En la última frase das con la clave: depender. En el fondo, son relaciones de conveniencia. Sí, se pasan el día quejándose de la persona con la que están, renegando de la vida matrimonial, fantaseando con la soltería... pero no quieren separarse bajo ningún concepto. Suelo verlo más en mujeres que en hombres y, curiosamente, en mujeres que no trabajan o cuyos maridos les aportan un estatus social y económico al que no quieren renunciar. Yo esto lo he visto en un caso cercano: una mujer que está constantemente quejándose de lo horrorosa que es la vida en pareja pero que no quiere separarse. ¿El motivo? Vive muy bien sin trabajar y no quiere renunciar a ello. Gracias al marido puede pasarse la mañana entera en el gimnasio y la tarde entera de compras. A ella lo que le gustaría es no depender económicamente del marido, pero para eso tendría que trabajar, y si trabajara no podría pasarse la mañana en el gimnasio y la tarde de compras (o en el sofá viendo toda la programación de la tele).
Es la paradoja de muchas relaciones: no te aguanto pero te necesito.
Estoy de acuerdo y añado, que los hombres que se quejan pero no se separan lo hacen por la comodidad de tener una vagina conocida y disponible cerca antes que dar el paso y ponerse en la búsqueda de otra con la pereza que da, a ciertas edades, volverse a poner en el mercado otra vez.