Lo más raro fue lo que me pidió un hombre que veía a diario en el entorno del trabajo. Típico que te encuentras con gente que vive o trabaja con esa zona, pues solía saludar en la cafetería y por la calle. Luego se puso pesado en darme conversación pero es que soy la típica que contesta siempre. Un día me dijo que había una cosa que quería hacer desde hace mucho y a ver qué me parecía. El tío quería darme una tarjeta de crédito y que yo comprara cosas que quisiera mientras él lo veía. En ese momento miré alrededor por si era cámara oculta. Luego que seguro que me denunciaba por robo. Salí pitando y le hice ley de hielo desde entonces. Años después, gente me ha dicho que existe ese fetiche (yo 20 y pico y él unos 50)