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la paca lleva unos días en ecuador porque ayer y hoy toreaba allíMira tú que la veo guapa aquís...sonrisa radiante, pelo suerto lavao y mascarillao, pantalón analelo-voy barriendo er suelo...no paressse ni ella...es fotochó o es que va libre sin niña ni marío?
Ayer en el concierto de Manuel Lombo en Sevilla
Qué pesao es con los caracoles del bar Remesal!! Desde que se abrió la cuenta de tw hace unos años, todos los años cuando llega la temporada de caracoles les hace propaganda, supongo que desde entonces no paga ni una tapa de caracoles.25abril
¡Una de caracoles!
- by franciscoriveraordonez
- 25 abril, 2016
- 1 Comentario
Estamos en primavera, sin duda alguna la época más bonita para visitar Sevilla y sus alrededores, incluso me atrevería a decir Andalucía.
Los campos verdes, las flores pintan de color la sierra y las campiñas, todavía no hace ese calor característico nuestro, ese calor que hace que los gorriones se caigan mientras vuelan o que se pueda freír un huevo en la acera de la calle en Écija, la que llaman la sartén de Andalucía. ¿Nunca habéis escuchado la expresión “hace más calor que en Écija a las tres de la tarde”? Pues imaginaos, lo que viene a ser calor de verdad.
Ya ha pasado la Feria y se empieza a preparar el Rocío. Esto es un no parar, llevar todas nuestras tradiciones para adelante es agotador. Deberíamos tener una subvención o algo, porque claro, aparte de agotador es carísimo. Estaría genial una subvención por mantener tradiciones y más días de vacaciones para poder organizarlo todo… jajajaja, anda que no. Bueno da igual, nosotros lo llevamos para adelante igualmente.
Pues bien, en este lapso de tiempo entre Feria y el Rocío llega a Sevilla la temporada de los caracoles. Sí queridos, este es uno de nuestros manjares más deseados por todos los sevillanos.
Los caracoles no solo son la tapa estrella de los bares en estos días, se convierten en el centro de la vida de esta maravillosa ciudad.
A partir de ahora en Sevilla todos los amigos quedan para comer caracoles, en las calles se mezclan el olor a azahar y jazmín con el olor a caracoles y a su salsa.
No es ninguna tontería, esto llega a tal punto que el secreto de la receta para hacer caracoles se guarda mejor que el secreto de la Coca-Cola. Este secreto se pasa de padres a hijos, incluso se deja como parte de la herencia. Es un tesoro.
En esta ciudad nos encantan las porfías, se es del Sevilla o del Betis, de la Esperanza de Triana o de la Macarena y con los caracoles no íbamos a ser menos, todos tenemos nuestro bar favorito donde hacen los mejores caracoles.
- No, no, para nada, los mejores caracoles son los del bar de la esquina de mi barrio que mira si son buenos que dan hasta las buenas tardes- ¡Oleeeeee!
Así es, los caracoles se convierten año tras año en tema de conversación y disputa. La verdad que en ningún bar saben igual, estas recetas secretas están llenas de matices que los hacen diferentes, unos más picantes, otros con más especias, incluso puedes hacer la ruta de los caracoles.
Es aquí donde hay que llegar.
Todas las porfías llegan al mismo sitio:
- Tú dices que los mejores caracoles son los de “fulano” y yo digo que son los de “setano”, pues bien, tú invitas a una tapa allí y yo aquí y si no nos ponemos de acuerdo, volvemos a empezar.
Resumiendo, los caracoles se convierten en la excusa que necesitamos para echarnos a la calle. Como si la necesitáramos…
Pero sí, el caracol se convierte en el centro de reuniones, se queda para echar el día de caracoles, porque los caracoles se comen tanto al medio día como por la noche.
Es tanta la devoción que incluso se ve romántico ir a comer caracoles con tu pareja. De hecho, mi primera cita con Lourdes fue para comer caracoles. Así es, me acuerdo perfectamente, ¡qué nervios!. Bueno, fue una cita medio emboscada porque convencí a una amiga diciéndole que las iba a invitar a los mejores caracoles de Sevilla, que viene a ser lo mismo que los mejores del mundo. Ella me hizo de Celestina y la convenció y, aunque Lourdes fue con la mosca detrás de la oreja porque el bar estaba en Triana, accedió a ir y aparecieron Lourdes con dos amigas y un perro. Qué arte más grande, como antiguamente, con carabina. Fueron los mejores caracoles que he comido en mi vida. Ahora nos encanta ir a comprar una tarrina de caracoles y traerla a casa, preparamos la terraza con velas y nos damos nuestro homenaje. Es nuestro momento. Y hacerlo con amigos no es mejor que solos la verdad, pero nos encanta.
En estos días, cuando te invitan a una casa, lo suyo es aparecer con tu tarrina de caracoles, quedas mejor que llevando un gran vino. Además como os digo, hay auténticos fan de cómo hacen los caracoles en distintos bares, osea que cuando llevas una tarrina tienes que explicar de qué bar son, como un buen vino tienes que dar la procedencia.
Los caracoles los puedes pedir en tapa o plato, y para llevar en tarrina o media tarrina.
No puedo dejar de haceros mi recomendación del bar donde, para mi gusto, ponen los mejores caracoles, aunque estoy abierto a cualquier invitación para contrastar esto.
Para mi gusto los mejores caracoles están en Triana, y sobre todo, en el bar Remesal en la calle Pureza frente a la capilla de la Esperanza de Triana, no podía estar en otro sitio.
Esta casa es de tradición caracolera desde el abuelo, la receta ha pasado de padre a hijo hasta sus nietos que son los que regentan ahora el bar. Enrique, el mayor, más conocido como Butacaloca y José. Esta nuestra casa, en el seno de Triana, está llena de arte y recuerdos y estos días es centro de caracoleros fieles como yo.
Así que animo a quien venga en estos días a Sevilla a que se pase por aquí y si me encuentra allí, que es muy posible, que me invite a una tapa de caracoles.
Que desilusioooooonnn¡¡¡25abril
¡Una de caracoles!
- by franciscoriveraordonez
- 25 abril, 2016
- 1 Comentario
Estamos en primavera, sin duda alguna la época más bonita para visitar Sevilla y sus alrededores, incluso me atrevería a decir Andalucía.
Los campos verdes, las flores pintan de color la sierra y las campiñas, todavía no hace ese calor característico nuestro, ese calor que hace que los gorriones se caigan mientras vuelan o que se pueda freír un huevo en la acera de la calle en Écija, la que llaman la sartén de Andalucía. ¿Nunca habéis escuchado la expresión “hace más calor que en Écija a las tres de la tarde”? Pues imaginaos, lo que viene a ser calor de verdad.
Ya ha pasado la Feria y se empieza a preparar el Rocío. Esto es un no parar, llevar todas nuestras tradiciones para adelante es agotador. Deberíamos tener una subvención o algo, porque claro, aparte de agotador es carísimo. Estaría genial una subvención por mantener tradiciones y más días de vacaciones para poder organizarlo todo… jajajaja, anda que no. Bueno da igual, nosotros lo llevamos para adelante igualmente.
Pues bien, en este lapso de tiempo entre Feria y el Rocío llega a Sevilla la temporada de los caracoles. Sí queridos, este es uno de nuestros manjares más deseados por todos los sevillanos.
Los caracoles no solo son la tapa estrella de los bares en estos días, se convierten en el centro de la vida de esta maravillosa ciudad.
A partir de ahora en Sevilla todos los amigos quedan para comer caracoles, en las calles se mezclan el olor a azahar y jazmín con el olor a caracoles y a su salsa.
No es ninguna tontería, esto llega a tal punto que el secreto de la receta para hacer caracoles se guarda mejor que el secreto de la Coca-Cola. Este secreto se pasa de padres a hijos, incluso se deja como parte de la herencia. Es un tesoro.
En esta ciudad nos encantan las porfías, se es del Sevilla o del Betis, de la Esperanza de Triana o de la Macarena y con los caracoles no íbamos a ser menos, todos tenemos nuestro bar favorito donde hacen los mejores caracoles.
- No, no, para nada, los mejores caracoles son los del bar de la esquina de mi barrio que mira si son buenos que dan hasta las buenas tardes- ¡Oleeeeee!
Así es, los caracoles se convierten año tras año en tema de conversación y disputa. La verdad que en ningún bar saben igual, estas recetas secretas están llenas de matices que los hacen diferentes, unos más picantes, otros con más especias, incluso puedes hacer la ruta de los caracoles.
Es aquí donde hay que llegar.
Todas las porfías llegan al mismo sitio:
- Tú dices que los mejores caracoles son los de “fulano” y yo digo que son los de “setano”, pues bien, tú invitas a una tapa allí y yo aquí y si no nos ponemos de acuerdo, volvemos a empezar.
Resumiendo, los caracoles se convierten en la excusa que necesitamos para echarnos a la calle. Como si la necesitáramos…
Pero sí, el caracol se convierte en el centro de reuniones, se queda para echar el día de caracoles, porque los caracoles se comen tanto al medio día como por la noche.
Es tanta la devoción que incluso se ve romántico ir a comer caracoles con tu pareja. De hecho, mi primera cita con Lourdes fue para comer caracoles. Así es, me acuerdo perfectamente, ¡qué nervios!. Bueno, fue una cita medio emboscada porque convencí a una amiga diciéndole que las iba a invitar a los mejores caracoles de Sevilla, que viene a ser lo mismo que los mejores del mundo. Ella me hizo de Celestina y la convenció y, aunque Lourdes fue con la mosca detrás de la oreja porque el bar estaba en Triana, accedió a ir y aparecieron Lourdes con dos amigas y un perro. Qué arte más grande, como antiguamente, con carabina. Fueron los mejores caracoles que he comido en mi vida. Ahora nos encanta ir a comprar una tarrina de caracoles y traerla a casa, preparamos la terraza con velas y nos damos nuestro homenaje. Es nuestro momento. Y hacerlo con amigos no es mejor que solos la verdad, pero nos encanta.
En estos días, cuando te invitan a una casa, lo suyo es aparecer con tu tarrina de caracoles, quedas mejor que llevando un gran vino. Además como os digo, hay auténticos fan de cómo hacen los caracoles en distintos bares, osea que cuando llevas una tarrina tienes que explicar de qué bar son, como un buen vino tienes que dar la procedencia.
Los caracoles los puedes pedir en tapa o plato, y para llevar en tarrina o media tarrina.
No puedo dejar de haceros mi recomendación del bar donde, para mi gusto, ponen los mejores caracoles, aunque estoy abierto a cualquier invitación para contrastar esto.
Para mi gusto los mejores caracoles están en Triana, y sobre todo, en el bar Remesal en la calle Pureza frente a la capilla de la Esperanza de Triana, no podía estar en otro sitio.
Esta casa es de tradición caracolera desde el abuelo, la receta ha pasado de padre a hijo hasta sus nietos que son los que regentan ahora el bar. Enrique, el mayor, más conocido como Butacaloca y José. Esta nuestra casa, en el seno de Triana, está llena de arte y recuerdos y estos días es centro de caracoleros fieles como yo.
Así que animo a quien venga en estos días a Sevilla a que se pase por aquí y si me encuentra allí, que es muy posible, que me invite a una tapa de caracoles.