El botijo con su cara de alelado habitual.
La maricacas, una arpía. Entre las cirugías, la inseguridad congénita y la mala leche también congénita parece una víbora con peluca. Increíble el mal rollo que da.
Leonor, alelada igual que su padre.
Sofía, una persona de carne y hueso.
A la heredera la han vestido de rojo para insuflarle un poco de vida, porque la niña parece más muerta que viva. Claro que siempre habrá quien se crea la gilipollez de que los seres rubios y con ojos azules son superiores al resto. Pero la cara de alelamiento no se la quitan ni con vestido rojo, ni con photochop ni con nada.
Tranquilamente espero el momento en que esta niña hable en público por primera vez. Será un acontecimiento notable, sin duda.
La maricacas, una arpía. Entre las cirugías, la inseguridad congénita y la mala leche también congénita parece una víbora con peluca. Increíble el mal rollo que da.
Leonor, alelada igual que su padre.
Sofía, una persona de carne y hueso.
A la heredera la han vestido de rojo para insuflarle un poco de vida, porque la niña parece más muerta que viva. Claro que siempre habrá quien se crea la gilipollez de que los seres rubios y con ojos azules son superiores al resto. Pero la cara de alelamiento no se la quitan ni con vestido rojo, ni con photochop ni con nada.
Tranquilamente espero el momento en que esta niña hable en público por primera vez. Será un acontecimiento notable, sin duda.