Poesía Eres Tú...



TU RISA

Quítame el pan, si quieres,

quítame el aire, pero

no me quites tu risa.

No me quites la rosa,

la lanza que desgranas,

el agua que de pronto

estalla en tu alegría,

la repentina ola

de plata que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo

con los ojos cansados

a veces de haber visto

la tierra que no cambia,

pero al entrar tu risa

sube al cielo buscándome

y abre para mí todas

las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora

más oscura desgrana

tu risa, y si de pronto

ves que mi sangre mancha

las piedras de la calle,

ríe, por que tu risa

será para mis manos

como una espada fresca.

Junto al mar en otoño,

tu risa debe alzar

su cascada de espuma,

y en primavera, amor,

quiero tu risa como

la flor que yo esperaba,

la flor azul, la rosa

de mi patria sonora.

Ríete de la noche,

del día, de la luna,

ríete de las calles

torcidas de la isla,

ríete de este torpe

muchacho que te quiere,

pero cuando yo abro

los ojos y los cierro,

cuando mis pasos van,

cuando vuelven mis pasos,

niégame el pan, el aire,

la luz, la primavera,

pero tu risa nunca

por que me moriría.
 
ABRIL FLORECIA


Abril florecía

frente a mi ventana.

Entre los jazmines

y las rosas blancas

de un balcón florido,

vi las dos hermanas.

La menor cosía,

la mayor hilaba …

Entre los jazmines

y las rosas blancas,

la más pequeñita,

risueña y rosada

—su aguja en el aire—,

miró a mi ventana.

La mayor seguía

silenciosa y pálida,

el huso en su rueca

que el lino enroscaba.

Abril florecía

frente a mi ventana.

Una clara tarde

la mayor lloraba,

entre los jazmines

y las rosas blancas,

y ante el blanco lino

que en su rueca hilaba.

—¿Qué tienes —le dije—

silenciosa pálida?

Señaló el vestido

que empezó la hermana.

En la negra túnica

la aguja brillaba;

sobre el velo blanco,

el dedal de plata.

Señaló a la tarde

de abril que soñaba,

mientras que se oía

tañer de campanas.

Y en la clara tarde

me enseñó sus lágrimas…

Abril florecía

frente a mi ventana.

Fue otro abril alegre

y otra tarde plácida.

El balcón florido

solitario estaba…

Ni la pequeñita

risueña y rosada,

ni la hermana triste,

silenciosa y pálida,

ni la negra túnica,

ni la toca blanca…

Tan sólo en el huso

el lino giraba

por mano invisible,

y en la oscura sala

la luna del limpio

espejo brillaba…

Entre los jazmines

y las rosas blancas

del balcón florido,

me miré en la clara

luna del espejo

que lejos soñaba…

Abril florecía

frente a mi ventana.

Antonio Machado
 

GENERAL, TU TANQUE ES MÁS FUERTE QUE UN COCHE


General, tu tanque es más fuerte que un coche.



Arrasa un bosque y aplasta a cien hombres.

Pero tiene un defecto:

necesita un conductor.

General, tu bombardero es poderoso.

Vuela más rápido que la tormenta y carga más que un elefante.

Pero tiene un defecto:

necesita un piloto.

General, el hombre es muy útil.

Puede volar y puede matar.

Pero tiene un defecto:

puede pensar.


Bertolt Brecht
 
Última edición:
ANIVERSARIO

En el jardín, los restos de una fiesta



Naufragan a plena luz del día.

Botellas, vasos, copas, cenizas,

Parecen acusarnos de algo malo que hicimos

Con su extraña quietud.

Mas de repente, un cruel soplo de viento

Arrastra alguna servilleta usada

Que, con rumor imperceptible,

Rasga los últimos velos de la noche…

Que ve cómo se aleja, irremisiblemente,

La fugitiva nave del placer.

ORIGINAL EN CATALÁN

Al jardí, reste de d´una festa

Naufraguen en plena llum del dia

Botelles, gots, copes, cendres,

Tot sembla acusarnos d´algun delicte

Des de la seva estranya immobilitat.

Ude soble, però, on vent cruel

S´endú algun trovalló de paper rebregat

Que amb imperceptible fressa

Esquinça els últims vels de la nit…

i poster, també, els del nostre cor,

que veu com s´allunya, irremissiblement,

la fugaç nau del plaer.



Àlex Susanna
 
Última edición:
NOCTURNO


Son vagas las palabras: “La noche ha ido cayendo en el



Cristal.

Una líquida sombra adormecida…”. Tiene abierto

sobre la mesa un libro: “… marble like solid moonlight”.

El cigarrillo enlaza serpentinas

y en el papel hay versos anotados:

“Soy la sombra que tiembla”. Aún puede que ella llame.

“… en el cristal movido por el viento…”.

(El teléfono tiene el raro brillo

de un amuleto). Las

once en el reloj. (Se han apagado

las luces de los grandes almacenes. Trepa un gato

a la estatua del prócer.)

El poema

intentaba expresar la confusión…

Literatura.

Aún puede que ella llame. Son apenas las doce. De la

calle

suben voces festivas… Un poema

con camiones de riego, con luces de farolas,

con alguien recortado en la ventana,

a oscuras, pensativo.

Revisa los papeles. Un problema de tono

-y esa torpe metáfora del reflejo de la luna

en el tejado de hojalata del kiosco de prensa.

No llamará. La noche

parece derramarse como un grumo de tinta,

expandiéndose en el papel:

“La noche ha ido cayendo en el cristal”.

Tal vez mañana

esté todo más claro, y el teléfono suene,

y el poema pueda escribirse al fin

con ese tono sentimental que a ella tanto le gustaba

cuando solía llamarle por teléfono.



Antonio Colinas
 
Última edición:
VOY CAYENDO

el vino es como un llanto desolado que



humedece mi juventud frente a tus besos que

otra deglute

el vino es el elixir que pulveriza los

pestilentes deseos de

mi cuerpo que

aletea gimiendo frente a tu efigie de

sombre amodorrada

el vino se aclara mezclado a mis

lágrimas tan mudas

tu rostro de gitano enharinado aparece en

cada burbuja

mi garganta es un archipiélago maldito

mi sien la tapa de un pozo inmundo

desearte amor y enfrentar tu altura con

cursis angustias


Alejandra Pizarnik
 
DESCUBRIMIENTO

La hallé en una tierra legendaria


toda rocas y espliego y dispersa hierba,

donde estaba posada sobre arena empapada

vecina al torrente de un desfiladero.

Los rasgos que combina la señalan como nueva

ante la ciencia: forma y tono -el tinte tan singular,

consanguíneo de la luz de la luna, que atempera su azul,

la parte inferior deslustrada, la franja taraceada.

Han aislado mis agujas su s*x* esculpido;

los tejidos corroídos no pudieron ya ocultar

esa mota inapreciable que ahora riza la lágrima

convexa y límpida sobre un portaobjetos iluminado.

Se gira un tornillo lentamente; y saliendo de la bruma

dos ambarados garfios se inclinan simétricamente,

o escamas cual raquetas de amatista

atraviesan el círculo encantado del microscopio.

Yo la hallé y yo le di nombre, al ser versado

en el latín taxonómico; me convertí de ese modo

en padrino de un insecto y su primer

definidor: otra fama ya no quiero.

Desplegada en su alfiler (dormida profundamente),

a salvo de los parientes y la corrosión reptantes,

en la aislada fortaleza donde conservamos

los prototipos de especies ella transcenderá a su polvo.

Oscuros cuadros, tronos, las piedras que los peregrinos besan,

poemas que en morir tardan mil años,

tan sólo remedan la inmortalidad

de esta roja etiqueta sobre una tenue mariposa.


Vladimir Nabokov
 
VIDA AL INSTANTE


Vida al instante.

Función sin ensayo.

Cuerpo sin prueba.

Cabeza sin reflexión.

Ignoro el papel que hago.

Sólo sé que es mío, no es intercambiable.

De qué va la obra,

debo adivinarlo sobre el escenario.

Malamente preparada para el honor de la vida,

Soporto a duras penas el compás impuesto de la acción.

Improviso , aunque aborrezco la improvisación.

Tropiezo a cada paso con el desconocimiento de causa.

Mi modo de vivir huela a aldea.

Mis instintos son de aprendiz.

La vergüenza, al excusarme, tanto más me humilla.

Siento las circunstancias atenuantes como crueles.

Palabras y gestos irrevocables,

estrellas no contadas,

el carácter, como un abrigo abrochado, en marcha,

he aquí el penoso fruto de este apremio.

¡Si al menos pudiera un miércoles ensayar primero,

o al menos un jueves repetir una vez más!

¿Acaso está bien? –pregunto

(con voz ronca,

pues ni me han dejado aclararla tras los bastidores).

Es vano pensar que no es más que un examen somero

hecho en un lugar provisorio. No.

Me hallo entre los decorados y veo cuán sólidos son.

Me choca la precisión de cualquier atrezzo.

El equipo giratorio funciona desde hace largo rato.

Las nebulosas más lejanas ya han sido encendidas.

Ah, no me cabe duda de que esto es el estreno.

Y lo que haga

se tornará siempre en lo que hice.

Wislawa Szymborska
 
Love’s been good to me


He sido un trotamundos


He caminado solo

Me he pateado cientos de carreteras

sin encontrar nunca un hogar.

A pesar de todo soy feliz.

La razón, ves,

De vez en cuando en el camino,

El amor ha sido bueno conmigo.

Había una chica en Denver,

Antes de la tormenta de verano.

Oh, sus ojos eran tiernos,

Oh, sus brazos cálidos.

Podía alejar los truenos con su sonrisa

Apartar la lluvia con sus besos.

A pesar de que ella se marchó,

No me oirás quejarme.

He sido un trotamundos,

He caminado solo.

Me he pateado centenares de carreteras,

sin encontrar nunca un hogar.

A pesar de todo soy feliz.

La razón, ves,

De vez en cuando en el camino,

El amor ha sido bueno conmigo.

Había una chica en Portland,

Antes de la helada invernal

Solíamos salir juntos

Por October Hill.

Era capaz, con su risa,

De apartar los nubarrones

Y deshacer la nieve con su llanto.

Parece que fuera ayer

Cuando volví de nuevo a la carretera.

Rod McKuen (1933)
 
Romance del molino que no muele


Allí, en la orilla del río,


Mirando a la avanzadilla,

Con tres cárcavos umbríos

Torrando su barriga;

Mirando a Sierra Nevada,

Que es una sábana limpia;

Entre juncos y entre adelfas

Que sus muros acarician,

Triste, solo, abandonado,

Hay un molino sin vida.

Que lo “pararon las balas”,

Me dijo una campesina.

Pero hay algo que habla más,

Algo que el alma domina:

Las ruedas hechas pedazos

Por la metralla enemiga,

Los hierros de sus ventanas

Y sus rejas retorcidas,

Los paredones abiertos

Y su portón hecho astillas.

Y ese silencio redondo

Que en el granero dormita

Y que se asoma temblando

Entre el hollín de las vigas.

¿Dónde estará el molinero?

¿Dónde fue a llorar sus cuitas?

El molino ya no muele

Y el trigo no da su harina.

Por los cárcavos umbríos

El agua corre tranquila.

Las cucarachas del rodezno

No sienten golpes ni heridas.

El polvo cubre la tolva,

La gruesa piedra no gira.

El agua, por el suelillo,

Salta con dolor, perdida.

Entre juncos y adelfas,

Al pie de un monte de divas,

El molino abandonado

Llora sobre sus ruinas.

Que “lo pararon las balas”,

Me dijo una campesina,

Allí, en la orilla del río,

Mirando a la avanzadilla.



Gabriel Baldrich
 
Lluvias


Lluvia que en tus más reprensibles desbordamientos no te


preocupas

de olvidar que las muchachas de Chiriqui de pronto sacan de

su corpiño nocturno una lámpara hecha de luciérnagas

emocionantes.

Lluvia capaz de todo menos de lavar la sangre que corre por los

dedos de los asesinos de los pueblos sorprendidos

bajo los inmenso bosques de la inocencia.

ORIGINAL EN FRANCÉS

Pluie qui dans plus répréhensibles débordements n’as

garde

d’oublier que les jeunes filles du Chiriqui tirent soudain de leur

corsage de nuit une lampe faite de lucioles

émouvantes.

Pluie capable de tout sauf de laver le sang qui coule sur les

doigts des assassins des peuples surpris sous

les hautes futaies de l’innocence.

Aimé Césaire
 
CASTILLA

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde… Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde… Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos. lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
“Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja…
Idos. El cielo os colme de venturas…
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!”
Calla la niña y llora sin gemido…
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: “¡En marcha!”
El ciego sol, la sed y la fatiga…
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
 

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