Elecciones generales. El día después.

Lo pongo aquí para que tenga más visión.

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La Valencia que pasa hambre: «¿Cómo le dices a una niña de seis años que no puede desayunar»
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Tras cerrarles la sede, el Banco de Alimentos reparte comida en varios puntos de la ciudad cada mes. / IRENE MARSILLA
Ya son más de 54.000 personas en situación de pobreza alimentaria | Las colas en los repartos de comida y centros de asistencia son cada vez más largas.

MAR GUADALAJARASábado, 3 agosto 2019, 18:34

«Medio brik de leche, pan de molde, algo de bollería industrial, un kilo de arroz y un par de latas de conservas». Elena antes de levantarse hace un recuento mental de la comida que tiene. Después abre la despensa para comprobar si ha acertado en su inventario, con la esperanza de haber contado de menos. «Ojalá tener algo de carne o pescado», piensa. Prepara el desayuno para sus dos hijos, de seis y dos años, y para su marido enfermo. Ella, con el estómago vacío, organiza el día. Sabe que esta semana, como la tercera de cada mes, habrá reparto de alimentos en el barrio. En la ciudad de Valencia son cerca de 5.000 las personas que pasan hambre, más de 54.000 en toda la provincia y superan las 101.000 en la Comunitat.

Las colas del hambre se organizaban en varios puntos de la ciudad. Valencia se consagraba hace unos días como Capital Mundial de la Alimentación, al tiempo que el Banco de Alimentos repartía comida a más de 1.200 familias.



«Los niños hacen apenas dos comidas; a veces no toman leche, y nosotros ni eso»



La necesidad se refleja en sus ojos. Pero también se puede ver la vergüenza y la desesperación. Cuando el camión abre sus puertas y los voluntarios empiezan a vociferar nombres y apellidos, la gente se pone de pie. Algunos esperan cabizbajos, buscando la sombra. Otros impacientes, con el ceño fruncido, bajan al asfalto, bolsa en mano. Un matrimonio, con vestimenta impoluta, se acerca a los responsables de la organización para pedirles discreción. Otra pareja más joven reconocen no sentirse «cómodos con la situación» y con un hilo de voz explican que es su primera vez.





Ha aumentado el número de personas que padece pobreza alimentaria en Valencia. Organizaciones y comedores sociales que trabajan para ayudar a estas familias coinciden en lo evidente: cada vez hay más gente que pasa hambre en la ciudad. El aumento ha sido del 44% en el último año, «y la tendencia que se observa es que va a seguir al alza en 2019», asegura el presidente de Casa Caridad, Luis Miralles. «En el comedor social ha crecido mucho la presencia de extranjeros, tanto de los que están de paso, como aquellos que buscan protección internacional. Pero también, se registra un aumento de familias españolas que acuden a nosotros para poder hacer al menos una comida al día», añade Miralles.



Entidades y familias ponen en cuestión la actuación de los Servicios Sociales



Las bolsas del camión de reparto iban descendiendo. Un joven que no supera los 18 años, hacía ese gesto universal: juntando las yemas de los dedos y moviendo la mano frente a su boca, pedía a los voluntarios algo para comer. «En cada reparto hacemos unas nueve o diez alzas nuevas; hay mucha gente que viene a pedir ayuda y a presentar los papeles para poder beneficiarse y es esta la realidad que tenemos en Valencia, aunque no lo vean, estas son las políticas sociales del gobierno autonómico y municipal», dice con el rostro serio, Jaime Serra, presidente del Banco de Alimentos de Valencia.

Elena se sabe todos los trucos, es la mejor contando historias y enrevesadas excusas a sus hijos. Pero engañar al hambre es difícil. Cómo ella, hay muchas madres que no pueden darles un vaso de leche diario a sus hijos. «Los niños hacen dos comidas, nosotros ni eso», dice Elena agachando la mirada. Antes de tocar fondo, siguen adelante, tratando de buscar trabajo, un sueldo que no esté por debajo del mínimo, batallando contra la burocracia para conseguir ayudas, viviendo en el umbral.



Denuncian un exceso de burocracia que dificulta el acceso a la mayoría de las ayudas



«Son personas respetables, con estudios y muy educados, pero como no tienen recursos, están en lo más bajo de esta sociedad», dice Jaime Serra, que se muestra duro con la falta de apoyo que reciben: «frecuentan los Servicios Sociales pero les dan meses de plazo, porque no tienen un papel o porque según ellos no son un caso prioritario, siempre hay alguna excusay las ayudas no llegan, se demuestra que necesitan ayuda, viven en el umbral de la pobreza pero en esta ciudad las ayudas van por barrios y algunos caen más en gracia que otros, hay ciertas zonas mucho más cuidadas a nivel social».

En otra cola, esta vez en una en la que abundan los productos frescos y la necesidad ha quedado relegada a un segundo plano, se adquiere comida sin atender al hambre. «Compramos sin pensar en lo que realmente vamos a consumir», advierten los expertos, como María Dolores Raigón, doctora ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia y vicepresidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica.

Esta vez, no hay ni rastro de vergüenza, pese a ser el punto clave del desperdicio de alimentos. «Se deben de establecer leyes y normativas que regulen cómo minimizar lo que malgastamos a todos los niveles, es necesario establecer límites para las empresas y concienciar de forma inteligente al consumidor», apunta Raigón que acierta al destacar que «ahorrando una cuarta parte de lo que desperdiciamos podríamos hacer que las personas que padecen hambre accedan a una dieta normal».

Del hambre al desecho de comida, pasando por la obesidad; el acuerdo firmado por el Ayuntamiento de Valencia y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), marca unos objetivos con los que se pretende dar ejemplo. A pie de calle, la realidad de la Capital Mundial de la Alimentación, es muy distinta.
En cifras
5.000
personas en Valencia sufren una situación de pobreza alimentaria.
1.200
familias deben acudir a entidades sociales ante las dificultades para acceder a la comida. En la Comunitat, son más de 101.000 las personas que padecen esta situación, según los últimos datos del mes de mayo registrados por el Banco de Alimentos.
290.000
toneladas de alimentos se tiran a la semana en la Comunitat. Cada semana 5.600 toneladas terminan en la basura. Los expertos piden que se tomen medidas para frenar el desperdicio alimentario. Es un problema de dinero, pero también ambiental.
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Elena, junto a los productos que acaba de recibir para su familia. / IRENE MARSILLA



Elena Martorell | En paro«¿Cómo le dices a una niña de seis años que no puede desayunar»
«¿Cómo le dices a una niña de seis años que hoy no puede desayunar o que puede que no tenga libros para ir al colegio, ni podrá ir a las excursiones con el resto de su clase?», se pregunta Elena con los ojos llenos de lágrimas. Tiene 35 años, se quedó en la calle y sin trabajo por problemas familiares. «Me he visto sola, en la calle, embarazada, con mi marido y mi hija enfermos, con epilepsia y sin medicación», relata con rabia. A su cargo hay tres bocas que alimentar, además de la suya. Con la pensión por la minusvalía de su marido, no llega, asegura que ahora mismo está «en números rojos». Con el pago del piso y las gafas de su hija, está a cero. Los Servicios Sociales no le prestan la ayuda necesaria, «pese a que por ley, deberían pagarle a mi hija por la minusvalía que le acaban de detectar, nadie nos ayuda, nos han dicho que no somos un caso prioritarios, que están saturados y pidamos ayuda a nuestros familiares más cercanos. ¿A quién pido ayuda, si mis suegros están muertos y mi madre me echó de casa?». Una señora se acerca a ella con una bolsa de ropa de niño. «Gracias a gente como ella y a las amistades que aún conservo, puedo salir adelante, me siento muy agradecida por ello», dice pese a todo.

Lleva la documentación y el dinero encima, «por si encuentro un lugar donde pueda usar un ordenador y puedo seguir intentando tramitar las ayudas». Ha aprendido a racionar la comida y a pedir ayuda sin sentir vergüenza por ello. «Debes ir mirando a un lado y a otro, porque no sabes por donde te caerá esta vez, pero mi prioridad es darles una mínima calidad de vida a ellos y no voy a desistir».



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Olivia, en la cola para recibir alimento. / IRENE MARSILLA
Olivia del Moral | En paro«Nos vemos ahogados y sin ayudas, es difícil salir»
Al pasar una enfermedad se quedó en paro. Nunca pensó que podría llegar a esta situación, pero la pequeña pensión que cobra no es suficiente y no llega a fin de mes. Su hijo tiene 13 años y Olivia asegura que «nunca le ha faltado nada», aunque lamenta no poder comprarle productos frescos como carne o pescado. «Por ahora intento buscar trabajo, no tengo apoyo porque la familia que nos queda vive fuera», comenta, aunque con actitud admirable se replica así misma: «yo siempre me he buscado la vida sola y he tratado de arreglármelas como he podido». En su barrio es habitual convivir con familias que pasan una situación parecida. Ahora, dice, la zona está más degradada, pero los vecinos «nos ayudamos en lo que podemos». Para ella son los políticos los que deberían pasarse más por los barrios «que vean cuántos están en esta situación, porque es muy difícil salir y no son sólo los extranjeros están mal, somos los propios españoles los que nos vemos ahogados y sin ayudas de ningún tipo».



En verano se desperdicia más comida
El verano es la época del año en la que más desperdicios de comida se generan. «Al cambiar el menú por productos frescos, la vida de estos es más corta y acaban antes en la basura», explica David Esteller, responsable del proyecto contra el desperdicio alimentario de AECOC, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores. Las empresas ya se han puesto las pilas para evitar desechar alimentos según Esteller; lo hacen «para ser más eficientes, buscan el fallo y tratan de solventarlo para evitar pérdidas». No sólo se trata de dinero, «también de un gasto energético, de agua y de recursos, que afecta a nivel medioambiental», explica.

Los hábitos de consumo y el modelo de vida influye en el desperdicio. «Nuestras abuelas aprovechaban todo, hasta el pan duro», relata Esteller. Estas costumbres, se han extendido a través de la tecnología. Ganan terreno aplicaciones que ponen en contacto a restaurantes, panaderías o supermercados con los consumidores, para liquidar los excedentes. Aún así, los expertos piden más regulación.



https://www.lasprovincias.es/valencia-ciudad/valencia-pasa-hambre-20190729170016-nt.html
 
Lo pongo aquí para que tenga más visión.

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La Valencia que pasa hambre: «¿Cómo le dices a una niña de seis años que no puede desayunar»
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Tras cerrarles la sede, el Banco de Alimentos reparte comida en varios puntos de la ciudad cada mes. / IRENE MARSILLA
Ya son más de 54.000 personas en situación de pobreza alimentaria | Las colas en los repartos de comida y centros de asistencia son cada vez más largas.

MAR GUADALAJARASábado, 3 agosto 2019, 18:34

«Medio brik de leche, pan de molde, algo de bollería industrial, un kilo de arroz y un par de latas de conservas». Elena antes de levantarse hace un recuento mental de la comida que tiene. Después abre la despensa para comprobar si ha acertado en su inventario, con la esperanza de haber contado de menos. «Ojalá tener algo de carne o pescado», piensa. Prepara el desayuno para sus dos hijos, de seis y dos años, y para su marido enfermo. Ella, con el estómago vacío, organiza el día. Sabe que esta semana, como la tercera de cada mes, habrá reparto de alimentos en el barrio. En la ciudad de Valencia son cerca de 5.000 las personas que pasan hambre, más de 54.000 en toda la provincia y superan las 101.000 en la Comunitat.

Las colas del hambre se organizaban en varios puntos de la ciudad. Valencia se consagraba hace unos días como Capital Mundial de la Alimentación, al tiempo que el Banco de Alimentos repartía comida a más de 1.200 familias.



«Los niños hacen apenas dos comidas; a veces no toman leche, y nosotros ni eso»



La necesidad se refleja en sus ojos. Pero también se puede ver la vergüenza y la desesperación. Cuando el camión abre sus puertas y los voluntarios empiezan a vociferar nombres y apellidos, la gente se pone de pie. Algunos esperan cabizbajos, buscando la sombra. Otros impacientes, con el ceño fruncido, bajan al asfalto, bolsa en mano. Un matrimonio, con vestimenta impoluta, se acerca a los responsables de la organización para pedirles discreción. Otra pareja más joven reconocen no sentirse «cómodos con la situación» y con un hilo de voz explican que es su primera vez.





Ha aumentado el número de personas que padece pobreza alimentaria en Valencia. Organizaciones y comedores sociales que trabajan para ayudar a estas familias coinciden en lo evidente: cada vez hay más gente que pasa hambre en la ciudad. El aumento ha sido del 44% en el último año, «y la tendencia que se observa es que va a seguir al alza en 2019», asegura el presidente de Casa Caridad, Luis Miralles. «En el comedor social ha crecido mucho la presencia de extranjeros, tanto de los que están de paso, como aquellos que buscan protección internacional. Pero también, se registra un aumento de familias españolas que acuden a nosotros para poder hacer al menos una comida al día», añade Miralles.



Entidades y familias ponen en cuestión la actuación de los Servicios Sociales



Las bolsas del camión de reparto iban descendiendo. Un joven que no supera los 18 años, hacía ese gesto universal: juntando las yemas de los dedos y moviendo la mano frente a su boca, pedía a los voluntarios algo para comer. «En cada reparto hacemos unas nueve o diez alzas nuevas; hay mucha gente que viene a pedir ayuda y a presentar los papeles para poder beneficiarse y es esta la realidad que tenemos en Valencia, aunque no lo vean, estas son las políticas sociales del gobierno autonómico y municipal», dice con el rostro serio, Jaime Serra, presidente del Banco de Alimentos de Valencia.

Elena se sabe todos los trucos, es la mejor contando historias y enrevesadas excusas a sus hijos. Pero engañar al hambre es difícil. Cómo ella, hay muchas madres que no pueden darles un vaso de leche diario a sus hijos. «Los niños hacen dos comidas, nosotros ni eso», dice Elena agachando la mirada. Antes de tocar fondo, siguen adelante, tratando de buscar trabajo, un sueldo que no esté por debajo del mínimo, batallando contra la burocracia para conseguir ayudas, viviendo en el umbral.



Denuncian un exceso de burocracia que dificulta el acceso a la mayoría de las ayudas



«Son personas respetables, con estudios y muy educados, pero como no tienen recursos, están en lo más bajo de esta sociedad», dice Jaime Serra, que se muestra duro con la falta de apoyo que reciben: «frecuentan los Servicios Sociales pero les dan meses de plazo, porque no tienen un papel o porque según ellos no son un caso prioritario, siempre hay alguna excusay las ayudas no llegan, se demuestra que necesitan ayuda, viven en el umbral de la pobreza pero en esta ciudad las ayudas van por barrios y algunos caen más en gracia que otros, hay ciertas zonas mucho más cuidadas a nivel social».

En otra cola, esta vez en una en la que abundan los productos frescos y la necesidad ha quedado relegada a un segundo plano, se adquiere comida sin atender al hambre. «Compramos sin pensar en lo que realmente vamos a consumir», advierten los expertos, como María Dolores Raigón, doctora ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia y vicepresidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica.

Esta vez, no hay ni rastro de vergüenza, pese a ser el punto clave del desperdicio de alimentos. «Se deben de establecer leyes y normativas que regulen cómo minimizar lo que malgastamos a todos los niveles, es necesario establecer límites para las empresas y concienciar de forma inteligente al consumidor», apunta Raigón que acierta al destacar que «ahorrando una cuarta parte de lo que desperdiciamos podríamos hacer que las personas que padecen hambre accedan a una dieta normal».

Del hambre al desecho de comida, pasando por la obesidad; el acuerdo firmado por el Ayuntamiento de Valencia y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), marca unos objetivos con los que se pretende dar ejemplo. A pie de calle, la realidad de la Capital Mundial de la Alimentación, es muy distinta.
En cifras

5.000
personas en Valencia sufren una situación de pobreza alimentaria.
1.200
familias deben acudir a entidades sociales ante las dificultades para acceder a la comida. En la Comunitat, son más de 101.000 las personas que padecen esta situación, según los últimos datos del mes de mayo registrados por el Banco de Alimentos.
290.000
toneladas de alimentos se tiran a la semana en la Comunitat. Cada semana 5.600 toneladas terminan en la basura. Los expertos piden que se tomen medidas para frenar el desperdicio alimentario. Es un problema de dinero, pero también ambiental.
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Elena, junto a los productos que acaba de recibir para su familia. / IRENE MARSILLA



Elena Martorell | En paro«¿Cómo le dices a una niña de seis años que no puede desayunar»
«¿Cómo le dices a una niña de seis años que hoy no puede desayunar o que puede que no tenga libros para ir al colegio, ni podrá ir a las excursiones con el resto de su clase?», se pregunta Elena con los ojos llenos de lágrimas. Tiene 35 años, se quedó en la calle y sin trabajo por problemas familiares. «Me he visto sola, en la calle, embarazada, con mi marido y mi hija enfermos, con epilepsia y sin medicación», relata con rabia. A su cargo hay tres bocas que alimentar, además de la suya. Con la pensión por la minusvalía de su marido, no llega, asegura que ahora mismo está «en números rojos». Con el pago del piso y las gafas de su hija, está a cero. Los Servicios Sociales no le prestan la ayuda necesaria, «pese a que por ley, deberían pagarle a mi hija por la minusvalía que le acaban de detectar, nadie nos ayuda, nos han dicho que no somos un caso prioritarios, que están saturados y pidamos ayuda a nuestros familiares más cercanos. ¿A quién pido ayuda, si mis suegros están muertos y mi madre me echó de casa?». Una señora se acerca a ella con una bolsa de ropa de niño. «Gracias a gente como ella y a las amistades que aún conservo, puedo salir adelante, me siento muy agradecida por ello», dice pese a todo.

Lleva la documentación y el dinero encima, «por si encuentro un lugar donde pueda usar un ordenador y puedo seguir intentando tramitar las ayudas». Ha aprendido a racionar la comida y a pedir ayuda sin sentir vergüenza por ello. «Debes ir mirando a un lado y a otro, porque no sabes por donde te caerá esta vez, pero mi prioridad es darles una mínima calidad de vida a ellos y no voy a desistir».



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Olivia, en la cola para recibir alimento. / IRENE MARSILLA
Olivia del Moral | En paro«Nos vemos ahogados y sin ayudas, es difícil salir»
Al pasar una enfermedad se quedó en paro. Nunca pensó que podría llegar a esta situación, pero la pequeña pensión que cobra no es suficiente y no llega a fin de mes. Su hijo tiene 13 años y Olivia asegura que «nunca le ha faltado nada», aunque lamenta no poder comprarle productos frescos como carne o pescado. «Por ahora intento buscar trabajo, no tengo apoyo porque la familia que nos queda vive fuera», comenta, aunque con actitud admirable se replica así misma: «yo siempre me he buscado la vida sola y he tratado de arreglármelas como he podido». En su barrio es habitual convivir con familias que pasan una situación parecida. Ahora, dice, la zona está más degradada, pero los vecinos «nos ayudamos en lo que podemos». Para ella son los políticos los que deberían pasarse más por los barrios «que vean cuántos están en esta situación, porque es muy difícil salir y no son sólo los extranjeros están mal, somos los propios españoles los que nos vemos ahogados y sin ayudas de ningún tipo».



En verano se desperdicia más comida
El verano es la época del año en la que más desperdicios de comida se generan. «Al cambiar el menú por productos frescos, la vida de estos es más corta y acaban antes en la basura», explica David Esteller, responsable del proyecto contra el desperdicio alimentario de AECOC, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores. Las empresas ya se han puesto las pilas para evitar desechar alimentos según Esteller; lo hacen «para ser más eficientes, buscan el fallo y tratan de solventarlo para evitar pérdidas». No sólo se trata de dinero, «también de un gasto energético, de agua y de recursos, que afecta a nivel medioambiental», explica.

Los hábitos de consumo y el modelo de vida influye en el desperdicio. «Nuestras abuelas aprovechaban todo, hasta el pan duro», relata Esteller. Estas costumbres, se han extendido a través de la tecnología. Ganan terreno aplicaciones que ponen en contacto a restaurantes, panaderías o supermercados con los consumidores, para liquidar los excedentes. Aún así, los expertos piden más regulación.



https://www.lasprovincias.es/valencia-ciudad/valencia-pasa-hambre-20190729170016-nt.html


No sólo es en
Lo pongo aquí para que tenga más visión.

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La Valencia que pasa hambre: «¿Cómo le dices a una niña de seis años que no puede desayunar»
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Tras cerrarles la sede, el Banco de Alimentos reparte comida en varios puntos de la ciudad cada mes. / IRENE MARSILLA
Ya son más de 54.000 personas en situación de pobreza alimentaria | Las colas en los repartos de comida y centros de asistencia son cada vez más largas.

MAR GUADALAJARASábado, 3 agosto 2019, 18:34

«Medio brik de leche, pan de molde, algo de bollería industrial, un kilo de arroz y un par de latas de conservas». Elena antes de levantarse hace un recuento mental de la comida que tiene. Después abre la despensa para comprobar si ha acertado en su inventario, con la esperanza de haber contado de menos. «Ojalá tener algo de carne o pescado», piensa. Prepara el desayuno para sus dos hijos, de seis y dos años, y para su marido enfermo. Ella, con el estómago vacío, organiza el día. Sabe que esta semana, como la tercera de cada mes, habrá reparto de alimentos en el barrio. En la ciudad de Valencia son cerca de 5.000 las personas que pasan hambre, más de 54.000 en toda la provincia y superan las 101.000 en la Comunitat.

Las colas del hambre se organizaban en varios puntos de la ciudad. Valencia se consagraba hace unos días como Capital Mundial de la Alimentación, al tiempo que el Banco de Alimentos repartía comida a más de 1.200 familias.



«Los niños hacen apenas dos comidas; a veces no toman leche, y nosotros ni eso»



La necesidad se refleja en sus ojos. Pero también se puede ver la vergüenza y la desesperación. Cuando el camión abre sus puertas y los voluntarios empiezan a vociferar nombres y apellidos, la gente se pone de pie. Algunos esperan cabizbajos, buscando la sombra. Otros impacientes, con el ceño fruncido, bajan al asfalto, bolsa en mano. Un matrimonio, con vestimenta impoluta, se acerca a los responsables de la organización para pedirles discreción. Otra pareja más joven reconocen no sentirse «cómodos con la situación» y con un hilo de voz explican que es su primera vez.





Ha aumentado el número de personas que padece pobreza alimentaria en Valencia. Organizaciones y comedores sociales que trabajan para ayudar a estas familias coinciden en lo evidente: cada vez hay más gente que pasa hambre en la ciudad. El aumento ha sido del 44% en el último año, «y la tendencia que se observa es que va a seguir al alza en 2019», asegura el presidente de Casa Caridad, Luis Miralles. «En el comedor social ha crecido mucho la presencia de extranjeros, tanto de los que están de paso, como aquellos que buscan protección internacional. Pero también, se registra un aumento de familias españolas que acuden a nosotros para poder hacer al menos una comida al día», añade Miralles.



Entidades y familias ponen en cuestión la actuación de los Servicios Sociales



Las bolsas del camión de reparto iban descendiendo. Un joven que no supera los 18 años, hacía ese gesto universal: juntando las yemas de los dedos y moviendo la mano frente a su boca, pedía a los voluntarios algo para comer. «En cada reparto hacemos unas nueve o diez alzas nuevas; hay mucha gente que viene a pedir ayuda y a presentar los papeles para poder beneficiarse y es esta la realidad que tenemos en Valencia, aunque no lo vean, estas son las políticas sociales del gobierno autonómico y municipal», dice con el rostro serio, Jaime Serra, presidente del Banco de Alimentos de Valencia.

Elena se sabe todos los trucos, es la mejor contando historias y enrevesadas excusas a sus hijos. Pero engañar al hambre es difícil. Cómo ella, hay muchas madres que no pueden darles un vaso de leche diario a sus hijos. «Los niños hacen dos comidas, nosotros ni eso», dice Elena agachando la mirada. Antes de tocar fondo, siguen adelante, tratando de buscar trabajo, un sueldo que no esté por debajo del mínimo, batallando contra la burocracia para conseguir ayudas, viviendo en el umbral.



Denuncian un exceso de burocracia que dificulta el acceso a la mayoría de las ayudas



«Son personas respetables, con estudios y muy educados, pero como no tienen recursos, están en lo más bajo de esta sociedad», dice Jaime Serra, que se muestra duro con la falta de apoyo que reciben: «frecuentan los Servicios Sociales pero les dan meses de plazo, porque no tienen un papel o porque según ellos no son un caso prioritario, siempre hay alguna excusay las ayudas no llegan, se demuestra que necesitan ayuda, viven en el umbral de la pobreza pero en esta ciudad las ayudas van por barrios y algunos caen más en gracia que otros, hay ciertas zonas mucho más cuidadas a nivel social».

En otra cola, esta vez en una en la que abundan los productos frescos y la necesidad ha quedado relegada a un segundo plano, se adquiere comida sin atender al hambre. «Compramos sin pensar en lo que realmente vamos a consumir», advierten los expertos, como María Dolores Raigón, doctora ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia y vicepresidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica.

Esta vez, no hay ni rastro de vergüenza, pese a ser el punto clave del desperdicio de alimentos. «Se deben de establecer leyes y normativas que regulen cómo minimizar lo que malgastamos a todos los niveles, es necesario establecer límites para las empresas y concienciar de forma inteligente al consumidor», apunta Raigón que acierta al destacar que «ahorrando una cuarta parte de lo que desperdiciamos podríamos hacer que las personas que padecen hambre accedan a una dieta normal».

Del hambre al desecho de comida, pasando por la obesidad; el acuerdo firmado por el Ayuntamiento de Valencia y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), marca unos objetivos con los que se pretende dar ejemplo. A pie de calle, la realidad de la Capital Mundial de la Alimentación, es muy distinta.
En cifras

5.000
personas en Valencia sufren una situación de pobreza alimentaria.
1.200
familias deben acudir a entidades sociales ante las dificultades para acceder a la comida. En la Comunitat, son más de 101.000 las personas que padecen esta situación, según los últimos datos del mes de mayo registrados por el Banco de Alimentos.
290.000
toneladas de alimentos se tiran a la semana en la Comunitat. Cada semana 5.600 toneladas terminan en la basura. Los expertos piden que se tomen medidas para frenar el desperdicio alimentario. Es un problema de dinero, pero también ambiental.
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Elena, junto a los productos que acaba de recibir para su familia. / IRENE MARSILLA



Elena Martorell | En paro«¿Cómo le dices a una niña de seis años que no puede desayunar»
«¿Cómo le dices a una niña de seis años que hoy no puede desayunar o que puede que no tenga libros para ir al colegio, ni podrá ir a las excursiones con el resto de su clase?», se pregunta Elena con los ojos llenos de lágrimas. Tiene 35 años, se quedó en la calle y sin trabajo por problemas familiares. «Me he visto sola, en la calle, embarazada, con mi marido y mi hija enfermos, con epilepsia y sin medicación», relata con rabia. A su cargo hay tres bocas que alimentar, además de la suya. Con la pensión por la minusvalía de su marido, no llega, asegura que ahora mismo está «en números rojos». Con el pago del piso y las gafas de su hija, está a cero. Los Servicios Sociales no le prestan la ayuda necesaria, «pese a que por ley, deberían pagarle a mi hija por la minusvalía que le acaban de detectar, nadie nos ayuda, nos han dicho que no somos un caso prioritarios, que están saturados y pidamos ayuda a nuestros familiares más cercanos. ¿A quién pido ayuda, si mis suegros están muertos y mi madre me echó de casa?». Una señora se acerca a ella con una bolsa de ropa de niño. «Gracias a gente como ella y a las amistades que aún conservo, puedo salir adelante, me siento muy agradecida por ello», dice pese a todo.

Lleva la documentación y el dinero encima, «por si encuentro un lugar donde pueda usar un ordenador y puedo seguir intentando tramitar las ayudas». Ha aprendido a racionar la comida y a pedir ayuda sin sentir vergüenza por ello. «Debes ir mirando a un lado y a otro, porque no sabes por donde te caerá esta vez, pero mi prioridad es darles una mínima calidad de vida a ellos y no voy a desistir».



valencia-pobreza7-kP8H--624x385@Las%20Provincias.jpg

Olivia, en la cola para recibir alimento. / IRENE MARSILLA
Olivia del Moral | En paro«Nos vemos ahogados y sin ayudas, es difícil salir»
Al pasar una enfermedad se quedó en paro. Nunca pensó que podría llegar a esta situación, pero la pequeña pensión que cobra no es suficiente y no llega a fin de mes. Su hijo tiene 13 años y Olivia asegura que «nunca le ha faltado nada», aunque lamenta no poder comprarle productos frescos como carne o pescado. «Por ahora intento buscar trabajo, no tengo apoyo porque la familia que nos queda vive fuera», comenta, aunque con actitud admirable se replica así misma: «yo siempre me he buscado la vida sola y he tratado de arreglármelas como he podido». En su barrio es habitual convivir con familias que pasan una situación parecida. Ahora, dice, la zona está más degradada, pero los vecinos «nos ayudamos en lo que podemos». Para ella son los políticos los que deberían pasarse más por los barrios «que vean cuántos están en esta situación, porque es muy difícil salir y no son sólo los extranjeros están mal, somos los propios españoles los que nos vemos ahogados y sin ayudas de ningún tipo».



En verano se desperdicia más comida
El verano es la época del año en la que más desperdicios de comida se generan. «Al cambiar el menú por productos frescos, la vida de estos es más corta y acaban antes en la basura», explica David Esteller, responsable del proyecto contra el desperdicio alimentario de AECOC, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores. Las empresas ya se han puesto las pilas para evitar desechar alimentos según Esteller; lo hacen «para ser más eficientes, buscan el fallo y tratan de solventarlo para evitar pérdidas». No sólo se trata de dinero, «también de un gasto energético, de agua y de recursos, que afecta a nivel medioambiental», explica.

Los hábitos de consumo y el modelo de vida influye en el desperdicio. «Nuestras abuelas aprovechaban todo, hasta el pan duro», relata Esteller. Estas costumbres, se han extendido a través de la tecnología. Ganan terreno aplicaciones que ponen en contacto a restaurantes, panaderías o supermercados con los consumidores, para liquidar los excedentes. Aún así, los expertos piden más regulación.



https://www.lasprovincias.es/valencia-ciudad/valencia-pasa-hambre-20190729170016-nt.html

En Valencia y en otros lugares de España. ¡Ojalá que el hambre solo fuera de Valencia, con todo el respeto a los valencianos por supuesto, sino que también en España en general.

¿Cuánta gente pasa hambre en España?


  • Manuel BruscasManuel Bruscas es activista contra el despilfarro de comida y co-autor del libro Los tomates de verdad son feos.

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M. B.


¿Cuánta gente pasa hambre en España?

"El hambre paseaba sus vacas exprimidas,

sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,

sus ávidas quijadas, sus miserables vidas

frente a los comedores y los cuerpos salubres"

(Miguel Hernández, poema El hambre)

La obsesión por los datos es sin lugar a duda uno de los símbolos de nuestro tiempo. Las empresas recogen permanentemente información sobre qué hacemos o dónde lo hacemos, y eso les permite mejorar su habilidad para predecir nuestro comportamiento e incluso, como bien describe Yuval Noah Harari, "hackear" nuestras mentes. Los Estados, por su parte, también recopilan muchísimos datos sobre sus ciudadanos lo que, entre otras cosas, les permite elaborar informes repletos de indicadores económicos y estadísticas de lo más variopinto. Sin embargo, ni los unos ni los otros son capaces de responder con precisión a una pregunta: ¿cuánta gente pasa hambre en el mundo? En efecto, en esta supuesta Arcadia feliz del Big Data en la que todo se mide, no sabemos la respuesta a una pregunta, que al menos a mí, me parece muy pertinente.

Dado que no sabemos con exactitud el número de hambrientos que hay en el mundo, tomaremos como referencia las estimaciones que regularmente publica la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO en sus siglas en inglés). En su último informe (publicado en septiembre de 2018), la FAO estima que en el año 2017 casi 821 millones de personas en el mundo pasaron hambre, es decir ¡una de cada nueve! Según este mismo informe esto supone un considerable aumento con respecto a 2014, año en el que "solo" pasaban hambre 783 millones de personas.

En el caso de España, tampoco contamos con cifras fiables sobre el hambre. Según el informe de la FAO que veíamos unas líneas más arriba, en España hay alrededor de 600.000 personas en situación de inseguridad alimentaria grave. Sin embargo, según la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales "la mala alimentación por motivos económicos y, en ocasiones, el hambre, son situaciones reales que afectan a más de un millón de personas en España". Si el lector no acaba de fiarse de estos datos le recomiendo darse una vuelta por los muchos comedores sociales regentados por organizaciones como Cáritas: en sus puertas siempre hay gente esperando su ración de esperanza (léase comida). También le puede preguntar a esos miles de niños y niñas que van al colegio sin poder desayunar porque sus familias no pueden permitírselo y cuya única "oportunidad" de alimentación mínimamente decente es la comida que ofrecen los colegios al mediodía. En este sentido vale la pena recordar algo que ya han advertido las autoridades europeas: en el año 2016 la tasa de riesgo de pobreza de menores de 18 años en España era del 29,7%, es decir 9,7 puntos superior a la media europea y solo por detrás de Rumanía y Bulgaria (nota: En 2017 esta tasa bajó en España al 28,3%).

El hambre en España es un asunto que cualquier gobernante decente tendría que incluir entre sus prioridades.

Sí, en esta España del año 2019 no estamos viviendo esa hambruna extrema que mata a millones de personas en el África subsahariana, pero podemos decir con rotundidad que la "insolvencia alimentaria" es real. De hecho "insolvencia alimentaria" es un eufemismo y sería más correcto decir que hay gente que pasa hambre. Pensemos en una familia con tres hijos que cuando llega final de mes no tiene dinero y cuya nevera está vacía. Los padres se preguntan entonces qué le van a dar de comer a sus hijos. ¿Acaso eso no es hambre?

No olvidemos tampoco que, de facto, el hambre cercena la igualdad de oportunidades de los menores: una alimentación insuficiente o inadecuada provoca déficit de atención escolar y problemas en su desarrollo cognitivo (lo que se traduce, por ejemplo, en dificultades para desarrollar el habla). En otras palabras, todos esos niños "malnutridos" están condenados a tener una educación insuficiente y por tanto su futuro laboral no parece muy halagüeño. Una alimentación deficiente también se traduce en problemas de salud. Y es que las familias con pocos recursos dedican su escaso presupuesto a adquirir alimentos "baratos" pero de poco valor nutricional: se trata de productos que vienen cargados de grasas saturadas y de azúcares (ya sabemos que el al azúcar anula las ganas de comer). Es más barato y rápido saciarse a base de bollería industrial que con verduras o ensaladas. El resultado de esta "dieta" es un aumento alarmante de los índices de obesidad o diabetes entre los más pequeños. El futuro se antoja pues desolador para estos niños: enfermos y, como señalábamos antes, con muchas menos oportunidades laborales.

Creo, en definitiva, que el hambre en España es un asunto que cualquier gobernante decente tendría que incluir entre sus prioridades. Así pues, la próxima vez que alguien diga que defiende el interés "de los españoles", sería menester preguntarle si le parece lógico que tantos españoles y españolas pasen hambre y qué piensa a hacer al respecto.

https://www.huffingtonpost.es/manuel-bruscas/cuanta-gente-pasa-hambre-en-espana_a_23670768/
 
Por si lo desconoces existe un post abierto de chistes cortos en el foro de LITERATURA.

Es de chiste, por no decir de risa que digas a la izquierda, lo dejo en eso, izquierda a secas lo de los gastos e ingresos y deuda pública.

Que yo sepa la izquierda no ha tenido el control de fondos para generar deuda. Quienes la han generado porque han gastado mas de lo ingresado han sido los de la derecha, e incluyo ahí al actual PXXE.


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Esa deuda pública la han generado no subiendo las pensiones, , ni aumentando los gastos en dependencia, ni en sanidad, ni en educación, sino en comisiones a amiguetes, en construir submarinos que no flotan, aeropuertos sin aviones, y un largo etc etc etc.

¿Ahora nos vienes a recordar que hay que gastar poco dinero en prestaciones sociales porque se aumenta la deuda pública?

A lo dicho, el post de chistes cortos está en el Foro de Literatura.


Yo no he hecho referencia ninguna a en qué hay que gastarlo o no, hasta la fecha me he limitado a poner el balance de ingresos y gastos del 2018 y a señalar que de dónde se pretendía sacar el dinero, porque las cuentas no salen... Es más, a otra forera le he pedido que me hiciera un desglose de cuentas macro para ver cuál era su planteamiento, y todavía sigo esperando...;)

Y como ya he puesto el enlace no lo repito, sólo señalo que más del 75% del gasto del estado está destinado a gasto social, transferencias a las CCAA, sanidad y educación y cultura...., y el 60% es gasto social. Y eso emitiendo deuda ;), ahora vete tú a enfrentarte con los compradores de deuda verás a dónde se va tu gasto social sin dinero.
Lo que digo yo no es un chiste, un chiste es precisamente lo que dices tú, proponiendo medidas que no dependen de los ingresos del estado, si no de los prestamistas al estado...

Y por cierto, yo me guío por las cuentas que se barajan en el BCE, no por lo que publican los periodistas :)

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Y sí, digo izquierda y con razón, porque si son incapaces de controlar sus propias cuentas, como para que controlen las cuentas ajenas...;)

"Izquierda Unida, un partido casi en quiebra con una deuda de más de diez millones de euros."
https://www.lainformacion.com/polit...a-nuevas-elecciones-millones_0_914908745.html
 
Carmen Calvo "trabajando" duramente



Y normal que tenga guardaespaldas, ese vídeo que acabas de subir lo demuestra, cualquiera con posibilidades haría lo mismo. No hay que olvidar, y el vídeo lo demuestra, que ha habido alguien que la ha seguido por la calle a "escondidas" y sin que ella se diera cuenta. Había que ver la reacción de más de una si ve en internet un vídeo en el que le han seguido por la calle grabandole, alguien que no sabe ni quién es, y que sabe todo lo que ha hecho y dónde ha estado.
 
Yo no he hecho referencia ninguna a en qué hay que gastarlo o no, hasta la fecha me he limitado a poner el balance de ingresos y gastos del 2018 y a señalar que de dónde se pretendía sacar el dinero, porque las cuentas no salen... Es más, a otra forera le he pedido que me hiciera un desglose de cuentas macro para ver cuál era su planteamiento, y todavía sigo esperando...;)

Y como ya he puesto el enlace no lo repito, sólo señalo que más del 75% del gasto del estado está destinado a gasto social, transferencias a las CCAA, sanidad y educación y cultura...., y el 60% es gasto social. Y eso emitiendo deuda ;), ahora vete tú a enfrentarte con los compradores de deuda verás a dónde se va tu gasto social sin dinero.
Lo que digo yo no es un chiste, un chiste es precisamente lo que dices tú, proponiendo medidas que no dependen de los ingresos del estado, si no de los prestamistas al estado...

Y por cierto, yo me guío por las cuentas que se barajan en el BCE, no por lo que publican los periodistas :)

Ver el archivo adjunto 1122659


Y sí, digo izquierda y con razón, porque si son incapaces de controlar sus propias cuentas, como para que controlen las cuentas ajenas...;)

"Izquierda Unida, un partido casi en quiebra con una deuda de más de diez millones de euros."
https://www.lainformacion.com/polit...a-nuevas-elecciones-millones_0_914908745.html

Pues debieras preguntarte de donde procede la deuda española, quien la ha generado y por qué. Claro que en eso no interesa profundizar ¿verdad?

Y en cuanto a los ingresos del Estado te diré que si todos pagarían sus impuestos seguro que habría dinero para mas gasto social. Claro que eso supondría subir los impuestos, algo que los que tendrían que pagar de mas no les interesa para nada.

Por eso torpedean que la izquierda alcance puestos de poder que puede ir contra sus intereses. Prefieren evadirlo a paraísos fiscales que allí lo tiene muy bien escondidito, y de cara a éste país llenan sus casas de banderolas rojigualdas para decir que son muy españoles, aunque desgraciadamente adolecen de patriotismo.

Lo que no es normal por poner un ejemplo es que si yo debo a Hacienda se me quita de mi nómina, pero si es por poner un ejemplo Mario Conde no se le embarga ningún bien para pagar su deuda.

Y ya no digo por poner otro ejemplo la empresa familiar de la anterior ministra y portavoz del PP Dolors de Montserrat cuya empresa familiar debía y debe dinero, que por lo visto no paga y no piensa pagar.

Y otro ejemplo tenemos en el crédito a los padres de Diaz Ayuso que no lo ha pagado tampoco, pero tampoco se le reclama, pero la prensa calla, la Sra. Ayuso puede ser presidenta de Madrid.

Por no hablar de Villacís que con su empresa patrimonial ha evadido impuestos, pero es digna de ser vicealcaldesa de Madrid.

Hablamé ahora tu de la izquierda y de ingresos. Ingresos hay de sobra, pero hace falta que quien tiene que pagar pague lo que debe y que no se vaya de rositas.
 
Y normal que tenga guardaespaldas, ese vídeo que acabas de subir lo demuestra, cualquiera con posibilidades haría lo mismo. No hay que olvidar, y el vídeo lo demuestra, que ha habido alguien que la ha seguido por la calle a "escondidas" y sin que ella se diera cuenta. Había que ver la reacción de más de una si ve en internet un vídeo en el que le han seguido por la calle grabandole, alguien que no sabe ni quién es, y que sabe todo lo que ha hecho y dónde ha estado.

¿Por la calle a escondidas? ¿La han agredido? ¿La han acosado en su domicilio? ¿Han publicado donde vive y han echado mierda en su buzón?

¿En base a que lleva guardaespaldas cuando va de compras? ¡Anda ya!
 
Pues debieras preguntarte de donde procede la deuda española, quien la ha generado y por qué. Claro que en eso no interesa profundizar ¿verdad?

Y en cuanto a los ingresos del Estado te diré que si todos pagarían sus impuestos seguro que habría dinero para mas gasto social. Claro que eso supondría subir los impuestos, algo que los que tendrían que pagar de mas no les interesa para nada.

Por eso torpedean que la izquierda alcance puestos de poder que puede ir contra sus intereses. Prefieren evadirlo a paraísos fiscales que allí lo tiene muy bien escondidito, y de cara a éste país llenan sus casas de banderolas rojigualdas para decir que son muy españoles, aunque desgraciadamente adolecen de patriotismo.

Lo que no es normal por poner un ejemplo es que si yo debo a Hacienda se me quita de mi nómina, pero si es por poner un ejemplo Mario Conde no se le embarga ningún bien para pagar su deuda.

Y ya no digo por poner otro ejemplo la empresa familiar de la anterior ministra y portavoz del PP Dolors de Montserrat cuya empresa familiar debía y debe dinero, que por lo visto no paga y no piensa pagar.

Y otro ejemplo tenemos en el crédito a los padres de Diaz Ayuso que no lo ha pagado tampoco, pero tampoco se le reclama, pero la prensa calla, la Sra. Ayuso puede ser presidenta de Madrid.

Por no hablar de Villacís que con su empresa patrimonial ha evadido impuestos, pero es digna de ser vicealcaldesa de Madrid.

Hablamé ahora tu de la izquierda y de ingresos. Ingresos hay de sobra, pero hace falta que quien tiene que pagar pague lo que debe y que no se vaya de rositas.
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Pues debieras preguntarte de donde procede la deuda española, quien la ha generado y por qué. Claro que en eso no interesa profundizar ¿verdad?

Y en cuanto a los ingresos del Estado te diré que si todos pagarían sus impuestos seguro que habría dinero para mas gasto social. Claro que eso supondría subir los impuestos, algo que los que tendrían que pagar de mas no les interesa para nada.

Por eso torpedean que la izquierda alcance puestos de poder que puede ir contra sus intereses. Prefieren evadirlo a paraísos fiscales que allí lo tiene muy bien escondidito, y de cara a éste país llenan sus casas de banderolas rojigualdas para decir que son muy españoles, aunque desgraciadamente adolecen de patriotismo.

Lo que no es normal por poner un ejemplo es que si yo debo a Hacienda se me quita de mi nómina, pero si es por poner un ejemplo Mario Conde no se le embarga ningún bien para pagar su deuda.

Y ya no digo por poner otro ejemplo la empresa familiar de la anterior ministra y portavoz del PP Dolors de Montserrat cuya empresa familiar debía y debe dinero, que por lo visto no paga y no piensa pagar.

Y otro ejemplo tenemos en el crédito a los padres de Diaz Ayuso que no lo ha pagado tampoco, pero tampoco se le reclama, pero la prensa calla, la Sra. Ayuso puede ser presidenta de Madrid.

Por no hablar de Villacís que con su empresa patrimonial ha evadido impuestos, pero es digna de ser vicealcaldesa de Madrid.

Hablamé ahora tu de la izquierda y de ingresos. Ingresos hay de sobra, pero hace falta que quien tiene que pagar pague lo que debe y que no se vaya de rositas.

Pues precisamente porque me pregunto de dónde viene toda esa deuda y me preocupo de buscar las respuestas en los sitios que procede ( el BCE y el BDE) sé de lo que hablo ;). Otr@ prefieren seguir las consignas de los partidos de turno y no se enteran de nada. Para darte una pista busca: incremento de deuda etapa Zapatero, barra libre de créditos en el "bar" de las cajas-bancos, incremento del paro hasta + del 25% con el consiguiente descenso de ingresos de impuestos, emisiones de deuda con intereses del 4% y más en el 2011 ( que hubo que reducir asegurando la tranquilidad a los mercados), déficit del estado rondando el 10% en el 2011.... Y no sigo, porque es algo que tendrías que haber hecho tú para dar respuestas a tus ciutas, ahora hazte un mapa conceptual y saca las conclusiones...

A la izquierda no se la torpedea, simplemente a la izquierda se la critica porque o miente intencionadamente, o hace unas propuestas macroeconómicas inasumibles, salvo que se quiera llevar al país a la quiebra total...
Tú piensas que ingresos hay de sobra, te lo compro, venga, actualmente el 60% es gasto social puro y duro, dejando al margen sanidad, educación, pago de deuda y transferencias a CCAA, ahora cuéntame: ¿cuántos cotizantes hay? ¿cuántos por tramo de cotización? ¿ te has mirado los desgloses de ingresos tributarios temporales de la agencia tributaria? ¿ y el desglose de gasto del estado?. Y así.... suma y sigue, pero mientras no hagas todo esto... a mi no me vengas a dar lecciones.
Y en cuanto a lo que comentas de esas políticas ( Díaz Ayuso, Villacís, Montserrat.....) pues lo mismo que Manuela Carmena y la empresa de su marido, imagino, que hay legislación y sentencias al respecto, que el patrimonio personal no es patrimonio empresarial y consecuentemente no hace frente a las quiebras empresariales...
 
¿Por la calle a escondidas? ¿La han agredido? ¿La han acosado en su domicilio? ¿Han publicado donde vive y han echado mierda en su buzón?

¿En base a que lleva guardaespaldas cuando va de compras? ¡Anda ya!

Pero ¿la siguieron o no la siguieron?, ¿la grabaron a escondidas? ¿ o no la grabaron?.... porque mucho queja con grabar un despacho de un organismo público, que es eso.... público ( y encima...4 muebles y 4 paredes), pero para grabar a personas sin que se enteren os parece estupendo...;)
 


En cuanto a los salarios....

ESTRUCTURA SALARIAL EN ESPAÑA
Así son los sueldos españoles: el más frecuente es de 17.482 euros y los más bajos están en la hostelería
El salario medio general es de 23.646,5 euros y entre los jefes y gerentes sube a 51.010,5 euros
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CRISTINA DELGADO
MANUEL V. GÓMEZ
Madrid 21 JUN 2019 - 19:13 CEST


Una camarera atiende a unos clientes en una terraza en Valencia. FOTO: MÓNICA TORRES (EPA) | VÍDEO: EPV

En España, el sueldo más frecuente era de 17.482 euros al año en 2017. Es lo que se cobra de forma más habitual, bastante por debajo del sueldo medio: este ascendió a 23.646,50 euros. Lo que pasa es que la media es un resultado más matemático que real, ya que, según explica el Instituto Nacional de Estadística, "una característica de las funciones de distribución salarial es que figuran muchos más trabajadores en los valores bajos que en los sueldos más elevados. Este hecho da lugar a que el salario medio sea superior tanto al salario mediano como al más frecuente". En todo caso, todas las estadísticas arrojan una subida con respecto al año anterior: el salario más frecuente se elevó un 5,9% (de 16.497,4 euros a 17.482 euros) y el salario medio, un 2,1% (de 23.156,3 euros a 23.646,5 euros).


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Las medias anuales difieren bastante por sexos: 26.391,84 euros para los hombres y de 20.607,85 euros para las mujeres. Es decir: lo que ganaron ellas equivale al 78,1% de lo que ganaron ellos. El INE advierte que en muchos casos esa menor remuneración responde a que las mujeres, de media, trabajan más en sectores con peores sueldos y suelen tener más empleo a tiempo parcial y con contrato temporal que los hombres. "Esta diferencia entre la remuneración de hombres y mujeres se reduce si se consideran puestos de trabajo similares [misma ocupación, tipo de contrato, tipo de jornada, etcétera]", recuerda.




Los mejor pagados, en el País Vasco
Los salarios más elevados en 2017 correspondieron al País Vasco (28.204,49 euros anuales por trabajador), Madrid (27.089,12 euros) y Navarra (26.329,79 euros). Por su parte, Extremadura (19.672,40 euros), Canarias (20.185,33 euros) y Castilla-La Mancha (21.033,33) presentaron los salarios más bajos. El salario medio de las mujeres fue inferior al de los hombres en todas las comunidades, en especial en Asturias, Navarra y Murcia. Donde menos distancia hubo fue en Canarias, Baleares y Extremadura.

El coste laboral subió un 2,1% en el primer trimestre, su mayor alza en cinco años
Las ocupaciones menos remuneradas fueron las de los trabajadores no cualificados en el sector servicios (12.954,6 euros), los de servicios de restauración y comercio (15.173,6 euros) y los trabajadores de los servicios de salud y el cuidado de personas (15.527,6 euros).

La edad con mejores sueldos medios: de 55 a 59 años
También la edad es determinante: en general, a más edad, mayor sueldo. Los que menos cobran son los que tienen menos de 20 años (7.868,3 euros) y entre 20 y 24 años (11.775,39 euros). La franja mejor remunerada es la de los que tienen entre 55 y 59 años (27.631 euros al año). "Existe una relación positiva entre la edad de los trabajadores y el nivel salarial, lo cual es previsible dado que los trabajadores con más edad son, en general, los de mayor antigüedad y experiencia en el puesto de trabajo", señala el INE.

En todas las franjas de edad, ellas cobran menos que ellos, y esa distancia se hace mayor por edad. En el grupo de edad de más de 55 años, los salarios medios de las mujeres (23.360 euros al año) son 8.039 euros más bajos al año que entre los hombres (cobran 31.399 euros el año). Según el INE, "esto se explica por la mejor cualificación (ocupación, estudios...) de las mujeres más jóvenes respecto a las de mayor edad".

https://elpais.com/economia/2019/06/21/actualidad/1561105583_765818.html

Aparte de posibles variaciones en lo que respecta a las tablas del IRPF hay que contemplar que la banca recibió un rescate y resulta que tanto el PXXE como el PP lo dieron por perdido. Y son 42.017 millones los que nos deben.

Aparte de eso están las SICAV que tributan al 1% ¿Es justo?

Por otro lado las rentas del capital y del trabajo no tributan igual. Las de capital tributan menos que las rentas del trabajo. Vamos que un Borjamari que tiene acciones a la hora de tributar lo hace en una cuantía menor que un trabajador en una fábrica.


Hay mucho por hacer en el ámbito impositivo ¿no crees? Claro que es chocar contra poderes a los que no les gustaría porque se verían afectados de pleno.
 
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