Actual ley trans

Debe ponerse el uniforme en el vestuario femenino, lo que ha desatado las quejas de sus compañeras, que no se sienten «cómodas»

Un agente de una comisaría de la Ertzaintza en Gipuzkoa se ha cambiado de género en el Registro Civil en aplicación de la conocida como 'ley trans', que permite hacerlo sin necesidad de someterse a tratamiento, lo que ha desatado una tormenta en la plantilla policial. El nagusi comunicó en un 'breafing' (reunión al comienzo del turno) que a partir de ahora el agente tenía que ser considerado oficialmente como una mujer y que se cambiaría en el vestuario femenino.

El policía en cuestión había expresado hace ya «cinco años» su voluntad de dar este paso, cuando comenzaba a hablarse de una futura 'ley trans', aunque no ha sido hasta este pasado verano cuando ha iniciado el cambio registral. Desde este lunes, su taquilla ha sido trasladada junto a la de sus compañeras.


La decisión ha generado un fuerte malestar, especialmente entre las mujeres que se cambian de ropa con él. Las agentes dudan del motivo auténtico detrás de la decisión. No creen que se sienta mujer porque tampoco lo ha expresado. «En ese caso, habríamos sido las primeras en ayudarle, pero sigue vistiendo como hombre, se refiere a sí mismo en masculino y no ha cambiado ni la estética ni el nombre ni la voz ni su comportamiento». «Nos molesta que nos puedan tratar de homófobas».


El primer día colocó una cortinilla de color morado que él mismo había comprado en la zona de su taquilla. Según su versión, «para no incomodar a nadie ni invadir su espacio», aunque le obligaron a quitarla. Antes, había propuesto ponerse el uniforme en uno de los tres vestuarios que tiene la comisaría y que pasara a ser mixto, pero esta opción fue desechada. Planteó también llegar a la sede policial en coche vestido desde casa, lo que está prohibido. «He hecho todo lo que estaba en mi mano», se justifica y asegura que el «aspecto para mí no es importante».


Fraude de Ley

Finalmente, se le ha permitido que durante estos días y hasta que se encuentre una solución patrulle de paisano. Además de las unidades uniformadas, la Ertzaintza cuenta con patrullas que visten de civil, conocidos como 'askatus'. El actual uniforme de los patrulleros de Seguridad Ciudadana es igual para ellas y ellos. Sin embargo, sigue teniendo que dejar sus cosas en la taquilla y ducharse o ir al baño en la zona de mujeres. «Yo ya no voy a gusto al vestuario. Tengo la inquietud de que pueda entrar y me vea desnuda. No estoy cómoda», protesta una de las afectadas. En la citada comisaría trabajan medio centenar de mujeres. En cada grupo coinciden por lo menos una decena y en los cambios de turno pueden llegar a juntarse unas veinte en el vestuario.


Otra derivada son los cacheos. Como mujer, debería cachear a sospechosas, pero se ha optado por que no registre corporalmente a nadie.


Las mujeres de la comisaría han consultado con los sindicatos, con Asuntos Internos y con la Asesoría Jurídica. «No tenemos ni derecho al pataleo, no podemos opinar y nos han advertido que tengamos cuidado con lo que decimos porque podríamos incurrir en un delito de odio», protestan.


Desde que se aprobó la ley, cualquier persona, con la mera voluntad, puede acudir al Registro Civil e inscribirse con un género distinto al que figura en su documento de identidad. En el caso de este ertzaina, resultaría difícil probar que se trata de un «fraude de ley», ya que no se ha presentado a ningún curso de ascenso, en el que, por ejemplo, le pudiera beneficiar ser mujer.


Recientemente, el Registro de Las Palmas denegó la solicitud de un militar de registrarse como mujer para conseguir un ascenso. El juez concluyó que la intención del solicitante no era acogerse a los supuestos legitimados en la llamada 'ley trans', sino beneficiarse de la discriminación positiva.


«Nos frustra ver que alguien, aunque sea una minoría, se quiera aprovechar de la ley». Sus compañeras están convencidas de que inicialmente dio el paso «para fastidiar al sistema», aunque «se le ha ido de las manos, se ha metido en un lío y ahora no es capaz de retractarse». Les molesta especialmente que «todo el mundo sabe que es mentira, pero nadie hace nada. En nosotras no ha pensado nadie». El Departamento de Seguridad, por su parte, al que de momento sólo le consta la solicitud de cambio de s*x*, «velará por el escrupuloso respeto de los derechos de cada agente».


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Debe ponerse el uniforme en el vestuario femenino, lo que ha desatado las quejas de sus compañeras, que no se sienten «cómodas»

Un agente de una comisaría de la Ertzaintza en Gipuzkoa se ha cambiado de género en el Registro Civil en aplicación de la conocida como 'ley trans', que permite hacerlo sin necesidad de someterse a tratamiento, lo que ha desatado una tormenta en la plantilla policial. El nagusi comunicó en un 'breafing' (reunión al comienzo del turno) que a partir de ahora el agente tenía que ser considerado oficialmente como una mujer y que se cambiaría en el vestuario femenino.

El policía en cuestión había expresado hace ya «cinco años» su voluntad de dar este paso, cuando comenzaba a hablarse de una futura 'ley trans', aunque no ha sido hasta este pasado verano cuando ha iniciado el cambio registral. Desde este lunes, su taquilla ha sido trasladada junto a la de sus compañeras.


La decisión ha generado un fuerte malestar, especialmente entre las mujeres que se cambian de ropa con él. Las agentes dudan del motivo auténtico detrás de la decisión. No creen que se sienta mujer porque tampoco lo ha expresado. «En ese caso, habríamos sido las primeras en ayudarle, pero sigue vistiendo como hombre, se refiere a sí mismo en masculino y no ha cambiado ni la estética ni el nombre ni la voz ni su comportamiento». «Nos molesta que nos puedan tratar de homófobas».


El primer día colocó una cortinilla de color morado que él mismo había comprado en la zona de su taquilla. Según su versión, «para no incomodar a nadie ni invadir su espacio», aunque le obligaron a quitarla. Antes, había propuesto ponerse el uniforme en uno de los tres vestuarios que tiene la comisaría y que pasara a ser mixto, pero esta opción fue desechada. Planteó también llegar a la sede policial en coche vestido desde casa, lo que está prohibido. «He hecho todo lo que estaba en mi mano», se justifica y asegura que el «aspecto para mí no es importante».


Fraude de Ley

Finalmente, se le ha permitido que durante estos días y hasta que se encuentre una solución patrulle de paisano. Además de las unidades uniformadas, la Ertzaintza cuenta con patrullas que visten de civil, conocidos como 'askatus'. El actual uniforme de los patrulleros de Seguridad Ciudadana es igual para ellas y ellos. Sin embargo, sigue teniendo que dejar sus cosas en la taquilla y ducharse o ir al baño en la zona de mujeres. «Yo ya no voy a gusto al vestuario. Tengo la inquietud de que pueda entrar y me vea desnuda. No estoy cómoda», protesta una de las afectadas. En la citada comisaría trabajan medio centenar de mujeres. En cada grupo coinciden por lo menos una decena y en los cambios de turno pueden llegar a juntarse unas veinte en el vestuario.


Otra derivada son los cacheos. Como mujer, debería cachear a sospechosas, pero se ha optado por que no registre corporalmente a nadie.


Las mujeres de la comisaría han consultado con los sindicatos, con Asuntos Internos y con la Asesoría Jurídica. «No tenemos ni derecho al pataleo, no podemos opinar y nos han advertido que tengamos cuidado con lo que decimos porque podríamos incurrir en un delito de odio», protestan.


Desde que se aprobó la ley, cualquier persona, con la mera voluntad, puede acudir al Registro Civil e inscribirse con un género distinto al que figura en su documento de identidad. En el caso de este ertzaina, resultaría difícil probar que se trata de un «fraude de ley», ya que no se ha presentado a ningún curso de ascenso, en el que, por ejemplo, le pudiera beneficiar ser mujer.


Recientemente, el Registro de Las Palmas denegó la solicitud de un militar de registrarse como mujer para conseguir un ascenso. El juez concluyó que la intención del solicitante no era acogerse a los supuestos legitimados en la llamada 'ley trans', sino beneficiarse de la discriminación positiva.


«Nos frustra ver que alguien, aunque sea una minoría, se quiera aprovechar de la ley». Sus compañeras están convencidas de que inicialmente dio el paso «para fastidiar al sistema», aunque «se le ha ido de las manos, se ha metido en un lío y ahora no es capaz de retractarse». Les molesta especialmente que «todo el mundo sabe que es mentira, pero nadie hace nada. En nosotras no ha pensado nadie». El Departamento de Seguridad, por su parte, al que de momento sólo le consta la solicitud de cambio de s*x*, «velará por el escrupuloso respeto de los derechos de cada agente».


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normal, yo estaria como ellas, a ver que hace la nueva ministra
 

Una militar trans de Sevilla: "No puedo utilizar el vestuario femenino a pesar de ser mujer"​

  • Francisco Javier L. G., soldado transgénero, asegura sentirse discriminada por no poder compartir dependencias con el resto de mujeres de su unidad
  • La militar no ha cambiado de nombre ni se ha operado, pero modificó su género acogiéndose a la nueva ley trans
  • El Ejército le ha ofrecido un espacio de oficiales compartido por turnos con otras mujeres
  • Diez claves para entender la ley trans
  • Todo lo que cambia con la ley trans


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Una militar transgénero de Sevilla asegura que se siente discriminada porque no puede utilizar los vestuarios femeninos a pesar de ser oficialmente una mujer. Así consta en su DNI, después de que hace unos ocho meses iniciara en los juzgados los trámites para cambiar de género acorde a los supuestos que contempla la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, más conocida como ley trans, que fue aprobada por el Congreso de los Diputados en febrero de 2023.

Francisco Javier L. G., de 42 años y vecina de Carmona, no ha sido sometida a ninguna intervención quirúrgica para cambiar de s*x* ni tiene previsto hacerlo. "Me gusta mi cuerpo, soy feliz con él y no pretendo cambiarlo". Tampoco se ha cambiado el nombre. Lo que ha modificado es únicamente su género. Con la anterior ley no podría haberlo hecho. El nuevo texto legal suprime la obligación de aportar informes médicos que acrediten la disforia de género y la prueba de dos años de tratamiento hormonal, como ocurría hasta antes de la entrada en vigor de la ley trans para las personas adultas.

De hecho, la apariencia física de Francisco Javier L. G. dista mucho de ser femenina. Mide casi dos metros de altura, tiene barba y viste ropa de caballero. Además, explica abiertamente que le gustan las mujeres, pues ella es lesbiana. Los trámites del cambio de género los hizo sin problema alguno, tras presentar la documentación en el Registro Civil y posteriormente ratificar su decisión a los tres meses. Un juez emitió una sentencia que la considera mujer y en unas semanas ya tenía un nuevo DNI. "Sólo tardó un poco más porque yo nací en Lanzarote y para que enviaran la partida de nacimiento se empleó algo más de tiempo, pero ya está".

Los problemas, asegura, llegaron cuando comunicó el cambio de género en su trabajo. Es militar desde el año 1999 y, entre otras funciones, es mecánica chapista de carros de combate. Está destinada en un acuartelamiento de Sevilla, si bien en estos momentos se encuentra de baja médica por una lesión en el hombro, que puede tenerla unos meses más apartada del servicio activo.

La soldado Francisco informó a sus superiores de que es ya una mujer, y por lo tanto no puede utilizar el vestuario masculino, donde estaba su taquilla y donde se había cambiado durante todos estos años. "No podía seguir utilizando un vestuario contrario a mi género, por lo que solicité el uso del vestuario que me correspondiera, que entiendo que debe ser el femenino, pues soy una mujer", explica esta soldado, que ha querido dar a conocer su situación a través de este periódico y asegura que iniciará acciones legales al sentirse discriminado. Las instalaciones, sin embargo, son de hace casi cincuenta años y sólo hay vestuarios masculinos y femeninos, estando éste último ocupado por encimo de su capacidad.

"Pensé que iba a ser algo más normal, porque yo siempre me he llevado bien con todo el mundo. Desde que solicité verbalmente el cambio de taquilla se encendió la pólvora. Todo eran rumores y oficiales que querían hablar conmigo. Me mandaron una citación para hablar con un mando jurídico venido de La Coruña para 'solventar unos problemas'. En ese momento me pregunté qué problema he causado yo, qué mal he hecho al Ejército o al Ministerio de Defensa. A partir de ahí dejé de dormir bien", sostiene la militar sevillana.

De esta reunión se levantó un acta, llamada técnicamente diligencia de constancia, en la que se recoge la situación actual en la que se encuentra la soldado. En lo que respecta al uso de aseos y vestuarios, se le informa a la soldado de que no puede hacer uso de los masculinos al ser incompatibles con su nueva consideración. Sin embargo, hay que estudiar en profundidad el caso antes de permitirle el uso del vestuario femenino, con el fin de garantizar tanto su propia intimidad como la del resto del personal de su mismo género. Fuentes conocedoras del caso apuntaron que se le trató con "rigor, integración y cariño", sin que exista discriminación alguna por su condición.

Actualmente el Ministerio de Defensa no tiene ninguna indicación ni instrucción emitida por las autoridades o mandos competentes sobre cómo debe actuar en un caso como éste, derivado de la nueva ley trans. El Ejército entiende que hace falta una valoración individualizada de cada asunto, teniendo en cuenta además la disponibilidad existente en cada infraestructura en cuestión. A la soldado Francisco se le informó en aquella reunión de se están realizando obras en diversas dependencias de la instalación militar en la que está destinado, en particular en la zona de vestuarios para el personal femenino, lo que implicará una redistribución del mismo.

Las actuales condiciones no permiten el uso de las instalaciones femeninas porque ya existe una saturación de personal. Según ella, le comunicaron que el vestuario está a un nivel de ocupación del 110%. Es una dependencia que utiliza el personal de diferentes unidades y en ella no existen espacios o dependencias que puedan aislarse o individualizarse, y menos aún en la zona de duchas, lavabos y retretes. Por ello, la única opción que queda mientras estén las obras y se redistribuya al personal es habilitarle, de forma circunstancial y provisional, la zona de vestuario femenino de cuadro de mandos. Allí se puede colocar su taquilla.

Sin embargo, al ser una zona compartida, el Ejército entiende que la soldado trans debe cambiarse en un determinado horario y cumpliendo unos turnos. En el momento en que reciba el alta médica y se reincorpore al trabajo, Francisco puede hacer uso de este vestuario antes de las 7:30 y podrá cambiarse antes de la actividad física entre las 13:15 y las 13:30, para luego ducharse al acabar los ejercicios entre las 14:30 y las 14:45. En verano, los ejercicios físicos se realizan a primera hora de la mañana, por lo que podrá usarlos entre las 8:30 y las 8:45.

Una vez terminadas las obras, la mejor opción sería que hiciera uso de una zona de vestuario que está habilitada para el personal femenino, también en el mismo horario. La soldado considera que estas medidas no son justas ni correctas y considera que está siendo discriminada por haber cambiado de género, si bien en la reunión aseguró que acatará estas normas. "Yo no sabía a lo que iba. Legalmente no te pueden preguntar por qué me he cambiado de género, aunque yo sí pueda explicarlo de buena fe. Si un juez ya me ha juzgado, y me ha declarado mujer, ¿Qué tiene que decir un abogado del Ejército?. Y, después, yo soy soldado, no soy cuadro de mando, hay personas con grados superiores a mí que encajarían mejor en esa habitación que yo".

Francisco asegura que siempre sintió "algo raro". "Cambiar de género no es algo que se produzca de la noche a la mañana. Yo estoy feliz con mi cuerpo y me gustan las mujeres, pero me di cuenta de algunas cosas y me sentía mujer. Por ejemplo, soy esteticista, y me siento mejor hablando con mujeres que con hombres", explica la soldado. "Cuando salió la ley nueva, le pregunté a mi hija si le importaba que me hiciera mujer. Ella, que tiene diez años, me dijo que no le importaba y tomé la decisión de hacerlo. Sabía que, al ser militar iba a ser algo complicado, pero tenía la decisión tomada. No soy transexual, porque a mí me gusta mi s*x*. No voy a amputar ni me voy a operar. Estoy feliz con mi cuerpo y me gustan las mujeres", cuenta la militar, que participó en marzo de 2023 en un programa de First Dates, aún como hombre y buscando novia.

Sostiene que ha tenido que oír comentarios y bromas durante todo este proceso. "Una vez está bien, dos está bien, pero ya cansa... Yo entiendo que mi apariencia puede chocar, pero yo no voy insultando a nadie. Si gracias a Dios hay una ley que me permite ser mujer y ejercer mis derechos como tal, ¿Qué problema hay?".

Asegura la soldado que no busca ningún beneficio con su cambio de género. "Tengo mi vida arreglada, me puede ir mejor o peor pero como a cualquier ciudadano. Tengo un negocio que gracias a Dios me va bien (es esteticista), no quiero dinero de nadie. Todo el mundo me dice que busco beneficiarme. Yo tengo mi trabajo y a los 45 años me licencio del Ejército".

"Pensé que la integración como personal femenino sería mucho más fácil. No creo que a toda mujer que llegue nueva al acuartelamiento se le tenga que presentar un teniente coronel jurídico. Me dicen que es algo que no está legislado, ¿Pero qué hay que legislar?. En la ley no hay ningún apéndice específico para el personal del Ministerio de Defensa", añade esta soldado.

Sobre la opinión de sus compañeras, Francisco sabe que hubo una reunión con el resto de las mujeres. "No entiendo por qué entonces no se me avisó a mí. Si la reunión era con todas las mujeres, a mí me excluyeron. Yo he hablado con varias compañeras y me han dicho que tengo problemas. Me dicen 'Chico, tú te cambias al lado mía'. Lo de Chico es un apodo. Pero tampoco me molestaría si me lo dijeran sin mala intención, no tengo la piel tan fina".



Dentro de la noticia hay un video

 

Una militar trans de Sevilla: "No puedo utilizar el vestuario femenino a pesar de ser mujer"​

  • Francisco Javier L. G., soldado transgénero, asegura sentirse discriminada por no poder compartir dependencias con el resto de mujeres de su unidad
  • La militar no ha cambiado de nombre ni se ha operado, pero modificó su género acogiéndose a la nueva ley trans
  • El Ejército le ha ofrecido un espacio de oficiales compartido por turnos con otras mujeres
  • Diez claves para entender la ley trans
  • Todo lo que cambia con la ley trans


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Una militar transgénero de Sevilla asegura que se siente discriminada porque no puede utilizar los vestuarios femeninos a pesar de ser oficialmente una mujer. Así consta en su DNI, después de que hace unos ocho meses iniciara en los juzgados los trámites para cambiar de género acorde a los supuestos que contempla la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, más conocida como ley trans, que fue aprobada por el Congreso de los Diputados en febrero de 2023.

Francisco Javier L. G., de 42 años y vecina de Carmona, no ha sido sometida a ninguna intervención quirúrgica para cambiar de s*x* ni tiene previsto hacerlo. "Me gusta mi cuerpo, soy feliz con él y no pretendo cambiarlo". Tampoco se ha cambiado el nombre. Lo que ha modificado es únicamente su género. Con la anterior ley no podría haberlo hecho. El nuevo texto legal suprime la obligación de aportar informes médicos que acrediten la disforia de género y la prueba de dos años de tratamiento hormonal, como ocurría hasta antes de la entrada en vigor de la ley trans para las personas adultas.

De hecho, la apariencia física de Francisco Javier L. G. dista mucho de ser femenina. Mide casi dos metros de altura, tiene barba y viste ropa de caballero. Además, explica abiertamente que le gustan las mujeres, pues ella es lesbiana. Los trámites del cambio de género los hizo sin problema alguno, tras presentar la documentación en el Registro Civil y posteriormente ratificar su decisión a los tres meses. Un juez emitió una sentencia que la considera mujer y en unas semanas ya tenía un nuevo DNI. "Sólo tardó un poco más porque yo nací en Lanzarote y para que enviaran la partida de nacimiento se empleó algo más de tiempo, pero ya está".

Los problemas, asegura, llegaron cuando comunicó el cambio de género en su trabajo. Es militar desde el año 1999 y, entre otras funciones, es mecánica chapista de carros de combate. Está destinada en un acuartelamiento de Sevilla, si bien en estos momentos se encuentra de baja médica por una lesión en el hombro, que puede tenerla unos meses más apartada del servicio activo.

La soldado Francisco informó a sus superiores de que es ya una mujer, y por lo tanto no puede utilizar el vestuario masculino, donde estaba su taquilla y donde se había cambiado durante todos estos años. "No podía seguir utilizando un vestuario contrario a mi género, por lo que solicité el uso del vestuario que me correspondiera, que entiendo que debe ser el femenino, pues soy una mujer", explica esta soldado, que ha querido dar a conocer su situación a través de este periódico y asegura que iniciará acciones legales al sentirse discriminado. Las instalaciones, sin embargo, son de hace casi cincuenta años y sólo hay vestuarios masculinos y femeninos, estando éste último ocupado por encimo de su capacidad.

"Pensé que iba a ser algo más normal, porque yo siempre me he llevado bien con todo el mundo. Desde que solicité verbalmente el cambio de taquilla se encendió la pólvora. Todo eran rumores y oficiales que querían hablar conmigo. Me mandaron una citación para hablar con un mando jurídico venido de La Coruña para 'solventar unos problemas'. En ese momento me pregunté qué problema he causado yo, qué mal he hecho al Ejército o al Ministerio de Defensa. A partir de ahí dejé de dormir bien", sostiene la militar sevillana.

De esta reunión se levantó un acta, llamada técnicamente diligencia de constancia, en la que se recoge la situación actual en la que se encuentra la soldado. En lo que respecta al uso de aseos y vestuarios, se le informa a la soldado de que no puede hacer uso de los masculinos al ser incompatibles con su nueva consideración. Sin embargo, hay que estudiar en profundidad el caso antes de permitirle el uso del vestuario femenino, con el fin de garantizar tanto su propia intimidad como la del resto del personal de su mismo género. Fuentes conocedoras del caso apuntaron que se le trató con "rigor, integración y cariño", sin que exista discriminación alguna por su condición.

Actualmente el Ministerio de Defensa no tiene ninguna indicación ni instrucción emitida por las autoridades o mandos competentes sobre cómo debe actuar en un caso como éste, derivado de la nueva ley trans. El Ejército entiende que hace falta una valoración individualizada de cada asunto, teniendo en cuenta además la disponibilidad existente en cada infraestructura en cuestión. A la soldado Francisco se le informó en aquella reunión de se están realizando obras en diversas dependencias de la instalación militar en la que está destinado, en particular en la zona de vestuarios para el personal femenino, lo que implicará una redistribución del mismo.

Las actuales condiciones no permiten el uso de las instalaciones femeninas porque ya existe una saturación de personal. Según ella, le comunicaron que el vestuario está a un nivel de ocupación del 110%. Es una dependencia que utiliza el personal de diferentes unidades y en ella no existen espacios o dependencias que puedan aislarse o individualizarse, y menos aún en la zona de duchas, lavabos y retretes. Por ello, la única opción que queda mientras estén las obras y se redistribuya al personal es habilitarle, de forma circunstancial y provisional, la zona de vestuario femenino de cuadro de mandos. Allí se puede colocar su taquilla.

Sin embargo, al ser una zona compartida, el Ejército entiende que la soldado trans debe cambiarse en un determinado horario y cumpliendo unos turnos. En el momento en que reciba el alta médica y se reincorpore al trabajo, Francisco puede hacer uso de este vestuario antes de las 7:30 y podrá cambiarse antes de la actividad física entre las 13:15 y las 13:30, para luego ducharse al acabar los ejercicios entre las 14:30 y las 14:45. En verano, los ejercicios físicos se realizan a primera hora de la mañana, por lo que podrá usarlos entre las 8:30 y las 8:45.

Una vez terminadas las obras, la mejor opción sería que hiciera uso de una zona de vestuario que está habilitada para el personal femenino, también en el mismo horario. La soldado considera que estas medidas no son justas ni correctas y considera que está siendo discriminada por haber cambiado de género, si bien en la reunión aseguró que acatará estas normas. "Yo no sabía a lo que iba. Legalmente no te pueden preguntar por qué me he cambiado de género, aunque yo sí pueda explicarlo de buena fe. Si un juez ya me ha juzgado, y me ha declarado mujer, ¿Qué tiene que decir un abogado del Ejército?. Y, después, yo soy soldado, no soy cuadro de mando, hay personas con grados superiores a mí que encajarían mejor en esa habitación que yo".

Francisco asegura que siempre sintió "algo raro". "Cambiar de género no es algo que se produzca de la noche a la mañana. Yo estoy feliz con mi cuerpo y me gustan las mujeres, pero me di cuenta de algunas cosas y me sentía mujer. Por ejemplo, soy esteticista, y me siento mejor hablando con mujeres que con hombres", explica la soldado. "Cuando salió la ley nueva, le pregunté a mi hija si le importaba que me hiciera mujer. Ella, que tiene diez años, me dijo que no le importaba y tomé la decisión de hacerlo. Sabía que, al ser militar iba a ser algo complicado, pero tenía la decisión tomada. No soy transexual, porque a mí me gusta mi s*x*. No voy a amputar ni me voy a operar. Estoy feliz con mi cuerpo y me gustan las mujeres", cuenta la militar, que participó en marzo de 2023 en un programa de First Dates, aún como hombre y buscando novia.

Sostiene que ha tenido que oír comentarios y bromas durante todo este proceso. "Una vez está bien, dos está bien, pero ya cansa... Yo entiendo que mi apariencia puede chocar, pero yo no voy insultando a nadie. Si gracias a Dios hay una ley que me permite ser mujer y ejercer mis derechos como tal, ¿Qué problema hay?".

Asegura la soldado que no busca ningún beneficio con su cambio de género. "Tengo mi vida arreglada, me puede ir mejor o peor pero como a cualquier ciudadano. Tengo un negocio que gracias a Dios me va bien (es esteticista), no quiero dinero de nadie. Todo el mundo me dice que busco beneficiarme. Yo tengo mi trabajo y a los 45 años me licencio del Ejército".

"Pensé que la integración como personal femenino sería mucho más fácil. No creo que a toda mujer que llegue nueva al acuartelamiento se le tenga que presentar un teniente coronel jurídico. Me dicen que es algo que no está legislado, ¿Pero qué hay que legislar?. En la ley no hay ningún apéndice específico para el personal del Ministerio de Defensa", añade esta soldado.

Sobre la opinión de sus compañeras, Francisco sabe que hubo una reunión con el resto de las mujeres. "No entiendo por qué entonces no se me avisó a mí. Si la reunión era con todas las mujeres, a mí me excluyeron. Yo he hablado con varias compañeras y me han dicho que tengo problemas. Me dicen 'Chico, tú te cambias al lado mía'. Lo de Chico es un apodo. Pero tampoco me molestaría si me lo dijeran sin mala intención, no tengo la piel tan fina".



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Menuda patata caliente para sus superiores... Me parece bien que la cúpula esté reaccionando intentando proteger a las mujeres soldado y policía porque son plenamente conscientes de que perfil de persona es esta. No se están operando, no se visten de mujer, no se cambian el nombre, dudo que utilicen pronombres femeninos... Ahora, ir a los vestuarios femeninos es lo primerito que piden segun se cambian el DNI. Y, casualmente, les gustan las mujeres, no los hombres...
 
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Menuda patata caliente para sus superiores... Me parece bien que la cúpula esté reaccionando intentando proteger a las mujeres soldado y policía porque son plenamente conscientes de que perfil de persona es esta. No se están operando, no se visten de mujer, no se cambian el nombre, dudo que utilicen pronombres femeninos... Ahora, ir a los vestuarios femeninos es lo primerito que piden segun se cambian el DNI. Y, casualmente, les gustan las mujeres, no los hombres...


Pero si el tío, perdón tía estuvo hace 1 año en first dates buscando el amor


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Es curioso que todas estas ""mujeres PIL"" (por imperativo legal) coincidan exactamente en dos preferencias personales muy específicas:

1. Son lesbian@s.
2. Solo quieren relaciones con mujeres ""biológicas"", es decir, con mujeres. Nunca con otras "mujeres PIL" quienes, en su acientífica teoría, serían tan mujeres como ell@s o como quienes hemos nacido hembras humanas.

Da que pensar.

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