George Clooney y Amal Alamuddin Clooney.

Divorcio de 200-Millones de Dólares?
George Clooney responde a los rumores sobre su separación de Amal

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© Getty Images

Los medios estaudinenses especulan sobre el posible divorcio de los Amal. a los pocos meses de celebrada la boda.
Se dice que Amal es dominante y arrogante, parece que no quiere tener hijos, por lo menos en un futuro cercano. Motivo por el cual las peleas son continuas; amal no quiere acompañar a George a la ceremonia de los Oscares. Además, parece que es celosa cuando las mujeres rodean a George.

El representante de George, Stan Rosenfield ha dicho frente a "RumourFix" sobre el presunto divorcio de 200 Millones de Dólares:

"Ese cuento es inventado, sólo para vender más revistas"
 
George Clooney, se les cayó el mito

Tras su matrimonio con Amal Alamuddin, en la vida del actor hay demasiado neón, demasiado estilista, demasiado retoque. Tanto como para que los rumores que siempre acompañaron a su perfil de seductor se hayan vuelto a disparar
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Eso parece. Hay una parte no desdeñable de ese sector de población dedicado a la creación de mitos que ha visto cómo el hombre de la ceja alzada y la sonrisa irónica se ha desplomado desde el altarcito en el que lo tenían colocado. No es mi caso. Tengo un recelo injustificado a las personas que le caen bien a todo el mundo y en particular a ese tipo de hombres campechanos a los que siempre van dirigidas las bromas mejor intencionadas de las galas de los Oscar o los Globo de Oro. Maldades sin sangre sobre su atractivo y soltería. Y es que mientras otros actores han de aguantar la mala baba de los guionistas de estas ceremonias a Clooney siempre se le ha reservado la pincelada irónica sobre su resistencia a casarse o sobre la cantidad de mujeres que deseaban retirarle de una soledad a la que se aferraba como un truhán, hey, y como un señor.

¿Se ha roto el encanto por el cual George era el galán mejor tratado de Hollywood? Puede, y en parte es él el responsable de que se pueda haber abierto la veda de las críticas mordaces. En el último año optó por una de los mayores tentaciones que la fama reserva: la exhibición. Es, sin duda, la tentación más peligrosa. Cuando se cede ante ella no hay vuelta atrás. La exhibición de la riqueza, del amor, de la felicidad, de la supuesta elegancia, de la perfección, del posado impecable. Todos estos elementos que pudieran ser beneficiosos por separado forman un conglomerado explosivo cuando se unen que se resumiría en una sola palabra: horterada.

Hortera fue su boda con la abogada anglolibanesa especialista en derechos humanos Amal Alamuddin. Hortera fue que la ciudad de Venecia (“la ciudad de los canales”, por continuar con el universo kitsch) se tomara en asalto por un bodorrio durante cuatro días, que se cortaran algunas calles a los peatones, que se añadieran antigüedades a las que ya había en el hotel en el que se alojaban, que se hicieran públicas las despedidas de soltera y soltero de los novios con sus correspondientes menús, que invitados como Anna Wintour, el omnipresente Bono, Cindy Crawford o Lana del Rey saludaran desde sus correspondientes barcazas, que los novios llegaran al hotel en una lancha llamada Amore, que posaran con el mismo lenguaje corporal de Ken y Barbie, que todo respirara dinero, dinero y un lujo nada discreto, nada sofisticado, dinero a lo bruto que paradójicamente exhalaba un romanticismo baratuno.

¿Es esto lo que se esperaba de una abogada concienciada y de un actor que fue destacado por la revista Time como uno de los hombres más influyentes del Planeta? Clooney siempre pretendió ser algo más que un actor a las órdenes de buenos directores. Quiso producir y lo hizo apoyando historias y a directores interesantes. Su sonrisa de hombre experimentado a lo Cary Grant y su facha imponente a lo Burt Lancaster le retrataban como al prototipo de guapo inteligente, que lleva su belleza con buen humor y con una distancia irónica. El guapo partidario de las mujeres, que es una clase de guapo muy específica. El tipo que no provoca rencor. ¿Qué le ha pasado a nuestro héroe para que de pronto se haya destapado con una boda de millonario (más ostentóreo que ostentoso) y una declaración de amor en los Globos de Oro a la que sólo le faltaban cien violines de fondo?

No respiro por la herida. No soy el tipo de admiradora que no le perdona al ídolo juerguista que haya sentado por fin la cabeza, porque, reitero, Clooney nunca fue mi tipo, aunque como a todas (y todos) me caía simpaticote, pero entiendo a aquellas de sus seguidoras que observan con estupefacción esta entrada tan aparatosa en la madurez de la estrella. Demasiado neón, demasiado estilista, demasiado modista, demasiado retoque. Demasiado impoluto todo. Tanto como para que los rumores que siempre acompañaron a su perfil seductor se hayan vuelto a disparar. Y es que no se puede agarrar a la chica con la impecabilidad y rigidez de un Ken y que nadie piense que se está fingiendo una pasión que no se siente. Cuando los veías en las imágenes del enlace inevitablemente escribías un imaginario pie de foto: “La boda de su mejor amiga”.


Elvira Lindo Madrid 24 ENE 2015 - 00:03 CET
 
George Clooney, se les cayó el mito

Tras su matrimonio con Amal Alamuddin, en la vida del actor hay demasiado neón, demasiado estilista, demasiado retoque. Tanto como para que los rumores que siempre acompañaron a su perfil de seductor se hayan vuelto a disparar
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Eso parece. Hay una parte no desdeñable de ese sector de población dedicado a la creación de mitos que ha visto cómo el hombre de la ceja alzada y la sonrisa irónica se ha desplomado desde el altarcito en el que lo tenían colocado. No es mi caso. Tengo un recelo injustificado a las personas que le caen bien a todo el mundo y en particular a ese tipo de hombres campechanos a los que siempre van dirigidas las bromas mejor intencionadas de las galas de los Oscar o los Globo de Oro. Maldades sin sangre sobre su atractivo y soltería. Y es que mientras otros actores han de aguantar la mala baba de los guionistas de estas ceremonias a Clooney siempre se le ha reservado la pincelada irónica sobre su resistencia a casarse o sobre la cantidad de mujeres que deseaban retirarle de una soledad a la que se aferraba como un truhán, hey, y como un señor.

¿Se ha roto el encanto por el cual George era el galán mejor tratado de Hollywood? Puede, y en parte es él el responsable de que se pueda haber abierto la veda de las críticas mordaces. En el último año optó por una de los mayores tentaciones que la fama reserva: la exhibición. Es, sin duda, la tentación más peligrosa. Cuando se cede ante ella no hay vuelta atrás. La exhibición de la riqueza, del amor, de la felicidad, de la supuesta elegancia, de la perfección, del posado impecable. Todos estos elementos que pudieran ser beneficiosos por separado forman un conglomerado explosivo cuando se unen que se resumiría en una sola palabra: horterada.

Hortera fue su boda con la abogada anglolibanesa especialista en derechos humanos Amal Alamuddin. Hortera fue que la ciudad de Venecia (“la ciudad de los canales”, por continuar con el universo kitsch) se tomara en asalto por un bodorrio durante cuatro días, que se cortaran algunas calles a los peatones, que se añadieran antigüedades a las que ya había en el hotel en el que se alojaban, que se hicieran públicas las despedidas de soltera y soltero de los novios con sus correspondientes menús, que invitados como Anna Wintour, el omnipresente Bono, Cindy Crawford o Lana del Rey saludaran desde sus correspondientes barcazas, que los novios llegaran al hotel en una lancha llamada Amore, que posaran con el mismo lenguaje corporal de Ken y Barbie, que todo respirara dinero, dinero y un lujo nada discreto, nada sofisticado, dinero a lo bruto que paradójicamente exhalaba un romanticismo baratuno.

¿Es esto lo que se esperaba de una abogada concienciada y de un actor que fue destacado por la revista Time como uno de los hombres más influyentes del Planeta? Clooney siempre pretendió ser algo más que un actor a las órdenes de buenos directores. Quiso producir y lo hizo apoyando historias y a directores interesantes. Su sonrisa de hombre experimentado a lo Cary Grant y su facha imponente a lo Burt Lancaster le retrataban como al prototipo de guapo inteligente, que lleva su belleza con buen humor y con una distancia irónica. El guapo partidario de las mujeres, que es una clase de guapo muy específica. El tipo que no provoca rencor. ¿Qué le ha pasado a nuestro héroe para que de pronto se haya destapado con una boda de millonario (más ostentóreo que ostentoso) y una declaración de amor en los Globos de Oro a la que sólo le faltaban cien violines de fondo?

No respiro por la herida. No soy el tipo de admiradora que no le perdona al ídolo juerguista que haya sentado por fin la cabeza, porque, reitero, Clooney nunca fue mi tipo, aunque como a todas (y todos) me caía simpaticote, pero entiendo a aquellas de sus seguidoras que observan con estupefacción esta entrada tan aparatosa en la madurez de la estrella. Demasiado neón, demasiado estilista, demasiado modista, demasiado retoque. Demasiado impoluto todo. Tanto como para que los rumores que siempre acompañaron a su perfil seductor se hayan vuelto a disparar. Y es que no se puede agarrar a la chica con la impecabilidad y rigidez de un Ken y que nadie piense que se está fingiendo una pasión que no se siente. Cuando los veías en las imágenes del enlace inevitablemente escribías un imaginario pie de foto: “La boda de su mejor amiga”.

Elvira Lindo Madrid 24 ENE 2015 - 00:03 CET

Elvira Lindo ha dado justo en el clavo :cool:
 
De verdad a que la travelo que hace de esposa es fea fea! No conozco a ninguna mujer de perfil progresista, profesional e independiente con un look más casposo y demode que el de la tal Amal! Es la cosa menos natural en la faz de la tierra! Claro que bien pudieran haberle pillado una mujer tipo Cate Blanche! Con clase! Tampoco se muy bie porque Randy el sr de Crawford anda todo el día mariposeando con Georgi!
 
Fisicamente, a mi Aladina no me entusiasma. Es toda cabeza y pelucón. Escurrida de caderas y muy desproporcionada. Intelectualmente, imagino que será una mujer interesante. En todo caso,a. George parece que le va este estilo de mujer con un tanto de pinta travelo. La Elisabetta era tal cual un tío de cara. De tipo estaba mejor que esta.
Por cierto, cien por cien de acuerdo con Elvira Lindo en su artículo. El espectáculo de la boda fue digno de concursante gRan Hermano VIP, una horterada galáctica. No me explico como un actor consagrado y una tía que se supone que es una profesional de éxito se embarcaron en semejante opereta. Ella estaba disfrazada, con unos modelos que parecían de atrezzo, era como el carnaval de Venecia fuera de época. Un horror. Clooney perdido muchos puntos con esa mascarada. Y ella también.
 
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