Elecciones generales. El día después.

Sánchez ha cometido dos errores graves

Como los izquierdistas de antes, Iglesias es de los que prefieren ser pocos pero con los principios bien firmes que más pero habiendo perdido la cara

Al líder socialista no le quedan más que dos opciones: la de convocar nuevas elecciones o la de aceptar las exigencias de Podemos

Carlos Elordi

12/07/2019 - 21:29h
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reunión con el secretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, de cara a la sesión de investidura que comienza el 22 de julio. RICARDO RUBIO / EUROPA PRESS

Pedro Sánchez ha llevado las cosas hasta un punto en el que solo cediendo a las condiciones de Pablo Iglesias puede evitar la repetición de elecciones. Ha puesto a su rival, y posible socio, en una situación en la que aceptar un gobierno como el que propone el líder socialista, sin que él o los suyos figuren en el mismo, si no es de pega, equivaldría a una derrota sin paliativos de Iglesias. Y en esas condiciones, no hay acuerdo posible. Lo que cabe preguntarse es si el presidente del Gobierno podría haber evitado llegar a ese extremo si hubiera actuado de otra forma.




El repaso del proceso que ha seguido desde la noche de las elecciones, y sobre todo su conclusión hasta este momento, lleva a concluir que Pedro Sánchez ha cometido algún error que ya parece insalvable. La cuestión está en los motivos que le han llevado a eso. Y sobre este punto no cabe más que especular.

En torno a dos elementos. Uno de ellos consiste en la suposición de que el líder socialista debía creer seriamente que existía una posibilidad real de entendimiento con Ciudadanos y de que ha confiado en ella prácticamente hasta hace pocos días. El otro es que ha debido estar muy seguro de que Iglesias evitaría por encima de todo la repetición de elecciones. Porque, tal y como dicen las encuestas, en ellas Unidas Podemos sufriría un batacazo del que difícilmente podría recuperarse y que la hundiría en una crisis interna incontrolable.

La actuación de Pedro Sánchez en estos dos últimos meses se entiende mejor a la luz de esos supuestos. Creyéndose más fuerte de lo que realmente era, el líder socialista abordó la negociación imponiendo sus condiciones. Fue él, y no Iglesias, quien primero habló de nombres y no de programas. Aunque lo hiciera proponiendo un gobierno de "cooperación" y rechazado la idea de una coalición, lo cual era una manera indirecta, pero muy clara, de decir que no quería a gente de Unidas Podemos en su futuro gabinete, que sólo aceptaba que le votaran sin cargos a cambio.

Habría que adivinar qué habría dicho Pablo Iglesias si no se hubiera encontrado desde un primer momento con una condición que tan claramente excluía a él y los suyos de la entrada en el olimpo del poder político. Lo que está claro es que, una vez conocida, la presencia de representantes de Unidas Podemos y seguramente de él mismo en el gobierno -aunque esto nunca se ha explicitado tajantemente-, se convirtió en la clave de toda la posición de Unidas Podemos. Sánchez lo podía haber evitado dejando la cosa en el aire.

Se equivocó. O tal vez tenía previsto ese rechazo. Quién sabe. Porque en la mente de los estrategas políticos cabe todo, incluso las aberraciones. En todo caso Podemos no iba a pasar por ahí. Y no ha pasado. Y seguramente no pasará. Aunque eso lleve a la repetición de unas elecciones en las que Unidas Podemos corre el riesgo de que una parte de sus votantes no acepte que haya impedido un gobierno de izquierdas y se vaya a la abstención o al PSOE. Como los izquierdistas de antes, Iglesias es de los que prefieren ser pocos pero con los principios bien firmes que más pero habiendo perdido la cara. Los asesores del líder socialista deberían saberlo.

Pero Sánchez estaba jugando también en el otro campo. El del acercamiento a Ciudadanos. Que exigía que los socialistas no se unieran sin ambages al carro de Unidas Podemos, que el pacto posible quedara un tanto en el aire para atraer a Albert Rivera. Está claro que éste tenía motivos para acercarse al PSOE. Uno radica en que más de uno de sus amigos económicos, y Mariano Rajoy, veían eso con buenos ojos. Porque rebajaba la importancia de Unidas Podemos en la futura legislatura. Y, sobre todo, porque evitaba que los partidos independentistas catalanes sacaran provecho de su imprescindible abstención en la investidura. Algo que, por cierto, tendrá que ocurrir si Sánchez quiere ser presidente.

Pero Rivera también podía optar por entendimiento con Sánchez porque esa decisión le serviría para cambiar la cara al partido, para borrar un tanto la imagen de derechización absoluta que Ciudadanos se ha creado en los últimos tiempos. Para volver, en fin, al centro y distinguirse de un PP que le ha ganado una y otra vez cuando han competido por la derecha. Y, además, para afianzar su perfil de gran defensor de la unidad de España, cerrando el paso a cualquier protagonismo del independentismo en la escena política fuera de Cataluña.

No era por tanto una apuesta insensata. Pero Sánchez la ha perdido. Otro error. Rivera ha desechado los anteriores argumentos, a costa incluso de serios problemas en el interior de su partido. Y ha preferido mantenerse en sus trece, en lo que él y los suyos llaman "anti-sanchismo", la nueva seña de identidad de Ciudadanos. Veremos cuánto dura esa postura, que la verdad no parece que vaya a llevar a mucho a Ciudadanos. Pero por ahora, y mientras Albert Rivera mande, no se va a tocar.

Con lo cual Pedro Sánchez ha vuelto al principio. Sólo que habiendo perdido unas cuántas plumas. Tantas, que en estos momentos, y a no ser que el PP diera una sorpresa que parece imposible, al líder socialista no le quedan más que dos opciones: la de convocar nuevas elecciones o la de aceptar las exigencias de Podemos. Es decir, un gobierno de coalición. Que puede ser un desastre. O no, si las cosas se acuerdan de antemano con ideas e inteligencia e inteligencia política.

En todo caso menos inquietante que unas nuevas elecciones en las que no está dicho que el PSOE obtuviera los resultados que pronostica el CIS. Ni tampoco que cambiaran mucho el actual panorama. Cabría también retrasar un par de meses la decisión al respecto. Eso sí, Sánchez tendría que desdecirse de su valentonada de que o la cosa se resuelve al primer intento o nada, seguramente formulada para impresionar a Podemos. Pero además de eso, no parece que unas cuantas semanas más vayan a resolver el dilema, a no ser que en los próximos diez días se dé algún paso en ese sentido.

Hoy por hoy, lo que parece claro es que Podemos no va cambiar de postura. Lo ha confirmado convocando a sus afiliados a que se pronuncien sobre lo que tiene que hacer Iglesias, porque en esas votaciones el líder siempre ha ganado de calle y porque se dice que la mayoría del Podemos de estos días está más que nunca con él.

https://www.eldiario.es/zonacritica/Sanchez-cometido-errores-graves_6_919768049.html

A ver si PS consulta a sus bases, pero me da a la nariz que puedo esperar sentada.

Las encuestas van en favor de quien las promueven, y sus resultados no son fiables. Se han equivocado muchas veces.

Veremos si el afán de no incluir a miembros de la izquierda refuerza a los votantes de izquierda en unas hipotéticas futuras elecciones. Lo que ha quedado claro es que nadie de la izquierda va a sentarse en un Consejo de Ministros saquen los votos que saquen. Ni antes con mas diputados ni ahora con menos. ¿Que tiene la izquierda que no es digna de un puesto en un Gabinete Ministerial?
Los partidos sentenciados por temas de corrupción asi como los financiados ilegalmente pueden, pero los de la izquierda no. ¿Por qué?

Mucha confianza tienen en que el PXXE va a subir y PODEMOS va a bajar. ¿Quien se lo ha dicho? ¿INDRA?

Porque seguro que es la empresa que se encargaría del recuento en unas hipotéticas elecciones, como lo ha hecho cuando gobernaba la derecha y en las últimas con el PXXE ¡Que casualidad!
 
PSOE
Barones socialistas critican la consulta que Podemos está haciendo a sus bases

Fernández Vara cree que consulta de Podemos es "una trampa" para un nuevo 'no' mientras que Iceta señala que es un acuerdo inexistente
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Miquel Iceta, durante un acto con el PSC / DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS (Europa Press)

Barones PSOE
EFE
Barcelona
13/07/2019 - 20:27 h. CEST

El líder del PSC, Miquel Iceta, y el secretario general de los socialistas extremeños y presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, han criticado la consulta que Unidas Podemos está haciendo a sus bases para decidir si sus 42 diputados dan el sí a la investidura de Pedro Sánchez dentro de 10 días. Vara ha señalado que es "sencillamente una trampa para un nuevo 'no'" de Pablo Iglesias mientras que Iceta ha criticado que Unidas Podemos haya puesto en marcha una consulta sobre un acuerdo inexistente.

"Ahora dicen que hacen una consulta sobre un acuerdo que no se sabe cuál es. Recuerdo que cuando hicimos un acuerdo con Ciudadanos se consultó con las bases del partido, pero el acuerdo existía. Podías ir a la web y podías leer cuáles eran los contenidos del acuerdo. En esas condiciones tiene sentido pedir si se comparte o no el contenido", ha apuntado Iceta durante la clausura de la escuela de verano de los socialistas catalanes.




Para Iceta, resulta comprensible que se hayan alzado voces dentro de la formación que lidera Pablo Iglesias diciendo que "la consulta es una broma" y que, en consecuencia, no participarán. En este sentido, ha subrayado que se tiene que ir "con mucho cuidado" con el uso de los "mecanismos democráticos" para garantizar que son "mecanismos de participación y no mecanismos para refrendar lo que una dirección ya ha decidido". "Con esto tenemos que ser muy cuidadosos todos los partidos", ha recalcado.

El líder del PSC ha sostenido que aún "hay tiempo" para que el PSOE y Unidas Podemos sellen un pacto que permita la reelección de Pedro Sánchez, si bien ha avisado: "No nos dejaremos atrapar ni por falsas polémicas ni por descalificaciones". "Llegaron a decir que esto era un corta y pega antes de poderlo leer. Así no se hace política, así se hacen tuits. Y nosotros queremos hacer política, queremos cambiar la sociedad y queremos acercarnos a un ideal de sociedad guiada por unos valores que no son los de la propiedad, el egoísmo y la depredación de la naturaleza. Por lo tanto, si nos dejan haremos de nuevo esa alianza roja, verde y violeta", ha continuado.

En un acto en el que también ha participado el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, Iceta ha resuelto: "No hay otra alternativa o mayoría en el Congreso de los Diputados. Pedimos a los progresistas que participen de un acuerdo de progreso, y a los que no son progresistas, que no se opongan a la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas".

Vara cree que consulta de Podemos es una trampa para un nuevo 'no'
Fernández Vara ha expresado su sospecha de que la consulta planteada por Podemos a sus bases "es sencillamente una trampa para un nuevo 'no', como ocurrió en 2016, a la posibilidad de que haya un gobierno de progreso en España".

En declaraciones a Efe, Fernández Vara ha considerado aún "más grave" el hecho de que esa consulta se produzca "cuando todavía se está en plena negociación", por lo que la ve como "un torpedo a la línea de flotación" de un proceso negociador "necesario e imprescindible en estos momentos". "Tiene toda la pinta de que la decisión la tienen tomada y lo que están intentando es vestirla o hacer ver que es una decisión de las bases cuando a las bases no se les está preguntando por lo que el gobierno está planteando; se le está preguntando por lo que Pablo Iglesias quiere, pero no es lo que el gobierno ha planteado o lo que el PSOE ha planteado", ha explicado Vara.

El líder de los socialistas extremeños ha recordado que corresponde exclusivamente a Pedro Sánchez formar gobierno, "otra cosa -ha dicho- es que pueda haber acuerdos, que pueda haber acercamientos, que pueda haber un programa común, que pueda haber miembros de un partido que se incorporen en ese gobierno", algo muy distinto, a su juicio, de "lo que se está pretendiendo" por parte de Podemos al querer decidir la composición de ese ejecutivo.

Por otra parte, Vara se ha preguntado dónde está en la pregunta de la formación morada a sus bases la propuesta que Pedro Sánchez y el PSOE les han hecho y esto es lo que le lleva a pensar que la consulta es una "trampa".

Guillermo Fernández Vara ha indicado que hasta el sector crítico de Podemos se ha dado cuenta del engaño, "porque les están preguntado por algo que no tiene nada que ver con la realidad". "No aparece la propuesta por ningún lado de que, además de una cooperación de programa, de hacer un programa común, se ofrece la posibilidad de que haya gente cercana a Podemos en el gobierno", añade Vara, tras insistir en que es una prerrogativa exclusiva del presidente del Gobierno elegir a su propio gabinete.

El presidente extremeño no descarta que se pueda llegar a nuevas elecciones, "si nadie da su brazo a torcer". A su juicio, "sería el destino que nadie quiere pero en el que tampoco nadie está haciendo nada por evitarlo, porque ninguno de los partidos están dispuestos a reconocerle al PSOE que se ganó la legitimidad en las urnas de poder formar gobierno".

https://cadenaser.com/ser/2019/07/13/politica/1563041924_133707.html


Cada partido puede hacer lo que crea conveniente.

El que quiera participar que lo haga, y quienes consideren lo contrario que no lo hagan. Es libre cada cual de hacer lo que les apetezca.

¿Por qué no hace el PXXE lo mismo? ¿Se atreven?

Si le han dejado con el culo al aire que se aguanten.
 
Esta vez van a pecho descubierto sin disimulos , dejando bastante evidente que los electores son importantes hasta que les aseguran el puesto de trabajo... una vez votados? a luchar por poltronas que les aseguren su buen vivir por cuatro años.

Se acusan unos a otros de querer sillones ,solicitan cesión de votos a cambio de nada,actuaciones que resultan detestables .
Mucha vergüenza ver como tergiversan las palabras del otro a su favor ,descaradamente se acusan unos a otros de pelear por sillones...en fin,un lamentable espectáculo.
Qué forma bochornosa de entretenernos,hasta vacaciones
Nos merecemos estos políticos?
 
Última edición:


¿Por qué se echa atrás el PSOE? Las negociaciones del que ningún medio habla
Por
Xan Pereira Castro
-
julio 11, 2019
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Este lunes pasado, la ejecutiva del PSOE envió un documento programático a Unidas Podemos para conseguir su apoyo en la investidura que, en palabras de Pablo Iglesias, «es un corta y pega» del programa electoral del PSOE en las pasadas elecciones.

Este envío dió paso a una reunión entre el presidente del Gobierno en funciones y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, durante más de una hora y media sin llegar a ningún tipo de acuerdo y con la sensación de relaciones rotas. «Constatamos que no quiere negociar sino que intenta imponer unilateralmente un gobierno de partido único», indicaron fuentes de la formación morada.

Pero, ¿por qué se ha dado esta situación? En teoría, el entendimiento entre el grupo socialista y Podemos debería ser sencillo, un pacto de gobierno para un país progresista. El Secretario de Economía de Podemos, Nacho Álvarez, explicó en un hilo en Twitter por qué dicho documento es una vuelta atrás respecto a los acuerdos que ya se alcanzaron entre Unidas Podemos y el PSOE en la pasada legislatura, siendo una dificultad añadida en el avance de las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez.




La explicación es la siguiente:

«El PSOE y Unidas Podemos acordamos regular y fijar un techo a la subida abusiva de los precios del alquiler en determinadas zonas, tal y como se está haciendo en otros países. Esa propuesta desaparece».

«El PSOE y Unidas Podemos acordamos la regulación del mercado eléctrico para acabar con la sobrerretribución del oligopolio, que infla artificialmente la factura eléctrica de empresas y hogares. Esa propuesta desaparece«.

«El PSOE y Unidas Podemos acordamos un incremento del 1% en el Impuesto de Patrimonio para grandes fortunas de más de 10 millones de euros. Esa propuesta desaparece».

«El PSOE y Unidas Podemos acordamos el control fiscal sobre las SICAV y las SOCIMI, para evitar que estas entidades se conviertan en pantallas de elusión fiscal. Esa propuesta desaparece«.

«El PSOE y Unidas Podemos acordamos una reforma profunda del bono social eléctrico, insuficiente actualmente, para terminar con la pobreza energética. Esa propuesta desaparece«.

«El acuerdo para derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral (modificación sustancial de las condiciones de trabajo, no caducidad del convenio colectivo…) deja de concretarse y desaparece, a cambio de una fórmula mucho más imprecisa«.

«Decir que quieres negociar y presentar propuestas que son un paso atrás es absurdo. Volver a la casilla de salida para pretender llegar al mismo punto al que ya llegamos hace un año no es una forma honesta de negociar«.

«En 2016 el PSOE nos dijo que en una negociación seria las propuestas no se hacen primero ante los medios de comunicación, sino que se llevan a la mesa de negociación. ¿Por qué entonces el PSOE ahora se contradice? ¿Sánchez quiere que salga adelante la investidura en julio o no?».





«A pesar de todo sigue intacta nuestra voluntad de abordar una negociación integral y honesta, sobre la base de propuestas que permitan avanzar en lo que nuestro país necesita: un programa para un gobierno de coalición, inequívocamente progresista, para la próxima legislatura«.

https://spanishrevolution.org/porqu...BlcRWrxrjWjCNEJZutQN5GLBsgnBLjeEZp7LkkizXU5XE
 
Si yo fuera del PSOE…
Javier Valenzuela

contacta@infolibre.es @cibermonfi
Publicada el 10/07/2019 a las 06:00 Actualizada el 09/07/2019 a las 21:21
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Si yo fuera militante del PSOE, me indignaría la mera sugerencia de que mi partido está deseando que fracase el intento de investidura de Pedro Sánchez de este mes de julio para poder así convocar nuevas elecciones legislativas en noviembre. Y no tanto por el hecho obvio de que eso supone jugar con fuego –el diablo carga las prórrogas, las tandas de penaltis, las segundas vueltas, los plebiscitos y los referendos–, sino porque tal idea implica que el PSOE no tiene el menor escrúpulo a la hora de defraudar a los millones de progresistas –incluidos aquellos socialistas del ¡Con Rivera no!– que votaron el pasado 28 de abril.


¡No! Si yo fuera militante del PSOE, no le aceptaría a nadie insinuar que mi partido se inspira en Maquiavelo y no en Pablo Iglesias Posse, Jean Jaurés y Olof Palme. Que prefiere el tacticismo politiquero y partidista a los nobles principios y valores que proclama. Que desea dar satisfacción al presidente de la CEOE –partidario de unas elecciones en noviembre que dejen “un país más estable y tranquilo”–, y no a la muchísima gente que querría ver desde este mismo verano políticas gubernamentales que les devuelvan derechos y libertades.

Si yo fuera militante del PSOE, me pondría como una hidra si alguien me repitiera lo que se escucha estos días en Madrid, y de fuentes bien informadas, fuentes con acceso a Ferraz y La Moncloa.

Consideraría una infamia que se me dijera que el PSOE le niega el pan y la sal a Podemos para que este partido se vea forzado a no apoyar la investidura de Sánchez. Que el PSOE ya tiene preparada una gigantesca campaña para culpar a Pablo Iglesias Turrión del fracaso de la investidura e intentar conseguir en otoño unos cuantos diputados más a costa de otra nueva caída de Unidas Podemos. Que buscará entonces una nueva investidura, esta vez con el apoyo activo o pasivo de un Albert Rivera al que el Ibex 35 y los gigantes mediáticos presionarán –ahora en serio– para que nos regale otra más de sus volteretas y proclame que el Sánchez del otoño –peleado con Unidas Podemos y a morros con los independentistas tras la sentencia del Procés– ha vuelto a la “senda constitucional”.

¡No! Si yo fuera militante del PSOE no le aceptaría a nadie insinuar que mi partido prefiere la compañía de Ciudadanos a la de Unidas Podemos, el nacional-populismo –sobreexcitado y cargante– de Albert Rivera e Inés Arrimadas a la izquierda de Pablo Iglesias Turrión, Irene Montero y Alberto Garzón. No le aceptaría insinuar que mi partido está deseando acostarse con los que ya se han acostado con Vox, por mucho que eso es lo que les venga bien a los patronos de acá y acullá. Recordaría que la socialdemocracia es una de las corrientes herederas de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad de la Revolución Francesa, de la voluntad de resolver la cuestión social del siglo XIX, del antifascismo de los años 1930 y 1940, del antifranquismo en el caso español. La socialdemocracia no propone un mundo de orden, unidad y disciplina a toda costa, no acepta el carácter inevitable del capitalismo salvaje, no comulga con el cinismo del ande yo caliente, ríase la gente.

Y si yo fuera militante del PSOE, me reiría a carcajadas si alguien, aunque fuera un compañero, quisiera zaherir a Unidas Podemos con el argumento de que pretende sillones. ¿Qué tiene de malo pretender sillones? ¿Es que no los pretende el PSOE? Incluso podría decirse más: el PSOE quiere quedarse con todo el patio de butacas de un futuro Consejo de Ministros con tan solo el 28% de los votos y 123 diputados.

¡No! Si yo fuera militante del PSOE no le aceptaría a nadie insinuar que mi partido va a usar argumentos tan irrisorios como el de la “sed de sillones” de Pablo Iglesias Turrión.

Pero no soy militante del PSOE, ni nunca lo he sido. (Tampoco, por lo demás, de Unidas Podemos o cualquier otro partido con o sin representación parlamentaria). Solo soy un progresista independiente que, como muchos de los que el 28 de abril votaron tanto al PSOE como a Unidas Podemos, me alegré porque esas dos fuerzas superaran en escaños a la suma de PP, Ciudadanos y Vox, e imaginé que podría ser posible un Gobierno progresista fruto de algún tipo de entendimiento entre Sánchez e Iglesias que aliviara los padecimientos de la gente.

P.S.: A mediados de mayo les escribí aquí mismo a los amigos de Unidas Podemos que lo más realista, dada la correlación nacional e internacional de fuerzas, sería que aceptaran una fórmula “a la portuguesa”. Escogieron otro camino, quizá por fogosidad juvenil. Ahora tengo que decirles a los amigos del PSOE que no hay nada de extraño o ilegítimo en el hecho de que quien te puede aportar más de cuarenta diputados te pida a cambio algo más que promesas. Y que resulta muy inquietante que Pedro Sánchez esté especulando con los frutos del otoño. Inquietante no solo para el progresismo español, también para su ambición personal. La baraka no es inagotable y, como ha recordado Iñigo Sáenz de Ugarte, el síndrome de la Moncloa, “la progresiva desconexión con la realidad”, existe.
 
El hartazgo de Felipe VI o cómo los problemas de España tienen nombre de varón
ÁLVARO NIETO
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PUBLICADO15.07.2019, - 05:15

Once semanas después de las elecciones generales del 28 de abril, España sigue sin Gobierno... y no está claro que lo vaya a haber tras la sesión de investidura convocada desde el próximo 22 de julio. Incluso se ha instalado ya entre políticos y periodistas la posibilidad de que se puedan repetir las elecciones el 10 de noviembre.

España se acomoda pues en el bloqueo, si bien sería mejor decir que los que se han apoltronado en esa idea son nuestros representantes: en la calle el malestar es creciente ante la hipótesis de que haya que votar de nuevo en otoño y el deseo de que los políticos se acaben entendiendo es prácticamente unánime entre la ciudadanía. Sin embargo, los cinco principales actores se comportan como si vivieran en una realidad paralela.

Cinco líderes poco hábiles
Pedro Sánchez, el actual presidente del Gobierno, se ha instalado en la comodidad que le ofrece haber sido el más votado y, a pesar de no tener la mayoría absoluta necesaria en el Congreso de los Diputados, pretende salir reelegido casi por arte de magia, sin ceder un solo ápice ni a sus socios "naturales" de Podemos ni a los otros dos posibles aliados con los que podría fraguar una mayoría sólida, Partido Popular y Ciudadanos, a los que pide la abstención gratis total.




El líder del Partido Popular, Pablo Casado, es probablemente el que más está haciendo por que se muevan las cosas. Como ha ido contando Vozpópuli, Casado ha ofrecido a Sánchez todo tipo de colaboraciónen caso de que consiga sacar adelante su investidura, aunque todavía no se atreve a facilitarle ese trance a pesar de que Mariano Rajoyfue presidente en 2016 gracias a la abstención del PSOE.

Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, se ha cerrado en banda en una maniobra que ha desconcertado a buena parte de sus votantes y a algunos de sus dirigentes. Ha rechazado seguir reuniéndose con Sánchez y, de momento, no parece que vaya a cambiar de opinión... por mucho que se acerque la posibilidad de la repetición electoral.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, no puede por sí solo hacer presidente a Sánchez, pero su apoyo ayudaría a poner en marcha la llamada operación Frankestein II, es decir, repetir la alianza de la moción de censura contra Rajoy. El problema es que Iglesias está emperrado en que de esta tiene que salir como ministro de lo que sea. Cegado por su ambición personal, Iglesias está a punto de repetir el rechazo a Sánchez de 2016 que le costó a su partido un millón de votos en las siguientes elecciones.

Santiago Abascal, líder de Vox, es quizás el que menos puede hacer por el desbloqueo, pues sus escaños son escasos y ni siquiera son reclamados por el PSOE. Sin embargo, su partido sí está impidiendo la gobernabilidad de dos comunidades autónomas, Madrid y Murcia, y de unos cuantos ayuntamientos. A diferencia de Podemos, ellos no piden cargos, simplemente buscan que se les haga algo de caso y hacerse una foto junto a sus homólogos de Ciudadanos y PP.

Relaciones deterioradas
España está ahora mismo en manos de estos cinco hombres y ellos son los responsables de que la situación esté atascada. Y, aunque no se subraye lo suficiente, gran parte del problema tiene que ver con la falta de sintonía personal entre algunos de ellos, especialmente entre las parejas Sánchez-Iglesias y Sánchez-Rivera, cuya relación viene ya muy deteriorada desde el bloqueo de hace tres años en el primer caso y desde la posterior moción de censura en el segundo.




Los partidos en España están poco acostumbrados a pactar y demuestran escasa cintura para fraguar consensos. Quizás algún día lo logren. Pero, además, estos líderes tienen secuestrados a sus respectivos partidos, imponiendo posiciones que probablemente no sean compartidas por sus votantes ni por una buena parte de sus dirigentes. Ahí está el caso, por ejemplo, de las recientes salidas en Ciudadanos o del malestar que ha suscitado la consulta-trampa convocada por Iglesias en Podemos para cerrar cualquier posibilidad de acuerdo con Sánchez que no sea que él sea ministro.

Hace tres años vivimos una solución parecida... y sólo se resolvió porque desapareció de escena uno de los líderes. ¿Cabe ahora algo similar?

Hace tres años vivimos una situación muy parecida y convendría recordar que la solución vino de forma traumática, no porque los actores se pusieran de acuerdo o porque la repetición de las elecciones resolviera la aritmética parlamentaria. Uno de los líderes políticos de entonces, Pedro Sánchez, tuvo que ser desahuciado de su partido para que se pudieran evitar unos terceros comicios en menos de un año.

Ahora las cosas pintan igual y da la impresión de que, o de nuevo uno de los actores principales sale de escena, o tendremos bloqueo para rato. ¿Es realista pensar en que pueda suceder algo de ello en los próximos dos meses, antes de que se cumpla el plazo para convocar nuevas elecciones? Parece difícil, pero no descabellado en una España en la que ya es casi imposible hacer pronósticos a más de una semana.

Sánchez está consolidado y Casado parece haber controlado el malestar interno por el descalabro del 28-A, así que todas las miradas están puestas ahora en Rivera e Iglesias, que sí están siendo discutidos en sus partidos por cómo están jugando las cartas del bloqueo. No obstante, de desaparecer uno de ellos, todo indica que tendría que ser tras unas nuevas elecciones y al materializarse su previsible desastre electoral. En el segundo de los casos será muy importante el papel que pueda jugar Íñigo Errejón que, como ha venido contando en VozpópuliLuca Costantini, va lanzado con todo su arsenal a las elecciones del 10-N.

El hartazgo del Rey
Tampoco es descartable que, dada la inutilidad de nuestros cinco líderes, el Rey tome medidas drásticas para desbloquear la situación. La Constitución le da la posibilidad de proponer un candidato a la presidencia del Gobierno, que puede ser cualquier ciudadano español, y, en el caso de que Sánchez no logre los apoyos necesarios o de que se niegue a presentarse a una segunda investidura en septiembre, Felipe VI podría incluso proponer el nombre de otro político/personalidad/socialista para que busque el consenso necesario que evite los comicios de noviembre.

Dado que la política española se parece cada vez más a la italiana, no debemos descartar que un día Felipe VI, harto del egocentrismo de nuestros líderes, apueste por otro nombre

Hay quien asegura que eso es impensable en España, porque supondría un regreso a la peor tradición de injerencia política de los borbones, pero en países como Italia suele ser la opción elegida cuando el bloqueo es imposible de arreglar de otra manera. No es la solución óptima, pero dado que la política española se parece cada vez más a la italiana, no debemos cerrarnos a que un día Felipe VI, harto del egocentrismo de nuestros líderes patrios, ponga encima de la mesa otro nombre diferente a los cinco antes mencionados y le encargue la formación de Gobierno.

Llegado ese hipotético caso, y dado que los cinco irresponsables que nos tienen atascados son todos varones, propongo que la elegida sea una mujer. Quizás ella no esté tan obsesionada como los demás en ver quién tiene la autoestima más grande y así logremos por fin encontrar una salida.

El hartazgo de Felipe VI o cómo los problemas de España tienen nombre de varón https://www.vozpopuli.com/_4b4a81c5 vía @voz_opinion
 
¿ Sera verdad el rumor cada vez mas extendido que es el guuey+ otros el que veta a Pablo Iglesias para formar parte del gobierno?

Yo creo que no, absolutamente no. Es Sanchez quien no le quiere, a menos que no tenga nadie más de quien echar mano. Dicen que Iglesias le ha exigido un ministerio para el y otro para una persona muy cercana....peronismo puro. Aparte de eso, Sanchez podría terminar pactando con bilduetarras y golpistas catalanes, y entonces sì que no querría tener ahí a Iglesias ni loco, porque Iglesias es más afín a esa gente que Sanchez.
 
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