De Meirás a Marivent
Jaime Peñafiel 25/09/2017
Este pasado sábado, la compañera Beatriz Cortázar publicaba, en el ABC de mi admirado Bieito Rubido, una inquietante información sobre el fin de una situación y de una figura femenina que la ha representado, digamos, con cierta dignidad. Pero la noticia que, de un tiempo a esta parte, Carmen Franco Polo, marquesa de Villaverde “apenas habla y hay días que sólo come una croqueta”, según su polémica hija, Carmencita Martinez Bordiú, es para pensar que algo grave le está pasando.
Según ésta, “entre los problemas del Pazo y el tema de Cataluña, la están matando”. Se olvida decir que mamá ha cumplido ya … 91 años aunque la cirugía “antiestética” le hace parecer más joven que su hija.
Pienso que el problema más grave e incómodo es el de Meirás. Las instituciones gallegas y el pueblo han pedido la reversión o devolución al patrimonio público como Bien de Interés Cultural. Así fue ya declarado en 2008 con la oposición de la familia Franco ya que, con ello, se obligaba a abrirlo al público. El 25 de marzo de 2011, se permitió la entrada por primera vez. Todos los viernes en cuatro turnos de visitantes. Menos los meses de julio y agosto por la presencia de la familia con motivo de las vacaciones. Lógico y natural. Pero la Xunta no lo entendió así y en 2016 abrió un expediente multando a la familia.
Para acabarlo de arreglar, el Presidente de la Xunta ha creado una comisión para estudiar los “vicios ocultos” de la donación del palacio a Franco en 1938 y cuya documentación desapareció de los archivos en 2007.
En lo del Pazo podría aplicarse aquello de “Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Porque Meirás fue una donación que las autoridades franquistas coruñesas decidieron regalar a Franco para que lo convirtiera en su residencia de verano.
Cierto es que el procedimiento no fue nada ortodoxo ya que se hizo mediante donaciones “forzosas”, reteniendo parte del salario de los funcionarios y obligando a los ayuntamientos de la provincia coruñesa a aportar el 5% de la recaudación del impuesto de la contribución. Incluso se expropiaron terrenos colindantes al Palacio con un total de 6.6 ha. Un abuso que no tiene nombre.
Cierto es que de todas estas corruptas maniobras la familia Franco no tuvo la menor culpa, por lo que el Pazo es legalmente suyo.
Otra cosa es el Palacio de Marivent, residencia de verano de la reina emérita y cuyo uso y disfrute, por el que el Gobierno balear paga más de 2 millones de euros al año, no se atiene a lo especificado en las condiciones estipuladas por Joan Saridakis y su viuda cuando lo donaron en 1965 a la ciudad de Palma de Mallorca: destinarlo a museo de arte, servicios culturales y de enseñanza y adiestramiento artísticos complementarios. De no ser destinado a ese uso en el plazo de 6 meses debería ser devuelto a sus donantes o sus herederos.
El 4 de agosto de 1973, don Juan Carlos y doña Sofía, entonces Príncipes de España, tomaron posesión y la entonces princesa se dispuso a decorarlo con lo mejor y más caro que había, para ello, en el país.
Fue Nicolás Cotoner, marqués de Mondejar, Jefe de la Casa, de muchísima influencia en la isla, quien movió los hilos para que la Diputación cediera la finca a la Familia Real. Sería bueno y hasta obligado conocer , documentalmente, las condiciones de esta cesión.
De todas formas las autoridades baleares, al igual que las gallegas, han obligado a la Familia a permitir que el público pueda acceder, hasta ahora, solo a los jardines del Palacio de Marivent. Y, como ha exigido la familia Franco, también los Borbones cuando ellos no estén.
Ignoro hasta cuando se mantendrá esta situación. Tanto en Meirás como en Marivent. Con una diferencia: el Pazo tiene propietarios, el Palacio mallorquín no está claro de quien es. ¿Habrá desaparecido esta documentación al igual que la de Meirás?
https://www.republica.com/reino-de-corazones/2017/09/25/de-meiras-a-marivent/
Jaime Peñafiel 25/09/2017
Este pasado sábado, la compañera Beatriz Cortázar publicaba, en el ABC de mi admirado Bieito Rubido, una inquietante información sobre el fin de una situación y de una figura femenina que la ha representado, digamos, con cierta dignidad. Pero la noticia que, de un tiempo a esta parte, Carmen Franco Polo, marquesa de Villaverde “apenas habla y hay días que sólo come una croqueta”, según su polémica hija, Carmencita Martinez Bordiú, es para pensar que algo grave le está pasando.
Según ésta, “entre los problemas del Pazo y el tema de Cataluña, la están matando”. Se olvida decir que mamá ha cumplido ya … 91 años aunque la cirugía “antiestética” le hace parecer más joven que su hija.
Pienso que el problema más grave e incómodo es el de Meirás. Las instituciones gallegas y el pueblo han pedido la reversión o devolución al patrimonio público como Bien de Interés Cultural. Así fue ya declarado en 2008 con la oposición de la familia Franco ya que, con ello, se obligaba a abrirlo al público. El 25 de marzo de 2011, se permitió la entrada por primera vez. Todos los viernes en cuatro turnos de visitantes. Menos los meses de julio y agosto por la presencia de la familia con motivo de las vacaciones. Lógico y natural. Pero la Xunta no lo entendió así y en 2016 abrió un expediente multando a la familia.
Para acabarlo de arreglar, el Presidente de la Xunta ha creado una comisión para estudiar los “vicios ocultos” de la donación del palacio a Franco en 1938 y cuya documentación desapareció de los archivos en 2007.
En lo del Pazo podría aplicarse aquello de “Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Porque Meirás fue una donación que las autoridades franquistas coruñesas decidieron regalar a Franco para que lo convirtiera en su residencia de verano.
Cierto es que el procedimiento no fue nada ortodoxo ya que se hizo mediante donaciones “forzosas”, reteniendo parte del salario de los funcionarios y obligando a los ayuntamientos de la provincia coruñesa a aportar el 5% de la recaudación del impuesto de la contribución. Incluso se expropiaron terrenos colindantes al Palacio con un total de 6.6 ha. Un abuso que no tiene nombre.
Cierto es que de todas estas corruptas maniobras la familia Franco no tuvo la menor culpa, por lo que el Pazo es legalmente suyo.
Otra cosa es el Palacio de Marivent, residencia de verano de la reina emérita y cuyo uso y disfrute, por el que el Gobierno balear paga más de 2 millones de euros al año, no se atiene a lo especificado en las condiciones estipuladas por Joan Saridakis y su viuda cuando lo donaron en 1965 a la ciudad de Palma de Mallorca: destinarlo a museo de arte, servicios culturales y de enseñanza y adiestramiento artísticos complementarios. De no ser destinado a ese uso en el plazo de 6 meses debería ser devuelto a sus donantes o sus herederos.
El 4 de agosto de 1973, don Juan Carlos y doña Sofía, entonces Príncipes de España, tomaron posesión y la entonces princesa se dispuso a decorarlo con lo mejor y más caro que había, para ello, en el país.
Fue Nicolás Cotoner, marqués de Mondejar, Jefe de la Casa, de muchísima influencia en la isla, quien movió los hilos para que la Diputación cediera la finca a la Familia Real. Sería bueno y hasta obligado conocer , documentalmente, las condiciones de esta cesión.
De todas formas las autoridades baleares, al igual que las gallegas, han obligado a la Familia a permitir que el público pueda acceder, hasta ahora, solo a los jardines del Palacio de Marivent. Y, como ha exigido la familia Franco, también los Borbones cuando ellos no estén.
Ignoro hasta cuando se mantendrá esta situación. Tanto en Meirás como en Marivent. Con una diferencia: el Pazo tiene propietarios, el Palacio mallorquín no está claro de quien es. ¿Habrá desaparecido esta documentación al igual que la de Meirás?
https://www.republica.com/reino-de-corazones/2017/09/25/de-meiras-a-marivent/
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