CIUDADES

Ricky Burdett: “La formación de los arquitectos está poco enfocada a las necesidades del mundo real”
Es uno de los mayores expertos en urbanismo del mundo. Arquitecto, comisario de la Bienal de Venecia y asesor del alcalde Ken Livingstone para la modernización de Londres, lleva media vida en la capital británica y asegura que en los próximos años la falta de un orden cartesiano y la velocidad de crecimiento redefinirán las ciudades
Anatxu Zabalbeascoa
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Manuel Vázquez

EN EL DEPARTAMENTO de ciudades de la London School of Economics trabajan urbanistas, sociólogos, geógrafos y científicos de todo el mundo. Comparten una planta junto a la Corte de Justicia y un frutero rodeado de jarras de agua en una sala con sillones. Su director, Ricky Burdett, de 63 años, nació en Londres, pero creció en la ciudad de su madre, Roma, donde vivió hasta que a los 19 se trasladó a Bristol para estudiar arquitectura. Hijo del periodista americano Winston Burdett, célebre corresponsal de la CBS, y de Giorgina Nathan, nieta del primer alcalde judío de la capital italiana, hoy considera que su ciudad natal es la mejor. “Estando aquí, mis hijos han vivido expuestos al mundo”. Y aunque admite que el Brexit quiere cambiar eso para una juventud que creció con la idea de que podría trabajar donde quisiera, es optimista: “Al final las ciudades sirven para juntar a la gente. Y no he visto en ningún sitio del mundo evidencia de que eso se pueda sustituir por algo mejor”.

¿Qué es una ciudad? Mezcla. No vamos a ellas porque estén limpias o para hacer una sola cosa.

¿Cómo se construyen las del siglo XXI? En el París de hace un siglo, Le Corbusier vio calles estrechas, viviendas sobrecargadas, aire contaminado y una alta criminalidad. Los modernos quisieron limpiarlas: levantar los edificios y hacer sitio a la vegetación. El problema es que el suelo lo ocuparon los coches.

Los coches parecían el futuro. Nadie previó las consecuencias para el medio ambiente y la segregación de la gente. Pero hoy la mayoría de las ciudades del mundo no se diseñan, crecen autoconstruidas.

¿Cómo se administra lo autoconstruido? Ese es uno de los temas clave del siglo XXI: no es posible construir vivienda como en el XX. La urbanización de Occidente durante el siglo XIX se realizó con un sistema de administración eficaz. El crecimiento hoy es orgánico porque no se pagan impuestos. Y no existe, por tanto, dinero para urbanizar. Los barrios crecen sin atención a normativas urbanísticas que permitan sumarlos a la ciudad.

¿Qué hacer? De entrada, autocrítica: una ciudad muy ordenada no es porosa, no acepta fácilmente el cambio. Una ciudad de crecimiento orgánico lo tiene más fácil porque admite lo inesperado.

¿Cuántos pisos se construyen hoy no para que viva la gente, sino para que inviertan sociedades? No simplifiquemos las cosas. Estamos en la London School of Economics, rodeados de profesores progresistas que estudian la desigualdad social, pero también de economistas de línea dura que creen en el libre mercado.

¿Cuál es su posición? ¿Usted dónde está? Se puede estar en medio. En la mayoría de las ciudades el grueso de lo que se construye es de propiedad privada. Alguien invierte su dinero para ganar más y al invertirlo da forma a la ciudad. La propiedad privada no es algo que considere negativo. El problema se da cuando esa inversión posee un pedazo demasiado grande de una ciudad. Eso es como amurallar una parte. En Londres se da en Canary Wharf. Era de un promotor canadiense, luego de los Emiratos y ahora de China. Si pusiéramos ese barrio en el centro, nos daríamos cuenta del espacio que ocupa. La reina de Inglaterra es dueña de varias calles casi enteras en el centro y no se deja sentir. Si camino por ellas, no sé lo que es público y lo que es privado: no hay puerta.

Si los fondos de inversión invierten en las ciudades, ¿los ciudadanos tendremos que abandonarlas? Depende de las políticas de los Ayuntamientos. En Nueva York hay un límite para los alquileres. En Palma de Mallorca o Barcelona están cambiando esas políticas. En Londres, un promotor que construye más de 10 plantas debe dedicar un porcentaje a vivienda económica. El porcentaje lo decide el alcalde. El actual, Sadiq Khan, lo ha subido al 50%.

“La esperanza de vida de un edificio en la actualidad ha bajado de varios siglos a 35 años”

¿Cuánto dura un edificio? Depende de cómo fue construido. Hoy la esperanza de vida ha bajado de varios siglos a 35 años. La torre de los años setenta donde estamos será demolida dentro de cinco años. Seguro.

¿Cómo lo sabe? Fue diseñada para eso. Se ve: las ventanas son baratas, el hormigón estaría calculado para eso. Si mira fuera, el Palacio de Justicia neogótico se quedará dos siglos más. No solo por los materiales con los que fue construido, también por la ambición con la que fue diseñado. Tiene una identidad, y esta torre es anónima. En muchas ciudades italianas, las plazas fueron anfiteatros o estadios romanos. Los edificios se quedan por su habilidad de reconstruir la ciudad.

¿Se podrán construir capas de historia con los edificios actuales? A principios del siglo XXI, en Shanghái construyeron 8.000 edificios de más de 20 plantas. El arquitecto municipal me dijo que él vería demoler varios de los inmuebles cuya construcción estaba aprobando. Sabía que la urgencia de proveer vivienda haría que muchos fueran disfuncionales. Los urbanistas y los constructores deben preguntarse cómo hacer las cosas porque ese ritmo de demoliciones es insostenible.

En Londres no dejan de construir rascacielos. A París le ha costado mucho crecer porque el urbanismo de Haussmann era demasiado poderoso y perfecto. No se puede tocar nada. Pero aquí hay permiso ya para cuatro más porque el orden no es tan importante.

¿Se necesitan todas esas torres o se construyen porque son un negocio? ¿Es malo construir torres? Yo creo que no. Aquí se levantan en la City, el centro de negocios donde, después de todo, no vive nadie. Y si eso sirve para mantener la economía de Londres, es decir, la de muchos, la mía misma o el futuro de mis hijos o de los conductores de taxi y Uber, eso es importante.

¿Cómo se mueve usted? Tengo una Vespa. Llego de Camden al centro en 8 minutos. Con el metro, 15.

¿En cuántas ciudades ha vivido? Me crie en Roma. Estudié en Bristol y en 1990 mi mujer y yo vivimos en Chicago. Me quedo con Londres.

¿Habiendo tenido una infancia romana? Tuve una infancia internacional en Roma. Pero la infancia es una cosa y la ciudad otra. Fui educado de una manera muy burguesa, de la que no reniego. Hoy, casi todos los amigos que tengo allí encuentran a Roma asfixiante. Nada cambia y nada puede cambiar. La belleza es la que cuenta Paolo Sorrentino en La gran belleza, pero el resto es un lugar detenido en el tiempo. Y eso no es una ciudad. Amo Italia, pero no me iría a vivir a Roma aunque me obligaran por el Brexit.

¿El Brexit sucederá? Por desgracia, creo que sí. He votado a los laboristas toda mi vida, pero creo que Corbyn ha estrechado lo que puede ser un partido de los trabajadores.

Usted es un arquitecto dedicado a cuestionar las ciudades. Su padre [Winston Burdett] fue un estadounidense comunista que cuestionó la política de su país y un periodista que cuestionó el comunismo. ¿Se hereda la manera de relacionarse con el mundo? Crecer en una casa en la que el padre pasa seis meses en Yemen hace que te preguntes por otros países: India, Egipto, Israel. Esa idea de lo global estuvo presente en mi infancia. Pero mi padre era un verdadero intelectual, yo no. Si acaso, soy un emprendedor cultural, pero no me considero arquitecto porque no diseño.

“La formación de los arquitectos es buena, pero poco enfocada a las necesidades del mundo real”

Está juzgando la arquitectura desde un punto de vista reduccionista, su trabajo ayuda a redefinir las ciudades. Es evidente que la forma de un edificio no es suficiente para reparar las ciudades, pero, si visita escuelas de arquitectura en países con enormes problemas urbanos, incluida India, verá que forman arquitectos como los de aquí: profesionales que no responden a los problemas reales. A no ser que seas alguien muy interesado en el detalle constructivo de una ventana —¿cuánta gente puede haber con ese talento o esa obsesión?—, la formación de los arquitectos es buena, pero poco enfocada a las necesidades del mundo real.

¿Qué aprendió de su padre? Que el amor hacia los demás te puede venir de estudiar a Dante. Mi padre se graduó cum laude en Harvard y continuó estudiando lenguas romances en Columbia. No muchos periodistas se preparan así. Él empezó haciendo crítica de cine. Luego lo eligieron para contar el mundo y trabajó toda la vida de corresponsal. Lo recuerdo leyendo en su habitación la Enciclopedia Británica y a Shakespeare.

En el lado materno, su bisabuelo Ernesto Nathan fue el primer alcalde de Roma que no perteneció a la élite de terratenientes locales. Crecí en Roma con la sensación de que algo en mi ADN había ayudado a dar forma a la ciudad. No sé hasta qué punto eso condicionó mi vocación de tratar de construir las ciudades de otra manera, pero mi abuelo abrió más de 150 escuelas anticlericales e inauguró el Stadio Flaminio. Era judío y supongo que en un marco tan católico eso empuja a cuestionarlo todo, incluido el poder. Pero me criaron sin educación religiosa. Los fines de semana íbamos al campo. En Tívoli teníamos un establo y hacíamos pícnic en los jardines de Villa Adriana, que entonces estaba cerrada. Nos colábamos.

El departamento que dirige ha calculado que el 80% del mundo debe construirse. ¿Qué le hace pensar que la tendencia de construir para multiplicar el dinero de los inversionistas variará? No me dedicaría a lo que me dedico si no tuviera el optimismo de pensar que la convivencia entre las necesidades del mercado libre, la sostenibilidad y la igualdad social es posible. Lo que se necesita es un sistema de gobierno que regule esa convivencia. Si permites que el mercado libre dicte las normas, adiós. Pero lo mismo sucede con la equidad extrema.

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Manuel Vázquez

Y trabajó con Richard Rogers, asesorando al alcalde Livingstone. Le aconsejamos que los coches que quisieran circular por el centro pagaran. Copiamos la medida de Singapur y era lo contrario de lo que le asesoraron sus consultores de transporte. Lo hizo y fue reelegido. Cada comunidad local se opone a lo que le afecta. Y su visión suele ser a corto plazo. Los políticos deben tener la valentía de aprobar medidas que harán progresar la ciudad.

¿Qué relación existe entre los bancos y las ciudades? ¿Quién regula las viviendas vacías que acumulan y aumentan los alquileres? De nuevo es una cuestión de regulación. Y eso se hace desde la política. Construir requiere dinero. Y la obtención del dinero requiere confianza y préstamos.

¿Europa se va a convertir en un parque temático de su historia? Si se protege mucho algo, se corre el riesgo de momificarlo. Pero Copenhague no se está convirtiendo en Disneylandia. Las ciudades sobreviven cuando están abiertas. La tendencia a cerrar las puertas, en cualquier escala, vallando un patio o construyendo un muro, solo lleva a la introversión y a la fosilización.

¿Qué hacer para que Europa sea, de nuevo, un continente con futuro? Dentro de 30 años tendremos otros problemas. Trump nos preocupa internacionalmente, pero tiene los días contados. Los problemas de las ciudades están por encima de las circunstancias temporales. En Europa estamos aprendiendo que no podemos vivir en ciudades cerradas. ¿Quién hará los trabajos? ¿De dónde llegará la renovación cultural? Con el Brexit, un bailarín necesitará visado para entrar, tendremos que esforzarnos para mantener vínculos con el resto del mundo.

Si de lo que se trata es de tocar fondo para reaccionar, ¿estamos llegando? En los 30 años que llevo trabajando sobre ciudades he visto momentos de pánico, crisis y momentos de renacimiento. Para eso se necesitan líderes inspirados capaces de ir más allá de sí mismos. Doy clase a gente que va a cambiar el mundo. Lo sé en cuanto entran en el aula. Lo siento, pero soy muy optimista. Lo que está en la base del terrorismo es la incomprensión entre culturas diversas. Y no es nada nuevo del siglo XXI. Ha existido siempre. Lo que pienso, desde el punto de vista de la ciudad, es que un alcalde puede encender o apagar el interruptor para mejorar o empeorar la situación.

¿Y cómo convivir? Ian Blair, un gran jefe de la policía londinense, dijo que todo dependía de que la policía pudiera ser aceptada y aceptable a todas las comunidades que comparten la ciudad. Me impresionó cuán espacial es esa idea. La confianza —o desconfianza— en las fuerzas de seguridad tiene que ver con la mezcla. La educación es familia, escuela y calle. Lo que sé es que si una parte de la ciudad está ocupada solo por un único grupo de gente, y da igual el grupo —judíos ricos, inmigrantes paquistaníes, cataríes, británicos de muchas generaciones— lo que sea, esa segregación va a causar problemas. Es muy fácil imaginar al enemigo: siempre está en el otro lado de la calle. Si en las calles hay mezcla, el enemigo se cuestiona.

¿Qué asegura la mezcla? Las viviendas sociales. En Inglaterra hay muchas maneras de obtener ayuda. Una tiene que ver con las familias numerosas. La mayoría de las familias numerosas londinenses de hoy son musulmanas.

¿La smart city es un nuevo negocio o el futuro? El nuevo negocio de cinco compañías. Lo preocupante es cuando los gobernantes lo ven como la solución. Nos pidieron validar las solicitudes de las ciudades para convertirse en smart. Tenías urbes con un millón de habitantes sin un váter y con propuestas para semáforos inteligentes. Soy escéptico. Pero hay dimensiones de la tecnología en la economía compartida que tienen mucho potencial democrático y social. Muchas compañías invierten en prediagnosticar con tecnología smart, midiendo la presión sanguínea, por ejemplo. Esa parte me fascina. Cuando no podamos construir tantos hospitales, lo smart será útil. El modelo urbano sirve para reaccionar. Las generaciones jóvenes saben cómo lidiar con ello. O cómo ignorarlo, que es una manera muy poderosa de actuar. 

https://elpais.com/elpais/2019/05/06/eps/1557165128_252470.html
 
Rangoli, el alma de los suelos de la India
26 agosto, 2018


El arte del rangoli, en honor a los dioses
La India es, como sabemos, una de las regiones con mayor riqueza cultural del planeta. Sus festividades y costumbres maravillan tanto a los turistas como a los apasionados del país; parece uno de esos lugares que, por mucho que se investiguen, jamás llegarán a conocerse del todo. Sus misterios son todavía muchos, convirtiéndolo en una verdadera fuente de conocimiento, pero desde los hábitos más básicos a las prácticas más poco corrientes, los indios han demostrado una capacidad única para sorprender al resto del mundo. Un buen ejemplo de ello es la forma de arte que te presento hoy: el rangoli, también denominado kolam, alpana, madanae y de muchas otras formas a lo largo y ancho de la India.

Si te interesa aprender un poco más sobre las creencias y expresiones artísticas del pueblo indio, acompáñame y sigue leyendo.


Rangoli de flores frente a un centro del movimiento religioso ISKON (Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna), en la India. (2016). ©Kshitij Mourya. Fuente: Wikimedia Commons
Lo que diferencia al rangoli de otras artes
Rang (color) y aavalli (enredadera, hiladura, fila) son las dos palabras del sánscrito que componen la palabra rangoli. Cuentan de este arte milenario que se originó cuando el hijo de un sumo sacerdote falleció trágicamente, y el Señor Brahma se compadeció tanto del hombre que hizo que retrataran al pequeño en el suelo. Después sopló sobre el dibujo y, de forma mágica, este se convirtió en un pequeño de carne y hueso. Dicen que esa fue la primera rangoli, y a partir de ese día estas pinturas hechas mediante polvo y flores de colores son consideradas como un recibimiento y una puerta de entrada para los dioses. Además, se dice que canalizan lejos las malas energías y atraen la buena suerte, por lo que se crean rangolis en lugares que necesitan purificación o ayuda.


Los materiales que se utilizan son variados, pero suelen tratarse de elementos muy pequeños o molidos a granel, como harinas, arroz, flores pequeñas o arenas tintadas de tonalidades lo más vivas posibles. Cada color, por supuesto, representa una cualidad y carga con un significado muy profundo, por lo que las combinaciones y la utilización de cada tono es deliberada y se hace por una razón especial:


Los polvos de colores utilizados para crear los rangoli. Fuente: Wikimedia Commons
Como ejemplo, el color blanco significa pureza. El rojo, en la India, es un color especialmente significativo pues representa la energía (recordemos que los bindi son puntos que tradicionalmente se pintan en la frente, y por lo general suelen ser rojos). Elazul atrae la paz y el verde, como es lógico, es símbolo del contacto con la naturaleza y con los elementos.

No hay límites para la imaginación
A los rangoli se les da forma con las manos y, en ocasiones, con determinados moldes, plantillas y herramientas que ayudan a que el polvo o los granos vayan en la dirección correcta y se mantengan colocados de una forma determinada.

Hay todo tipo de diseños, de hecho las opciones son ilimitadas siempre y cuando no se excedan de ninguna forma: los más creativos y talentosos se atreven con retratos de personas, ¡y hasta reproducciones de obras clásicas occidentales! Pero hay algunos modelos que son más famosos que otros, como los diseños orgánicos inspirados en la naturaleza, los mandalas y las formas geométricas. Pavos reales, cisnes, vegetación como árboles sagrados y flores; y formas que se entrelazan y enroscan entre sí construyendo hermosas formaciones abstractas que vibran de color. Solo con mirarlos, queda claro que los rangoli representan el alma misma de la cultura india.


Rangoli creado sobre el suelo de una casa hindú, para el festival de Diwali. ©Poonam Borkar. Fuente: Youtube
Distinto nombre, misma esencia
Otro detalle muy interesante a tener en cuenta, es que dependiendo de la zona de Asia de la que hablemos, el rangoli será denominado de una manera u otra. Incluso difiere de ciudad a ciudad. Por ejemplo, en determinadas ciudades de la India se llaman rangoli, pero en otras como Bengala se llama alpana, y es especialidad de las mujeres encargarse de su planificación y elaboración. En Uttaranchal lo conocen como aipan, y lo utilizan básicamente en emplazamientos religiosos o en lugares donde se reza a los dioses, sean o no templos. Y en Kerala su nombre es kolam, y el polvo de arroz es uno de los materiales más utilizados para crear los diseños.


Un rangoli en el suelo de una ciudad india, realizado para la festividad de Diwali. Fuente: Pinterest
El festival Diwali es uno de los momentos del año donde más se esparcen los rangoli. A veces lo llaman el Festival de las Luces, y son unos cinco días de fiesta en los que se celebra que el Bien ha vencido sobre las fuerzas del Mal. Esos cinco días, en nuestro calendario, suelen darse entre mediados de octubre o de noviembre, dependiendo del año, y la tradición es estrenar artículos nuevos (tanto personales como del hogar) y compartir comida y tiempo con otras personas. Además, como he dicho arriba, los rangoli son uno de los elementos de suma importancia para garantizar un Diwali adecuado. Con ellos se honran a los dioses y se pide prosperidad en el nuevo año, ya que la diosa regente durante la festividad es Laksmi, divinidad de la riqueza y la abundancia.

¿Te gustan los rangoli? ¿Los conocías, o son algo totalmente nuevo para ti? Es uno de los infinitos ejemplos de arte indio, pero demuestra especialmente el peso que tiene la expresión artística en la cultura del país.

Si has aprendido algo nuevo leyéndome hoy, ¿por qué no compartes, das “me gusta” y/o comentas este artículo en tus redes sociales? Así el resto de la gente que se tope con él descubrirá el maravilloso arte de los rangoli.

https://arteentodo.com/otras-disciplinas/rangoli-el-alma-de-los-suelos-de-la-india/
 
Tokyo 2020, los Juegos Olímpicos más tecnológicos, se enfrentan a su propio ‘Black Mirror’
La organización de los que se suponía serían los Juegos Olímpicos con los recursos más avanzados de la historia, atraviesa todo tipo de problemas. Tokio 2020 se enfrenta a una serie de circunstancias que ponen a prueba la promesa de convertir el verano olímpico del año entrante en una demostración de tecnología de punta y cultura pop.


Una combinación de la presión de las redes sociales sobre todo lo relativo a la imagen y concepto de los juegos y, también, verdaderos problemas del gobierno nipón para manejar la envergadura del evento están entre las razones de la crisis de los Juegos Olímpicos. A más de un año su inauguración, Tokio 2020 parece no tenerlas todas consigo.

Para comenzar, el logo oficial olímpico ha tenido que enfrentar varios inconvenientes desde 2015, cuando el artista Kenjiro Sano admitió que había copiado ideas que encontró el internet al momento de diseñar el arte que representaría al evento. Aunque el diseñador negó —y continúa haciéndolo— que haya copiado el diseño específico que se utilizó como parte de la imagen de Tokio 2020, el artista gráfico Olivier Debie reclamó formalmente ante Japón, que sus diseños habían sido copiados. De hecho, el artista de nacionalidad Belga demostró que su trabajo para el logo del Teatro de Lieja era casi idéntico al que utilizado para promocionar las próximas olimpiadas de verano.


Juegos Olímpicos Tokio 2020: pioneros en el uso de reconocimiento facial
Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 implementarán por primera vez un novedoso sistema de reconocimiento facial para mejorar la seguridad y agilizar el control.




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AGLAIA BERLUTTI – JUL 8, 2019, 11:01 (CET)
Tokyo 2020, los Juegos Olímpicos más tecnológicos, se enfrentan a su propio ‘Black Mirror’


La organización de los que se suponía serían los Juegos Olímpicos con los recursos más avanzados de la historia, atraviesa todo tipo de problemas. Tokio 2020 se enfrenta a una serie de circunstancias que ponen a prueba la promesa de convertir el verano olímpico del año entrante en una demostración de tecnología de punta y cultura pop.

Una combinación de la presión de las redes sociales sobre todo lo relativo a la imagen y concepto de los juegos y, también, verdaderos problemas del gobierno nipón para manejar la envergadura del evento están entre las razones de la crisis de los Juegos Olímpicos. A más de un año su inauguración, Tokio 2020 parece no tenerlas todas consigo.

Para comenzar, el logo oficial olímpico ha tenido que enfrentar varios inconvenientes desde 2015, cuando el artista Kenjiro Sano admitió que había copiado ideas que encontró el internet al momento de diseñar el arte que representaría al evento. Aunque el diseñador negó —y continúa haciéndolo— que haya copiado el diseño específico que se utilizó como parte de la imagen de Tokio 2020, el artista gráfico Olivier Debie reclamó formalmente ante Japón, que sus diseños habían sido copiados. De hecho, el artista de nacionalidad Belga demostró que su trabajo para el logo del Teatro de Lieja era casi idéntico al que utilizado para promocionar las próximas olimpiadas de verano.





Poco después, Tushio Muto —director general del Comité Organizador de Tokio— declaró en una rueda de prensa que no se usaría el logo de Sano en lo sucesivo. “En este punto, hemos decidido que el logo no puede obtener el apoyo público”, declaró.

En abril del 2016, el diseño del artista Asao Tokoro venció sobre cuatro propuestas distintas y fue anunciado como el nuevo logo del evento: con un singular patrón de rectángulos en azul añil, la imagen —que lleva por título “Emblema a cuadros armonizado”—  fue escogida por reflejar la “refinada elegancia y sofisticación” de Japón, según el comité olímpico del país. No obstante, nadie pareció estar muy satisfecho con el resultado y hubo críticas públicas sobre la imagen, que insistieron en señalar el aspecto “poco claro” del arte.


Además, desde hace algunas semanas el logo de Tokolo debió enfrentarse a una imagen que se viralizó en redes sociales como el supuesto “logo real” de Tokio 2020. El 26 de junio, el publicista norteamericano Ben Kay compartió un tweet que una incluía una imagen en la que se veía un logo por completo distinto al oficial. El diseño —más estilizado que el de Tokolo y con un aire minimalista— se convirtió de inmediato en tendencia, mucho más después que Bay insistiera en que le parecía “una belleza”.

Para cuando Bay rectificó y dejó claro que el diseño era una propuesta independiente del artista Daren Newman, el tweet original con la imagen se había compartido en quince mil ocasiones y recibido más de 60 mil “me gusta”. Además, la popularidad del logo —que recibió todo tipo de halagos y comentarios positivos en redes— puso en relieve la relativa indiferencia con que se recibió la imagen de Tokolo.




Mucha demanda, pocas entradas
Si todo el debate público sobre la imagen de Tokio 2020 no fuera suficiente —que incluyó además, una sonada controversia debido al elevado costo de un nuevo estadio diseñado por Zaha Hadid—, la venta de boletos para los diferentes eventos también atraviesa todo tipo de problemas. Con una gigantesca demanda, la cantidad de entradas puestas a disposición del público es mucho menor de la requerida.

A diferencia de los Juegos Olímpicos de Verano en Río de Janeiro del 2016 y los Invierno en Pyeongchang en el 2018 —en los que se regalaron boletos y hubo convocatorias a voluntarios para llenar asientos vacíos—  Tokyo 2020 será un éxito de convocatoria para el que Comité Olímpico Local no está del todo preparado para manejar. A juzgar por los resultados de la primera fase de venta —que consiste en una lotería a la que puede optar cualquier residente de Japón y que comenzó el pasado 9 de mayo y culminó el día 28 del mismo mes— la demanda por entradas superó de manera exponencial a la pequeña opción de compra. Unos 5,7 millones de japoneses intentaron optar por un ticket de entrada, lo que supone un récord “sin paragón” según declaraciones de los organizadores.




https://hipertextual.com/2019/07/problemas-tecnologicos-tokyo-2020
 
Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 serán pioneros en el uso de reconocimiento facial
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Luis del Barco - Ago 7, 2018 - 14:04 (CET)

Un nuevo sistema permitirá potenciar la seguridad en el evento deportivo más importante a nivel mundial.



Los Juegos Olímpicos de Tokio son la próxima gran cita para los amantes de este evento, que podrán disfrutar del 24 de julio al 9 de agosto de 2020viendo batirse a deportistas de todo el mundo en las diferentes disciplinas que recoge esta competición. Unos juegos que, además, llegarán con una gran dosis extra de tecnología, siendo los primeros en incorporar un sistema de reconocimiento facial para mejorar la seguridad y el normal desarrollo del evento.

Así lo ha anunciado este martes NEC, la empresa que se encuentra detrás de dicho sistema, el cual funcionará gracias a un motor de inteligencia artificial llamado NeoFace y que ayudará a identificar de manera rápida y concisa a cerca de 300.000 personas entre miembros de la organización, medios, voluntarios y los propios deportistas. El ratio de acierto que se maneja en la actualidad con este sistema de reconocimiento es de un 99,7 %, asegurando que es el más fiable que existe en la actualidad para trabajar con grandes volúmenes de datos.

Para que el sistema funcione, todas las personas que vayan a ser registradas en él tendrán que enviar una serie de datos y fotografías para poder generar con ello su tarjeta de identidad personal para el torneo, la cual les dará el acceso a las más de 40 instalaciones que estarán vigiladas con este método. Esta tecnología reconocerá de manera automática quienes accedan a los recintos a través del mencionado reconocimiento facial y la propia tarjeta de identidad, haciendo imposible que alguien registrado pueda pasar el control de seguridad con una identificación que no es la suya.

La seguridad no es el único problema
Si se cumplen las previsiones, los Juegos Olímpicos de Tokio podrían ser los más calurosos de las últimas décadas, algo que preocupa de manera especial a la organización en lo concerniente a los puntos de acceso y controles de seguridad a los diferentes escenarios en los que se desarrollarán las competiciones. El sistema de reconocimiento facial, según han reconocido, será también un ingrediente muy importante a la hora de garantizar el bienestar personal de las personas, agilizando el tiempo empleado de espera en estos puntos.


Cuando los eventos tengan lugar, es de esperar que vengan muchas personas y el clima sea muy caluroso", han asegurado, haciendo hincapié en el que el desarrollo de los Juegos en la capital nipona no contará con un gran Parque Olímpico donde se agrupen los diferentes complejos deportivos, sino que estos se encontrarán repartidos a lo largo del área metropolitana, complicando el movimiento de personas y poniendo en relevancia la necesidad de un sistema que reduzca los tiempos de espera y favorezca el flujo de personas.

https://hipertextual.com/2018/07/samsung-triple-camara-galaxy
 
La ciudad en medio del desierto que se convirtió en un campo de experimentación urbana
Pocos han oído hablar de Hermosillo, una urbe de tamaño medio que es buen ejemplo de cómo estas se están convirtiendo en esperanzadoras plataformas de innovación y de cambio



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Panorámica de Hermosilla (México). Wilber magdiel jimenez Bajo licencia Creative Commons
Luis Felipe Vera
15 AGO 2019 - 19:01 ART

Quizá pocos hemos escuchado hablar de Hermosillo, una ciudad mexicana de 850.000 habitantes ubicada en medio del desierto, a tan solo 280 kilómetros al sur de la frontera con los Estados Unidos. Una ciudad con grandes virtudes, pero también con enormes retos. En un mundo cada vez más urbanizado, las ciudades se han convertido en plataformas de innovación y de cambio, particularmente en países en desarrollo. Mientras megalópolis como Bogotá, Lima y Ciudad de México encuentran dificultades para distribuir bienes y servicios a sus extensas poblaciones, las intermedias, como Hermosillo, tienen el potencial de ofrecer una alternativa más sostenible.

Hermosillo es la capital del estado fronterizo de Sonora— el punto de partida de la revolución verde— y una ciudad que históricamente ha estado influenciada por el modelo de desarrollo de baja densidad y expansión horizontal de las grandes urbes de su vecino del norte, tales como Phoenix y Tucson. En más de dos siglos, supo valerse de su posición como bisagra con los EE UU para propulsar su economía y el bienestar de sus habitantes. En 2017, Hermosillo se ubicaba en el 5% de los municipios más prósperos de México. De acuerdo con estudios del Center for international Development (CID) de la Universidad de Harvard, su nivel de ingreso per cápita es casi cinco veces superior al de los municipios más pobres de esa nación, y comparable con el PIB per cápita de miembros de la OCDE, como la República Checa, Estonia y Grecia.

A pesar de estas virtudes, Hermosillo enfrenta una serie de retos que son comunes a muchas otras ciudades intermedias de la región: el crecimiento acelerado de su huella urbana, una alta dependencia del coche como principal medio de transporte, el deterioro de su acceso a recursos naturales tales como el agua, y un centro histórico en franco proceso de deterioro. Impulsada por la instalación de una planta ensambladora de la Ford en la década de los ochenta, Hermosillo dejó de lado su larga tradición agrícola y puso su motor de desarrollo en la manufactura. Sin embargo, en años recientes su economía ha perdido dinamismo, señalando que ya es momento de diversificar sus fuentes de producción y de conocimiento.

A fin de potenciar sus activos—tanto naturales como culturales—y cambiar el paradigma de desarrollo de la ciudad, en 2017 comenzó un proyecto de colaboración entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América del Norte (BDAN) y la Universidad de Harvard. Esta colaboración consistió en la ejecución de una serie de estudios e investigaciones que tomaron a Hermosillo como piloto de experimentación urbana desde un enfoque multisectorial, abarcando temas como la planificación, el diseño, la diversificación económica, la ecología urbana y las políticas públicas.

Hermosillo enfrenta una serie de retos que son comunes a muchas otras ciudades intermedias de la región, como el crecimiento acelerado de su huella urbana y una alta dependencia del coche como principal medio de transporte

La colaboración partió con un diagnóstico de carácter holístico que abarcó análisis de crecimiento urbano sobre el impacto del cambio climático y los riesgos como la sequía que presionan el desarrollo sostenible la ciudad. En paralelo, un grupo de expertos del CID también tomaron a Hermosillo como espacio de experimentación para poner a prueba y adaptar dos de sus metodologías a nivel subnacional—el Diagnóstico de Crecimiento y el Análisis de Complejidad Económica—y determinar las razones por las que la economía de esta ciudad emergente ha dejado de crecer en los últimos años.

Dado el contexto socioeconómico de la ciudad y en vista de su gran potencial de desarrollo, Harvard y el BID se aliaron para poner en marcha un piloto de colaboración: en el marco de un curso Harvard, 12 estudiantes de distintas nacionalidades, tuvieron la oportunidad de viajar a la ciudad y participar en discusiones con el gobierno local, intelectuales, académicos y organizaciones de la sociedad civil. Esto permitió visualizar las tendencias y patrones de crecimiento, así como las oportunidades de Hermosillo, además de prefigurar soluciones a mediano y largo plazo que permitan replantear su actual modelo de desarrollo. Con base en estas investigaciones los estudiantes desarrollaron propuestas para la transformación de la urbe focalizadas en generar impacto a largo plazo.

Tras meses de reflexión y análisis, los frutos de este nuevo modelo de colaboración se encuentran disponibles en una nueva monografía titulada Innovaciones en diseño, planificación y políticas urbanas: el caso de Hermosillo. La publicación consiste en una compilación de propuestas y lecciones aprendidas a partir de una mirada profunda y multisectorial sobre la ciudad, la cual fue posible a partir de un proceso de revisión y edición de la mano de Diego Arcia, experto de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID, junto a Diane Davis, jefa del Departamento de Planificación Urbana y Diseño de Harvard, y Andreina Seijas, candidata doctoral en planificación urbana en dicha casa de estudios.

Además de ofrecer un acervo importante de recomendaciones de políticas públicas y proyectos que son de relevancia para otras ciudades de América Latina, este libro rompe con la tradición de buscar soluciones en las grandes urbes y propone una ciudad emergente como modelo de innovación para la región. Hermosillo debe encender nuevamente su motor de crecimiento económico a través de la diversificación productiva, y reimaginar su modelo de desarrollo urbano de modo que queden en primer lugar los ciudadanos y el uso eficiente de los recursos naturales. En última instancia, el éxito de Hermosillo en atraer inversión y mejorar su calidad de vida dependerá fundamentalmente de una planificación urbana a escala humana.

Luis Felipe Vera es asociado senior de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano de Desarrollo.

https://elpais.com/elpais/2019/08/13/planeta_futuro/1565694806_012039.html?por=mosaico
 
El español se queda sin hablantes en Gibraltar
Pepe Barahona y Fernando Ruso
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La profesora Pie Sánchez, durante una clase de español en la Westside School. Fernando Ruso
10 AGO 2019 - 19:00 ART
Las principales causas de la pérdida del castellano entre los jóvenes son la televisión por satélite y las redes sociales




GUY RECITA DE corrido el Quijote. También a Shakespeare. Habla, lee y disfruta el español y el inglés, como buen ciudadano de Gibraltar. Aunque su devoción es Federico García Lorca. Lo mismo recita un romance en mitad de Main Street, la calle Real para los hispanohablantes, o en las escuelas de un lado y otro de la frontera ante niños que están perdiendo el interés hacia el idioma de sus mayores. “La culpa la tiene Facebook”, critica el llanito, “que ha sacado a los niños de las calles”. El español se pierde en Gibraltar. “Hace mucho que los niños no lo hablan”, confirma Olivero, propietario jubilado de un bar en Casemates Square.

La lengua de Cervantes nunca dejó de hablarse en Gibraltar. En la calle, el español se convirtió en el idioma principal incluso después de que la ciudad cayese en manos inglesas y los pobladores exiliados fundasen la “Muy noble y más leal ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar”. La pujante economía requería mano de obra y quienes vieron fortuna en el Peñón —genoveses, malteses, hebreos de vuelta a la Península e incluso españoles— convinieron que se entendían mejor en castellano, el idioma de la comarca.

“Si la tirada del Gibraltar Chronicle, el periódico del establishment inglés, tenía una tirada en 1890 de 500 ejemplares, El Calpense y El Anunciador, sus competidores en español, se vendían por miles”, explica el lingüista Lionel Cipollina, presidente saliente del Grupo Transfronterizo, que aúna a empresarios y sindicatos de ambos lados de la verja. Su voz es una de las que primero han alertado del poco uso que los jóvenes hacen del español. Recuerda cómo detrás de cada afrenta a su soberanía, los gibraltareños fueron primando el uso del inglés, incluso en el ámbito doméstico, y erosionando al español. “El idioma se ha politizado, muchos de los políticos ven negativo que se pierda el español, pero no se atreven a lanzar políticas que vayan contra el inglés”, dice. “Gibraltar quiere seguir siendo bilingüe y, aunque hay voluntad política, a este problema ya se ha llegado tarde”.

A Jade, Ashlyn y el resto de alumnas del Westside School de Gibraltar les riñen sus abuelos, llanitos, por hablarles en inglés. “Mi abuela me pide que le hable en español, para que no se pierda, pero entre nosotros hablamos siempre en inglés”, apunta Jade Romero, de 17 años. Y añade: “Mi madre dice que ella piensa en español, pero yo ya pienso en inglés”. Para Pie Sánchez, gibraltareña, profesora, directora del departamento de español y licenciada en Filología Hispánica, la culpa de la pérdida del castellano entre los jóvenes la tienen la televisión por satélite y las redes sociales: “Antes se veía Canal Sur o La 1, en español; para mí siempre será Pipi Calzaslargas y no Pippi Longstocking, o La abeja Maya, no Maya the Bee. Pero Instagram, Twitter o Facebook las usan en inglés”.

Los alumnos gibraltareños dan dos horas semanales de español desde los 12 años hasta los 16. El número de horas se ha ampliado en otras etapas de la educación obligatoria. Esta es la conclusión de Pie: “El Gobierno se ha dado cuenta de que se estaba hablando poco y mal el español, un idioma que forma parte de la identidad de Gibraltar”.

https://elpais.com/elpais/2019/08/06/eps/1565100949_309697.html?por=mosaico
 
Un estudio defiende que los patinetes eléctricos son más contaminantes que ir en autobús o en moto
Se calcularon las emisiones de CO2 utilizadas para fabricar, enviar, cargar y trasladar estos vehículos de alquiler

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Patinetes aparcados en el centro de Berlín / Bernd von Jutrczenka (Getty Images)
Marta Villena 20 AGO 2019 - 15:46 CEST

Son más pequeños que una bicicleta, la mayoría se pueden plegar y consumen poca energía. Los patinetes eléctricos parecen ser la alternativa perfecta para lograr una movilidad sostenible en las ciudades. Sin embargo, un reciente estudio, elaborado por la Universidad de Carolina del Norte y publicado por la revista Environmental Research Letters, advierte que estos vehículos de movilidad personal (VMP) pueden producir un gran impacto medioambiental.

Utilizando como objeto de estudio a las compañías de alquiler de patinetes eléctricos Lime y Bird en la ciudad de Raleigh (capital de Carolina del Norte), los investigadores descubrieron que la vida de los VMP era muy inferior al que los fabricantes les habían designado: dos años. Su mal uso y el vandalismo hacen que estos patinetes no duren más de dos meses en las calles. ¿Qué supone eso? La fabricación de más unidades. Y aquí es donde llegan los problemas medioambientales.

En el caso de estas dos empresas –que también operan en España–, los patinetes eléctricos son fabricados en China y transportados hasta Estados Unidos en diferentes medios de transporte contaminante como un avión, un barco o un camión, según revela el estudio. Además, fabricar nuevas unidades implica la extracción de más materias primas como el aluminio, con el que están hechos.

Pero ahí no termina el impacto medioambiental de estos pequeños vehículos de alquiler. El estudio explora también el proceso de recarga de los patinetes eléctricos que realizan trabajadores ajenos a la empresa –conocidos como juicers y chargers– con sus propios vehículos, conduciendo por la ciudad cada noche para recoger los patinetes, llevarlos a su casa, cargarlos y distribuirlos nuevamente en las calles para su uso a la mañana siguiente.

Los investigadores calcularon las emisiones de CO2 utilizadas para fabricar, enviar, cargar y trasladar –dentro de la ciudad– estos VMP, comparando el resultado total en millas por persona con las emisiones de otros medios de transporte. ¿Cuál fue el resultado? Los patinetes eléctricos contaminan más que un autobús público con pasajeros a bordo, un ciclomotor eléctrico, una bicicleta eléctrica y una bicicleta normal.

Mediante un comunicado de prensa, la compañía Lime respondió al estudio: “Agradecemos la investigación sobre los beneficios ambientales de las nuevas opciones de movilidad; sin embargo, este estudio se basa en gran medida en suposiciones y datos incompletos que producen una gran variabilidad en los resultados. Creemos que la micromovilidad reducirá la contaminación y mitigará el cambio climático”.

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Un hombre recoge patinetes lanzados al agua en Marsella / Gerard Julien (AFP/Getty Images)

También en España

En España no se ha realizado aún un estudio similar, pero dada la analogía de uso de estos patinetes eléctricos de alquiler, para Adrián Fernández, coordinador de movilidad de Greenpeace España, “las conclusiones son perfectamente aplicables a nuestro país”.

“El ciclo de vida es el mismo, por lo que el impacto medioambiental es el mismo, incluso estas empresas citadas en el estudio operan en ciudades como Madrid o Barcelona”, explica a Verne en conversación telefónica. Solo en la capital española, operan actualmente 19 empresas de alquiler de patinete eléctrico con un total de 8.236 patinetes distribuidos por los diferentes distritos de la ciudad.

Fernández va más allá y recuerda que estas emisiones se podrían justificar si los VMP de alquiler sustituyesen a los coches. “Pero vemos que no es así, la mayoría de los usuarios vienen del transporte público o antes hacían esos mismos trayectos andando”, apunta.

El Barómetro del Ciclista Urbano en Barcelona, elaborado por RACC (Real Automóvil Club de Cataluña) y publicado en julio, señala que el uso de los VMP se ha multiplicado casi por cuatro con respecto a hace un año. De los usuarios, la mitad antes hacía una movilidad activa (a pie o en bici), mientras que uno de cada diez proviene del coche o la moto. “Los crecimientos son altos porque se parte de cero, como ocurría antes con las bicicletas. Aunque este estudio no diferencia a los usuarios de patinetes eléctricos de alquiler de los de uso privado.

Sí lo hace un estudio realizado por la Fundación Mapfre en varias ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Vitoria, Cáceres, Gandía y Benidorm) y publicado a principios de año en el que se señala que “el usuario de VMP es mayoritariamente hombre (61% frente a un 39% de mujeres), de edad media 37 años y el 85 por ciento son propietarios del vehículo”. Y añade que “el 75 por ciento lo utiliza todos los días como medio de transporte para ir al trabajo o medio de transporte general”.

“Ya sea de alquiler o de uso privado, si captas peatones estás consolidando una forma limpia de moverse, pero no estás consiguiendo el objetivo principal que es reducir los coches en la ciudad”, explica Fernández.

El estudio de la Universidad de Carolina del Norte recoge también las respuestas de los usuarios de VMP de Raleigh a los que se les preguntó qué opción escogerían si no hubiese patinetes eléctricos disponibles. Casi el 50% respondió que iría andando o en bicicleta, el 34% usaría su propio coche o un servicio VTC, el 11% cogería un autobús y el 7% no haría el viaje en ese caso.

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Patinetes eléctricos aparcados en la Plaza de la Ópera de Madrid / Samuel de Roman (Getty Images)

La publicación no solo critica el impacto medioambiental de los VMP, también aporta una serie de recomendaciones para estas empresas y las ciudades donde operan como eliminar las recogidas de patinetes que no estén totalmente descargados; agilizar su proceso de recogida y redistribución para que los juicers y chargers no estén dando vueltas por la ciudad e incentivar el uso de vehículos cero emisiones para ello; y establecer políticas contra el vandalismo para prolongar la vida de los patinetes, evitando así nuevas fabricaciones.

“En el caso de la legislación para frenar el vandalismo, es complicado que ciudades como Madrid, en la que los patinetes eléctricos están siendo todo un quebradero de cabeza, el Ayuntamiento intervenga, sobre todo porque no es un servicio público como sí lo es BiciMAD, por ejemplo”, dice Fernández.

“El resto de las recomendaciones parecen razonables, las empresas deben mejorar los criterios de recogida y redistribución que hasta ahora no están teniendo en cuenta las necesidades de movilidad de los residentes, sino más bien las de los turistas, dejando los patinetes mayoritariamente en el centro de la capital, en calles como Gran Vía, o Fuencarral”, añade.

El coordinador de movilidad de Greenpeace España cree que “la mala gestión de estas empresas y la falta de una normativa estatal están provocando un malestar generalizado sobre los patinetes eléctricos, también los de uso privado, frenando su potencial”.

“El patinete eléctrico podría tener cabida en la movilidad de las ciudades, cumplir su papel dentro de ese esquema que cada vez es más variado. Pero es evidente que el modelo actual de los patinetes de alquiler no está respondiendo a esta necesidad y además está generando nuevos problemas como los medioambientales que se describen en el estudio”, concluye.

https://verne.elpais.com/verne/2019/08/16/articulo/1565947676_007609.html
 
Estos son los precios locos (pero locos, locos) que tienen los pisos en Mónaco
por Elko Tilla16 de agosto de 2019

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Mónaco es, a día de hoy, la plaza residencial de alta calidad más cara del mundo, debido a su geografía especial entre el Mediterráneo y la montaña, la cual no le permite desarrollarse espacialmente.

Por ello, los precios de su vivienda (tanto de venta como de alquiler) son desorbitados y nada aptos para ciudadanos mortales y corrientes: los valores son casi un 100% más caros que en Nueva York y más de un 200% que en París.

Te contamos cuáles son los precios medios de los distintos barrios de Mónaco (por si un día te toca la lotería).

Si te parece que la vivienda en España está cara, mira qué precios manejan en Mónaco. De locos. En 2018, con un millón de dólares (892.522 euros) solo podrías haber accedido a una solución habitacional de 16 metros cuadrados (prime, eso sí), según Knight Frank Research, Douglas Elliman y Ken Corporation.

El Principado destila opulencia por todos sus poros. Su orografía, atrapado entre la montaña y el Mediterráneo, no le permite crecer. Así que el espacio es el que es y no hay más, por lo que el precio que alcanzan sus apartamentos marca récords.

Mónaco es la plaza residencial prime (de alta calidad) más cara del mundo. Los valores medios de las casas allí son un 10% más altos que en Hong Kong, un 96% más que en Nueva York, un 176% más que en Londres y un 237% más que en París. “Si bien el crecimiento de los precios en los mercados prime de vivienda de las principales ciudades del mundo se está desacelerando, con una subida media del 2,3% en 2018, el precio medio por metro cuadrado en Mónaco aumentó un 18,1% durante el mismo período”, se lee en un reciente informe de la consultora inmobiliaria Savills.

Para los compradores extranjeros, los costes asociados a la compra, tenencia y venta de una propiedad residencial en Mónaco son similares a los de las urbes más cotizadas. Por adquirir un apartamento de dos millones de dólares, mantenerlo durante cinco años y venderlo por el mismo precio hay que desembolsar 280.000 dólares, equivalente al 14% del precio de la propiedad, sobre todo en concepto de honorarios de la agencia inmobiliaria que lleve la operación.

Tampoco el alquiler es moco de pavo. De nuevo, Mónaco se erige como el destino más caro para alquilar pisos de primer nivel. A pesar de que se han agregado varios apartamentos nuevos a este mercado en los últimos años, la demanda sigue siendo alta, impulsada por los recién llegados al Principado. Ser dueño de un apartamento o alquilarlo es una de las condiciones para obtener la residencia, y alquilar es una buena manera de probar el estilo de vida monegasco antes de comprometerse a largo plazo.

En el primer trimestre de 2019, el alquiler medio se disparó hasta 101 euros por metro cuadrado al mes, según Savills. Es decir, que por un mini piso de 40 metros cuadrados se pagan 4.040 euros. La zona más deseada es Montecarlo, y la demanda también es alta en La Condamine, alrededor del Puerto de Hércules, solicitada por familias que desean estar cerca de la Escuela Internacional de Mónaco antes de decidir dónde comprar.

Precios de venta de pisos en Mónaco barrio a barrio:
Fontvieille
© Getty Images

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Es una de las áreas más nuevas de Mónaco, construida sobre unos terrenos ganados al mar en los años 70. Los precios aquí aumentaron a lo largo de 2018, pero a un ritmo más lento que en otros distritos del Principado.

Precio medio por metro cuadrado 2018: 45.800 euros.
Precio medio de reventa 2018: 5,34 millones de euros.

Monaco-Ville
© Getty Images

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El centro histórico, amurallado y declarado Patrimonio Cultural Arquitectónico, es el hogar del Palacio del Príncipe, de la Catedral y del Museo Oceanográfico. Sus pisos tienen un valor relativamente bajo en comparación con otros, pero aún así el precio medio de venta asciende a casi tres millones de euros.

Precio medio de reventa 2018: 2,81 millones de euros.

Jardin Exotique
© Getty Images

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En esta área los precios han crecido un 77% en 10 años. Hay una buena relación calidad-precio.

Precio medio por metro cuadrado 2018: 39.800 euros.
Precio medio de reventa 2018: 2,99 millones de euros.

La Condamine
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El número de transacciones disminuyó en 2018 en La Condamine en comparación con el año anterior, y hubo un crecimiento anual del 34% en los precios.

Precio medio por metro cuadrado 2018: 51.500 euros.
Precio medio de reventa 2018: 4,56 millones de euros.

Les Moneghetti
Aquí el incremento anual marcó un 28%, justo por detrás de La Condamine.

Precio medio por metro cuadrado 2018: 36.400 euros.
Precio medio de reventa 2018: 3,80 millones de euros.

Montecarlo
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Este distrito vivió la mayor cantidad de operaciones inmobiliarias en 2018. Dos desarrollos se han completado en 2019: One Monte-Carlo (inaugurado en febrero) y 26 Carré d'Or.

Precio medio por metro cuadrado 2018: 56.300 euros.
Precio medio de reventa 2018: 6,05 millones de euros.

La Rousse
El segundo mayor número de transacciones de 2018 lo registró La Rousse. El proyecto inmobiliario Testimonio II finalizará, previsiblemente, en 2022.

Precio medio por metro cuadrado 2018: 43.100 euros.
Precio medio de reventa 2018: 5,24 millones de euros.

Larvotto
© Getty Images

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Es el distrito más caro de Mónaco. Hacia el sur, la nueva zona residencial Portier Cove está en marcha, y será el primer barrio ecológico del Principado.

Precio medio de reventa 2018: 14,6 millones de euros.

https://www.revistagq.com/la-buena-vida/articulo/precio-pisos-en-monaco
 
El ‘caso Rochester’
La urbanización sigue siendo necesaria para aliviar la pobreza, pero no todo es bueno en las grandes ciudades

Kenneth Rogoff
24 AGO 2019 - 19:02 ART
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maravillas delgado
El ascenso de las megaciudades como centros de una intensa creación de empleos es una de las características definitorias de la economía global del siglo XXI. Pero no siempre es un elemento positivo.
En el mundo en desarrollo, con todo lo grandes que puedan ser los retos (por ejemplo, la gran Nueva Delhi ha ido absorbiendo 700.000 habitantes por año), la urbanización sigue siendo la mejor esperanza para aliviar la pobreza. Pero en las economías avanzadas, muy adelante en la llamada curva del desarrollo de Lewis, es mucho menos evidente que concentrar las oportunidades económicas en ciudades cada vez más grandes sea el único camino, o siquiera el correcto.
Son bien conocidas las razones por las que megalópolis como Nueva York, San Francisco y Londres se han vuelto cada vez más dominantes en lo económico. Las grandes ciudades que ofrecen una amplia variedad de empleos interesantes, actividades culturales y vida nocturna ejercen una gran atracción sobre los trabajadores jóvenes y sin vínculos. Y la combinación de grandes masas de trabajadores y firmas altamente especializadas produce efectos de red y aglomeración difíciles de igualar en las ciudades más pequeñas, en particular en sectores como la tecnología, la biotecnología y las finanzas.
Sin embargo, también hay desventajas, particularmente los altos costes de vida (en especial, los de vivienda) y los enormes tiempos perdidos en congestiones de tráfico. Aunque los arquitectos y planificadores urbanos constantemente ofrecen nuevas e imaginativas ideas para las grandes ciudades, cada vez es más difícil dar respuesta a las serias limitaciones de la infraestructura física. Mientras tanto, muchas ciudades pequeñas y medianas se esfuerzan por mantener el dinamismo económico. Rochester, Nueva York, donde crecí, se menciona de manera destacada como uno de los muchos ejemplos en el muy interesante libro, de reciente publicación, Jump-Starting America, de los economistas del MIT Jonathan Gruber y Simon Johnson.
En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Rochester era una de las ciudades más ricas de Estados Unidos. En ella tenían sus sedes Eastman Kodak, Xerox y Bausch and Lomb, lo que la convertía en un pequeño Silicon Valley. Lamentablemente la competencia global (particularmente la japonesa) le afectó primero y, después, la innovación tecnológica le dio el golpe de gracia: las cámaras digitales en el caso de Kodak, las fotocopiadoras y piezas modulares de reemplazo en el caso de Xerox. Hoy la población del área metropolitana de Rochester alcanza casi 1.100.000 personas, creciendo apenas marginalmente desde 1990, y la ciudad misma se ha reducido a 200.000 desde un punto álgido de 300.000 habitantes.
Aunque alberga grandes universidades, un hospital de relevancia mundial y una orquesta filarmónica de fama nacional, Rochester lucha por competir con las ciudades grandes de la Costa Este por industrias dinámicas que generen empleos, y cada vez más carece de los recursos que le permitan abordar los problemas urbanos. Por ejemplo, la East High School (de la que fui alumno) ha tenido problemas en los últimos años solo para mantenerse abierta. En general, muchas ciudades de tamaño pequeño y mediano se encuentran abandonadas por los profesionales jóvenes y deben prestar servicios a poblaciones mayores, con ingresos tributarios insuficientes.
¿Qué pueden hacer las autoridades para hacer que estas ciudades sean más atractivas, tanto para fomentar el crecimiento como para reducir la presión demográfica en las megaciudades? Gruber y Johnson sugieren, entre otras cosas, ubicar nuevos centros de investigación básica financiados por el Estado en ciudades medianas, sirviendo así como puntos de atracción de talentos y ejes de desarrollo localizado. Jim O’Neill ha argumentado a favor de crear motores económicos regionales en el Reino Unido mediante la construcción de enlaces de transporte de alta velocidad entre ciudades medianas vecinas, como se ha hecho en China.
A estas ideas yo añadiría un mejor cumplimiento de las políticas antimonopolio. Tal como están las cosas hoy, cuando lleguen los próximos George Eastman (fundador de Eastman Kodak) o Joseph Wilson (fundador de Xerox), es muy probable que alguna empresa que domine el mercado los persuada u obligue (o alguna combinación de ambas) a mudarse a un eje tecnológico ya establecido, con lo que Rochester recibiría muchos menos beneficios secundarios de los que podría. Una ventaja del enfoque antimonopolio es que el Gobierno no elegiría ganadores y perdedores, sino simplemente se aseguraría de que no gane siempre la misma región.
Un segundo paso adicional sería invertir dinero público en la creación de recursos educativos de alta calidad en línea, en particular materiales técnicos de todo tipo. Sin duda este es un enfoque mucho mejor y más abierto al futuro que invertir en universidad gratuita para todos, al reconocer que la educación y la reeducación en el siglo XXI es un tema que se debe cultivar toda la vida. Un aspecto importante sería proveer Internet básico gratuito y universal (como los académicos de Derecho Ganesh Sitaraman y Anne Alstott proponen en su interesante nuevo libro The Public Option).
Tal vez el fenómeno de las megaciudades “que lo ganan todo” no persista. Después de todo, hasta cerca de 1980 la tendencia había seguido la dirección opuesta, pudiéndose datar en el origen de la producción en masa de automóviles, que ayudó a impulsar el crecimiento en áreas metropolitanas de menor tamaño. Por supuesto, todo eso se interrumpió con el ascenso de los ordenadores personales e Internet. En algún momento surgirá un invento o un nuevo modelo de negocios que ayude a hacer realidad de manera más plena la promesa del teletrabajo, quizás integrando mejor y de modo más continuo a los trabajadores remotos con la oficina central. Y tal vez el calentamiento global eleve los costes en las ciudades cercanas al mar y atempere los inviernos de Rochester.
El ascenso de las megaciudades modernas merece muchos elogios. Pero si persiste la tendencia, será necesaria una mayor innovación pública y privada para lograr un mejor equilibrio del crecimiento regional. Y esa necesidad de respuesta a los retos del desarrollo no se limita a las economías emergentes.

Kenneth Rogoff es ex economista jefe del FMI y profesor en la Universidad de Harvard.
© Project Syndicate 1995-2019.
Traducción de David Meléndez Tormen.

https://elpais.com/economia/2019/08/21/actualidad/1566398871_622424.html
 
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