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Distinguen a Península Valdés como destino líder en avistaje de ballenas en Sudamérica
El avistaje de ballenas del Área Natural Protegida Península Valdés obtuvo el premio World Travel Award 2019 y en noviembre de este año competirá contra destinos similares de todo el mundo
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Turistas de todo el mundo se acercan hasta Chubut para hacer avistaje de ballenas (Hernán Romero)
El galardón internacional que reconoce la excelencia en la industria turística a nivel mundial fue entregado el sábado pasado en La Paz, Bolivia. La reserva natural de la Patagonia competirá en representación de la Argentina en noviembre de este año con el resto de los destinos de avistaje de ballenas del mundo que ganaron en cada continente.

El jurado votó por unanimidad el avistaje en Península Valdés, en una terna que incluyó a Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay. "Para nosotros es un gran voto de confianza porque reconoce que el producto emblemático de Chubut no sólo es importante a nivel mundial, sino que por sus características también ofrece una experiencia única", explicó el ministro de turismo del Chubut, Néstor García, presente en la ceremonia.

El avistaje de ballenas es desarrollado por seis empresas habilitadas por el gobierno de Chubut y consiste en un servicio turístico de paseo a bordo de embarcaciones que se aproximan a los ejemplares de ballena franca austral que llegan a las costas del noreste de esta provincia para cumplir con el ciclo vital de reproducirse y adiestrar a las crías.

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La ballena franca austral, símbolo inequívoco de la Península, la visita de junio a diciembre, obsequiándoles a quienes la visitan su majestuosa belleza y fascinante existencia

En 2008 la Administración del Área Natural Protegida Península Valdés fue galardonada con la distinción de Compromiso de Calidad Turística Argentina de la Secretaria de Turismo de la Nación (SECTUR). "Nuestra misión es mantener los procesos ecológicos y los sistemas que sustentan la vida, preservando la diversidad genética y asegurando sustentabilidad de cualquier tipo de uso de las especies o ecosistemas", explican en el sitio web de la organización.

La Administración es la responsable, por medio del cobro de ingreso, de trabajar en el cuidado y mantenimiento, generando nuevos espacios turísticos, tomando como base la conservación del área protegida. La península posee importantes hábitats para la conservación de varias especies de aves, por lo que en el año 2012 fue declarada sitio Ramsar (Humedales de Importancia Internacional para la conservación de la diversidad biológica).

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La región, en plena Patagonia argentina, está considerada uno de los destinos de avistaje de ballenas más importantes del mundo y fue calificada por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad
Los World Travel Awards buscan reconocer, premiar y celebrar la excelencia en todos los sectores clave de la industria de viajes, turismo y hotelería. Hoy, el premio es reconocido mundialmente como un sello de distinción en la industria.

La ceremonia incluyó más de 50 distinciones a diversas categorías. Península Valdés fue el único galardón que recibió la Argentina por un producto o destino turístico.

Cada año, los World Travel Awards culminan en una gran final donde los ganadores regionales compiten luego a nivel mundial. La final que se realizará en noviembre de este año tendrá lugar en Muscat, la capital de Omán. Allí el avistaje de ballenas de Península Valdés buscará ser elegido como el mejor del mundo.

https://www.infobae.com/turismo/201...-lider-en-avistaje-de-ballenas-en-sudamerica/

Lady Di en 1995

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¿A tu aire o con guía? Elige tu forma de hacer esnórquel en Andalucía
¿No eres de playas donde lucir palmito? ¿Te aburre el “vuelta y vuelta”? Hay una forma divertida, económica y para todos los públicos de disfrutar del mar. ¡Corre a por tus gafas y tu tubo!


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¿A tu aire o con guía? Elige tu forma de hacer esnórquel en Andalucía © Getty Images



Cada vez tiene más adeptos y no solo por la sensación de calma que aporta y por lo curioso que resulta cotillear en el interior del mar.

Se trata de una práctica deportiva en la que las horas se pasan volando y que puedes hacer por tu cuenta en las playas donde el agua esté limpia, poco revuelta y no haya corrientes, siempre bajando no más de un metro o dos desde la superficie. En Andalucía hay bastantes opciones para practicarlo.


Además, cada vez más, el esnórquel se organiza con “salidas en grupo desde centros de buceo o empresas de turismo activo que se dedican a organizarlas por sus zonas de acción; zonas poco profundas, sin corrientes y siempre con un guía, acompañando la práctica de esnorquel de otras actividades como el kayak”, explica Pepe Segura, presidente de la Federación Andaluza de Actividades Subacuáticas.

De hecho, “la titulación de monitor de esnórquel existe” y están preparados por si surge alguna dificultad.

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Gafas, aletas, tubo y... ¡al agua! © Getty Images

Para gente más preparada físicamente (absténgase fumadores) otra modalidad de esnórquel en alza es la apnea, un poquito más cerca ya del buceo con bombona. “Sigue siendo esnorquel pero es otro paso; superior”, comenta Segura quien él mismo practica fotografía submarina en apnea y pesca submarina también en apnea.




En esa bajada a más metros recomienda utilizar el material adecuado: “Hay gente que baja metros de profundidad sin saber hacer la compresión timpánica y con esas máscaras faciales que se anuncian por televisión que son solo para ir por la superficie”.

"Cuidado, porque si haces con ellas una bajada, al no poder pinzarte la nariz para ajustar la presión timpánica te podrás producir rotura de tímpano en el peor de los casos y molestias en los oídos en el mejor”, apunta.

Para hacer dicha maniobra hay que tomar aire, tapar la nariz y la boca y soplar aumentando la presión en la faringe. Esto ayuda a ventilar el oído, produciendo el paso del aire desde las fosas nasales al oído.

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El Parque Natural del Cabo de Gata: un enclave único y salvaje donde contemplar el fondo marino © Getty Images

EN SUPERFICIE, CON NIÑOS Y POR TU CUENTA

Empezar por practicarlo en la superficie, mucho más si vas con niños, es una forma de adentrarte en el maravilloso mundo del buceo. Andalucía está salpicada de sitios interesantes para hacer el esnórquel de toda la vida: el de las gafas, las aletas y el tubo sin alcanzar más de uno o dos metros de profundidad.

En estos casos, no hace falta contratar un excursión y entre las zonas más apetecibles para hacerlo, por la belleza que ofrecen sus fondos marinos están el Parque Natural del Cabo de Gata (en general, toda la costa entre Almería y Aguadulce) y especialmente, en lugares como la Cala de Enmedio, la Cala de de San Pedro, la Cala de la Higuera, la del Corralete o la Playa de los Muertos.




También en la costa granadina, en Almuñécar, la playa de los Berengueles, La Herradura, Punta de la Mona están entre las favoritas. Otro de los entornos más agradecidos es el del Parque Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. La playa de Maro, Cantarriján, la Cala del Barranco de Maro, la Playa de la Caleta, la playa del Molino de Papel, la de las Alberquillas, o las Calas del Pino son estupendas para hacer esnórquel.

En Cádiz la playa de Los Alemanes, cerca de Tarifa, o la playa Arroyo del Cañuelo en Zahara de los Atunes, también son perfectas. Pero ya sabes, cualquier playa donde el agua esté limpia y no haya corrientes permite una experiencia de esnórquel aunque no te cruces con decenas de especies como en los casos de más arriba.

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La costa de Almuécar es otra de las zonas más famosas para hacer esnórquel © Getty Images

ESNÓRQUEL CON GUÍA Y OTRAS ACTIVIDADES

Llegar remando o en un velero hasta lugares apartados donde después zambullirte y hacer esnórquel o practicar apnea lejos de la orilla es una experiencia muy diferente. En el Parque Natural Cabo de Gata hay numerosas calas donde se desarrollan estas actividades. Medialuna Aventura organiza rutas de kayak por el parque natural que van acompañadas de esnórquel.

“Hacemos una ruta familiar de dos horas de duración (23€ adultos y 15€ niños) y otra más larga de 3 horas para gente joven (30€ adultos y niños a partir de 7 a 12 años 20€).




“Solemos ir a Cala del Tomate, una zona de acantilados espectacular a la que se llega tras una hora de remo tranquilo en kayak desde San José”. En la zona se encuentra la famosa Cueva del Tomate, que recibe ese nombre por la acumulación de Tomates de mar o Actinia Equina, unas plantas marinas que viven en una grieta en la pared de muy poca profundidad.

“Ahí reciben el sol de medio día y conviven con una especie protegida: el Astroides Calycularis, un tipo de anémona de color naranja muy vivo que forma colonias tapizando las paredes”, explica María Dolores Villegas de Medialuna Aventura, nativa de la zona y que conoce palmo a palmo cada uno de los rincones.

Aunque comenzaron con una tienda de deportes, hoy ella y su pareja, chileno, se dedican a este tipo de actividades y están certificados por la marca Parque Natural. Además, suelen animar a quienes los visitan a que prueben la experiencia fuera de temporada.

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¿Descubrimos lo que esconden las aguas de Cabo de Gata? © Getty Images

MÁS ESNÓRQUEL, TAMBIÉN CON BARCO

Otra zona muy interesante para practicar esnorquel es la costa de Almuñécar, en Granada. En Buceo Almuñécar practican también esnórquel realizando inmersiones un poquito más profundas.

Desarrollan la actividad alrededor del Peñón de San Cristóbal (a partir de 25€ por persona, una hora aproximadamente), “una zona idílica y bien preparada para estas actividades, con profundidades máximas dependiendo de la capacidad pulmonar de cada persona”, explica uno de los monitores, pero generalmente “bajamos alrededor de los cinco metros, a menos que vayamos a la Punta del Peñón donde la profundidad varía, entre 12 y 18 metros”.




En esta actividad también pueden participar niños. “Cuando hay niños no pasamos del primer peñón por seguridad para ellos. Ahí la profundidad está limitada a cuatro metros.

Si son adultos, también tenemos en cuenta otros aspectos; hay gente que no reúne las capacidades físicas para realizar la actividad, porque por ejemplo, fuman mucho…”. En esos casos “procuramos que estén a una profundidad de no más de tres metros, para que puedan divertirse y tener la sensación de estar haciendo apnea. Que no se sientan defraudados”.

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El fondo marino de Almuñécar © Getty Images

También en Almuñécar, Alborán Charters ofrece un paseo de tres horas en barco por la Punta de la Mona, La Herradura y el paraje del Parque Natural de Cerro Gordo. Dependiendo de las condiciones del mar, el capitán elige una zona u otra para el esnórquel.

También hay salidas en velero con esnórquel o se puede alquilar directamente un barco que lleva el equipo de esnórquel incorporado. También Educare Aventura organiza salidas desde la playa de Burriana, en Nerja, con kayak para practicar esnórquel en las playas del Cañuelo, Cantarriján, Calas del Pino… desde 24€ por persona y niños 15€.

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Punta de la Mona, Almuñécar © Alamy

En Cádiz, concretamente por la zona de Tarifa, se encuentra otro de los puntos claves para la práctica de esnórquel. Desde Mundo de Posibilidades, Javier, antiguo socorrista de las playas de la ciudad del viento, organiza tres tipos de excursión para acceder a la zona donde lo practica, la isla de Las Palomas: esnórquel con salida en barco, que incluye un guía que va explicando la historia de la zona (45€); esnórquel puro y duro en la Isla de las Palomas o en la playa de Bolonia, saliendo desde tierra (25€); y esnórquel con salida en kayak hacia la Isla de las Palomas (30€).




En las tres modalidades pueden ir niños y el monitor adecua la ruta al grupo y a sus capacidades.Suelen durar más o menos unas dos horas en total, con el briefing o la preparación del grupo incluida.

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Esnórquel en Andalucía: un millón de posibilidades © Getty Images

https://www.traveler.es/naturaleza/...l-en-andalucia-por-tu-cuenta-o-con-guia/15822
 
‘Work & Travel’: cuando el trabajo es una excusa para viajar (en especial para los jóvenes)

Cada vez son más populares los programas que ofrecen alternativas de trabajos temporales en el exterior para poder disfrutar y costearse un viaje al mismo tiempo
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Trabajar y viajar a la vez permite financiarse el propio viaje (sturti / Getty Images)
Trabajar e irse de vacaciones no son necesariamente actividades contrapuestas. Así lo plantean los programas de Work & Travel (en español, “trabajar y viajar”), que ofrecen diferentes alternativas donde, de hecho, van de la mano. Las experiencias breves de trabajo en el exterior se piensan como una oportunidad para conocer otras culturas, poner en práctica idiomas, crecer profesional y personalmente y, además, financiar el propio viaje.

Ivet Fochs tiene 21 años. Ella decidió realizar esta experiencia en Inglaterra durante seis meses, con el asesoramiento de Travel Work, después de ver frustrado su ingreso a la carrera de microbiología al terminar el bachillerato. “Quedé a las puertas de la universidad. Tenía un año libre, y lo que más disfruto en mi tiempo libre es viajar, pero necesitaba compaginarlo con un trabajo”, explica. Para ella, la experiencia fue una bisagra en su vida: “Soy una persona diferente desde que volví, trabajé mi independencia, crecí como persona”.


“Fue la mejor experiencia de mi vida. Pude conocer gente de todo el mundo, subir mi nivel de inglés y visitar otros lugares con mi sueldo”

Saray Quirant 22 años,
Durante esos seis meses, trabajó cerca de 30 horas semanales como asistente de cocina en el bar de una familia inglesa, donde recibía un sueldo de 5,5 libras (unos 6 euros) la hora y sus funciones iban desde lavar platos hasta ayudar a preparar complementos. El hecho de contratar un servicio de asesoramiento le significó una seguridad. “Te da tranquilidad a la hora de viajar, no es arrojarse al vacío. Ya tienes tu rutina y plan de vida confirmado. Una vez ahí, te resuelven cualquier problema que puedas tener”, afirma.

Al volver de Inglaterra, pudo comenzar la carrera que tenía pensada. Este año, una vez finalizado el segundo curso, ha emprendido una nueva experiencia laboral en un restaurante del centro de Viena. “Quería hacer algo durante el verano, me gusta viajar siempre que puedo, y de esta manera puedo costearlo”, explica Fochs, que tiene previsto recibir unos 1.100 euros al mes por 30 horas semanales de trabajo, con los que solventará su estancia.

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Trabajar en un restaurante o cafetería es una de las opciones más habituales (GrapeImages / Getty Images/iStockphoto)
Saray Quirant, de 22 años, optó por llevar adelante esta iniciativa con el asesoramiento de Travelingua a los 19 años en Estados Unidos, durante el primer verano de su carrera universitaria. Ella también la describe como algo único: “Fue la mejor experiencia de mi vida. Pude conocer gente de todo el mundo, subir mi nivel de inglés y visitar otros lugares con mi sueldo. Vivir algo así de joven te abre la mente, te amplía muchísimo los horizontes”.

Durante esos tres meses, trabajó en un parque de atracciones en Nueva Jersey. Para ella, trabajar “siempre te exige algo más, supone desafíos, aporta algo diferente”. Esto le permitió “estar en contacto constante con el inglés, con la cultura y personas locales”. Recibir un sueldo no sólo le garantizó costear su estancia, sino también conocer otros estados dentro de EE.UU. “Antes que ahorrar dinero, preferí aprovecharlo para viajar”, dice Quirant. Además, destaca el aspecto social de la experiencia: “Compartes casa con otras personas, y al final la gente que vive contigo es como si fuera familia”.


Diversas empresas
En España, empresas como Travel Work, Travelingua, Work and Travel Group o PractiGo, entre otras, ofrecen servicios de acompañamiento para llevar a cabo este tipo de experiencias, que incluyen desde visados y puestos de trabajo asegurados, hasta el alojamiento reservado antes de partir.

Eva Sabater es fundadora y directora de Travel Work, empresa que ofrece desde hace veinticinco años programas de prácticas y trabajos remunerados en alrededor de veinte países. Ella observa que muchos jóvenes optan por este tipo de experiencias durante la época universitaria, como una aventura para ampliar su visión de la vida y a la vez perfeccionar un idioma, ganar más independencia al autofinanciarse y hacer “que su currículum brille”.

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Los jóvenes son los principales beneficiarios de estos programas (krblokhin / Getty Images)
Lucía Viudes, CEO de Travelingua, indica que los cerca de mil jóvenes que participan por año del programa a través de su empresa, “tienen ganas de conocer el mundo, pero no como turista. También de mejorar su nivel de inglés fuera de la academia, a través de una inmersión en la cultura del país. Buscan una experiencia vital, vivir de forma independiente, ganar su primer sueldo y hacer currículum a nivel internacional”.

Estas empresas ofrecen distintos programas, que incluyen también un equipo de apoyo durante la estancia a través de coordinadores en cada destino. “Salen de aquí con todo atado, con la garantía de que cuando lleguen al país lo tendrán todo organizado”, indica Sabater.


Requisitos
En cuanto a los requisitos para la obtención de visado de trabajo, pueden variar en función de la nacionalidad del aspirante y del país de destino escogido. En este sentido, en algunos lugares exigen una educación mínima (suele ser de dos años de estudios superiores o la titulación completa), y un nivel de inglés y de ingresos demostrables, entre otras cuestiones. También varían los períodos de cada permiso, que pueden ir de entre 3 a 4 meses -es el caso de EE.UU.-, hasta 12 meses con posibilidad de renovación, como es el caso de Australia.

Sobre la extensión de cada programa, Laura Viudes señala que mientras que los que tienen una duración de 3 o 4 meses son ideales para realizarlos en verano durante la época universitaria, aquellos más extensos se suelen recomendar una vez finalizados los estudios. Es importante tener en cuenta que algunos programas también incluyen restricciones de edad, como en Australia, por ejemplo, donde el aspirante debe tener entre 18 y 30 años.


Los costes del servicio de asesoramiento varían en función de cada destino”

Eva Sabater Travel Work
Eva Sabater explica que en Travel Work buscan adecuar la oferta de destinos y programas al perfil y objetivos particulares de cada joven que, si bien suele estar dentro de la edad universitaria, puede variar entre los 18 y en algunos casos los 38 años. Sin embargo, aclara que la empresa se compromete a realizar un acompañamiento de “hasta un máximo de 6 meses”.

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Los jóvenes conviven durante la estancia como en familia (DisobeyArt / Getty Images/iStockphoto)
Los plazos de inscripción, según la ejecutiva de Travelingua, se extienden desde el 1 de septiembre hasta finales de marzo. Por lo que respecta a los costes del programa, en Estados Unidos es de unos 1.395 € y el salario al que se puede aspirar ronda 1.300 € al mes.

La directora de Travel Work remarca que entre el abanico de opciones disponible, los costes del servicio de asesoramiento varían en función de cada destino, siendo China es una de las opciones más económicas de su empresa: con un presupuesto de unos 650 € sumando el IVA y los costes del pasaje aéreo, que no están incluidos.


Por libre
Mientras que algunos prefieren contratar servicios de asesoramiento y acompañamiento para realizar este tipo de experiencias, otros optan por organizarlo con sus propios medios. Es el caso de Bruno Sancho, viajero español de 31 años. “Lo descubrí viajando”, explica. En 2016, después de pasar 2 años recorriendo alrededor de 12 países, otro viajero le mencionó la página web Workaway.info, un sitio que ofrece opciones de trabajo temporales a cambio de comida, alojamiento y/o dinero , según el arreglo acordado en cada caso.

Aquí, cada usuario debe pagar una cuota anual, para poder subir su perfil y su carta de presentación, y optar así a ofertas de trabajo. De esta forma él accedió a dos experiencias laborales en Osaka, Japón: una de ellas en un hostel y otra restaurando un hotel mítico japonés.

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Estos programas ofrecen un experiencia de vida (Luis Tato)
“Es la mejor manera de ahorrar para los viajeros low-cost, sobre todo si visitas un país caro. Sin embargo, con esta experiencia, el incentivo económico se sitúa en un segundo plano. Lo más importante pasa a ser el intercambio cultural”, afirma Sancho. Además, agrega que, de haber conocido antes esta opción, la hubiera implementado también en los otros países que visitó antes, “aunque no lo necesitaba económicamente porque eran muy baratos, sólo por vivir la experiencia”.

Más adelante, cuando se propuso acceder a un visado de trabajo en Australia, también lo consiguió por sí mismo, a través del portal oficial del Departamento de Inmigración australiano. De hecho, España mantiene acuerdos para la obtención de permisos de trabajo para jóvenes con otros países además de Australia, como es el caso de Japón, Canadá, Nueva Zelanda y Alemania. Para conocerlos, se puede consultar al Departamento de Inmigración o a la embajada en España de cada país o la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores, según cada caso.


Empresas como Travel Work, Travelingua, Work and Travel Group o PractiGo ofrecen servicios de acompañamiento que incluyen visados, trabajo y alojamiento


https://www.lavanguardia.com/ocio/v...ork-travel-trabajo-excusa-jovenes-viajar.html
 
Lefkada, un tesoro de las islas griegas en el mar Jónico
Los azules imposibles del Jónico bañan este paraíso olvidado de acantilados de tiza y playas blancas.

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Porto Katsiki © Photo by Joris Beugels on Unsplash




Según la mitología, la diosa Venus, invadida por la tristeza tras la muerte de su querido Adonis, se lanzó al mar desde los acantilados de Lefkada. Del peligroso salto salió viva y consolada, hecho que puso de moda el lugar. Personas de toda Grecia comenzaron a acudir a la isla para realizar ofrendas y sacrificios convencidas de que Apolo les ayudaría a sobrevivir al salto y a curar sus males.


https://www.traveler.es/experiencias/galerias/como-saber-a-que-isla-griega-viajar/2048
La poetisa Safo (610-580 a.C.) fue una de ellas, arrojándose desde la roca del desamor por no ser correspondida por Faón. Al igual que sus predecesores mortales, pereció en el intento.


La extraña tradición continuó durante años, eso sí, con una versión mejorada y supervisada por monjes que colocaban una red bajo las rocas y barcas para asistir a los despechados. Por suerte, ya quedó en el olvido, y ahora podemos disfrutar del cautivador mar de Lefkada desde sus playas. Las excusas culpabilizando al amor ya no son necesarias.

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Un azul hipnótico colorea el mar Jónico, responsable de encerrar este escondite paradisíaco llamado Lefkada. © Getty Images

Leúcade, Leucas o Lefkas son nombres que a lo largo de la historia han descrito esta isla de blancos acantilados bañados por el azul eléctrico del mar Jónico. Azul zafiro, azul hechizante. No hay azules como el de Lefkada, tan hipnótico que atrapa. Tal vez ese fuera el verdadero motivo de tanto salto al mar y no el de buscar sosiego al desamor.

La cuarta isla más grande del Jónico está situada frente a la costa griega de Acarnania, y es, junto a sus vecinas Ítaca, Zante y Cefalonia, uno de los tesoros insulares menos conocidos del país.

A diferencia de los paisajes semidesnudos de las islas del Egeo, aquí los olivos, naranjos, limoneros y cipreses visten los campos. En el interior, abruptas montañas custodian pueblecitos que muestran la Grecia más tradicional.

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Porto Katsiki © Photo by Mikuláš Prokop on Unsplash

Otra particularidad que la hace diferente es su accesibilidad. Lefkada está conectada con tierra firme mediante un puente flotante de 50 metros de longitud, por lo que es posible llegar a ella conduciendo.

Lo primero que encontraremos al cruzarlo es la fortaleza de Agia Maura. También conocida como Santa Maura, fue edificada en el año 1300 para proteger la isla de los ataques piratas. Posteriormente fue ampliado por los venecianos para preservar el casco antiguo de la ciudad. Es de los pocos monumentos que sobrevivieron en Lefkada tras los devastadores terremotos acaecidos en 1948 y 1953, aunque su interior está en ruinas.

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La fortaleza de Agia Maura esconde una pintoresca historia detrás y es que se construyó para proteger la isla de los ataques piratas. © Alamy

EL NORTE: LEFKADA

Al entrar en la isla nos recibe la alegre Lefkada, la capital homónima que creció alrededor del puerto natural dibujado por la costa norte. Es precisamente el puerto un lugar con mucho ambiente, especialmente durante las noches de verano, cuando todas las cafeterías y restaurantes ofrecen veladas junto a la brisa del mar. Otro bullicioso punto es la plaza central Agios Spyridon y sus calles adyacentes.




Muy cerca, el Museo Arqueológico narra la historia de Lefkada desde el Paleolítico hasta la llegada de los romanos, convirtiéndose en una de las joyas culturales de la isla. La playa más inmediata a la capital es la de Agios Ioannis, un enclave idóneo para practicar deportes acuáticos.

A apenas tres kilómetros, una colina con preciosas vistas alberga el centro religioso más notorio de la isla, el monasterio Faneromeni. Fue fundado en 1634, aunque varios incendios hicieron que tuviera que ser reconstruido años más tarde.

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Un atardecer en Lefkada © Getty Images

ADENTRÁNDONOS EN LEFKADA

Una carretera nacional bordea la costa de Lefkada acercándonos, de manera fácil, hasta impresionantes playas. En cambio, las carreteras que conducen al interior se complican entre escarpadas montañas, llevándonos hasta pueblos pintorescos en los que el tiempo parece haberse detenido.

Imprescindibles son el antiguo Kalamitsi, construido como refugio contra los ataques piratas, y Karia, famoso por sus tradicionales tapices. Cerca del panorámico pueblo de Athani, se encuentra el lugar donde se suicidó la poetisa Safo, junto a las ruinas del templo de Apolo.

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En Nidrí solo dan ganas de recorrer su orilla a bordo de esos yates y veleros alojados en su pequeño puerto. © Getty Images

En las suaves costas del este, los destinos de playa son los más desarrollados de la isla. Entre las poblaciones turísticas sobresale Nidrí y su playa de arena repleta de cafeterías y restaurantes en los que sentarse con un buen frappuccino frente al mar. Al otro lado, varios islotes nos tientan a explorarlos. Entran aún más ganas de navegar entre ellos tras ver los yates y veleros que descansan en el puerto de Nidrí.




A unos pocos kilómetros hacia el interior se esconde la cascada de Dimossari, encajada entre resbaladizas rocas blancas. Para llegar hasta ella habrá que caminar unos minutos junto a un riachuelo. La recompensa será un refrescante baño en la piscina natural en la que desemboca Dimossari tras una caída de 30 metros.

Mikros Yalos es otra de las playas orientales caracterizadas por sus brillantes piedrecitas y por estar cercada por bellos entornos. También frente al mar y rodeado de frondosa vegetación, se encuentra el pueblo pesquero de Sivota, en el que deslumbrantes yates se han adueñado del puerto.

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Cada playa en la isla de Lefkada es un descubrimiento, literalmente. La playa de Milos es una de las más recónditas. © Alamy

LAS PLAYAS BLANCAS DE LA COSTA SALVAJE DE LEFKADA

En la costa oeste, las empinadas montañas de roca blanca dan cobijo a las mejores playas de Lefkada envueltas en un paisaje indómito. Los acantilados cubiertos por la vegetación, van desvelando esos azules imposibles de las aguas del Jónico, pero es al atardecer cuando este litoral se lleva las mayores alabanzas.

Situado en una bonita bahía, el turístico pueblo de Agios Nikitas, posee una pequeña playa de arena y laberínticas calles que rezuman vida. Para recorrerlo hay que aparcar el coche a la entrada, ya que el acceso a los vehículos está prohibido. Desde el centro es posible llegar, tras una caminata de 30 minutos, a una de las playas más exclusivas de la isla, la de Milos. Los menos aventureros también podrán visitarlo en uno de los barquitos que parten desde Agios Nikitas.




Muy próximas, las playas de Kathisma y de Pefkoulia son de las favoritas desde que Egremni se quedara sin entrada al ser destruida durante el terremoto de 2015. A esta última es posible acceder desde el mar, en una excursión en barco.

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La playa Kathisma poco tiene que envidiar a esas playas paradisíacas de postal. © Getty Images

Sin parar de observar las panorámicas que ofrecen los acantilados, llegamos a Porto Katsiki, donde un arco de roca resguarda la playa de guijarros blancos más famosa de Lefkada.

Continuando hacia el sur, encontramos maravillosas bahías y ensenadas en las que las olas juegan con los amantes del kitesurf y el windsurf. Es el caso de Vasiliki, una de las bahías más grandes de la isla. En la zona del puerto, los restaurantes sirven platos de marisco y pescado fresco mientras que las empresas de embarcaciones turísticas ofertan excursiones a las playas más famosas e inaccesibles. También hay barcos que conectan con las cercanas islas de Ítaca y Cefalonia, por si Lefkada nos ha dejado con ganas de más.

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Como si de una tragedia griega se tratase, cerca del pueblo de Athani tuvo lugar el su***dio de la poetisa Safo © Getty Images

https://www.traveler.es/naturaleza/articulos/playas-lefkada-isla-griega-que-ver/15851
 
Inés La Maga: “Mis 3 secretos venecianos”

La ilusionista, una de las más relevantes del panorama internacional, ha recorrido el mundo con sus excepcionales trucos
Actúa en el hotel Petit Palace Santa Bárbara de Madrid, con el espectáculo MagicROOM , donde muestra su magia desde muy cerca a 30 espectadores
¿Quieres escaparte a alguna ciudad europea? Échale un vistazo a estas propuestas

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Inés la Maga junto a uno de los canales de Venecia (Inés La Maga)
Viajes
30/07/2019 07:00 Actualizado a 31/07/2019 08:55

Este reportaje forma parte de #elviajedemivida, una serie mensual en la que personajes conocidos por el gran público comparten con los lectores las experiencias viajeras que han marcado sus vidas. En ella nos cuentan cómo es el destino, sus sensaciones, los motivos por los que recomendarían realizar el viaje y nos regalan algún que otro consejo.

En esta ocasión, la joven ilusionista Inés la Maga nos lleva a Venecia, una ciudad de la que está completamente enamorada. Allí nos descubre tres rincones desconocidos para el gran público: la Isla Monasterio, el Malibrán y el laberinto de Villa Pisani. ¿Nos acompañas?


Considero Venecia mi segundo hogar y es raro el año en que no la visite al menos en un par de ocasiones”

Inés La Maga
“’Venecia se ve en tres días’, dicen. Yo habré ido quince veces y siempre descubro algo nuevo. Considero Venecia mi segundo hogar y es raro el año en que no la visite al menos en un par de ocasiones.


La Isla Monasterio
Quiero compartir con vosotros un viaje a Venecia nada típico. El primer destino que os propongo es San Lazzaro degli Armeni, un monasterio que ocupa una isla, o bien una isla ocupada por un monasterio. El vaporetto número 20 parte desde delante del palacio Ducal solamente dos veces al día y es la forma que recomiendo para visitarlo. Durante el viaje puedes pensar que ese trayecto lo cubría Lord Byron en 1816 casi a diario, y a remo, pues era un enamorado de esta isla y allí recibía clases de lengua armenia.

Para encontrar el origen de este centro hay que remontarse a 1717, cuando el Gobierno de Venecia quiso reconocer la importancia cultural del pueblo armenio y cedió esta isla abandonada, antigua leprosería, al abad Mekhitar y su congregación de monjes. La biblioteca circular, los códices, las miniaturas, los grabados, el gabinete de Byron y la momia de Khet Amon harán que te sientas en una película de Indiana Jones.

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Inés La Maga en Venecia, su segundo hogar (Inés La Maga)

Música barroca
El segundo lugar que os recomiendo está cerquísima del puente de Rialto, pero es muy fácil que pase desapercibido. Se trata del Malibrán, un teatro que no goza de la fama de la Fenice o del Goldoni, pero que cuenta con una programación exquisita de música barroca, con óperas que no suelen representarse de compositores como Vivaldi o Albinoni, que eran venecianos.

Por cierto, cerca del teatro está la Corte Seconda del Milion, donde vivó otro veneciano ilustre: Marco Polo, al que apodaban “el millón”. A dos pasos, otro patio, Corte Morosina, donde unos chicos tienen un pequeño negocio para que puedas surcar los canales de Venecia remando en kayak, una experiencia insólita y surrealista bastante más divertida que el clásico paseo en góndola.


El laberinto de Villa Pisani
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Inés La Maga en el laberinto de Villa Pisani (Inés La Maga)
La tercera parada que os propongo está a 30 kilómetros de Venecia, trayecto que puede hacerse en autobús desde piazzale Roma. El destino es Villa Pisani, una villa veneciana del siglo XVIII construida en honor al Doge Alvise Pisani. En 1807 fue residencia de Napoleón y en 1934 albergó la primera reunión entre Mussolini y Hitler.

Pero si os propongo viajar hasta Villa Pisani es por disfrutar su magnífico laberinto de 1720, fiel aún a su trazado original. Nueve setos concéntricos de boj ofrecen un montón de caminos posibles para perderse sin agobiarse. La meta del paseante es llegar a la bonita torre circular que tiene el jardín en su centro. Desde lo alto unos disfrutan viendo cómo los nuevos visitantes se pierden, otros gritan indicaciones y los más cautos memorizan una estrategia de vuelta. ¡Si no vas, no sabes lo que te pierdes! “


Villa Pisani es una villa veneciana del siglo XVIII que en 1807 fue residencia de Napoleón y en 1934 albergó la primera reunión entre Mussolini y Hitler”

https://www.lavanguardia.com/ocio/v...276/ines-la-maga-elviajedemivida-venecia.html

 
Berlín, viaje al pasado cercano del nazismo

La ciudad ha vivido duros años: la derrota de la Gran Guerra, la hiperinflación, el nazismo, el terror, los bombardeos, la división con el muro... pero sigue adelante
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La puerta de Brandeburgo, en Berlín. (Alejandro Destuet / AD)
Alejandro Destuet, Berlín (Alemania)
30/07/2019 06:00 Actualizado a 30/07/2019 09:38

Sobrevolamos el río Spree y llegamos a Schonefeld. Un simpático taxista kurdo que apenas habla inglés nos lleva a nuestro departamento, cerca de la puerta de Brandeburgo, sobre la Wilhemstrasse, la calle de los ministerios nazis y la cancillería de Hitler.

Frente a nuestro edificio se hallaba el de Agricultura, dirigido por el argentino-alemán Walter Darré, un fanático que creía en la pureza racial del campesinado germano.

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Vistas desde la catedral de Berlín. (Alejandro Destuet / AD)
Estamos casi en el límite de la zona soviética, y del inmenso parque de Tiergarten. Salimos a caminar por Unter der Linden, la amplia avenida rodeada de grandes edificios históricos: la imponente embajada de Rusia, la de Francia, Hungría, la Ópera Cómica y el hotel Adlon, visible desde nuestro living.

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El spree por Berlín. (Alejandro Destuet / AD)
Es invierno. Hay cero grados, pero mucha gente joven pasea y se saca fotos con la puerta de fondo. Hacemos compras en el supermercado cercano a casa. Salvo una cajera, el resto no habla inglés. Me compro una petaca de brandy alemán y guantes de lana.


Resistencia
Una turbulenta historia reciente


Berlín ha atravesado por años terribles: la derrota de la primera guerra, el tratado de Versalles, la hiperinflación, las ollas populares, el advenimiento del nazismo, el terror, la guerra, los bombardeos que arrasaron casi toda la ciudad, la división pergeñada por los aliados con el muro, familias separadas de un día para el otro por años.

La zona rusa se caracteriza por edificios de línea simple y tosca. Casi todo está reconstruido. La Staatsoper, erigida para Federico el Grande de Prusia, fue derrumbada dos veces en la última guerra.

En la mañana, viajamos en el subte hacia la isla de los museos. Quizás por la hora está casi vacío, y nos parece recorrer una ciudad fantasma. Reservamos las excursiones de a pie, recomendables, con guías que se pagan a voluntad. La de los edificios nazis comienza por el Memorial del Holocausto.

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Edificio luftwaffe. (Alejandro Destuet / AD)
Nos impresiona caminar entre los opresivos bloques de distinta altura. Pasamos por el edificio de la Luftwaffe (donde se filmó Valkiria). Bajo un parking, está el búnker donde se suicidó Hitler. Caminamos hacia zona de la universidad Alexander Von Humboldt y nos detenemos en la plaza donde Goebbels supervisó la quema de libros. Almorzamos codillo de cerdo en Augustiner, a pasos de la plaza Gendarmenmarkt. Es imperdible.

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Sede de la Filarmónica de Berlín. (Alejandro Destuet / AD)

Cultura
Museos y música clásica


Para melómanos es ideal sacar entradas con tiempo para la Philarmonie. Está cerca de Postdamer Platz, y sobre Tiergarten. Moderno, desde cualquier ubicación se ve el escenario. Sentado a espaldas de la orquesta, vi cómo se le escapaba un platillo al percusionista y sus esfuerzos por recuperarlo en medio de la sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak.

La ópera estatal sobre Unter den Linden, la favorita de Hitler, es pequeña. Vi una ascética puesta de La Traviata (un espejo y algunas sillas de decorado), su orquesta, la Staatskapelle, nos acaba de visitar en Buenos Aires con Barenboim, su director vitalicio.

Vale la pena conocer Charlottenburg, el palacio de la reina Carlota Sofía de Prusia, amiga del filósofo y matemático Leibnitz, apasionada por las artes. Ella dijo que la música, a diferencia de los amantes, jamás traiciona.

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Recuerdo de los atletas de los JJOO de Berlín 1936. (Alejandro Destuet / AD)
Viajamos al estadio Olímpico. En 1936 el nazismo aprovechó los juegos para mostrar una cara amable al mundo. ‘Olympia’, la película genial de Leni Riefenstahl la documentó. El estadio impresiona: parece un circo romano gigante y aún puede verse una gran campana con el águila y la cruz gamada. Frente al él está el inmenso campo marcial donde el partido realizaba eventos masivos.

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El estadio olímpico de Berlín. (Alejandro Destuet / AD)
Paseamos por Nikolai Verkiel, un bonito barrio con una hermosa iglesia y vecinos ilustres: Ibsen, Strindberg y Casanova. Almorzamos en Zum Nußbaum, excelente calidad y precio.

Después vemos el atardecer sobre el río Spree desde la cúpula de la catedral. Visitamos Topographie Des Terrors. donde puede verse la historia del nazismo en fotos. El edificio se yergue sobre lo que fue sede de la Gestapo en la calle Prinz-Albrecht-Strasse.

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Vistas de Berlín. (Alejandro Destuet / AD)
Hacemos la visita gratuita del Parlamento, el antiguo Reichstag cuyo incendio permitió a los nazis proclamar una dictadura abierta y encarcelar a los opositores. La cúpula es de vidrio y bajo su piso se puede observar a los parlamentarios en acción, un símbolo de la transparencia que debe tener la gestión pública.

Salimos al día siguiente hacia Praga. Atravesamos por última vez por los jardines de Tiergarten, y vemos Siegessäule, la columna de la victoria en una rotonda del parque. Aquí la trasladaron los nazis y le agregaron un cuarto anillo por la victoria relámpago sobre Francia.

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El Parlamento alemán, en Berlín. (Alejandro Destuet / AD)
No nos dio el tiempo para ver el campo de concentración Sachsenhausen donde se confinó a los primeros prisioneros políticos o el castillo en Wansee donde se pergeñó la solución final, Y nos vamos con la sensación de haber estado en otro tiempo, en un pasado que aún hoy, parece cercano.

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Berlín, monumento a las víctimas. (Alejandro Destuet / AD)

https://www.lavanguardia.com/partic...erlin-viaje-pasado-nazismo-alemania.html#yusp
 
Estas son las tasas de alcohol máximas permitidas por países en Europa
Mientras en unos Estados la tolerancia es cero, en otros alcanza los 0,8 g/l en sangre
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Debemos recordar que nos pueden parar y someternos a un control de alcoholemia en cualquier país (EFE)
Redacción
30/07/2019 06:00 Actualizado a 30/07/2019 15:44

En las vacaciones veraniegas son numerosas las personas que deciden descubrir mundo viajando al extranjero. Y muchas de ellas lo hacen por carretera, poniéndose al volante de su propio vehículo o de uno alquilado. Sin duda, esta forma de recorrer territorios ofrece una gran dosis de libertad, que permite dar rienda suelta a la improvisación, lejos del encorsetamiento que tienen determinadas rutas organizadas. Sin embargo, antes de abandonar España, es importante conocer las normas de circulación del país o países por los que vamos a transitar, ya que el reglamento no es igual en toda la Europa.

Si queremos evitar sorpresas desagradables, resulta francamente recomendable consultar la normativa, ya que el desconocimiento de la misma no exime de la correspondiente sanción en caso de cometer una infracción. Para ello es especialmente útil la aplicación móvil Going Abroad, elaborada por la Comisión Europea. Aunque por defecto presenta la información en inglés, se puede configurar en otros idiomas, entre los que se incluye el español.

Además de ofrecer datos sobre los límites de velocidad, el uso del teléfono móvil o la utilización obligatoria de los cinturones de seguridad, también permite consultar otros datos, como cuáles son las tasas máximas de alcohol permitidas. Y es que cada país tiene su normativa en la materia.

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El alcohol está detrás de un elevado porcentaje de muertes en carretera en Europa (pixelrainstudio / Getty Images/iStockphoto)
En España, así como en otros Estados europeos, para los conductores en general a partir de 0,5 g/l de alcohol en sangre es dar positivo. Sin embargo, esta cifra aumenta hasta los 0,8 g/l en lugares como el Reino Unido (salvo Escocia, que es de 0,5 g/l), Malta y Liechtenstein. En el otro lado de la balanza encontramos Estados en los que el nivel máximo permitido mucho menor, llegando incluso a ser de cero en Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y República Checa.

Así pues, quienes conduzcan por dichos territorios deben ingerir bebidas no alcohólicas si van a ponerse al volante. Al final de este artículo, adjuntamos la normativa en éste ámbito en los distintos países de la Comunidad Europea. También ofrecemos datos de las limitaciones que tienen con conductores noveles y profesionales, para quienes la aplicación del reglamento es aún más estricta.

¿Y qué pasa si nos ponen una multa en el extranjero? Tal como explica la organización Automovilistas Europeos Asociados (AEA), “ni los europeos que vienen a España dejarán de recibir la multa en su casa si cometen una infracción de tráfico cuando circulen por las carreteras de nuestro país, ni los españoles nos libraremos de la sanción cuando cojamos el coche en carreteras del resto de Europa y vulneremos las normas de circulación”.

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Para garantizar las plenas facultades en la conducción lo mejor es la tolerancia cero con el alcohol
En la actualidad está vigente la Directiva comunitaria 2011/82/UE, que facilita el intercambio transfronterizo de información sobre infracciones de tráfico en materia de seguridad vial. Esto permite que los conductores que cometan infracciones en el extranjero no puedan evitar las correspondientes sanciones.

Según el artículo 2 del texto, el ámbito de aplicación de la citada directiva corresponde a las siguientes ocho infracciones: exceso de velocidad, no utilización del cinturón de seguridad, no detención ante un semáforo en rojo, conducción en estado de embriaguez, conducción bajo los efectos de drogas, no utilización del casco de protección, circulación por un carril prohibido y utilización ilegal de un teléfono móvil o de cualquier otro dispositivo de comunicación durante la conducción.

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Tasa de alcohol máxima permitida en Europa (CE)

https://www.lavanguardia.com/motor/...ohol-maxima-permitida-paises-europa.html#yusp
 
Mont-Saint-Michel: la maravilla de occidente
Su espectacular geografía solo es superada por el encanto de sus calles y la tranquilidad de un pueblo encerrado según el capricho de las mareas.


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Mont-Saint-Michel: la maravilla de occidente © Getty Images



Comienza emergente como una protuberancia gris, entre el azul del cielo y el marrón de la inmensa bahía que lo envuelve. Y conforme nos acercamos, termina siendo majestuoso, descomunal y, al mismo tiempo, coqueto.

Original como pocos lugares en el mundo, el Mont-Saint-Michel es una fabulosa paradoja: presume de ser una de las mayores atracciones turísticas de Francia, pero se esconde del mundo, agazapado en los confines del noroeste galo, casi dejándose querer en lugar de atraer con su arquitectura grandiosa.


Templo de la peregrinación religiosa o víctima del turismo de masas, conocerlo a fondo no deja indiferente a nadie.

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Mont-Saint-Michel: la maravilla de occidente © Photo by Okamatsu Fujikawa on Unsplash

MÁS DE MIL AÑOS DE HISTORIA

Lo más atrayente del Mont-Saint-Michel es, sin duda, la acción de sus mareas, las más grandes del viejo Continente. Situado en el estuario del río Couesnon, y en medio de una bahía periódicamente invadida por el mar, en función de la hora del día podemos estar en una isla, o en un peñón conectado con el Continente a través de un vasto terreno de arenas movedizas. Algo que siempre lo hizo ideal como fortaleza defensiva ante ataques enemigos.

Pero, para disfrutar de verdad de todo lo que queda levantado hoy en día sobre el viejo Mont Tombe, es fundamental ir con una ligera lección de historia aprendida. Y conviene puntualizarlo porque, sí, todos sabemos que siempre es de gran ayuda saberse un poco la historia de los sitios que visitamos, pero en este caso, al tratarse de un lugar tan pintoresco, no comprenderemos por qué se edificó allí lo que los franceses siguen denominando hoy en día como “la Maravilla de Occidente” si no ponemos antes ciertas bases didácticas.

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Las mareas, su gran protección natural © Getty Images




Comencemos (prometemos no ser demasiado pesados): El origen de la ocupación del lugar fue, como podríamos adivinar, religioso. La primera abadía, construida por monjes benedictinos, se levantó en el año 966, aunque se tienen evidencias de una pequeña iglesia todavía anterior, y se sabe que los Celtas y los Romanos ya poblaron los alrededores del monte (que, dicen, conformaban el extinto bosque de Scissy).

Más mitológica es la justificación de las crónicas regionales para la edificación del primer y primitivo templo: aseguran que, a petición del propio Arcángel San Miguel, el obispo de Avranches, Aubert (a quien está dedicada una pequeñísima capilla románica situada en uno de los extremos del peñón), levantó la iglesia original en el año 709.

El caso es que, más de mil años después, la abadía y el pequeño pueblo en el linde del Mont-Saint-Michel las han visto de todos los colores. Importante lugar de peregrinación (junto a Roma y Santiago de Compostela en sus años de mayor auge religioso), el monte sufrió incendios y ataques diversos durante la Edad Media y la Guerra de los Cien años, motivo por el cual fue amurallado para convertirse en una plaza inexpugnable.

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Pequeña abadía dedicada a Saint Aubert © Photo by Xavier Senente on Unsplash

El lugar llegó a servir como prisión durante la Revolución francesa, y se conservó milagrosamente intacto tras la ocupación alemana y posterior liberación aliada en la Segunda Guerra Mundial.




Hoy en día ha recuperado su viejo esplendor no sólo por el turismo, sino también, por el gigantesco proyecto de recuperación que durante diez años ha logrado hacer regresar las mareas y el agua a Saint-Michel, ya que, por más de un siglo, había dejado de ser una isla a tiempo parcial, debido a la acumulación de arena y sedimentos en la bahía, fruto de las diversas acciones del hombre.

UNA LUCHA ENTRE LO NUEVO Y LO VIEJO

Lo primero que debemos tener en cuenta para visitar el Mont-Saint-Michel es que, si somos amantes del turismo purista y espontáneo, debemos estar preparados para combatir a la desilusión, principalmente por las artificialidades varias que nos darán la bienvenida al llegar.

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Personitas llegando a Mont-Saint-Michel © Getty Images

Para empezar, visitarlo requiere cierta previsión o, al menos, un mínimo plan de acción previamente establecido.

El nuevo acceso nos hace atravesar un complejo de hoteles, tiendas y restaurantes llamado La Caserne, donde también podremos pernoctar, dependiendo de nuestras intenciones. A su lado, un aparcamiento de pago destinado a liberar de vehículos el propio Mont-Saint-Michel.

Si vamos con coche y hemos decidido hacer noche en uno de los hoteles, el acceso al citado complejo está protegido por una barrera, así que, de primeras, tendremos la sensación de estar entrando en algún tipo de resort veraniego privado.




Una vez dentro, será inevitable admirar las tiendas y los restaurantes: hay que tener claro que, a no ser que llevemos comida encima, todo tendremos que comprarlo allí o en el propio Saint-Michel, ambas opciones bastante caras. La finalidad es básica y efectiva: dar cobijo a la enorme y permanente masa de turistas siempre presente en los alrededores del monte, y de paso, recaudar.

Pero, además, la prohibición de llegar hasta los mismos límites del monte en coche facilita y alivia la afluencia de visitantes. ¿Cómo? Con un constante servicio de autobuses lanzadera, que llevan y traen al público ininterrumpidamente hasta la roca. La sensación general de todo este moderno ‘tinglado’ es parecida a la de Disneyland París.

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Mont Saint-Michel, 'la Roca' © Photo by Okamatsu Fujikawa on Unsplash

VISITANDO EL MONTE

Antes de llegar a la zona de La Caserne, eso sí, habremos disfrutado de un considerablemente largo camino por carretera en el que observar el Mont-Saint-Michel desde lejos empezará a enamorarnos.

Absolutamente nada en kilómetros a la redonda, en medio de un paisaje totalmente plano, hace sombra a la fortificación, coronada por la célebre estatua del Arcángel San Miguel, situada a 156 metros sobre el nivel del mar.

Esa sensación de poderío aumenta con creces cuando, tras bajarnos de uno de esos autobuses lanzadera, comenzamos el acceso al monte ya caminando por el puente pasarela, único acceso que, desde hace algunos años, conecta el Mont-Saint-Michel con el resto del mundo de forma permanente.




Entramos por su puerta principal: la puerta Bavole, la única que nos da la bienvenida desde la propia muralla que abraza el pequeño pueblo a los pies de la abadía y, rápidamente, encontramos la oficina de turismo y la vía principal (y casi única) de todo el lugar: la Grande Rue, repleta de pequeños museos, tiendas y restaurantes.

Es entonces cuando volvemos a darnos un tortazo de turismo moderno: lejos de encontrarnos un apacible pueblecito medieval, nos vemos inmersos en una masificada ruta comercial amparada por hordas de asiáticos, en la que podremos encontrar de todo: desde armaduras de Juego de Tronos hasta peluches, pasando por ropa, comestibles, calvados, obras de arte o souvenirs de todo tipo.

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La zona comercial del Mont-Saint-Michel por la noche © Getty Images

Una vez pasado este trance, conviene tener energías en las piernas: a partir de ahora, casi todo serán escaleras. Y también, tener a mano nuestra lista de imprescindibles en un papel, para que no se nos escape nada.

UNA RUTA BÁSICA POR SAINT-MICHEL

Si seguimos el camino marcado por la marabunta de turistas, encontraremos rápidamente la Iglesia Parroquial. Destaca por su pequeño tamaño, que la hace acogedora, y por algunos objetos realmente antiguos, anteriores a la época de esplendor del lugar y a la propia abadía. Además, es un excelente punto para descansar y avituallarnos, pues ya habremos comenzado a sentir temblor en nuestros cuádriceps.




Más arriba, descubriremos las primeras vistas de toda la bahía, completamente convertida en un arenal o repleta de agua, dependiendo del momento del día en el que nos encontremos. La Torre Norte, situada casi a los pies de la iglesia abacial, es un excelente punto para tomar fotografías.

Poco antes, habremos pasado por delante de la casa de Logis Tiphaine, típica villa medieval donde se dice residió Bertrand du Guesclin, condestable del ejército francés y personaje importante en la Guerra de los Cien Años, que vivió en el monte junto a su esposa al ser nombrado capitán de la plaza por sus servicios al Rey de Francia. Y también, por la Casa del peregrino, figura siempre presente y otro de los sitios imprescindibles de Saint-Michel.

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Bienvenidos al medievo © Getty Images

Ya en la cima, tras interminables tramos de subidas y escaleras, encontramos la abadía. Dividida fundamentalmente en dos partes, la iglesia abacial románica y la denominada ‘Maravilla’, o espacio de residencia de los monjes, con el claustro y el refectorio, nos llevará la mayor parte de la visita al Mont-Saint-Michel, y sin duda es el punto culminante del mismo: un viaje por más de mil años de historia, en el que podremos admirar la gigantesca obra arquitectónica donde confluye lo religioso, lo militar y lo medieval, además de diversos estilos artísticos como el románico o el gótico flamígero.




Cantidad de estancias y salas de techos altos, combinadas con bellos jardines y patios majestuosos. Un empacho de piedra y vistas.

Porque, además de la edificación, el éxtasis en la abadía supone disfrutar de sus miradores sobre la bahía, dominada por la impresionante estatua de San Miguel Arcángel.

 
continùa...

Para los más aficionados al cine de aventuras, será fácil transportarse mentalmente hasta El Señor de los Anillos, pues la altura, la soledad y la distribución de Saint-Michel sin duda recuerdan a la ciudad ficticia de Minas Tirith, protagonista en las sagas de J.R.R. Tolkien.



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Abadía en Saint-Michel © Alamy

Convendrá no perdernos sus cuatro Museos: el Museo histórico, el Museo marítimo (que nos ayudará a comprender cómo se han llevado a cabo los trabajos para limpiar la bahía de sedimentos y volver a convertirla en isla), el Archéoscope y la citada Casa de Logis Tiphaine.

Estos ofrecen una visión completa sobre la historia del Mont-Saint-Michel, la evolución de su importancia religiosa a lo largo de los Siglos, su demografía (tan sólo 30 habitantes permanentes en 2016, según censos oficiales) y sus detalles más curiosos, a través de una gran colección de documentos y objetos de todo tipo.

CERRANDO LA VISITA

Pero Saint-Michel no es sólo el monte y la abadía. La región destaca por las posibilidades que ofrece la propia bahía, sus rutas a pie por las zonas de arena en horas de marea baja (con extremo cuidado), la visita a la presa del río Couesnon y la degustación de cordero, que en esta región ofrece un sabor extremadamente peculiar -con un toque de mar- debido al pasto del que se alimentan estos animales. Podremos comerlo tanto dentro del monte como en restaurantes más auténticos de los pueblos de la bahía, alejándonos unos kilómetros.



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Casa de Logis Tiphaine © Manche Tourism









Si escogemos comer en algún pueblo cercano, eso sí, cuidado con lo que se nos ocurre comentar ante la población autóctona. El Mont-Saint-Michel es, tradicionalmente, motivo de disputa territorial entre Bretaña y Normandía (de hecho, popularmente marca la frontera entre estas dos regiones). A los segundos corresponde su administración en la actualidad, pero los bretones nunca han dejado de reclamarlo como suyo.

Tras esa buena comida y una caminata por los alrededores, es imprescindible regresar hasta la muralla de noche antes de irnos. Culminar la visita y contemplar la maravilla de occidente iluminada ante las estrellas nos dará una fotografía aún más mágica que a la luz del día.

Será entonces cuando no podremos dejar de mirar Saint-Michel durante un buen rato, pensando en si quedarnos o no allí para siempre. Así que tendremos que decidir rápido mientras nos acechan las mareas.



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Una visión casi fantasmagórica © Photo by Gautier Salles on Unsplash

https://www.traveler.es/naturaleza/...nt-michel-que-hacer-que-ver-donde-comer/15887
 
¿Dónde veranean en Francia los parisinos chic?
Palabra de parisien, amén


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¿Dónde veranean en Francia los parisinos chic? © Getty Images



En vacaciones, los parisinos huyen de la ciudad para un petit break en el que deshacerse del estrés de la capital y juntarse de nuevo “con los suyos” en un entorno afable de carte postale estival. La idea es disfrutar de los place to be acordes a su personalidad en las diferentes zonas costeras.

GIRONDA, CAP FERRET


Situado en la península de nombre epónimo, a las puertas del Médoc, Cap Ferret es un destino de un charme incomparable, frecuentado por parisinos y bordeleses en un ambiente considerado “sencillo”, chic y relajado. En él se fomenta el buen gusto, la estética y la simplicidad, perfecta para flanêr durante el verano, un dolce farniente, apto sólo para algunos.

Ataviados de una aparente nonchalance, con pantalones remangados, alpargatas, zapatillas de lona, camisas de lino y sombreros de Paj*; recorren sus caminos en bicicleta con los cabellos al viento, pasean mecidos por el murmullo de las mareas, navegan en estilizadas pero discretas embarcaciones, saltan graciosamente sus olas o degustan ostras a la hora del aperitivo a la orilla del agua.

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Las playas de Cap Ferret © Getty Images

Sus perfectas maisons de vacances, escondidas en un paraíso natural entre pinedas, a modo de cabañas de madera de lujo “bio bio”; invitan a una relajante douceur de vivre.




Sus playas anuncian buen tiempo hasta el mes de septiembre, ya sea del lado del océano o del bassin; siendo la de más fácil acceso la plage de l’Horizon, en la que se pueden practicar deportes acuáticos, en solo, o en sus escuelas de surf.

Para sumergirse en el ambiente, durante el mes de agosto se celebran las fêtes de pays, en las que se organizan sardinadas al borde del agua, animadas por bandas de música del Sud-Ouest y fuegos artificiales.

Por las mañanas, los ferretcapiens se aproximan al mercado con sus cestas de mimbre, a comprar productos de la región, pescados, mariscos, frutas y verduras… Y al caer la tarde, disfrutan de la maravillosa puesta de sol sobre la impresionante duna du Pilat y el Bassin d'Arcachon.

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Dune du Pilat, en Cap Ferret © Getty Images

PAYS BASQUE, GUÉTHARY

Los fieles al suroeste se decantan por Guéthary, (no confundir con la española ciudad natal del marino Juan Sebastián Elcano) y uno de los destinos de tendencia de los Pyrénées-Atlantiques. Cercano a España, compite con las famosas localidades francesas de San Juan de Luz y Biarritz, ofreciendo un ambiente de village chic que ondea la bandera roja y verde.

En esta bonita y pintoresca aldea de pescadores se congregan las familias parisinas cool y la burguesía de provincias como Burdeos o Toulouse, en busca de la autenticidad, de tradiciones y de su gastronomía.

Localizada en una colina, encercada por bosques y acantilados, destaca por su arquitectura típica de pueblo costero de la región, de casas blancas con persianas rojas de madera ubicadas en entrañables callejuelas o caseríos en las alturas, dominando la vista del océano.

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Ghéthary © Getty Images

Este paraíso del surf, llamado French Californie, está formado por cuatro playas, un verdadero spot para los amantes de este deporte, conocido por el tamaño de sus olas y sus reefbreaks.

Este entrañable pueblecito ofrece un ambiente tradicional y promete a sus selectos veraneantes, relajantes jornadas de playa o de remo; comidas a base de mariscos y sepia y partidas de pelota vasca con los lugareños. Al final del día, se despierta una animada vida nocturna en sus terrazas, desde donde, chacolí en mano, divisan pacientes el coucher de soleil.

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Guéthary © Photo by Joanes Andueza on Unsplash

CHARENTE-MARITIME, L'ÎLE DE RÉ

Esta soleada isla del océano Atlántico es uno de los spots preferidos de los parisinos, sobre todo de aquellos que habitan los arrondissements 7 y 16 de la capital.

La estancia en île de Ré se caracteriza por su tranquilo estilo de vida rebosante de paz. Abrigados en bonitas casas, a modo de Hamptons a la francesa, sus vecinos ataviados con impolutos chinos de infinitos colores y jerséis pastel sobre los hombros, se intercambian cordiales bonjour.




Este elegante entorno insular está formado por 10 pueblecitos, siendo Les-Portes-en-Ré, Saint Martin en Ré y La Flotte, los más cotizados y algo “almidonados”. Todos ellos, con sus tradicionales casas blancas y floridas callejuelas, forman un perfecto escenario para el paseo en elegantes bicicletas; bien sûre!

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L'î'le de Ré © Getty Images

Está clasificado como lugar protegido, en el que destaca su biodiversidad y su entorno natural de variados paisajes de landas de múltiples tonalidades, así como sus playas de arena fina. L’Île acoge una fauna y una flora prolíficas, en la que destacan las aves, las mariposas y las libélulas.

Conservan las actividades ancestrales, así, en las marismas de Loix y de Ars en Ré, los salineros cultivan el "oro blanco", la sal marina y flor de sal.

Uno de sus lujos, es la degustación de ostras en las cabañas ostrícolas, a lo largo de los carriles bici. Estos preciados moluscos serán de un intenso color verde mar y un sabor diferente dependiendo de su cría en roca o arena, o de su maduración en el mar o en marisma. Con el paso de las estaciones el exquisito bivalvo será suave y carnoso, yodado y salvaje; magro o lechoso. Pueden acompañarse de los vinos del pays charentais, pineaux y cognac que ofrecen sus viñedos.

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Saint Martin en Ré © Getty Images




BRETAÑA, SAINT-CAST-LE-GUILDO

La crème de la crème de las familias clásicas de París y de sus alrededores Neuilly y Auteuil acude cada año en familia a esta bella estación balnearia durante los meses de estío para descansar, nadar, leer y respirar el aire puro.

Localizada entre Saint-Malo y Saint-Brieuc, y rodeada por dos bahías, la de Arguenon y la de la Fresnaye, su magnífico paisaje brinda cabos, islas, escondidas calas y rocosos acantilados.

Llamada Saint-Cast por los habituales, vestidos con marinières y náuticos; es uno de los lugares más demandados de la Côte d’Émeraude que ofrece siete inmensas playas de arena fina.

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Saint-Cast-Le-Guildo © Photo by Nico Jacobs on Unsplash

Entre sus bonitos rincones destaca la pointe de la Garde, que alberga magníficas villas con vistas al archipiélago des Ebihens y la península de Saint-Jacut y en la pointe de Saint-Cast y el puerto, en el que algunos barcos siguen pescando vieiras y centollos.

Para el disfrute de sus habitantes veraniegos propone cine drive-in, conciertos de jazz, actividades náuticas como la vela, el catamarán, el windsurf, kitesurf, paddle, kayak, circuitos de senderismo; un campo de golf y hasta espectáculos infantiles.

Para un momento de mindfulness total, durante la marea baja, la isla privada de Ebihens es un lugar de paseo privilegiado donde dejarse llevar por la naturaleza y recoger a mano berberechos, almejas o escupiñas.

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Dune du Pilat, en Cap Ferret © Getty Images

https://www.traveler.es/naturaleza/...nde-pasar-el-verano-segun-los-parisinos/15913
 
¿Pensando en viajar a los fiordos? ¡Mejor hazlo en barco eléctrico!
No solo es sostenible; además, es tan silencioso que te permitirá divisar la vida salvaje


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Los cruceros al uso utilizan fuel oil, un combustible extraordinariamente contaminante © Getty Images



Navegar por las islas del bello archipiélago de Lofoten, disfrutar de la aurora boreal desde el medio del mar, cruzar los irrespetibles fiordos, divisar ballenas… El ártico noruego, majestuoso, límpido, pacífico, es uno de esas que todo viajero tiene en su lista de deseos, pero hacerlo no contribuye precisamente a mantenerlo prístino y virgen.

Sin embargo, este área natural es especialmente vulnerable, un hecho al que no contribuye el paso constante de barcos y cruceros por sus aguas. Leif Miller, CEO del lobby ecologista NABU, ya lo denunciaba en su ranking de cruceros del año pasado: “Es escandaloso que, en 2018, todavía haya barcos entrando en el mercado que están construidos para usar fuel oil pesado como combustible”.


Ese tipo de combustible al que se refiere Miller es 100 veces más tóxico que el diésel que utilizan automóviles y camiones, ya que contiene hasta 3.500 veces más de contenido de azufre. Tanto es así que está prohibido en tierra, donde es considerado un residuo peligroso que exige un tratamiento altamente costoso.

“En todas las principales ciudades portuarias de Europa, las personas sufren de aire altamente contaminado debido a la creciente industria de cruceros. Pero los armadores no asumen su responsabilidad. Con palabras amistosas no obtendrán ningún cambio, por lo que ahora se pide a las ciudades portuarias y las comunidades costeras que prohíban los barcos sucios, como lo está haciendo Noruega en algunos de sus fiordos para proteger a las personas y el medio ambiente".

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Los fiordos noruegos, un espectáculo extraordinario © Getty Images




Así, gracias a la iniciativa del país, que también planea sustituir su flota aérea por una eléctrica, cada vez son más los barcos operados con electricidad que surcan las aguas del ártico. Dos de ellos, por ejemplo, se han puesto en marcha este mismo año: el crucero MS Roald Amundsen, un híbrido con capacidad para hasta 530 pasajeros que puede naevgar con baterías durante parte del tiempo -disminuyendo así sus emisiones en un 20%-, y el MS Color Hybrid, un ferry eléctrico híbrido enchufable de 160 metros de longitud, con capacidad para transportar 2.000 pasajeros y 500 vehículos.

El primero lleva a cabo lasgas rutas a través de varios países -la que sigue los pasos del legendario explorador que le da nombre, por ejemplo, navega desde Copenhague a Vancouver- y el segundo cubre la ruta entre Sandefjord, en Noruega, y Strömstad, en Suecia. Pero lo más probable es que, en tus vacaciones, quieras hacer al menos una excursión en barco por los fiordos, y ahí es donde entran compañías como Brim Explorer.

La misma se encuentra sumida en la construcción de dos barcos eléctricos híbridos: MS Brim -que significa 'ola rompiente' en nórdico antiguo- y Bard -llamado así por la palabra noruega que nombra las ballenas-. El primero surcará las aguas a principios de otoño de 2019, y el segundo, durante la primavera de 2020.




“Nuestros barcos están diseñados especialmente para experimentar las aguas del Ártico con un impacto mínimo en el medio ambiente”, nos explica Agnes Árnadóttir, co fundadora y CEO de la compañía de tours Brim Explorer. “El sistema de propulsión es híbrido-eléctrico, con un alcance excepcionalmente largo, ya que podemos operar únicamente con baterías durante aproximadamente diez horas con una velocidad de crucero de diez nudos. El motor diesel -que se alimentará de biocarburante- se instala sólo como respaldo, y también para uso en recorridos largos que requieren mayor velocidad”, añade.

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Los barcos de Brim Explorer pueden viajar con baterías eléctricas hasta diez horas © Brim Explorer

Dado que la mayoría de los tours que realiza la empresa son de tres a cinco horas de duración, es seguro decir que funcionarán prácticamente siempre con baterías eléctricas cargadas en el puerto, “lo que significa que no habrá ruido, contaminación ni vibraciones que perturben la naturaleza o la vida silvestre”, asevera Árnadóttir.

Ambas naves, con capacidad de hasta 140 pasajeros, han sido creadas por Einar Hareide, un galardonado diseñador noruego, y están construidas en aluminio reciclado y reciclable, de modo que, además, los barcos son ligeros y energéticamente eficientes. Asimismo, cuentan con todas las comodidades posibles: amplios salones, ventanas panorámicas y múltiples cubiertas al aire libre.

“Esta es sin duda una tecnología de la que veremos mucho más en el futuro. Pensamos que ‘ver es creer’, y estamos orgullosos de ser pioneros en este campo. Esperamos que nuestra introducción de un barco verde y moderno inspire a otros a continuar por este camino”, cuenta Árnadóttir a Traveler.es.

https://www.traveler.es/naturaleza/...our-noruega-fiordo-artico-ms-brim-beard/15890
 
Viaje a la California francesa
Hace 60 años, el surf desembarcó en Europa por las playas de Biarritz. La ciudad, que esta semana acoge la reunión del G7, ha convertido este deporte foráneo en un vector económico y cultural

Álex Vicente
Biarritz 20 AGO 2019 - 10:49 ART
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Playa de la Côte des Basques, en Biarritz. Delphine Pernaud
El paisaje está envuelto en una neblina espesa que se despeja pocos segundos después, como si fuera una Polaroid, a medida que uno se va acercando a la arena. En la mañana de un lunes veraniego, media docena de surfistas montan las primeras olas de la semana en la playa de la Milady, idílico encuadre en el extremo sur de Biarritz. Una silueta rolliza emerge del océano turquesa de esta postal en movimiento: la de Laurent Ortiz, teniente de alcalde para el surf de la ciudad francesa. “Igual que en la India hay un ministro del yoga, es lógico que Biarritz tenga un concejal dedicado a un deporte que ya forma parte de nuestro ADN”, sostiene Ortiz, de 47 años. “El surf es un asunto transversal, vector de juventud, dinamismo y crecimiento económico. Es el sustento de una industria que se ha convertido en una de las principales fuentes de riqueza para toda la región”, señala este neófito en política, surgido del mundo asociativo, que se prepara para acoger la reunión del G7 a partir del sábado.


En este rincón del País Vasco francés, el surf se asemeja a una religión. Para empezar, el sector acumula un volumen de negocio de 2.000 millones de euros anuales y está formado por 400 compañías que emplean a 4.500 trabajadores. En los 35 kilómetros de costa desde la frontera española hasta las Landas ha brotado, en las últimas décadas, un nuevo tejido empresarial formado por escuelas de surf, fabricantes de tablas y viveros para startups. Es el llamado Glissicon Valley, juego de palabras con glisse, con la que se denomina en francés a los deportes de deslizamiento. Biarritz se erige en la capital de una supuesta “California francesa”, como la rebautizó The New York Times hace unos años. “Es una comparación simpática. Aquí también brilla el sol, la gente se saluda por la calle y se vive con energía positiva”, ratifica Ortiz. En la costa vasca, la tasa de paro apenas supera el 7%, casi dos puntos por debajo de la media nacional, y el saldo migratorio es uno de los más altos del territorio francés.

La delegación europea de la empresa Quiksilver se encuentra en San Juan de Luz, cerca de la frontera española. El centro de investigación de Tribord, filial de Decathlon para el deporte acuático, escogió sede en Hendaya. Marcas como Ripcurl y Billabong se han instalado en Hossegor, en la frontera con las Landas, mientras que O’Neill abrió sucursal en Anglet y Rusty encontró hogar en Bayona. “Para tener credibilidad en este sector, es imprescindible contar con una dirección en el País Vasco”, señala Julien Azé, fundador del festival Wheels & Waves, que cada año congrega a miles de forofos del surf, el skate y las motos en Biarritz. “Sería imposible hacerlo en París. A nivel simbólico, hay que volver al paisaje donde todo empezó”.

Mitos locales
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Un joven surfea en Biarritz, en los años sesenta. Abajo, un cadillac en la Grande Plage, en esa misma época.


Esos inicios, sometidos a un sinfín de mitos locales y leyendas apócrifas, se remontan a 1957, cuando el guionista Peter Viertel, marido de Deborah Kerr y aficionado al bodysurf, plantó su tabla en la Grande Plage de Biarritz, frente al majestuoso palacete donde, solo un siglo atrás, solía veranear Napoleón III. “El agua estaba más fría que en Hawái y la resaca del Atlántico era aún más traicionera; no estaba la costa vasca precisamente beneficiada por vientos cálidos tan seductores. No era aquél el paraíso de un surfista, aunque tampoco distaba tanto de serlo”, relató Viertel en un texto escrito para EL PAÍS en 2007.

Pese a todo, el deporte arraigó. Un ebanista de la vecina localidad de Dax, Jacky Rott, realizó dos copias de su tabla. Sería el inicio de un movimiento que despegó cuando, en septiembre de 1959, se fundó en Biarritz el primer club de surf del continente europeo, el desaparecido Waikiki Surf Club. En la espectacular playa de la Côte des Basques, con la costa guipuzcoana como telón de fondo, no tardaron en aparecer estampados florales y efluvios de droga blanda. Tiempo que rememoran las imágenes de René Bégué, mítico surfista y fotógrafo de la ciudad, publicadas en un nuevo volumen, Biarritz Sixties: Surf Origins (Atlantica), que recuerda la irrupción de una juventud melenuda en esta ciudad de vieja cultura aristocrática. “En realidad, el surf y Biarritz no siempre se llevaron bien. Al comienzo, fue considerada una práctica peligrosa para los bañistas y el Ayuntamiento la prohibió”, recuerda Ortiz. La ironía es que hoy se haya convertido en “el principal reclamo turístico de la ciudad”.

Símbolo cultural
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Un cadillac con tablas de surf, en la Grande Plage, en los años sesenta.


En esa Francia jacobina donde la Revolución quiso arrasar con las idiosincrasias regionales, la población local se aferra a este ancestral deporte hawaiano como si fuera un símbolo cultural, al mismo nivel que la pelota vasca. El triunfo definitivo del “marketing territorial”, como lo denomina el sociólogo Christophe Guibert. De lo mismo habla La déferlante surf, una nueva exposición en el Museo de Aquitania de Burdeos, que subraya el significado identitario que ha cobrado en esta región francesa. “El surf llegó a nuestra costa hace solo 60 años, pero lo sentimos como propio”, confirma Damien Marly, surfista de 40 años y fundador de la marca Chipirón, que apunta al fenómeno sociológico levantado por el surf en los últimos años.

“Antes era un deporte para marginales. Ahora surfea hasta mi banquero y se utiliza este deporte incluso para vender papel higiénico”, dice Marly. “Hay algo que se ha perdido, unos valores que se erosionan. Los que nos dedicamos a esto vivimos mejor, pero tal vez no hayamos hecho las cosas bien”. La aglomeración en las playas, acentuada por la nueva línea de alta velocidad que une a París con Biarritz en poco más de cuatro horas, también genera tensiones. “Poco a poco, se va perdiendo el sentido de la convivencia en el agua”, lamenta el empresario.

A partir de 2020, el surf se convertirá en deporte olímpico. Biarritz aspira a organizar las competiciones de los Juegos de París en 2024. La reunión del G7 en la ciudad francesa, que convertirá a Biarritz en el lugar más vigilado de la geografía europea —y volverá a prohibir temporalmente la práctica del surf en las playas más céntricas—, dotará de una visibilidad todavía mayor a una práctica que ya roza un punto de saturación, como demuestra cualquier playa vascofrancesa en un fin de semana soleado. Sin embargo, los autóctonos no temen que esta burbuja acabe estallando. “Es un deporte muy difícil, que requiere mucha paciencia y abnegación. El surf es imagen y apariencia, lo que genera muchas fantasías entre quienes no lo practican. En realidad, salvo dos semanas al año, somos un círculo muy pequeño”, matiza el escritor vasco Alain Gardinier, que dice adentrarse en el Atlántico a diario. En el fondo, el océano se encarga de hacer su selección darwiniana. Quedará demostrado al anochecer, en la vecina playa de Guéthary, donde veranea una selecta minoría encabezada por el escritor Frédéric Beigbeder. De una docena de aspirantes a cabalgar las olas vespertinas, equipados con relucientes neoprenos, solo dos llegarán a meterse en el agua. Los demás preferirán darle al txakoli en el exclusivo chiringuito de la esquina.

Fe de errores
Por un error en la traducción, en el pie de la segunda foto de esta pieza se decía que el joven que aparece en la imagen estaba practicando esquí

https://elpais.com/cultura/2019/08/19/actualidad/1566237799_006715.html
 
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