Fiesta Nacional. Octubre 12, 2016

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Han cambiado el abrigo de Leonor porque al parecer han encontrado el correcto, tambien es de Carolina Herrera:

http://leonorysofia.blogspot.com/2016/10/leonor-y-sofia-en-la-fiesta-del-dia.html

La Princesa Leonor lleva un abrigo de Carolina Herrera de la coleccion de invierno 2014. Los zapatos son bailarinas de Pisamonas, que tienen un precio de 30,95 euros.

Princess Leonor is wearing a coat from Carolina Herrera 2014 fall colection. Her shoes are from Pisamonas, and they are worth 30,95 euros.

 
¿Que interes puede tener acudir a una recepción con este par de paleti una y soso de aburrir el otro?. En todo caso el interės estå en los invitads. Con ellos dos, ya me direis que conversación se puede tener. La mas paleti del reino no hay Cristo que la soporte. Y soso duerme a la gente. Ni siquiera sabe nada de cazar elefantes.
Un coñazo los dos como para no ir. Y punto.
 
Me parece que juzgar qué tipo de madre es alguien por dos videos y tres fotos no resiste análisis. Eso lo podrán decir las hijas cuando tengan edad suficiente y sean adultas y sean de manera madura capaces de hacer un análisis como el que corresponde o a lo sumo un familiar cercano o alguien con un conocimiento muy íntimo sobre la dinámica familiar. Creí que se entendía. Alguien te puede gustar mucho, poco o nada pero de ahí a decir que porque te guste es una madre excelente y si no te gusta es una madre cruel, manipuladora, que compite con las hijas y tantas otras cosas más me parece un análisis bastante primitivo. A eso apuntaba yo, una cosa es que puedas criticarla porque te parece que no habla bien inglés o que no tiene una buena agenda pero ya lo de buena o mala madre me parece que es algo que va más allá de lo que ves por los medios.
Creo q los comentarios se basan en la comparativa. No se ve a otras madres de la realeza toquetear a sus hijos de esa manera. Incluso a los q son 10 años menores.
 
http://www.elmundo.es/loc/2016/10/15/5800fc3722601d477e8b46b3.html

La Reina Letizia: "Ojalá me dejaran llevar ropa de María Ke Fisherman"

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María Lemus y Víctor Alonso, en la recepción del Día de la Hispanidad en el Palacio Real. G3

15/10/2016 10:13
¿KÉ?


MARÍA KE FISHERMAN. María Lemus y Víctor Alonso, componentes de la marca de ropa moderna Maria Ke Fisherman, fueron la única representación de la moda española en la recepción en Palacio con motivo del Día de la Hispanidad. Les invitó directamente Doña Letizia, a la que conocieron este verano cuando les concedieron el Premio Nacional de Moda. "Tuvimos química con ella en seguida, quería que nos pusiéramos a su lado en las fotos. Desde entonces es encantadora con nosotros. El otro día su jefe de prensa se aseguró de que habláramos con ella, tenía mucho interés, aunque tuvimos menos tiempo que la otra vez", cuenta en exclusiva a LOC la creadora María Lemus.

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Colección O/I 2016 de María Ke Fisherman

¿DÓNDE?
EN PALACIO. Junto a su compañero de faena desde 2007, la joven, nacida en Villafranca de los Barros (Badajoz), llamó la atención en el besamanos real, ya que ambos lucieron la indumentaria menos protocolaria: zancos, cabello rapado y teñido, zapatillas deportivas... aunque Víctor se puso chaqueta.


"Ojalá me dejaran vestir con vuestra ropa. Tenéis estilazo", les dijo la Reina en el Museo del Traje este mes de julio. "Me encantaría poder ir a trabajar con gorras como las que os he visto", añadió. Esta declaración puede interpretarse como que Letizia quiere ser Katy Perry o Lady Gaga, clientas habituales de María Ke Fisherman. La firma, que desfila en Madrid Fashion Week, se ha hecho popular por sus prendas de crochet tejidas por unas monjas de clausura. También estampan dibujos manga en faldas y chaquetas y adoran las hombreras y las sudaderas acolchadas. En definitiva, hacen ropa ideal para las salidas nocturnas de la Reina por Malasaña.

¿Y ENTONCES?
UN FEO A TORRETTA. Llama la atención que otros modistas más convencionales no estuvieran en Palacio, sobre todo Roberto Torretta, que comparte mismo Premio con los Fisherman. Fuma en pipa: ¡Es
yerno de Amancio!
 
http://www.elmundo.es/loc/2016/10/15/5800fc3722601d477e8b46b3.html

La Reina Letizia: "Ojalá me dejaran llevar ropa de María Ke Fisherman"

14764595970770.jpg

María Lemus y Víctor Alonso, en la recepción del Día de la Hispanidad en el Palacio Real. G3



15/10/2016 10:13
¿KÉ?

MARÍA KE FISHERMAN. María Lemus y Víctor Alonso, componentes de la marca de ropa moderna Maria Ke Fisherman, fueron la única representación de la moda española en la recepción en Palacio con motivo del Día de la Hispanidad. Les invitó directamente Doña Letizia, a la que conocieron este verano cuando les concedieron el Premio Nacional de Moda. "Tuvimos química con ella en seguida, quería que nos pusiéramos a su lado en las fotos. Desde entonces es encantadora con nosotros. El otro día su jefe de prensa se aseguró de que habláramos con ella, tenía mucho interés, aunque tuvimos menos tiempo que la otra vez", cuenta en exclusiva a LOC la creadora María Lemus.


14764620733689.jpg

Colección O/I 2016 de María Ke Fisherman

¿DÓNDE?

EN PALACIO. Junto a su compañero de faena desde 2007, la joven, nacida en Villafranca de los Barros (Badajoz), llamó la atención en el besamanos real, ya que ambos lucieron la indumentaria menos protocolaria: zancos, cabello rapado y teñido, zapatillas deportivas... aunque Víctor se puso chaqueta.

"Ojalá me dejaran vestir con vuestra ropa. Tenéis estilazo", les dijo la Reina en el Museo del Traje este mes de julio. "Me encantaría poder ir a trabajar con gorras como las que os he visto", añadió. Esta declaración puede interpretarse como que Letizia quiere ser Katy Perry o Lady Gaga, clientas habituales de María Ke Fisherman. La firma, que desfila en Madrid Fashion Week, se ha hecho popular por sus prendas de crochet tejidas por unas monjas de clausura. También estampan dibujos manga en faldas y chaquetas y adoran las hombreras y las sudaderas acolchadas. En definitiva, hacen ropa ideal para las salidas nocturnas de la Reina por Malasaña.


¿Y ENTONCES?

UN FEO A TORRETTA. Llama la atención que otros modistas más convencionales no estuvieran en Palacio, sobre todo Roberto Torretta, que comparte mismo Premio con los Fisherman. Fuma en pipa: ¡Es yerno de Amancio!
Y estos de donde venían ???
 
El Mundo Orbyt.

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TESTIGO IMPERTINENTE

CARMEN
RIGALT

16/10/2016

Recepción Real: besamanos al trote
PIQUETES INFORMATIVOS EN PALACIO

Pasan los años, cambian los gobiernos y los reyes, pero la recepción de la fiesta del 12 de Octubre sigue igual
Algunos ministros (Soraya, Fernández Díaz...) consultaban el reloj esperando el momento de largarse
García-Page, ignorante del protocolo de recepción, improvisaba una rueda de prensa con libretas incluidas


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Pasan los años, cambian los gobiernos y los reyes, pero la recepción del 12 de Octubre sigue igual. Hasta el otro día. Porque el miércoles se multiplicaron los controles de seguridad, los arcos metálicos, los escáneres. Cada 10 metros aparecía un agente y te pedía el DNI. Luego el mismo propio terciaba con una recomendación: «No lo guarde porque volverán a pedírselo». Y en efecto, lo pedían.

Al llegar a la planta noble, surgía de nuevo un propio (otro) que consultaba la invitación y te marcaba el camino. Mi meta volante era el salón de columnas, allí se concentraban periodistas, mandos del ejército, exministros varios y curas de todas las modalidades (los ortodoxos, los más monos).

Sospecho que este año había presencias nuevas. Algunas invitadas se fotografiaban en las escaleras junto al albardero de turno, igual que en Londres los turistas se fotografían ante el cambio de guardia de Buckingham Palace. Aquí, los alabarderos eran tan solicitados como el cuadro de la Familia Real que pintó Antonio López durante 20 años. Elsa López, exdirectora de la Fundación Antonio Gala, fue una de las que posaron ante la obra. Debió de parecerle insuficiente, pues enseguida se arrimó al clero para sacarse un selfie. «Nunca he estado tan cerca de un obispo», dijo ella. «Obispo castrense», apostilló él, poniéndose medallas. «Tranquilo eminencia, no me importa», concluyó Elsa, divertida.

La tarea de introducir en palacio a tantos invitados fue laboriosa y llevó su tiempo. Los motivos eran estrictamente de seguridad, si bien algunos creyeron que iban orientados a impedir la entrada del ‘pequeño Nicolás’. Si el año pasado se coló él, este año hubiera podido hacerlo ‘Paquirrín de la selva’.

Entré en el salón de columnas a mediodía y a las tres de la tarde abandoné el palacio con los pies hinchados como botillos. No podía dar un paso y me encomendé a la Virgen para que me ayudara a levitar. Nunca he aguantado tanto rato a pie firme.

El besamanos fue eterno. Se nos había echado el tiempo encima, nos metieron prisa y pasamos al trote, sin mantener la distancia de seguridad. Igual que el río desemboca en el mar, nosotros desembocamos en el salón del trono, último tramo del circuito real. Atravesarlo fue una yincana. Rajoy estaba en la meta, formando parte de la concentración de figuras que originaban el tapón. Hablaba para un grupo de periodistas y su esposa, Viri, para otro. Algunos ministros (Soraya, Fernández Díaz, Báñez, etc.) consultaban el reloj esperando el momento de largarse. Los Reyes avanzaban por separado y así alcanzaron la puerta de salida con los deberes hechos.

A esas alturas de la recepción se impuso la ley de ley de la impenetrabilidad de los cuerpos. Y las trampas de los bordillos, esos pequeños accidentes geográficos señalados con la presencia del alabardero que susurraba: «cuidado, que hay bordillo…»

Fui tras la pista de Javier Fernández, uno de los hombres más buscados del día, pero no estaba. La última persona con la que hablé dijo haberlo visto salir apresuradamente, con aspecto cansado. Líder a la fuga, concluí, y aproveché la ocasión para preguntar por los hijos a la esposa del presidente. Uno de ellos, Juan, el niño que se hizo famoso metiendo baza en una entrevista deportiva que le hicieron a su padre, es campeón nacional de vela en la modalidad de aguas interiores.

Preguntar tiene sus recompensas. Media hora antes, Antonio Vázquez, expresidente de Iberia, me había dicho en presencia de Paloma O’Shea que su afición era el canto. ¿En un coro? Inquirí, curiosa. «Soy tenor», respondió Vázquez dándose pisto. Lo sabía todo el mundo menos yo. Es más: A. V. incluso ha cantado en el Teatro de la Zarzuela con Plácido Domingo.

La travesía del salón me deparó más noticias. García-Page, ignorante del protocolo de la recepción, improvisaba una rueda de prensa en la que no faltaban ni las libretitas. Poca gracia debió de hacer en la casa. Saliendo, dos periodistas señalaban a una dama que dejaba ver, bajo sus pantalones de gasa, unas alpargatas de esparto. Y servidora, con los pies como botillos.

Según me abría paso entre la multitud, crecían los rostros del PP. Ya en el vomitorio desalida, gente de colores diversos y conversaciones que trascendían la política. María Teresa Álvarez y Cristina Alberdi comentaban los palos de Hacienda, los derechos de autor versus las pensiones, etc. Si llegan a aguantar un poco más la conversación, barren.

Susana Díaz, casi de espaldas contra la pared, hacía pandilla con periodistas, sobre todo mujeres. Como Soraya andaba cerca, Arsenio Escolar sugirió hacerles una foto juntas. Soraya sonrió, esquiva, y Susana, muy astuta, puso una condición: que las periodistas también participáramos. Y así fue. Parecía un botellón.












La presencia socialista no fue abundante, pero los que estaban se dejaron ver. Algunos parecían piquetes informativos. He aquí una frase ilustrativa del ‘guerrista’ Fernández Marugán sobre la fractura en el PSOE. «Lo malo no es que se divida la militancia, pues vivimos siempre entre dos almas. Lo malo es que se divida el electorado». Cerca de Marugán, Corcuera recibía palmadas en la espalda, a saber con qué aviesas intenciones.

m
 
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La Reina Letizia: "Ojalá me dejaran llevar ropa de María Ke Fisherman"

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María Lemus y Víctor Alonso, en la recepción del Día de la Hispanidad en el Palacio Real. G3



15/10/2016 10:13
¿KÉ?

MARÍA KE FISHERMAN. María Lemus y Víctor Alonso, componentes de la marca de ropa moderna Maria Ke Fisherman, fueron la única representación de la moda española en la recepción en Palacio con motivo del Día de la Hispanidad. Les invitó directamente Doña Letizia, a la que conocieron este verano cuando les concedieron el Premio Nacional de Moda. "Tuvimos química con ella en seguida, quería que nos pusiéramos a su lado en las fotos. Desde entonces es encantadora con nosotros. El otro día su jefe de prensa se aseguró de que habláramos con ella, tenía mucho interés, aunque tuvimos menos tiempo que la otra vez", cuenta en exclusiva a LOC la creadora María Lemus.


14764620733689.jpg

Colección O/I 2016 de María Ke Fisherman

¿DÓNDE?

EN PALACIO. Junto a su compañero de faena desde 2007, la joven, nacida en Villafranca de los Barros (Badajoz), llamó la atención en el besamanos real, ya que ambos lucieron la indumentaria menos protocolaria: zancos, cabello rapado y teñido, zapatillas deportivas... aunque Víctor se puso chaqueta.

"Ojalá me dejaran vestir con vuestra ropa. Tenéis estilazo", les dijo la Reina en el Museo del Traje este mes de julio. "Me encantaría poder ir a trabajar con gorras como las que os he visto", añadió. Esta declaración puede interpretarse como que Letizia quiere ser Katy Perry o Lady Gaga, clientas habituales de María Ke Fisherman. La firma, que desfila en Madrid Fashion Week, se ha hecho popular por sus prendas de crochet tejidas por unas monjas de clausura. También estampan dibujos manga en faldas y chaquetas y adoran las hombreras y las sudaderas acolchadas. En definitiva, hacen ropa ideal para las salidas nocturnas de la Reina por Malasaña.


¿Y ENTONCES?

UN FEO A TORRETTA. Llama la atención que otros modistas más convencionales no estuvieran en Palacio, sobre todo Roberto Torretta, que comparte mismo Premio con los Fisherman. Fuma en pipa: ¡Es yerno de Amancio!

Roberto Torretta no es yerno de Amancio, es consuegro (y)
 
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Recepción Real: besamanos al trote
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Pasan los años, cambian los gobiernos y los reyes, pero la recepción de la fiesta del 12 de Octubre sigue igual
Algunos ministros (Soraya, Fernández Díaz...) consultaban el reloj esperando el momento de largarse
García-Page, ignorante del protocolo de recepción, improvisaba una rueda de prensa con libretas incluidas


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Pasan los años, cambian los gobiernos y los reyes, pero la recepción del 12 de Octubre sigue igual. Hasta el otro día. Porque el miércoles se multiplicaron los controles de seguridad, los arcos metálicos, los escáneres. Cada 10 metros aparecía un agente y te pedía el DNI. Luego el mismo propio terciaba con una recomendación: «No lo guarde porque volverán a pedírselo». Y en efecto, lo pedían.

Al llegar a la planta noble, surgía de nuevo un propio (otro) que consultaba la invitación y te marcaba el camino. Mi meta volante era el salón de columnas, allí se concentraban periodistas, mandos del ejército, exministros varios y curas de todas las modalidades (los ortodoxos, los más monos).

Sospecho que este año había presencias nuevas. Algunas invitadas se fotografiaban en las escaleras junto al albardero de turno, igual que en Londres los turistas se fotografían ante el cambio de guardia de Buckingham Palace. Aquí, los alabarderos eran tan solicitados como el cuadro de la Familia Real que pintó Antonio López durante 20 años. Elsa López, exdirectora de la Fundación Antonio Gala, fue una de las que posaron ante la obra. Debió de parecerle insuficiente, pues enseguida se arrimó al clero para sacarse un selfie. «Nunca he estado tan cerca de un obispo», dijo ella. «Obispo castrense», apostilló él, poniéndose medallas. «Tranquilo eminencia, no me importa», concluyó Elsa, divertida.

La tarea de introducir en palacio a tantos invitados fue laboriosa y llevó su tiempo. Los motivos eran estrictamente de seguridad, si bien algunos creyeron que iban orientados a impedir la entrada del ‘pequeño Nicolás’. Si el año pasado se coló él, este año hubiera podido hacerlo ‘Paquirrín de la selva’.

Entré en el salón de columnas a mediodía y a las tres de la tarde abandoné el palacio con los pies hinchados como botillos. No podía dar un paso y me encomendé a la Virgen para que me ayudara a levitar. Nunca he aguantado tanto rato a pie firme.

El besamanos fue eterno. Se nos había echado el tiempo encima, nos metieron prisa y pasamos al trote, sin mantener la distancia de seguridad. Igual que el río desemboca en el mar, nosotros desembocamos en el salón del trono, último tramo del circuito real. Atravesarlo fue una yincana. Rajoy estaba en la meta, formando parte de la concentración de figuras que originaban el tapón. Hablaba para un grupo de periodistas y su esposa, Viri, para otro. Algunos ministros (Soraya, Fernández Díaz, Báñez, etc.) consultaban el reloj esperando el momento de largarse. Los Reyes avanzaban por separado y así alcanzaron la puerta de salida con los deberes hechos.

A esas alturas de la recepción se impuso la ley de ley de la impenetrabilidad de los cuerpos. Y las trampas de los bordillos, esos pequeños accidentes geográficos señalados con la presencia del alabardero que susurraba: «cuidado, que hay bordillo…»

Fui tras la pista de Javier Fernández, uno de los hombres más buscados del día, pero no estaba. La última persona con la que hablé dijo haberlo visto salir apresuradamente, con aspecto cansado. Líder a la fuga, concluí, y aproveché la ocasión para preguntar por los hijos a la esposa del presidente. Uno de ellos, Juan, el niño que se hizo famoso metiendo baza en una entrevista deportiva que le hicieron a su padre, es campeón nacional de vela en la modalidad de aguas interiores.

Preguntar tiene sus recompensas. Media hora antes, Antonio Vázquez, expresidente de Iberia, me había dicho en presencia de Paloma O’Shea que su afición era el canto. ¿En un coro? Inquirí, curiosa. «Soy tenor», respondió Vázquez dándose pisto. Lo sabía todo el mundo menos yo. Es más: A. V. incluso ha cantado en el Teatro de la Zarzuela con Plácido Domingo.

La travesía del salón me deparó más noticias. García-Page, ignorante del protocolo de la recepción, improvisaba una rueda de prensa en la que no faltaban ni las libretitas. Poca gracia debió de hacer en la casa. Saliendo, dos periodistas señalaban a una dama que dejaba ver, bajo sus pantalones de gasa, unas alpargatas de esparto. Y servidora, con los pies como botillos.

Según me abría paso entre la multitud, crecían los rostros del PP. Ya en el vomitorio desalida, gente de colores diversos y conversaciones que trascendían la política. María Teresa Álvarez y Cristina Alberdi comentaban los palos de Hacienda, los derechos de autor versus las pensiones, etc. Si llegan a aguantar un poco más la conversación, barren.

Susana Díaz, casi de espaldas contra la pared, hacía pandilla con periodistas, sobre todo mujeres. Como Soraya andaba cerca, Arsenio Escolar sugirió hacerles una foto juntas. Soraya sonrió, esquiva, y Susana, muy astuta, puso una condición: que las periodistas también participáramos. Y así fue. Parecía un botellón.












La presencia socialista no fue abundante, pero los que estaban se dejaron ver. Algunos parecían piquetes informativos. He aquí una frase ilustrativa del ‘guerrista’ Fernández Marugán sobre la fractura en el PSOE. «Lo malo no es que se divida la militancia, pues vivimos siempre entre dos almas. Lo malo es que se divida el electorado». Cerca de Marugán, Corcuera recibía palmadas en la espalda, a saber con qué aviesas intenciones.

m
Otra que tal baila y no se pierde fiesta con los Bartolos. Anda ya que estas muy vista.
 
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