Bueno, es que los gorrillas, y así como, los que se ponen en los semáforos, a pedir en la puerta de la iglesia o los supermercados. Son, directamente, una mafia. No están puestos ahí al azar.Dos opiniones (im)populares más.
Primera: yo prohibiría los gorrillas en las ciudades. A mí me da ansiedad aparcar donde estén ellos, me siento robada por tener que darles dinero para que a mi coche no le pase nada.
Segunda: si expones tu vida privada en las redes sociales entonces no tienes derecho a quejarte sobre las críticas de la gente. Tú se lo estás sirviendo en bandeja.