ETA

Hastings , si me permites pongo esta noticia aquí.


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El rincón olvidado de la memoria

La obra 'Memorias del Terrorismo en España' reúne los relatos en primera persona de 65 víctimas de distintas formas de terrorismo ocurridas en nuestro país.



Sucede a menudo. El dolor los desplaza al rincón más oscuro de la memoria hasta olvidarlos. En realidad, no han desaparecido, siguen ahí, acurrucados y perdidos en el laberinto de los recuerdos negros. Sólo afloran cuando el paso del tiempo lo permite, cuando el alma ha sanado y la pena se ha convertido en una compañera de viaje llevadera. Para unos, en ese lugar viven enterradas sus miradas, sus palabras de cariño; otros sepultaron allí los proyectos que quedaron por hacer y que unos tiros, una bomba, les arrebató y hay quien prefirió esconder partes completas de su vida.

Es lo que queda tras el día en el que el terrorismo te rompe, te destroza. Todos lo hacen de modo similar. Los que sufrieron el de extrema derecha, el de extrema izquierda, el yihadista o el de aspiraciones nacionalistas. Son los trasteros de la tristeza. En España unas siglas lo han provocado en muchas más ocasiones que otras, pero todas, de igual modo han condenado al dolor y, en ocasiones al olvido, a la estigmatización social, a cientos de víctimas por las consecuencias de sus luchas inútiles.
Raúl López Romo ha escuchado demasiadas veces ese relato del día después, del día más triste en la vida de un hijo, de un padre, de una esposa… La historia de las víctimas de ETA se asemeja en muchos aspectos a la de las víctimas GAL, del Grapo o de la extrema derecha. El dolor no tiene ideología. Son historias de vida que deben ser contadas y rescatadas del olvido, suele recordar. Este investigador del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo ha logrado reunir decenas de testimonios de quienes sufrieron en primera persona el terrorismo. Propuso a decenas de ellas viajar a los recovecos más tristes de su memoria para que sus relatos no cayeran en el olvido y se las tragara la desmemoria de la sociedad.

La “atmósfera espiritual”

En Memorias del Terrorismo en España (Editorial Catarata) este doctor en Historia contemporánea por la UPV reúne 65 testimonios escritos en primera persona por las víctimas. Muchas de ellas jamás habían puesto por escrito lo vivido. Otros lo hicieron en privado, sin hacerlo público jamás. En el prólogo del libro, escrito por Florencio Domínguez, uno de los mayores expertos en terrorismo de nuestro país, define el objeto de la obra como un intento por trasladar a futuras generaciones lo que sucedió a través de las piezas más sencillas de puzzle del terrorismo: las víctimas.

Las historias y vivencias personales presentadas como el mejor camino para captar la “atmosfera espiritual” de los años más difíciles en España. Una colección de relatos personales que merecen la atención que durante décadas no tuvieron. Domínguez afirma que ahora es tiempo de observar con detenimiento las “historias que durante demasiado tiempo hemos mirado de lejos”.

Fueron años del “algo habrá hecho” o de tener que esconderse, vivir como “proscritos” en su propia ciudad en una suerte de “apartheid social” construido a base de saludos retirados, miradas incómodas o justificaciones imposibles. Algunos de ellos relatan la segunda o tercera victimización que quienes padecieron el terrorismo sufrieron por culpa de una sociedad anestesiada y temerosa y unas instituciones olvidadizas y desbordadas.

Olvido y tergiversación

“Creo que todos deberíamos hacer una reflexión para tratar de no ser sectarios y pensar que todas las víctimas del terrorismo son de los nuestros”, señala López Romo: “Aún quedan bastantes rescoldos. Cada uno se siente más cómodo con las víctimas con las que nos sentimos más cercanos ideológicamente, cuando en realidad todas son víctimas de intentos por conculcar la libertad”.

Asegura que el libro Memorias del Terrorismo en España es, de alguna manera, un intento por contribuir a ahuyentar el temor hoy más presente en muchas víctimas; el olvido y la tergiversación. “Muchas de ellas consideran que estamos en el tiempo del relato, de contar lo que ha sucedido. Sienten que si no lo hacen ellas otros lo harán en su lugar y quizá para tergiversar la realidad o para contarlo desde el punto de vista de los perpetradores para justificarlos”.

El autor subraya la enorme generosidad que muchas víctimas han demostrado participando en esta obra. Plasmar por escrito algunos de los recuerdos más dolorosos es un ejercicio complicado, “han vivido hechos muy trágicos y de algún modo supone revivirlos”

Marisol Chávarri. Hija del sargento de la policía local de Beasain, Miguel Chávarri. Asesinado en 1979. Caso sin resolver.

Desde entonces detesta los helicópteros. Cuando ve uno le viene el recuerdo del peor día de su vida, el 9 de marzo de 1979. Aquella mañana, la que tras discutir se había marchado de casa sin dar el habitual beso de despedida a su padre, le sacaron de clase. Fuera le esperaban el director y un compañero de su padre en la comisaría de Beasáin (Guipúzcoa). ETA acababa de matar al sargento de la policía local, Miguel Chávarri. Marisol tampoco se quita de la memoria las frases de su madre cuando la vio poco después, “¡qué nos han hecho, qué nos han hecho!”.

El asesinato fue doloroso, el duelo también. La mirada hacia el pasado muestra una etapa de su vida en la que sintió “frío y soledad hasta en lo más profundo”. La rabia aún aflora al recordar cómo en el certificado de defunción de su padre el motivo que se reflejó fue “shock traumático”. Ni rastro de referencias a los nueve tiros que le dispararon los terroristas. A su muerte le siguieron años de orfandad pero sobre todo de indiferencia social y de persecución de una sombra de culpabilidad con el “algo habrá hecho” tan extendido en la convulsa Euskadi de la Transición. Todo aquello terminó. La herida ha cicatrizado y lo ha hecho sin odio, “no conduce a nada, te amarga el carácter y la vida”.

José María Silveti. Ex concejal y juntero de UCD en Guipúzcoa.

Lo que le daba la vida era el mar, la pesca. Lo que cerca estuvo de quitársela fue la política. Ser arrantzale, (pescador) y político en la Getaria de finales de los 70 no era una combinación frecuente. Declararse abiertamente vasco y español en la tierra de Juan Sebastián Elcano, aún menos. A José María Silveti ETA le intentó matar hasta en dos ocasiones. No lo logró pese a que la banda y su entorno no cejaron en su empeño. Un acoso que llegó a extremos insospechados. Como el día en el que tras la muerte de su madre unos desconocidos acudieron al cementerio de pueblo y quemaron las coronas que con los colores de la bandera española le habían depositado en el funeral.

Ser presidente de la cofradía de pescadores de uno de los puertos más emblemáticos de la costa guipuzcoana le dotó de cierta relevancia. Los radicales lo aprovecharon para disfrazar su coacción en forma de conflicto laboral, “arregla lo de la pesca, me decían”. Desde el entorno de HB los insultos de “chivato” y “fascista” comenzaron a ser habituales para José María.

El acoso les llevó incluso a quemar las coronas de flores tras la muerte de su madre. Llevaban flores rojas y amarillas.

Todo se complicó cuando decidió dar el paso y meterse en política. Lo hizo en UCD acompañando a Jaime Mayor Oreja en la primera plancha por Guipúzcoa de las autonómicas de 1979. Un día, cinco encapuchados le fueron a buscar a la cofradía de pescadores. No estaba. Hubo quien lo lamentó y quien estuvo cerca de justificarlo. Incluso su hermano, como él mismo relata en Memorias del Terrorismo en España, llegó a asegurar que “algo habría hecho cuando le van a buscar”. En otra ocasión otro compañero de trabajo lamentó que los terroristas no hubieran terminado su faena.

La presión y amenaza constante en la que vivía le provocó un infarto, le disparó la manía persecutoria y terminó por forzar su exilio en Madrid, lejos del mar.

José Antonio Pérez. Doctor en Historia e Investigador.

Hasta entonces jamás la había visto llorar. Los ojos azules de Begoña, su melena rubia y su belleza era lo único que le habían llamado la atención de ella. Hasta que la vio sollozar en una esquina del pasillo del instituto. “¿Qué te ocurre?”, preguntó. “A mi padre lo van a matar, a mi padre lo van a matar…”, acertó a responder. Su padre era ingeniero en la central de Lemóniz, el mismo empleo y el mismo destino que José María Ryan, al que ETA acababa de secuestrar y asesinar horas antes para forzar el cierre de la planta.

En aquel instituto, en Erandio (Vizcaya), nadie se manifestó por ello. La politización cotidiana del centro se alimentaba con las historias de manifestaciones, pelotas de goma y carreras incendiarias relatadas como hazañas por muchos de sus alumnos tras el fin de semana. “Las aulas eran un reflejo de una sociedad que se ha movido entre el matonismo, el miedo y la indiferencia”, recuerda José Antonio, doctor en Historia por la UPV.

El profesor de Ciencias dividió la clase en tres grupos, ‘el comando Bizkaia’, el ‘comando Gipuzkoa’ y el ‘comando Madrid’

La “banalización del mal” en las aulas llegaba a límites insospechados. El profesor de Ciencias no dudó en dividir la clase en tres grupos para realizar un trabajo, “vosotros seréis el comando Bizkaia, vosotros el comando Gipuzkoa y los del fondo el comando Madrid”: “Aquello era un verdadero honor, palabras mayores”. Indignarse valía para poco. El silencio se imponía y el miedo lo blindaba. Quejarse al director del centro, aún menos: “Era una cara conocida del movimiento antinuclear y un miembro destacado de Herri Batasuna”.

La “atmósfera espiritual” en la que como él vivían y se formaban decenas de miles de estudiantes vascos era similar en muchos institutos. Silencio e intrascendencia si quien moría a tiros de ETA era un guardia civil, un policía o “un puto español”, un “txakurra” y agitación y movilización si la vida perdida en un enfrentamiento policial era la de “un gudari, esas sí eran vidas sagradas y eternas” que merecían paralizar el colegio.

Marta Buesa. Hija de Fernando Buesa. Asesinado el 22 de febrero de 2000 por ETA.

Es consciente de que su memoria es selectiva, caprichosa quizá. No recuerda todo, no al menos con la misma intensidad. “Quizá sea por supervivencia, para no dejarme llevar por la rabia y la amargura de tanta barbaridad”. Marta Buesa recuerda que en su infancia ETA era un fenómeno que en realidad “existía sólo en la televisión”, no estaba presente en su vida ordinaria. Con 10 años la memoria guardó un recuerdo que le cambió para siempre; la imagen de otra niña, Irene Villa, junto a su madre, con sus cuerpos destrozados tras un atentado.

Ser hija de un significado miembro del PSE en Euskadi comenzó a descubrirle que la amenaza era real. Los escoltas se habían convertido en una rutina que limitaba la libertad de la familia. Sólo en verano llegaba la libertad plena, cuando el coche de los guardaespaldas daba la vuelta cuando la familia Buesa había traspasado la frontera de Euskadi camino del descanso en algún lugar lejano, “les veía marcha y allí con ellos se quedaban las sombras”.

La memoria también reserva un lugar relevante al día de la Navidad de 1995 en el que mirándole a los ojos preguntó a su padre si era cierto lo que había leído en la prensa, que el recién desarticulado comando Araba de ETA quería matarle. Lo era. O para el día en el que junto a apenas medio centenar de personas se manifestó en Lekeitio (Vizcaya) para pedir la libertad de Miguel Ángel Blanco ante miradas que hablaban por si solas como si escupieran un “¡cómo os atrevéis a hacer esto!”.

Lloré cuando ETA lo dejó. Quería haberle cogido de la mano para que regresara y decirle ‘ya no te va a pasar nada, aquí estás a salvo’

Sin duda, el recuerdo más oscuro le sitúa en su despacho el 22 de febrero de 2000. Serían las 16:30 y el estallido se escuchó relativamente cerca, en la zona de la Universidad, cerca de casa de sus padres en Vitoria. La llamada angustiosa al móvil de su padre no dio respuesta. La primera a su casa, tampoco. La siguiente fue su hermano Carlos el que confirmó el temor: “Ha sido papa, Marta. Lo han matado”.

Después las imágenes se suceden en su recuerdo; el ataúd en el Parlamento Vasco, las muestras de apoyo, la visita junto a sus hermanos al lugar de la explosión y sobre todo, la tristeza que le inundó “y se quedó conmigo mucho tiempo”. Ahora, no oculta que la pena “no se va nunca”, que reaparece con un olor, una imagen o una noticia pero que ha aprendido a vivir con ella.

El día que ETA anuncio que lo dejaba lloró. En ese momento hubiera deseado con todas sus fuerzas que él estuviera ahí, “cogerle de la mano” para tranquilizarle para siempre, “ya no te va a pasar nada, aquí estas a salvo”.

Lucila Ortega Lara. Hermana de José Antonio Ortega Lara. Secuestrado 532 días por ETA.

No pudo evadirse. Cada mañana el repartidor de periódicos se lo recordaba. En las portadas de aquellos periódicos contaban la última novedad del caso de su hermano. Y así 532 días. Regentar una librería, un puesto de periódicos, suponía no poder olvidar que José Antonio seguía secuestrado en algún lugar inhóspito. “Recuerdo que me preocupaba que me afectara a la salud”.

Cada día los periódicos que ella vendía en su librería le recordaban que José Antonio seguía secuestrado”

El shock emocional en el que le sumergió el que sería el secuestro más largo de la historia de ETA le suscito un rosario de preguntas que aún hoy algunas siguen sin respuesta. Ahora, 21 años después, Lucila asegura que ya no guarda rencor, que aquel sentimiento desapareció para poder seguir viviendo. Aquellos casi 18 meses de angustia los recuerda ahora como un “curso intensivo” que le convirtió en una mujer más fuerte, “creo que salí reforzada de todo aquello”.

Resu Basarrate. Herida por una cartera-bomba en 1994. Autoría desconocida.

Aún no sabe quién le destrozó la vida. Ni siquiera a qué grupo terrorista pertenece. Lo puede imaginar, nada más. La mañana del 29 de mayo de 1994 paseaba junto a su hija Aranzazu por la playa de Muskiz (Vizcaya). Era un domingo nublado. Uno más. En la arena tropezó con una cartera que alguien habría dejado perdida. Abrirla cambiaría su vida. La explosión de aquella cartera-bomba le destrozó la mano y le dejó sin visión durante dos semanas. Su hija también sufrió graves heridas.

“Cuando regresé del hospital fue cuando me di cuenta de lo difícil que iba a ser mi vida a partir de entonces”. El caso sigue con muchas preguntas sin respuesta y no parece que las vaya a tener.


https://www.elindependiente.com/politica/2018/09/23/el-rincon-olvidado-de-la-memoria/




















 
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Voy a crear un nuevo tema porque me parece muy interesante, desde 1997 actuó hasta 2017, sin que hasta ahora se esté empezando a ver algún resultado en las investigaciones.
Os pongo una noticia de hoy mismo y varias de hace días y años

ETA-Asturcón, una banda liderada por «un profesional de la electrónica» y con una vida de lujo
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El estado del zulo del Naranco, en una fotografía tomada ayer, tras la investigación policial. / ÁLEX PIÑA.
La organización criminal, que extorsionó a empresarios asturianos, también actuó en otros puntos de España


El caso continúa abierto. La Policía Nacional ha reconocido que la mayor parte de los delitos han prescrito aunque «tampoco conocemos en qué momento la organización criminal ha dejado de actuar». El zulo, por ejemplo, fue reconstruido en 2004. «Técnicamente era perfecto», disponía de un sistema de ventilación y estaba impermeabilizado e insonorizado. Cualquier víctima que gritara desde su interior carecía de posibilidades de ser oída. Una colmenas con abejas, que también habían sido robadas, sellaban la estructura y alejaban las sospechas.



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La mujer, que no era asturiana a diferencia del cabecilla, es de momento la única detenida y ya se encuentra en libertad. Era un miembro «activo», indicaron las mismas fuentes. Fue ella quien llamó al empresario Alfredo Galán para citarlo en el Naranco con el pretexto de devolverle un coche que le habían robado aunque la intención era secuestrarlo. El propietario de Almacenes Uría logró huir. Un empleado que le acompañaba recibió dos disparos. Un año después, la banda quemó sus almacenes de El Antiguo, ocasionando una pérdida de cien millones de pesetas. Durante años le extorsionaron con cartas reclamándole pagos millonarios y hasta intentaron secuestrar a un sobrino de Galán.

En total, ETA- Asturcón, que tomó su nombre para amedrentar a sus víctimas pese a que su actividad no estaba relacionada con el terrorismo sino con la «delincuencia común», perpetró al menos dos tentativas de secuestro y consumó un rapto. También se le atribuyen intentos de homicidio. Otras de sus víctimas fueron el jefe de Cirugía Pediátrica, el doctor Juan Teixidor y una conocida escritora asturiana.

La Policía Nacional aún no ha determinado en cuántas ocasiones la organización utilizó el zulo, si bien ha descartado que este fuera el lugar de secuestro del empresario de Colloto retenido durante dos días y liberado en Luanco. Este habitáculo ha sido desmantelado.
 
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ETA-Asturcón, la banda que extorsionó 43 años a empresarios asturianos

El zulo, ubicado en una finca en una ladera del Naranco, fue hallado en abril de 2017 por un paseante. / MARIO ROJAS

El hallazgo en abril de 2017 de un zulo en el monte Naranco, con armas y grilletes, originó la investigación


Los agentes se encontraron con un zulo perfectamente equipado, con sistema de ventilación, insonorizado e impermeabilizado. Dentro, había una pistola oculta en el interior de una garrafa de aceite para automóviles, grilletes, cuerdas, una capucha, un cuchillo y cartuchos. La investigación también les llevó a unas construcciones próximas a la oquedad. En ellas se localizaron varias sustancias explosivas en «perfecto estado», lo que confirmó, según explicaron fuentes policiales a través de una nota de prensa, que el grupo seguía activo, al menos hasta esa fecha: abril de 2017.

Hay una mujer detenida y otro investigado; el cabecilla de la banda falleció en 2012

Un hallazgo que los agentes relacionaron con otro habido en 2014. Ese año, la Policía Nacional encontró cinco contenedores con pólvora en unas chabolas muy cercanas al zulo del Naranco. Las investigaciones, llevadas a cabo por la Brigada de Información, se centraron en averiguar a quién pertenecía este zulo y su arsenal. No fue fácil localizar a testigos y víctimas de los delitos, ya que la mayoría se cometieron en la década de los ochenta y noventa.

La Policía concluyó que el zulo pertenecía a una «organización criminal asturiana», que se autodenominaba ETA-Asturcón. Su líder falleció en 2012, pero los agentes detuvieron a una mujer y ha investigado a otro hombre como presuntos miembros de la organización.

Al grupo criminal se le atribuye un amplio historial delictivo, como el intento de secuestro a punta de pistola de un empresario en 1979. Fue una mujer la que contactó con la víctima a quien habían robado el coche unos días antes en el aeropuerto. Le citaron en el Naranco con el pretexto de recuperar su vehículo, y allí mismo intentaron secuestrarlo. No lo lograron pero llegaron a disparar a un empleado con el que había acudido el empresario.




Galería.


La pesadilla no había hecho más que empezar. Comenzó a recibir cartas con el sello de ETA-Asturcón, reclamándole pagos millonarios. Un año después, el comando destruyó unos almacenes en el Oviedo Antiguo del empresario, al que siguió extorsionando hasta 1983. En 1980, una llamada alertó a la Policía de que una furgoneta ardía en la calle Miguel Traviesas. En su interior, hallaron un arsenal de artefactos explosivos y una bazuca de fabricación casera además de un sistema de radiofrecuencia para disparar a distancia, material que iba dirigido contra un familiar del empresario, al que también trataron de raptar.

Ese mismo año, el comando intentó secuestrar al jefe de Cirugía del Hospital General. Tras obligar a la víctima a bajarse del coche, al colocar un obstáculo en la vía, un individuo lo abordó y comenzaron un forcejeo. El agresor acabó disparando en dos ocasiones al facultativo que resultó herido de gravedad. Tras el suceso, el médico también recibió cartas de extorsión.

Ya a mediados de los años 90, la banda criminal secuestró a un empresario de Colloto, hijo de un industrial asturiano que fue liberado en Luanco dos días más tarde.

Fraudes
La actividad criminal de este grupo organizado también derivó en estafas y fraudes relacionados con impagos y ocupaciones fraudulentas de inmuebles. Entre 1973 y 1983, según el comunicado policial, crearon una red de agentes comerciales encargados de realizar suscripciones de pólizas falsas con el fin de realizar una estafa masiva a nivel nacional. La Policía estima que obtuvieron beneficios anuales de entre 1,5 y 3 millones de pesetas de por aquel entonces.

La investigación aún no está cerrada. Queda lograr la plena identificación de las personas que integraron o pudieron formar parte de la banda. También, resolver otros delitos que hubiera podido cometer desde 1974 a la actualidad. Hasta el momento, la organización está vinculada con secuestros, extorsiones, tentativas de homicidio y estafas.
 
La policía identifica al cabecilla de la banda criminal autodenominada 'ETA- Asturcón' que actuaba en Asturias desde 1974
Las investigaciones comenzaron en 2017 tras el hallazgo de un zulo en el Naranco. El cabecilla identificado falleció en 2012 y hay una mujer detenida. A la banda se les atribuyen secuestros, extorsiones, tentativas de homicidio y estafas
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Objetos hallados por la Policía Nacional en el zulo descubierto en una finca del Naranco en 2017. / Policía Nacional Ministerio Interior

ALEJANDRA MARTÍNEZ
Oviedo
31/10/2018 - 19:40 h. CET

La Policía Nacional ha identificado a los miembros de un grupo criminal que comenzó a operar en Asturias en los años 70. Las investigaciones, que han permitido su identificación y que siguen abiertas se iniciaron a principios de 2017 tras el hallazgo de un zulo – con ventilación, insonorizado e impermeabilizado – en el monte Naranco en Oviedo. En el interior de ese zulo los agentes se encontraron una pistola, esposas, unas cuerdas, una capucha, un cuchillo y diversa munición. Además, en construcciones próximas se hallaron otras sustancias explosivas en perfecto estado de conservación, lo que confirmaría según los investigadores que el grupo seguía activo hasta el año pasado. Estos hechos se relacionaron con otro hallazgo ocurrido en 2014 en unas chabolas próximas al mencionado zulo, donde se encontraron cinco contenedores con pólvora.

La Brigada Provincial de Información de la Jefatura Superior de Policía de Asturias han trabajado hasta relacionar lo descubierto con varios delitos presuntamente cometidos por esta organización criminal durante más de 40 años.

Y tras una compleja investigación la policía ha conseguido poner nombre y apellidos al presunto cabecilla de la organización, fallecido en 2012, y ha detenido a una mujer e investigado a otro hombre

Secuestros y extorsiones
A este grupo criminal se le atribuyen diversos delitos, que van desde el secuestro, hasta la tentativa de homicidio, pasando por extorsiones y estafas, delitos todos cometidos entre 1974 y 2017.

En 1979, según las investigaciones policiales, intentaron secuestrar a un empresario, apunta de pistola, llegando a efectuar dos disparos contra el empleado que le acompañaba. La llamada para citar a la víctima la había realizado una mujer. Posteriormente, el empresario comenzó a recibir cartas firmadas por un supuesto comando terrorista, autodenominado ETA-ASTURCÓN, en las que se le conminaba a efectuar entregas de dinero millonarias.

Un año después, un incendio intencionado, que fue reivindicado por el comando destruyó los almacenes del empresario , que siguió siendo extorsionado hasta 1983. La repercusión mediática del suceeso fue utilizada para presionar a otros empresarios y profesionales a los que remitieron otras cartas de extorsión.

En 1983 el comando intentó secuestrar a uno de los Jefes de Servicio del Hospital General de Asturias. El modus operandi en este caso fue la colocación de un obstáculo en la vía para obligar a la víctima a bajar del conche, momento que aprovechó el delincuente para abordarle. En el forcejeo el agresor disparó en dos ocasiones al médico, que resultó herido de gravedad. Posteriormente recibiría también cartas de extorsión, al igual que el empresario mencionado anteriormente.

Por último, en el capítulo de secuestros, el único no fallido fue en 1990, cuando la banda secruestró al hijo de un industrial asturiano, que retenido dos días y posteriormente liberado en las proximidades de Luanco.

Además a través de estafas realizadas a través de una sociedad fundada por el cabecilla de la organización habrían obtenido en diez años entre 15 y 30 millones de pesetas.
 
Desarticulada una banda que llevaba extorsionando y secuestrando 40 años
La Policía ha identificado al cabecilla que falleció en 2012, ha detenido a una mujer y está investigando a otro compinche. Ha descubierto en Oviedo el zulo que utilizaban
Estas son las imágenes de la investigación que desarticuló una banda con 40 años de trayectoria
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Collage de noticias sobre ETA-ASTURCÓN en diferentes periódicos

Zulos creados por ETA-ASTURCÓN

Zulos creados por ETA-ASTURCÓN

Explosivos y balas de ETA-ASTURCÓN

Material utilizado ETA-ASTURCÓN

Carta firmada por el autodenominado ETA-ASTURCÓN

Diploma utilizado para estafar porETA-ASTURCÓN

Coche bomba puesto por ETA-ASTURCÓN

Maletero con los explosivos de un coche bomba puesto por el grupo ETA-ASTURCÓN

Escondite creado por ETA-ASTURCÓN


31/10/2018 13:28 H
La Policía Nacional ha identificado al responsable y a otros presuntos miembros de una organización criminal asturiana dedicada a cometer secuestros, extorsiones, tentativas de homicidio y estafas que operó de forma continuada en varios puntos de España entre los años 1974 y 2017. Según ha informado este cuerpo, los investigadores encontraron dificultades para hablar con víctimas y testigos dado que la mayoría de los hechos delictivos con los que se les relacionan ocurrieron en la década de los años ochenta y noventa del pasado siglo.

No obstante, se ha identificado al presunto cabecilla de la organización -fallecido en 2012- y se ha detenido a una mujer e investigado a otro hombre tras unas pesquisas iniciadas en 2017 al descubrir un zulo con sistema de ventilación, insonorizado e impermeabilizado en una finca del Monte Naranco, en Oviedo. En su interior hallaron una garrafa de aceite de automoción que ocultaba una pistola, grilletes, unas cuerdas, una capucha, un cuchillo y cartuchos, y en unas construcciones próximas se encontraron sustancias explosivas en perfecto estado de conservación, que confirmaría que el grupo seguía en activo hasta 2017.

Estos hechos se relacionaron con el hallazgo tres años antes de cinco contenedores con pólvora en unas chabolas próximas al zulo ubicadas en una finca a la que los miembros de la banda acudían con asiduidad, pero sin residir allí ya que cambiaban de domicilio con frecuencia para evitar pagar el alquiler y sus obligaciones tributarias.

Los investigadores relacionan estos hechos con varios delitos presuntamente cometidos durante cuatro décadas por una organización criminal a la que se atribuye el intento de secuestro a un empresario en 1979al que amenazaron con una pistola y efectuaron dos disparos contra el empleado que le acompañaba. Posteriormente, el empresario comenzó a recibir cartas firmadas por un supuesto comando terrorista autodenominado ETA-ASTURCÓN en las que se le conminaba a efectuar entregas de dinero millonarias. Un año después, un incendio intencionado reivindicado por el comando destruyó los almacenes del empresario, que siguió siendo extorsionado hasta 1983, y la repercusión de estos hechos fue utilizada para presionar a otros empresarios y profesionales a los que remitieron otras cartas de extorsión.

En octubre de 1980 la Policía localizó en la calle Miguel Traviesas de Oviedo una furgoneta ardiendo en la que había varios tubos de metal que contenían pólvora negra y perdigones, a modo de bazuca de fabricación casera, así como un sistema de iniciación a distancia por radiofrecuencia que dispararía dichos cañones y, además, activaría otros ingenios explosivo-incendiarios.

Las investigaciones han permitido identificar que iban dirigidas contra un familiar del empresario al que trataron de raptar y han constatado que la banda estaba detrás del intento de secuestro en 1983 de un jefe de servicio del Hospital General de Asturias. La organización colocó un obstáculo en la vía que le obligó a bajarse del coche, momento en que fue abordado por un individuo con el que inició un forcejeo y que le disparó en dos ocasiones causando heridas de gravedad a la víctima que posteriormente empezó a recibir las mismas cartas de extorsión que el empresario.

Ya a mediados de los años noventa la organización secuestró al hijo de un industrial asturiano, tras ser citado en una nave industrial cerca de Oviedo con el fin elaborar un presupuesto, que fue liberado dos días después en las cercanías de Luanco.

La investigación ha recopilado además pruebas de reiterados impagos y ocupaciones fraudulentas de inmuebles, así como de la creación de una red de agentes comerciales encargados de las suscripciones de pólizas en nombre de una sociedad. Según la Policía, dicha sociedad fue fundada por el responsable de la organización para cometer una estafa masiva mediante falsedades documentales e irregularidades fiscales, a una multitud indeterminada de clientes en distintos puntos de España.


Así, desde el año 1973 y hasta, al menos, 1983 se estima que obtuvieron un beneficio anual que oscilaba entre 1,5 y 3 millones de pesetas y las investigaciones siguen abiertas para identificar a otras personas que formaran parte de la organización criminal y al determinación y esclarecimiento de otros hechos delictivos.
 
El extorsionador que creó un zulo en el Naranco para cometer delitos durante 43 años falleció en 2012
La Policía acaba de identificar al desaparecido cabecilla de la banda autodenominada ETA-Asturcón y detenido a una mujer por pertenencia a la misma
31.10.2018 | 12:20

El extorsionador que creó un zulo en el Naranco para cometer delitos durante 43 años falleció en 2012POLICÍA NACIONAL

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El extorsionador que creó un zulo en el Naranco para cometer delitos durante 43 años falleció en 2012
Agentes de la Policía Nacional han identificado al responsable y a otros presuntos miembros de una organización criminal asturiana dedicada a cometer secuestros, extorsiones, tentativas de homicidio y estafas, que habría operado de manera continuada en varios puntos del territorio nacional entre los años 1974 y 2017. Los investigadores han encontrado dificultades para hablar con víctimas y testigos, ya que la mayoría de los hechos delictivos con los que se les relacionan ocurrieron en la década de los 80 y los 90. Aun así, tras arduas y dificultosas investigaciones se ha conseguido identificar al presunto cabecilla de la organización -fallecido en 2012- y se ha detenido a una mujer e investigado a otro hombre.

Las investigaciones se iniciaron a principios 2017 tras descubrir un zulo -dotado de un sistema de ventilación, insonorizado e impermeabilizado- en una finca situada en la ladera del Monte Naranco en Oviedo. En su interior encontraron una garrafa de aceite de automoción que ocultaba una pistola, grilletes, unas cuerdas, una capucha, un cuchillo y cartuchos. Además, en las construcciones próximas al zulo, se encontraron otras sustancias explosivas en perfecto estado de conservación, lo que confirmaría que el grupo seguía en activo hasta 2017. Estos hechos se relacionaron con otro hallazgo ocurrido en 2014 en unas chabolas próximas al zulo, donde se encontraron cinco contenedores con pólvora.


Tras una larga investigación, se ha podido averiguar que los usuarios de la finca acudían con asiduidad a la misma, aunque nunca residieron continuamente en ella, así como que cambiaban de domicilio con relativa frecuencia evitando pagar el alquiler y sus obligaciones tributarias. Los investigadores de la Brigada Provincial de Información de la Jefatura Superior de Policía de Asturias han trabajado durante más de un año para poder relacionar estos hechos con varios delitos presuntamente cometidos por esta organización criminal durante cuarenta años.

Secuestros y extorsiones

Entre los hechos que se atribuyen a este grupo criminal se encuentra un intento de secuestro a un empresario, cometido en 1979. Una mujer contactó con la víctima, a la que citaron en las inmediaciones de la finca donde se encontraba su vehículo sustraído días antes. A su llegada trataron sin éxito de secuestrarle a punta de pistola y llegaron a efectuar dos disparos contra el empleado que le acompañaba. Posteriormente, el empresario comenzó a recibir cartas firmadas por un supuesto comando terrorista, autodenominado ETA-ASTURCÓN, en las que se le conminaba a efectuar entregas de dinero millonarias.

Un año después, un incendio intencionado reivindicado por el comando destruyó los almacenes del empresario, que siguió siendo extorsionado hasta 1983. La repercusión mediática del suceso fue utilizada para presionar a otros empresarios y profesionales a los que remitieron otras cartas de extorsión.

En octubre de 1980 una llamada alertó a la Policía de que una furgoneta se encontraba ardiendo en la calle Miguel Traviesas de Oviedo. En el interior del vehículo se descubrieron varios tubos de metal conteniendo en su interior pólvora negra y perdigones, a modo de bazuca de fabricación casera, así como un sistema de iniciación a distancia por radiofrecuencia que dispararía dichos cañones y, además, activaría otros ingenios explosivo-incendiarios. Las investigaciones actuales permitieron identificar que iban dirigidas contra un familiar del empresario al que trataron de raptar.

Además, en el año 1983 el comando intentó secuestrar a uno de los Jefes de Servicio del Hospital General de Asturias. La organización colocó un obstáculo en la vía, obligando a la víctima a bajarse del coche, momento en que fue abordado por un individuo con el que inició un forcejeo. El agresor disparó en dos ocasiones al médico, que resultó herido de gravedad. Posteriormente, esta persona recibiría las mismas cartas de extorsión que el empresario.

A mediados de los años 90 la organización secuestró al hijo de un industrial asturiano. La víctima, tras recibir dos llamadas telefónicas para acudir a una nave industrial en las proximidades de Oviedo con el fin elaborar un presupuesto, fue secuestrada por tres individuos. Dos días más tarde fue liberada en las proximidades de Luanco (Asturias).

Estafas mediante suscripción de pólizas en varios puntos de España

Durante la investigación se han recopilado numerosas pruebas de reiterados impagos y ocupaciones fraudulentas de inmuebles, así como de la creación de una red de agentes comerciales encargados de las suscripciones de pólizas en nombre de una sociedad, fundada por el responsable de la organización, con la finalidad de cometer una estafa masiva mediante falsedades documentales e irregularidades fiscales, a una multitud indeterminada de clientes en distintos puntos de la geografía española. Desde el año 1973 y hasta, al menos, 1983 se estima que obtuvieron un beneficio anual que oscilaba entre 1,5 y 3 millones de pesetas.
Las investigaciones continúan abiertas de cara a la plena identificación de otras personas que hubieran podido formar parte de la referida organización criminal y a la determinación y esclarecimiento de otros hechos delictivos que la misma hubiese podido perpetrar desde su origen hasta la actualidad, tanto en Asturias como en el resto del territorio nacional.
 
ETA-Asturcón arrasó Almacenes Uría
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El estado del zulo del Naranco, en una fotografía tomada ayer, tras la investigación policial. / ALEX PIÑA
[paste:font size="5"]El comando, con un zulo en el Naranco, se ensañó con el empresario Alfredo Galán
excavó el zulo del Naranco y lo dotó de un sistema de ventilación, insonorización e impermeabilización, la tenía tomada con varios empresarios asturianos y muy especialmente con el dueño de Almacenes Uría, Alfredo Galán.

Las presiones al empresario, fallecido hace catorce años, comenzaron en 1979 y se prolongaron durante la siguiente década, según informa la Policía Nacional. Una mujer se puso en contacto con él y le exigió que fuese hasta una finca en medio del monte Naranco. Allí se encontraba el vehículo que le habían robado días antes en el aeropuerto. Era una trampa. Cuando fue a buscarlo lo intentaron secuestrar. Consiguió huir. Tras este suceso, Galán informó a los medios de comunicación de que había sido un hombre el que había intentado raptarle: «Si tengo una simple navaja me cargo al tío», declaró entonces.

El fracaso enfadó a los miembros del comando. Durante varias semanas le enviaron cartas amenazantes exigiéndole grandes cantidades de dinero. Un año después le incendiaron sus almacenes de la calle Magdalena. Ocurrió en la madrugada del 25 de febrero de 1980, según informó por aquel entonces este periódico. En un primer momento, Galán no sabía si el fuego había sido fortuito o provocado. Poco tiempo después este comando reivindicó la autoría.



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Los bomberos de los parques de Oviedo y Gijón trabajaron durante más de doce horas para sofocar las llamas . Los daños fueron cuantiosos. Todas las telas tuvieron que ser tiradas a la basura y las dos casas colindantes quedaron hechas añicos. En total, cien millones de pesetas en pérdidas, según las crónicas de entonces.

La situación no hizo decaer a Galán, que acudió la misma tarde del incendio al despacho de Luis Riera, por entonces alcalde del municipio. Le rogó que le diese la licencia para abrir otro local en la calle Daoiz y Velarde para continuar con la actividad de Almacenes Uría. También ejecutó la rehabilitación de la tienda, que hoy en día sigue siendo un referente en el sector textil.

Fama[/paste:font]
El incendio hizo que el comando ganase fama al captar el interés de los medios de comunicación. Los miembros del grupo aprovecharon el tirón y aumentaron las cartas amenazantes dirigidas a otros empresarios y profesionales. En octubre de 1980 realizaron otro acto que paralizó la ciudad. Prendieron fuego a una furgoneta en la calle Miguel Traviesas. Dentro había varios tubos de metal con pólvora negra y perdigones, junto a un sistema para activar a distancia el explosivo. Las llamas fueron controladas por la Policía Nacional. Los agentes afirman que este acto iba dirigido contra un familiar de Galán al que también intentaron raptar.

Estos son solo algunos de los actos que cometió este comando entre los años 1974 y 2017, cuando habrían operado de manera continua. Los miembros de la Jefatura Superior de Policía de Asturias han identificado al presunto cabecilla, que falleció en 2011, y han detenido a una mujer e investigado a otro hombre.
 
Quien podría ser ese empresario “conocido y bien relacionado” por favor apuestas..yo estoy perdidisima
 
El grupo ETA-Asturcón amenazó con matar al doctor Juan Teixidor antes de intentar secuestrarle
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Jua Teixidor de Otto, en el año 2000 tras un homenaje. / E. C.
Un encapuchado le encañonó en 1983 con una pistola y le dijo que iba a asesinarle. Tras un forcejeo, le disparó en una pierna y huyó
comenzó a extorsionar empresarios en Asturias en los años 70 y tenía su 'base de operaciones' en el Naranco: un zulo, perfectamente equipado e insonorizado, donde guardaban armas, balas y grilletes.

A la organización, a parte de cuyos miembros acaba de identificar la Policía Nacional, se le atribuyen un secuestro, intento de homicidios y estafas.

El doctor Teixidor fue una de sus víctimas: intentaron secuestrarle, le hirieron de bala, y después le reclamaron por carta pagos millonarios. Todo comenzó el 23 de junio de 1983. Ese día, salió en coche de su chalé de Fitoria, en dirección al Hospital General a las ocho de la mañana, pero se vio obligado a bajarse del vehículo para retirar unas maderas que cortaban la carretera. Un encapuchado le estaba esperando: le encañonó con una pistola y le dijo que se pusiera de rodillas porque iba a matarle. En un descuido, el médico, según recogió entonces EL COMERCIO, hizo frente a su agresor, mantuvieron un forcejeo en el transcurso del cual fue disparado en la pierna. Al oír el tiro, sus familiares salieron de la vivienda y el encapuchado se dio a la fuga.

La víctima fue trasladada inmediatamente a la Residencia, con una herida cerca de la cadera, de la que fue operado inmediatamente. Su estado, tras la intervención, resultó satisfactorio, según precisaron entonces los médicos.

Fuentes policiales, según añadió 'ABC' el 24 de junio de 1983, descartaron la posibilidad de que el suceso tuviera alguna connotación política, y ya apuntaron a que más bien se trataba de intento de secuestro por razones económicas. De hecho, el doctor recibió posteriormente cartas de extorsión reclamándole dinero por parte del citado grupo criminal.

Un grupo que acaba de ser señalado por la Policía Nacional. Según informó este pasado miércoles, ha identificado a parte de sus miembros. Aunque las investigaciones están abiertas, ha informado que el líder de la organización, que operó en Asturias y parte de España entre 1974 y 2017, falleció hace seis años, y que ha detenido a un mujer e investigado a otro hombre.


El hallazgo de un misterioso zulo en la ladera del monte Naranco por un paseante en 2017 puso sobre la pista a los agentes. Pertenecía a un grupo criminal que se dedicaba a extorsionar empresarios, bajo el nombre de ETA-Asturcón. Se le atribuye un amplio historial delictivo, que en los próximos días puede aumentar.

La Policía detalló, por ejemplo, que en 1979 intentó secuestrar a un empresario, tras citarle en el monte Naranco para devolverle su coche, que le habían robado en el aeropuerto días antes. Una mujer le había llamado por teléfono para indicarle el lugar del encuentro. Una vez allí, intentaron secuestrarle. No tuvieron éxito, pero dispararon a un empleado que le acompañaba. La pesadilla continuó. Durante cuatro años recibió cartas de extorsión firmadas por ETA-Asturcón, y en 1980 el comando incendió unos almacenes que el empresario tenía en el Oviedo Antiguo. Además de eso, preparó una furgoneta llena de explosivos que acabó ardiendo en la calle Miguel Traviesas y que estaba dirigida contra un sobrino suyo.

Posteriormente, además del suceso con el doctor Teixidor, secuestraron durante dos días a un empresario de Colloto.

La banda, además, según detalló la Policía Nacional, formó una red para el cobro de pólizas falsas, por las que obtenía un beneficio anual de entre 1,5 y 3 millones de las antiguas pesetas,

Los agentes siguen investigando el caso y dando pasos gracias al fortuito hallazgo del zulo.
 
Investigan un zulo en el Naranco
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Las investigaciones no descartan que la cavidad haya sido construida para albergar personas y se ha procedido a su desmantelamiento
Domingo, 23 abril 2017, 02:16
La Policía Nacional investiga el hallazgo, hace diez días, de un «zulo extraño» en una zona de matorrales del monte Naranco, próxima a las antenas de telecomunicaciones de Radio Televisión Española. Las investigaciones no descartan que la cavidad haya sido construida para albergar personas y se ha procedido a su desmantelamiento.
 
No será el pariente lejano del exministro hoy en la carcel? Es el único de la electrónica conocido que se me ocurre
 
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