CIUDADES

La Caja de las Letras: una cápsula del tiempo para la cultura en Madrid
Entramos en la cámara acorazada del sótano del Instituto Cervantes de Madrid, una caja fuerte que funciona de cápsula del tiempo de la cultura hispánica.

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La Caja de las Letras, una cápsula del tiempo para la cultura en Madrid © Luis Manuel Blázquez Herrero



Se dice, se comenta, que aquí se custodia un guion inédito de Luis García Berlanga (en la caja de seguridad número 1034) el cual verá la luz en junio de 2021 por el centenario del nacimiento del cineasta. En la caja 1483 se conserva una arqueta con la tierra de la casa natal de Gabriel García Márquez. En la número 1517, se atesora una partitura jamás interpretada de Luis de Pablo, quien ha pedido que se abra (y se toque) el mismo día de su muerte... ¿Qué está pasando en este recoveco de Madrid?

El Instituto Cervantes esconde mucho más que letras: en sus sótanos, una cámara acorazada guarda objetos relacionados con la ciencia, las artes y las letras donados por personajes insignes de la cultura hispánica. Bienvenidos a la cápsula del tiempo para la cultura en las entrañas de Madrid.


¿QUÉ HACE UNA CAJA FUERTE COMO TÚ EN SU SITIO COMO ESTE?

El Instituto Cervantes de Madrid fue inaugurado en 2007, pero en origen, el edificio protegido por cuatro magnánimas cariátides fue sede del Banco Español del Río de la Plata (que abrió sus puertas por primera vez en el año 1918).




Aquí venían a parar los giros de aquellos emigrados en Argentina. Y aquí venían a parar las grandes fortunas en forma de lingotes de oro, en las entrañas del edificio proyectado por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi. Para ello, una gran caja fuerte (de la empresa LIPS) se instaló en la planta baja del edificio.

Al entrar, la gran puerta que ha servido de escenario en múltiples películas da la bienvenida, abierta completamente (¿quién sería capaz de mover semejante mole?).

Más allá de esta entrada circular, se vislumbran dos plantas repletas de cajas metálicas (1767 cajas en total): algunas plateadas (las que todavía se mantienen vírgenes en esto de guardar cultura); algunas doradas (las que guardan o han guardado estos legados, que actualmente son unas cuarenta). En el fondo, todos estos cubículos siguen sirviendo desde 1918 para lo mismo: proteger grandes tesoros.

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La entrada a la Caja de las Letras © Luis Manuel Blázquez Herrero

La idea de salvaguardar estos “cachitos culturales” empezó con la pregunta “¿qué podemos hacer en la gran cámara acorazada?”. En 2007, el Banco Santander Central Hispano pasó a ser el Instituto Cervantes. Su director, César Antonio Molina, junto a su equipo directivo, decidieron buscarle una función a la impresionante caja fuerte. ¿Qué guardar en cada uno de estos depósitos? Cultura. No podía ser de otra manera viniendo de una institución con tal nombre.




Aquí, todos los premios Cervantes (pero también personalidades de las artes y las ciencias designadas por la directiva del Instituto), depositarían un objeto fijando además una fecha de apertura para esta (hay excepciones, como el caso del compositor Luis de Pablo que comentábamos al principio).

¿Qué pasa cuando vence la fecha? La caja se abre y el legado vuelve a su dueño. En definitiva, se trata de hacer donaciones, con una fecha de entrada y otra de salida. Por eso, cuando visitamos la cámara, vemos algunas de las cajas de puertas doradas abiertas, como ocurre con la de la bióloga molecular Margarita Salas.

Como legado, ella dejó en 2008 su primer cuaderno de protocolo, ese que utilizó en Nueva York mientras aprendía del Nobel de Medicina Severo Ochoa, con sus anotaciones, sus triunfos y sus errores. La caja 1568 se abrió en febrero de 2018.

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La caja 1483, la de Gabriel García Márquez © Luis Manuel Blázquez Herrero

LAS CINCO CAJAS IN MEMORIAM

Hay cinco excepciones entre estas 1767 cajas. Se trata de los legados In memoriam, las únicas pertenecientes a personalidades que ya habían fallecido antes de la concepción de la Caja de las Letras.

El primer legado In Memoriam fue realizado por la Ministra de Cultura de Colombia que en el año 2015 depositó en la caja 1483 la tierra de la casa de Aracataca en que nació Gabriel García Márquez. Esta se custodiará para siempre ya que no se ha dejado fecha de apertura.




El segundo In Memoriam ocupa la caja 1516. Se trata de una pipa, un bolígrafo, una primera edición de El arte poética de Aristóteles y una carta manuscrita del escritor Antonio Buero Vallejo. Fue su mujer quien hizo el depósito en 2016.

Otro de estos legados es el del poeta Miguel Hernández en cuya caja (la 1567) se guarda una primera edición de su poemario más temprano, Perito en Lunas, y que se abrirá el 31 de octubre de 2020.

El legado del cantor argentino Atahualpa Yupanqui, (depositado el 19 de enero de 2019), consta de una serie de tarjetas postales escritas a mano y enviadas a su esposa mientras viajaba.

El último legado in memoriam llegado al Cervantes ha sido el de la escritora infantil argentina Alejandra Pizarnik. Varios documentos de su vida (pequeños dibujos, manuscritos, dedicatorias...) permanecerán en la caja 1449.

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Legado In Memoriam de Miguel Hernández © Luis Manuel Blázquez Herrero

MÁS CURIOSIDADES DE LA CAJA DE LAS LETRAS

1. La primera caja en guardar un pedazo de nuestra cultura fue la número 1000, y su protagonista, Francisco Ayala. El 15 de febrero de 2007, el escritor inauguró el espacio con una carta y un legado personal del que no quiso desvelar su contenido. Tendremos que esperar hasta el año 2057 para conocerlo.




2. El último legado fue el de Ana Belén, quien dejó las obras completas de Federico García Lorca (con motivo de la presentación de la iniciativa Universo Lorca) el pasado 6 de mayo, las mismas con las que conoció el autor cuando era niña. Además, también legó los pendientes que utilizó al interpretar al personaje de Adela en La Casa de Bernarda Alba. Todo ello está guardado en la caja 1235 y no se podrá abrir hasta 2050.

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Las cajas doradas y las plateadas de la Caja de las Letras © Luis Manuel Blázquez Herrero

3. Quizás, la apertura que más se espera es la de la caja 1034, la del guionista y director Luis García Berlanga. Se abrirá en junio de 2021 y, pese a que no sabemos con certeza qué depositó en la cámara acorazada, los rumores apuntan a un guion jamás producido... ¿Tendremos película de Berlanga en 2021?

4. Las próxima apertura: será el manuscrito original de Oda al vino de Pablo Neruda, que descansa en la caja 1567. Fue depositado aquí gracias a la Fundación Vivanco que también se dedica al mecenazgo del arte y posee fondos artísticos y literarios. Se abrirá el 13 de junio de 2020.

5. De entre las curiosidades que aquí se custodian, destacan rarezas como la máquina de escribir de Nicanor Parra (que seguirá en la 1552 hasta el 5 de septiembre de 2064, una de las cajas más longevas).

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Dos plantas con casi 1800 cajas de seguridad en su interior © Luis Manuel Blázquez Herrero




6. Pistas... ¿falsas? El novelista Juan Marsé dejaba en 2009 un legado secreto pero dejaba entrever su interior con la frase... “contiene el secreto de la escalibada catalana”. ¿Será así? Lo sabremos al abrir la caja 1533 dentro de diez años, en 2029.

7. Estas cajas también contienen historias de amor. Jorge Edwards admitió que en su caja (la número 1482) guarda una carta de amor que jamás envió a su destinataria... una persona conocida por todos y de la que no sabremos el nombre hasta el 8 de julio de 2035.

8. El último premio Cervantes en entrar en la caja fue la poeta uruguaya Ida Vitale, quien dejó un manuscrito de José Bergamín de 1950 y que se abrirá el 2 de noviembre de 2023.

9. La bailarina Alicia Alonso, Fundadora del Ballet Nacional de Cuba, depositó el 15 de abril de 2008 unas zapatillas guardadas en la caja 1029. Ella fue la primera personalidad hispanoamericana en dejar su legado en la Caja de las Letras.

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La caja 1492, la del historiador John Elliott © Luis Manuel Blázquez Herrero

10. El primer legado de una personalidad no hispanoablante nativo es el de John Elliott, quien eligió la caja 1492, año del descubrimiento de América. Aquí, el hispanista inglés guardó el primer reloj suizo que pudo comprar a los 16 años con el dinero que ganó gracias a su primer libro (un cuento infantil).




11. Las cajas ya abiertas. La primera caja que se abrió fue la 1569, perteneciente a la editora Carmen Balcells, quien recuperó el 21 de septiembre de 2012 los documentos, fotografías y traducciones del 'escritor maldito' Aliocha Coll que había depositado dieciocho meses antes. La segunda caja abierta, fue la del actor Manuel Alexandre (que había guardado su premio TP de Oro a Toda una vida). La tercera y última, de momento, la ya comentada de la científica Margarita Salas.

12. Según los planos originales del banco, estos sótanos cobijan dos cámaras acorazadas, no una... la segunda, jamás se ha podido localizar.

¿SE PUEDE VISITAR LA CAJA DE LAS LETRAS?

Habitualmente, la Caja de las Letras no está abierta al público. Sin embargo, hay ciertos días señalados en los que se permite la entrada previa inscripción. Es el caso de la Semana de la Arquitectura (organizada por el COAM) o alguna festividad como el 12 de octubre. Recomendamos permanecer atentos a su web y redes sociales.

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Sí puedes visitar la Caja de las Letras, pero sólo unos días señalados al año © Luis Manuel Blázquez Herrero

IMPRESIONANTE LA PUERTA DE LA CAJA.- GRACIAS COMPAÑERA @Coti7495 .-
 
Hacia la fusión de ciudad y naturaleza
El paisaje, la ecología y la agricultura se incorporan a las calles. En un tiempo en el que la habitabilidad y la salud física y cívica son prioridades, cede el impulso caníbal de la urbe sobre el campo. La periferia se puebla de nuevos fenómenos y habitantes. El huerto surge como metáfora de nuevos espacios de calidad. El ciclista, el peatón, el transporte público sostenible y el agua conquistan el espacio. Pero la batalla por la fusión de naturaleza y ciudad continúa
Enric Batlle
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PAU LÓPEZ
12 MAY 2019 - 00:00 CEST
Conéctate
EL PAISAJISTA francés Michel Corajoud anunció a finales de siglo pasado que los jardines estaban volviendo a nuestras ciudades, y no con las formas de los parques públicos del siglo XIX —más próximas al estilo paisajístico—, sino con unas características contemporáneas próximas a la ecología y la agricultura.

¿Cómo podríamos explicar este revival de un arte —el paisajismo— que dábamos por moribundo o complementario? Podríamos encontrar una explicación en la versatilidad de las modas y en la importancia cada vez mayor que se otorga a las preocupaciones ecológicas. No obstante, y en el fondo, en el origen de esta preocupación podemos encontrar una insatisfacción. Después de muchos años de dominio de la racionalidad, de las explicaciones en términos cuantitativos o de las intervenciones de autor sensiblemente alejadas de las inquietudes de los ciudadanos, se produce una nueva demanda de espacios de calidad; unos espacios más próximos, más íntimos y más vivos que reflejen el paso del tiempo y que transformen nuestras ciudades en unos lugares más habitables y saludables.

de la Barcelona olímpicaabriéndose al Mediterráneo fue extraordinaria y llegó a ser referente para muchas otras ciudades: el caso de Bilbao recuperando su ría, de Madrid redescubriendo el Manzanares o los casos de Zaragoza utilizando el río Ebro como argumento para la Exposición Universal de 2008, de Londres reinventándose sobre el Támesis con el Millenium o el de Nueva York, que sigue trabajando para transformar el que fue el mayor puerto del mundo en un malecón verde y continuo y fusionar así la ciudad con la naturaleza.

En la actualidad, cuando ya se habla de que vivimos en un Mundo de Ciudades y que, como respuesta a los desafíos del futuro, debemos comenzar a construir desde ellas y no desde los Estados, está renaciendo con fuerza la idea de Ciudad Verde, más habitable, saludable, más natural y atenta a las preocupaciones de sus ciudadanos. Preocupaciones micro que apuntan a diversidad de temas, como la necesidad de puntos de encuentro social y de convivencia en los que sentir de cerca el poder de la naturaleza, pero también preocupaciones macro que pretenden aportar medidas para corregir el calentamiento global y tratar de salvar el planeta.

del movimiento Incredible Edible, que ha transformado todos los espacios libres de la ciudad inglesa de Todmorden en espacios productivos kilómetro cero. Los paisajes productivos recuperan la biodiversidad, limpian el aire, establecen un uso más racional del agua, favorecen la creación de nuevas energías, pueden permitir el uso de nuevos materiales y producen gran diversidad de alimentos, desde los huertos personales hasta los urbanos, desde las agriculturas comunitarias hasta las intensivas.

Pero nuestras ciudades están llenas también de límites infranqueables, auténticas murallas que impiden la conectividad entre las partes. La resolución de estas interrupciones se convierte en el proyecto más estratégico que podemos desarrollar. Se trata de prestar más atención al lugar difícil, en lugar de recrearse en uno de sus dos lados. Estos lugares se convierten en el eslabón que le falta a la cadena, son el pasaje entre dos situaciones fragmentadas y, como describe Richard T. T. Forman en Land Mosaics, son proyectos que han de concentrar toda la intensidad de nuestra actividad, porque con ellos conseguiremos que un gran territorio esté a nuestro alcance. Necesitamos actuaciones que promuevan la continuidad ecológica y social entre las diversas partes de la ciudad. Requerimos puentes que nos permitan recoser las conectividades perdidas y que nos ayuden a conseguir uno de los objetivos estratégicos más importantes para nuestro futuro: que los caminantes, los ciclistas, el transporte público, el agua, los alimentos, el aire y la vida puedan fluir libremente por nuestras metrópolis.

Un rebaño de ovejas pasta en un nuevo espacio público de Barcelona

Ver ovejas pastando en un parque de la ciudad podría parecer un hecho casual, parecido a aquellos que podemos contemplar en la periferia urbana, en aquellos lugares donde la urbanización ya ha llegado pero no se ha consolidado lo suficiente como para impedir que las “naturalezas exteriores” se infiltren en ella. En el caso del parque de Finestrelles, un enclave urbano limítrofe a las ciudades de Barcelona y de Esplugues de Llobregat y en contacto con el parque natural de Collserola, es habitual.

Podría considerarse esta estampa también fruto de la crisis económica de los últimos años: el barrio de Finestrelles se estaba urbanizando para albergar en él un centro de negocios y un barrio residencial de alto standing; después del estallido de la burbuja inmobiliaria, fue abandonado sin haberse construido un solo edificio. Las calles y los espacios públicos del sector estaban terminados y en funcionamiento, pero, a consecuencia de este abandono, no han recibido ningún tipo de mantenimiento en todos estos años.

La arquitecta Julia Schulz-Dornburg recoge en su magnífico libro Ruinas Modernas. Una topografía del lucro varios ejemplos de lugares parecidos repartidos por toda la geografía española. Se trata de urbanizaciones inacabadas que presentan tres características comunes: un tamaño enorme que en muchas ocasiones es superior al del núcleo urbano del cual dependen, una localización autónoma que se separa convenientemente de la ciudad existente y la pretensión de recrear un “nuevo paraíso” que, evidentemente, renunciará a todas las características naturales y agrícolas del paisaje previo.

En el caso que nos atañe concurren dos circunstancias diferentes que permiten albergar esperanza sobre su futuro inmediato. Una proviene del hecho de que la urbanización está situada en el límite de la ciudad existente, prolongando sus calles y organizándose alrededor de un gran parque que, como una cuña verde, extiende los espacios naturales hacia el interior de la ciudad. El parque ya es utilizado como un corredor que permite a los ciudadanos acceder desde el centro hasta la red de caminos que se adentra en el parque natural.

La otra característica diferencial se gestó a partir de la decisión de utilizar exclusivamente vegetación autóctona en la configuración del nuevo parque. Se trataba de conseguir que la montaña —y su biodiversidad— penetrara en la ciudad, y para reforzar esta idea se decidió establecer en el centro de la urbanización un gran prado natural que se plantó con una mezcla de semillas donde predominaba la alfalfa. Las elecciones vegetales se pueden considerar muy acertadas, dado que el lugar se ha conservado bastante bien a pesar de que durante muchos años no ha sido cuidado ni regado por nadie.

La mayor sorpresa llegó el día en que descubrimos que, periódicamente, un rebaño bajaba desde la montaña cercana a pastar en el nuevo prado urbano. Nos reunimos con su pastor para conocer la situación e idiosincrasia de su gremio. Descubrimos así que todavía existen pastores en nuestra periferia urbana, que todavía es una actividad rentable a pequeña escala, pero también que los pastos libres escasean en este magma incontrolado de infraestructuras desbocadas, grandes equipamientos y tramas urbanas inacabadas que denominamos ciudad. Cayetano, nuestro pastor, también tuvo una sorpresa al descubrir que la ciudad le ofrecía, gratuitamente, una comida tan suculenta para su rebaño.

Ciudad y campo se han relacionado tradicionalmente muy mal. La ciudad fagocita todo el territorio que necesita imponiendo sus leyes y eliminando todos los sistemas que en él, previamente, se desarrollaban. Quizá la crisis nos ha ofrecido un periodo de reflexión que hemos podido aprovechar para aprender nuevas formas de actuar. La imagen del rebaño de ovejas solo pretende ser una alegoría de una ciudad que se podría relacionar bien con su entorno, una pequeña muestra de que quizá podemos encontrar nuevos modelos de convivencia entre la ciudad y la naturaleza.
 
Castillo de los Tres Santos Reyes del Morro
Descubre cómo es el Castillo de los Tres Santos Reyes del Morro en La Habana, Cuba

Castillo de los Tres Santos Reyes del Morro
©Pan
El Castillo de los Tres Santos Reyes del Morro fue erigido entre los años 1589 y 1630 con la finalidad de proteger la entrada al puerto de La Habana de piratas e invasores. Esta fortaleza se alza en un saliente rocoso, conocido como El Morro, sobre el Océano Atlántico
https://www.visitarcuba.org/alquilar-un-coche-en-cuba


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Detalle del Castillo ©Leo Kerner

Faro del Castillo © Tai Pan
El maestre de campo Juan de Texeda, y el ingeniero militar Batista Antonelli fueron los encargados de diseñarlo por orden del rey de España.

El castillo fue concebido con forma irregular poligonal, muros de tres metros de grosor y profundos fosos, que forman un gran ejemplo de arquitectura militar renacentista; y está dotado de una elegancia armónica con el enclave natural por medio de una serie de terrazas descendentes que lo mimetizan con la roca.

Esta fortaleza soportó innumerables ataques de corsarios holandeses, franceses e ingleses durante más de un siglo; pero en 1762, y tras un asedio que duró 44 días, una fuerza británica de catorce mil hombres logró capturar El Morro atacando desde el flanco de tierra.

El castillo ofrece unas impresionantes vistas panorámicas sobre el mar y la ciudad de La Habana al fondo. Esta fortificación actualmente alberga el Museo Marítimo y forma parte del Parque Histórico Militar Morro-Cabaña.

El faro que corona su torreón fue añadido en 1844 y sirve para orientar a los barcos que llegan al puerto. Actualmente se puede subir a él pagando 2 CUC adicionales y ofrece unas maravillosas vistas sobre la bahía y la ciudad.

Más información:
Ubicación:

Parque Histórico Militar Morro-Cabaña.

Precio de la entrada:
6 CUC la entrada + 2 CUC subir al faro.

Horarios de apertura:
De lunes a viernes de 9:00 a 17:00, sábados y domingos de 8:00 a 16:00.

Mapa Interactivo:

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EL PAISAJISTA francés Michel Corajoud anunció a finales de siglo pasado que los jardines estaban volviendo a nuestras ciudades, y no con las formas de los parques públicos del siglo XIX —más próximas al estilo paisajístico—, sino con unas características contemporáneas próximas a la ecología y la agricultura.

¿Cómo podríamos explicar este revival de un arte —el paisajismo— que dábamos por moribundo o complementario? Podríamos encontrar una explicación en la versatilidad de las modas y en la importancia cada vez mayor que se otorga a las preocupaciones ecológicas. No obstante, y en el fondo, en el origen de esta preocupación podemos encontrar una insatisfacción. Después de muchos años de dominio de la racionalidad, de las explicaciones en términos cuantitativos o de las intervenciones de autor sensiblemente alejadas de las inquietudes de los ciudadanos, se produce una nueva demanda de espacios de calidad; unos espacios más próximos, más íntimos y más vivos que reflejen el paso del tiempo y que transformen nuestras ciudades en unos lugares más habitables y saludables.

de la Barcelona olímpicaabriéndose al Mediterráneo fue extraordinaria y llegó a ser referente para muchas otras ciudades: el caso de Bilbao recuperando su ría, de Madrid redescubriendo el Manzanares o los casos de Zaragoza utilizando el río Ebro como argumento para la Exposición Universal de 2008, de Londres reinventándose sobre el Támesis con el Millenium o el de Nueva York, que sigue trabajando para transformar el que fue el mayor puerto del mundo en un malecón verde y continuo y fusionar así la ciudad con la naturaleza.

En la actualidad, cuando ya se habla de que vivimos en un Mundo de Ciudades y que, como respuesta a los desafíos del futuro, debemos comenzar a construir desde ellas y no desde los Estados, está renaciendo con fuerza la idea de Ciudad Verde, más habitable, saludable, más natural y atenta a las preocupaciones de sus ciudadanos. Preocupaciones micro que apuntan a diversidad de temas, como la necesidad de puntos de encuentro social y de convivencia en los que sentir de cerca el poder de la naturaleza, pero también preocupaciones macro que pretenden aportar medidas para corregir el calentamiento global y tratar de salvar el planeta.

del movimiento Incredible Edible, que ha transformado todos los espacios libres de la ciudad inglesa de Todmorden en espacios productivos kilómetro cero. Los paisajes productivos recuperan la biodiversidad, limpian el aire, establecen un uso más racional del agua, favorecen la creación de nuevas energías, pueden permitir el uso de nuevos materiales y producen gran diversidad de alimentos, desde los huertos personales hasta los urbanos, desde las agriculturas comunitarias hasta las intensivas.

Pero nuestras ciudades están llenas también de límites infranqueables, auténticas murallas que impiden la conectividad entre las partes. La resolución de estas interrupciones se convierte en el proyecto más estratégico que podemos desarrollar. Se trata de prestar más atención al lugar difícil, en lugar de recrearse en uno de sus dos lados. Estos lugares se convierten en el eslabón que le falta a la cadena, son el pasaje entre dos situaciones fragmentadas y, como describe Richard T. T. Forman en Land Mosaics, son proyectos que han de concentrar toda la intensidad de nuestra actividad, porque con ellos conseguiremos que un gran territorio esté a nuestro alcance. Necesitamos actuaciones que promuevan la continuidad ecológica y social entre las diversas partes de la ciudad. Requerimos puentes que nos permitan recoser las conectividades perdidas y que nos ayuden a conseguir uno de los objetivos estratégicos más importantes para nuestro futuro: que los caminantes, los ciclistas, el transporte público, el agua, los alimentos, el aire y la vida puedan fluir libremente por nuestras metrópolis.

Un rebaño de ovejas pasta en un nuevo espacio público de Barcelona

Ver ovejas pastando en un parque de la ciudad podría parecer un hecho casual, parecido a aquellos que podemos contemplar en la periferia urbana, en aquellos lugares donde la urbanización ya ha llegado pero no se ha consolidado lo suficiente como para impedir que las “naturalezas exteriores” se infiltren en ella. En el caso del parque de Finestrelles, un enclave urbano limítrofe a las ciudades de Barcelona y de Esplugues de Llobregat y en contacto con el parque natural de Collserola, es habitual.

Podría considerarse esta estampa también fruto de la crisis económica de los últimos años: el barrio de Finestrelles se estaba urbanizando para albergar en él un centro de negocios y un barrio residencial de alto standing; después del estallido de la burbuja inmobiliaria, fue abandonado sin haberse construido un solo edificio. Las calles y los espacios públicos del sector estaban terminados y en funcionamiento, pero, a consecuencia de este abandono, no han recibido ningún tipo de mantenimiento en todos estos años.

La arquitecta Julia Schulz-Dornburg recoge en su magnífico libro Ruinas Modernas. Una topografía del lucro varios ejemplos de lugares parecidos repartidos por toda la geografía española. Se trata de urbanizaciones inacabadas que presentan tres características comunes: un tamaño enorme que en muchas ocasiones es superior al del núcleo urbano del cual dependen, una localización autónoma que se separa convenientemente de la ciudad existente y la pretensión de recrear un “nuevo paraíso” que, evidentemente, renunciará a todas las características naturales y agrícolas del paisaje previo.

En el caso que nos atañe concurren dos circunstancias diferentes que permiten albergar esperanza sobre su futuro inmediato. Una proviene del hecho de que la urbanización está situada en el límite de la ciudad existente, prolongando sus calles y organizándose alrededor de un gran parque que, como una cuña verde, extiende los espacios naturales hacia el interior de la ciudad. El parque ya es utilizado como un corredor que permite a los ciudadanos acceder desde el centro hasta la red de caminos que se adentra en el parque natural.

La otra característica diferencial se gestó a partir de la decisión de utilizar exclusivamente vegetación autóctona en la configuración del nuevo parque. Se trataba de conseguir que la montaña —y su biodiversidad— penetrara en la ciudad, y para reforzar esta idea se decidió establecer en el centro de la urbanización un gran prado natural que se plantó con una mezcla de semillas donde predominaba la alfalfa. Las elecciones vegetales se pueden considerar muy acertadas, dado que el lugar se ha conservado bastante bien a pesar de que durante muchos años no ha sido cuidado ni regado por nadie.

La mayor sorpresa llegó el día en que descubrimos que, periódicamente, un rebaño bajaba desde la montaña cercana a pastar en el nuevo prado urbano. Nos reunimos con su pastor para conocer la situación e idiosincrasia de su gremio. Descubrimos así que todavía existen pastores en nuestra periferia urbana, que todavía es una actividad rentable a pequeña escala, pero también que los pastos libres escasean en este magma incontrolado de infraestructuras desbocadas, grandes equipamientos y tramas urbanas inacabadas que denominamos ciudad. Cayetano, nuestro pastor, también tuvo una sorpresa al descubrir que la ciudad le ofrecía, gratuitamente, una comida tan suculenta para su rebaño.

Ciudad y campo se han relacionado tradicionalmente muy mal. La ciudad fagocita todo el territorio que necesita imponiendo sus leyes y eliminando todos los sistemas que en él, previamente, se desarrollaban. Quizá la crisis nos ha ofrecido un periodo de reflexión que hemos podido aprovechar para aprender nuevas formas de actuar. La imagen del rebaño de ovejas solo pretende ser una alegoría de una ciudad que se podría relacionar bien con su entorno, una pequeña muestra de que quizá podemos encontrar nuevos modelos de convivencia entre la ciudad y la naturaleza.
 
Los diez mandamientos de la ciudad habitable
Con tantos rankings de calidad de vida urbana, diseñados con métricas que van desde estadísticas rigurosas hasta percepciones caprichosas, es fácil perder de vista el sentido común a la hora de concretar qué debe definir la habitabilidad. El autor de 'How to Live in the City' nos propone este decálogo de cualidades básicas para que una urbe del siglo XXI sea próspera y acogedora, en vez de un lugar deshumanizado e insufrible


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Luis Mendo

VERDE
Una ciudad necesita pulmones para respirar. Los parques y los jardines, las calles arboladas y los maceteros de las ventanas hacen mucho más que embellecer nuestros paisajes de cemento. Nos proporcionan un respiro vital. La hierba, el barro, las hojas y las flores nos conectan a la tierra y contrarrestan el polvo y la suciedad. Al fin y al cabo, seguimos siendo animales. A través de la naturaleza percibimos el paso del tiempo, de las estaciones y de los elementos. No se trata solo de compensar las emisiones de carbono o de disponer de un lugar al que ir de pícnic los días de buen tiempo, sino de mantener una relación simbiótica fundamental entre el ser humano y la naturaleza. Cuanto menos contacto estamos con ella, menos natural es nuestro comportamiento.

PÚBLICA

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Luis Mendo

Aunque es difícil cuantificarlo con estadísticas, se sabe que la calidad de los espacios públicos de una ciudad influye en la felicidad de sus habitantes. En una época en la que cada centímetro de suelo se aprovecha para fines privados y comerciales, se empiezan a apreciar las nefastas consecuencias de la desaparición del espacio público. Las ciudades pierden vida y sus habitantes se ahogan. La vida que surge entre los edificios forja la personalidad y el carisma de una ciudad. Es ahí donde la gente se reúne, en fiestas o en manifestaciones, para convertirse en algo más grande que ellos mismos. Poseer las calles y llenar las plazas es un viejo derecho democrático de la población urbana.

DOMÉSTICA

El mobiliario urbano puede transformar una calle, convirtiendo un paisaje hostil en un lugar acogedor. No dar con una papelera es un fastidio. Las papeleras, los bancos o una iluminación elegante contribuyen a que la vida urbana florezca más allá de la puerta de nuestras casas. La tiranía de algunos reguladores demasiado cautos, que ven en el mobiliario urbano una invitación al vandalismo, ha convertido los espacios públicos en meras rutas entre dos puntos. La desconfianza genera mala conducta. Irónicamente, promover una cultura amable mediante el diseño de lugares en los que la gente pueda detenerse tranquilamente evita la delincuencia y el vandalismo de manera más eficiente y natural.

ENTRÓPICA

Las primeras ciudades nacieron donde la gente se reunía para comerciar con bienes y contarse novedades. Un intercambio diversificado es la argamasa que ha mantenido siempre unida a una ciudad. Aunque hoy reconocemos la necesidad de que haya tolerancia, resiliencia y diversidad, la expansión urbana tiende a sistematizar el espacio y a crear guetos. Y así se crean entornos estériles y segmentados que, como las cámaras de resonancia físicas, no reflejan el desorden de la vida real. Apoyar iniciativas independientes es crucial para que la población urbana mantenga su espíritu y su ayuda mutua. Las ciudades avanzan cuando son lugares fértiles para un intercambio diversificado.

DENSA

La densidad suele considerarse la forma de diseño urbano más eficiente. Pero edificar más en menos espacio no necesariamente se traduce en casas más pequeñas o en edificios claustrofóbicos. La generosidad es fundamental a la hora de planificar una densidad eficiente. Deben elaborarse planos de planta flexibles que se adapten a distintas necesidades y que evolucionen fácilmente. Debe haber suficiente espacio compartido, tanto en el interior como en el exterior de los edificios, para que la gente se reúna y aflore un sentimiento de comunidad. Una densidad generosa tiene en cuenta la realidad habitable dentro del rompecabezas del diseño urbano y reconoce tanto el contexto humano como el contenido espacial.

MÓVIL

Las ciudades más habitables facilitan el movimiento de sus habitantes. Desde recorridos peatonales hasta carriles para bicicletas, pasando por un excelente transporte público y una gestión sensata del tráfico, disponer de opciones de movilidad permite a los habitantes de una ciudad trazar su propio camino a través de la jungla urbana. Cuanto más fácil es trasladarse por dentro y por fuera de una ciudad, más vida se nota. Una infraestructura robusta y coherente permite a la población y no al tráfico sentar las pautas de la experiencia urbana. Planificar a largo plazo es importante. Un proyecto inteligente puede dotar a la ciudad de carácter. Un sistema de transporte que funcione bien y disfrute de un buen mantenimiento puede convertirse en motivo de orgullo.

SEÑALIZADA

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Luis Mendo

El lenguaje verbal de nuestras calles influye en el carácter de una ciudad. Una buena señalización comunica mucho más que el nombre de la calle o la dirección del tráfico. Aunque todos llevamos teléfonos inteligentes en el bolsillo, los mapas y las rutas expuestos en las aceras ayudan a absorber mejor el entorno físico y a transitar por diferentes zonas en un contexto real y no virtual. Las señales nos proporcionan caminos para adentrarnos en experiencias urbanas. Nos ayudan a leer las ciudades, y un espacio legible se abre ante nosotros como las buenas historias. Una ciudad transitable es una ciudad que funciona.

CULTA

Si la población es la savia de una ciudad, la cultura es su alma. Darle oportunidades a la cultura para que florezca es vital para crear un entorno urbano estimulante. A fin de que esto ocurra, es crucial una programación robusta en toda la ciudad. La cultura no existe únicamente en las instituciones y en los lugares designados para ello. Debe aprovecharse toda oportunidad, por pequeña que esta sea, para que la gente participe, desde exposiciones de arte públicas permanentes hasta instalaciones temporales en edificios infrautilizados o la celebración de fiestas locales. Una dirección creativa que logre provocar una respuesta apasionada contribuye a generar un sentimiento de orgullo local entre la población urbana.

ANTIGUA Y MODERNA

Las ciudades son depósitos de cultura social histórica con capas que evolucionan constantemente. Cuantas más capas visibles haya, más fascinantes se nos presentan. Las leyes de protección ayudan a preservar el pasado de las ciudades, pero también es importante dejar espacio para contar historias de futuro. Con la rapidez con la que crecen, es fundamental mantener una tensión racional entre lo antiguo y lo moderno. Para ello debe existir un sano debate en torno a cómo seguir contando la historia de un edificio, de un barrio o de una ciudad. No estamos hablando aquí de la construcción de lugares por parte de promotores urbanos. La existencia de un foro en el que pueda debatirse qué importa y por qué crea un compromiso más profundo entre la población y su hábitat urbano.

SEGURA

Vivimos en una época en la que la vigilancia generalizada y la policía armada, concebidas para velar por nuestra seguridad, nos hacen sentir más inseguros. Una seguridad tan intensiva no es la mejor protección para una ciudad. El recurso más valioso para hacerlo es la población misma. Esto no quiere decir que la vigilancia ciudadana sea la mejor manera de avanzar. Más bien al contrario. Diseñar entornos en los que la gente se sienta cómoda y bienvenida y donde pueda detenerse y pasar el rato es un factor disuasorio de la delincuencia mucho más humano que los alambres de púas y la televigilancia. Cuando nos sentimos seguros en público, vigilamos de forma natural y nos cuidamos mutuamente. La protección es una percepción que inspira seguridad, y no al contrario.

https://elpais.com/elpais/2019/05/07/eps/1557221012_340665.html
 
Los diez mandamientos de la ciudad habitable
Con tantos rankings de calidad de vida urbana, diseñados con métricas que van desde estadísticas rigurosas hasta percepciones caprichosas, es fácil perder de vista el sentido común a la hora de concretar qué debe definir la habitabilidad. El autor de 'How to Live in the City' nos propone este decálogo de cualidades básicas para que una urbe del siglo XXI sea próspera y acogedora, en vez de un lugar deshumanizado e insufrible


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Luis Mendo

VERDE
Una ciudad necesita pulmones para respirar. Los parques y los jardines, las calles arboladas y los maceteros de las ventanas hacen mucho más que embellecer nuestros paisajes de cemento. Nos proporcionan un respiro vital. La hierba, el barro, las hojas y las flores nos conectan a la tierra y contrarrestan el polvo y la suciedad. Al fin y al cabo, seguimos siendo animales. A través de la naturaleza percibimos el paso del tiempo, de las estaciones y de los elementos. No se trata solo de compensar las emisiones de carbono o de disponer de un lugar al que ir de pícnic los días de buen tiempo, sino de mantener una relación simbiótica fundamental entre el ser humano y la naturaleza. Cuanto menos contacto estamos con ella, menos natural es nuestro comportamiento.

PÚBLICA

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Luis Mendo

Aunque es difícil cuantificarlo con estadísticas, se sabe que la calidad de los espacios públicos de una ciudad influye en la felicidad de sus habitantes. En una época en la que cada centímetro de suelo se aprovecha para fines privados y comerciales, se empiezan a apreciar las nefastas consecuencias de la desaparición del espacio público. Las ciudades pierden vida y sus habitantes se ahogan. La vida que surge entre los edificios forja la personalidad y el carisma de una ciudad. Es ahí donde la gente se reúne, en fiestas o en manifestaciones, para convertirse en algo más grande que ellos mismos. Poseer las calles y llenar las plazas es un viejo derecho democrático de la población urbana.

DOMÉSTICA

El mobiliario urbano puede transformar una calle, convirtiendo un paisaje hostil en un lugar acogedor. No dar con una papelera es un fastidio. Las papeleras, los bancos o una iluminación elegante contribuyen a que la vida urbana florezca más allá de la puerta de nuestras casas. La tiranía de algunos reguladores demasiado cautos, que ven en el mobiliario urbano una invitación al vandalismo, ha convertido los espacios públicos en meras rutas entre dos puntos. La desconfianza genera mala conducta. Irónicamente, promover una cultura amable mediante el diseño de lugares en los que la gente pueda detenerse tranquilamente evita la delincuencia y el vandalismo de manera más eficiente y natural.

ENTRÓPICA

Las primeras ciudades nacieron donde la gente se reunía para comerciar con bienes y contarse novedades. Un intercambio diversificado es la argamasa que ha mantenido siempre unida a una ciudad. Aunque hoy reconocemos la necesidad de que haya tolerancia, resiliencia y diversidad, la expansión urbana tiende a sistematizar el espacio y a crear guetos. Y así se crean entornos estériles y segmentados que, como las cámaras de resonancia físicas, no reflejan el desorden de la vida real. Apoyar iniciativas independientes es crucial para que la población urbana mantenga su espíritu y su ayuda mutua. Las ciudades avanzan cuando son lugares fértiles para un intercambio diversificado.

DENSA

La densidad suele considerarse la forma de diseño urbano más eficiente. Pero edificar más en menos espacio no necesariamente se traduce en casas más pequeñas o en edificios claustrofóbicos. La generosidad es fundamental a la hora de planificar una densidad eficiente. Deben elaborarse planos de planta flexibles que se adapten a distintas necesidades y que evolucionen fácilmente. Debe haber suficiente espacio compartido, tanto en el interior como en el exterior de los edificios, para que la gente se reúna y aflore un sentimiento de comunidad. Una densidad generosa tiene en cuenta la realidad habitable dentro del rompecabezas del diseño urbano y reconoce tanto el contexto humano como el contenido espacial.

MÓVIL

Las ciudades más habitables facilitan el movimiento de sus habitantes. Desde recorridos peatonales hasta carriles para bicicletas, pasando por un excelente transporte público y una gestión sensata del tráfico, disponer de opciones de movilidad permite a los habitantes de una ciudad trazar su propio camino a través de la jungla urbana. Cuanto más fácil es trasladarse por dentro y por fuera de una ciudad, más vida se nota. Una infraestructura robusta y coherente permite a la población y no al tráfico sentar las pautas de la experiencia urbana. Planificar a largo plazo es importante. Un proyecto inteligente puede dotar a la ciudad de carácter. Un sistema de transporte que funcione bien y disfrute de un buen mantenimiento puede convertirse en motivo de orgullo.

SEÑALIZADA

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Luis Mendo

El lenguaje verbal de nuestras calles influye en el carácter de una ciudad. Una buena señalización comunica mucho más que el nombre de la calle o la dirección del tráfico. Aunque todos llevamos teléfonos inteligentes en el bolsillo, los mapas y las rutas expuestos en las aceras ayudan a absorber mejor el entorno físico y a transitar por diferentes zonas en un contexto real y no virtual. Las señales nos proporcionan caminos para adentrarnos en experiencias urbanas. Nos ayudan a leer las ciudades, y un espacio legible se abre ante nosotros como las buenas historias. Una ciudad transitable es una ciudad que funciona.

CULTA

Si la población es la savia de una ciudad, la cultura es su alma. Darle oportunidades a la cultura para que florezca es vital para crear un entorno urbano estimulante. A fin de que esto ocurra, es crucial una programación robusta en toda la ciudad. La cultura no existe únicamente en las instituciones y en los lugares designados para ello. Debe aprovecharse toda oportunidad, por pequeña que esta sea, para que la gente participe, desde exposiciones de arte públicas permanentes hasta instalaciones temporales en edificios infrautilizados o la celebración de fiestas locales. Una dirección creativa que logre provocar una respuesta apasionada contribuye a generar un sentimiento de orgullo local entre la población urbana.

ANTIGUA Y MODERNA

Las ciudades son depósitos de cultura social histórica con capas que evolucionan constantemente. Cuantas más capas visibles haya, más fascinantes se nos presentan. Las leyes de protección ayudan a preservar el pasado de las ciudades, pero también es importante dejar espacio para contar historias de futuro. Con la rapidez con la que crecen, es fundamental mantener una tensión racional entre lo antiguo y lo moderno. Para ello debe existir un sano debate en torno a cómo seguir contando la historia de un edificio, de un barrio o de una ciudad. No estamos hablando aquí de la construcción de lugares por parte de promotores urbanos. La existencia de un foro en el que pueda debatirse qué importa y por qué crea un compromiso más profundo entre la población y su hábitat urbano.

SEGURA

Vivimos en una época en la que la vigilancia generalizada y la policía armada, concebidas para velar por nuestra seguridad, nos hacen sentir más inseguros. Una seguridad tan intensiva no es la mejor protección para una ciudad. El recurso más valioso para hacerlo es la población misma. Esto no quiere decir que la vigilancia ciudadana sea la mejor manera de avanzar. Más bien al contrario. Diseñar entornos en los que la gente se sienta cómoda y bienvenida y donde pueda detenerse y pasar el rato es un factor disuasorio de la delincuencia mucho más humano que los alambres de púas y la televigilancia. Cuando nos sentimos seguros en público, vigilamos de forma natural y nos cuidamos mutuamente. La protección es una percepción que inspira seguridad, y no al contrario.

https://elpais.com/elpais/2019/05/07/eps/1557221012_340665.html
Interesantisimo estudio el que nos traes Compañera @Coti7495 , claro esta que tener todo eso es el sueño de cualquier Urbanita.-
 
La urgencia de gobernanza de las Ciudades Inteligentes
¿Cómo promover los derechos fundamentales de los ciudadanos fomentando la igualdad y la autonomía en plena "era algorítmica"?


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Paris. JOEL SAGET AFP
Meeri Haataja
Barcelona 16 MAY 2019 - 03:50 ART

Las ciudades alojan a sociedades pequeñas, ecosistemas que consisten en la gente, infraestructura urbana y tecnología. Las ciudades representan casi todos los mecanismos de gobernanza de una sociedad, con la ventaja de estar más cerca de los ciudadanos que ningún otro partido nacional o estatal. Así, no es una sorpresa que las ciudades hayan sido criticadas por sus estrategias de procesamiento y uso de los datos personales, ya que tienen una función fundamental en la realización de la gobernanza inteligente desde las bases.

Las ciudades inteligentes llevan desafíos que las ciudades actualmente no saben cómo abordar. Los ejemplos internacionales demuestran como la falta de transparencia, comunicación y lealtad siguen siendo el problema que evita que las ciudades utilicen la inteligencia artificial y los datos personales de una manera que promoviera no solo el bienestar de los ciudadanos, sino también la creación de ambientes urbanos inteligentes y funcionales.

El barrio inteligente de Toronto, impulsado por la tecnología y planeado por la compañía hermana de Google, Sidewalk Labs, nos ofrece un ejemplo de un proyecto urbano inteligente que ha provocado inquietudes en cuanto al uso, propiedad y la anonimización de los datos personales. En el contexto de Toronto, se debe analizar cuál será la mejor infraestructura para gobernar el barrio: una gobernanza empresarial o una extensión a la estructura de gobernanza actual con compromiso ciudadano total.

La falta de transparencia y privacidad en el procesamiento de los datos personales por la ciudad de Nueva York ha llamado la atención del público también. A pesar de sus objetivos elevados de mejorar transparencia y la formación de un grupo de trabajo especial, la ciudad no ha conseguido a dar acceso o proveer información suficiente a los ciudadanos sobre el uso de sus datos personales por aplicaciones distintas. La gente tampoco sabe cómo y en qué se basan las decisiones.

Los expertos han comenzado a utilizar el término "la era algorítmica" al hablar de la sociedad del futuro

Para que las ciudades inteligentes prosperen y se ganen la confianza de los ciudadanos, tienen que enfocarse en mejorar la transparencia y lealtad. Puesto que las ciudades inteligentes son impulsadas por la tecnología, puede que su impacto deseado y las consecuencias humanas hayan sido olvidados. Cuando se usa la tecnología y sistemas inteligentes para gobernar, hay que preguntarse: ¿A quién beneficia? ¿A aquellos que gobiernan o los ciudadanos? ¿Y a qué ciudadanos para ser exacto?

Los expertos han comenzado a utilizar el término "la era algorítmica" al hablar de la sociedad del futuro. Con este término se refiere a una sociedad que automatiza decisiones (judiciales) y utiliza sistemas inteligentes para dirigir los pensamientos, emociones y acciones de la gente; y además las oportunidades, privilegios y penalidades que le da. En este tipo de sociedad, los valores se incorporan en la tecnología y la autoridad se ejerce a través de los sistemas invisibles.

Los sistemas de inteligencia artificial no deben limitar o disminuir los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino facilitar y promover la igualdad y la autonomía humana

Si aumentáramos el poder de los sistemas inteligentes en la toma de decisiones y gobernanza, tendríamos que ser capaces de explicar cómo un algoritmo toma decisiones; por ejemplo, ¿cómo decide quién tiene acceso a un espacio y quién no?

La implementación de la inteligencia artificial en las ciudades lleva riesgos potenciales. Los sistemas de inteligencia artificial no deben limitar o disminuir los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino facilitar y promover la igualdad y la autonomía humana. Por ejemplo, hay que abordar los prejuicios existentes en los datos para que no empeoren la desigualdad de las sociedades. De ahí, para evitar los riesgos, las ciudades inteligentes deben ser desarrolladas con la gente y sus derechos en mente.

Gobernanza inteligente requiere transparencia y la inteligencia de la gente
Por todo ello, podemos decir que establecer transparencia es la clave para reforzar la confianza de los ciudadanos hacia sistemas inteligentes. La transparencia promueve compromiso ciudadano y aumenta la agencia ciudadana, que a su vez extiende la confianza. El desarrollo tecnológico, por sí mismo, no hace una ciudad "inteligente". Las ciudades tienen que tomar liderazgo en la creación de ecosistemas urbanos en los que la tecnología beneficia y promueve el bienestar de los ciudadanos. Este es el momento de tomar medidas para la gobernanza inteligente. Tenemos que construir las ciudades inteligentes de manera inteligente con la transparencia y comunicación como sus motores clave.

Meeri Haataja es la CEO de Saidot y la presidenta del Programa de Certificación de Ética de IEEE para Sistemas Autónomos e Inteligentes. Recientemente, ha participado en las dos conferencias organizadas por la Fundación Futuro y Formación en Madrid y Barcelona.

Traducido por Tytti Rekosuo.

https://elpais.com/elpais/2019/05/15/seres_urbanos/1557916704_176752.html
 
AVILES, ASTURIAS, Y SU HISTORIA DE UN ALMIRANTE.-
Pedro Menéndez forjó nuestra historia»
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Marcelino González disertó sobre la faceta de Menéndez como marino y corsario. / MARIETA
[paste:font size="5"]El almirante Rodríguez Garat califica en la inauguración de «acto de soberbia» la retirada de estatuas de Colón o de Hernán Cortes La Armada abre sus Jornadas de Historia Marítima sobre al marino avilesino
Apúntate
https://www.elcomercio.es/aviles/pedro-menendez-forjo-20190315002338-ntvo.html











 
AVILES.-
Llaranes saca pecho de su pasado industrial
El barrio busca incorporarse a los activos turísticos de Avilés con recorridos por las viviendas y los edificios que quedan de Ensidesa
NOELIA RODRÍGUEZ
AVILÉS 04/07/2016 05:00 H
Llaranes no quiere ser la Cenicienta de los barrios avilesinos, sino aprovechar esas cenizas del pasado industrial que aún conserva para atraer a turistas a sus calles. El poblado que nació a la sombra de Ensidesa a mediados del siglo pasado mantiene inalterables algunas de esas estampas y eso puede resultar todo un revulsivo a la hora de explicar cómo eran las cosas entonces, cómo se trabajaba en la gran siderúrgica nacional, incluso lo que era Llaranes antes de que se empezaran a levantar las casas que sirvieron de hogar a miles de trabajadores llegados de toda España. En conservar lo que había y ponerlo en valor lleva trabajando desde hace años el Centro Popular de Cultura de Llaranes y ahora creen que ha llegado el momento de darlo a conocer, a los propios avilesinos y al resto de personas interesadas.

Y de momento ya han visto que sí despierta interés. En las visitas guiadas han descubierto que la historia de Llaranes llama la atención de «muchos especialistas y, sorprendentemente, de mucha gente simplemente interesada en escuchar parte de la historia del patrimonio avilesino: el industrial», explica Rubén Domínguez, presidente del Club Popular y responsable del Centro de Interpretación integrado en el mismo. Es una de las primeras iniciativas que han puesto en marcha de cara a quienes puedan venir de fuera y quieran conocer la historia del barrio a través de cinco paseos guiados que recorren el Llaranes preindustrial, el obrero o los colegios . Pero tienen otras más ambiciosas, como la creación de una ruta industrial por los edificios de Ensidesa que aún se conservan, la mayor parte de ellos ubicados en el ahora conocido como Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA). El edificio de la Telefónica o los gasómetros aún se mantienen en pie, a apenas unos metros de distancia del poblado, aunque el primero de ellos a punto estuvo de desaparecer hace un año, cuando el Club Popular de Llaranes y el Ayuntamiento de Avilés en pleno se movilizaron pidiendo su conservación. Se consideró éste un lugar idóneo para ubicar un centro de interpretación, que desde hace años ansían los vecinos pero aún no han visto cumplido su deseo. El inmueble pertenece a la sociedad estatal Sepides y hasta hace unos años acogía actividades, por lo que se cree que se encuentra en buen estado como para volver a abrir. Lo mismo ocurre con el Hospitalillo de Ensidesa, que aún sigue pasando consulta para los empleados de la actual ArcelorMittal.


La creación de un museo en que se repase y se visualice la historia del barrio es la gran aspiración del movimiento vecinal de Llaranes, que desde 2011 vienen trabajando la idea con el consistorio avilesino. «De momento vamos por buen camino gracias al interés de las instituciones», apunta Domínguez, que pide prudencia al considerar que se trata de un proceso largo. Pero también hay expectativas de que pueda convertirse en realidad el próximo año, cuando se celebrarán los 60 años del nacimiento del poblado obrero. El Club Popular cuenta con material suficiente como para dotar a un centro de interpretación, pero no con un espacio en el que mostrar su exposición. Con motivo del aniversario lo harán, pero lo que quieren es que se trate de una muestra permanente que perdure en el tiempo y se abra a los vecinos de Avilés, pero también a otras personas de fuera que pudieran estar interesadas. En este sentido en los últimos días se han iniciado los contactos entre responsables del Club Popular Llaranes y el Ayuntamiento de Avilés para tratar de promocionar el barrio desde un punto de vista turístico con los medios que tienen a su alcance. Esto supone dar visibilidad a las campañas que realicen desde webs y redes sociales del consistorio y Comarca Avilés. «Queremos que Llaranes se incorpore como un elemento turístico más dentro de la oferta de la mancomunidad turística», explica Domínguez.

Originalidad del barrio

Las ideas de los vecinos de Llaranes, uno de los barrios avilesinos con mayor movimiento asociativo, son de lo más variadas para poner en valor su historia y a las anteriores suman la realización de talleres para jóvenes o dotar de protagonismo a alguno de los elementos que se encuentran en desuso en el barrio. Así, entre las propuestas que hicieron llegar al Ayuntamiento de Avilés el año pasado estaba no sólo crear un museo, sino también dar una nueva vida al kiosco de Chucho, como se conoce al establecimiento de la plaza Mayor en que se vendían periódicos y golosinas, uno de los más recordados y queridos por los habitantes durante décadas. Sugieren se transforme en un punto de información turística para el visitante y que se se coloquen paneles explicativos en aquellos lugares que tengan trascendencia. El poblado de Llaranes tiene relevancia histórica por si mismo, «podemos decir que es una pieza clave y única en su categoría, con edificios de primera línea, que estamos trabajando para poner en valor mediante visitas guiadas que potencien esos valores», apunta Domínguez. Y llama la atención entre quienes no lo conocen por sus coloridas fachadas, que se pueden ver desde la Autopista Y, por la que esperan los vecinos lleguen los turistas al barrio.




 
  • De aquí sale 'la sal de la Tierra'
    España tiene paraísos naturales que no dejan de sorprendernos. Hoy nos damos una vuelta por las salinas más hermosas del país: aquí la naturaleza es un espectáculo, que además nos regala con productos gourmet, paisajazos, y la tan necesaria sal para nuestras mesas. En la imagen, las Salinas de Janubio, en Lanzarote.

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    Amparo Arias | Texto: Carolina G. Miranda
    Parque natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera
    El parque natural de las Salinas de Ibiza y Formentera no está, como su nombre indica, dedicado a la explotación salinera, sino que, de momento, es una reserva natural donde disfrutar de la biodiversidad mediterránea, y donde la sal convive con una zona de nidificación y descanso para las aves migratorias. El parque se extienden desde el sur de Ibiza hasta el norte de Formentera y es de una belleza paradigmática.

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    Getty Images
    Salinas de Fuencaliente, La Palma
    Sobre lavas del volcán Teneguía nos encontramos con este impactante paisaje: un magnífico humedal (uno de los más importantes de la provincia), declarado sitio de interés científico por su avifauna, con un circuito autoguiado donde los tajos o pocetas de donde se obtiene la sal se componen de paredes de piedra volcánica. Las Salinas de Fuencaliente producen agua gracias al mar, el sol, la tierra y el aire. La impresionante estructura se mantiene todo el año.
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    Turismo de Torrevieja | Texto: Carolina G. Miranda
    Salinas de Torrevieja
    Dentro del Parque natural de las Lagunas de La Mata y Torrevieja, en Alicante, nos topamos con su impresionante laguna de Torrevieja, de 1.400 hectáreas y más conocida como laguna rosa (en la imagen), donde la vegetación es casi inexistente debido al nivel de sal de sus aguas. De hecho, aquí se desarrolla la industria salinera que antiguamente, junto a la pesca, era el sustento de las familias torrevejenses. Como parte del Parque Natural, su acceso está restringido, aunque existe un proyecto para realizar visitas guiadas de forma controlada.

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    Corbis | Texto: Carolina G. Miranda
    Salinas de Janubio, en Lanzarote
    Ya César Manrique confesaba quedarse impresionado ante la visión de una salina. En las de su querida Lanzarote, las salinas de Janubio, se jactan de su limpieza en la obtención de la sal marina, y han dado un paso más comercializando productos gourmet como la Flor de Sal, que "se recoge manualmente y no pasa por ningún proceso industrial". La recolección de la sal, por cierto, es como la de cualquier otro producto natural: estacional, y tiene lugar entre la primavera y el comienzo del otoño, cuando el sol y el poco riesgo de lluvias "permiten la cristalización y retirada de la sal".

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    Ayuntamiento de Santa Pola | Texto: Carolina G. Miranda
    Parque natural de las Salinas de Santa Pola, Alicante
    Las Salinas de Santa Pola fueron declaradas parque natural e incluidas en el listado de humedales RAMSAR como zona de vital importancia para las aves. De hecho, gracias a la explotación salinera (desde hace más de un siglo) Las Salinas, con presencia constante del flamenco y cigüeñuela, han pervivido. Según se explica desde el parque, naturaleza y salinera se nutren de este circuito: "El agua marina circula por un circuito de balsas para obtener la concentración de sales, como consecuencia de la evaporación. Las aves se alimentan de los peces e invertebrados que penetran en las salinas, mientras que la producción salinera se beneficia de la riqueza mineral aportada por la avifauna".

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    Tierras de Iranzuko | Texto: Carolina G. Miranda
    Salinas de Oro, Navarra
    La gran mayoría de las salinas de España y Portugal tienen su origen en un mar, a lo que la artesanal Salinas de Oro, en Navarra, representa una excepción. Se trata de una salinera de interior de manantial natural, toda una rareza hoy por hoy en España: es la única salina de manantial natural de toda la Península, cuya extracción ha continuado desde el tiempo de los romanos. A esto se une que se trata de un fenómeno exclusivamente ibérico dentro del continente europeo, que produce una sal natural única por su composición y forma de extracción. Actualmente, son cuatro familias quienes la mantienen y lo mejor es que todo este proceso se puede ver de cerca en una visita guiada.
 
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Central Park, el pulmón verde de Nueva York
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BY REDACCIÓN ON 21 OCTUBRE, 2016NO TE LO PIERDAS


Cuando se llega a la ciudad de la “Gran Manzana” algo es inevitable: perderse por su formidable parque, el más visitado de Estados Unidos y uno de los más famosos del mundo. Situado en el distrito de Manhattan, Central Park ofrece un escape ideal para hacer actividad física o simplemente descansar en pleno corazón urbano.

Miles de visitantes de todo el globo llegan cada día al Central Park de Nueva York, el espacio verde que oxigena al monstruo de cemento. Pese a ser tan popular y concurrido, su gran dimensión hace que sea sencillo encontrar un sitio donde estar tranquilo. Con sus cuatro kilómetros de largo y ochocientos metros de ancho, podría acoger ocho veces a la Ciudad del Vaticano. Sus bondades están a la vista: lagos artificiales, pequeñas cascadas, puentes, plantas de todo tipo, bellos jardines, bosques y un sinfín de aves. Aquí se genera un microclima único, donde ciclistas, corredores, patinadores, turistas curiosos, músicos callejeros, vendedores, familias y amigos son los protagonistas.



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ste enorme rectángulo verde, tan necesario para la ciudad estadounidense, se extiende desde la calle 59 hasta la 110, y entre la Quinta Avenida y Central Park West. Surgió como solución ante el problema del estrepitoso crecimiento de la población neoyorquina a comienzos del siglo XIX, que pedía a gritos un espacio semejante para mejorar su calidad de vida. El arquitecto Calvert Vaux y el paisajista Frederick Law Olmsted dirigieron las obras, que se iniciaron en 1858, y se prolongaron durante veinte años. Su diseño y realización supuso un verdadero desafío debido a las irregularidades del terreno, que contaba con zonas rocosas y pantanosas. Es imprescindible contar con un mapa para poder recorrer sus noventa y tres kilómetros de caminos (lo ideal es en bicicleta), y se debe tener en cuenta que la circulación de vehículos motorizados está prohibida los fines de semanas, festivos y en algunas franjas horarias de días laborables. Los paseos en barco también son una buena opción.



El área de hierba más grande es la Great Law, situada en el centro del parque, junto al Museo Metropolitano de Arte y al Museo Americano de Historia Natural. Al norte se halla el jardín botánico, llamado Conservatory Garden, en tanto que la laguna principal es la Reservoir, rodeada por una bonita pista para correr. La Literary Walk, o paseo de los poetas, es un agradable sendero entre esculturas, donde se pueden apreciar, entre otras, las Agujas de Cleopatra, que es la más antigua. Además, el Central Park cuenta con un zoológico, dos pistas de patinaje (sumadas a los lagos que se congelan en invierno), una piscina, teatros y varias construcciones y monumentos emblemáticos. Algunos de ellos son el Strawberry Fields (realizado en honor al integrante de The Beatles John Lennon, asesinado a pocos metros de allí cerca del Edifico Dakota), el Castillo Belvedere (sede del observatorio meteorológico de Nueva York), la Fuente Bethesda (situada en Bethesda Terrace, en la zona del estanque The Lake), la antigua lechería Dairy o el concurrido restaurante Tavern on the Green. Para obtener las mejores vistas del parque se recomienda subir al Rockefeller Center.

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El Central Park es mundo aparte, donde se respira libertad. Una pequeña (gran) ciudad verde de oportuna ubicación, plagada de sitios de interés y naturaleza. Sólo es cuestión de decidir cómo se lo quiere abarcar y disfrutar, dependiendo de los intereses del visitante. Una visita obligada por la ciudad de Nueva York que no dejará indiferente a nadie.
 
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