Faltas de respeto de Letizia y Leonor a la Reina Sofia - Malas relaciones entre Letizia y Sofia.

¿Por qué capítulo vamos? ¿Por el de sacarle los trapos a todo el mundo para intentar disculpar a la barriobajera? Típico.

La única culpable de su actuación en una catedral, acabada de escuchar misa de resurrección, enfrentándose a la reina madre como una choni nivel la Rispa y sus cuchillos «personaja del foro YouTubers» es ella, sólo ella y nadie más que ella.

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El Mundo Orbyt.

07/04/2018

Y ZARZUELA RESPONDE: “ENTENDIDO. TOMAMOS NOTA”
POR PILAR URBANO

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Pocas veces en un país tan heterogéneo como el nuestro se produce una coincidencia tan unánime en la valoración de un hecho. Es lo que sucedió con el fragmento del video ‘pugna de reinas’. Y tras el visionado, la reacción indignada. Un fragor, no ya en los mass media, también en los tuits y en los whatsapps de ciudadanos corrientes y molientes, que al instante sustituyeron la imagen de su perfil por el rostro de la Reina Sofía.

La coincidencia en lo visual era fácil: la Reina Sofía quería fotografiarse abrazando a sus dos nietas Borbón-Ortiz y la Reina Letizia lo impedía. El cruce de palabras entre ambas sólo podía adivinarse por lectores de labios, pero también era obvio: un pulso entre dos mujeres tenaces.

Más sorprendente fue que millones de españoles –y alguna egregia dama griega– hicieran la misma lectura de aquellas fugaces imágenes, y no sólo como una desavenencia familiar, sino desde una clave política: Letizia viene trazando un ‘cinturón de asepsia’ que aísle a su esposo, el Rey Felipe, y sus hijas de quienquiera que haya ‘tomado partido’ por la Infanta Cristina. En las escasas reuniones de familia –Tatoi, y las tumbas de los monarcas griegos Pablo y Federica; Oslo, por el 80 cumpleaños del rey Harald; El Escorial, exequias del duque Carlos Calabria y 25 aniversario de la muerte de Don Juan–, donde físicamente coincidieron los hermanos Felipe y Cristina, la Reina Letizia hizo imposible que ambos fuesen registrados juntos por ninguna cámara fotográfica. Si en la misa de Pascua en la catedral de Palma no era esa su intención… las imágenes de EFE, tanto las del posado familiar como las del ‘episodio’ dentro del templo, decían otra cosa.

Especialmente elocuente fue el gesto de quien, por niña, aún no ha aprendido a fingir: la Princesa Leonor, al sacudirse del hombro la mano de su abuela Sofía, no hacía otra cosa que obedecer al movimiento imperativo de su madre, que intervino para desbaratar la pretendida foto. En Zarzuela se invoca la inocencia de “una niña de 12 años, cansada de una larga ceremonia religiosa, saludos a los invitados que desde los bancos, a izquierda y derecha, la fotografiaban con su móviles…, lo mismo le daba desembarazarse de la mano de su abuela que de la de su madre”. Puede ser. Sin embargo, la mirada de la princesita a su madre era de niña subyugada. No digo temerosa, digo subyugada, digo sometida a una instrucción y a una disciplina férreas demasiado parecidas a la inducción monocorde de las ikastolas. Una sobreprotección materna de la que se libra su hermana menor, la Infanta Sofía. Quizá de ahí su alegría y su espontaneidad. Oasis ventajoso de las ‘segundonas’.

Inmiscuirse en la educación que recibe la heredera del trono podría ser una insolente injerencia en casa ajena, si no fuese porque el futuro de Leonor –si el trayecto de la Monarquía sigue su curso– llegará en su día a afectarnos a todos. Por tanto, nos incumbe. Nada que oponer a que la Reina Letizia descargue el cuidado doméstico de sus hijas en su madre, Paloma Rocasolano. Ahora bien, la formación de una princesa que en su día será llamada a reinar y a representar a los españoles dentro y fuera de España, requiere un aprendizaje muy esmerado en usos de corte y en protocolos regios que difícilmente podrá aportarle quien, por su origen, por su ejercicio profesional y por su ideología republicana, no ha tenido ocasión de conocerlos. Perfectamente lógico. Pero choca que se desestime la imponderable ‘tutoría’ de una de las reinas con más acendrado pedigrí y cuyos genes entroncan con todas las dinastías que reinan hoy y con las que han reinado en toda Europa desde hace 900 años. Se dice pronto, pero apabulla contemplar los entrelazados árboles genealógicos de ‘la otra abuela’, la que –dicen– apenas tiene acceso a la casa de su hijo, de su nuera y de sus nietas..., pese a vivir en el mismo recinto de Zarzuela.

Nunca he criticado a la Reina Letizia. Antes bien, siempre he defendido su difícil papel. Y su talento innato para ‘saber estar’ sin despersonalizarse ni ser engullida por la burbuja borbónica. Una vez me dijo la Reina Sofía: “Yo quise que antes de casarse con mi hijo viniera a vivir a la zona de invitados, para que abriera bien los ojos y viera en qué familia se metía… Que no se llevara sorpresas”.

¿Y cuál ha sido la reacción en palacio? Llamo, pregunto y me dicen: “Mientras ocurría esa escena, nadie le dio importancia… No fueron conscientes de la interpretación que podía tener. De hecho, se fueron todos a comer a Marivent como si tal cosa, sin la menor tensión. Después, ante la reacción que se desató y a la vista de la trascendencia que aquello adquiría, todos –todos y todas los que aparecen en esa secuencia del vídeo–, tomaron nota de que aquello no estuvo bien… Pero por ambas partes, ni una menos ni una más. Al final el daño es conjunto. La reacción de Zarzuela ha sido: ‘Hemos entendido, y tomamos nota’. Y sería incomprensible que no se produjera algo. La gente lo espera. Pero será algo natural, como natural fue la escena del vídeo. Es decir, no se va a forzar ni a impostar ni a organizar nada. Pero habrá una respuesta, porque ha habido un suceso inadecuado, de ocho o 10 segundos, vale, pero lo ha habido”.

m
 
No sé subir vídeos, pero habéis visto el vídeo en q llega a una cena en Mallorca, y cuando pasa por delante de la suegra agacha la cabeza y ni la saluda? Que meneos de culo!!!
Pero quién se cree q es?
Igual q cuando acudió aún de novia a una boda real de rojo, estirada, e inadecuada.
Y se criticaba a sanum en la boda de los noruegos
 
Del libro Adios Princesa de David Rocasolano:

Capitulo 4 La Periodista

...
Prefería la casa de Tejera, otro periodista de CNN+ que se convirtió en su nueva pareja. La relación era completamente distinta a la que tuvo con Guerrero, el profesor y amante con quien ella era “atenta, aplicada y obediente”. Tejera era un compañero de profesión ambicioso e independiente, “agradable, divertido y muy amable”, además de mujeriego. La impresión de Rocasolano es que en aquella relación había una química sexual muy intensa entre ambos, pero muy pocas ganas de comprometerse afectivamente. “Mi prima, contradictoria impenitente, deseaba mantener su libertad mientras intentaba controlar la de David. Sus discusiones por esta causa eran más que habituales, incluso en presencia de testigos”. Ella llegaba al histerismo en aquellas broncas.


Capitulo 7 El primer veto

Rocasolano cuenta que su prima empezó a utilizarlo como “heraldo negro” con el resto de la familia. Ella daba órdenes de qué tenían que hacer, o como debían comportarse, y el primo era el transmisor. Rocasolano hace autocrítica: “había entrado en una especie de estado gilipollas y asumía estas pequeñas cuestiones como encargos importantes y ejecutaba las órdenes con precisión, sin tener en cuenta los sentimientos de los demás”.

Poco a poco L.O. iba cercenando los espacios de libertad y espontaneidad de su familia y al final acabó haciendo estallar las relaciones entre ellos. “Esta estrategia aplicada por Letizia imponiendo en nuestra humilde familia actitudes hipócritas, coartando libertades personales, convirtiendo cada gesto en un agravio, midiendo al milímetro cada palabra, acabó distanciándonos a todos”. Les inyectó en vena el complejo “de no estar a la altura, de no ser bastante” e intentó convertirlos en un remedo de los autómatas protocolarios de Zarzuela, que nunca tenían entre ellos un “gesto de cariño o de complicidad”. Para colmo todos empezaron a perder su identidad: “todos empezamos a ser la abuela de, la tía de, la hermana de, el cuñado de. Hasta Felipe empezaba a ser, simplemente, el prometido de…Letiza nos había transformado en insignificantes satélites adiestrados para orbitar, obedientemente, a su alrededor”.


https://www.cotilleando.com/threads...tiz-capitulos-y-extractos.77397/#post-1779367



Nada nuevo bajo el sol. No solo no va a cambiar sino que irá a peor.

¡QUE JOYA NOS TRAJO EL BORBÓN!
 
El Mundo Orbyt.

LA VIDA DE LOS OTROS

EMILIA LANDALUCE

07/04/2018

DAN GANAS DE GRITAR
“¡VIVA LA REINA LETIZIA!”


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Es difícil opinar de la escena de Palma. En cualquier caso, Doña Letizia está siendo tan brutalmente (y quizás, injustamente) vilipendiada que apetece mucho defenderla. Esencialmente porque la misma turba que pide su cabeza (en sentido figurado) sería la misma que la lloraría si en efecto, se cediera a sus deseos. Por otro lado, hay algo que resulta extremadamente desagradable en las críticas que cierta tipología humana le dedica a la Reina. Se trata del clasismo que paradójicamente tampoco entiende de clases sociales. Desde el martes, eso de que hay cosas que “no se aprenden” se repite como una letanía que huele a naftalina y a vagón de tren. ¿A viejo? ¿A rancio? Exactamente. El respeto es algo que entiende el jornalero, la clase media y el monarca. También las periodistas. Tan sólo han sido 15 segundos sin pie de foto. En cualquier caso, resulta curioso que el primero en emitir el vídeo (luego llegaría el avezado tuitero) fuera un canal del grupo Godó.



Una casa elegante en el barrio de Salamanca en Madrid. En las mesitas del salón, fotos dedicadas de Alfonso XIII, Don Juan, el Rey Juan Carlos... La dueña se refiere a su padre como “papá” y habla de abuelo (así, sin artículo) cuando cuenta alguna anécdota del “padre de papá”, muerto hace más de 30 años. El móvil no dejaba de vibrar por la actividad del chat familiar (bautizado con el ducado en plural) en el que todos comentaban el vídeo del Domingo de Resurrección en el que se producía el ya célebre rifirrafe. “El Rey está muy bien pero... No se puede tratar así a una abuela”. La reacción hermanaba a la aristocracia con eso que llaman el pueblo llano. El sofiismo (con una “i” extra) de Naty Abascal, por ejemplo. ¡¡¡Doña Sofía siempre será nuestra Reina!!! [Sic.] ¡¡Dios salve a la Reina Sofía!! El oficio no siempre se aprende”. No se imaginan la cantidad de gentebiendetodalavidaque apoyó con un like la afirmación de la modelo en las redes sociales.

Después del discurso del 3 de octubre, los moncarcaicos —por lo general, nostálgicos del juancarlismo— estaban dispuestos a gritar ¡Viva Felipe VI! Y hasta ¡Viva la Reina Letizia! Sin embargo, el jueves, en la primera aparición pública de la esposa del monarca tras lo que pasara (que nadie lo sabe) en Palma, se escucharon abucheos. Fue después de un acto sobre el tratamiento informativo de la discapacidad en las redes sociales. Nadie se pone de acuerdo. Dicen que le gritaron “floja”. Otros entendieron “roja”.



Un día, un buen amigo le preguntó a Kate Moss (ya ven: un grado de separación entre nosotras) qué opinaba de Doña Letizia. “She tries too hard”, respondió la modelo. Era un halago para la entonces Princesa que en aquella época se esforzaba por seguir la estela del “impagable ejemplo de la Reina Sofía”. Y ese “lo intenta demasiado” puede que sea la mejor definición que pueda existir de nuestra Reina. La famosa naturalidad... La Monarquía es para los que la integran una cárcel de oro. En un zoo además. Y hay muchos que no creemos en los animales enjaulados.



Es un lugar común llamar a Ava Gardner “el animal más bello del mundo”. Dice Paglia que la actriz era la clásica mujer del sur, indomable, poderosa. “Era una chica de pueblo, de Smithfield, Carolina del Norte, donde de pequeña correteaba descalza por la granja de tabaco que su padre luchaba por mantener”. En Hollywood le quitaron acento sureño pero Ava siguió haciendo lo que le daba la gana. A su primer marido, Mickey Rooney le noqueó cuando le tiró un cenicero de mármol a la cabeza. “Demostraba su desprecio campesino por las convenciones sociales al quitarse siempre los zapatos en los lugares públicos”. Gardner siempre mantuvo la amistad con Reenie Jordan, su doncella y mejor amiga, que contó en Viviendo con la señorita Gcómo la defendía del racismo en los países que visitaban. Seguramente, Paco León la retratará en la serie que prepara sobre las vivencias de Ava en España. De momento, Debi Mazar, la actriz que la encarna, ha engordado cinco kilos a base de cocidos de La Bola. Lo mismo le pasó a Gardner. ¡Vivan las reinas descalzas!
 
En última instancia no se trata tanto de República o Monarquía parlamentaria, el pueblo español es soberano y hay posibilidad de reforma constitucional.
La clave es que las personas que ostenten la JEFATURA DEL ESTADO SEAN DIGNAS. Y puedan representar a nuestro país con decoro. El bochorno ha sido mundial. La actitud de la Reina poligonera-choni en Japón (desairando a una emperatriz anciana.... ¿Qué le pasa a esta reina del botox con las personas mayores?) fue DENIGRANTE.... cómo en México, Francia, etc, etc. Y eso me avergüenza cómo ciudadano español. Qué la macarra neurótica y trepa (Ayer republicana y atea) aprenda modales. De la Reina Sofía por ejemplo. Y que saque a la Rocasolana madre chuletista alias "No sabe usted con quién está usted hablando" de la educación de esas niñas que todavía son jóvenes y pueden tener un futuro sano lejos de la mantis religiosa de la madre...
 
EN CUANTO A QUE SOFEA A LO MEJOR EN SU PRECIPITACIÓN POR HACERSE LA FOTO CON LAS NIETAS QUE NUNCA VE (DE LA MISMA MANERA QUE REQUETEACE LA MARQUESA DE LA CHULETA) DEJÓ CON LA MANO EN EL AIRE A OTRA PERSONA. MAL. PERO, ¿DESDE CUANDO ESO MOLESTA A LA KK, QUE NI SIQUIERA MIRA A QUIENES SALUDA POR ESTAR POSANDO?

LOS PASEÍLLOS DE LA CHULETA CON LAS NIÑAS EN LAS COMUNIONES TIENE QUE HABER SIDO MUY DOLOROSO PARA SOFEA. PENSÓ QUE POR ESTAR EN LA CATEDRAL LA IBAN A DEJAR. SE EQUIVOCÓ. QUÉ CARO ESTÁ PAGANDO HABER CONSPIRADO PARA METER ESTA ZORRA EN EL GALLINERO...
 
El Mundo Orbyt.

DOÑA LETIZIA

07/04/2018

LOS OTROS DESPLANTES DE LA REINA A SU FAMILIA POLÍTICA
La relación entre Doña Letizia y la familia de Felipe VI está rodeada de rumores sobre desencuentros. Es un hecho que la Reina ha faltado en fechas importantes para su familia política como cumpleaños o comuniones. Cuando está incómoda se marcha la primera. “Han dejado de llamarles para cenas informales porque nunca justificaba su ausencia”, asegura el entorno.
POR MARINA PINA

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LA RELACIÓN ENTRE DOÑA LETIZIA (45) y la familia de su marido, Don Felipe (50) está gobernada por las especulaciones desde que la ex periodista entró en la Familia Real. Si tras anunciarse el compromiso del entonces Príncipe de Asturias la Reina Sofía declaró sobre su nuera: “La quiero mucho”, los años sólo han aportado numerosas anécdotas con las que se quería demostrar que la afinidad entre Doña Letizia y sus parientes políticos es mala (con Don Juan Carlos), inexistente (con la Infanta Cristina) o fría (con Doña Sofía). Hasta la inoportuna disputa captada por las cámaras a la puerta de la catedral de Palma, no se había hablado tan claro sobre los encuentros de la Reina con la familia de Felipe VI. Sin embargo, Doña Letizia ha protagonizado varios desplantes a sus pares políticos sin justificar. Fechas importantes en las que ella no apareció.

Don Felipe tiene tres ramas familiares. Por el lado de su padre, el Rey se relaciona con sus dos tías, las infantas Margarita y Pilar, y con sus primos, agrupados en las familias Zurita y Gómez–Acebo. De los Borbones, el monarca tenía muy buena sintonía con Beltrán. El cuarto hijo de doña Pilar se casó cuatro meses después que los Reyes con Laura Ponte y su hijo mayor, Luis, nació tres meses antes que la Princesa Leonor. El pequeño es ahijado de Don Felipe, como también lo es María, hija de su prima Simoneta.

En 2015, los dos niños recibieron, como Leonor, la primera comunión. El Rey acudió en solitario a la celebración del sacramento de María. No aparecieron ni Doña Letizia ni las niñas. Ante las críticas por su ausencia, la familia cambió su proceder en la comunión del hijo de Beltrán. Mientras Don Felipe fue a la iglesa, la Reina y las niñas se acercaron al almuerzo en la casa de Puerta de Hierro de la infanta Pilar. “Lo hizo así para evitar que se retratara a las niñas. Además, apenas permaneció hora y media en el almuerzo”, asegura un fotógrafo que cubrió la celebración. Es cierto que en muchos colegios han limitado el número de invitados a la ceremonia religiosa, por lo que la ausencia de la Reina en la iglesia estaría justificada. Distinto es el poco tiempo que estuvo en la comida.

“Al principio del matrimonio la invitaban a todas las cenas informales que hacían, ahora a los Reyes sólo les llaman para compromisos familiares. Ella siempre se justificaba para no ir. Desde hace tiempo no se excusan y, si acude, se marcha la primera”, explica a este suplemento una persona del entorno de los Borbón-Dos Sicilias. Uno de los ejemplos de las excusas de Doña Letizia para no ir a fiestas familiares se produjo en mayo de 2013. Beltrán organizó una fiesta por su 40 cumpleaños. Una vez más, Don Felipe acudió solo. Así lo recuerda uno de los invitados: “La Reina no dio ninguna excusa. Al ser preguntado, él dijo que estaba en casa ‘porque una de las niñas tenía fiebre’, ¡como si no tuvieran con quién dejarla!”.

PROTEGER A LAS NIÑAS

El último plantón público de la madre de la heredera a los Gómez-Acebo sucedió el 30 de julio de 2016. Ese día, el Rey y su familia llegaron a Palma para comenzar las vacaciones de verano. Don Felipe dejó a su mujer y sus hijas en Marivent y se reunió con sus padres y con la Infanta Elena para acudir a la comida de doña Pilar por su 80 cumpleaños. “Una vez más, fue toda la familia y la Reina no. Ninguno de los profesionales que estábamos en casa de Pilar entendimos que Felipe llegara solo, porque Letizia estaba en Palma. Yo creo que es porque quiere que la fotografíen lo justo. A ella y a las niñas”, opina un fotógrafo que cubrió el encuentro de la familia por el cumpleaños.

Algo parecido sucedió el pasado 6 de marzo. Esta vez el desplante fue a la familia Zurita Borbón. La infanta Margarita celebró su cumpleaños con una comida en Madrid. Estuvieron sus dos hijos y su hermana Pilar acompañada por Simoneta, Fernando y Beltrán Gómez-Acebo. También llegaron los Reyes eméritos y la Infanta Elena. A la comida sólo faltaron Juan y Bruno Gómez-Acebo y los Reyes, quienes ese día no tenían nada en agenda, como ha comprobado LOC. Quizá por ese motivo doña Margarita dijo el pasado jueves ante un reportero de Antena 3 que la actitud de Doña Letizia en la misa de Pascua le había parecido “muy mal”.

MAL CON LOS GRECIA

Más dura fue en sus palabras Marie-Chantal Miller. La familia griega representa a los parientes maternos de Don Felipe y, pese a que han vivido en países diferentes, Doña Sofía se encargó de que sus hijos tuvieran mucha relación con sus primos. El Rey conoció a Marie-Chantal cuando la empresaria británica comenzó su noviazgo con Pablo de Grecia. Los tres coincidieron en Georgetown, donde los príncipes se marcharon a estudiar. Por amistad, Don Felipe fue padrino de Constantino, el segundo hijo de Pablo y Marie-Chantal. Hasta que el monarca se casó con Doña Letizia, los primos compartían jornadas de caza en Reino Unido y veranos en Palma, además de escapadas a Madrid y Londres, donde se alojaban en la casa del otro.

La falta de buena sintonía entre la Reina y los Grecia se ha evidenciado en varias ocasiones. Según la rumorología, durante la boda del príncipe Nicolás y Tatiana Blatnik en 2010, Doña Letizia se molestó por no sentarse junto a su marido y, pese a que todas las parejas estaban separadas según marca el protocolo, se cambió de sitio. En 2014, la familia real griega se reunió en Tatoi para hacer un homenaje por el Rey Pablo, padre de Doña Sofía. Con el escándalo del Caso Nóos en uno de sus puntos más álgidos, Doña Letizia hizo todo lo posible por no ser fotografiada con la Infanta Cristina, con quien ya no mantenía relación. Una vez terminado el homenaje, mientras todos los Grecia se quedaron a almorzar juntos, Letizia y Felipe se marcharon. Marie-Chantal publicó en sus redes sociales dos fotos del encuentro. En una se ve a los descendientes del rey Constantino juntos. La segunda es una foto de primas. Estaban las dos Infantas, Alexia de Grecia y ella. De su generación sólo faltó Doña Letizia en la imagen.

Pero la prueba definitiva de la falta de relación entre la Reina y la princesa –ambas consortes–, se produjo el pasado 1 de julio. Ese día, Pablo de Grecia organizó una gran fiesta para celebrar su 50 cumpleaños. Los fastos fueron coordinados por Marie-Chantal, quien ejerció de anfitriona junto a su marido. En la fiesta estuvieron varias casas reales representadas. Acudió Máxima de los Países Bajos así como Haakon, Mette-Marit de Noruega y Kyril de Bulgaria todos amigos de la familia. Don Felipe, primo de Pablo, estuvo solo, una vez más, en la fiesta mientras Doña Letizia prefirió quedarse en Madrid. El Rey dio muestra de su fuerte vínculo con el heredero griego en ese encuentro ya que no le importó coincidir por primera vez en público con Iñaki Urdangarin con tal de estar en el aniversario de Pablo.

La reacción de Marie-Chantal después de ver el vídeo de la misa de Pascua mostró la opinión que al menos una parte de la familia tiene de Doña Letizia. La princesa dijo estar “enfadada” por el trato que le dieron a Doña Sofía. Además, fue muy dura con Letizia: “¡Ninguna abuela merece ese tipo de trato! [La Reina] ha mostrado su verdadera cara”, escribió en su perfil público de Twitter.

“El problema de Letizia, al contrario de Sofía, es que no sabe improvisar en público, le cuesta salirse del guión y ya, si están las niñas, se pone demasiado tensa, los encuentros con la prensa cuando están ellas son más complicados”, explica un reportero gráfico que cubre con frecuencia actos familiares. Algo parecido le sucede en los encuentros con los parientes de Felipe VI: “Le costó mucho encajar y sigue sin estar cómoda”, cuenta una de las personas que ha coincidido con ella. La crisis que esta semana ha provocado la misa de Pascua ha reabierto un debate sobre la Reina y la relación con la familia de su marido. Un trato que parece limitarse a los menos encuentros posibles.


01/07/2017. Celebró 50 años con una fiesta a la que acudieron numerorosos ‘royals’. Estuvo la reina Máxima, Hakoon, Mette-Marit, Iñaki Urdangarin y Felipe VI, que fue solo. IG

06/03/2014. La familia real griega se reunió en Tatoi. Doña Letizia evitó coincidir con la Infanta Cristina y no posó en la fotografía de primas publicada por Marie-Chantal Miller. IG

30/07/2016. Los Borbón se reunieron en la casa de Palma de Doña Pilar por su 80 cumpleaños. Felipe acudió con su madre, su hermana Elena y sin Letizia, que estaba en la isla. EFE

24/05/2015. Mientras Felipe acudió a la comunión de los hijos de su primo, Letizia sólo fue a la comida. Una semana después, la Reina faltó al sacramento de la hija de Simoneta. G3
 
El único hombre que conoce el alma de Letizia .......y ahí lo dejo.
Eso lo sé yo en primera persona y no puedo decir más. Ahí lo dejo. Pero si que estuvieron juntos. Y el estaba con su novia de toda la vida y mientras se la pegaba con la leti. Tuvieron que romper ( porque creo que ella se entera ) y la novia de " toa la vida" se quedó mal durante un tiempo aunque ha rehecho su vida.
 
El Mundo Orbyt.

07/04/2018

EL DESASTRE DE UNOS POCOS SEGUNDOS DE VÍDEO
LETIZIA, DESOLADA POR EL DAÑO A LA IMAGEN DE LEONOR

LA ESCENA DEL BESO, EL OTRO DESPRECIO
AGRIDULCE VUELTA A
LA VIDA PÚBLICA

La Reina está preocupada por la imagen de Leonor. Y Zarzuela responde a Pilar Urbano para LOC: “Entendido. Tomamos nota”
Es la secuencia de la semana. Doña Sofía y Doña Letizia mantienen un desencuentro a cuenta de una foto que la emérita quiere hacerse con sus nietas y que la consorte impide. Apenas unos segundos que han lesionado involuntariamente la hasta ahora impecable imagen de la Princesa Leonor, algo que preocupa, mucho, en Zarzuela. POR CONSUELO FONT

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ESTE JUEVES, LETIZIA (45) vivió en sus carnes un trago muy amargo: el abucheo que le dedicó un grupo de ciudadanos cuando abandonaba la sede de la madrileña Organización Médica Colegial, donde asistió a una jornada sobre el tratamiento de la discapacidad en las redes sociales. Era su primer acto oficial tras el escándalo por la difusión de su rifirrafe con la Reina Sofía (79), el domingo en la catedral de Palma, cuando impidió que Leonor (12) y Sofía (10) se fotografiaran con su abuela ante el estupor de Don Felipe (50), que acudió a mediar entre ambas. Su íntima amiga, la periodista Inmaculada Aguilar, que ejerció esta vez de portavoz de la Reina ante el mutismo de Zarzuela, declaró que Letizia “estaba desolada”. Una desolación que, quien conoce a la Reina, sabe que tiene que ver con el daño que involuntariamente ha producido este encontronazo a otra de las protagonistas de la tensa escena: su hija Leonor, quien al verse entre la espada y la pared, se soltó con un ademán muy brusco del brazo de su abuela. Como consecuencia, la Princesa, que hasta ahora había sido la “niña mimada” de la prensa, que alababa su educación y comportamiento exquisito, por vez primera fue objeto de un aluvión de críticas en las redes sociales.

Según explica a LOC un allegado a la Familia Real: “Es totalmente injusto. La niña no tuvo culpa de nada, la responsabilidad es de su madre o de su abuela, o quizá de las dos porque la pusieron en una situación límite. En el forcejeo optó, como es lógico, por obedecer a su madre, que no quería que se hiciera la foto, pero se puso nerviosa y se soltó bruscamente del brazo de Doña Sofía, dando un manotazo. Sólo tiene 12 años y está muy poco fajada en la vida pública, entre otras cosas porque su madre tiene dosificadas al milímetro sus apariciones, por tanto es comprensible que perdiera el control en un momento tan tenso”.

Algo que a Letizia le ha dolido en lo más profundo de su corazón, dada la suma importancia que da incluso a cualquier nimiedad relacionada con Leonor y Sofía, que para ella son sagradas. “Amo profundamente a estos dos seres, las miro y me quedo embobada por el hecho de que sean mis hijas”, confesó en una ocasión.

Una pasión, la de madre, que la Reina traslada a sus propias contradicciones existenciales. Según la fuente citada, “Letizia ha sufrido lo indecible por las críticas que se han vertido hacia ella, sobre todo en prensa, yo creo que a veces en su fantasía desearía que sus hijas no formaran parte de la realeza, sobre todo Leonor, para evitar que sufra como ella”.

De ahí su obsesión por proteger su imagen, que se traduce en blindarlas de la curiosidad pública hasta el punto de que hacer una foto a Leonor y Sofía fuera de un posado controlado por su madre sea un imposible, como lo prueba el rifirrafe ocurrido en Palma. Hay una anécdota de cuando Don Felipe y Doña Letizia regresaban de Los Alpes una Semana Santa y coincidieron en el vuelo con el hijo de un político iberoamericano que viajaba con su familia. Quiso tomar una foto de recuerdo pero Letizia lo impidió, alegando que le daba terror que una imagen de sus hijas acabara en las redes sociales. Por esta razón, cuando Letizia acude con las niñas a cualquier celebración privada, la consigna es fuera móviles y por supuesto prohibidas las fotos.

Es del dominio público que la Reina es una madre superprotectora y un tanto obsesiva, algo quizá más acusado con Leonor, que desde su nacimiento se convirtió en centro de atención como Heredera al trono. A Letizia, eso de hacer diferencias entre sus hijas y que Sofía se sintiera postergada por creerse la segundonasiempre le ha sacado de quicio. Por eso no ha tolerado diferencia alguna. Un ejemplo: tras ser proclamado Don Felipe, Leonor posó para la web de Zarzuela con su padre y con Don Juan Carlos. Entonces Letizia insistió en añadir a Sofía, aunque esa foto quedó para el álbum familiar.

Paradójicamente, la Princesa de Asturias, además de heredar la mirada azul de Don Felipe, lleva en sus genes grabado el sello Borbón, ya que desde pequeña mostraba un interés inusual por todo lo relacionado con su condición regia. Preguntas como “¿cuándo voy a dar un discurso?” o “¿me van a hacer reverencias?” hacían saltar las alarmas en su madre, que decidió tomar cartas en el asunto.

La encomendada fue Paloma Rocasolano, madre de la Reina, en quien Letizia confía ciegamente. Desde que las niñas eran pequeñas, se ha encargado de suplir a su madre cuando Don Felipe y Doña Letizia se ausentaban de Zarzuela. Ella impedía que Leonor y Sofía llamaran a un timbre y apareciera un mayordomo tratándolas de Alteza. También de mostrarles el mundo real, llevándolas al parque e incluso montándolas en autobús de la EMT, quizá para que Leonor dejara de preguntar por qué otros niños no tenían chófer.

La presencia de Paloma Rocasolano despertaba resquemores en Doña Sofía, quien dado que sus nietas vivían en el recinto de Zarzuela, quizá acarició la ilusión de mitigar su soledad con ellas. Pero pronto se disipó ante la resistencia de Letizia, que aducía que estas visitas afectaban a la disciplina y los horarios de sus hijas. Cuenta la rumorología que Doña Sofía les llevaba caramelos de anís a escondidas, algo que indignaba a su madre, muy estricta con su alimentación y en general con su educación.

LIMITAR EL CONTACTO

Bajo la excusa disciplinaria, la realidad es que Letizia trataba de limitar el contacto de sus hijas con la familia Borbón, que nunca ha sido su modelo a seguir. Uno de sus reproches a Doña Sofía es su obcecación por mediar entre la Infanta Cristina y Don Felipe, imponiendo su presencia en actos familiares, pese al daño que ha hecho a la Corona. Parece que en el incidente de Palma influyó que Doña Letizia estaba caliente por conocer la asistencia de la Infanta Cristina al funeral en memoria de Don Juan celebrado días después.

Tampoco le hace gracia que Doña Sofía, nada partidaria del blindaje a Leonor, no deje de recordar que Felipe tenía mayor protagonismo público a su edad. Leonor ha cumplido 12 años y existe ya cierta presión para que se incorpore a su papel institucional, algo que en su madre provoca sentimientos contrapuestos. En su afán de perfeccionismo, quiere que antes se prepare al máximo. Por ejemplo, insiste mucho ante sus profesores en que haga presentaciones para que se acostumbre a hablar en público.

Desde que era un bebé, Leonor ha sentido pasión por su padre, Don Felipe, aunque con el inicio de la adolescencia se ha hecho uña y carne con su madre, que es para ella una especie de ídolo. La admira y respeta.

En la Misa de Resurrección en Palma, Leonor iba ya sutilmente maquillada, según ha destacado la revista ¡Hola!: lucía sombra nacarada en el parpado y eye-liner fino para resaltar sus ojos, truco habitual en Doña Letizia. Nada auguraba el escándalo que se iba a producir a la salida, con ese forcejeo entre nuera y suegra que ha acabado salpicando también a Leonor, cuya imagen su madre ha intentado siempre proteger a cal y canto.
Hasta el martes, lo que había ocurrido en la catedral de Palma de Mallorca había pasado prácticamente desapercibido. Las webs especializadas habían elogiado el atuendo escogido por Doña Letizia para la Misa de Pascua, y se había destacado la vuelta del Rey Juan Carlos al posado tras cuatro años. El padre del Rey Felipe acababa de aterrizar procedente de unas vacaciones privadas en Arabia Saudí, desveladas por la agencia estatal de noticias, pero el detalle se había sobrevolado. Todo eran sonrisas y armonía, hacía un tiempo inmejorable en Palma. A la salida de la liturgia los miembros de la Familia Real se colocaron para componer el retrato oficial, las niñas en medio, los Reyes a un lado, todos con la lección bien aprendida. La perfecta portada de revista.

Dos días más tarde esas mismas imágenes y ese mismo vídeo se hacían virales siguiendo el guión de las noticias que vuelan como la espuma. Cada frame de la presencia real en Palma se puso bajo la lupa para buscar cualquier gesto que refrendara el mal rollo existente entre la Reina Sofía y la Reina Letizia, una vez que el famoso rifirrafe ya se había hecho noticia de alcance mundial. Un vistazo a las imágenes en bruto descubrió otro momento no demasiado agradable entre ambas mujeres, también a cuenta de la Princesa Leonor y probablemente consecuencia del desencuentro anterior.

Cuando la Familia Real sale de la Misa, a pesar del desagradable momento que acaba de vivir, Doña Sofía sigue empeñada en mostrar su cariño públicamente a la Princesa y a la Infanta Sofía. Coge de nuevo a Leonor por el cuello, en un gesto que parece disculpar la chiquillada anterior, y le planta un cariñoso beso en la frente. Después, la libera. Apenas cinco segundos más tarde, aparece en la escena Doña Letizia, quien alza su mano a la frente de la adolescente y le borra el beso de Doña Sofía, mientras cuchichea con Leonor. Todo sucede rápidamente pero Doña Sofía, detrás del encuadre pero aún presente, se da cuenta y ya desiste. Con cierto disgusto se acerca a su marido y a su hijo para construir el posado oficial poco más tarde.

Las imágenes muestran un gesto de cierto desprecio de Doña Letizia hacia Doña Sofía que podía no haber ido más allá, pero sumadas al altercado anterior, completan la escena y certifican el melodrama. Otro vídeo viral.

La Reina Letizia se topó con el escándalo de la misa de Pascua en Palacio. La esposa de Felipe VI acudió el martes por la mañana al funeral por el conde de Barcelona y apenas cuatro horas después su nombre ocupaba titulares y abría editoriales radiofónicos. Doña Letizia tuvo 48 horas para digerir las críticas antes de volver a exponerse. La Reina pasó el miércoles, 4 de abril, con la agenda libre de actos y ya el día 5 se dispuso a aparecer en público. La madre de la heredera asistió a media mañana a la II jornada sobre tratamiento informativo de la discapacidad en redes sociales. El acto, que tuvo lugar en la Plaza de las Cortes, congregó a numerosos medios de comunicación, que aguardaban para saber cuál sería la reacción de Doña Letizia. La Reina llegó con un ‘look’ sobrio, negro, de los que no acaparan titulares. Se bajó del coche oficial, saludó a las cámaras y pronunció un escueto: “Gracias”. Doña Letizia hizo de reina y, como marca su papel, no dio muestra alguna de sentimiento u opinión, que es la parte más complicada de su trabajo.

Al ver el dispositivo, numerosos curiosos se juntaron en la plaza para esperar la salida de la Reina. No eran más de 30 las personas que vieron abandonar a Doña Letizia el acto, y muchas de ellas se limitaron a permanecer en silencio. Sin embargo, la esposa de Felipe VI se enfrentó a los abucheos por primera vez. Empezó una mujer con discretos silbidos y, a continuación, se animó otra a gritar. La llamaron “antipática” y “roja”, otra exclamó que “¡fuera!”. Doña Letizia aguantó las críticas, emuló a la Reina Sofía en los peores momentos de Don Juan Carlos y saludó con la mano a los que estaban en la calle, volvió a musitar un “gracias” y se montó en el coche.
 
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