Gaza e Israel entran en guerra tras un ataque sin precedentes desde la Franja


Y para los que no les vale Público 👇
Madre de Dios, Sudáfrica. País conocido desde su fundación hasta hoy por su escrupuloso respeto a los DDHH. Ejemplo a seguir, desde luego.
 
Cada día peor, se nota que la impunidad les hace crecerse cometiendo más crímenes.
El Cuarto Jinete del Apocalipsis, la Guerra, es el peor, porque siempre trae consigo los otros tres: Pestilencia, Hambre, Muerte. Pero San Juan se olvidó de uno: el Mal que, en mayor o menor medida, todo ser humano lleva dentro de sí.
La guerra es el detonador más poderoso para hacer estallar la maldad humana, en condiciones normales, con fuerzas iguales, cuando dos ejércitos se enfrentan. Imagínense cuando hay un ejército, que NUNCA ha tenido nada de "moral", formado por personas a las que se les ha enseñado desde pequeños a despreciar a todos los demás, sin excepción, por ser inferiores, y por otro lado personas desarmadas.

No desprecian a los palestinos como tales, los desprecian porque son "goym", "bestias de dos patas", como los italianos, como los españoles, como todos los que no forman parte del "pueblo elegido".
Podría pasar con cualquier pueblo, los palestinos simplemente tuvieron la desgracia de encontrarse en medio de una aberración ideológico-religiosa-mesiánica (que algunos llaman "sionismo").
 
Shireen Abu Akleh, nació en Jerusalén en el año 1971, era Palestina, profesaba la religión cristiana, hablaba árabe y antes de ser asesinada por el ejército israelí trabajaba como periodista para Al Jazeera.

El ser cristiana no le supuso ser discriminada por los musulmanes palestinos, pero sí expresaba su temor por haberse convertido en un objetivo del ejército israelí y de los colonos. Por desgracia, no se equivocó, ya que el 11 de mayo de 2022 el ejército israelí le disparó en la cabeza. Shireen llevaba un casco, pero el francotirador sabía lo que hacía y le disparó a un área desprotegida de la cabeza.
La “investigación”del ejército de Israel concluyó que probablemente uno de sus soldados le disparó “por error".

Su funeral y posterior entierro fue multitudinario, pero estuvo marcado por el asalto de las fuerzas israelíes, que entraron a la que era la casa de Shireen para confiscar banderas palestinas y evitar que los asistentes cantasen canciones nacionalistas.
El cuerpo de Abu Akleh fue trasladado desde Yenin hasta Jerusalem pasando por Nablus y Ramala, pues en un momento del recorrido la policía israelí atacó con porras y granadas aturdidoras a quienes portaban el ataúd, que estuvo a punto de caer al suelo.



 

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