Carmen Tello y Curro Romero: cómo, cuando y por qué llegaron a dónde están.

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Pues anda que ella... La Tello tiene mucha telita, y en muchos momentos de su vida fue muy poco señora. Pero muy, muy poco

Pri, abre hilo y empieza a largar por esa boquita, tus primas que somo nosotras nos lo merecemos. Yo también tengo curiosidad por saber que pasó ahí, de donde salió Carmen Tello?.


¡Que empiecen los juegos del hambre!!! 😂😂


Abro boca con este artículo acerca del hijo no reconocido de Curro Romero


"Yo no sé si eres mi hijo", dijo Curro Romero a José Antonio Arias hace 38 años​

Curro Romero ve ahora cómo resurge un asunto del pasado que ya creía olvidado, el de su hijo con una bailarina hace sesenta años.​

Manuel Román
2019-11-13
0
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Curro Romero ve ahora cómo resurge un asunto del pasado que ya creía olvidado, el de su hijo con una bailarina hace sesenta años.
Carmen Tello y Curro Romero, en el año 2000 | Gtres

Esta historia del hijo de Curro Romero, de la que ya ha aparecido en Chic un extracto del reportaje publicado en la revista Pronto en su último número, no exclusiva como asegura la publicación pues no es tal, aunque haya merecido la atención de diarios de información general y otros medios. Si se me permite que lo cuente en primera persona quedará probado que en el mes de junio de 1989 ya fue publicada en la revista Semana, por este menda, a cuya redacción yo pertenecía desde bastantes años atrás. Luego de exclusiva, nada de nada. Mas resultaría ridículo que a estas alturas quisiera colocarme una medalla por uno de tantos reportajes con mi firma.

Si ahora me ocupo del caso es para fijar algunos puntos que entonces salieron a la luz pública. El 9 de junio de 1989 Curro Romero fue gravemente herido en la plaza de toros de Aranjuez. Un muchacho moreno, alto, llamado José Antonio Arias García se paseaba nervioso por los pasillos de la madrileña Clínica Nuestra Señora de Loreto (donde nació nuestro Rey, Felipe VI). Aquel joven sólo pretendía interesarse por el estado del torero, que allí se fue reponiendo de la cornada. Y su visita era porque aseguraba ser el hijo del llamado "Faraón de Camas". Así me lo aseguró cuando, tres días después vino a verme a la redacción, situada entonces en el ya extinguido nombre de paseo de Onésimo Redondo, 22. De aquel encuentro condenso lo más importante de la conversación. Cuanto allí se publicó no fue objeto de réplica alguna de nadie. Por algo sería... Dos años duró la relación de la madre de José Antonio Arias con Curro Romero, siempre siguiendo cuanto me aseveró aquél.

Llamada María del Carmen Arias García, actuaba en la sala de fiestas Pasapoga, de la Gran Vía, residiendo en el número veintitantos de una pensión cercana, a apenas trescientos metros, en la calle de Hortaleza. Allí tuvieron lugar, según le contó su madre a José Antonio, los encuentros amorosos con Curro Romero. Ella era morena, de cabellos negros que le caían en cascada hasta la cintura. Corría el año 1958 y Curro ya había triunfado en la Monumental de Las Ventas. Con el rostro de piel algo aceitunado, por lo que algunos equivocadamente lo creían gitano, María del Carmen cayó rendida a sus pies, arrebatada porque era guapo, buena persona, creyéndolo serio y responsable. Aún no era la figura que mediados los 60 comenzó a ser. Despidióse de ella en aquella pensión porque se iba a "hacer las Américas", en su caso al Perú, a la muy importante feria de Quito, la del Cristo de los Milagros. A su vuelta, Curro pasó de nuevo a ver a la bailarina, quien me contaba José Antonio, se echó en los brazos del torero, con estas palabras: "¡Te quiero y deseo casarme contigo!". Estupefacto, sin saber qué decir, Curro se excusó con una frase muy habitual en las gentes que se visten de luces: "No puede ser, Mari Carmen... Compréndelo. Yo estoy 'casado' con los toros...". Lo que aumentó el desconcierto del sevillano de Camas fue esto: "Es que Curro... es que... ¡estoy embarazada!". A partir de aquel último momento la conversación entre ambos quedó cortada. Él se despidió cariñosamente y salió de la pensión conturbado, probablemente con la idea, como así fue, de que aquella mujer con la que pasaba buenos ratos ya no le convenía. A un torero, que no quería casarse, que estaba pendiente de sus contratos en los ruedos, aquel compromiso, si era cierto lo del hijo, le podría traer infinidad de problemas. Cortó por lo sano, se olvidó y María del Carmen, mientras tanto, tuvo que dejar su trabajo en la sala de fiestas y esperar el parto.


Sucedió el 27 de octubre de 1959 en la clínica madrileña de Santa Cristina, calle de O'Donnell. A la hora de inscribirlo en el Registro Civil, al niño le fueron impuestos los nombres de José Antonio y los apellidos de la madre soltera. Creció el niño sin saber quién era su progenitor. A los diecisiete años se enteró cuando pasaba unos días de vacaciones en la Costa del Sol. Contemplaron los carteles de una corrida en La Malagueta: "Mañana iremos a los toros, hijo". Estaba anunciado Curro Romero. Nada más hacerse el paseíllo, María del Carmen señaló a uno de los matadores: "¡Aquél es tu padre, José Antonio!", dirigiendo la mirada a Curro Romero. Desde tal tarde el propósito del muchacho fue acercarse al hombre que su madre le aseguró ser el autor de sus días. "Me enteraba de donde estaba anunciado y cuando me era posible iba a verlo torear. Conseguí estar frente a él en la residencia de Alcalá, donde se hospedaba los días de corrida en Madrid. Pero creyó que yo era un aficionado y me fue dando largas cada vez que nos veíamos. Incluso fui a ver si podía verlo cuando lo cogió un toro en 1981 en El Puerto de Santa María. Hasta que pasado un tiempo, dos años después, encontrándome en Málaga hablé con él por teléfono y me citó en Marbella, en el hotel Los Monteros. Por fin a solas pudimos hablar, paseando por la playa: "No me ha sido fácil llegar hasta ti porque eres Curro Romero y es muy difícil verte". Me habló de la relación que tuvo con mi madre así: "Yo conocí a una mujer llamada María del Carmen. Tuve un hijo con ella, pero no sé si tú eres aquel niño". Le saqué unas fotos que yo llevaba de mi madre en la billetera, se quedó fijamente mirándolas, reconociéndola como la mujer con la que había tenido un hijo. Me preguntó si no me importaba hacerme unas pruebas para probar si era cierta la paternidad de la que hablábamos. Tomó mis datos, prometió llamarme pero cuando quise volver a verle puso un montón de inconvenientes. Y eso que lo seguí en algunas corridas, incluso nos cruzamos un día en el Puente de Sevilla, en Triana y me dijo que tenía mucha prisa y no podía detenerse. Hablé con él por última vez en 1986. En el restaurante Belarmino, de Madrid, lo recuerdo muy bien, junto al hotel Alcalá. Le anuncié que iba a demandarlo, a lo que él me contestó que lo único que yo ambicionaba era dinero, que a él le costaba sudor y sangre ganarlo. Mi réplica consistió en decirle que nunca le habíamos pedido nada, ni un céntimo, ni mi madre ni yo y que lo único que pretendía era que me reconociera como hijo suyo. No hubo manera".


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Curro, frente a su supuesto hijo | Pronto

Condensemos el relato. Una vez que ya no volvieron a encontrarse, José Antonio Arias García inició los trámites judiciales para la demanda de paternidad, en contra de la voluntad de su madre. José Antonio se sometió a las pruebas en el Instituto correspondiente, en Sevilla. Curro no hizo acto de presencia para aportar las suyas y determinar el ADN. Pero al final los requerimientos del juzgado da la impresión de que no fueron atendidos por el demandante que, recién casado, se había ido de viaje de novios y cuando regresó a casa se encontró con un montón de cartas donde se le advertía de su presencia ante el juez. Y el caso, por aquella demora, quedó listo para sentencia, una vez cerrado el plazo de la vista. Curro Romero se vio entonces libre de cualquier acusación. Mientras tanto, la madre de José Antonio murió. Hace once años. Y es ahora cuando José Antonio García ha vuelto a ponerse en manos de un bufete con la esperanza de que la Audiencia Provincial de Sevilla reabra el procedimiento, recurriendo para que se juzgue si procede o no y se resuelva si el demandante es o no hijo de Curro Romero.

Atrás, quedan esos muchos años de lucha por conseguirlo, cuando el protagonista de esta historia un tanto sórdida acaba de cumplir el mes pasado los sesenta. Del ayer, recuerda haber hablado por teléfono con la primera esposa del diestro, con su hija primogénita y con la menor, Coral, a cuyo entierro asistió conmovido, en la seguridad de que era su hermana. Curro Romero había contraído matrimonio en 1962 con Conchita Márquez Piquer, hija de la gran Conchita Piquer, reina de la copla, y del matador de toros madrileño Antonio Márquez. Hija única que se casó muy enamorada. La mayor de sus hijas, Conchitín, la hizo abuela. La benjamina, Coral, falleció trágicamente en un accidente de coche en los Estados Unidos en 1986. Curro y Conchita se divorciaron en 1982. Hacía tiempo que hacían vida de separados, cada uno en habitaciones distintas.

Ella me concedió la exclusiva de su definitiva ruptura, contándome con pelos y señales las veces que Curro la engañaba, amén de que a veces se tiraba tres días seguidos de juerga con sus amigos flamencos. En su libro biográfico Yo misma, de 2017, no vacilaba en afirmar que el torero le puso los cuernos muchas veces, lo que dada su profesión podría dar lugar a chistes de mal gusto. Conchín, admirable mujer amén de gran artista, se portó con enorme generosidad al firmar los documentos de separación: solamente se quedó para sí el piso que habitaba con Curro para seguir allí residiendo, en el paseo de la Castellana, renunciando a lo que por ley le correspondía de bienes gananciales. Curro Romero, durante el tiempo que estuvo casado, amén de administrar un buen dinero, poseía valiosas propiedades inmobiliarias. Luego, la cantante se casó con el actor Ramiro Oliveros con quien tuvo una hija.

La vida sentimental del Faraón de Camas fue la propia de un ídolo del toreo, al que muchas mujeres se entregaban, cegadas siempre por ese brillo del traje de luces. Lo traté en diversas ocasiones: siempre me pareció, al margen de su biografía sentimental y taurina, un ser afable, muy tímido, de buen corazón, educado, parco en palabras, que sólo sacaba su vena divertida, cantando, jugando a las cartas en interminables veladas, con un reducido grupo de amigos e incondicionales. Porque le fastidiaban las fiestas de sociedad, el tumulto. Razón asimismo por la que concedía escasas entrevistas. A mí me permitió dos o tres, lo que yo consideraba un triunfo dado como las espaciaba. Y se lo agradecí siempre, resaltando aquí de nuevo su bonhomía. Tras su ruptura matrimonial con Conchita Márquez Piquer, mantuvo un largo romance con Ana Rosa Pidal, que dejó a su marido, el encantador Tomás Terry, para irse con el torero. En su entorno daba la impresión de que ese amor iba a ser duradero. Lo que no ocurrió porque Curro se enamoró de verdad de una encantadora dama, a quien todos los periodistas que la han conocido respetan y admiran por su excelente trato, su sencillez y su señorío. Me estoy refiriendo a Carmen Tello, hija del fundador del Banco de Andalucía, dueño de una gran fortuna, que comenzó a convivir con el maestro del toreo a partir de 1996. En la confianza de poder casarse por la Iglesia esperaron unos años, aunque Conchita no quiso darle a Curro ese gusto; aparte estaba otro problema, y es que Carmen estaba resolviendo su divorcio de Miguel Ángel Solís y Martínez Campos, marqués de Valencina, con quien fue madre de cuatro hijos. Al final, la boda civil pudo celebrarse siete años más tarde, 2003, en Espartinas no sin pocos días antes protagonizar Curro una "espantada", como si estuviera en la plaza, sintiéndose perseguido por los periodistas y abrumado ante el paso que iba a dar.

Carmen, trece años más joven que Curro, forma con él un entrañable matrimonio, con grandes amistades entre la aristocracia andaluza, como la que mantenían con la Duquesa de Alba. Carmen era frecuentemente su acompañante en los últimos años de vida de Cayetana. Curro Romero, que se retiró inesperadamente del toreo tras lidiar un festival en 1999, cuarenta años después de tomar la alternativa y matar más de novecientos toros, está pasando unos días complicados ante el eco informativo que ha avivado la llama de un asunto que ya creía olvidado. Sabiendo cómo le afectan asuntos que rompen su intimidad, Curro seguro que se apoya en Carmen, su mujer, para "capear" el temporal, término que para un diestro avezado con el capote como él, le será familiar. Sabiendo que las cosas de la justicia van muy lentas – recuérdese el caso de Julio Iglesias- no parece que vaya a dilucidarse pronto su pesadilla de si es o no legalmente el padre de Juan Antonio García, que de estudiar de joven unos cursos de Ingeniería Técnica Industrial viene ganándose la vida últimamente como pintor, especializado en el retrato. Ni qué decir que en su casa tiene en lugar preferente un cuadro donde aparece el rostro de Curro Romero muy bien conseguido.

https://www.libertaddigital.com/chic/corazon/2019-11-13/curro-romero-hijo-secreto-conversacion-1276647933/
 

El ex de Carmen Tello hace marqués a su hijo​

Miguel Ángel de Solís y Martínez de Campos, actual marqués de la Motilla y primer marido de Carmen Tello, la fiel amiga de la duquesa de​

Por
Eduardo Verbo
14/02/2012 - 06:00 Actualizado: 27/10/2014 - 08:37

Miguel Ángel de Solís y Martínez de Campos, actual marqués de la Motilla y primer marido de Carmen Tello, la fiel amiga de la duquesa de Alba, acaba de cederle el marquesado de Valencina -el mismo título que llevó la actual pareja del exmatador de toros Curro Romero durante su matrimonio- a su hijo Miguel Ángel de Solís y Tello, tal y como recoge el aviso del BOE con fecha de 9 de febrero. Se trata de una de las primeras concesiones de títulos nobiliarios que Alberto Ruiz Gallardón, exalcalde de Madrid, dispone, siempre en nombre del rey Juan Carlos, como ministro de Justicia.


El tercero de los hijos que tuvo el matrimonio, cuya separación hizo temblar los cimientos de la burguesía sevillana, es un joven de 27 años que será el encargado de ostentar el marquesado de Valencina, el segundo de los títulos ligados históricamente a la Casa de la Motilla, que hace referencia al municipio de Valencina de la Concepción, en la provincia de Sevilla. Una tierra donde los Solís y Martínez Campos son reconocidos por su influencia social, así como por poseer una de las mayores fortunas del sur de España.



Miguel Ángel de Solís y Martínez de Campos renuncia así al título que ha llevado hasta ahora al adquirir el marquesado de la Motilla,a la muerte de su padre, Fernando Solís y Atienza, fundador del Banco de Andalucía, actualmente absorbido por el Banco Popular. Fue entonces, con el fallecimiento del anterior depositario, cuando el interés por esta familia de rancio abolengo andaluza volvió a generarse en la prensa de sociedad. Los hermanos decidieron denunciar a Miguel Ángel Solís debido a unas discrepancias relacionadas con el testamento del padre fallecido: no estaban de acuerdo con que éste mantuviera el mayorazgo, a fin de no resquebrajar el patrimonio familiar.


Pero antes, la separación del actual marqués con Carmen Tello, que no ha logrado casarse por la Iglesia con el maestro de Camas debido al no de Concha Márquez Piquer, y la boda de Matilde Solís, una de los once hermanos, con el primogénito de la duquesa de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, duque de Huéscar, habían conseguido situar a esta familia en lo alto de la picota informativa. Este verano pasado, el fulgor volvió al palacio de los Solís, en la sevillana calle Cuna, el mismo que Carmen Tello abandonó al decir separarse del que fuera su marido, gracias a la boda de su hija Carmen con Agustín Aranda, a la que acudió lo más granado de la sociedad sevillana. Un acontecimiento que sirvió para demostrar que los títulos nobiliarios siguen sirviendo como pasaporte a una mejor vida social mejor.


 


Domingo 12 de mayo de 2002 - Número 343
NULIDAD | EL NO DE CONCHA DE PIQUER

Empitonado por su «ex»

La esposa del diestro de Camas se niega a anular su matrimonio.«Si la Iglesia le da la razón a Curro, me voy a ver al Papa y después me hago budista»

Mª EUGENIA YAGÜE



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El deseo de Curro Romero es casarse por la Iglesia con la sevillana Carmen Tello, separada del marqués de Valencina y madre de cuatro hijos.

Concha Márquez Piquer recorre España con su libro Sabores, pero en cada presentación habla más de Curro Romero que de la paella valenciana. El torero y la hija de Concha Piquer se casaron en 1962. Curro ya era una figura y también un hombre hecho a sí mismo, que había trabajado desde niño en el campo de sol a sol, de una familia humilde y con principios, sin más formación que la de su gran sabiduría natural.

De catecismo y sacramentos, Curro sabía poco. Pero estaba enamorado de Conchitín, 17 años, la única hija del torero Antonio Márquez y la tonadillera más famosa de la Historia. A ver quién se atrevía entonces a irse a vivir con una mujer sin pasar por la vicaría, y más si era una niña y la hija de la Piquer. A pesar de tener dos hijas, Conchita y Coral, que murió en un accidente de coche en EEUU, el matrimonio de Curro y Conchita duró 15 años y acabó en un divorcio sin ruido ni escándalos, en 1977.

El torero vivió después una larga y discreta relación con Ana Rosa Pidal, casada anteriormente con Tomás Terry. Y Conchita hace ya 20 años que comparte su vida con el actor Ramiro Oliveros, con el que está casada por lo civil y tiene una hija, Iris, de 16 años.

Durante ese tiempo, Concha Márquez parecía aceptar con naturalidad que cada uno llevara su vida. Hasta que Curro Romero encontró a Carmen Tello, una guapísima sevillana separada hace 11 años de Miguel Solís y Martínez Campos, marqués de Valencina, madre de cuatro hijos y que dejó el palacio de los Solís en la calle Cuna, únicamente con sus efectos personales y sus hijos. Fue su única compensación a 14 años de matrimonio con una de las grandes fortunas de Andalucía.

Los Solís de Beaumont, de origen navarro, tienen tierras, títulos, bienes y dinero. Matilde, una de los 11 hermanos de Miguel Solís, ha estado casada con Carlos Fitz James-Stuart, el futuro duque de Alba. Carmen Tello, hija de un médico de Sevilla, y Miguel Solís se casaron en régimen de gananciales y seis años después de su boda decidieron hacer una separación de bienes. Carmen aceptó que tuviera carácter retroactivo, lo que le hizo perder cualquier derecho económico sobre los seis años anteriores en los que la fortuna de su marido fue también la suya.

Su matrimonio con Miguel Solís se saldó con un acuerdo amistoso, una pensión para ella y otra para sus hijos. Ni un céntimo más, lo que demostraba que Carmen prefería la libertad al dinero. Entre los Solís y Carmen Tello hay una relación correcta y amistosa. Él es un buen padre y un buen ex marido.

La caja de los truenos la destapó Concha Márquez en el mismo momento en que Curro Romero presentó una demanda de nulidad de su matrimonio para casarse por la Iglesia con Carmen. A ella le gustaría celebrar una boda religiosa, pero si las cosas se complican el torero y su novia acabarían casándose por lo civil. La demanda está desde hace un año en el tribunal de la Rota de Madrid, después de haber sido rechazada en el de Sevilla.

Pero todo son obstáculos por parte de Concha Márquez, hecha un mar de contradicciones, amenazas y frases misteriosas. «Me casé con Curro por amor y con amor tuve dos hijas con él, que en ningún caso son hijas putativas. El matrimonio es para toda la vida y soy católica, apostólica y romana. Nunca engañaré a la Iglesia», afirma Concha en cuanto le ponen un micrófono delante. Y añade que si Curro obtiene una sentencia favorable, es capaz de ir a Roma a montarle un pollo al Papa y luego hacerse budista. Sin embargo, cualquier católico sabe que está excomulgado si vuelve a contraer matrimonio civil, pero Conchita es toda temperamento y excesos verbales.

Cualquier reacción serviría para que Conchita siguiera su cruzada a lo largo y ancho de todas las televisiones de España. Ahora Concha denuncia también «la mano negra del Opus Dei» metida en esta nulidad. «Toda la ex familia política de Carmen es del Opus y hay una gran fortuna por el medio que ella perdería si se casa con Curro por la Iglesia», añade.

Un auténtico disparate, aseguraba Carmen Tello en la Universidad de Sevilla, donde Curro recibió un homenaje. «Ni soy del Opus, ni lo son mis hijos, ni lo es mi ex marido. Su madre y un hijo sacerdote son los únicos de la familia que pertenecen al Opus y jamás han opinado de mi separación y menos aún del trámite de nulidad de Curro. Tampoco hay una gran fortuna en juego», aclara Carmen. «Yo no tengo ningún derecho ni reclamo nada sobre la herencia de los Solís, eso es cosa de mis hijos. Entre mi ex marido y yo todo está arreglado hace ya mucho tiempo. Renuncié a todo, porque me parecía lo más correcto si era yo la que rompía el matrimonio».

Concha Márquez Piquer, antes devota de Blas Piñar, se encomienda ahora a San Judas, y lo dice con picardía y doble sentido, para que arregle este asunto, como merecen sus protagonistas.


 
x Miguel Ángel de Solis y Martínez Campos

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x Miguel Ángel de Solis y Martínez Campos

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Marqués de la Motilla (11ro), Marqués de Valencina (15to)

  • Nacido el 1 de mayo 1947 (jueves) - Sevilla, España
  • Edad: 74 años
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Padres​

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Casamiento(s) y/e hijo(s)​

 

CARMEN TELLO, LA EXMARQUESA DE VALENCINA QUE POSÓ PARA LORD SNOWDON​

TIEMPO DE LECTURA: 2 MINUTOS

El prestigioso fotógrafo y exmarido de la princesa Margarita de Inglaterra la fotografió en 1987. El motivo: un reportaje para la edición americana de 'Vanity Fair'.​

POR EDUARDO VERBO
14 DE JULIO DE 2019 · 08:55


Carmen Tello

Carmen Tello SNOWDON

"Encarnando la sombría dignidad de la aristócrata española, la marquesa de Valencina, con peineta alta y reliquia de mantilla”. La descripción podría ser una leyenda de un cuadro de Goya, pero en realidad se trata del pie que acompañó la imagen de Carmen Tello en un reportaje publicado en abril de 1987 por el carismático editor de moda André Leon Talley bajo el título de Flame in Spain en la edición americana de Vanity Fair. “Tengo la foto enmarcada en el salón de mi casa. No se posa todos los días para un genio”.

El artífice del shooting fue Antony Armstrong-Jones, más conocido como lord Snowdon, un fotógrafo tan apasionante por su trayectoria profesional como por la sentimental —fue el marido de la princesa Margarita de Inglaterra, hermana de la reina Isabel—. “Nos citó a un grupo de señoras de sociedad con motivo de la Feria. Entre las afortunadas estábamos Naty Abascal, Matilde Solís y yo. Tuvimos una sesión conjunta en la Maestranza y me ofreció que fuese a la mañana siguiente al hotel Alfonso XIII para hacerme este retrato. Llevaba un vestido rojo y me lo tapó con un mantón negro. Quería transmitir austeridad y esencia goyesca... ¡Y lo consiguió!”, recuerda emocionada Carmen, esposa del torero Curro Romero y quien en aquellas fechas estaba casada con Miguel Ángel Solís, entonces marqués de Valencina.


Al igual que lady Di, Marlene Dietrich y otras tantísimas modelos de excepción, Tello también puede decir que Snowdon se fijó en ella. “Yo era joven y me hacía ilusión, pero le he dado importancia con el paso del tiempo. Era simpático y divertido. Cenamos con él y le encantó Sevilla, pero lo que fue un placer fue verlo trabajar. Me pidió que no sonriera porque no quería que pareciese demasiado folclórica”, explica. El resultado: una fotografía que podría haber firmado el mismo Goya.


 

Carmen Tello responde a quienes la acusan de aprovecharse de la duquesa de Alba​

La mujer de Curro Romero habla sin tapujos de su mala relación con la Casa de Alba tras la muerte de su gran amiga en noviembre del año pasado​

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Foto: Carmen Tello, en una imagen de archivo (Gtres)

Carmen Tello, en una imagen de archivo (Gtres)
Por
Paloma Barrientos
03/11/2015 - 05:00
Carmen Tello ha sido la amiga, confidente y la hermana que no tuvo por nacimiento la duquesa de Alba. Esta relación fraternal se mantuvo hasta que la segunda falleció el 20 de noviembre de 2014. Durante este tiempo, muchas cosas han cambiado en la Casa de Alba y una de ellas es esa falta de contacto y comunicación entre los hijos y la que había sido el gran apoyo en los tiempos más complicados de salud y de soledad de Cayetana. Dentro de unas semanas se celebrará una misa funeral en Sevilla a la que Carmen Tello acudirá solo para arropar al duque viudo, Alfonso Díez. La mujer de Curro Romero se siente muy dolida por ciertos comentarios que se han hecho sobre ella y considera que la envidia es el origen de esas maledicencias. Sobre los hijos de su íntima amiga prefiere no echar leña al fuego.

PREGUNTA: ¿Qué ha pasado en este tiempo para que ahora se exprese con esta rotundidad?

RESPUESTA: Me están haciendo mucho daño con comentarios injustos que me llegan y que demuestran que hay mucha envidia. Y no hay derecho, porque yo lo único que he hecho es estar con Cayetana, a la que he querido mucho y echo de menos. ¿Cómo pueden decir que yo la utilicé para abrirme camino socialmente? Mis hijos me dicen que pase, pero hay situaciones en las que no me puedo callar. Me parece muy triste lo que está sucediendo.

P: Pero usted estaba casada con el actual marqués de la Motilla, una de las casas nobiliarias más importantes de Sevilla y de España...

Thank you for watching
R: Así es. Me casé con Miguel de Solís, marqués de Valencia, y tuve cuatro hijos que son maravillosos. Cuando las cosas no funcionaron me separé y Cayetana me apoyó en todo momento. Estuvo junto a mí cuando mucha gente de Sevilla me dio de lado. Por eso cuando dicen que Cayetana me dio posición, contesto que yo ya la tenía. Si no me hubiera movido en ese círculo, tampoco habríamos sido íntimas.

P: Puede ser que despierte envidias...

R: No lo sé ni lo quiero saber, pero, ahora que lo dice, puede ser. Me resulta complicado entender por qué hay gente que disfruta haciendo comentarios desagradables sobre mí desde que murió Cayetana.

P: ¿Cree que su acomodada situación actual es envidiable para los demás?

R: Quizá eso sea lo que moleste a ciertas personas. Yo a Cayetana se lo agradeceré toda la vida, pero los últimos años fui yo la que le di todo porque eran unos momentos muy malos para ella. Y no me refiero a cuando estaba bien y salía y entraba, o daba fiestas en Liria y en Dueñas. Recibía a Jackie Kennedy, a Grace Kelly, a grandes personajes. No estoy hablando de esa época, sino de cuando empezó a fallarle la salud. Y yo dejé un palacio, dejé un marido con el que me llevo de maravilla... ¿Por qué me tienen que criticar? Cayetana era mi amiga, mi confidente. Nos llevábamos muy bien. Estuve con ella siempre y ella conmigo.

P: Nunca da nombres de la gente que no se ha portado bien con usted...

R: No lo voy a hacer. No es mi estilo. Cuando murió Cayetana, lloré mucho. Cuando pasaba el féretro y veía a ciertas personas con cara apesadumbrada, pensaba: “Si Cayetana no los aguantaba, no los podía ni ver y ellos lo sabían”.

P: Aquella misa funeral creó muchos problemas. ¿Es verdad que les levantaron a Curro y a usted de los primeros bancos?

R: No fue así. Cuando llegamos nos dijeron que estaban reservados para la familia y lo que hicimos fue colocarnos en otro sitio. Curro no tiene ninguna necesidad de estar en boca de nadie y yo tampoco.

P: Tengo entendido que fue usted la que acompañó a la duquesa a la iglesia de la Hermandad de los Gitanos cuando decidió que allí quería que se depositaran sus cenizas.

R: Sí, es verdad. La acompañé y no se enteró nadie.

P: Otra de las informaciones que circulan y que no se sabe si forma parte de la leyenda es que Carlos, el hijo mayor, la llamó a usted y al Rey Don Juan Carlos para que convencieran a la duquesa de que no se casara con Alfonso.

R: La información sobre la conversación de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos se publicó y Cayetana lo confirmó. Y con respecto a lo que me pregunta, le diré que efectivamente eso fue así. Supongo que pensaría que era la única que la podía convencer.

P: La noto muy dolida...

R: Sí, lo estoy porque creo que no me lo merezco. Después de un año las cosas que dicen de mí, de Alfonso, no tienen base. Y en el caso de Alfonso... Pero si él no pide nada.

P: Alfonso tampoco se defiende.

R: Él tiene su carácter, no quiere líos. Es muy bueno y nunca, y repito nunca, va a exigir nada.

P: Hay un cuadro de Renoir, 'Busto de mujer con sombrero de cerezas', que forma parte de las últimas voluntades. Unos lotes que hay que repartir entre los hermanos y Alfonso Díez.

R: El otro día Carlos dijo públicamente que no hay Renoir, que lo que dejó su madre Cayetana eran menudencias, cuatro cositas. Parece como si Alfonso tuviera que demostrar que no se casó por dinero. Renunció a todo.

P: Hay quien dice todo lo contrario, que Alfonso a través de su abogado y amigo, Antonio Bernal, quiere su parte.

R: Eso no es verdad. Y si hacemos caso de las declaraciones de Carlos, que dice que no hay nada, ¿qué es lo que pide entonces? O hay o no hay.

P: ¿Qué va a pasar con el funeral que se prepara cuando se cumple un año del fallecimiento?

R: Estoy esperando a que Alfonso me diga lo que quiere que hagamos Curro y yo. Si quiere que le acompañemos, que estemos con él, iremos. Es nuestro amigo y que no se olvide nadie que es el duque viudo de Alba.

P: Hace unos días nadie de la Casa de Alba le había comunicado lugar y hora. Se entera, como publicamos en 'Vanitatis', por el sacerdote Ignacio Sánchez Dalp.

R: Ahora ya lo sabe, porque le llamó la secretaria de Carlos. De todas formas, no se invita a los funerales. La iglesia está abierta y puede ir quien quiera.

 

Carmen Tello se queda desolada tras la «espantá» de Curro Romero​

Por BEATRIZ CORTÁZARActualizado:11/02/2003 01:00hGUARDAR

Veinte días faltaban para la boda del maestro Curro Romero con su novia desde hace siete años, la sevillana Carmen Tello. Veinte días para unir civilmente una relación que todo el mundo conocía de sobra y que tantos ríos de tinta ha hecho correr desde el momento en el que se enamoraron. Entonces, Tello llevaba cuatro años separada de Miguel Solís, marqués de Valencina, y una de las más grandes fortunas de este país.

Por su parte, Romero había terminado su larguísima relación con Ana Rosa Pidal, junto a quien pasó cerca de veinte años. Se conocían de antes, pero con el tiempo empezaron a salir, a intimar y a formalizar una relación que tenía fecha de boda para el 1 de marzo en la Hacienda de Loreto, una finca situada a tres kilómetros de la casa del torero, en Espartinas (Sevilla), y que se eligió ante la imposibilidad de celebrar el enlace en su residencia, dada la cantidad de invitados que se iban sumando a la lista.

Este fin de semana, nada hacía presagiar el comunicado que Romero ha enviado por su parte y del que se ha enterado por la prensa su prometida. El viernes, la pareja almorzó en Casa Robles, junto a un grupo de amigos entre los que se encontraban Paco Valladares, el diseñador Tony Benítez (que ya tiene a punto los vestidos de novia para ese día), María Teresa Campos, Concha Cuetos, Felipe Maestro y Enrique Miguel Rodríguez. Fue una velada normal y relajada en la que los amigos sí se percataron de lo agobiados que estaban los novios ante su próxima boda. Si su primera intención fue la de hacer una ceremonia con no más de 80 invitados, a fecha de hoy la lista iba por 400.

Había situaciones comprometedoras, como gente que enviaba regalos de boda sin estar entre los invitados, e incluso circulaban rumores de que se habían repartido tarjetas falsas, y eso que las auténticas debían de haberse empezado a mandar ayer. El sábado fue igual de normal. La pareja cenó con Ana Rosa Quintana y su novio en su piso de Sevilla, junto a otros amigos. Según cercanos a Tello, en esa velada hubo quien comentó con Romero sus apariciones en los medios del corazón y el miedo que existía entre algunos «curristas» de que se acabara el mito y el misterio de una figura fundamental en la historia del toreo. Tras la cena, los novios discutieron. No era la primera bronca y de ahí que la propia Tello pensara que tampoco sería la última. Y es que son dos personas de carácter fuerte y dos personas de mundos muy diferentes.

Al torero siempre le han gustado las fiestas flamencas, el baile hasta el amanecer, las bulerías... Siempre ha sabido pasárselo bien sin que nadie supiera dónde ni cuándo. Sus cercanos dicen que Tello no compartía tanto esa afición y de ahí sus primeros encontronazos. Esa noche se enfadaron, se dijeron cosas y se fueron por separado. Carmen volvió a la casa del diestro en Espartinas, donde se encuentra desde que decidieron que ya estaba bien de vivir en casas separadas. Ella había abandonado su domicilio de San Fernando (su lugar de residencia desde que se separó) para hacer las maletas y convivir con el hombre que había declarado en público que «Carmen es la mujer de mi vida».

Ni la llamada del domingo, anunciándole el comunicado que el maestro acababa de enviar (todo el mundo que le conoce da por seguro que lo ha hecho en colaboración con otra persona, puesto que ni cuando se retiró de los ruedos utilizó ese sistema), ni la extrañeza de esas palabras hizo que Tello se temiera lo que ha ocurrido. Ayer por la mañana, y ante las llamadas de sus íntimos, ella aseguraba que eran cosas de los nervios y les avisaba de que no anularan sus reservas porque todo seguía adelante. Fue horas más tarde, y a través de unas palabras de la hija de su novio, Concha Romero Márquez, cuando comprendió que la decisión que su prometido había tomado iba en serio. Parece ser que Concha Romero dijo que su padre había decidido desaparecer para tomarse un tiempo en el que reflexionar muchas cosas y ordenar sus pensamientos.

Por la tarde, Carmen Tello estaba desolada. No cogía las llamadas, tan sólo contestaba a sus más cercanos, con quienes lloró por la absurda situación que estaba viviendo. Tello seguía en la casa del hombre que acababa de anular su boda sin más explicaciones y no podía salir de allí dada la cantidad de fotógrafos que esperaban a las puertas para obtener unas declaraciones. Además, había dejado su piso, estaba en plena mudanza preparando el apartamento que acababan de comprar en la calle Betis, su refugio para cuando bajaran a la ciudad. De la noche a la mañana se anulaba su boda «por razones indeterminadas» y, una vez más, ella se enteraba por la prensa.

Ayer nadie sabía dónde se encontraba el maestro. Los que le conocen de años atrás saben que es un especialista en desaparecer y quitarse de en medio sin que nadie le localice. «Curro puede estar en cualquier parte, pero no lejos de Sevilla», comentaba un amigo suyo, que ponía en duda el rumor de que el torero hubiera salido de España. «Curro es capaz de pasarse una semana o los días que haga falta en la casa de un amigo de confianza sin necesidad de salir a la calle», añadía.

Por su parte, la duquesa de Alba, que iba a firmar como testigo de ese enlace, almorzó ayer en Sevilla con un grupo de personas relacionadas con el mundo taurino y, dentro de su conocida discreción, simplemente comentó que esperaba que las cosas se arreglaran. Ahora, el chiste fácil sería hacerse la preguntita del anuncio ¿dónde está Curro?, pero las cosas no están para bromas y menos cuando los sentimientos están aún por definir.


 

Curro Romero y Carmen Tello venden su mansión sevillana por 1.800.000 euros​

  • Bellasombra era la casa favorita de la duquesa de Alba
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  1. Martín Alegre
29/03/2016 - 5:35

Después de casi dos años en las agencias inmobiliarias, Curro Romero y Carmen Tello han vendido Bellasombra, su hermosa residencia, donde vivían desde hace 17 años, situada en una zona residencial de El Aljarafe, a siete kilómetros de Sevilla.

Allí Curro y Tello se casaron en el año 2003, una boda civil ya que la hija de Concha Piquer, Conchita Márquez Piquer, primera esposa de Curro nunca accedió a tramitar la nulidad de su matrimonio con el torero.

Carmen había estado casada con el aristócrata Miguel Solís, padre de sus cuatro hijos. Los Solís son una de las familias con mayor fortuna de Andalucía. Matilde, una de las hermanas de Miguel, estuvo casada con Carlos Fitz James-Stuart, actual duque de Alba. El Faraón de Camas por su parte tuvo dos hijas de su anterior matrimonio: Concha y Coral Romero Márquez.

El torero y su esposa Carmen Tello se han trasladado a un piso pequeño en el centro de la ciudad, cerca de donde residen los hijos de la mujer del torero. Un comprador inglés ha pagado alrededor de 1.800.000 Euros por Bellasombra, una cantidad menor de lo que pedían Curro y su esposa. Según los expertos del sector, es un precio muy bajo, dada la categoría de la vivienda.

Se trata de una mansión de 700 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, muy del estilo de las casas inglesas de campo. El salón principal , en tonos azules, y el comedor, donde sobresale el amarillo, llamaban la atención por su exquisita decoración. Había también una habitación donde se guardaban los trajes de luces del torero.Sin embargo , lo más espectacular de la casa es el jardín de tipo inglés, con piscina y palmeras traídas de Egipto y un ombú centenario que en su tiempo fue traído de Argentina. Curro, de 82 años, paseaba cada día entre las flores y bajo la sombra de la amplia arboleda.

Sin embargo la casa era ya muy grande para ellos, porque los hijos de Carmen Tello, que vivieron algunos años con su madre, ya se fueron hace tiempo. Y también era muy cara de mantener.

Curro y Carmen la habían puesto a la venta pero también optaban por alquilarla para eventos y celebraciones importantes, la nueva actividad a la que quiere dedicarse Carmen Tello. La duquesa de Alba, muy amiga del matrimonio y visitante asidua de Bellasombra, siempre decía:"Mira que tengo casas pero como ésta yo no he visto ninguna".

 
El Marqués se volvió a casar tras separarse de Carmen Tello?

Supongo que también anularon el matrimonio, tras 4 hijos? Esto debió ser un duro golpe para la madre del Marqués.
 
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