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Herbert Prohaska
Si, este hombre con este aspecto de cantante de funky de los años 70, fue un grandísimo futbolista austriaco. Le llamaban "Schneckerl", que en el dialecto vienés del alemán, significa "pelo rizado". Y es que no pasaba desapercibida su imagen, con el pelo casi a lo afro y un estilo de bigote, muy típicos de la década de los 70. Jugaba de centrocampista, actuando como mediocentro organizador. Llevaba el timón de su equipo desde la medular, controlando el tempo del partido, moviendo a su antojo el balón, en corto y en largo, dando unas asistencias milimetradas. Tenía un don para ver espacios donde nadie los veía y dar el pase con una facilidad asombrosa. Ponía la pausa al juego cuando su equipo lo necesitaba y le daba velocidad cuando lo requería. Era el auténtico cerebro de todas las plantillas en las que jugó. Pero no sólo era visión de juego, sino que tenía una clase exquisita con el balón en los pies, haciendo imposible el que le quitaran la pelota. Podía quebrar al contrario, simplemente con el movimiento de su cuerpo. También era el encargado de los tiros libres, los saques de esquina y los penaltis. Lo único que no tenía era velocidad, siendo demasiado lento, pero con sus cualidades no le hacía ninguna falta, ya que era un fuera de serie.
Empezó su carrera en su país, en el Austria de Viena en 1972. En uno de los mejores equipos de la capital de la música clásica, jugaría ocho temporadas, en las que se convertiría en una de las grandes estrellas del país. Allí se alzaría con la Bundesliga Austriaca de 1976, 1978, 1979 y 1980 y la Copa de Austria de 1974, 1977 y 1980.
Tras el gran nivel mostrado por "Schneckerl", la Serie A italiana se fijaría en él, fichando por el Inter de Milán en 1980. En el conjunto neroazurro jugaría dos temporadas, en las que sería un fijo en la medular. Con los interistas ganaría la Coppa en 1982, en una squadra que contaba con jugadores de la talla de Bordon, Giuseppe Baresi (el hermano), Bergomi, Serena, Altobelli y el propio Prohaska, entre otros.
Su estancia en Milán no acabó bien y decidió marcharse a la Roma en 1982. Con la "Loba" jugaría una maravillosa temporada como titular indiscutible, en la que se adjudicaría con, ni mas ni menos, el Scudetto de 1983. Era un gran equipo entrenado por Nils Liedholm y con jugadores de la talla de Ancelotti, Bruno Conti, Falcao, Giannini y el propio Prohaska.
Cuando mejor estaba, decide volver a su país y mas concretamente al Austria de Viena en 1983, para sorpresa de todos, ya que estaba en su mejor momento y le quedaban muchísimos años en la élite. Allí jugaría seis temporadas, en las que se alzaría con la Bundesliga Austriaca de 1984, 1985 y 1986 y la Copa de Austria de 1986. Se retiraría del fútbol en 1989, a la edad de 33 años.
Con la selección austriaca jugaría el Mundial de 1978, en el que harían un excelente torneo, con un gran fútbol, siendo primeros de su grupo en la primera fase, en un grupo en el que estaban Brasil y España, al que eliminaron. Luego caerían en la segunda fase, quedando últimos de su grupo, tras estar encuadrados con Países Bajos, Italia y República Federal Alemana. También participaría en el Mundial de 1982, en el que se eliminarían en segunda fase, tras estar en el mismo grupo que Francia. No participaría en ningún torneo mas, porque Austria no se volvería a clasificar. Prohaska fue la gran estrella austriaca junto a Krankl.
Prohaska fue una delicia de futbolista, conocido por su exquisita técnica y clase, y su enorme visión de juego. Pero mucha gente lo recordará por sus pelos y su bigote.