Poesía Eres Tú...

Un sueño

Salones que cruzamos con timidez,
un centenar de rostros que desconocemos…
Con lentitud, una tras otra,
las luces palidecen.

Allí cuando su brillo se hace gris
cuando se ciega con el atardecer,
un rostro me parece familiar,
la memoria del amor encuentra
conocidos los rostros
que antes fueron extraños.

Oigo nombres de padres,
hermanos, camaradas,
así como de héroes, de mujeres, poetas
que yo reverencié cuando muchacho.
Pero ninguno de ellos
me concede siquiera una mirada.

Como las llamas de una vela
se desvanecen en la nada
dejan en el entristecido corazón
sonidos de poemas olvidados,
oscuridad, lamentos
en torno de los días ya encauzados
en leyenda y en sueño
de una luz disfrutada alguna vez.
Hermann Hesse
 
Vivo
Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.

Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo:
que esta vida no la quiero,
que muero porque no muero.

Estando ausente de ti
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero, porque no muero.

El pez que del agua sale
aun de alivio no carece,
que en la muerte que padece
al fin la muerte le vale.
¿Qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues si más vivo más muero?

Cuando me pienso aliviar
de verte en el Sacramento,
háceme más sentimiento
el no te poder gozar;
todo es para más penar
por no verte como quiero,
y muero porque no muero.

Y si me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor;
viviendo en tanto pavor
y esperando como espero,
muérome porque no muero.

¡Sácame de aquesta muerte
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.

Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida,
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios!, ¿cuándo será
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero?
San Juan de la Cruz
 
Gotán

Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.
Juan Gelman
 
NOCHE TÓTEM

Son los trasfondos otros de la in extremis médium
que es la noche al entreabrir los huesos
las mitoformas otras
aliardidas presencias semimorfas
sotopausas sosoplos
de la enllagada líbido posesa
que es la noche sin vendas
son las grislumbres otras tras esmeriles párpados videntes
los atónitos yesos de lo inmóvil ante el refluido herido interrogante
que es la noche ya lívida
son las cribadas voces
las suburbanas sangres de la ausencia de remansos omóplatos
las agrinsomnes dragas hambrientas del ahora con su limo de nada
los idos pasos otros de la incorpórea ubicua también otra escarbando lo incierto
que puede ser la muerte con su demente célibe muleta
y es la noche
y deserta

Oliverio Girondo


 
NOCHE OSCURA

1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

San Juan de la Cruz
 
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Tratando de resolver la incógnita del amor
Me pilló la madrugada que salía en camisón
Estando la noche ya en su postrero estertor
En tanto que la cigarra repetía su canción.

Si el amor fuese un enigma y la vida un laberinto
Nunca saldría del mismo con mi solo entendimiento
Ni podría resolverlo en tres o cuatro momentos
Porque pareciendo iguales cada amor es muy distinto

Y es la vida la que dicta por donde el camino irá
Por eso es que tantas veces los destinos se separan
Unos suben y en la cima encuentran la libertad
Otros bajany en amando, para sufrir se preparan

Y aquellos que están arriba te miran desde la vista
Que proporciona la dicha del que todo lo posee
De los que a pesar de todo en el amor aún creen
Sin recorrer este mundo como si fuesen turistas

Y tuviesen, como antaño, un amor en cado puerto
En cada hotelun rollito, tan dulce como excitante
Donde nadie les pregunte si son amigos, o amantes
Y la emoción se dispare con un pecho al descubierto.

Otros, que con menos suerte, perdieron la compañía
Sufren ahora el castigo de haber sido prepotentes
De no haber comprendido que no hay mayor alegría
De la de ser, como yo, un romántico impenitente

Y escribir cartas de amor sin destino, ni remite
Tratando de adivinar quien será la receptora
De una misiva sucinta, más tierna que evocadora
Extraviada en el camino, y que no aguanta el envite

De unvis à visque sostiene una mirada infinita
La caricia desgajada de un abrazo más profundo
Unos ojos cuyo ardor no parece de este mundo
Como un mitin amoroso en el que se diesen cita

Por una parte el amor, ingrediente necesario
En todas las poesías que sirviendo de candado
Se encadenen al deseo como cuentas de rosario
Y tras de cuya lectura el futuro está cantado

Que no es otro que pensar que los años que vivimos
Sin amarnos, sin decirnos ni siquiera una palabra
Son como gotas de agua de ese río que se labra
Su destino inmerecido entre una hilera de pinos

Que trata en vano de ser la barrera infranqueable
Que coarta el aluvión de ternura incontrolable
Sufriendo si le mostramos nuestra cara más amable
Y sin llegar nunca a ser obstáculo insuperable

Porque el agua, cada día, reinventa su caudal
Y si algunas veces paras su ligero devenir
De momento paralizas su fuerza y su porvenir
Pero a la larga ése agua, y el amor, pasan igual

Porque en cada recoveco de un alma enamorada
Hay atajos que nos llevan directos a la esperanza
Y catapultas de tul que hacia el amor nos lanzan
Sobre cielos de algodón evitando de pasada

Todo aquello que no viene ni a cuento ni a colación
Viejas historias de amor de cuando no había sueños
Y los cuerpos, sin sus almas, buscaban la redención
No siendo si tan siquiera de sus ilusiones dueños.-

Por la cuenta que me trae, no quiero dejar de amar
Ni dejar de beber el agua que es la esencia de la vida
Quiero amarte con pasión, con la rabia contenida
Del marinero enfadado porque ha extraviado su mar.
 

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