ESPAÑA EN JUEGO: DISGREGACIÓN, CONFEDERACIÓN, UNIÓN FEDERAL O UNIÓN JACOBINA

Os recomiendo una escucha al enlace que he dejado arriba.

La nacionalista galesa aparte (esa representa lo que representa, que no es mucho), la actitud de la prensa británica es política.

Como dice crudamente García Domínguez en el audio citado, la prensa "independiente" no existe, menos si estamos hablando de grandes grupos mediáticos. En cuestiones de política internacional, o bien siguen las directrices que marcan los intereses de la propiedad o bien siguen directamente las indicaciones gubernativas (ambas a menudo coincidentes).

A Gran Bretaña le interesa erosionar a España y contribuir al Catawood por 3 razones:
1) Las duras negociaciones del Brexit. Todo lo que sea alentar mediáticamente un incendio en territorio EU pues es parte del juego.
2) Hostia a España por los vaciles sobre Gibraltar que algunos de nuestros eximios estadistas se marcaron a raíz del Brexit.
3) Como dice Cristina Losada en el audio, una vez fuera de la UE, les interesaría un estadito extracomunitario alquilable en el área mediterránea para su actividad comercial.



Yo soy de los que piensan que la batalla mediática es importante hacerla y hacerla profesionalmente, o sea, sabiendo cómo funciona hoy la comunicación. Hoy la comunicación es superficial, visual, de un click, dirigida a provocar reacciones viscerales en la masa y donde los argumentos de fondo (históricos, políticos, diplomáticos, etc) -como requieren leer, escuchar, pensar, analizar- se pierden en la marea de la inmediatez banal. Frente a un enemigo que maneje bien esa herramienta (lo que hoy se llama "la construcción del relato"), tienes que pelear también con esas armas.

Pero también pienso que hay que ser contundente y que hay que hacer lo que se debe hacer y, en última instancia, que el mundo piense lo que quiera. Máxime si España está sola -como lo está- frente una amenaza seria (por lo evidente y por lo que hay detrás) para su continuidad histórica.


otro diario

 
Os recomiendo una escucha al enlace que he dejado arriba.

La nacionalista galesa aparte (esa representa lo que representa, que no es mucho), la actitud de la prensa británica es política.

Como dice crudamente García Domínguez en el audio citado, la prensa "independiente" no existe, menos si estamos hablando de grandes grupos mediáticos. En cuestiones de política internacional, o bien siguen las directrices que marcan los intereses de la propiedad o bien siguen directamente las indicaciones gubernativas (ambas a menudo coincidentes).

A Gran Bretaña le interesa erosionar a España y contribuir al Catawood por 3 razones:
1) Las duras negociaciones del Brexit. Todo lo que sea alentar mediáticamente un incendio en territorio EU pues es parte del juego.
2) Hostia a España por los vaciles sobre Gibraltar que algunos de nuestros eximios estadistas se marcaron a raíz del Brexit.
3) Como dice Cristina Losada en el audio, una vez fuera de la UE, les interesaría un estadito extracomunitario alquilable en el área mediterránea para su actividad comercial.



Yo soy de los que piensan que la batalla mediática es importante hacerla y hacerla profesionalmente, o sea, sabiendo cómo funciona hoy la comunicación. Hoy la comunicación es superficial, visual, de un click, dirigida a provocar reacciones viscerales en la masa y donde los argumentos de fondo (históricos, políticos, diplomáticos, etc) -como requieren leer, escuchar, pensar, analizar- se pierden en la marea de la inmediatez banal. Frente a un enemigo que maneje bien esa herramienta (lo que hoy se llama "la construcción del relato"), tienes que pelear también con esas armas.

Pero también pienso que hay que ser contundente y que hay que hacer lo que se debe hacer y, en última instancia, que el mundo piense lo que quiera. Máxime si España está sola -como lo está- frente una amenaza seria (por lo evidente y por lo que hay detrás) para su continuidad histórica.
....curioso...:

A Gran Bretaña le interesa erosionar a España y contribuir al Catawood por 3 razones:
3)..... una vez fuera de la UE, les interesaría un estadito extracomunitario alquilable en el área mediterránea para su actividad comercial.
 
No es por nada, pero 50 guardaespaldas poco pueden hacer si se quisiera detener a Puigdemont a como diera lugar, y con todas las consecuencias.... que son sólo mossos, no marines....

Lo desconozco y pregunto, ¿los mossos colaboran, como la Guardia Civil, en las intervenciones exteriores de las Fuerzas Armadas?. ¿O se han limitado a entrenarse y ver pelis de acción????.

Además, siempre pueden sitiarlos, y como no resucite Agustina de Aragón, mal los veo....
 
Os recomiendo una escucha al enlace que he dejado arriba.

La nacionalista galesa aparte (esa representa lo que representa, que no es mucho), la actitud de la prensa británica es política.

Como dice crudamente García Domínguez en el audio citado, la prensa "independiente" no existe, menos si estamos hablando de grandes grupos mediáticos. En cuestiones de política internacional, o bien siguen las directrices que marcan los intereses de la propiedad o bien siguen directamente las indicaciones gubernativas (ambas a menudo coincidentes).

A Gran Bretaña le interesa erosionar a España y contribuir al Catawood por 3 razones:
1) Las duras negociaciones del Brexit. Todo lo que sea alentar mediáticamente un incendio en territorio EU pues es parte del juego.
2) Hostia a España por los vaciles sobre Gibraltar que algunos de nuestros eximios estadistas se marcaron a raíz del Brexit.
3) Como dice Cristina Losada en el audio, una vez fuera de la UE, les interesaría un estadito extracomunitario alquilable en el área mediterránea para su actividad comercial.



Yo soy de los que piensan que la batalla mediática es importante hacerla y hacerla profesionalmente, o sea, sabiendo cómo funciona hoy la comunicación. Hoy la comunicación es superficial, visual, de un click, dirigida a provocar reacciones viscerales en la masa y donde los argumentos de fondo (históricos, políticos, diplomáticos, etc) -como requieren leer, escuchar, pensar, analizar- se pierden en la marea de la inmediatez banal. Frente a un enemigo que maneje bien esa herramienta (lo que hoy se llama "la construcción del relato"), tienes que pelear también con esas armas.

Pero también pienso que hay que ser contundente y que hay que hacer lo que se debe hacer y, en última instancia, que el mundo piense lo que quiera. Máxime si España está sola -como lo está- frente una amenaza seria (por lo evidente y por lo que hay detrás) para su continuidad histórica.

Gracias por haber introducido en el foro El Buho. Me gustan mucho Cristina Losada y Pepe Garcia Dominguez quien por cierto tiene una entrevista el lunes con ITV. Sería interesante escucharla. Supongo que tendran podcasts.
 
Os recomiendo una escucha al enlace que he dejado arriba.

La nacionalista galesa aparte (esa representa lo que representa, que no es mucho), la actitud de la prensa británica es política.

Como dice crudamente García Domínguez en el audio citado, la prensa "independiente" no existe, menos si estamos hablando de grandes grupos mediáticos. En cuestiones de política internacional, o bien siguen las directrices que marcan los intereses de la propiedad o bien siguen directamente las indicaciones gubernativas (ambas a menudo coincidentes).

A Gran Bretaña le interesa erosionar a España y contribuir al Catawood por 3 razones:
1) Las duras negociaciones del Brexit. Todo lo que sea alentar mediáticamente un incendio en territorio EU pues es parte del juego.
2) Hostia a España por los vaciles sobre Gibraltar que algunos de nuestros eximios estadistas se marcaron a raíz del Brexit.
3) Como dice Cristina Losada en el audio, una vez fuera de la UE, les interesaría un estadito extracomunitario alquilable en el área mediterránea para su actividad comercial.



Yo soy de los que piensan que la batalla mediática es importante hacerla y hacerla profesionalmente, o sea, sabiendo cómo funciona hoy la comunicación. Hoy la comunicación es superficial, visual, de un click, dirigida a provocar reacciones viscerales en la masa y donde los argumentos de fondo (históricos, políticos, diplomáticos, etc) -como requieren leer, escuchar, pensar, analizar- se pierden en la marea de la inmediatez banal. Frente a un enemigo que maneje bien esa herramienta (lo que hoy se llama "la construcción del relato"), tienes que pelear también con esas armas.

Pero también pienso que hay que ser contundente y que hay que hacer lo que se debe hacer y, en última instancia, que el mundo piense lo que quiera. Máxime si España está sola -como lo está- frente una amenaza seria (por lo evidente y por lo que hay detrás) para su continuidad histórica.


Tengo una pregunta Titanic, estoy escuchando el audio y me parece muy interesante, gracias por traerlo.

Por qué razón puede interesarle a Reino Unido tener un estadio extracomunitario para sus negocios? es algo que se me escapa.

Muchas gracias
 
Gabriel Albiac: "Si el Gobierno persevera en su ignorancia, tiene la batalla perdida

FERNANDO PALMERO

No existen, afirma categórico, ni el sentido ni la finalidad de la Historia y quien ha intentado inventarlos sólo ha conseguido crear destrucción y muerte. La política, dice que comprendió en el París de los 70 de la mano de Althusser, es el instrumento esencial del mal. Y desde entonces se ha dedicado a diseccionar el discurso del poder sin ceder un ápice del rigor analítico al que está obligado todo lector de Spinoza.

"El sentido, pues sería la clave: la fijación de finalidades que la nación materializa y en función de cuya preeminencia todo sacrificio es exigible". De esta forma precisa define Gabriel Albiac el nacionalismo en su Diccionario de adioses (Seix Barral, 2005). Y advierte sobre su naturaleza destructora: "La gran carnicería colectiva en que se mutó la antigua Yugoslavia no es más que un paradigma de laboratorio de lo que, en otros espacios geográficos, emerge bajo escenografías menos cruentas; por el momento. La certeza, elemental en sus convicciones, de políticos que enarbolan la identidad de sangre y lengua, como fe última e incuestionable teología, se ha convertido en la pesadilla inaugural del siglo". Religión laica, por tanto, que transforma variedades culturales (sangre, tierra y lengua) en identidades de guerra (todas lo son, dirá Albiac) que comparten "imprecisas fronteras con el fascismo".

¿Por qué, entonces, se resiste el Gobierno a frenar este delirio del independentismo catalán?
Porque estamos ante un tipo de golpe de Estado con escasos precedentes, ante algo que quizá, aunque sea muy metafórico, se puede llamar un modelo virtual. Es la idea de que un golpe de Estado puede desarrollarse sin costes humanos, económicos e incluso de algún modo sin costes simbólicos. Como si el combate material que ha definido los golpes de Estado desde que Gabriel Naudé inventa el término en el siglo XVII, se hubiese desplazado al ámbito de la escenografía. Un golpe de Estado convertido en un paso de danza. La cosa llega a la caricatura durante el acto insurreccional del 1 de octubre: ¿Qué es lo que lleva a que 17.000 hombres, los Mozos de Escuadra, sin disparar un solo tiro puedan eludir la actuación de una Policía moderna? La idea de que la realidad ha desaparecido y que lo único que cuenta son las imágenes.

¿Por eso no se mandó intervenir al Ejército?
El Estado ha actuado en un anacronismo total. No se ha dado cuenta de que el golpe que se estaba forjando era de un nuevo tipo. Vale que don Mariano Rajoy y su gente no hayan leído nunca a Guy Debord, aunque podían haber consultado a algún especialista, pero tras lo de noviembre de 2014, el Gobierno debería haber aprendido la lección de que tenía, primero, que destruir el golpe en lo virtual, y segundo, saltar por encima de la barrera de lo virtual y ejecutar la imposición material. El Gobierno se ha quedado completamente perdido ante esa estrategia, ha ido jugando permanentemente a la contra y permanentemente mal, porque ya me dirás qué sentido tiene encargar al Ejército que va a ser el responsable de mantener el Estado resultante del golpe a que impida el golpe. Cuando los guardias civiles y policías nacionales fueron a deshacer el roto que habían hecho los mozos, su intervención se convierte en la escenografía de una violación. Y lo que es peor todavía, al ni siquiera llevarlo hasta el final, tienes la imagen del violador, pero encima es el otro el que consigue culminar el proceso.

¿Es un Estado inepto o cobarde?
Ante todo, ignorante. El modo en que han utilizado a los medios de comunicación, el modo en que han puesto la representación imaginaria de los ciudadanos en manos de una gente como la de La Sexta, por ejemplo, que no es más que la máquina de producir representación de toda la banda de los independentistas catalanes y de los grandes empresarios que se benefician de esa dinámica, ese modo estúpido representado arquetípicamente por la vicepresidenta del Gobierno, solamente se puede entender por una ignorancia inconcebible, que no me imagino en ningún otro político de ningún otro país europeo. Si perseveran en esa ignorancia, tienen la batalla perdida. Si no se enteran de una maldita vez de que la representación, en los inicios del siglo XXI, es la representación imaginaria, que todo sucede primero en la escena y luego produce realidad, al contrario de lo que pasaba en el siglo XIX, por supuesto, mientras no entiendan que eso ha mutado, su destino es ser machacados.

¿Cómo interpreta la actitud de los empresarios?
La tesis clave de todo el pensamiento de Carl Schmitt es que para formar la identidad de una nación, basta con inventarse a un enemigo. Da igual que exista o que no exista. Lo que el nacionalismo hace en el periodo de entreguerras, exactamente igual que ahora, es configurar un enemigo, y el enemigo es la España que, fórmula afortunadísima de uno de los grandes publicistas del independentismo, no hace otra cosa que robarnos, España es un inmenso parásito que vive a costa de lo que chupa a Cataluña. Los altos dirigentes de La Caixa saben que eso es falso porque ellos viven de la clientela española; los grandes empresarios comerciales lo saben también porque sus productos se venden principalmente en España. Todo el gran capital sabe que eso es una majadería y que si se aplicase sería para ellos la catástrofe completa, pero les interesa desarrollar una bolsa de rechazo contra España a la sombra de la cuál piensan poder obtener unas situaciones fiscales mucho más favorables de las que tienen. Sin embargo, en un momento determinado se encuentran con que eso ya no lo pueden controlar. Y es el momento en el que empieza a producirse la gran fuga de empresas, como se intentó producir en los años 30 en Alemania. Pero ya con el nazismo en el poder si te intentabas marchar te fusilaban. Afortunadamente no es el caso, por el momento, en Cataluña.

¿Qué le parece la respuesta de Europa?
Muy tibia. Pero eso sí que forma parte de las mitologías europeas. Europa es una entidad marcada por la voluntad de su***dio desde 1914, y después de la Segunda Guerra Mundial, es como si no quisiese ya seguir viviendo. Europa no ha tenido capacidad de autodefensa y tiene plena consciencia de que no ha hecho nada para sobrevivir, que se ha salvado por la cabezonería de un político conservador, Churchill, y por la intervención de eso que los europeos han odiado siempre por encima de todas las cosas: el malvado imperialismo yanqui. Durante la Guerra Fría, Europa fue el escaparate frente a la URSS y al bloque del Este, por lo tanto había que plantearla desde el punto de vista de la guerra propagandística, de la guerra simbólica. Finalizada ésta, Europa se encuentra con que no produce nada y que tiene unos niveles de vida disparatadamente elevados. Si se cree que puede seguir viviendo 10 veces mejor que el resto del planeta y 2.000 veces mejor que los que están del otro lado del Mediterráneo y que lo puede mantener sin un ejército, allá ella.

¿En qué medida el populismo de Podemos es heredero de los gobiernos de Zapatero?
Rodríguez Zapatero ha sido el mayor imbécil de la política española, utilizo el término imbécil en su sentido etimológico, débil. Es un viejo dilema que se estudia en teoría política: ¿Qué es peor a efectos de gobierno, un malo o un tonto? Éticamente tenderíamos a decir que un malo, pero desde el punto de vista de los efectos materiales de un país, no hay nada peor que la estupidez, y la estupidez de Zapatero fue el origen de todo lo que vino a continuación. Lo fascinante es que grupos como estos chicos de Podemos que se presentan a sí mismos como la forma hipermoderna de la vieja izquierda revolucionaria, busquen la identificación en Cristina Kirchner, por un lado, y por otro, en la prolongación del peronismo en Venezuela, es decir, en movimientos abierta, descarada, explícita, inocultablemente fascistas. Creo que es un grave error hablar de Podemos como una organización comunista. No, Podemos es una organización fascista clásica.

¿Cómo se explica que surjan de la Universidad?
El destino del 80% de los alumnos de la Facultad de Filosofía o de Políticas, que es donde surgen, es estar allí para acabar la carrera y seguir viviendo a costa de sus padres. Es una tragedia. Y esto crea un estado de desequilibrio mental extremo. Por tanto, la posibilidad de ofrecer a estos chavales una nueva sacralidad, un universo sacramental que los libere, es tentadora. Estos de Podemos utilizan la vieja jerga religiosa y evangélica (el asalto a los cielos, el hombre nuevo...), hablan como San Pablo, literalmente y cuando lo que tú tienes delante es gente muy desesperada, funciona. Igual que funcionó en los años 30. Toda la Universidad alemana fue nazi, desde los profesores más brillantes hasta los alumnos más preparados.

¿La situación de la Universidad es por Bolonia?
No. Bolonia certifica la muerte de una universidad que ya estaba muerta. La gran enseñanza media, que fue la gloria de Europa, ha desaparecido. Por múltiples motivos, que van desde la masificación de los centros hasta la pérdida de homogeneidad del alumnado. Así, todo el sistema escolar ha descendido un escalón, es como si se estuviera pasando directamente de la primaria a la Universidad. Por tanto, lo que debemos hacer es bajar un escalón la universidad y convertirla en la enseñanza media que ya no existe. Naturalmente los países más sensatos lo que hacen es, en paralelo, mantener el sistema de centros élite. El caso francés es el más descarado. Allí, el deterioro de las grandes universidades ha sido igual pero cuentan con esa alternativa que mantiene todavía al alto funcionariado del Estado.

Su última novela está construida en torno al 11-M, ¿qué significó ese atentado?
El 11-M cierra el ciclo que se inicia en 1975. Es decir, cierra el ciclo de la Transición y lo cierra con una derrota de tales dimensiones que ni siquiera se puede verbalizar. Y eso distingue esencialmente la peculiaridad española de la de cualquier otro país. El bárbaro de Iglesias, que se ha gloriado tanto de decir que él fue el que organizó los ataques contra las sedes del PP después de los atentados, lo ha dicho con más claridad que nadie: no, no, miren, en realidad tenemos que entender que nuestro enemigo es España, España es una cosa inventada por el franquismo, tras la victoria de Franco en la Guerra Civil, por lo tanto, España es algo que ya no puede ser utilizado para nada. Lo que en ese momento triunfa en las calles es la idea de que hemos sido masacrados porque somos una cosa odiosa llamada España y eso, exactamente eso, es lo que une a un Iglesias con las variedades más locas del independentismo. El triunfo más espantoso y más perenne del franquismo es que cada uno de nosotros tiene que hacer un esfuerzo para decir España sin temer estar diciendo franquismo. La canallada mayor de la dictadura fue aprovecharse del significante España. Y los de Podemos deberían estar libres de eso. Para mí y para los de mi edad, decir España implicaba pararte, meditar y decir con toda seriedad: digo España a pesar del franquismo. Estos no tendrían ni que hacer esa cautela. Digo España porque ya sólo un gilipollas puede pensar que España es el franquismo. Bueno, pues esos gilipollas son ellos.

En Alá en París (Confluencias, 2016) advertía del peligro que para Europa representa el yihadismo, ¿qué consecuencias tendrá la caída de Raqqa?
A medio plazo eso repercutirá en una pérdida de capacidad técnica y logística del Estado Islámico (IS). Ante su pérdida de influencia, es probable que la guerra de Siria se desplace hacia Libia, donde una parte del IS se va a instalar porque aquello es, en estos momentos, el caos. A corto plazo, sin embargo, los militantes islamistas que logren escapar y regresen a Europa, principalmente a Francia, serán incontrolables. Habrá muchos atentados en los próximos años y pagaremos un precio muy alto.

Has pasado los últimos cinco años reactualizando a Pascal para una edición completa y bilingüe de los Pensamientos que saldrá en unos meses en Tecnos. ¿Qué tiene de actual Pascal y todo el siglo XVII?
El descubrimiento del siglo XVII, de personajes tan ocultos como Spinoza, Pascal o los libertinos, viene para los de mi edad ligado a una experiencia política y a la necesidad de dar razón de esa experiencia política personal. Tras la monstruosidad completamente inaceptable que fue la URSS, Althusser propone una tesis básica que es la que todos nos lanzamos a desarrollar: esto ha sido el resultado de proyectar sobre Marx la concepción de la Historia hegeliana. Es decir, la idea de que la Historia avanza implacablemente por el sentido bueno, que hay un sentido de la historia y una finalidad de la historia. El retorno al XVII, sin embargo, nos permite decir algo esencial que Spinoza es el que lo formula de manera más clara: todos los autoengaños, todos los errores, todas las mentiras que se producen en las cabezas de los hombres lo hacen a partir de una sola mentira básica: la de que existe el sentido, la de que existe la finalidad, porque si existe el sentido y la finalidad, todo está justificado, tanto la matanza de seis millones de judíos como los veintitantos millones exterminados por Stalin. En cuanto a Pascal, sus manuscritos los publica Pierre Nicole, que es el autor de un libro extraordinario sobre el teatro, en el que analiza el espacio escénico como el espacio de la corrupción de las almas. La polémica con Racine es terrible, porque Nicole dice que un poeta teatral no es más que un envenenador de las almas, así que será mejor poeta teatral cuanto mejor las envenene. A ese envenenador de almas llamamos hoy político.

http://www.elmundo.es/opinion/2017/10/21/59ea5271e2704e23078b4666.html
 
España no quiere dejar de ser
Carmen Álvarez Vela

Al fin se ha decidido aplicar el artículo 155 de la Constitución y frente a la lamentable, lacrimógena y patética reacción de Puigdemont y sus prosélitos, se percibe un sentimiento de euforia y alegría en la mayoría de los catalanes – los grandes sufridores de esta larga pesadilla- y en el resto de españoles. Está bien saborear durante unos instantes la victoria de la batalla, pero sin olvidar que todavía estamos en guerra. Porque la guerra va a ser larga y dura, y querremos tirar la toalla mil veces, pero no nos lo podemos permitir.

Dos factores fundamentales nos han traído hasta aquí. El discurso del Rey, en el que no se pronunció la palabra diálogo, en el que quedó claro que no había lugar a la componenda frente a la sedición y que tuvo un efecto balsámico y revitalizador en los catalanes que, por primera vez, supieron que no estaban abandonados.

En segundo lugar, y quizá como consecuencia no sólo del discurso sino de la actitud decidida del Rey, muchos españoles tomamos conciencia en todos lugares del territorio nacional de que esto no era un ataque sólo a Cataluña, sino a toda España. Muchos descubrimos que somos a la vez, catalanes, andaluces, gallegos y extremeños. Porque cuando decimos que somos españoles estamos diciendo que somos todo eso. En palabras del apóstol San Pablo a los Corintios, “cuando una parte del cuerpo se duele, todo el cuerpo se duele”.

Fue por ese dolor, por esa solidaridad con los catalanes frente a los que atacaban la libertad y la soberanía española, por lo que empezaron a colgarse banderas en los balcones, por lo que en todas partes se salió a la calle a apoyar a Cataluña frente a la sedición y por lo que la mayoría silenciada tomó las calles de Barcelona literalmente, para decir que el silencio se había acabado. Nada de nacionalismo español como nos quieren decir muchos, tratando de equipararnos a los separatistas. Es que España es una realidad que no quiere dejar de ser.

¿Saben cuántos catalanes descubrieron que su vecino pensaba igual que él al ver su bandera en el balcón? ¿Saben cómo se ha vivido ese “salir del armario“? He visto fotos de días consecutivos de un solo edificio en el que parecía que iban floreciendo banderas españolas mientras las esteladas se iban retirando de otros balcones. Esto no ha sido un mero gesto. Ha sido un mensaje a los políticos, al gobierno. España no transige con más injusticia, no queremos que sigan existiendo españoles de primera y de segunda. Al fin nos atrevemos a decir lo que pensamos en contra de lo políticamente correcto.

Esta crisis es la oportunidad para acabar con el pensamiento único que da por hecho que ciertas regiones españoles en virtud de una historia inventada tienen más derechos que otras. Porque los “hechos diferenciales”que aducen los nacionalistas son meros artificios absurdos para justificar prebendas y privilegios. Porque la ideología nacionalista es perniciosa per se. Porque no es respetable la xenofobia ni el supremacismo que se esconde tras una identidad cultural forzada y forzosa. Porque el nacionalismo se sustenta, en todos los casos, en el racismo y por tanto en la exclusión del que cree diferente.

Es el momento de España. De exigir que el artículo 155 no se quede a medio camino. Es necesario desmantelar un negocio que ha hecho de Cataluña su sede social y recordar que Valencia, Baleares, Navarra y Galicia van por el mismo camino. Porque el País Vasco ya no se puede tratar sin realizar una cirugía mayor.

Paremos el nacionalismo en toda España. Tengamos visión de conjunto y vigilemos que el gobierno no flaquee ni se contente con una restitución de lo anterior. Lo que ha habido hasta ahora es lo que nos ha traído hasta aquí y no queremos que se repita.

No retiremos las banderas de los balcones. Esto acaba de empezar y ahora sabemos que podemos y debemos pararlos.

https://carmenalvarezvela.wordpress.com/2017/10/23/espana-no-quiere-dejar-de-ser-por-carmen-alvarez/
 
Cataluña necesita un ejército... de psiquiatras. Pero nadie se atreve a decirlo
La prueba de que todo esto es una farsa la tenemos en que aplicar el artículo 155 a cualquier otra autonomía que no fuera Cataluña o el País Vasco, jamás habría parecido una medida exagerada

JAVIER BENEGAS

Cataluna-necesita-ejercito-psiquiatras-decirlo_1074802867_10094225_1020x574.jpg


Más allá de la secular deslealtad nacionalista, de la que ya en 1981 advertía Tarradellas en su famosa carta a La Vanguardia, señalando a Jordi Pujolcomo un peligroso instigador del desafecto, nada de lo que hoy sucede en Cataluña sería posible sin la concurrencia de otro poderoso vector propio de nuestro tiempo: la emergencia del Yo sentimental.

Que personas supuestamente adultas lloren desconsoladamente cuando Puigdemont, ocho segundos después de declarar la independencia, la deja en suspenso, obliga a mirar más allá del mero bochorno político. Porque, como dijo el poeta, ay de aquella sociedad en la que hasta los hombres barbudos se deshacen en lágrimas.

Entre la ira y la lágrima fácil
¿Qué extraño fenómeno ha degradado a personas que se supone hechas y derechas a la categoría de temblorosos e inconsolables seres? ¿Qué ha sucedido para que la responsabilidad individual sea remplazada por la servidumbre de quimeras colectivas que, como el nacionalismo, son esclavas de los sentimientos?

Que aquellos que tienen ocho apellidos catalanes se crean, no ya diferentes, sino superiores al resto de los españoles, forma parte del secular supremacismo nacionalista. Sin embargo, no se explica que personas nacidas y criadas en otras regiones, pero empadronadas en Cataluña, terminen subyugadas emocionalmente por una idea que tacha a padres, hermanos, tíos y demás familiares y amigos no emigrados de seres inferiores y ajenos a la dicha de la unidad de destino en lo universal que el nacionalismo promueve.

La explicación a este fenómeno no la encontraremos en las reflexiones políticas; menos aún en los análisis de unos medios de información aferrados a la noticia del momento, al último suceso. Es necesario ampliar nuestra visión y comprender que, como advirtió Kundera, el “homo sentimentalis” está tomando posesión del mundo

“El homo sentimentalis no puede ser definido como un hombre que siente (porque todos sentimos), sino como un hombre que ha hecho un valor del sentimiento. A partir del momento en que el sentimiento se considera un valor, todo el mundo quiere sentir; y como a todos nos gusta jactarnos de nuestros valores, tenemos tendencia a mostrar nuestros valores […] Es parte de la definición de sentimiento el que nazca en nosotros sin la intervención de nuestra voluntad, frecuentemente contra nuestra voluntad. En cuanto queremos sentir (decidimos sentir, tal como Don Quijote decidió amar a Dulcinea) el sentimiento ya no es sentimiento, sino una imitación del sentimiento, su exhibición. A lo cual suele denominarse histeria. Por eso, el homo sentimentalis (es decir, el hombre que ha hecho del sentimiento un valor) es en realidad lo mismo que el homo hystericus.”

Es difícil saber si el escritor checo llegó a esta inquietante conclusión por sí mismo o lo hizo ayudado por las reflexiones de terceros, porque lo cierto es que no es el único que ha venido advirtiendo de la sustitución de la tradicional autorrealización individual por una “paz mental” dependiente de la satisfacción de los sentimientos, incluso de los más peregrinos y arbitrarios.

El siglo XX no acabó bien; tampoco en Cataluña
Ya, en su Historia del siglo XX, Eric J. Hobsbawm escribía que el viejo siglo no había acabado bien, sino que terminó con un enojoso lloriqueo. Por su parte, Lasch apuntaba al surgimiento de una sociedad acosada por la ansiedad, la depresión, los intangibles descontentos y un vacío interior insoportable.

El "hombre psicológico" de finales del siglo XX y principios del XXI ya no buscaba la autorrealización individual, tampoco la trascendencia espiritual, sino la tranquilidad mental. La política había ido ocupando todos los espacios donde antes las personas podían desenvolverse con cierto grado de autonomía, hasta que, finalmente, la terapia social se constituyó en la sucesora del individualismo liberal y también de las viejas religiones.

Sí, el nuevo mundo terapéutico es antirreligioso, pero no porque quienes ejercen de terapeutas sean racionales y recurran a métodos científicos de curación, sino porque la sociedad postmoderna ha asumido que "no tiene futuro" y, por lo tanto, sólo está preocupada por sus necesidades inmediatas, las cuales van variando según el cambiante criterio de expertos y políticos.

Viajar ligeros de equipaje
Hoy, cuando los terapeutas hablan de "amor", definen el amor como un elemento subordinado a las necesidades emocionales del paciente. Jamás animarán al sujeto a subordinar estas necesidades a alguien o a causa alguna más allá de sí mismo. "Amar" como autosacrificio, como sumisión a una lealtad superior resulta hoy inaceptablemente opresivo. Vivimos en sociedades donde el “compromiso” se ha vuelto una carga insoportable. Para sentirnos bien, hemos de viajar ligeros de equipaje, sin matrimonio, ni hijos, ni viejos de los que hacernos cargo; a lo sumo una mascota que no puede contradecirnos o una causa intercambiable.

Más allá de la secular deslealtad nacionalista, de la que ya en 1981 advertía Tarradellas en su famosa carta a La Vanguardia, señalando a Jordi Pujol como un peligroso instigador del desafecto, nada de lo que hoy sucede en Cataluña sería posible sin la concurrencia de otro poderoso vector propio de nuestro tiempo: la emergencia del Yo sentimental.

Que personas supuestamente adultas lloren desconsoladamente cuando Puigdemont, ocho segundos después de declarar la independencia, la deja en suspenso, obliga a mirar más allá del mero bochorno político. Porque, como dijo el poeta, ay de aquella sociedad en la que hasta los hombres barbudos se deshacen en lágrimas.

El nacionalismo sentimental
En definitiva, quienes en Cataluña entran en trance agitando banderas separatistas o, en su defecto, lloran a lágrima viva porque alguien les revela que los Reyes Magos son los padres, encarnan a la perfección ese “homo hystericus” en que ha devenido el ya de por sí inestable “homo sentimentalis”. En consecuencia, a nadie debe extrañar que los nacionalistas sentimentales se sitúen por encima de las leyes, y que crean tener derecho para imponernos su voluntad, ya que, según dicen, nos la imponen de forma “pacífica”.

Sin embargo, no debemos engañarnos y creernos a salvo de lo que acontece en Cataluña. Si no fuera por el tono de debilidad general, este culebrón habría sido resuelto hace tiempo. Ocurre que no sólo los taimados líderes secesionistas, su tropa de incondicionales a sueldo y los numerosos conversos tienen la culpa. Fuera de Cataluña muchas personas se han rendido también a la visión terapéutica del mundo, en la que incluso el Estado de derecho palidece frente a la emergencia de las lágrimas.

La prueba de que todo esto es una farsa la tenemos en que aplicar el artículo 155 a cualquier otra autonomía que no fuera Cataluña o el País Vasco, jamás habría parecido una medida exagerada. El motivo de esta diferencia de juicio no la hallaremos en la historia, tampoco en las singularidades culturales, al fin y al cabo, todas las regiones tienen las suyas, sino en el grado en que el sentimentalismo colectivo se constituye en tabú en esas regiones.

http://www.vozpopuli.com/opinion/Ca...31.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter
 
Back