Todo pagado y organizado. Pero desde siempre : recordad el baile agarrado de Bruce Springsteen hace la tira de años con una fan de la primera fila de un concierto y resulta que era Courtney Cox cuando no era conocida y solo una tia que hacia castings para lo que cayera. Solo cuando se hizo una cara conocida se volvió a sacar el video de la "inocente jovencita"a la que la gran estrella convirtió en protagonista por unos minutos.
Tamara Falcó. Boda con Iñigo Onieva. Julio 8, 2023.
- AutorAMBERS
- Fecha de inicio
Jeje, ese momento fue
Y este otro también, a partir del min 2.15
La Carmina es muy graciosa, pero más basta que una toalla de esparto . Pocas personas he conocido tan ordinarias
Es Isabel PREYSLER , no Presley . Que no es la hija de Elvis
Gracias por la info, desconocía todo ésto.
Bofill siempre me pareció un hombre fascinante., muy atractivo además.
ayer decía este personaje(JorgeJa) q Oniega era el tío más odiado y repulsivo de España, querido siento decirte q este eres tu, ascazo
OPINIÓN
Iñigo Onieva. (Jate)
Por
Ángeles Caballero
29/09/2022 - 05:00
La palabra 'empresario' aparece escrita doce veces en el texto de ‘¡Hola!’ sobre la ruptura entre Tamara Falcó e Iñigo Onieva. Como si decirlo muchas veces hiciera sus sueños (los deOnievay los de la revista) realidad. Es un insulto al empresariado español en su conjunto, creo yo, si tenemos en cuenta que hablamos de un tipo que a sus treinta y pico años lleva la gorra del revés, una camiseta con publicidad de uno de sus trabajos y lo hemos visto acudir a una fiesta con americana de lentejuelas.
Le estamos haciendo el caso justo a este personaje, que lleva de segundo apellido Molas y eso ya tiene un hilo del que tirar. Porque cómo no va a molarse este muchacho, si ha estado a punto de emparentar con una de las sagas que vertebran este país, si le faltaban meses para convertirse en empresario de verdad, pero de sí mismo. Un joven que ya no lo es tanto, con un currículum plagado de anglicismos. Nos lo han vendido como diseñador de coches, como relaciones públicas, un conseguidor despeinado y con barba de tres días. Me mola Molas, pero de lejos.
El ex de Tamara Tercera(porque en mi corazón están primero la de los boleros y luego la que se llamó Yurena) acude con frecuencia a una discoteca en la Gran Vía madrileña de la que nos han dicho que es dueño total, luego socio y ahora relaciones públicas. A este paso, en la campaña de descrédito que ciñe sobre su persona, nos dirán que reparte flyers por Plaza de España.
También nos han contado que trabaja para Mabel Hospitality, que es el pimpante nombre de una empresa delos Matuteque gestiona restaurantes de esos en los que abusaron primero del aguacate, luego de las gyozas y ahora es un no parar de ceviches. No sabemos su cargo, solo que se encarga de desarrollar cosas. Yo, que soy malpensada y de barrio, no sé por qué me lo imagino siendo el que les lleva el vaso de Starbucks a sus jefes y a estos respondiéndole “gracias, crack” o también “bro”. Los canallitas de Barbour son así.
En el CV de Onieva dice que ha estudiado en Londres, Milán y Madrid. Habla con fluidez español, inglés e italiano, tiene un par de premios y conoce muchísimos programas informáticos que incluyen la palabra Design.
Todo esto me alegra porque uno nunca debe dejar de formarse aunque ya haga tiempo que dejó de ser mocito. Pero claro, después de que se haya morreado con medio Madrid y parte de Nevada, vete tú a saber si no tiene más que un cursillo a medio hacer y, eso sí, muchísimos contactos.
Porque Onieva es chulángano y simpaticón, un guaperas al que le falta un poco de altura. De la moral y de la de verdad, porque si en algo hemos avanzado como sociedad en España es en estatura. Y más en sitios como La Moraleja, donde se comen buenas carnes rojas y nunca falta de nada en la nevera.
Los caminos del Señor son incomprensibles a veces. Onieva Molas lo tenía todo para convertirse en el típico ídolo capilar con agenda, que habría hecho muy feliz a Tamara y a su madre con una buena oposición a registrador de la propiedad. Pero de vez en cuando, en las buenas familias de toda la vida les sale el espabilao, el que dice que estudiar lo justo, que trabajar ni digamos. Que se dice a sí mismo que es un emprendedor, un buscavidas, un llanero solitario en moto. Su familia, para no llamarlo oveja negra, lo define siempre como “todo un personaje”. Y ahí es cuando se convierte en irresistible. Y dice 'engagement' no por fardar, sino porque es así como hablan los de su entorno. Que rasga un poquito la voz como si estuviera haciendo un casting para la serie ‘Élite’. Y además, pardiez, es que estos malotes son mucho más divertidos cuando no son opositores.
En ‘¡Hola!’ nos cuentan cosas fascinantes, como que Tamara Tercera perdona como cristiana pero no como mujer. Que es algo que me planteo utilizar a partir de ahora en cualquier tipo de discusión a la que me enfrente. También que Molas estuvo un tiempo en una aplicación para buscar pareja, que es algo que para una mujer cristiana y Acuario como yo no tendría un pase.
Pero hay un detalle que inquieta y que chirría en este relato que prácticamente canoniza a la hija de "la reina de corazones". Está en un párrafo al que le acompaña una imagen de Falcó vestida de urbanita de finde en casa rural. Vaqueros, camiseta blanca, rebeca de lana, maquillaje de no llamar la atención, mirada al futuro con esperanza. Es ahí cuando el texto afirma que "la aristócrata" conocía la contraseña para acceder al teléfono móvil de su pareja. Y esto, querida marquesa, tampoco tiene un pase. De la que os habéis librado.
Iñigo Onieva: sin novia pero con gorra (del revés)
Cómo no va a molarse este muchacho, si ha estado a punto de emparentar con una de las sagas que vertebran este país, si le faltaban meses para convertirse en empresario de verdad, pero de sí mismo
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Por
Ángeles Caballero
29/09/2022 - 05:00
La palabra 'empresario' aparece escrita doce veces en el texto de ‘¡Hola!’ sobre la ruptura entre Tamara Falcó e Iñigo Onieva. Como si decirlo muchas veces hiciera sus sueños (los deOnievay los de la revista) realidad. Es un insulto al empresariado español en su conjunto, creo yo, si tenemos en cuenta que hablamos de un tipo que a sus treinta y pico años lleva la gorra del revés, una camiseta con publicidad de uno de sus trabajos y lo hemos visto acudir a una fiesta con americana de lentejuelas.
Le estamos haciendo el caso justo a este personaje, que lleva de segundo apellido Molas y eso ya tiene un hilo del que tirar. Porque cómo no va a molarse este muchacho, si ha estado a punto de emparentar con una de las sagas que vertebran este país, si le faltaban meses para convertirse en empresario de verdad, pero de sí mismo. Un joven que ya no lo es tanto, con un currículum plagado de anglicismos. Nos lo han vendido como diseñador de coches, como relaciones públicas, un conseguidor despeinado y con barba de tres días. Me mola Molas, pero de lejos.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F70a%2Feac%2F899%2F70aeac8996d1e0c3ab2792779920a27e.jpg "Tamara Falcó e Iñigo Onieva, en su última fotografía juntos. (Gtres)")
El ex de Tamara Tercera(porque en mi corazón están primero la de los boleros y luego la que se llamó Yurena) acude con frecuencia a una discoteca en la Gran Vía madrileña de la que nos han dicho que es dueño total, luego socio y ahora relaciones públicas. A este paso, en la campaña de descrédito que ciñe sobre su persona, nos dirán que reparte flyers por Plaza de España.
También nos han contado que trabaja para Mabel Hospitality, que es el pimpante nombre de una empresa delos Matuteque gestiona restaurantes de esos en los que abusaron primero del aguacate, luego de las gyozas y ahora es un no parar de ceviches. No sabemos su cargo, solo que se encarga de desarrollar cosas. Yo, que soy malpensada y de barrio, no sé por qué me lo imagino siendo el que les lleva el vaso de Starbucks a sus jefes y a estos respondiéndole “gracias, crack” o también “bro”. Los canallitas de Barbour son así.
En el CV de Onieva dice que ha estudiado en Londres, Milán y Madrid. Habla con fluidez español, inglés e italiano, tiene un par de premios y conoce muchísimos programas informáticos que incluyen la palabra Design.
Todo esto me alegra porque uno nunca debe dejar de formarse aunque ya haga tiempo que dejó de ser mocito. Pero claro, después de que se haya morreado con medio Madrid y parte de Nevada, vete tú a saber si no tiene más que un cursillo a medio hacer y, eso sí, muchísimos contactos.
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Porque Onieva es chulángano y simpaticón, un guaperas al que le falta un poco de altura. De la moral y de la de verdad, porque si en algo hemos avanzado como sociedad en España es en estatura. Y más en sitios como La Moraleja, donde se comen buenas carnes rojas y nunca falta de nada en la nevera.
Los caminos del Señor son incomprensibles a veces. Onieva Molas lo tenía todo para convertirse en el típico ídolo capilar con agenda, que habría hecho muy feliz a Tamara y a su madre con una buena oposición a registrador de la propiedad. Pero de vez en cuando, en las buenas familias de toda la vida les sale el espabilao, el que dice que estudiar lo justo, que trabajar ni digamos. Que se dice a sí mismo que es un emprendedor, un buscavidas, un llanero solitario en moto. Su familia, para no llamarlo oveja negra, lo define siempre como “todo un personaje”. Y ahí es cuando se convierte en irresistible. Y dice 'engagement' no por fardar, sino porque es así como hablan los de su entorno. Que rasga un poquito la voz como si estuviera haciendo un casting para la serie ‘Élite’. Y además, pardiez, es que estos malotes son mucho más divertidos cuando no son opositores.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F06b%2Fe91%2F41d%2F06be9141d5a82d6f49600b6397ace279.jpg "placeholder")
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En ‘¡Hola!’ nos cuentan cosas fascinantes, como que Tamara Tercera perdona como cristiana pero no como mujer. Que es algo que me planteo utilizar a partir de ahora en cualquier tipo de discusión a la que me enfrente. También que Molas estuvo un tiempo en una aplicación para buscar pareja, que es algo que para una mujer cristiana y Acuario como yo no tendría un pase.
Pero hay un detalle que inquieta y que chirría en este relato que prácticamente canoniza a la hija de "la reina de corazones". Está en un párrafo al que le acompaña una imagen de Falcó vestida de urbanita de finde en casa rural. Vaqueros, camiseta blanca, rebeca de lana, maquillaje de no llamar la atención, mirada al futuro con esperanza. Es ahí cuando el texto afirma que "la aristócrata" conocía la contraseña para acceder al teléfono móvil de su pareja. Y esto, querida marquesa, tampoco tiene un pase. De la que os habéis librado.
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Pero es que a Loli nadie le iba a comprar su vida, Loli hay muchas/Loli somos tod@s,
Tamara solo hay una.....(gracias a Dior)
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Esa frase está pensada, guionizada, ensayada y memorizada a más no poder por sus relaciones públicas/manager.
A mí lo que me sorprende (cada día más) es que haya gente que crea que Tamara es 'un producto natural', que la gente crea que ella 'es así', natural y espontánea, que habla y piensa 'así' porque ella 'es así'.
De verdad que me fascina esa credulidad.
Pero... pan y circo. Supongo que lo necesitamos.
No me puedo creer que esta chorri historia de Tamara y su toy boy para posados de viajes y vacaciones tenga tanta "espontánea" atención periodísticaOPINIÓN
Iñigo Onieva: sin novia pero con gorra (del revés)
Cómo no va a molarse este muchacho, si ha estado a punto de emparentar con una de las sagas que vertebran este país, si le faltaban meses para convertirse en empresario de verdad, pero de sí mismo
Iñigo Onieva. (Jate)
Por
Ángeles Caballero
29/09/2022 - 05:00
La palabra 'empresario' aparece escrita doce veces en el texto de ‘¡Hola!’ sobre la ruptura entre Tamara Falcó e Iñigo Onieva. Como si decirlo muchas veces hiciera sus sueños (los deOnievay los de la revista) realidad. Es un insulto al empresariado español en su conjunto, creo yo, si tenemos en cuenta que hablamos de un tipo que a sus treinta y pico años lleva la gorra del revés, una camiseta con publicidad de uno de sus trabajos y lo hemos visto acudir a una fiesta con americana de lentejuelas.
Le estamos haciendo el caso justo a este personaje, que lleva de segundo apellido Molas y eso ya tiene un hilo del que tirar. Porque cómo no va a molarse este muchacho, si ha estado a punto de emparentar con una de las sagas que vertebran este país, si le faltaban meses para convertirse en empresario de verdad, pero de sí mismo. Un joven que ya no lo es tanto, con un currículum plagado de anglicismos. Nos lo han vendido como diseñador de coches, como relaciones públicas, un conseguidor despeinado y con barba de tres días. Me mola Molas, pero de lejos.
El ex de Tamara Tercera(porque en mi corazón están primero la de los boleros y luego la que se llamó Yurena) acude con frecuencia a una discoteca en la Gran Vía madrileña de la que nos han dicho que es dueño total, luego socio y ahora relaciones públicas. A este paso, en la campaña de descrédito que ciñe sobre su persona, nos dirán que reparte flyers por Plaza de España.
También nos han contado que trabaja para Mabel Hospitality, que es el pimpante nombre de una empresa delos Matuteque gestiona restaurantes de esos en los que abusaron primero del aguacate, luego de las gyozas y ahora es un no parar de ceviches. No sabemos su cargo, solo que se encarga de desarrollar cosas. Yo, que soy malpensada y de barrio, no sé por qué me lo imagino siendo el que les lleva el vaso de Starbucks a sus jefes y a estos respondiéndole “gracias, crack” o también “bro”. Los canallitas de Barbour son así.
En el CV de Onieva dice que ha estudiado en Londres, Milán y Madrid. Habla con fluidez español, inglés e italiano, tiene un par de premios y conoce muchísimos programas informáticos que incluyen la palabra Design.
Todo esto me alegra porque uno nunca debe dejar de formarse aunque ya haga tiempo que dejó de ser mocito. Pero claro, después de que se haya morreado con medio Madrid y parte de Nevada, vete tú a saber si no tiene más que un cursillo a medio hacer y, eso sí, muchísimos contactos.
Porque Onieva es chulángano y simpaticón, un guaperas al que le falta un poco de altura. De la moral y de la de verdad, porque si en algo hemos avanzado como sociedad en España es en estatura. Y más en sitios como La Moraleja, donde se comen buenas carnes rojas y nunca falta de nada en la nevera.
Los caminos del Señor son incomprensibles a veces. Onieva Molas lo tenía todo para convertirse en el típico ídolo capilar con agenda, que habría hecho muy feliz a Tamara y a su madre con una buena oposición a registrador de la propiedad. Pero de vez en cuando, en las buenas familias de toda la vida les sale el espabilao, el que dice que estudiar lo justo, que trabajar ni digamos. Que se dice a sí mismo que es un emprendedor, un buscavidas, un llanero solitario en moto. Su familia, para no llamarlo oveja negra, lo define siempre como “todo un personaje”. Y ahí es cuando se convierte en irresistible. Y dice 'engagement' no por fardar, sino porque es así como hablan los de su entorno. Que rasga un poquito la voz como si estuviera haciendo un casting para la serie ‘Élite’. Y además, pardiez, es que estos malotes son mucho más divertidos cuando no son opositores.
En ‘¡Hola!’ nos cuentan cosas fascinantes, como que Tamara Tercera perdona como cristiana pero no como mujer. Que es algo que me planteo utilizar a partir de ahora en cualquier tipo de discusión a la que me enfrente. También que Molas estuvo un tiempo en una aplicación para buscar pareja, que es algo que para una mujer cristiana y Acuario como yo no tendría un pase.
Pero hay un detalle que inquieta y que chirría en este relato que prácticamente canoniza a la hija de "la reina de corazones". Está en un párrafo al que le acompaña una imagen de Falcó vestida de urbanita de finde en casa rural. Vaqueros, camiseta blanca, rebeca de lana, maquillaje de no llamar la atención, mirada al futuro con esperanza. Es ahí cuando el texto afirma que "la aristócrata" conocía la contraseña para acceder al teléfono móvil de su pareja. Y esto, querida marquesa, tampoco tiene un pase. De la que os habéis librado.
Es imposible.
Mucho periodista recibe "gratificación" de Netflix o no se entiende
Porque era el rodaje del video oficial de la tal canción.
El ridículo que ha escrito eso, a parte de ser un casposo que va de moderno y no lo es, quiere entrada y copa gratis en el Lula. Y digo yo, que se lo puede preguntar a alguno de los socios y no tener que hacerle un artículo defendiendo a este idiota. Espero que mami Presiler llame para que le peguen una patada en el culo. Lo mejor del periodismo patrio sale de El Mundo.Ver el archivo adjunto 2693556
Una noche con Íñigo Onieva en Lula Club
Íñigo Onieva dirige junto a dos socios la discoteca Lula Club. Está en Gran Vía. Su referencia es la mítica Studio54 de Manhattan. "Aquí puedes encontrarte a Ernesto de Hannovamp.elmundo.es
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No estoy de acuerdo contigo en lo de solterona además con mayúsculas como si fuese una tara importante o un defecto. Estar soltero es un estado civil y creo que en muchos casos por elección. Yo actualmente tengo pareja y soy muy feliz, pero estando soltera también lo he sido y no me hubiese importado serlo toda la vida viviendo independiente. Esto es como si se dice CASADONA. Prefiero vivir soltera antes que tener un matrimonio de mierda.
Me parece un término muy atrasado y arcaico, eso se decía antiguamente cuando las mujeres se tenían que casar porque no trabajaban y lo hacían por conveniencia. Creo que en la época en la que vivimos una mujer u hombre independiente porque quiera o porque no va a estar con quien sea es algo muy digno
