónde has atracado tu navío?", entonces aquel hombre esbozó una sonrisa y alargando su mano derecha en un ademán firme, señaló el Puerto con su dedo índice diciendo...Allí, o al menos eso quise yo entender.
Pero para nuestra sorpresa sólo se divisaba una densa niebla que impedía ver más alla... No dábamos crédito a nuestros ojos pues la noche era diáfana y despejada y sin embargo la presencia de esa niebla...
 

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