Ellos, los Prisly, solo piensan en la guita de la exclusiva.Me recuerda a la boda de Luis Alfonso de Borbón. Allá en Rep. Dominicana.
Pagan un dineral por el sitio y todo son pegas.
Que si poca comida, que si no hay baños suficientes...
No sé, estas niñas bien que sueñan con casarse en sitios exóticos, en plan boda de ensueño y que están acostumbradas a tener todo lo que quieren no se dan cuenta de que, al final, es todo un bluff.
Aun recuerdo cuando me iba a casar... que me dijo mi padre «pero tú qué quieres?, que cuando los invitados se marchen se vayan a comer un bocadillo?».
Pues en estas bodas pasa lo mismo.
Mucho Mustique y mucha tontería pero todo resulta incómodo para los invitados.
Hay que pensar un poquito.
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