Poesía Eres Tú...

Los muertos no necesitan aspirina

ni pena.

Supongo

Pero tal vez necesiten lluvia

No zapatos,

pero un lugar donde caminar.

No cigarros,

nos dicen,

pero un lugar para arder.

O nos han dicho:

espacio y un lugar donde volar

podrán ser lo mismo.

Los muertos no me necesitan.

Ni tampoco los vivos.

Pero tal vez los muertos se necesitan

a sí mismo.

De hecho, los muertos tal vez

necesiten todo

lo que nosotros necesitamos.

Y nosotros necesitamos tanto.

Si tan sólo supiéramos qué.

Tal vez sea todo.

Y probablemente moriremos

tratando de obtenerlo.

O moriremos

porque no lo obtenemos.

Espero que entiendas,

cuando yo esté muerto

Que obtuve


lo más que pude.

Charles Bukowski
 
Última edición por un moderador:
El hombre en su calor

era el mediodía

de su casa
el hombre no salía

perlada su frente
sudorosas sus manos

maldito verano

ahora en la cubitera,
los hielos enteros
van a sus labios

como respiraderos,

como aguas de mayo
en cubos helados
brotando.....

la sed mitigando
y apagando

Borsalino,
 
El desierto de los derviches

No es tanto
una agudeza
que una pureza
y menos una rareza

Yendo por los caminos verdes,
entre trigales

aldeas abandonadas
me salen al encuentro

y ya dentro
en caseríos,
los fogones
y el buen vino
acompañan
a sobremesas de ojos azabaches,

con raudas estrellas
desfilando en bóvedas celestiales

durmiendo,
la ventana se agranda,
el armario lacado cobra vida,

me habla de que ellos estaban allí.
cuando el mundo era un ardiente caleidoscopio,

cuando nosotros no eramos ni promesa de existencia
una lágrima en la arena universal, eramos....

Borsalino
 
Última edición por un moderador:
SABER SIN ESTUDIAR

Fernandez Moratin

Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».
 
Triquiñuelas


que hacer cosquillas
no es hacer rosquillas,
como teniendo salero
sentirse impar número

puestos a dirimir,
si churras o merinas;
las unas lanzan hurras
las segundas trinan

a humo de Paj*s,
damos siestas algodonosas

y ya levantados,
deshacemos lo andado
y echamos el candado

Borsalino de la Cueva
 
Nostalgias


Nostalgia
de un pasado
anclando presentes

de una respiración
entrecortada
alocada...
saltando en el corazón

Nostalgia
de un mañana
que quisiera teñida
de anteayer

pasado
poniendo palitos y cañitas
al futuro

escondiendo
rosas rojas

como papiros
entre páginas de diarios


Borsalino de la Cueva
 
Coplas a la muerte de su padre
Jorge Manrique

I

Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passado
fue mejor.

II

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto s’es ido
e acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por passado.
Non se engañe nadi, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de passar
por tal manera.

III

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu’es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.

INVOCACIÓN

IV

Dexo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
non curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores.
Aquél sólo m’encomiendo,
Aquél sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo,
el mundo non conoció
su deidad.

V

Este mundo es el camino
para el otro, qu’es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientra vivimos,
e llegamos
al tiempo que feneçemos;
assí que cuando morimos,
descansamos.

VI

Este mundo bueno fue
si bien usásemos dél
como debemos,
porque, segund nuestra fe,
es para ganar aquél
que atendemos.
Aun aquel fijo de Dios
para sobirnos al cielo
descendió
a nescer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
do murió.

VII

Si fuesse en nuestro poder
hazer la cara hermosa
corporal,
como podemos hazer
el alma tan glorïosa
angelical,
¡qué diligencia tan viva
toviéramos toda hora
e tan presta,
en componer la cativa,
dexándonos la señora
descompuesta!

VIII

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdemos.
Dellas deshaze la edad,
dellas casos desastrados
que acaeçen,
dellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallescen.

IX

Dezidme: La hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
la color e la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas e ligereza
e la fuerça corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega el arrabal
de senectud.

X

Pues la sangre de los godos,
y el linaje e la nobleza
tan crescida,
¡por cuántas vías e modos
se pierde su grand alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
por cuán baxos e abatidos
que los tienen;
otros que, por non tener,
con oficios non debidos
se mantienen.

XI

Los estados e riqueza,
que nos dexen a deshora
¿quién lo duda?,
non les pidamos firmeza.
pues que son d’una señora;
que se muda,
que bienes son de Fortuna
que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual non puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.

XII

Pero digo c’acompañen
e lleguen fasta la fuessa
con su dueño:
por esso non nos engañen,
pues se va la vida apriessa
como sueño,
e los deleites d’acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
e los tormentos d’allá,
que por ellos esperamos,
eternales.

XIII

Los plazeres e dulçores
desta vida trabajada
que tenemos,
non son sino corredores,
e la muerte, la çelada
en que caemos.
Non mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta
no hay lugar.

XIV

Esos reyes poderosos
que vemos por escripturas
ya passadas
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
assí, que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
e perlados,
assí los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.

XV

Dexemos a los troyanos,
que sus males non los vimos,
ni sus glorias;
dexemos a los romanos,
aunque oímos e leímos
sus hestorias;
non curemos de saber
lo d’aquel siglo passado
qué fue d’ello;
vengamos a lo d’ayer,
que también es olvidado
como aquello.

XVI

¿Qué se hizo el rey don Joan?
Los infantes d’Aragón
¿qué se hizieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué de tanta invinción
como truxeron?
¿Fueron sino devaneos,
qué fueron sino verduras
de las eras,
las justas e los torneos,
paramentos, bordaduras
e çimeras?

XVII

¿Qué se hizieron las damas,
sus tocados e vestidos,
sus olores?
¿Qué se hizieron las llamas
de los fuegos encendidos
d’amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel dançar,
aquellas ropas chapadas
que traían?

XVIII

Pues el otro, su heredero
don Anrique, ¡qué poderes
alcançaba!
¡Cuánd blando, cuánd halaguero
el mundo con sus plazeres
se le daba!
Mas verás cuánd enemigo,
cuánd contrario, cuánd cruel
se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuánd poco duró con él
lo que le dio!

XIX

Las dávidas desmedidas,
los edeficios reales
llenos d’oro,
las vaxillas tan fabridas
los enriques e reales
del tesoro,
los jaezes, los caballos
de sus gentes e atavíos
tan sobrados
¿dónde iremos a buscallos?;
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?

XX

Pues su hermano el innocente
qu’en su vida sucesor
se llamó
¡qué corte tan excellente
tuvo, e cuánto grand señor
le siguió!
Mas, como fuesse mortal,
metióle la Muerte luego
en su fragua.
¡Oh jüicio divinal!,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua.

XXI

Pues aquel grand Condestable,
maestre que conoscimos
tan privado,
non cumple que dél se hable,
mas sólo como lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas e sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?,
¿qué fueron sino pesares
al dexar?

XXII

E los otros dos hermanos,
maestres tan prosperados
como reyes,
c’a los grandes e medianos
truxieron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
qu’en tan alto fue subida
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que cuando más encendida
fue amatada?

XXIII

Tantos duques excelentes,
tantos marqueses e condes
e varones
como vimos tan potentes,
dí, Muerte, ¿dó los escondes,
e traspones?
E las sus claras hazañas
que hizieron en las guerras
y en las pazes,
cuando tú, cruda, t’ensañas,
con tu fuerça, las atierras
e desfazes.

XXIV

Las huestes inumerables,
los pendones, estandartes
e banderas,
los castillos impugnables,
los muros e balüartes
e barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
Cuando tú vienes airada,
todo lo passas de claro
con tu flecha.

XXV

Aquel de buenos abrigo,
amado, por virtuoso,
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
e tan valiente;
sus hechos grandes e claros
non cumple que los alabe,
pues los vieron;
ni los quiero hazer caros,
pues qu’el mundo todo sabe
cuáles fueron.
 
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"El alma tenías" de Pedro Salinas 1598817042523.gif

El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-,
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entrada tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.

Pedro Salinas, Presagios (1924)
 
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"El alma tenías" de Pedro Salinas Ver el archivo adjunto 1581918

El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-,
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entrada tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.

Pedro Salinas, Presagios (1924)
????
 

ROMANCE A AGUSTINA DE ARAGÓN

Con un cariño muy grande
cuando de veras se quiere
Aragón lleva en su sangre
un romance que no muere.
Historia tiene su nombre
y en Cataluña nació
y cual mujer brava y noble
puso en lucha el corazón.
Sus manos, sus ojos
despiertos vivían
burlando a la muerte
su gran valentía.

Agustina, Aragón hoy te venera
porque admira tu heroísmo a la bandera
y entre todos fue tu rango el más valiente
dominando ante un cañón junto a la muerte.
Tú supiste detenerlos con arranque de león fiero
hasta hacer retroceder.
Cobarde al extranjero.

Fue tu grito valeroso
quien te llevó hasta la muerte
pero tu hecho fue hermoso
por tu arranque tan valiente.
No habrá quien manche tu nombre
ni quien deje de soñar
y cuando el mundo te nombre
te pondrá sobre un altar.
Y que todos lleven de noche y de día
en copla y romance tu gran valentía.

Agustina, Aragón hoy te venera
porque admira tu heroísmo a la bandera
y entre todos fue tu rango el más valiente
dominando ante un cañón junto a la muerte.
Tú supiste detenerlos con arranque de león fiero
hasta hacer retroceder.
Cobarde al extranjero.​
 
DE TERUEL NO ES CUALQUIERA

JOAQUIN CARBONELL

He viajado a pueblos sin sacristán,
Donde no sangran por rencor.
He llorado al ver una catedral,
Levantada con dolor.
El amor me brotó un día de abril,
Bajo una higuera del edén.
Noche mágica de Nueva York,
La recuerdo con desdén.
Yo nací en un parto sin doctor,
Una noche de vendaval.
Cuando abrí los ojos me inundó,
Una asombro mineral.
Jamás puede ver luego de mayor
Ese cielo tan maternal.
Una vez me pasé en soledad
Siete días sin hablar.

Por más que te esfuerces, no
Lograrás poderlo entender.
Hay un sitio, hay un lugar,
Donde no es fácil converger.
La noche brilla más que el sol,
Donde tú eres el timonel.
Por más que lo busques no,
Solo es Teruel.

El desierto será tu inmenso hogar
Y la nieve te abrazará.
El mudéjar no es una decoración,
Hay estrellas para comprar.
Es extraño, pero es pura verdad,
En Teruel quisieron nacer.
Gente rara como Chomón,
Gente rara como Buñuel.
Si no tienes cerca un manantial,
Si tu patria no tiene luz,
Si las calles muerden al pasear,
Si no puedes llevar tu cruz.
Si el paisaje tuyo es una pensión
Sin domingos y sin pastel.
No te amargues por una vez,
Te dejamos ser de Teruel.

Por más que te esfuerces no,
Lograras poderlo entender.
Hay un sitio, hay un lugar,
Donde es fácil envejecer.
La noche brilla más que el sol,
Donde tu eres el timonel,
Por más que lo busques no,
Solo es Teruel.

Por más que te esfuerces no,
Entenderás está quimera.
Es muy fácil ser de Pekin,
Es muy fácil ser de Estambúl,
Es muy fácil ser de Madrid.
Más de Teruel no es cualquiera.

Autores de la canción: Joaquín Carbonell Martí​
 
Nana de la Cigüeña
Que no me digan a mí
que el canto de la cigüeña
no es bueno para dormir.

Si la cigüeña canta
arriba en el campanario,
que no me digan a mí
que no es del cielo su canto.
Rafael Alberti​
 

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