puede serPorque la conocía...
Follow along with the video below to see how to install our site as a web app on your home screen.
Se debe tener en cuenta: This feature may not be available in some browsers.
puede serPorque la conocía...
Siempre entendí que el embarazo fue sorpresa, camilo no iba en busca de un hijo, pero cuando se enteró que lourdes estaba embarazada asumió la responsabilidad, pero que de lourdes no quería saber nada, de echo, la custodia la tenía el, pero el cjico tenia mucjos problemas y se considero alejarlo de las malas compañías y por eso estaba en mexico
Vi una entrevista en la que Camilo decía que a raíz de la muerte de su padre se le activó mucho el instinto paternal, y de hecho, al poco tiempo de esa pérdida se produjo el embarazo de Lourdes. En definitiva decía que el bebé fue buscado. Pienso que recurrió a Lourdes porque ella ha asegurado que años antes del embarazo de Camilín ya había estado embarazada también de Camilo pero abortó. Lo que no me quedó claro es si se trató de un aborto natural o Camilo se lo pidió porque en esa época aun no se veía siendo padre.
Una cosa que no entiendo es si cuando se produce el segundo y definitivo embarazo, Camilo ya estaba saliendo con Andrea Bronston. Las fechas parecen indicar que sí pero entonces bien podría haber tenido descendencia con la novia oficial, pero claro, si él no quería atarse a la madre de su hijo prefirió buscar una mujer con la que solo le uniese una amistad. Si realmente ya salía con Andrea me parece surrealista que ella aceptara esa situación como algo normal. Igual se me escapa algo o las fechas no son como tengo entendido.
"...Chelo ha continuado más cerca de mi corazón. Muchas veces le he dicho que de no haber sido hermana , y a pesar de la incurable alergia que siento por el matrimonio, me hubiese casado con ella. Siempre fue guapísima, con unos ojos azules bellísimos y un rostro angelical: se parecía a Romy Schneider.
Antes de irse a sus clases de costura, se ocupaba de despertarme, convencerme para que me levantase, vestirme, darme el desayuno e incluso, en los primeros años, de acompañarme al colegio. Después comenzó a trabajar en el taller de mi padre llevándole la oficina. E incluso cuando tuvo su primer novio tampoco se separaba de mí. Muchas tardes salíamos los tres juntos al campo, él portando el caballete en el que yo comenzaba a practicar otra de las pasiones de mi vida y, a la vez, el oficio que me permitiría comer durante muchos años: la pintura. He dicho que era guapísima, y lo es aún, pero además era la persona más tierna y adorable que he conocido, la que contribuyó, junto a mi madre, a que me sintiera feliz durante tantos años. Escribía con una caligrafía tan maravillosa que muchas tardes de invierno le pedía que se sentara a mi lado, ante la mesa del salón, y fuera llenando hoja tras hoja, sólo para gozar de la belleza de su letra. Jamás se negó a complacerme y supongo que hubo de soportar mis caprichos con toneladas de paciencia. Pero me quería tanto como yo la quiero a ella.
Sin embargo, y aunque se lo he pedido muchas veces, nunca ha querido abandonar su casa de Alcoy, la misma del barrio de Santa Rosa, después de que muriera su marido, hace un par de años. Dice que mi vida es mía y no debe meterse en ella, a pesar de que yo me hubiera sentido feliz de tenerla a mi lado en mi casa de Torredolones. Viene a visitarme con frecuencia y todavía la Navidad pasada, reunidos con sus tres hijos y con nuestra madre, celebramos las fiestas casi como en los viejos tiempos.
-Chelo, vamos a bailar.
La agarré por la cintura y comenzamos a girar al ritmo de la música de la radio.
Mi madre aplaudía y lloraba de la risa.
-¡ ay, qué chuli, volver a bailar contigo!¡ Volver a bailar!- decía ella.
Era una manera de recordar algunos de nuestros momentos más dichosos. Nos llevaban mis padres a los bailes y verberenas y en tanto ella no encontraba al muchacho que le gustaba para pasar la tarde, era yo su pareja de baile. Y si el portero no me dejaba entrar porque descubría que era muy pequeño, no le importaba a ella renunciar a su diversión y regresar a casa conmigo y con nuestros padres.
Siempre que pienso en ella sé que nunca podré estar solo...
Yo he querido ofrecerle todo lo que tengo, poner el mundo a sus pies, pero se ha negado siempre. Viuda, sigue trabajando para sus hijos, valerosa y fuerte. Únicamente ha aceptado que me porte con sus hijos como un segundo padre. Vienen con frecuencia a mi casa, especialmente el más pequeño de los tres, que tiene diecisiete años y unos deseos enormes de aprender. Les ayudo en lo que puedo porque fue muy grande e importantísima la ayuda que su madre me prestó cuando yo era niño.
Probablemente fue también ella la que me enseño a ir bien vestido. Como en todas las familias sin recursos sobrados, la ropa de mi hermano mayor pasaba en herencia a José. Sin embargo, yo fui incapaz siempre de utilizar ropa de otro. Consuelo, que cosía muy bien, se ponía al tajo con un abrigo usado de mi padre: le daba la vuelta, lo cambiaba de arriba abajo y me confeccionaba una trenca. Parecía nueva y, sobre todo, era mía . Entonces, me la ponía. Mis hermanos peleaban frecuentemente porque uno usaba prendas del otro, se las robaban momentáneamente para acudir a alguna cita o por simple capricho. Yo nunca fui capaz de imitarlos. Prefería usar mi ropa vieja a ponerme la nueva de ellos. Y eso continúa ocurriéndome ahora. No tengo ningún sentido de propiedad de la ropa - y en realidad, de nada -, puedo prestarla o regalarla sin ningún apuro, pero no puedo ponerme nada de otro. Es también otra de mis manías que me llegan de tan lejos...
Entonces no se trataba, naturalmente, de usar ropa cara o de grandes modistas. Consuelo se ocupaba de comprarme aquello que sabía que iba a gustarme o bien de cocerme prendas nuevas a partir de otras usadas. Se empeñaba mucho en que fuera siempre bien aseado, me frotaba el cuello cada mañana, procuraba que no tuviera un botón fuera de su ojal. Así me iba enseñando, casi sin quererlo, a ser una persona. Yo no quiero decir con ello que yo juzgue a las personas por su aspecto externo, por su vestido; pero el aliño exterior es un espejo del aliño del espíritu y la elegancia externa surge siempre del interior del individuo. Lo cual no es lo mismo que exigir de alguien que ande por su casa con traje de alpaca bien planchado; yo soy el primero en ponerme cómodo, con un simple batín sobre la piel desnuda, y un simple taparrabos si tengo calor. Pero aún así puede uno mostrarse limpio y adecuadamente vestido..."
Del libro "Camilo" (Camilo Blanes - 1985)Ver el archivo adjunto 1200403
Qué pasaría para que unos hermanos inseparables y que tanto se querían dejaran de hablarse definitivamente? Chelo, además de ser como una segunda madre para Camilo por la diferencia de edad, ayudó mucho en la crianza y cuidados de Camilín. Pero nunca se reconciliaron. Chelo regreso a Alcoy y murió sin ver cumplido su deseo de volver a ver a Camilo.
El hijo mayor de Chelo, Óscar, fue a Sálvame y dijo que el origen del problema fue que su madre le llamó la atención a Camilín por algo que hizo o dijo y entonces Camilo montó en colera contra su hermana, y desde entonces tuvo cero contacto con ella y los sobrinos. Me cuesta creer que todo ese amor familiar se esfumara por esa tontería.