Cuadernos de Historia

Existe la sospecha cierta de que la reina Isabel II y su hermana Luisa Fernanda no eran hijas de Fernando VII sino del que seria segundo marido de la reina madre Maria Cristina de Borbón, Fernando Muñoz, después duque de Riansares, pues al rey siempre le habia costado engendrar y llegar Maria Cristina y engendrar inmediatamente dos es sospechoso. Y se casaron inmediatamente después de la muerte del rey y esta vez la reina tuvo que engendrar otros ocho hijos en secreto. La pareja se hizo de oro con todo tipo de negocios especulativos como los ferrocarriles pero lo que se ignora es que la reina madre fué socia mayoritaria de una compañia en Cuba donde su representante traficaba con esclavos negros. Después, la reina hizo de la compañia una sociedad anónima, pero siguió ganando millonadas con el trafico ilegal, la caña de azucar, etc. Lo he leido en una historia de Cuba de Hugh Thomas, que parece haber estado allí por la cantidad de datos que da sobre la historia de esa isla.

De ser cierto el primer chisme, la propia Isabel II solo seria medio Borbon, su hijo Alfonso XII un cuarto de Borbon y Don Juan se casó con otra Borbón para asegurar la sangre Borbon en los actuales titulares.

Pero lo más importante es ver que la corrupción del Campechano le viene de lejana familia y lo del enriquecimiento con el trafico de esclavos es para vomitar.

Alucinada me hallo, menuda vida de trapicheos se gastaba doña Isabel
 
Alucinada me hallo, menuda vida de trapicheos se gastaba doña Isabel

Sí, ella también. como su madre, se hizo de oro con los negocios corruptos que se hacían a costa del Estado. No habia construcción o comercio o lo que fuese en que no metiese mano la corona y sus amigotes. A todos ellos los liberales no podian ni ver y los echaron con la Revolución Gloriosa con la Reina pero en cuanto se instauró la Restauración con Alfonso XII y su hijo póstumo, la corrupción politica y económica del nuevo régimen se hizo endémica, tambien entre los liberales de Sagasta, por supuesto, a través del caciquismo, la lacra con la que quiso acabar la República, pero aquello era como luchar contra Goliath, después llegó el franquismo, que hizo de todo en el tema de la corrupción entre los gerifantes y amigotes, haciendose todos de oro.

¿Y nos extrañamos de que sus hijos y nietos sigan haciendolo en una supuesta democracia? Para ellos lo del sobre en B es lo más normal del mundo.
 
LLAMADO 'EL CÉSAR'
El ocaso del emperador: el retiro del hombre más poderoso del mundo
Desde sus comilonas hasta su sorprendente defunción. Esto es lo que no se conoce del reinado de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico


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24.02.2018 –
Cuacos de Yuste es una pequeña población de no más de un millar de habitantes inserta en la zona de La Vera, en la provincia de Cáceres. Cuando la primavera hace su aparición en estos pagos, la tierra cobra vida en todo su esplendor, y mientras, los cerezos en flor maridan con la herencia del primer tabaco llegado de allende los mares hace ya más de cinco siglos, al tiempo que nos recuerdan a una Extremadura virgen de muchas contaminaciones y vigorosa a la vez, donde la vida todavía no ha sido arrancada de la naturaleza, ni el olvido secular de las administraciones ha podido con un pueblo de una resistencia inusual.

Cerca de Cuacos de Yuste está el famoso cementerio alemán, un elegante y armonioso lugar donde la tierra del silencio y la paz definitiva se ven abrazadas por cipreses y olivos a la par, y donde milimétricamente, en un camposanto militar, yacen alineados impecablemente casi todos los soldados alemanes que por razones varias hollaron un día nuestra tierra o fueron arrojados por el mar a nuestras costas en busca de un mejor y digno entierro.

Los galenos, desesperados, arrojaron la toalla al ver que tan ilustre paciente les hacía cortes de manga en serie, por lo que optaron por los paliativos

Hacia 1556, el todopoderoso Carlos I de España, vencido por una edad prematura, con las espaldas sobrecargadas, llegaba muy envejecido al monasterio de los Jerónimos en busca de paz y silencio para afrontar aquello que intuía que se acercaba a hurtadillas. Tenía entonces 55 años y no sabía que en el estanque diseñado por uno de sus arquitectos favoritos, un mosquito okupa y ligeramente cabroncete, le iba a hacer una pupita importante.


Un hombre tranquilo
El emperador de Alemania y rey de España, extraordinariamente envejecido por la gestión de aquel vasto imperio y una sucesión de interminables guerrasen sus vastos dominios, padecía de gota. La gota, en aquel entonces, era una enfermedad de los poderosos producida por la ingesta de carnes rojas ingeridas en exceso. Ello generaba unos niveles de ácido úrico que derivaban en unos trastornos más que serios en el metabolismo. El rey-emperador era muy aficionado al ciervo y al gamo y esa afición gastronómica, delicatessen en la alta cocina germánica y aquí, en la piel de toro plato para exquisitos, sufrió un crescendo espectacular durante su estancia en Extremadura con el agravante del de un nuevo descubrimiento, fatal para su acusada dolencia, tal que era el jamoncito de bellota rico, rico. Los galenos, desesperados, arrojaron la toalla al ver que tan ilustre paciente les hacía cortes de manga en serie por lo que optaron por los paliativos, que no eran otra cosa que enchufarle los analgésicos de siempre: soluciones herbales en general asociadas a derivados del sauce y opiáceos provenientes de los mercados genoveses y venecianos.

Así las cosas, este amante de magra oratoria y discurso breve viviría cerca detres años rodeado de un silencio acogedor, espiritual e introspectivo. Ya agotado desde que cruzara la Sierra de Gredos, ora en angarillas ora en palanquín, en lo que el barruntaba su último viaje, el probablemente hombre más poderoso de la tierra en aquel entonces dejaría en manos de su hijo Felipe II y de su hermano Fernando, el Archiduque de Austria, las cosas de la gobernanza.



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...Y V de Alemania.


Mimetizado con la avasalladora tranquilidad del monasterio, cuarenta adustos monjes celebraban misas redentoras por el alma que iba a entrar en capilla, aderezando con las letanías de sus monocordes canticos una especie de mantras redentores que en la sugestión del “futuro interfecto” causaban hipnóticas y salvíficas soluciones; esto es, que todo hacía suponer que iba a entrar con los buenos oficios de los religiosos por la puerta grande cuando dejara esta existencia no apta para cardiacos.

A todo esto, el indócil rey de reyes, atendido por medio centenar de miembros de su recortado sequito, seguía haciendo de las suyas. Abonado al salmón ahumado en cantidades industriales, a los toneles de cerveza sajona, a las salchichas picantes de Tubinga y Landshut conservadas en sal gorda, su situación de decadencia solo empeoró sensiblemente su ya delicado estado de salud. Sus médicos personales no pasaban de ser meros espectadores que veían cómo día a día aquella antigua testa coronada caminaba con pasos agigantados hacia un final apoteósico.

Se abandonó al salmón ahumado en cantidades industriales, a los toneles de cerveza sajona y a las salchichas picantes de Tubinga y Landshut

Pero no, no fueron los excesos los que llevarían al que fue regio monarca al más allá desde aquel paraíso humano rodeado de olivos y alcornoques, de encinas y retamas negras, de grullas y águilas imperiales, no.

El año de 1558 llegaría con todo su esplendor a esa zona de Extremadura, donde la naturaleza es incontestable. La Sierra de Gredos al noroeste del monasterio con su imponente presencia albergaba a la madre de todas las sombras agazapada para cobrar su tétrico tributo.

Emperador de los hombres y de las cosas
El ingeniero civil de la corte, Janello Torriani, célebre por su desparpajo, creador de obras de espectacular belleza tales como el más famoso reloj de la época, el llamado Cristalino o el famoso Tornillo de Juanelo, a instancias del voluntariamente abdicado emperador, le construyó una alberca próxima al monasterio, cosa fina. En el perímetro circundante plantas aromáticas, unas autóctonas, otras foráneas, como el tomillo, el romero, el espliego y la lavanda hacían las delicias de cualquier sensibilidad abierta a la mera contemplación. En ella, el que fue emperador de los hombres y de las cosas se solía bañar plácidamente por las tardes a una hora deliciosa para la vista pero implacable para los que creen que la vida es una monótona sucesión de acontecimientos sin relevancia.

Al parecer, un día cruzado allá hacia finales del verano de 1558, una hembra de cascos alterados de la especie Anopheles –la que transmite el paludismo–, vio en el orondo cuerpo del ensimismado ex monarca un apetitoso entrante para su selecto paladar. Dicho y hecho. Un aterrizaje de manual suave e imperceptible en algún lugar discreto del cuerpo del sujeto real daría a la postre al traste con el hijo de la mal llamada Juana la Loca, una mujer melancólica rodeada de un patriarcado feroz.

Contra la voluntad paterna, su hijo Felipe II trasladaría sus restos a El Escorial, una vez finalizada la obra de Juan Bautista de Toledo

Poco después, cuando asomaba septiembre, el enjuto y brillante caballero que pintó Tiziano en pose ecuestre tras la increíble victoria de Mulhberg expiraba mirando la luz misteriosa de un claroscuro asomando por uno de los ventanales del monasterio de Yuste. Este grande de España por derecho propio dejaría alto su pabellón, encarnado en dos de sus hijos reconocidos.Felipe II, heredero dinástico, y Don Juan de Austria (el vencedor de Lepanto), hijo natural engendrado en otras lides, que con el tiempo alimentarían una saga de gigantes.

El Escorial, una vez finalizada aquella monumental obra arquitectónica firmada por Juan Bautista de Toledo, Juan de Herrera y una pléyade de arquitectos inolvidables. Cosas de la vida, el finado emperador quería que sus restos fueran pisados por los monjes para así expiar mejor sus pecados. No debía ir sobrado de ellos, pues en sus últimos años la humildad ante el poderoso influjo de la caída del telón, lo volvió mas desapegado.

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-02-24/el-ocaso-del-emperador_1526504/

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https://adadabsurdum.blogspot.com.es/2015/01/juan-de-lepe-un-lepero-rey-de-inglaterra.html

Juan de Lepe. Un lepero, rey de Inglaterra

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Enrique VII de Inglaterra

Podría sonar extraño que un español se convirtiese en rey de Inglaterra, pero aún más extraño y absurdo nos sonaría si ese español fuera de Lepe. No estamos acostumbrados a que los leperos salgan del mundo del chiste y den un salto a la Historia con mayúsculas, por mucho que sus habitantes hicieran logros por conseguirlo. En efecto, hoy os traemos una historia que parece sacada de un chiste y que, sin embargo, es real como la vida misma, la historia de Juan de Lepe.

Juan era un marino humilde nacido en la localidad de Lepe (Huelva). Pese a su humildad o quizás gracias a ella y a sus viajes, conoció al mismísimo rey de Inglaterra, Enrique VII, al que, por alguna razón que desconocemos, cayó especialmente en gracia. Juan se convirtió en seguida en uno de los mayores confidentes del monarca, quien lo invitaba constantemente a comer, jugar partidas de cartas y demás pasatiempos.

Un día Enrique estaba disputando una de esas partidas de cartas con el marino andaluz, cuando este le retó a aumentar la apuesta, que normalmente no solía sobrepasar de unas cuantas monedas. Tan seguro estaba el rey de su victoria, que apostó el trono de Inglaterra durante un día. Imaginamos las risas que debió haber durante la partida, pero sobre todo el silencio cuando el lepero se hizo con la victoria contra todo pronóstico.

Y de nuevo contra todo pronóstico, el rey cumplió su palabra, y un día del que no tenemos constancia exacta, entre finales del siglo XV y principios del XVI, el humilde Juan de Lepe fue "coronado" como "the little king of England" (al parecer la guasa andaluza se había contagiado al monarca británico). Todo parece indicar que los leperos, pese a la fama que deben a los chistes, de tontos tienen más bien poco, y Juan no se conformó con los honores de su título por un día, y se encargó de dejarlo todo "atado y bien atado" en ese único día para garantizarse un futuro que poco tuviera que ver con sus orígenes plebeyos. Así, durante ese día, se hizo con toda una serie de privilegios y beneficios que le hicieron regresar a Lepe en 1509 revestido de toda clase de lujos. De hecho, son muchos los que atribuyen el origen de la expresión "saber más que Lepe" a este señor, aunque otros lo atribuyen a Pedro de Lepe, obispo de Calahorra y la Calzada.

A su regreso, uno de los gestos del entonces rico Juan de Lepe fue una donación al convento franciscano de Nuestra Señora de la Bella. Allí se hallaba una de las principales fuentes para esta historia, sin embargo, el convento fue destruido en el siglo XIX. No obstante, nos queda el testimonio del padre Gonzaga, que en una crónica del siglo XVI reproduce lo siguiente:

"En la Iglesia de este convento (Ntra. Sra. de la Bella) aún se ve el sepulcro de cierto Juan de Lepe, nacido de baja estirpe del dicho pueblo de Lepe, el cual como fuese favorito de Enrique VII rey de Inglaterra con él comiese muchas veces y aun jugase, sucedió que cierto día ganó al rey las rentas y la jurisdicción de todo el reino por un día natural, de donde fue llamado por lo ingleses el pequeño rey. Finalmente, bien provisto de riquezas y con permiso del Rey volvió a su patria nativa y allí después de haber vivido algunos años rodeado de todos los bienes y elegido su sepultura en esta iglesia, murió. Sus amigos y parientes grabaron esta historia en lugar de epitafio, la cual quise yo, aunque no parece a propósito de esta Historia, dejarla como un recuerdo de este lugar”.


Pese a lo desconocido de esta historia, en la actualidad existe una calle en el centro de la localidad de Lepe que lleva su nombre.

  • GONZAGA, F. (1583): Origine Seraphicae Religionis, Extypographia Basae.
  • ORTEGA, Á. (1925): "De la España clásica. Juan de Lepe, el pequeño Rey de Inglaterra." La voz de San Antonio, XXXI.
  • SANZ, J. (27/06/2011): "El lepero que fue «rey de Inglaterra» por un día", en ABC, Madrid.
 
Una dictadura, necios
Javier Marías
25 FEB 2018 -


Hay generaciones que no saben lo arriesgado que era levantar no ya un dedo, sino la voz, en España entre 1939 y 1975.



Contaba Juan Cruz en un artículo que, en un intercambio tuitero con desconocidos (a qué prácticas arriesgadas se presta), alguien lo había conminado a callarse con esta admonición, o semejante: “Estás desautorizado, perteneces a una generación que permitió a Franco morir en la cama”. Que algún imbécil intervenga en estas discusiones ha de ser por fuerza la norma, pero Cruz añadía que se trataba de un argumento “frecuente” o con el que se había topado numerosas veces, y esto ya trasciende la anécdota, porque supone una criminal ignorancia de lo que es una dictadura. En parte puede entenderse: cuando yo era niño y joven, y oía relatar a mis padres las atrocidades de la Guerra, me sonaban, si no a ciencia-ficción, sí a lección de Historia, a cosa del pasado, a algo que ya no ocurría, por mucho que aún viviéramos bajo el látigo de quien había ganado esa Guerra y había cometido gran parte de las atrocidades. Pero sí lograba imaginarme la vida en aquellos tiempos, y los peligros que se corrían (por cualquier tontería, como ser lector de tal periódico o porque un vecino le tuviera a uno ojeriza y lo denunciara), y el pavor provocado por los bombardeos sobre Madrid, y el miedo a ser detenido y ejecutado arbitrariamente por llevar corbata o por ser maestro de escuela, según la zona en que uno estuviese. Me hacía, en suma, una idea cabal de lo que no era posible en ese periodo.

Tal vez los que pertenecemos a la generación de Cruz no hayamos sabido transmitir adecuadamente lo que era vivir bajo una dictadura. Hay ya varias que sólo han conocido la democracia y que sólo conciben la existencia bajo este sistema. Creen que en cualquier época las cosas eran parecidas a como son ahora. Que se podía protestar, que las manifestaciones y las huelgas eran un derecho, que se podía criticar a los políticos; creen, de hecho, que había políticos y partidos, cuando éstos estaban prohibidos; que había libertad de expresión y de opinión, cuando existía una censura férrea y previa, que no sólo impedía ver la luz a cualquier escrito mínimamente crítico con el franquismo (qué digo crítico, tibio), sino que al autor le acarreaba prisión y al medio que pretendiera publicarlo el cierre; ignoran que en la primera postguerra, años cuarenta y en parte cincuenta, se fusiló a mansalva, con juicios de farsa y hasta sin juicio, y que eso instaló en la población un terror que, en diferentes grados, duró hasta la muerte de Franco(el cual terminó su mandato con unos cuantos fusilamientos, para que no se olvidara que eso estaba siempre en su mano); que había que llevar cuidado con lo que se hablaba en un café, porque al lado podía haber un “social” escuchando o un empedernido franquista que avisara a comisaría. También ignoran que, pese a ese terror arraigado, Franco sufrió varios atentados, ocultados, claro está, por la prensa. Que mucha gente resistió y padeció largas condenas de cárcel o destierro por sus actividades ilegales, y que “ilegal” y “subversivo” era cuanto no supusiera sumisión y loas al Caudillo. O ser homosexual, por ejemplo.Tampoco saben que, una vez hechas las purgas de “rojos” y de disidentes (entre los que se contaban hasta democristianos), la mayoría de los españoles se hicieron enfervorizadamente franquistas. Se creen el cuento de hadas de la actual izquierda ilusa o falsaria de que la instauración de la democracia fue obra del “pueblo”, cuando el “pueblo”, con excepciones, estaba entregado a la dictadura y la vitoreaba, lo mismo en Madrid que en Cataluña o Euskadi. De no haber sido por el Rey Juan Carlos y por Suárez y Carrillo, es posible que esa dictadura hubiera pervivido alguna década más, con el beneplácito de muchísimos compatriotas. Estas generaciones que se permiten mandar callar a Juan Cruz no saben lo temerario y arriesgado que era levantar no ya un dedo, sino la voz, entre 1939 y 1975. Que, si alguien caía en desgracia y tenía la suerte de no acabar entre rejas, se veía privado de ganarse el sustento. A médicos, arquitectos, abogados, profesores, ingenieros, se les prohibió ejercer sus profesiones, entrar en la Universidad, escribir en la prensa, tener una consulta. Hubo muchos obligados a trabajar bajo pseudónimo o clandestinamente, gente proscrita y condenada a la miseria o a la prostit*ción, qué remedio.

También hay frívolos “valerosos” que reprochan a los españoles no haberse echado a la calle para parar el golpe de Tejero el 23-F, olvidando que los golpistas utilizaron las armas y que había tanques en algunas calles. Cuando hay tanques nadie se mueve, y lo sensato es no hacerlo, porque aplastan. Hoy las protestas tienen a menudo un componente festivo (la prueba es que no las hay sin su insoportable “batucada”), y quienes participan en ellas se creen que nunca ha habido más que lo que ellos conocen. Reprocharles a una o dos generaciones que Franco muriera en la cama es como reprocharles a los alemanes que Hitler cayera a manos de extranjeros o a los rusos que Stalin tuviera un fin apacible. Hay que ser tolerante con la ignorancia, salvo cuando ésta es deliberada. Entonces se llama “necedad”, según la brillante y antigua (retirada) definición de María Moliner de “necio”: “Ignorante de lo que podía o debía saber”.

https://elpais.com/elpais/2018/02/15/eps/1518699995_504622.html
 
McCloy, el 'virrey' americano que liberó a los empresarios de Hitler
El 'capo del Establishment de EEUU' como lo definió John Kenneth Galbraith fue el hombre que enterró en 1951 los procesos de Nuremberg contra los criminales nazis

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El subsecretario de Guerra de los Estados Unidos, John McCloy, llega al aeropuerto de Berlín-Gatow, Alemania, el 15 de julio de 1945. A la derecha le reciben el general Floyd Parks y el general de división Edmund Hill

AUTOR
JULIO MARTÍN ALARCÓN
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25.02.2018

El industrial de Adolf Hitler, Fritz Thyssen, hermano del abuelo del barón Thyssen-Bornemisza, acabó en 1942 en el campo de concentración de Sachsenhausen a unos 20 kilómetros de Berlín, en el tranquilo pueblecito de Oranienburg y después en Dachau. Artífice entre otros del ascenso de Hitler y miembro del partido nazi desde 1933, fue perseguido tras romper con el Tercer Reich después de la Noche de los Cristales Rotos, tal y como relata en 'Yo pagué a Hitler' (Renacimiento) sus memorias recientemente traducidas al castellano. El millonario alemán sufrió algunas de las penalidades del estado criminal que había ayudado a crear aunque recibiera un trato incomparablemente mejor que el del resto de prisioneros. Thyssen fue liberado en 1945, pero perdió su conglomerado de empresas que fue liquidado por los aliados. Con los años se devolverían algunos de los activos en una nueva empresa que varias décadas después acabaría fusionándose con el otro apellido capital de la carrera industrial nazi: Krupp.

De hecho, si Thyssen no se hubiera arrepentido de sus crímenes, habría salido de la cárcel en apenas seis años como lo hicieron los otros industriales de Hitler: Alfried Krupp, junto a ocho de sus directivos, el industrial Friedrich Flick, además de Fritz Ter Mer, Hermann Schmitz y otros miembros de la dirección de IG Farben, la empresa que fabricó y suministró el gas Zyklon B para los campos de Extermino como Auschwitz. Todos ellos acusados por crímenes de guerra y contra la humanidad en los juicios de Núremberg de los Tribunales Militares de Estados Unidos, y condenados por utilizar a los judíos como mano de obra esclava, salieron a la calle entre 1950 y 1951, sin ni siquiera haber cumplido sus condenas.



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'Yo pagué a Hitler'. (Renacimiento)



El responsable último de la clemencia fue un abogado norteamericano, John J. McCloy, convertido en el auténtico virrey de Alemania Occidental en la posguerra. Cuando accedió al cargo de Alto Comisario de los EE.UU en Alemania Occidental en 1949, McCloy requirió en un memorándum a superiores en Washington si tenía potestad para “revisar las condenas de las sentencias firmes de los Tribunales Militares de Núremberg”, que se aplicaban a casi un centenar de los criminales nazis juzgados por EEUU y encarcelados en Lansdberg. La respuesta fue casi inmediata: “Tenía el poder de hacer cualquier cosa que desease” –Kai Bird, ‘The Chairman. John McCloy and The Making of the American Establishment’. Tardó menos de un año y medio en remover de arriba a abajo las sentencias de los juicios paralelos de Núremberg, reduciendo las condenas de 70 convictos y conmutando 5 de las diez penas de muerte pendientes.

El capo del Establishment de EE.UU
McCloy, el ‘capo del Establishment de EE.UU’ como lo definió el consejero de JFK, John Kenneth Galbraith, apenas un pie de nota en los libros de Historia, sirvió ininterrumpidamente a nueve presidentes de EE.UU, de Franklin Roosevelt a Ronald Reagan dirigió el Banco Mundial y el Chase Manhattan Bank, se sentó en los consejos de administración de todas las grandes petroleras del país, fue miembro de la comisión Warren y presidió las fundaciones Ford y Rockefeller. Pero por encima de todo, fue el hombre que enterró en 1951 los procesos de Núremberg contra algunos de los principales criminales nazis.

Para liberar a los criminales nazis, McCloy contó con la inestimable presión del canciller Konrad Adenauer

Para ello, contó con la inestimable presión del canciller Konrad Adenauer, -que pidió a McCloy la anulación de todas las sentencias de muerte- y los auspicios de Hermann J. Abs, el perfecto ejemplo de astuto y hábil arribista de las élites, tanto en tiempos de los nazis como en la posguerra, el hombre que David Rockefeller definiría en la revista Time en 1960 como el mayor banquero del mundo. Abs, “un egoísta y ruin vanidoso lleno de ambición, la clase de tipo del que no conviene fiarse especialmente”, según explicaba su ficha secreta de la CIA elaborada en 1961 -National Archives. CIA- había sido el director exterior del Deustsche Bank, el mayor banco de Alemania antes y durante la guerra y el responsable de su refundación en los años 50, donde retomó prácticamente sus funciones durante el Tercer Reich volviendo a unificar el banco que los aliados habían disgregado en 30 pequeñas entidades para evitar la concentración que tenía antes de la caída del Tercer Reich.



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Hermann J. Abs


El astuto e inteligente financiero de Hitler, era un “enérgico hombre de negocios cuyas buenas relaciones con importantes funcionarios, como el ministro de finanzas del Tercer Reich, Hjamal Sacht o Walter Funk, le sirvió para obtener ventajas para el Deutsche Bank, que en la práctica actuaban como una rama de la Wehrmacht”, según lo describió en un informe especial el predecesor de McCloy en el virreinato de Alemania, el General Lucius Clay –National Archives-. A pesar de ello, el propio Clay eligió al banquero nada menos que para organizar el Instituto de Crédito para la Reconstrucción, es decir el organismo que se repartió los fondos del Plan Marshall.

Para cuando McCloy llegó al cargo, Abs ya era el consejero financiero en la sombra de la Konrad Adenauer, y pronto uno de los artífices del milagro económico alemán junto al ministro de Economía Ludwig Erhard. Fue apresado en 1945, retenido por los aliados durante tres años, después se le prohibió además participar de nuevo en las finanzas del país. Sin embargo, se libró de Núremberg por una cuestión de tiempo y por haber sido lo suficientemente cauto e inteligente para no afiliarse al partido nazi. Desde su posición, sin embargo, además de ser el ejecutor de la “arianización”, es decir la expropiación de todas las cuentas y empresas de los países ocupados y de las participaciones de los judíos en sociedades y su riquezas, formó parte del consejo de administración de 30 empresas al servicio de los nazis, entre ellas IG Farben, contraviniendo las propias leyes nazis, que soló permitían participar en 20 corporaciones.

3.6 millones de criminales
La realidad es que en el caos que surgió en la inmediata posguerra para la reconstrucción de Alemania, los americanos se dieron de bruces con una realidad abrumadora. Las autoridades de EEUU habían identificado en su zona a unos 3,6 millones de alemanes directamente imputables por crímenes de guerra o políticos aproximadamente un 20% de todo su sector. La descomunal cifra se redujo a 930.000 por razones prácticas de los cuales fueron procesados por los tribunales un total de 169.282. 50.000 fueron condenados y de las 806 penas de muerte se llevaron a cabo 486 –Kai Bird, 'The Chairman'.



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Juicios de Núremberg en 1945-46


Se dio la paradoja de que cientos de alemanes entre ellos funcionarios de bajo nivel como profesores de escuela fueron depurados y multados por haber sido presionados para unirse al partido nazi, mientras que industriales y prominentes financieros que dieron millones de marcos al Tercer Reich, pero que nunca se unieron al partido salieron indemnes. Fue el caso de Hermann J. Abs que en 1948, después de haber sido sospechoso por sus evidentes lazos con la élite nazi fue exonerado por un tribunal de desnazificación de Hamburgo en la zona británica: el mayor banquero del Tercer Reich, estaba de nuevo en la partida. Por el contrario, un tribunal similar ordenó a Fritz Thyssen a pagar una multa por el total del 15% de sus activos, unos 500.000 marcos.

Así, en junio de 1950, en una sala de la prisión de Landsberg, Alemania, ocho presos con su uniforme de rayas rojas se reunieron alrededor de una mesa para planificar el incremento de producción de la cuenca del Rhur. Envueltos entre el humo de los puros americanos y bien provistos de los mejores vinos y de manjares traídos del exterior como fruta fresca, lujos inconcebibles entre rejas, trazaron tranquilamente las directrices a seguir, tal y como habían realizado tan sólo cinco años antes a las órdenes de Adolf Hitler. Presididos por Alfried Krupp se trataba, sencillamente, del consejo de dirección en pleno de la corporación Krupp, la misma que había servido al Tercer Reich y colaborado en la consecución de la Solución Final, el motivo por el que estaban confinados en Landsberg. Todos habían sido hallados culpables durante los Juicios de Núremberg y condenados a 12 años de cárcel.

Ocho presos con su uniforme de rayas rojas se reunieron alrededor de una mesa para planificar el incremento de producción del Rhur

La insólita reunión que relata William Manchester -'The Arms of Krupp'- no era precisamente clandestina, la había propiciado John McCloy, el Alto Comisario para Alemania de EEUU, quien había dado órdenes al alcaide para que los antiguos industriales de Hitler se reunieran con toda comodidad. Para entonces todos sabían, tal y como les habían adelantado sus abogados, que en navidades estarían en casa con sus familias. Solo habían transcurrido cinco años desde la derrota del Tercer Reich.

Cuando el periodista Walter Manchester inquirió a McCloy sobre la magnanimidad de EEUU con los criminales nazis este les respondió que eran "Historia Antigua”. Cinco años después del final de la guerra, el Tercer Reich era a ojos del americano una versión del concepto de la 'Decadencia y Caída del Imperio Romano’.

Historia retorcida
La historiografía tiende a ubicar la progresiva normalización de Alemania Occidental en el marco de la Realpolitik y el pragmatismo de EE.UU ante el nuevo escenario mundial, que estalló definitivamente cuando los norcoreanos, ayudados por la URSS, traspasaron el paralelo 39 que dividía las dos Coreas, iniciando el conflicto definitivo de la Guerra Fría. Sin embargo, la historia es algo más retorcida que la simple voluntad de contar con una aliado en Europa ante los comunistas. El propio McCloy aseguró a Manchester que la invasión de Corea no había tenido ningún peso en su decisión, sino que ésta fue por su propia consideración moral de la severidad de la sentencia. Para el nazi Fritz Ter Meer, directivo de la IG Farben que proporcionó el gas Zyklon B utilizado en los campos exterminio, tenía otra explicación: “Ahora que los americanos tienen lo de Corea son mucho más amigables”. John McCloy puso en la calle a Ter Meer en agosto de 1950, antes de que cumpliera la condena impuesta en Nuremberg por su implicación en la Solución Final.



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John J. McCloy en la portada de Time




Pero el pragmatismo no inició el olvido ni la magnanimidad americana, sólo aceleró el proceso. McCloy, había decidido ya un año antes, en 1949, revisar las sentencias de los históricos juicios de Nuremberg, y con ellas prácticamente la puesta en libertad de casi un centenar de antiguos nazis que cumplían condena en la prisión del sector americano: Landsberg. Con la aquiescencia del presidente Harry Truman, McCloy diseñó su propio plan para “democratizar” Alemania y ganar un aliado.

McCloy abordó la revisión de las condenas por la vía rápida. En vez de abrir una nueva causa por acusado que evaluara nuevas evidencias, testimonios y pruebas que no se hubieran tenido en cuenta en los laboriosos y complejos juicios de los vencedores aliados en Núremberg, se limitó a crear un panel de expertos que sencillamente revisarían si las sentencias fueron excesivas o demasiado severas.

McCloy había decidido ya un año antes, en 1949, revisar las sentencias y poner en libertad a casi un centenar de antiguos nazis

Se inventó lo que denominó el 'Comité de Clemencia sobre los Criminales de Guerra Nazis', que puso bajo las órdenes del juez David W. Peck. En tan sólo seis meses, se limitaron a evaluar caso por caso la magnitud de las decisiones adoptadas por los tribunales de Núremberg. No sólo las concernientes a los empresarios. Revisaron además las condenas a militares, miembros de las SS, médicos de los campos de exterminio, e incluso de los Einsatzgruppen encargados de las matanzas de judíos en el frente Este, entre ellos el jefe de la matanza de Babi Yar.

Revisiones exprés
En agosto, un mes después de la invasión de Corea, tenía el resultado de su panel de expertos en la mesa. Las revisiones fueron exprés, hasta el punto de que en algunos casos no se revisaron ni siquiera las notas de los juicios que se encontraban en el mismo sótano en el que el panel del juez Peck llevó a cabo su trabajo –Kevin John Heeler, 'The Nuremeberg Military Tribunal and the origin of International Criminal Law'.

Por si no quedaba claro que se trataba de un proceso dictado puramente por cuestiones políticas y no jurídicas, el propio McCloy aplicó sus propias consideraciones personales para dictar la resolución definitiva. Se demoró hasta enero del año siguiente, en 1951. Para entonces, ya no sólo pesó su idea inicial de asentar la “democracia” en Alemania y eliminar cualquier impresión de revanchismo entre la población alemana. Tuvo en cuenta la amenaza comunista y su deseo de afianzar a Konrad Adenauer en la cancillería ante el avance en las encuestas de los socialistas del SPD. Como explica Kai Bird, la irregularidad de todo el proceso llegó al paroxismo de que en su decisión final Mcloy dedicó más tiempo a explicar por qué mantenía cinco de las diez condenas de muerte que a la de la reducción de condenas de los otros 80 casos.

El empresario Krupp no abandonó la cárcel en Navidades, pero si un mes después. A la salida de Landsberg fue aclamado casi como un héroe nacional. Con los años no sólo obtuvo la libertad, sino que le fueron reintegradas todas sus propiedades. Adenauer había conseguido una demanda esencial de la élites financieras del país con Hans Abs como uno de los promotores principales debido a su larga amistad con Krupp- National Archives-. El propio Alfried Krupp relató a Washington Irving en su obra ‘El Caballero de los Domingos’ que no tenía ninguna intención de volver a fabricar armas. En una revisión de la edición diez años después de ser escrita, el propio Irving relataba que, pese a sus aseveraciones, Krupp había vuelto al negocio.

https://www.elconfidencial.com/cult...nia-segunda-guerra-mundial-posguerra_1526268/
 
Una dictadura, necios
Javier Marías
25 FEB 2018 -


Hay generaciones que no saben lo arriesgado que era levantar no ya un dedo, sino la voz, en España entre 1939 y 1975.



Contaba Juan Cruz en un artículo que, en un intercambio tuitero con desconocidos (a qué prácticas arriesgadas se presta), alguien lo había conminado a callarse con esta admonición, o semejante: “Estás desautorizado, perteneces a una generación que permitió a Franco morir en la cama”. Que algún imbécil intervenga en estas discusiones ha de ser por fuerza la norma, pero Cruz añadía que se trataba de un argumento “frecuente” o con el que se había topado numerosas veces, y esto ya trasciende la anécdota, porque supone una criminal ignorancia de lo que es una dictadura. En parte puede entenderse: cuando yo era niño y joven, y oía relatar a mis padres las atrocidades de la Guerra, me sonaban, si no a ciencia-ficción, sí a lección de Historia, a cosa del pasado, a algo que ya no ocurría, por mucho que aún viviéramos bajo el látigo de quien había ganado esa Guerra y había cometido gran parte de las atrocidades. Pero sí lograba imaginarme la vida en aquellos tiempos, y los peligros que se corrían (por cualquier tontería, como ser lector de tal periódico o porque un vecino le tuviera a uno ojeriza y lo denunciara), y el pavor provocado por los bombardeos sobre Madrid, y el miedo a ser detenido y ejecutado arbitrariamente por llevar corbata o por ser maestro de escuela, según la zona en que uno estuviese. Me hacía, en suma, una idea cabal de lo que no era posible en ese periodo.

Tal vez los que pertenecemos a la generación de Cruz no hayamos sabido transmitir adecuadamente lo que era vivir bajo una dictadura. Hay ya varias que sólo han conocido la democracia y que sólo conciben la existencia bajo este sistema. Creen que en cualquier época las cosas eran parecidas a como son ahora. Que se podía protestar, que las manifestaciones y las huelgas eran un derecho, que se podía criticar a los políticos; creen, de hecho, que había políticos y partidos, cuando éstos estaban prohibidos; que había libertad de expresión y de opinión, cuando existía una censura férrea y previa, que no sólo impedía ver la luz a cualquier escrito mínimamente crítico con el franquismo (qué digo crítico, tibio), sino que al autor le acarreaba prisión y al medio que pretendiera publicarlo el cierre; ignoran que en la primera postguerra, años cuarenta y en parte cincuenta, se fusiló a mansalva, con juicios de farsa y hasta sin juicio, y que eso instaló en la población un terror que, en diferentes grados, duró hasta la muerte de Franco(el cual terminó su mandato con unos cuantos fusilamientos, para que no se olvidara que eso estaba siempre en su mano); que había que llevar cuidado con lo que se hablaba en un café, porque al lado podía haber un “social” escuchando o un empedernido franquista que avisara a comisaría. También ignoran que, pese a ese terror arraigado, Franco sufrió varios atentados, ocultados, claro está, por la prensa. Que mucha gente resistió y padeció largas condenas de cárcel o destierro por sus actividades ilegales, y que “ilegal” y “subversivo” era cuanto no supusiera sumisión y loas al Caudillo. O ser homosexual, por ejemplo.Tampoco saben que, una vez hechas las purgas de “rojos” y de disidentes (entre los que se contaban hasta democristianos), la mayoría de los españoles se hicieron enfervorizadamente franquistas. Se creen el cuento de hadas de la actual izquierda ilusa o falsaria de que la instauración de la democracia fue obra del “pueblo”, cuando el “pueblo”, con excepciones, estaba entregado a la dictadura y la vitoreaba, lo mismo en Madrid que en Cataluña o Euskadi. De no haber sido por el Rey Juan Carlos y por Suárez y Carrillo, es posible que esa dictadura hubiera pervivido alguna década más, con el beneplácito de muchísimos compatriotas. Estas generaciones que se permiten mandar callar a Juan Cruz no saben lo temerario y arriesgado que era levantar no ya un dedo, sino la voz, entre 1939 y 1975. Que, si alguien caía en desgracia y tenía la suerte de no acabar entre rejas, se veía privado de ganarse el sustento. A médicos, arquitectos, abogados, profesores, ingenieros, se les prohibió ejercer sus profesiones, entrar en la Universidad, escribir en la prensa, tener una consulta. Hubo muchos obligados a trabajar bajo pseudónimo o clandestinamente, gente proscrita y condenada a la miseria o a la prostit*ción, qué remedio.

También hay frívolos “valerosos” que reprochan a los españoles no haberse echado a la calle para parar el golpe de Tejero el 23-F, olvidando que los golpistas utilizaron las armas y que había tanques en algunas calles. Cuando hay tanques nadie se mueve, y lo sensato es no hacerlo, porque aplastan. Hoy las protestas tienen a menudo un componente festivo (la prueba es que no las hay sin su insoportable “batucada”), y quienes participan en ellas se creen que nunca ha habido más que lo que ellos conocen. Reprocharles a una o dos generaciones que Franco muriera en la cama es como reprocharles a los alemanes que Hitler cayera a manos de extranjeros o a los rusos que Stalin tuviera un fin apacible. Hay que ser tolerante con la ignorancia, salvo cuando ésta es deliberada. Entonces se llama “necedad”, según la brillante y antigua (retirada) definición de María Moliner de “necio”: “Ignorante de lo que podía o debía saber”.

https://elpais.com/elpais/2018/02/15/eps/1518699995_504622.html

Como novelista Marias es un genio, pero dejando a un lado que yo opine a su favor o no, no creo que los novelistas deban sentar cátedra como historiadores. Y es que Vargas Llosa, Muñoz Molina, Perez Reverte,en fin, todos se atreven a sentar cátedra en cualquier tema. Alguien les dejó en evidencia en el libro titulado "La desfachatez intelectual". Bingo.
 
EL TERROR INGLÉS
La Leyenda Negra de la Inquisición no es solo cosa de los españoles
Aunque la fama de crueldad y asesinatos por cuestiones religiosas la carga España, en Inglaterra hubo casos, como en Irlanda, mucho más sistemáticos y salvajes

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Isabel I de Inglaterra. (iStock)
AUTOR
ÁLVARO VAN DEN BRULE
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TIEMPO DE LECTURA
03.03.2018 –

"La política no es más que la posibilidad ofrecida a gente sin escrúpulos de oprimir a gente sin memoria."

-Voltaire a Rousseau

La Leyenda Negra (en parte bulo por las exageraciones propaladas por nuestros acusadores, en parte verdad por los hechos contrastados) auspiciada por los ingleses y los holandeses en menor medida parece que ha quedado como una herencia maldita en el imaginario popular e incluso, más allá de los sucesos en que se sustentó, sigue a día de hoy pareciendo dogma y una verdad irrefutable que define a un pueblo, el español de la época, como sanguinario y brutal.

Pero si hacemos las cuentas de la abuela, surgen profundos errores de contabilidad. Independientemente de que aquellos tiempos de oscurantismo (por cierto muy parecidos a los que hoy campan en este suelo patrio de celo censor galopante) fertilizaran a las pobres gentes con miedo a espuertas y con argumentos que traspasan la más sofisticada galería de los horrores, lo cierto es que la contraparte religiosa del catolicismo antes, durante y después de la Contrarreformacometió barbaridades sin cuento en las que la carencia más absoluta de tribunales civiles u otros diseñados a tal efecto -al menos la Inquisición mal que bien los procuraba con toda la parafernalia al uso, su tenebroso boato y ciertas garantías-, se echaba de menos.


Las matanzas de Calvino, como botón de muestra, fueron mucho más crueles y salvajes que los autos de fé inquisitoriales

Pero cuando la verdad asoma a la luz tras siglos encadenada, mohosa y polvorienta, y aunque a veces se manifieste con tardanza, nos revela que las persecuciones protestantes sobre los católicos, mayormente en Inglaterra, Holanda y por qué no, en la idílica Suiza, las matanzas de Calvino, por poner un botón de muestra, fueron mucho más crueles y salvajes que los autos de fé inquisitoriales. Aquello era literalmente la caza del hombre. Y esto no va del típico “y tú más”, sino que se trata de arrojar una reflexión sobre acontecimientos que parecen diluidos en el tiempo y en la amnesia de una historia alimentada de medias verdades, ocultas en los pliegues de las zonas erróneas de la acomodaticia y selectiva memoria, sabiamente abrazada al factor supervivencia, no fuera a ser que se reeditaran los hechos y aquellas aberrantes soluciones.

Para no parecer arbitrarios, vamos a viajar en el tiempo y a visitar “solo” los siglos XVI y XVII y así, damos un repaso a aquellas partes no ventiladas de la historia al tiempo que ponemos a nuestros detractores frente a sus contradicciones. Cuando los españoles éramos “malos malísimos”, en las brumosas latitudes del norte ocurrían estas cosas mientras el Altísimo celebraba con autocomplacencia la eterna ubicuidad de su discutible presencia, con un acusado estrabismo para lo terrenal.

La mal llamada 'Reina virgen'
Isabel I de Inglaterra, la mal llamada 'Reina virgen', la de los escarceos con Drake, hija de Ana Bolena y Enrique VIII (el insumiso y creativo fundador de la Iglesia Anglicana), Isabel la de las trescientas pelucas, látigo flamígero de los católicos ingleses e irlandeses, gobernó con mano de hierro durante cuarenta y cuatro años aquellos dominios de sempiternas nieblas sin despeinarse, aunque tampoco es que hubiera mucha demanda de actividad capilar en aquella azotea conspicua y sibilina pues la galopante alopecia la había dejado de aquella manera.

En estos años de tiranía legal, se calcula que perecieron bajo el hacha del verdugo, colgados para escarnio público, torturados sórdidamente en la Torre de Londres o en las matanzas posteriores al incendio de dicha urbe –una ciudad de madera por aquel entonces– más de cien mil súbditos, por ponerles un adjetivo amable a los interfectos. Las matanzas en Irlanda fueron antológicas por la crueldad esgrimida en ellas; a los revoltosos autóctonos, confesos católicos y condenados a una franja de tierra estéril plagada de turberas allá por el oeste de la fachada atlántica se los arrojaba sin más dilación por los acantilados de Moher, terminación natural en las legendarias y verdes praderas de Galway. No se ha podido precisar el número de represaliados por esta criatura de inocente presencia, políglota consumada y de una brillantez intelectual indiscutible, poseedora del irreconocible germen del mal que discretamente anidaba en algún recóndito y oscuro lugar de los pliegues del hipotálamo, pero en el caso de Irlanda desde el advenimiento de esta impredecible reina hasta la brutal presencia de Oliver Cromwell es muy probable que la cuarta parte de la población irlandesa pereciera por las armas, el hambre o la más simple de las soluciones, la condena deliberada a la miseria o muerte en vida. Hablamos de Inglaterra.

Enrique VIII confiscó todas las propiedades de la Iglesia local no sin antes rebanarle el gaznate al admirado, sereno y equilibrado obispo Fisher

Mas si en este idílico marco de menosprecio hacia otras opciones religiosas o formas de pensamiento asimétricas valoramos antecedentes, si entendemos que de casta le viene al galgo y que la criatura no podía redimirse de su karma genético, hay que entender que el papaíto de la frenética y feroz criatura no era ni más ni menos que Enrique VIII.

Se hace necesario recordar que este orondo animal de bellota le dio cuerda a la Caja de Pandora allá por el año 1534 con el Acta de Supremacía, que le otorgaba el poder absoluto en lo relativo a cómo debían pensar sus aterrorizados súbditos en torno a cuestiones religiosas. En consecuencia, declararía traidores a todos aquellos que osaran llevarle la contraria. Entre ellos estaba el ilustre pensador Tomas Moro, humanista de talla indiscutible, autor de 'Utopía', alegato contra la tiranía y quizás inocente expresión de altos ideales; que tras pasar por innumerables humillaciones iría al cadalso con dignidad encomiable y su proverbial ironía. A continuación, el espabilado crápula regio confiscó todas las propiedades de la Iglesia local no sin antes rebanarle el gaznate al admirado, sereno y equilibrado obispo Fisher, al que por su avanzada edad y por cortesía de la casa, se subió en andas al lugar donde se le pasaportaría. Asimismo, la entera Cartuja de Londres, en la apoteosis del horror de este célebre padre del sadismo, sería dada de baja (mediante salvaje descuartizamiento) en la prestigiosa y escasa nómina de hombres humildes.

Sórdido 'establishment'
Entonces, cogiendo carrerilla y a velocidad sostenida, todas las negras mentes apoltronadas en la comodidad y la complacencia de aquel sórdido y estirado 'establishment' comenzaron a aplicar sin control ni mesura, en complicidad con el insoslayable apoyo de la impunidad y de una amaestrada claque, el manto del mal. Eso ocurría en la siempre educada y formal Inglaterra, catedrática en el dogma del 'fair play'.

Años más tarde –era el año del Señor que todo lo ve pero nunca interviene–, allá por 1666, para mayor abundamiento y seguir con la tradición de las persecuciones a los católicos y de no dejar títere con cabeza, para focalizar los buenos pensamientos en torno a la verdad oficial, durante el accidental incendio de Londres, se ajusticiaron cerca de dos millares de víctimas inocentes entre ejecuciones públicas, privadas y linchamientos, todo muy democrático y participativo –como es la esencia de las instituciones inglesas–, para que el populacho pudiera asistir al espectáculo masivamente y no se viera excluido de "su" tajada de pensamiento nuevo y aire fresco impreso a sangre y fuego.

¿Que la Inquisición fue y sigue siendo bajo sus nuevos ropajes una lacra? Todos lo sabemos, pero para dar lecciones de ética y moralidad Inglaterra siempre anduvo muy escasa de candidatos.

https://www.elconfidencial.com/alma...inglaterra-inquisicion-leyenda-negra_1528371/
 
EL TERROR INGLÉS
La Leyenda Negra de la Inquisición no es solo cosa de los españoles
Aunque la fama de crueldad y asesinatos por cuestiones religiosas la carga España, en Inglaterra hubo casos, como en Irlanda, mucho más sistemáticos y salvajes

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03.03.2018 –

"La política no es más que la posibilidad ofrecida a gente sin escrúpulos de oprimir a gente sin memoria."

-Voltaire a Rousseau

La Leyenda Negra (en parte bulo por las exageraciones propaladas por nuestros acusadores, en parte verdad por los hechos contrastados) auspiciada por los ingleses y los holandeses en menor medida parece que ha quedado como una herencia maldita en el imaginario popular e incluso, más allá de los sucesos en que se sustentó, sigue a día de hoy pareciendo dogma y una verdad irrefutable que define a un pueblo, el español de la época, como sanguinario y brutal.

Pero si hacemos las cuentas de la abuela, surgen profundos errores de contabilidad. Independientemente de que aquellos tiempos de oscurantismo (por cierto muy parecidos a los que hoy campan en este suelo patrio de celo censor galopante) fertilizaran a las pobres gentes con miedo a espuertas y con argumentos que traspasan la más sofisticada galería de los horrores, lo cierto es que la contraparte religiosa del catolicismo antes, durante y después de la Contrarreformacometió barbaridades sin cuento en las que la carencia más absoluta de tribunales civiles u otros diseñados a tal efecto -al menos la Inquisición mal que bien los procuraba con toda la parafernalia al uso, su tenebroso boato y ciertas garantías-, se echaba de menos.


Las matanzas de Calvino, como botón de muestra, fueron mucho más crueles y salvajes que los autos de fé inquisitoriales

Pero cuando la verdad asoma a la luz tras siglos encadenada, mohosa y polvorienta, y aunque a veces se manifieste con tardanza, nos revela que las persecuciones protestantes sobre los católicos, mayormente en Inglaterra, Holanda y por qué no, en la idílica Suiza, las matanzas de Calvino, por poner un botón de muestra, fueron mucho más crueles y salvajes que los autos de fé inquisitoriales. Aquello era literalmente la caza del hombre. Y esto no va del típico “y tú más”, sino que se trata de arrojar una reflexión sobre acontecimientos que parecen diluidos en el tiempo y en la amnesia de una historia alimentada de medias verdades, ocultas en los pliegues de las zonas erróneas de la acomodaticia y selectiva memoria, sabiamente abrazada al factor supervivencia, no fuera a ser que se reeditaran los hechos y aquellas aberrantes soluciones.

Para no parecer arbitrarios, vamos a viajar en el tiempo y a visitar “solo” los siglos XVI y XVII y así, damos un repaso a aquellas partes no ventiladas de la historia al tiempo que ponemos a nuestros detractores frente a sus contradicciones. Cuando los españoles éramos “malos malísimos”, en las brumosas latitudes del norte ocurrían estas cosas mientras el Altísimo celebraba con autocomplacencia la eterna ubicuidad de su discutible presencia, con un acusado estrabismo para lo terrenal.

La mal llamada 'Reina virgen'
Isabel I de Inglaterra, la mal llamada 'Reina virgen', la de los escarceos con Drake, hija de Ana Bolena y Enrique VIII (el insumiso y creativo fundador de la Iglesia Anglicana), Isabel la de las trescientas pelucas, látigo flamígero de los católicos ingleses e irlandeses, gobernó con mano de hierro durante cuarenta y cuatro años aquellos dominios de sempiternas nieblas sin despeinarse, aunque tampoco es que hubiera mucha demanda de actividad capilar en aquella azotea conspicua y sibilina pues la galopante alopecia la había dejado de aquella manera.

En estos años de tiranía legal, se calcula que perecieron bajo el hacha del verdugo, colgados para escarnio público, torturados sórdidamente en la Torre de Londres o en las matanzas posteriores al incendio de dicha urbe –una ciudad de madera por aquel entonces– más de cien mil súbditos, por ponerles un adjetivo amable a los interfectos. Las matanzas en Irlanda fueron antológicas por la crueldad esgrimida en ellas; a los revoltosos autóctonos, confesos católicos y condenados a una franja de tierra estéril plagada de turberas allá por el oeste de la fachada atlántica se los arrojaba sin más dilación por los acantilados de Moher, terminación natural en las legendarias y verdes praderas de Galway. No se ha podido precisar el número de represaliados por esta criatura de inocente presencia, políglota consumada y de una brillantez intelectual indiscutible, poseedora del irreconocible germen del mal que discretamente anidaba en algún recóndito y oscuro lugar de los pliegues del hipotálamo, pero en el caso de Irlanda desde el advenimiento de esta impredecible reina hasta la brutal presencia de Oliver Cromwell es muy probable que la cuarta parte de la población irlandesa pereciera por las armas, el hambre o la más simple de las soluciones, la condena deliberada a la miseria o muerte en vida. Hablamos de Inglaterra.

Enrique VIII confiscó todas las propiedades de la Iglesia local no sin antes rebanarle el gaznate al admirado, sereno y equilibrado obispo Fisher

Mas si en este idílico marco de menosprecio hacia otras opciones religiosas o formas de pensamiento asimétricas valoramos antecedentes, si entendemos que de casta le viene al galgo y que la criatura no podía redimirse de su karma genético, hay que entender que el papaíto de la frenética y feroz criatura no era ni más ni menos que Enrique VIII.

Se hace necesario recordar que este orondo animal de bellota le dio cuerda a la Caja de Pandora allá por el año 1534 con el Acta de Supremacía, que le otorgaba el poder absoluto en lo relativo a cómo debían pensar sus aterrorizados súbditos en torno a cuestiones religiosas. En consecuencia, declararía traidores a todos aquellos que osaran llevarle la contraria. Entre ellos estaba el ilustre pensador Tomas Moro, humanista de talla indiscutible, autor de 'Utopía', alegato contra la tiranía y quizás inocente expresión de altos ideales; que tras pasar por innumerables humillaciones iría al cadalso con dignidad encomiable y su proverbial ironía. A continuación, el espabilado crápula regio confiscó todas las propiedades de la Iglesia local no sin antes rebanarle el gaznate al admirado, sereno y equilibrado obispo Fisher, al que por su avanzada edad y por cortesía de la casa, se subió en andas al lugar donde se le pasaportaría. Asimismo, la entera Cartuja de Londres, en la apoteosis del horror de este célebre padre del sadismo, sería dada de baja (mediante salvaje descuartizamiento) en la prestigiosa y escasa nómina de hombres humildes.

Sórdido 'establishment'
Entonces, cogiendo carrerilla y a velocidad sostenida, todas las negras mentes apoltronadas en la comodidad y la complacencia de aquel sórdido y estirado 'establishment' comenzaron a aplicar sin control ni mesura, en complicidad con el insoslayable apoyo de la impunidad y de una amaestrada claque, el manto del mal. Eso ocurría en la siempre educada y formal Inglaterra, catedrática en el dogma del 'fair play'.

Años más tarde –era el año del Señor que todo lo ve pero nunca interviene–, allá por 1666, para mayor abundamiento y seguir con la tradición de las persecuciones a los católicos y de no dejar títere con cabeza, para focalizar los buenos pensamientos en torno a la verdad oficial, durante el accidental incendio de Londres, se ajusticiaron cerca de dos millares de víctimas inocentes entre ejecuciones públicas, privadas y linchamientos, todo muy democrático y participativo –como es la esencia de las instituciones inglesas–, para que el populacho pudiera asistir al espectáculo masivamente y no se viera excluido de "su" tajada de pensamiento nuevo y aire fresco impreso a sangre y fuego.

¿Que la Inquisición fue y sigue siendo bajo sus nuevos ropajes una lacra? Todos lo sabemos, pero para dar lecciones de ética y moralidad Inglaterra siempre anduvo muy escasa de candidatos.

https://www.elconfidencial.com/alma...inglaterra-inquisicion-leyenda-negra_1528371/


Desde luego que en los paises protestantes hubo matanzas, pero literalmente me choca que se diga que bajo el reinado de Isabel se asesinaron a 100.000 personas. Pensemos en la demografia de la época ¿cuanta gente podia vivir en Inglaterra e Irlanda en esa época? No tengo el dato, pero serian muy pocos millones. Semejante matanza hubiese causado un desequilibrio demográfico y económico irrecuperable en una época en que la inmigración era episódica. Y ningun mandatario puede permitirse quedarse sin campesinos ni artesanos y otras profesiones. Sobre todo en una época que dependía tanto de la mano de obra humana, preindustrial.

Por esa época la ciudad de York tenia unos 7000 habitantes. Hagan calculos y vean el despoblamiento que habria sufrido Inglaterra o Irlanda. Isabel impulsaba el comercio y eso hubiese sido un varapalo, como si hubiese pasado la Peste Negra. A los nobles tampoco les interesaban los genocidios, porque si solo sobrevivian cuatro campesinos estos trabajarian para el que más le pagase. De hecho eso habia ocurrido en Europa tras el paso de la Peste Negra. De repente, los campesinos supervivientes no bastaban para llevar a cabo todas las tareas agricolas o mineras y adquirieron ante los señores el derecho a cobrar salarios más altos desvinculandose del deñor. Eso en Castilla molestó muchisimo a los nobles, pues Pedro el Cruel, para ganarse apoyos, dio libertades tanto a campesinos como a burgueses, que le apodaron el Justiciero. Eso lo resolvieron sustituyendo a al rey siendo asesinado por su hermanastro Trastámara, que convertido en rey apodaro "El de las mercedes", porque abolió los nuevos derechos, dió tierras a los nobles, vinculó a los campesinos de nuevo al señor feudal, etc.

Con esto no estoy defendiendo las matanzas del protestantismo, pero el articulo me parece muy parcial y no creo que la Inquisición española fuese más "benévola" que la protestante. Lo de Calvino es arena de otro costal porque convirtió a Ginebra en una carcel de represión puritana, nadie podia decirle un pero sin ser acusado de hereje, desvirtuando el espíritu protestante de la libertad de interpretación de las escrituras, por eso convirtió a Miguel Servet en el primer hereje quemado en todo el mundo protestante.
 
Día de la Mujer 2018, ni tarjetas ni frases de felicitación: el origen del 8 de marzo
Hoy día 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, un día en el que se celebran los logros sociales, económicos, culturales y políticos conseguidos por el colectivo femenino

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Huelga de consumo en Georgia (Estados Unidos) en 1962 | Centro Kheel


T.F.
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Tiempo de lectura5 min
07.03.2018 – 15:29 H. - Actualizado: 4 H.
Hoy día 8 de marzo y como todos los años, son muchos los que se disponen a buscar en Google cuál es la mejor manera de felicitar a las mujeres de su vida: a sus madres, a sus hermanas, a sus mujeres y novias, a sus amigas y a sus compañeras de trabajo. Se buscan tarjetas de felicitación, imágenes que compartir a través de WhatsApp o frases, frases célebres, frases bonitas, frases de mujeres. Pero es importante tener en cuenta que una fecha como es el Día Internacional de la Mujer no es algo que se celebre, sino que es una lucha que se conmemora, por lo que es vital conocer el origen de este día.

[Especial Huelga 8: Día Internacional de la Mujer]

Mucho se escribe sobre una presunta marcha de mujeres en Nueva York el 8 de marzo de 1857: en algunos lugares se menciona una manifestación llevada a cabo por costureras, en otros simplemente por mujeres que decidieron salir a la calle; en algunos comentarios y textos publicados, sin plena veracidad, se dice que se luchaba por la jornada de diez horas, en otras, por la igualdad salarial; en ciertos puntos se dice que hubo represión policial contra las mujeres, en otros que era una jornada primaveral, en los de más allá, un día de nieve. Sin embargo, no existen archivos oficiales ni documentos de la prensa que ratifiquen que tal día existió esa marcha.

En 'El mito de los orígenes, a propósito de la jornada internacional de las mujeres', publicado en la revista francesa 'La Revue d'En Face' en 1982, se explica cómo no existe ninguna mención a esta fecha entre las líderes del movimiento feminista socialista internacional que tomó la iniciativa de la creación del 8 de marzo. "La fecha no aparece hasta que se la comienza a ve en la prensa comunista francesa en la década de los cincuenta", señala. Pero entonces, ¿cuál es el origen del día 8 de marzo como jornada internacional de las mujeres?

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Clara Zetkin
Durante la segunda Conferencia Internacional Socialista de Mujeres, celebrada en agosto de 1910 en Copenhague, se adoptó la necesidad de organizar, cada año, una jornada por las mujeres. Fue una iniciativa de Clara Zetkin, comunista alemana que abandonó su país tras la prohibición del Partido Socialdemócrata. Desde Francia y Suiza escribió literatura de forma clandestina, y a su vuelta a suelo germano, fue la editora de 'Die Gleichleit' ('Igualdad'), un periódico de mujeres socialistas. Zetkin quiso replicar la iniciativa del colectivo femenino socialista estadounidense que a partir del año anterior (1909) decidió organizar, el último domingo de febrero, una jornada nacional por la igualdad de los derechos cívicos.

En la capital danesa se eligió la acción, pero no la fecha. Fue la dirección del partido socialdemócrata alemán el que fijó el primer Día Internacional de las Mujeres el 19 de marzo de 1911, una fecha que no estaba escogida al azar: los socialistas germanos celebraban en estas fechas la revolución alemana de 1848 —la 'Revolución de Marzo'— y el inicio del conflicto que luego se conoció como la 'Comuna de París', y cada año 'Die Gleichleit' pedía a las mujeres que se unieran a las manifrstaciones. Este primer Día Internacional de la Mujer se celebró en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, donde más de un millón de personas se sumaron a las marchas. Las reivindicaciones eran las lógicas: el derecho al voto, el derecho a puestos en la Administración pública, el fin de la discriminación.

Primeros años, sin fecha fija
Durante la Primera Guerra Mundial las marchas del Día Internacional de la Mujer se convirtieron en un mecanismo de protesta y en 1917 Rusia se convirtió en protagonista: la conocida como la 'Revolución de febrero' —que, en realidad, fue en marzo—, que arrancó con una manifestación del Día de la Mujer en Petrogrado (ahora San Petersburgo), acabó provocando la caída del Imperio zarista. Días después, el zar abdicaba y el 19 de marzo de 1917 Rusia aprobaba el sufragio femenino.

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Manifestación en el Día de la Mujer en Petrogrado en 1917, inicio de la revolución que llevó a la caída del zar | Museo Estatal de Historia Política de Rusia
No es hasta 1975 cuando la Organización de Naciones Unidas oficializa, durante el Año Internacional de la Mujer, el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. Ahora, acabar con la desigualdad es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se fijaron desde la ONU en 2015 y que tendrían que alcanzarse en 2030: el punto número cinco tiene como objetivo "poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas", ya que esto no solo es un "derecho humano básico" sino también "es crucial para acelerar el desarrollo sostenible".

El 8 de marzo de 2018 llega en un momento de especial desarrollo de la lucha feminista: ha sido un año en el que se ha registrado una importante oleada de denuncias de acoso sexual en la industria del cine —con movimientos como el #MeToo o el Time's Up—; un año en el que el feminismo en el deporte se ha empezado a reivindicar, con selecciones nacionales masculinas luchando por la igualdad salarial para las selecciones femeninas; un año en el que muchas personas han descubierto el concepto de sororidad; y de un año en el que cada vez se ha extendido más la visión de que si la mujer se para, se para el mundo.

https://www.elconfidencial.com/alma...rnacional-mujer-8marzo-origen-frases_1531488/
 
La historia del mundo vista a través de 15 muebles extraordinarios

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12.03.2018
La madera ha jugado un papel determinante a la hora de construir piezas de mobiliario para la historia. Sillas, sofás, banquetas o mesas, entre otras, han adoptado todo tipo de formas que son ejemplo de innovación y buen hacer artesano. En todas sus versiones, desde duras, como el roble, el nogal o cerezo, hasta blanda, como el aliso o el álamo, la madera ha contribuido al progreso dela historia.

[¿Sabe que los sueños pueden diseñarse? Pinche aquí para comprobarlo]

Dedicamos un capítulo especial a este material exponiendo curiosas piezas de diseñadores y arquitectos que han hecho historia como Alvar Aalto, Marcel Breuer o Charles y Ray Eames. Los muebles que todo el mundo desearía tener en su casa están en esta selección. Siéntase como en un trono de la realeza de siglos pasados o descanse en la cuna que, inconscientemente, siempre añoró de bebé.

GALERIA
https://www.gentleman.elconfidencia...es-victoria-albert-museo-exposicion_1373171#0
 
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