Esta señora es la que deberia estar en la misa de Palma.
Ni la nuera, ni el hijo.
Es mas, ella y los dos hologramas rubios que no tienen la culpa del comportamiento de sus padres ni de que emigren fuera del pais cada vez que pueden.
Seria todo mas natural.
La mujer vivira en Londres pero ahi esta, en Palma.
Donde estan los otros dos?: vacaciones por separado.
Despues llegan a la isla para la foto y montan el numerito.
El numerito está montado desde un principio, con todo, absolutamente.
Por de pronto hay una gran especulación para saber, prever, indagar como será la asistencia a una representación de lo más ridícula en si misma. Y no se enfaden las almas religiosas que para nada me meto con lo intrínseco que es justamente lo que parece olvidarse empezando por la curia. El año pasado la catedral parecía un mercado.
Es ridículo desde un principio porque la asistencia nada que ver con el culto, nada, es una imagen renovada, en principio, de la augusta real familia que en una hora, con viaje de ida vuelta sincronizados, se presta y condiciona para una foto, la foto de la hipocresia en todos los sentidos y con cargo a un acto religioso que debiera estar totalmente lejos de semejante ostentación.
Si dentro de esa breve escena la familia se dedica a rascarse la pierna, hablar dentro de la Iglesia como si estuviera en su casa, darse de manotazos, discutir en público, formar la de Dios es Cristo sin cortapisa alguna, todo ello resulta tan deleznable que, si bien sirve para divertimento del cotilleo, tambien es cierto que es un gran escalón de ascenso para vergüenza de la Institución y de los que la mantenemos.
Que resulte divertido no se duda, pero que sigamos con el adoramuste a tan insignes personas es vergonzoso para todos y cada uno de nosotros.
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