En mi caso, mi madre, directamente me prohibía llevar amigas a casa.Mi madre cuando venía alguna amiga a casa fingía ser una madre amantísima, simpatiquísima y de estar pendiente de mi en todo momento. Iba de madre moderna, de joven simpática. Me acuerdo que todas mis amigas me decían "jo, como mola tu madre" y yo nunca contestaba, porque no lo entendía. Si mi madre es mala conmigo, pensaba. A lo mejor es que las madres de los otros son peores... era una cría y no entendía.
A mi lo que me produjo y me sigue produciendo mucha extrañeza es ver muestras de cariño entre madres e hijas. Y lo de contar un problema a tu madre...eso es como ciencia ficción. Si yo tenía un problema, como se enterara mi madre...buf! la culpa era mía por idiota, por estúpida...daba igual lo que fuera. Pero eso no era lo peor...lo peor era cuando se ponía a decir las gilipolleces que se le ocurren por ahí, sin tener ningún cuidado de lo que me podían afectar a mí. De pequeña tuve problemas con varias profesoras por algunas estupideces que soltó en las reuniones de tutoría.
Y lo de la salida del cole...mi madre fue incapaz de hacerme la merienda ni un sólo día de mi vida. Me compraba un bollycao y punto. Llegué a cogerle tanto asco al sabor (comerlo todos los días durante años puede llegar a ser jodido) que con 6 años o así ya no lo podía ni oler. A mi madre le importaba un pito y seguía dándomelo todas las tardes, aunque lo tirara. De muy pequeña aprendí a prepararme yo la merienda y el almuerzo. Lo positivo de esto es que luego con la adolescencia (ya he puesto aquí que mi madre no considera la anorexia una enfermedad si no una suerte el poder estar taaaaan delgada) no me controlaba lo que comía, ni se preocupaba. Por suerte fui una niña y una adolescente muy delgada a pesar de comer mucho. No se qué hubiera sido de mi si hubiera tenido sobrepeso.
Y lo de tener problemas porque hablaba de más en las tutorias. ..eso también me suena familiar.