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El título del artículo es malicioso porque no representa lo que el pueblo español piensa ni la Corona pretende.
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Una Reina para Latinoamérica
FUERA DE LÍNEA
- EDUARDO ÁLVAREZ
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- 12 AGO. 2018 01:52
BERNARDO PAZ
1comentariosVer comentario
SE HALLAN nuestros próceres tan absortos en las cuitas domésticas -razones haylas- y el Rey, en concreto, tiene tantos frentes, que llevan años descuidando la política exterior, cada vez más irrisoria. Quizá la visita de Merkel a Doñana sirva como punto de inflexión, aunque en su momento también vimos a la canciller sudar en el Camino de Santiago con Rajoy y no es que cambiara mucho nuestra irrelevancia allende los Pirineos. Porque la acción exterior exige demasiados esfuerzos, voluntad, capacidad diplomática, tiempo, consenso entre partidos y, no menos importante, ganas. Y nuestros últimos presidentes del Gobierno de eso no andaban precisamente sobrados.
La toma de posesión del nuevo presidente de Colombia ha vuelto a poner en evidencia nuestras fallas en esta materia. Y, en concreto, quedan otra vez al descubierto las dificultades de la Corona para afrontar con grandeza y efectividad una labor tan crucial como la proyección internacional. El reinado de Felipe VI, por más que le escueza a los independentistas, está siendo impecable de puertas adentro. En cambio, la agenda diplomática hasta ahora peca de una pobreza clamorosa. El año de desgobierno en España y la falta de interés de Rajoy, obsesionado exclusivamente por la economía, han dejado fuera de juego al Monarca en el terreno donde más puede lucirse. Y no parece que vayan a cambiar mucho las cosas por el momento, ya que el Gobierno de Sánchez no ofrece la estabilidad necesaria. Y, para colmo, la Corona está perdiendo comba en la estricta representación protocolaria, como ha ocurrido en Bogotá.
El apartamiento del Rey emérito por el estallido del caso Corinna agrava la situación y obliga a Zarzuela a buscar solución urgente. Porque no parece que Juan Carlos I vaya a asistir a muchas más juras de presidentes, y no puede ser que los sustitutos sean Ana Pastor o García-Escudero, difíciles de colocar en el banco de autoridades. Y lo del emérito no nos coge por sorpresa. Don Felipe, como Príncipe de Asturias, asistió a 69 tomas presidenciales al otro lado del charco. Pero desde que subió al trono, ha habido episodios tan bochornosos como el de la proclamación de la presidenta de Brasil en 2014, cuando España sólo mandó al embajador, y de milagro. La Corona debe recuperar prestigio internacional, en especial en Latinoamérica, algo que, por cierto, recoge nuestra Constitución. Y Ley obliga. Leonor es todavía demasiado pequeña para hacer frente a esta papeleta. Y con una Familia Real tan reducida como se nos ha quedado la nuestra, sólo cabe que empiece a ejercer este papel Doña Letizia.
En pueblos olvidados de la mano de Dios, no lo puedo asegurar. Pero en Iruya, donde tiene el kiosko @Gabriela_ , ya están armando una comisión de repudio.La kk no da la talla ni para reina de carnaval de un pueblo olvidado de la mano de Dios!!!
¿ Quien ha abierto este hilo es latinoamericana ?, Es que me descojono con eso de una reina
Todo lo contrario. Se trata de un artículo en un periódico español. Que no saben qué hacer con la reina y claro, como ya fue a Haití y República dominicana a lavar su imagen, ahora toca Latinoamérica. Es que ya no queda nadie más en palacio..... Salieron todos....
Y olvidas la imagen que dió en el lobby del hotel en Bs As. Descansando los pies encima de un puff. No recuerdo eso sí, si hasta se había descalzado....Me imagino los titulares del Hola, Vanitatis, El Mundo y demas ... "La Reina Letizia re-conquista Latinoamérica para Espana, con su despanpanante belleza, ojos verdes, pelo rubio, altura, dominio de idiomas, profesionalismo, diplomacia, clase y elegancia ... La mismísima Isabel de Castilla no podría estar mas orgullosa y feliz".
Lo que hay que leer ...
Una Reina para Latinoamérica
FUERA DE LÍNEA
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- 12 AGO. 2018 01:52
BERNARDO PAZ
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SE HALLAN nuestros próceres tan absortos en las cuitas domésticas -razones haylas- y el Rey, en concreto, tiene tantos frentes, que llevan años descuidando la política exterior, cada vez más irrisoria. Quizá la visita de Merkel a Doñana sirva como punto de inflexión, aunque en su momento también vimos a la canciller sudar en el Camino de Santiago con Rajoy y no es que cambiara mucho nuestra irrelevancia allende los Pirineos. Porque la acción exterior exige demasiados esfuerzos, voluntad, capacidad diplomática, tiempo, consenso entre partidos y, no menos importante, ganas. Y nuestros últimos presidentes del Gobierno de eso no andaban precisamente sobrados.
La toma de posesión del nuevo presidente de Colombia ha vuelto a poner en evidencia nuestras fallas en esta materia. Y, en concreto, quedan otra vez al descubierto las dificultades de la Corona para afrontar con grandeza y efectividad una labor tan crucial como la proyección internacional. El reinado de Felipe VI, por más que le escueza a los independentistas, está siendo impecable de puertas adentro. En cambio, la agenda diplomática hasta ahora peca de una pobreza clamorosa. El año de desgobierno en España y la falta de interés de Rajoy, obsesionado exclusivamente por la economía, han dejado fuera de juego al Monarca en el terreno donde más puede lucirse. Y no parece que vayan a cambiar mucho las cosas por el momento, ya que el Gobierno de Sánchez no ofrece la estabilidad necesaria. Y, para colmo, la Corona está perdiendo comba en la estricta representación protocolaria, como ha ocurrido en Bogotá.
El apartamiento del Rey emérito por el estallido del caso Corinna agrava la situación y obliga a Zarzuela a buscar solución urgente. Porque no parece que Juan Carlos I vaya a asistir a muchas más juras de presidentes, y no puede ser que los sustitutos sean Ana Pastor o García-Escudero, difíciles de colocar en el banco de autoridades. Y lo del emérito no nos coge por sorpresa. Don Felipe, como Príncipe de Asturias, asistió a 69 tomas presidenciales al otro lado del charco. Pero desde que subió al trono, ha habido episodios tan bochornosos como el de la proclamación de la presidenta de Brasil en 2014, cuando España sólo mandó al embajador, y de milagro. La Corona debe recuperar prestigio internacional, en especial en Latinoamérica, algo que, por cierto, recoge nuestra Constitución. Y Ley obliga. Leonor es todavía demasiado pequeña para hacer frente a esta papeleta. Y con una Familia Real tan reducida como se nos ha quedado la nuestra, sólo cabe que empiece a ejercer este papel Doña Letizia.