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Cannes 2019: Terrence Malick ofrece en 'A Hidden Life' unas excesivas tres horas de hermosas imágenes y reflexiones morales

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Ocho años después de ganar la Palma de Oro con 'El árbol de la vida', Terrence Malick regresa al Festival de Cannes, y a la sección oficial, con 'A Hidden Life', un ambicioso drama basado en la historia real de Franz Jägerstätter, un campesino austriaco que se declaró objetor de conciencia durante el régimen nazi, decisión que le llevó a ser sentenciado a muerte.

A la expectación que siempre rodea la presentación de un nuevo film de Malick, se añade la curiosidad por comprobar el resultado del nuevo giro en la carrera del autor texano, que mostró su arrepentimiento por haber rodado sin guion en los últimos años. Pese a ello, lo nuevo de Malick no supone una vuelta a sus orígenes sino que continúa transitando por las vías expresivas de sus trabajos más recientes, desde 'El árbol de la vida'.

Ahora con la certidumbre de un libreto cerrado donde nos cuenta la tragedia de un mártir que Malick encuentra fascinante. Así al menos se desprende de las tres horas que dedica a explorar cómo y por qué su héroe rechaza su destino y se desvía del camino que resulta más razonable para todos los que le rodean. Desde luego nada fácil, es alistarse en el ejército y combatir, pero lo que hace Franz Jägerstätter es aun más aterrador: cárcel y condena a muerte por traidor.

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A las reflexiones morales relacionadas con el horror de la guerra, los efectos que tiene en la naturaleza y cómo justificar una causa injusta, todo lo cual ya fue tratado por Malick en 'La delgada línea roja', se suman los pensamientos y argumentos en torno a la grave decisión que toma el protagonista, padre de familia, cuando llega a la conclusión de que no debe luchar. Malick abusa de este recurso y llena toda la película de intensas líneas de diálogo o en off de personajes lanzando cuestiones o citas; cualquiera que pasa por ahí tiene algo que decir, y agota.

Como en otros trabajos, Terrence Malick plasma la vida en el campo como un paraíso terrenal que nos acerca a la paz y la realización personal, y dedica bastante metraje a retratar a la idealizada familia feliz del protagonista en Radegund, lo cual acaba resultando repetitivo y un tanto cómico (como una parodia del propio Malick sobre su estilo). Del mismo modo, no se cansa de incluir escenas de los vecinos mostrando su rechazo a la decisión del protagonista.

Da la sensación de que Malick está tan enamorado de lo que ha rodado, de haber podido capturar todos estos preciosos instantes que se sienten espontáneos, que no ha sido capaz de comprender que la obra tendría más fuerza sin reiteración. Hay tanta belleza y poesía en 'A Hidden Life' que a pesar de la excesiva duración y la insistencia de Malick en dar vueltas sobre las mismas ideas, puede disfrutarse de la experiencia y quedarse con instantes tan emocionantes o poderosos como el recuerdo del viaje en moto.

Seguramente hay que verla más de una vez para poder apreciarla con más justicia, pero la cobertura de un festival no permite estos lujos. Ya veremos si el jurado presidido por Alejandro González Iñárritu considera que Malick merece entrar en el palmarés.

https://www.espinof.com/festival-ca...s-horas-hermosas-imagenes-reflexiones-morales
 
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Benjamin Biolet y Chiara Mastroianni asisten a la proyección de "Diego Maradona"

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Chiara Mastroiani

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Romane Bohringer

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(L-R) Olivio Ordonez and Florian Ordonez

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(L-R) Olivio Ordonez, Fabian Ordonez, and Florian Ordonez
 
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(5L) James Gay-Rees, (5R) Asif Kapadia and (4R) Chris King

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Guest, Romane Bohringer, Yolande Zauberman and guest

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Christophe Honore, Benjamin Biolay, Chiara Mastroiani, Camille Cotin and Vincent Lacoste
 
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(5L-7L) James Gay-Rees, Asif Kapadia and Chris King

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(L-R) Benjamin Biolay, Vincent Lacoste, Camille Cottin, Chiara Mastroianni and Christophe Honore
 
Actualidad
Cannes estrena el documental de Maradona sin su presencia
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AFP / Ulises Ruiz Diego Armando Maradona antes de un partido de los Dorados de Sinaloa, en San Luis de Potosí, México, el 5 de mayo de 2019

Tan legendario como controvertido, Diego Maradona es objeto de un documental que fue presentado este domingo en Cannes, un estreno al que finalmente el astro argentino no asistió por una lesión en un hombro.

Aunque era una de las estrellas más esperadas del certamen, Maradona se perdió el estreno de la película firmada por el director británico Asif Kapadia.

El astro argentino, actual entrenador de los Dorados de Sinaloa de México, "se hizo daño en un hombro y al parecer tendrá que operarse", dijo a la AFP Kapadia.

"Es triste que no pueda estar esta noche. Me hubiese gustado que disfrutara de este público", añadió desde la alfombra roja el director.

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AFP / Alberto PIZZOLI Un simpatizante del Nápoles, club de fútbol de la Serie A italiana en la que se centra el documental "Diego Maradona", en su estreno en el Festival de Cannes, el 19 de mayo de 2019

Maradona había estado en Cannes en 2008, cuando vino para presentar otro documental sobre su figura, el del serbio Emir Kusturica.

La cinta sobre la estrella de fútbol cierra la trilogía iniciada con el piloto brasileño de Fórmula 1 Ayrton Senna y la cantante Amy Winehouse, con la que Kapadia ganó un Óscar en 2016.

El cineasta se concentra en los años de Maradona con el Nápoles, desde su presentación en 1984 ante 70.000 espectadores enloquecidos hasta su control positivo de cocaína en 1991 que marcó el principio de su declive.

Repasa los momentos álgidos, como la victoria en el Mundial y sus títulos con el equipo italiano que le convirtieron en Dios a ojos de muchos aficionados; así como los decadentes, marcados por la droga, la presión, los escándalos...

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AFP / Alberto PIZZOLI El cineasta británico Asif Kapadia, director del documental "Diego Maradona", en su estreno en el Festival de Cannes, el 19 de mayo de 2019

Intenta también descubrir al hombre que se encuentra detrás del genio. Y para mostrar más a Diego que a Maradona, Kapadia hace hablar al astro argentino, así como a toda su familia y a amigos. Y utiliza unas 500 horas de imágenes inéditas procedentes de los archivos personales del exfutbolista.

Maradona nació hace 58 años, pero parece haber vivido más de una existencia: volvió del abismo de las adicciones a las drogas y el alcohol, después de gozar la gloria en las canchas.

Fue campeón mundial en México-1986 y el mejor jugador del mundo de aquella época.

Es una leyenda tanto por el segundo gol a Inglaterra, el mejor en los mundiales como por el primero, con la trampa de 'la mano de Dios', en el 2-1 en cuartos de final en el estadio Azteca.

- Idolatría -

Lo adoraron como a un dios. Así nació la marca registrada de su nombre unida al 10 de la camiseta: D10S. Pero también se ganó enconos furibundos. No le perdonaron sus turbulentas pasiones privadas.

Tuvo y tiene el don de la gambeta. Esquivaba adversarios en el césped y evitaba la muerte tras cada enfermedad grave. Ahora desconcierta a los que llevan la cuenta de sus hijos. Tiene cinco reconocidos y tres por reconocer ¿Hay más?

Fue 'El Pelusa', de niño, en una natal 'villa miseria' (asentamiento) de Lomas de Zamora, periferia sur de Buenos Aires. Salió al mundo a mostrarse pero nunca renegó de su origen. Se erigió en hombre político con ideas transgresoras.

"Yo crecí en un barrio privado (...) privado de luz, privado de agua, privado de teléfono...", bromeaba. Lo pintan de cuerpo entero sus afinidades con políticos de izquierda. Incluso, mantuvo amistad con los fallecidos líderes Fidel Castro (Cuba) y Hugo Chávez (Venezuela).

Enfrentó a los poderosos del planeta. Se plantó ante presidentes de la FIFA o de Estados Unidos e incluso ante el papa Juan Pablo II. Es polémico y rebelde hasta la médula.

"Las creencias de los despojados, de los que necesitan creer que Dios está cerca, se identifican con Diego, como antes con Evita", escribió el sociólogo Eliseo Verón.

- Un 'rockstar' -

Vive como una estrella del rock. Exploró las fronteras de lo que se podía decir o hacer, como dispararle balines con rifle de aire comprimido a periodistas que lo acosaban.

Humorista feroz y sarcástico, lanzó frases ingeniosas como "la pelota no se mancha" para destacar la pureza de la pasión. Cuando se le ocurrió conducir un programa de TV batió récords de rating acompañado por Pelé, Xuxa, Rafaella Carrá o Mike Tyson.

En la carrera como DT no dio pie con bola. Con la selección albiceleste fue eliminado del Mundial de Sudáfrica-2010 y tampoco tuvo éxito con equipos de Emiratos Árabes Unidos, entre otros.

Mejor le fue con Dorados de Sinaloa de México, aunque ya se le escapó dos veces un ascenso a la primera división.

No deja de ser carne de cañón de la prensa del corazón. Cada tanto reaparecen romances o escándalos judiciales con exparejas.

Sus atribulados líos de faldas y dinero son tan "de novela" como su genialidad con la pelota.

https://www.afp.com/es/noticias/395...ntal-de-maradona-sin-su-presencia-doc-1gn2ne4
 
Diego Maradona: Camorra, cocaína y hundimiento del mito
El documental de Asif Kapadia ('Amy', 'Senna') cuenta con imágenes inéditas y la voz del futbolista argentino para repasar la carrera del mito en el Nápoles y su debacle


Gregorio Belinchón
Cannes 20 MAY 2019 - 12:51 ART
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Maradona, durante su etapa en el Nápoles, en un fotograma del documental.
"Cuando estoy en la cancha se va la vida, los problemas, se va todo", dice Diego Armando Maradona al inicio del documental Maradona, un recorrido por la etapa del futbolista argentino en el Nápoles, donde primero fue amado, luego convertido en Dios y finalmente, lanzado a los infiernos. Asif Kapadia, director de Senna y de Amy, ha contado con imágenes inéditas y varias entrevistas con el astro, usadas en off para los momentos más confesionales, en una película que se estrena fuera de concurso en Cannes.


Kapadia ha sufrido con el filme. Empezó en 2012 y a regañadientes: un periodista británico le enseñó las imágenes, más de 500 horas, que habían grabado dos cámaras contratados por el representante de Maradona desde 1981 a 1987. Otra razón que escamaba al documentalista, aficionado al fútbol, es que por primera vez se iba a centrar en alguien vivo. Mientras el proceso avanzaba lentamente y los contactos con Maradona se demoraban, Kapadia acabó Amy (2015) y ganó el Oscar. Entonces aprovechó el impulso.

Maradona arranca con un prólogo rápido que resume el paso del futbolista por Boca Juniors y el Fútbol Club Barcelona (esa parte, que ocupaba una hora, se ha comprimido en cinco minutos para que el filme se quede en dos horas de duración). El 5 de julio de 1984 Maradona ("Me interesa más la gloria que la plata"; dice) llega a Nápoles, uno de los peores clubs de Italia y el único que le ha querido. En su rueda de prensa de presentación, estalla uno de los temas de la película: le preguntan si la Camorra ha financiado el fichaje. Desaforado, el presidente del club, el controvertido Corrado Ferlaino, echa al periodista. Cuando Maradona salta al campo, en una gran pancarta se lee: "Gracias, Ferlaino. Gracias, Maradona", con el nombre del jugador más escondido. Ferlaino no es el malo de la película, pero ayudó a la debacle emocional de Maradona.

"Cuando estoy en la cancha se va la vida, los problemas, se va todo"

Maradona se había quedado sin dinero en su etapa en Barcelona. Inadaptado a la ciudad y al equipo, buscó una salida. En Nápoles al inicio no encontró lo deseado: "Pedí una casa y me dieron un departamento. Pedí un Ferrari y me dieron un Fiat". El Nápoles tampoco poseía una buena plantilla. "El futbol es el arte del engaño y en Italia tuve que cambiar mi forma de jugar, acelerar y pensar aún más rápido", dice el jugador, que confiesa que empezó en el fútbol por dos razones: "Para comprar un casa a mis viejos y para no volver a Villa Fiorito", el paupérrimo arrabal de Buenos Aires en el que nació.

En Nápoles, la Camorra está enraizada en todos los estratos sociales. Pronto Maradona se hizo amigo de Carmine Giuliano, del clan Giuliano, que será su proveedor de cocaína, la adicción que el argentino arrastraba desde Barcelona. Deportivamente, su carrera mejora. En la segunda temporada, el Nápoles ya acaba tercero, y Argentina –que no partía como favorita– gana el Mundial de México, tras eliminar en cuartos a Inglaterra con dos goles de Maradona: uno prodigioso y otro, marcado con pillería, con la famosa "mano de Dios", como la calificó el mismo futbolista.

"El domingo por la noche, tras el partido, nos íbamos de cena y de juerga, y eso duraba hasta el miércoles, en que empezaba a limpiarme para jugar el siguiente domingo"

Sin embargo, las sombras ya se cernían sobre el jugador. Una amiga de una de sus hermanas da a luz un niño fruto de su furtiva relación con Maradona (el argentino no lo reconoció hasta 2016, y en el documental habla con franqueza de ese hijo), y aumenta su dependencia de la cocaína. Como dice su preparador físico, incluso su mujer, Claudia Villafañe, "Diego está siendo devorado por Maradona". El niño tímido se ve sepultado por el personaje. En la temporada 86/87 es padre por primera vez –oficialmente– y por primera vez gana el Scudetto. Es su consagración, y la cocaína y la Camorra se convierten en sus compañeras de viaje. Gana una Copa UEFA (1989). Maradona quiere dejar la ciudad, el presidente no le deja y gana el segundo Scudetto (1990). El futbolista reconoce que vive rodeado de mujeres que se abalanzan sobre él, que la adicción le tiene maniatado: "El domingo por la noche, tras el partido, nos íbamos de cena y de juerga, y eso duraba hasta el miércoles, en que empezaba a limpiarme para jugar el siguiente domingo".

Meses después de ese Scudetto, el Mundial de Italia reserva un momento operístico para la vida de Maradona: en una semifinal se enfrentan Italia y Argentina en –tremendo error de la federación italiana– Nápoles. El triunfo en los penaltis de la escuadra sudamericana se considera una traición en Italia, y por eso en la final, que gana Alemania, pitan el himno argentino mientras Maradona les espeta: "Hijos de put*, hijos de put*".

Se abre la veda contra Maradona, al que ya se le vigilaba por su relación con la Camorra. En el documental se escuchan llamadas del argentino a una prost*t*ta por las que le acaban imputando. En febrero de 1991, es acusado de posesión de drogas y un mes más tarde da positivo en un control antidopaje. Aquí finaliza la película, cuando, como dice un periodista, "se acaba el Maradona futbolista, sobrevive el mito".

Como los aficionados saben, Maradona siguió jugando, pero nunca a su nivel, aunque sí mantuvo el ritmo en su faceta de meterse en problemas. Maradona, la película, puede que no atraiga a más público que al futbolero, aunque sigue con acierto la línea de Amy: nada bustos parlantes ante la cámara; a cambio, todo imágenes personales y voces en off. Y lo que confiesa su personaje de estudio –Kapadia cuenta en Cannes, donde a pesar de haber confirmado su presencia no ha aparecido Maradona, que ha sido muy complicado entrevistarle– es revelador, sincero y, para él, liberador.

https://elpais.com/cultura/2019/05/20/actualidad/1558343367_859146.html
 
“No quiero un tratamiento especial por ser negra”
La directora Mati Diop es la primera mujer negra que compite por la Palma de Oro en una edición favorable para el cine africano


Álex Vicente
Cannes 20 MAY 2019 - 12:03 ART
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La directora Mati Diop, en la presentación de su película en Cannes. JACOVIDES-MOREAU GTRES

La juventud africana también se pasea por la Croisette. Diez títulos llegados de ese continente se proyectan en esta edición del Festival de Cannes, una proporción inusualmente alta que sirve de prueba empírica sobre un conjunto de cinematografías frágiles, pero muy prometedoras. Su principal abanderada se llama Mati Diop, cineasta francosenegalesa de 36 años que se acaba de convertir en la primera mujer negra que compite por la Palma de Oro. Su debut en el largometraje, Atlantique, es un retrato colectivo de una juventud que sueña con escapar de Dakar (Senegal) en busca de una vida mejor.

"Es una generación fantasma, que vive en Senegal pero tiene la cabeza en otro sitio y que muere en el mar sin un ritual funerario, por lo que permanece vívidamente en la memoria de quienes se quedaron", relata Diop desde una terraza con vistas al Mediterráneo. Por ese motivo, su película alterna un cariz documental con otro más propio del cine de género, moneda corriente en un festival donde varios directores han resucitado al zombi como metáfora del hombre contemporáneo. Diop forma parte de ellos. "No sé cuál es la respuesta, pero me hace pensar en esa vieja cita de Gramsci: 'El viejo mundo está muriendo y el nuevo todavía no ha logrado nacer'. Los monstruos suelen surgir en ese intervalo", comenta Diop.

La directora nació y creció en París, hija de un músico senegalés y una fotógrafa francesa, pero pasó temporadas en el país de sus ancestros paternos durante su infancia. A los 25 años, tomó la decisión de arraigar su cine en el territorio senegalés. “Una manera de vivir como cineasta lo que no había vivido como adolescente”, afirma. Cuando se enteró de que su película estaba seleccionada en la codiciada sección competitiva de Cannes, primera división del cine mundial, Diop no dio saltos de alegría. “Me sentí escéptica, porque me pregunté si había contado más mi película o lo que yo representaba como mujer negra”, asegura. “No quiero recibir un tratamiento especial. No me molesta que se hable del aspecto simbólico, pero el primer tema de conversación siempre debería ser la película”. Los buenos ecos obtenidos por su película en el festival, del que Diop ya puede considerarse una de las principales revelaciones, han calmado su ansiedad.

La directora llevaba el cine en las venas. Es sobrina del cineasta senegalés Djibril Diop Mambéty, el llamado Godard de Dakar, a quien rindió homenaje en 2014 a través de un mediometraje titulado Mille soleils. “Durante mucho tiempo me sentí incómoda con la etiqueta de cine africano. Sentía que mi cine era simplemente cine y no quería que me metieran en esa casilla solo porque mis películas transcurrían en Dakar. Ahora prefiero no malgastar mi energía en esas cuestiones", se resigna. En realidad, su propuesta tiene más en común con autores franceses como Bertrand Bonello o Claire Denis, quien la hizo debutar como actriz en una de sus películas, que con esos títulos africanos que se estrenan estos días en Cannes, variopinta selección de películas que poco tienen que ver entre sí. “Estoy de acuerdo. Los filmes deberían ser comparados en términos de estilo y de escritura, y no por motivos geográficos, pero no sé si puedo hacer algo al respecto”, agrega encogiéndose de hombros.

El delegado general del festival, Thierry Frémaux, ha citado a esa nueva generación de mujeres cineastas surgidas del continente africano como uno de los hilos conductores de esta edición. Entre ellas se encuentra la argelina Mounia Meddour, que ha triunfado en la sección Una Cierta Mirada con un debut titulado Papicha, basada en la historia real de una estudiante de moda durante la guerra civil de los noventa. La marroquí Maryam Touzani ha presentado Adam, sobre una viuda y una madre soltera que deciden formar una peculiar familia en la Medina de Casablanca.

Para el cineasta y crítico tunecino Férid Boughedir, que presenta una versión restaurada del documental Caméra d’Afrique (1983) en la sección Cannes Classics, la presencia de estas cintas en clave social y femenina se explica por el clima de los últimos meses. “En este contexto posWeinstein, el festival prioriza obras hechas por mujeres, incluso cuando no tienen la calidad artística que uno espera de Cannes. Se opta por lo políticamente correcto”, denuncia Boughedir en un rincón del puerto de la ciudad. Con todo, a Diop le da de comer aparte. Considera que Atlantique está en Cannes por méritos propios y que la directora se inscribe en la continuidad respecto a los cineastas pioneros que protagonizan su documental, una generación de quijotes que, en plena descolonización, quisieron usar el séptimo arte como instrumento de cambio social en el continente africano.

“Cuarenta años después, hay motivos para estar triste. Es innegable que su proyecto fracasó”, admite Boughedir, denunciando una excesiva dependencia del continente europeo, con Francia como primera productora, lo que cree que siempre condiciona los temas tratados. “Existe el riesgo de un cine neocolonial, pero yo no pierdo el optimismo. Veo a nuevos directores como Mati Diop, que logran salir de ese esquema. Espero que los jóvenes africanos entiendan que no se trata de rodar sitcoms con un iPhone, sino de transformar al hombre africano”, remata Boughedir. Aun así, opina que la película más africana de este festival lleva la firma de Pedro Almodóvar. En Dolor y gloria, observa la huella de La memoria, una cinta de 1982 del egipcio Youssef Chahine. “Partía de la misma idea: un gran cineasta que debe someterse a una operación recuerda su vida y su carrera”, relata. “No es una copia, claro que no. Pero me alegra comprobar que, por una vez, el sur se adelantó al norte”.

https://elpais.com/cultura/2019/05/20/actualidad/1558362887_840654.html
 
Alain Delon: “Yo nunca he actuado, solo he sido yo”
El actor francés, rostro de una docena de obras maestras, recibe una Palma de Oro de Honor polémica por sus declaraciones sobre la violencia machista y su apoyo a la ultraderecha


Gregorio Belinchón
Cannes 20 MAY 2019 - 02:47 ART
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En vídeo, Alain Delon recibe la Palma de Oro Honorífica de Cannes. Pascal Le Segretain Getty Images | Vídeo: Atlas

Es la Palma de Oro de Honor más polémica de los últimos años. Y no por los valores artísticos, innegables en el elegido, sino en sus declaraciones más allá de lo cinematográfico. Alain Delon (Sceaux, Seine, 83 años) ha participado en una docena de obras maestras, fue el rostro imprescindible del cine francés durante dos décadas, y algunas de ellas además las produjo. Sin embargo, algunas de sus declaraciones homófobas, su apoyo a la ultraderecha lepeniana y alguna frase salida de tono -sobre si había abofeteado a mujeres- han envuelto su premio en una tormenta mediática. Hace una semana, Thierry Frémaux, delegado general del festival, aseguró: "No le vamos a dar el Premio Nobel de la Paz sino que celebramos su carrera como actor".


Y como una estrella fue recibido en la sala Buñuel del Palacio de Festivales, para una charla con un periodista francés en la que analizó, sobre todo, el inicio de su carrera. Delon se mostró en forma, rápido de cabeza, con un buen catálogo de anécdotas y en tres ocasiones lloró por los recuerdos de los vídeos que se proyectaron. Delon recordó su infancia problemática, y su paso por el ejército, que le llevó un par de años a Asia. "Mi carrera fue un accidente, porque yo no sabía qué hacer a la vuelta de Indochina. Me enamoré de la actriz Brigitte Auber, y ella me empujó a ese trabajo". En 1956 Auber le propuso que le acompañara al certamen de Cannes, evento que él ni conocía ("Ni siquiera vine apropiadamente vestido"), y en el festival el productor David O. Selznick le ofreció un contrato para que aprendiera inglés y fuera a EE UU. Pero a la vuelta a París le convencieron de que se quedara y así arrancó su carrera. "La esposa de Yves Allégret, que me dirigió en mi primera película y que fue quien me dijo que me quedara en Francia, me dio un gran consejo mi primer día de rodaje de Quand la femme s'en mêle. Me llevó a mi camerino y me dijo. 'No actúes, mira como me miras, habla como me hablas, escucha como me escuchas. No actúes, vive, sé tú mismo'. Y muy pronto me enganché a la cámara".

El francés insistió en que Francia hay dos tipos de carrera para los intérpretes: "Los comediantes son quienes han estudiado, se han preparado. Yo en cambio soy un actor de la raza de Lino Ventura, de gente que ante la cámara fuimos más que interpretamos. Yo nunca he actuado, solo he sido yo. Lo increíble fue lo rápido que me sentí en mi elemento. La cámara era una mujer que miraba y así la sentí. En 1957 nadie sabía quien era y en 1959 ya era una estrella". Y más cuando en su camino se cruzó A pleno sol. "Fui una noche a cenar a casa de René Clement, con él y los productores. Dudaban si contratarme, y al final de la cena, la esposa de Clement, desde la cocina y recogiendo los platos, gritó: '¡El chaval es perfecto!'. Y así me ficharon".

Como contaba su interlocutor en la charla, Delon se mueve en la película adueñándose del escenario, algo que ha repetido a lo largo de su carrera: "Fue Clement, que me impulsó a hacer eso, a moverme como si el decorado fuera mío". Delon empezó a encadenar obras maestras. Luchino Visconti vio en Londres, donde estaba dirigiendo teatro, A pleno sol, y le llamó: "Me fui a conocerle y me dijo que yo era Rocco y que no aceptaría un no. Por cierto, nunca he tenido un agente. Otra cosa es que me rodeo de mi familia, pero en aquel entonces estaba solo, sin casi amigos por mi paso por el ejército". Durante la proyección de un fragmento de Rocco y sus hermanos -en la que encarna a un personaje que, como él, nació en los suburbios y en una familia de inmigrantes-, Delon se ha echado a llorar: "Annie Girardot [su compañera de secuencia] ya no está entre nosotros. Yo me enamoré de ella, uno de mis hermanos también y me aparté". De El gatopardo, su siguiente trabajo con Visconti, habló maravillas y resumió: "Cuando me llamaron para la Palma de Honor, dije que sí porque la acepto en nombre de todos los directores con los que trabajé y ya no están entre nosotros: Losey, Visconti, Clement, Melville... Todos están muertos y por eso he venido yo".

Delon recordó con cariño al actor Jean Gabin ("¡Cómo no iba a trabajar con él, si él me eligió!") y se detuvo en su trabajo en La muerte no deserta (1964): "Fue mi primer trabajo con un director de mi generación, Alain Cavalier, y la primera película que produje. He producido unas 25. No soy autor, no sé cómo escribir, mi única manera de controlar una película era producirla y buscar al resto del equipo. Fue mi única manera de hacer lo que quería hacer". En ese momento llegó la Nouvelle Vague y Delon fue apartado de un plumazo del cine francés: "Los creadores de la Nouvelle Vague no me querían, aunque luego he trabajado con Godard, y me fui a Hollywood, con Selznick. Después de tres películas y dos años de vida en Estados Unidos, me convencí de que aquello no era lo mío, y me volví a Francia".

A la vuelta en 1966 reconquistó su trono. Jean-Pierre Melville le llamó para contarle una historia, la de El silencio de un hombre (Le samuraï) y a mitad de la charla, sin leer el guion, acepté". Delon hizo tres películas con Melville, el primer cineasta francés que fundó un estudio para rodar en absoluta libertad, y asistió al incendio del edificio. Tras ver la secuencia inicial de El silencio de un hombre, en la que su personaje se levanta de la cama y sale a la calle a robar un coche, Delon recordó: "Una noche me llaman y me dicen que está ardiendo el estudio Jenner. Me fui disparado en mi coche, y llegué y allí estaba el edificio, completamente en llamas. Melville, con su eterno sombrero y de la mano de su mujer, veía desaparecer toda su vida, sus papeles, libros, recuerdos... Todo [Delon llora]. Se dio la vuelta y me dijo "Coco, me llamaba así, mi vida se ha ido, nuestra cama ha ardido". Con el director rodó tres obras maestras. "Íbamos a rodar un cuarto filme sobre Arsenio Lupin. Pero Melville quedó a comer con el periodista Phillipe Labro. Labro quería trabajar con él, y le empezó a contar chistes. Melville siempre se reía muy fuerte, y en mitad de una de esas carcajadas cayó muerto. Un derrame cerebral fulminante. A los 55 años".

Tras analizar La piscina, Delon acabó charlando sobre la película que se proyecta esta noche en el homenaje: El otro señor Klein (1976), de Joseph Losey. Su entrevistador recordó que Losey era un estadounidense comunista que vivía en el exilio, y que la escribió Fernando Morandi, otro comunista. "Gente que nada tenía que ver con tu ideología", dijo. A lo que Delon contestó: "Era una historia que había que contar, muy arriesgada, sobre el colaboracionismo francés con los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y por eso la produje entonces, cuando era un tema tabú, y la he elegido hoy. De la Segunda Guerra Mundial no tengo muchos recuerdos porque era un crío. Se me quedaron grabadas, más que alguna imagen o hecho, las conversaciones que tenían los adultos a mi alrededor. Con diez años grabas todo lo que escuchas, aunque no entiendes exactamente lo que pasa". En Cannes no consiguieron ningún premio, porque la Palma de Oro fue para Taxi Driver. "A mejor actor ganó uno español [José Luis Gómez, con Pascual Duarte]. Pero no me importó, ya sabíamos que era una obra maestra". Dicho lo cual, Delon se levantó, volvió a recibir los aplausos y bajó al patio de butacas a darse un baño de masas.

https://elpais.com/cultura/2019/05/19/actualidad/1558263145_448704.html
 
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