TODO sobe Pablo Iglesias y Podemos.

Un poco de Vaselina para Chepis y su señora.. la van a necesitar.

"...la pregunta que se plantea es si Iglesias es capaz de renunciar al Gobierno y regresar a la oposición cuando lleva poco más de medio año en el poder.
O si por el contrario y como lo cree una mayoría de observadores Iglesias no parece dispuesto, por nada del mundo, a renunciar al Gobierno y aceptará todo lo que le proponga y le exija el presidente Sánchez incluido el pacto con Cs para lograr los PGE y poder continuar."

A ver qué hacen, que el sillón es el sillón, a veces la ideología se la lleva el viento ? ? ?
 
"...la pregunta que se plantea es si Iglesias es capaz de renunciar al Gobierno y regresar a la oposición cuando lleva poco más de medio año en el poder.
O si por el contrario y como lo cree una mayoría de observadores Iglesias no parece dispuesto, por nada del mundo, a renunciar al Gobierno y aceptará todo lo que le proponga y le exija el presidente Sánchez incluido el pacto con Cs para lograr los PGE y poder continuar."

A ver qué hacen, que el sillón es el sillón, a veces la ideología se la lleva el viento ? ? ?

A estos España se la bufa... el gobierno de Sanchez o el que esté va a tener que tomar una serie de medidas que nos reiremos de las medidas de Rajoy. Lo siento por el que no lo quiera ver, pero lo que viene será muy duro.
Sanchez yo creo que se la bufa, pensará que el trabajo lo hará Europa y culpará al Covid.
Iglesias.... estará dispuesto a renunciar a todo lo que pregona? Mi repsuesta es SI. Haga lq haga yo creo que los marqueses están acabados... les van a terminar echando para salvar a Podemos.
 
A estos España se la bufa... el gobierno de Sanchez o el que esté va a tener que tomar una serie de medidas que nos reiremos de las medidas de Rajoy. Lo siento por el que no lo quiera ver, pero lo que viene será muy duro.
Sanchez yo creo que se la bufa, pensará que el trabajo lo hará Europa y culpará al Covid.
Iglesias.... estará dispuesto a renunciar a todo lo que pregona? Mi repsuesta es SI. Haga lq haga yo creo que los marqueses están acabados... les van a terminar echando para salvar a Podemos.

Adelante andalucía se les ha largado ( de los 6 escaños fijo que perdían muchos...)
En el País Vasco han pasado de 181.337 votos a 71.759 votos. ( en unas generales perderían los 3 diputados de podemos)
En Galicia han pasado de 186.260 a 51.223 votos ( con esto en unas generales perderían los 2 diputados que tienen)
En Cataluña van con Colau con lo cual depende de si le conviene o no seguir con ellos

En fin.... que pintan bastos
 
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Podemos o la destrucción de la izquierda

Lunes, 10/Ago/2020 Félix Ovejero Lucas El Mundo

En las elecciones europeas de 2014 la noticia fue Podemos. Con un millón doscientos mil votos emergía un nuevo partido en un ecosistema enquistado. Según decían, venía a regenerar nuestro tóxico ambiente político. En aquellas mismas elecciones, por circunstancias que duelen en el recuerdo, UPyD y Cs acudieron por separado. De haberse presentado juntos habrían sumado un millón y medio de votos. La noticia habría sido otra y se habría reajustado el centro gravitacional de nuestro debate político de los últimos años hacia nuestros genuinos problemas. UpyD y Cs también eran nuevos y también habían venido a oxigenar la vida política. Y alguna evidencia había de que iban en serio. Pero dio lo mismo. Podemos era la noticia y, como sucedió con la consolidación del teclado qwerty, de los sistemas de video VHS o de ciertas tarjetas de crédito, una circunstancial ventaja posicional acabó por convertirse en definitiva con independencia de la calidad de la mercancía. La histéresis se impuso y Podemos, cebado por medios y redes sociales, acaparó el escenario.

El recordatorio no responde a la emoción estéril de la melancolía, sino a la necesidad de ponderar el exacto alcance de los destrozos que para la izquierda ha supuesto la desgraciada aparición de Podemos: nunca tan poca cosa pudo causar tanto daño. Y puede que para siempre. Podemos ha venido para rematar a la izquierda.


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Cuando Podemos apareció, algunos con buen dispuesto entendimiento creyeron encontrar los cimientos de la renovación de nuestra izquierda. Dos en particular. El primero, su carácter nacional. Podemos no era una amalgama de organizaciones locales más o menos residuales ni tampoco un partido tributario de alianzas autonómicas que obligaran a orillar los mensajes comunes. El núcleo irradiador era único y hasta central. Si acaso, ofrecía franquicias a cambio de fidelidad a la marca: a la marca Iglesias, como quedó consagrado en las papeletas de voto estampadas con su rostro. La interpretación no se veía desmentida por una retórica populista con frecuentes apelaciones a la patria que llegó a exhibir en Cataluña en los primeros actos públicos, incluso con resonancias lerrouxistas según el uso común –e impropio– del calificativo.

La otra novedad destacada atañía a la composición del grupo fundador. No se trataba de políticos profesionales pendientes del escalafón, sin otro mérito que la disciplina y la paciencia mineral, sino de profesores universitarios. Una garantía, según algunos, que, por lo general, no se demoraban en precisar qué cosa se garantizaba. En todo caso –se asumía– se trataba de alguna buena cosa. En un ecosistema saturado de acusaciones de mediocridad y corrupción, la falta de profesionalidad y de roces con dineros públicos de los dirigentes de Podemos oficiaban como blasones, por más que no hubiera mérito alguno en ello, pues se trataba de un partido nuevo y, por lo mismo, no disponía de cargos ni de prebendas que repartir ni, tampoco, de militancia calentando banquillo en las divisiones inferiores. El mérito del recién llegado.

Pero los sueños, como siempre, acabaron por corromperse. Cuando Podemos empezó a reclutar militantes y cargos por España se encontró que los candidatos mejor situados llevaban muchos años inyectándose diversas dosis de las dos mentiras básicas que el nacionalismo ha impuesto a nuestro paisaje político: España es una idea franquista y el régimen del 78 una prolongación del franquismo. Asumida esa perspectiva, las exigencias nacionalistas resultan la quintaesencia del antifranquismo. Y algo más: el problema es el marco constitucional; precisamente el único patriotismo digno, el de Marx en el Manifiesto: una comunidad de ciudadanos. Los recién llegados podían hacer suya la rancia faramalla patriotera à la Perón, tan falangista, pero siempre pensando en sus naciones identitarias.

Para ordenar ese mobiliario, unos pocos incluso trataron de urdir una conmovedora trama ideológica echando mano de cuerpos doctrinales como el indigenismo o el derecho a la autodeterminación: Cataluña y el País Vasco como los aimara o los saharauis. Esos materiales y la compañía buscada de poderes mediáticos con explícita voluntad desestabilizadora ayudan a entender la delirante noche electoral de diciembre del 2015, cuando Iglesias abre su discurso reclamando el derecho de autodeterminación de Cataluña, esto es, el derecho a desmontar nuestra unidad de decisión y de redistribución. El partido que nació con invocaciones a la igualdad y la democracia (¿qué fue de los círculos? ¿Siguen votando?) en pocos meses se había convertido en el partido nacional más radicalmente comprometido con la defensa de un proyecto objetivamente antiigualitario.

No resultó menos endeble el otro soporte de la renovación: los materiales humanos. Sí, se trataba de profesores universitarios. Pero un tanto singulares. No respondían al perfil propio de su generación. Se parecían a los PNN que hicieron la transición… con 40 años de retraso: fuertemente ideologizados, entrenados más en la asamblea que en la reflexión compartida cribada por pares, ajenos a la producción académica consolidada, propensos al adanismo teórico, a las macrointerpretaciones del mundo hilvanadas con cuatros datos espigados aquí y allá, siempre que cuadren con el guión, con nula experiencia de gestión y escasos conocimientos prácticos. No respondían al perfil de las últimas generaciones universitarias, acompasadas con las reglas de funcionamiento de los circuitos académicos internacionales. Bueno, sí se parecían en algo: en su provisionalidad laboral. Salvo en unos pocos casos, ninguno de los dirigentes de la organización tenía plaza garantizada. La política era, para ellos, una salida profesional. E incluso, en más de una ocasión, dada la endogamia de su particular mundo académico, una salida familiar: un modo de acceder a la clase media para una generación carente de coste de oportunidad, cuyos talentos no tenían precio de mercado.

Lo primero, en el extravagante ecosistema español, convertía a Podemos en el avalista moral del proyecto desintegrador nacionalista. Lo segundo, los aferraba al poder de una manera muy singular: llegaban cargados de palabrería y, si tocaban responsabilidad, tendrían que aprender a gestionar a cargo del presupuesto. Como estudiar cirugía en un quirófano de campaña. No eran elegidos por sus méritos para realizar unas tareas sino que –en el mejor de los casos– las aprendían en el cargo y, casi siempre, corrigiendo los compromisos adquiridos con los votantes: los sustantivos (extranjería, ley mordaza, legislación laboral) y los más domésticos (votos de pobreza, uso de los transportes públicos, barrios obreros, etcétera). Lo que fuera con tal de no desandar biografía ni salario. El moralismo enfático de los incorruptibles no contemplaba las dimisiones, ni de los investigados ni de los definitivamente condenados. Se reducía a los vaqueros y la camisa arremangada. Falange.

Y en eso, cuando ya ni Franco daba más de sí, llegó el salvavidas, eso que, ofendiendo a Marx, se ha dado en llamar «marxismo cultural». Podemos se mudó en Unidas Podemos y la ontología más o menos democrática y de clase de la primera hora dio paso a un batiburrillo nutrido de los residuos del posmodernismo: emociones, identidades, teoría queer, etcétera. Eso sí, con vocación sancionadora: un nuevo oscurantismo moralista decidido a imponer el silencio a quien recordara las debilidades de los argumentos o las desvergüenzas intelectuales. El potingue se blindará con descalificaciones estremecedoras selladas en leyes: racista, homófobo y, recientemente, negacionista. No dirán «tu crítica no se sostiene por esto o por lo otro», sino «me ofende y, por tanto, no puedes opinar». Como si los astrólogos acallaran a los físicos de altas energías. Con el BOE en la mano.

Mucho se ha especulado acerca de poderes aborígenes o extranjeros que supuestamente alimentaron a Podemos al servicio de distintos objetivos. Tengo reservas epistémicas para digerir ese tipo de conjeturas. En todo caso, si unos consideraron que Podemos podía erosionar a la izquierda y otros, desmontar España, no queda más que felicitarlos: acertaron de pleno. Sobre todo, porque los dos objetivos apuntan en la misma dirección: minar la posibilidad de un proyecto igualitario compatible con la eficiencia. Podemos ha sentenciado a la izquierda española.

Es más, hasta puede que se quedasen cortos. Previsiblemente la gestión del fondo de recuperación europea exigirá una gestión de los recursos en donde no le estará concedido al Gobierno ni añadir un adjetivo. Pablo Iglesias, como Tsipras en su día, acatará: su supervivencia –en cualquier sentido de la palabra– está atada a mantenerse en el poder. Él y su tropa. Lo decorará con la mampostería necesaria, que para eso dispone de ministerios palabreros, y basureará de mil maneras el terreno de juego –cada una de las instituciones del Estado– con léxico de asamblea pero desde una institución del Estado. La pirotecnia irracional de la guerra cultural ofrece muchas posibilidades. También de empleo, que no se inquieten ni se peleen quienes están a la espera de su particular cobijo cultural: habrá para todos. A los demás, que Dios nos coja confesados, la nueva izquierda encabezando el retorno a la barbarie. La deriva reaccionaria se muda en deriva oscurantista.

Félix Ovejero es profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona. Su último libro es Sobrevivir al naufragio (Página indómita).


 
El juez encarga la búsqueda de pruebas contra Podemos al amigo íntimo del jefe de la policía política del PP

“El juez ha recurrido a un íntimo amigo de uno de los jefes de la Policía política del PP para encontrar pruebas contra la formación morada”, han asegurado fuentes policiales a La Última Hora.



En concreto, se trata de Pedro Agudo, amigo íntimo de Ignacio Cosidó, director general de la Policía entre 2012 y 2016, envuelto en la investigación de la creación de una estructura policial con la función de obstaculizar los escándalos de corrupción que afeaban al Partido Popular y perseguir a otros grupos políticos, especialmente a Unidas Podemos, con falsos documentos policiales como el famoso ‘informe PISA’ del que ya os hablamos con anterioridad.

Escalonilla, en un extraño movimiento, ha rechazado encargar la investigación en manos de la UDEF o de otra de las unidades dedicadas, habitual en estos casos, para recurrir a la Policía adscrita a los juzgados de instrucción de Plaza de Castilla.



Esto supone que todas las diligencias ordenadas por el juez pasarán por Agudo, y las fuentes auguran al medio antes citado “un goteo de filtraciones interesadas en medios afines para tratar de perjudicar a Podemos”.

Desde el partido consideran que este caso se quedará en nada en términos judiciales y que la finalidad de esta investigación es ensuciar el ambiente y hacer ruido contra Unidas Podemos.



No crees en la independecia del Poder Judicial cuando los tuyos delinquen
 
No crees en la independecia del Poder Judicial cuando los tuyos delinquen

Los míos, mi familia no ha delinquido, gracias a Dios.

La independencia del Poder Judicial en España está entredicho hace ya mucho tiempo, y no por mi precisamente, sino por organismos EUROPEOS e INTERNACIONALES.

 
Pues depende, cierto que no tienen ningún líder a día de hoy con la suficiente visibilidad que se pudiera ganar votantes ya perdidos, pero hace ya mucho tiempo que Iglesias convirtió el partido en "algo muy personal", y yo casi apuntaría al mismo día que decidió mandar a su antigua pareja, Tania Sánchez, a detrás de una columna por el simple hecho de que ya no era su pareja ;) ;) . El día que el partido le consintió tamaña actuación Iglesias se apoderó del partido :).

Es cosa de ellos y de sus elecciones internas.
 
Imputa, que algo queda
DAVID TORRES
AGOSTO 14, 2020


Las imputaciones contra Podemos llevan camino de convertirse en una tradición española más, como las corridas de toros, el flamenco, la siesta, las Fallas o la Semana Santa. De hecho, mientras algunos de los magistrados acaban más quemados que un ninot y otros cantan por bulerías, el público se divierte de lo lindo, igual que todo el mundo en la plaza, salvo el toro. En cuanto a la imputación, termina durmiendo el sueño de los justos, aunque no para siempre: sólo está echándose la siesta y un día u otro se levantará como Cristo el Domingo de Resurrección, listo para otra tanda de latigazos.

Hasta la fecha, van catorce querellas archivadas en tribunales, una quiniela completa en la que de un lado estaban diversos líderes de la formación morada y de la otra adversarios tan prestigiosos y dignos de crédito como el abogado Emilio Rodríguez Menéndez, el sindicato Manos Limpias o Vox. Rodríguez Menéndez posee una vistosa biografía en busca y captura, con dos condenas en firme, varias fugas de la justicia y nueve delitos pendientes de juicio que le supondrían más de treinta años a la sombra.

Por su parte, diversos miembros del sindicato Manos Limpias han sido investigados y en ocasiones condenados por blanqueo de capitales, apropiación indebida, extorsión, estafas y abuso procesal. En cuanto a Vox, aparte de diversas sentencias a título personal, de sobra son conocidas sus escabrosas relaciones con la verdad, una película de arte y ensayo en la que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

La última causa abierta contra Podemos se presenta como una especie de parodia veraniega de la famosa caja B del PP, un gazpacho judicial que intenta mezclar diversas acusaciones de administración desleal y financiación ilegal realizadas por José Manuel Calvente, un abogado despedido de la formación por acoso sexual y laboral.

En realidad, la noticia fue publicada por este mismo periódico a primeros de agosto, pero ha sido ahora cuando el ventilador mediático ha decidido darle publicidad, en parte para ocultar el escándalo internacional de la huida del rey Juan Carlos y en parte para animar un mes de agosto que andaba de capa caída entre los virus de la corona y el coronavirus en general. Imputar a Podemos es una tradición judicial española: si fuese de otro modo, probablemente los juzgados se extinguirían.


Entre las acusaciones presentadas en su denuncia por José Manuel Calvente se encuentran blanqueo de capitales, revelación de secretos, allanamiento informático, financiación ilegal del partido y administración desleal. Excepto la última, todas ellas fueron desestimadas por el juez a la primera de cambio, aunque a la defensa le extrañó mucho que las tres horas largas de la declaración de Calvente se redujeran a un discurso de cuarenta minutos. No menos extraño resulta que el propio Calvente admita que no tiene ninguna prueba de su acusación, que habla de oídas, a través de sospechas y rumores oídos a algunos miembros del partido que tampoco ha podido o querido identificar.

Sin embargo, con mucho menos que eso Miguel Gila detuvo a Jack el Destripador, haciéndose el encontradizo con él en el ascensor y en los pasillos del hotel y murmurando al pasar: "Alguien es un asesino" y "alguien ha matado a alguien". A base de chismorreos, la caverna mediática tiene portadas disponibles para tres meses, más o menos hasta la próxima imputación. De momento, el único delito serio que han podido probarle a Pablo Iglesias es la posesión de un chalet en Galapagar.


https://blogs.publico.es/davidtorres/2020/08/14/imputa-que-algo-queda/
 
Las 13 veces que Calvente dice “no sé”, “es un rumor” y otras inexactitudes en 41 minutos contra Podemos ante el juez

  • "Que podrían ser simulados, tampoco es que lo afirme categóricamente", responde el exabogado de la formación morada cuando el juez le pregunta por los supuestos contratos ficticios con empresas que denuncia

  • A lo largo de su declaración, hace referencia en varias ocasiones a "fuentes confidenciales" y dice desconocer si se llegaron a gastar los 50.000 euros de la Caja de Solidaridad que pone bajo sospecha

Álvaro Sánchez Castrillo
ascastrillo@infolibre.es @Alvarosancas
Publicada el 14/08/2020 a las 06:00
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Una de las intervenciones en la Asamblea Ciudadana Estatal de Vistalegre II de Podemos.

Una de las intervenciones en la Asamblea Ciudadana Estatal de Vistalegre II de Podemos.
EFE
La documentación y el testimonio aportado por el exabogado de Podemos José Manuel Calvente son dos de los pilares sobre los que se sostiene la investigación iniciada en el Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid contra el partido por supuestos delitos de malversación de caudales públicos y administración desleal. De hecho, la decisión del juez José Manuel Escalonilla de citar como investigada a parte de la cúpula de la formación y a la propia organización política como persona jurídica se produjo tras la declaración por videoconferencia del letrado ante el titular del órgano judicial.

Durante casi tres horas, Calvente respondió a las preguntas que se le plantearon en relación con la denuncia presentada ante la Guardia Civil en diciembre, tras ser despedido fulminantemente. Sin embargo, durante los primeros compases del interrogatorio los “no sé”, “es un rumor”, “según me dijo” o “es lo que sospechábamos” fueron constantes. Así consta en la grabación de los primeros 41 minutos y 51 segundos del interrogatorio, a la que ha tenido acceso infoLibre. La falta de pruebas concretas es uno de los motivos que Podemos ha puesto sobre la mesa para denunciar una “causa general”.

Buena parte de la casi primera hora del interrogatorio –todavía no se conoce el contenido íntegro del resto de la declaración, que en un primer momento se dio por perdida pero que finalmente fue localizada– versa sobre la supuesta contratación de las empresas Neurona y ABD Europa Unipessoal LDA de cara a las elecciones generales de abril de 2019. En su denuncia, Calvente habla de “contratos simulados” con “importes muy elevados” que luego habrían servido tanto para “beneficio personal” de algunos de los dirigentes como para “financiar a partidos extranjeros”. El carácter ficticio de estos contratos –cinco aportados por el letrado– fue en lo primero en lo que se detuvo el juez al arrancar la sesión. El abogado, sin embargo, le frenó. “Que podrían ser simulados, tampoco es que lo afirme categóricamente”, explicó Calvente, que hizo mención a “indicios” que le habían llegado “a través de personas” que se dirigieron a él “confidencialmente”.

Algunos de esos documentos, continuó explicando el antiguo empleado de Podemos, fueron facilitados a Mónica Carmona, quien fuera responsable de Cumplimiento Normativo del partido hasta el momento de su despido y a la que habría estado ayudando Calvente a investigar, siempre según su declaración, las supuestas irregularidades dentro del partido. “Me parece que se los pasan, lo dirá ella, porque ella tiene también sus fuentes confidenciales, de la coalición electoral”, relató el letrado. Y prosiguió con su explicación: “Hay una serie de documentos que ponen en alerta al Tribunal de Cuentas, porque no los ven claros, y entonces los miembros de la coalición electoral se ponen nerviosos. […] Sobre todo porque había habido una serie de noticias que decían que la empresa Neurona podría estar implicada en supuestas actividades ilícitas”.

El juez continuó entonces indagando sobre estos contratos. Insistió entonces en lo que se aseguraba en la denuncia. Que se trataba de “contratos nulos”, que tenían como finalidad “realizar pagos en otros países”… “Incluso, que luego ese dinero sea para pagar a personas que en su día dieron microcréditos a Podemos de cara a la formación del partido”, señaló Escalonilla.

Fue entonces cuando el juez se interesó por quién le había confiado dicha información. Y, de nuevo, el origen fueron terceras personas. Calvente señaló que se lo contó “directamente” Pablo Manuel Fernández Alarcón, quien fuera consejero ciudadano del partido y que ya ha sido llamado a declarar como testigo el próximo 13 de noviembre. “Y a él se lo explican personas que supongo que son sus confidentes”, sostuvo al otro lado de la cámara. Unos segundos después, y preguntado de nuevo por el juez, insistió en que fue este dirigente del partido morado el que le dijo que “había estas sospechas, que se estaba rumoreando esto”.


“Es lo que me dicen que está pasando, pero yo no he visto nada”

Escalonilla se interesó también por si el denunciante tenía conocimiento de documentos que acreditasen si esos servicios que se recogían en los contratos con las dos empresas en cuestión se habían prestado o no. Al fin y al cabo, sobre la mesa se había puesto la sospecha de que dichos documentos fueran simulados. “Mónica Carmona se lo pidió y se lo negaron todo. No pudimos ver nada”, dijo. Con este camino cerrado, se intentó abordar este mismo detalle con la vista puesta en ABD Europa Unipessoal LDA –firma portuguesa cuyo administrador es una sociedad brasileña– y en los trabajadores que, en teoría, tendrían que haber venido a España desde Brasil para prestar los servicios contemplados en el contrato. “¿Le consta que se desplazasen?”, lanzó el juez. “No sé si llegaron o no. A mí me dijeron que habían venido de México. Pero no sé si eran de Brasil o de México. Extranjeros sí, evidentemente. Pero ya la nacionalidad…”, respondió el abogado.



José Manuel Calvente

Declaración del exabogado de Podemos José Manuel Calvente ante el juez. | IL
Con esta cuestión finiquitada, el juez comenzó a abordar el tema de las comisiones y los supuestos intermediarios. “Usted afirma en la denuncia que la persona que intermedió para la formalización de estos contratos y que se llevó también una comisión fue [Juan Carlos] Monedero”, deslizó Escalonilla. Sin embargo, en la respuesta de Calvente sobre esta cuestión volvió a planear el fantasma de la rumorología. “Es lo que me dicen que está pasando, pero yo no he visto nada”, fue la respuesta que dio. El juez, no contento, insistió en el origen de dichas informaciones. “Esto me lo cuenta Pablo Manuel Fernández […], que se rumorea”, replicó Calvente. Al volver a escuchar esta última palabra, Escalonilla volvió a la carga: “¿Pero como un rumor o como un hecho que él conoce?”. Fue entonces cuando el exabogado de Podemos señaló que son cosas “que se las cuentan entre ellos”. “Uno se las cuenta a otro confidencialmente, este se las cuenta a otro confidencialmente, y al final hay gente que no soporta saber cosas que no son lícitas”, apuntó.

Los 50.000 euros de la Caja de Solidaridad

Con la parte de los contratos concluida, se pasó a abordar el tema de la Caja de Solidaridad, un fondo que se nutre con la aportación del 15% de su sueldo que realizan los cargos públicos del partido, que debe ser utilizado para financiar fines sociales y que desde la derecha no han tardado en calificar de caja B. En su denuncia, Calvente arrojaba dudas alrededor de “una petición de 50.000 euros por parte de una supuesta asociación denominada #404 Comunicación Popular” sin que en dicho documento constasen la fecha, la razón social o los datos de la persona física que la formulaba. Una información que, explicó a Escalonilla, le pasaron a Mónica Carmona. “Volvemos a lo de siempre. Hay gente que llega a decir que se están manejando fondos de esta caja de una forma totalmente opaca”, señaló el abogado. Y, en relación con esta cuestión, aseguró que una senadora del partido le llegó a contar “personalmente” que había donado 2.000 euros y le habían cuantificado 5.000.

Llegados a este punto del interrogatorio, el juez se interesó por la persona que podría estar tras esta asociación. Calvente, en su denuncia, sostiene tras investigar en Internet a #404 Comunicación Popular descubre que “parece estar controlada” por Cristian Navarro, asesor parlamentario de la formación morada. Pero, de nuevo, no pudo asegurar categóricamente en su declaración ante el juez que no sabe “si es la misma persona”. Lo que sí dijo es que es “muy amigo”, por lo que le han dicho, del portavoz de Podemos, Rafael Mayoral, a quien señala como principal responsable de dicha Caja de Resistencia. Puso como ejemplo de ello el viaje que ambos habrían hecho juntos a Brasil tras las elecciones de noviembre. El juez se interesó entonces por si estos desplazamientos podrían estar relacionados con los contratos de los que habían hablado unos minutos antes. “No, que yo sepa no, no me consta. Solamente lo señalo porque es significativo que se den contratos a una empresa de Brasil y se vayan a Brasil”, respondió el exabogado de Podemos.

Escalonilla regresó entonces a la petición de fondos. “¿Lo que usted plantea es que esos 50.000 euros no pudieron tener relación con los fines del partido –en referencia a los gastos en fines sociales–, sino que en principio terminó en dirigentes de Podemos o empleados de Podemos?”, deslizó el juez pasada la media hora de interrogatorio. De nuevo, como al principio, Calvente volvió a salir al paso. “No, no lo sé, no lo sé, no lo sé. Lo que digo es que tampoco sé si llegaron a pagarse. Porque igual se bloquearon y no se llegaron a pagar”, dijo el letrado, que señaló que este era el único indicio que tenía sobre una “presunta disociación fraudulenta”, en palabras del juez, relacionada con “esta caja”. No obstante, dejó caer la existencia de “cosas raras” con “otras cajas anteriores”, pero sin aportar muchos más detalles.

Sobre la reforma de la sede: “No se sabe, no se sabe

La primera parte de la declaración de Calvente –los 41 minutos a los que ha tenido acceso este diario– acaba cuando comienzan a abordar el asunto de los trabajos de reforma de la sede de Podemos. “Primero se licitan 600.000 euros en la página web. Pasan 10 días y, el 4 de junio de 2019, el informático introduce la cifra de 1,3 millones de euros”, intentó aclarar el denunciante al juez. Fue entonces cuando Escalonilla preguntó por los motivos de “este cambio del importe del presupuesto”. “Mónica Carmona pidió información y está esperando a que le digan algo. No se sabe, no se sabe. A mí lo que me dicen es que las obras comienzan el 20 de marzo”, concluyó Calvente, que ya en su denuncia sostenía que “los obreros” empezaron a trabajar antes incluso de que se resolviese la licitación.

 
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