Pintura - Museos - Exposiciones

La plumbonacrita, el ingrediente secreto de los cuadros de Rembrandt
El maestro holandés usaba una mezcla descubierta ahora de plomo y disolventes para dar más profundidad a sus cuadros


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'Susanna', uno de los cuadros de Rembrandt analizados.




ISABEL FERRER
Ámsterdam 21 ENE 2019


Rembrandt no era químico, pero como todos los artistas, mezclaba pigmentos y aceites para lograr el efecto deseado en sus cuadros. En su caso, el relieve conseguido a base de aplicar gruesas capas de pintura al lienzo –el empaste –para acentuar la sensación de claroscuro. El “maestro de la luz”, como se ha llamado al holandés, se ayudaba en el siglo XVII de un ingrediente que no se había visto en sus telas hasta hoy: la plumbonacrita, un mineral que contiene plomo. Rembrandt no lo compraba. Es el producto de la síntesis derivada de añadir óxido de plomo al pigmento blanco de plomo, y también al disolvente orgánico, en este caso, aceite de linaza, que usaba de forma regular. Cuando se cumple el 350 aniversario de su muerte, su secreto ha sido descubierto por científicos de la Universidad Técnica de Delft y el Rijksmuseum, con ayuda del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotón (ESRF en sus siglas en inglés).

La plumbonacrita ha sido hallada en algunos cuadros del siglo XX, así como en la obra de Vincent van Gogh, donde aparece en un pigmento rojo de plomo, muy degradado. “No es un ingrediente que Rembrandt pudiera adquirir en el mercado. Él experimentaba con los colores. No sabía de química en sentido estricto, pero buscaba el reflejo de la luz en la pintura aplicada con el pincel, y la plumbonacrita se ha formado debido a las mezclas que hacía”, señala Annelies van Loon, investigadora en Delft y en el Rijksmuseum. “Hemos tomado tres óleos de distintos años y museos. Son el Retrato de Marten Soolmans (1634), del Rijksmuseum, Betsabé con la carta de David (1654), del Louvre, y Susanna(1636) de la galería Mauritshuis, en La Haya. Gracias al sincrotón, la investigación ha sido poco invasiva, y mi labor ha consistido en preparar unas muestras de empaste de 0,1 milímetros para poder trabajar”, dice.

Con la luz del sincrotón del laboratorio europeo ESRF, que tiene su sede en Grenoble (Francia), se pudo desentrañar la morfología y capas del empaste. De ahí que, según los investigadores, como “la presencia de plumbonacrita es indicativa de un medio alcalino, apoyándonos en textos históricos, creemos que Rembrandt agregó óxido de plomo (litargirio) al aceite para este propósito, convirtiendo la mezcla en una pintura similar a una pasta”, dice el estudio, publicado por la Universidad Técnica de Delft. “No sabemos si Rembrandt usó siempre la misma receta para el empaste, y por eso analizaremos otras pinturas suyas, junto con las de su círculo. También veremos las de Vermeer y Frans Hals, sendos maestros del Siglo de Oro”, añade Van Loon.

El descubrimiento puede contribuir a mejorar la conservación de sus obras y a resolver los problemas de atribución

El descubrimiento explica la consistencia del empaste de Rembrandt, y puede contribuir a mejorar la conservación de sus obras y a resolver los problemas de atribución. Fue también un buen maestro para los alumnos del taller de pintura que poseía en Ámsterdam, y su catálogo oficial incluye 340 títulos auténticos. Los certificó en 2014 el Proyecto Rembrandt, un estudio monumental financiado por el Gobierno holandés, que invirtió 46 años en repasar todos los cuadros considerados suyos. Varios de ellos se adjudican ya al taller, incluso en grandes colecciones. En la galería Mauritshuis, por ejemplo, solo 11 de sus 18 rembrandtshan resultado ser auténticos.

El estudio coincide con el inicio de Año Rembrandt, dedicado a recordarle en su país tres siglos y medio después de su muerte, con exposiciones en el Rijksmuseum y la Casa-Museo del pintor (Ámsterdam), Mauritshuis, Museo de Frisia (Leeuwarden) y De Lakenhal (Leiden)

https://elpais.com/cultura/2019/01/21/actualidad/1548076689_176930.html





 
ANIVERSARIO DE SU MUERTE
30 años sin Salvador Dalí, el genio que se creó para superar a su hermano muerto
Este 23 de enero se cumplen 30 años desde que en 1989 falleciese el pintor, escultor, y escenógrafo Salvador Dalí, uno de los máximos representantes del arte surrealista


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Exposición de Salvador Dalí en Lieja. (EFE)


CAROLINA MARTÍNEZ
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SALVADOR DALÍ


23/01/2019

La vida de Dalí fue extravagante desde el principio. Su nombre completo fue Salvador Felipe Dalí i Domènech pero él no fue el primer Salvador Dalí de su familia. Tres años antes de que naciese el genio y pintor, sus padres tuvieron a su primogénito, a quien también llamaron Salvador. Este niño falleció nueve meses antes de que naciese el que está ahora considerado como el padre del surrealismo, y su muerte pudo tener mucho más que ver en la creación del artista surrealista de lo que puede parecer a primera vista.

El padre de Dalí también Salvador, abogado y notario, y su madre, Felipa Domènech, según aparece reflejado en varias biografías del pintor, llevaron a su segundo hijo cuando solo tenía cinco años a visitar la tumba de su hermano fallecido. Allí, en un momento de la conversación, le indicaron que él era la reencarnación de su prójimo fallecido, algo, que según apuntan, marcó la vida del artista en gran medida, tanto que, esta creencia llegó a causarle una crisis de personalidad.

"Yo nací doble, con un hermano de más, que tuve que matar para ocupar mi propio lugar, para obtener mi propio derecho a la muerte… ": esto llegó a asegurar el artista en unas declaraciones recogidas en el libro 'Dalí, Confesiones Inconfesables, recogidas por André Parinaud', Además el artista catalán también sostuvo en televisión que todas las excentricidades que había cometido en su vida así como todas las exhibiciones incoherentes procedían de la trágica obesión de su vida. "Para diferenciarme del hermano muerto tenía que cometer todas esas excentricidades para afirmar que yo no era el otro hermano muerto, que yo era Dalí, el Dalí vivo" , argumentó el de Figueres.

Para diferenciarme del hermano muerto tenía que cometer todas esas excentricidades para afirmar que yo era Dalí, el Dalí vivo

Ya lo había dicho él. Quería distinguirse y para eso,a demás de su pintura innovadora que acabó marcando toda una corriente artística, Salvador Dalí creó un personaje público tan extravagante que aunque hubiese querido, jamás hubiese pasado desapercibido. Además del trabajo reconocido internacionalmente que el pintor hizo con sus obras surrealistas, Dalí fue uno de los precursores de las instalaciones y las 'performances'. El catalán, muchas veces acompañado de su compañera esposa y musa, Gala, llevó a cabo acciones públicas que en la época fueron consideradas por el público como totalmente extravagantes.





Un ejemplo, antes incluso de hacerse famoso por su pintura, fue su negativa a a hacer el examen final de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, algo que le llevó a ser expulsado. Dalí indicó entonces que no quería pasar esta prueba porque no había ningún profesor lo suficientemente apto para examinarle, sin embargo, algunas fuentes han apuntado a lo largo de la historia hacia otro motivo: el joven Dalí perdería la ayuda económica que le daba su padre una vez finalizase sus estudios, algo que le habría llevado a postergar ese momento ya que cuando llegó el momento, tenía planes de viajar.

Otra de sus extravagantes acciones fue su 'performance' el 8 de agosto de 1965 en Vinaròs. La localidad castellonense había invitado al artista a la III Fiesta de Langostino y Dalí acudió. Llegó por mar y acompañado de varias modelos y una pequeña pantera. Después se subió a una carroza tirada por caballos y se paseó por la ciudad para acabar en la plaza de toros, donde, según narró la prensa, presencio la alternativa del novillero mexicano Juan de Dios Salazar. Sin embargo, el verdadero espectáculo llegó al final, cuando un helicóptero, supuestamente contratado por el artista, sobrevoló la plaza vaciando sobre los espectadores varias cajas de langostinos.

https://www.elconfidencial.com/cult...ue-hizo-mucho-mas-que-pintar-lienzos_1751194/
 
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'San Francisco en oración', de Zurbarán. Museo del Prado


ARTE ACTOS DEL BICENTENARIO


La exposición de la semana: el Prado inicia su gira por España con el Zurbarán más devoto
La pinacoteca, dentro de los actos del bicentenario, cede al Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca 'San Francisco en oración'.


23 enero, 2019
  1. MUSEO DEL PRADO
    OBRAS DE ARTE
  2. PINTURA
  1. Martina Braun



San Francisco aparece en un rocoso paraje al que se ha retirado para rezar y reflexionar sobre la pasión de Cristo. Porta una calavera en la mano izquierda mientras se lleva la derecha al pecho y dirige su mirada al cielo en busca de una respuesta que parece que nunca va a llegar. San Francisco en oración es una de las obras tardías de Francisco de Zurbarán más atractivas, una de las más bellas representaciones que hizo del santo a lo largo de su obra.

"En este lienzo, Zurbarán llevó a lo más alto el refinamiento pictórico y cromático, y consiguió una de sus imágenes devocionales más intensamente conmovedoras y memorables", se detalla en la ficha del cuadro (1659), conservado en el Museo Nacional del Prado y que desde este martes y hasta el próximo 17 de febrero se expone en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca (Fundación Juan March).


Este préstamo se enmarca dentro de la iniciativa 'De gira por España', una de las apuestas más “nacionales” del programa conmemorativo del bicentenario de la pinacoteca española. Se trata de cesiones durante un periodo de un mes de algunas pinturas de especial relevancia de la colección del Prado y que podrán contemplarse en diferentes museos del territorio español, uno por cada comunidad y ciudad autónoma, a excepción de Madrid.

La presencia de un artista del siglo XVII como Zurbarán en un museo de arte abstracto sirve para constatar la atracción que el Museo del Prado ha ejercido en el arte del siglo XX: la repercusión e influencia en el arte actual de algunos de sus artistas más representativos, como el Greco, Zurbarán, Murillo, Goya o Velázquez, ha sido notable y notoria.

La obra de Zurbarán se expondrá en la llamada Sala negra del museo frente al Homenaje a Zurbarán (1970) de Gustavo Torner. En la sala de acceso, otros dos Homenaje a Zurbarán, de Josep Guinovart (1964) y Gerardo Rueda(1965), escoltarán la presencia de la pintura del XVII en los espacios de un museo moderno.

Junto a ellas, la espiritualidad festiva de Semana Santa en Cuenca, de Manuel Hernández Mompó (1964), y de Transparente rosa (1964), un pequeño lienzo de Fernando Zóbel que fue la imagen del cartel de la Semana Santa de Cuenca en 2016, completan un conjunto de obras que convertirán el museo en un espacio singular, en el que el arte y su contemplación se sincronizan salvando cuatro siglos de diferencia.

La muestra también recoge una selección de cuadernos de dibujos de Fernando Zóbel con bocetos realizados en sus visitas al Museo del Prado.


https://www.elespanol.com/cultura/a...nicia-espana-zurbaran-devoto/370464069_0.html
 
El último náufrago de Madrid Central

REPORTAJE: CARLOS PRIETOFORMATO: PABLO LÓPEZ LEARTE + LUIS RODRÍGUEZ


Antonio López entra en el edificio -Alcalá 44- desde el que lleva 11 años pintando la Gran Vía. Viene de vez en cuando. Uno de los porteros de la finca le saluda: “¿Todo bien?”. El pintor se lo piensa, se encoge de hombros y responde: “Pues cualquiera sabe”. Cualquiera sabe. Nada de precipitarse y hablar a tontas y a locas. Pausas y dudas; ante el lienzo y ante la vida real. López en estado puro. A López no le va a pillar usted dejándose llevar por el enfebrecido ritmo de la vida moderna.


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Llevamos toda la mañana pululando por Madrid con el pintor: vamos a buscarle a su casa, en una colonia junto a la estación de Chamartín, donde Víctor Erice le filmó pintando un membrillero con la calma. Pasamos un rato, entre lienzos y esculturas, y seguimos sus pasos por una de sus rutas clásicas: en metro hasta la Gran Vía.



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“NACÍ EL AÑO DE LA GUERRA CIVIL. NUNCA ME HE HECHO MUCHAS ILUSIONES, Y POR ELLO, TAMPOCO HE SUFRIDO MUCHAS DECEPCIONES”



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“POR MÍ HUBIERA SEGUIDO PINTANDO EL CUADRO DE LOS REYES”


López, nacido hace 83 años en Tomelloso (Ciudad Real), se mueve a buen ritmo por los pasillos subterráneos. Mientras esperamos nuestro tren, hablamos de los modos de moverse por la ciudad:

“TOMELLOSO NO ES FLORENCIA, PERO ME GUSTA MUCHO, TENGO UNA RELACIÓN AFECTIVA MUY PROFUNDA. LLEVO MUCHÍSIMOS AÑOS VIVIENDO EN MADRID, PERO SIGO ECHANDO DE MENOS EL PUEBLO”.

“VIAJO EN METRO DESDE QUE LLEGUÉ A MADRID EN 1949. NO SÉ CONDUCIR. MI MUJER SE OFRECIÓ Y YO NI LO INTENTÉ.

“LA CONTAMINACIÓN DE MADRID SE NOTA DE FONDO AL PINTAR”.


“El coche ha invadido nuestras vidas. Madrid Central no va a solucionar esto, porque las ciudades no paran de crecer y siempre generarán problemas, pero me parece bien limitar los coches en favor del peatón como está haciendo la alcaldesa. Pero el problema no es la Gran Vía, sino la vida en la gran ciudad. París, Londres o Madrid no tenían que haber crecido tanto. No es justo que los coches lo invadan todo. Carmena hace lo que puede para arreglar el desaguisado”.


Entramos en el vagón, nos sentamos, nadie parece reconocer a Antonio López, con aspecto de haber pasado la noche pintando, aunque la haya pasado durmiendo. Desaliñado. El bohemio involuntario que parece vivir ajeno a la hoguera de las vanidades artísticas.


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LA LIBERTAD TOTAL NO EXISTE, TAMPOCO EN LA PINTURA, TAMBIÉN AHÍ HAY MANDATOS: SI QUIERES SER UN PINTOR DE TU ÉPOCA, TIENES QUE PINTAR DE UNA DETERMINADA MANERA”.

“ERICE PODRÍA HACER TODAS LAS PELÍCULAS QUE QUISIERA... SI FUERA OTRO DIRECTOR. NO HACE MÁS PELÍCULAS PORQUE NO ENCUENTRA SU TEMA”.

“YO VIVO EN EL MUNDO, SIGO LA ACTUALIDAD, PERO NO DE UNA MANERA OBSESIVA”.

Próxima estación: Banco de España. Salimos al exterior. Tras varios años pintando la Gran Vía a ras de suelo, López decidió que necesitaba cambiar de perspectiva, abrir un nuevo ángulo aéreo, empezó a buscar el lugar adecuado llamando a los timbres de la calle Alcalá. Gonzalo Jiménez-Blanco le abrió las puertas de su despacho -en el bufete internacional de abogados Ashurst LLP - y le prestó una habitación con ventanales a la Gran Vía, donde pinta de vez en cuando, con la compañía de Cristina Calvo, socia del despacho, que acostumbra a charlar con el pintor cuando aparece por ahí.

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“NO ES JUSTO QUE LOS COCHES LO INVADAN TODO. CARMENA HACE LO QUE PUEDE PARA ARREGLAR EL DESAGUISADO”

López saca sus bártulos y se pone manos a la obra. Pinta de espaldas a la Gran Vía curiosamente: echa una ojeada a la Gran Vía por la ventana y se da la vuelta a trabajar el lienzo. “Recuerdo dos grandes autorretratos de pintores: el de Vermeer (está sentado) y el de Velázquez (está de pie). Miguel Ángel pintó tumbado parte de la Capilla Sixtina. Yo pinto de pie, de pie creas el ritmo necesario”.


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El pintor ha tenido que ampliar recientemente las aceras de uno de sus cuadros tras la remodelación de la Gran Vía. El mundo se mueve más rápido que el pincel de López, pero él sigue a lo suyo, a su ritmo, el último mohicano ajeno a la velocidad del siglo XXI.


EL NÁUFRAGO QUE VE CÓMO TODO HACE 'HYPE', ZOZOBRA Y SE VA A PIQUE SIN SOLUCIÓN DE CONTINUIDAD


Por una de esas benditas paradojas, la otra vez que pasamos todo el día con un artista fue con... Chimo Bayo. Antonio López y Chimo Bayo, la España de las dos velocidades. Del artista que puso el turbo a los años noventa al artista que comenzó a pintar un retrato de la familia real en 1994 y lo ‘acabó’ veinte años después. La espera, que generó inquietud y nervios en las altas esferas, funcionó como culminación del mito folclórico de Antonio López como artista impasible que se toma su tiempo. El náufrago que ve cómo todo hace 'hype', zozobra y se va a pique sin solución de continuidad, pero sigue a lo suyo: agarrado al lienzo para no hundirse en el remolino (de la actualidad).

“Patrimonio Nacional no me metió prisa con el retrato de la familia real, me trataron con delicadeza. El cuadro me lo habían encargado a mí, conocían mi manera de pintar. Las dudas me paralizan a veces, me atasco, tengo que buscar una salida. Si se hubieran forzado las cosas, no hubiera podido pintarlo. Pudo haber sucedido algo desagradable, pero no sucedió. Ese cuadro ha sido un experimento. Me ha enseñado mucho. Hay cuadros que no abandonas nunca. No quería que me pasara eso con el de los Reyes”, razona.



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“YO PINTO DE PIE, DE PIE CREAS EL RITMO NECESARIO”

Dicho lo cual: ¿el cuadro real está acabado? Sí y no. “Por mí hubiera seguido pintando, pero la situación no podía prolongarse más. Me hubiera gustado tener más tiempo...”. Como cantaba Carlos Gardel: veinte años no es nada.

Antonio López nació el 6 de enero del año maldito de la historia española del siglo XX: 1936. Y claro... “Nací el año de la Guerra Civil. Así que: nunca me he hecho muchas ilusiones, y por ello, tampoco he sufrido muchas decepciones”.

Resumiendo:

¿Todo bien?

Pues cualquiera sabe.

VIDEO:
https://www.elconfidencial.com/cult...lopez-madrid-central-manuela-carmena_1780086/

 
Egipto se planteará reducir a 25 las visitas diarias a la tumba de Tutankamón
Restaurado el sepulcro del faraón más famoso de todos los tiempos. Hawass pide cambios de gestión para que el Valle de los Reyes dure más de 500 años



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La momia del faraón niño - Reuters



La egiptología se ha convertido en la mejor fuente de buenas noticias para un país deprimido por la grave situación económica, la amenaza del grupo yihadista Daesh, fuertemente arraigado en el Sinaí, y la fuerte represión del Gobierno del presidente Abdel Fatah Al Sisi. Una semana después de que Zahi Hawass, uno de los expertos sobre el Antiguo Egipto más célebres y ex ministro de Antigüedades de Egipto durante la era de Hosni Mubarak, anunciara por enésima vez el descubrimiento del lugar donde fueron enterrados Cleopatra y Marco Antonio, el Instituto de Conservación Getty (GCI) anunció el final de los trabajos de investigación y conservación en la tumba de Tutankamón.

La tumba del faraón más mediático de todos los tiempos ha necesitado casi una década de cuidados para intentar paliar los daños sufridos, sobre todo, por culpa de la entrada masiva de turistas, que ha ocasionado el deterioro de sus pinturas murales. La revista «The National Geographic» informó de que en esta tumba, emitió un comunicado en el que recogió que «se creía que podían estar creciendo manchas marrones, proliferaciones microbiológicas en las pinturas murales de la cámara funeraria». Para mejorar la conservación del enterramiento, el instituto Getty va a proponer al Gobierno egipcio que limite las visitas de turistas, a un máximo de 25 personas al mismo tiempo, una cifra muy inferior a la que actualmente se ve expuesto el diminuto recinto. En la misma línea, Zahi Hawas advirtió, en declaraciones a periodistas, de que si no se cambia el modelo de gestión del Valle de los Reyes, «no durará otros 500 años».

Amenaza microbiana
Los expertos alertaron de que «la humedad y el dióxido de carbono generados por los visitantes propician el desarrollo microbiológico y pueden dañar las pinturas murales cuando fluctúa la cantidad de vapor de agua en el aire». Las pinturas también habían sufrido «arañazos y abrasión y otros daños accidentales causados probablemente por los equipos de filmación en los espacios reducidos de la cámara». Los expertos del GCI han trabajado codo con codo con el Ministerio de Antigüedades de Egipto en este que califican como «el estudio más exhaustivo del estado de la tumba desde los tiempos de Carter». Hawass expresó su satisfacción por el final de un trabajo que «es importante para el futuro y el patrimonio de una gran civilización que debe vivir para siempre».


Los visitantes que acudan a partir de ahora al Valle de los Reyes, en Luxor, se encontrarán con una tumba en la que también se han mejorado «pasarelas, plataforma de observación, rotulación, iluminación» y se ha instalado «un sistema de ventilación y filtración para mitigar la humedad, el dióxido de carbono y el polvo», detalló el GCI.

Cuando se llega al Valle de los Reyes se compra una entrada general, pero el acceso a las tumbas de Tutankamón y Nefertari, la esposa de Ramsés II, requiere entradas especiales de mayor coste. En esta necrópolis se han descubierto más de 60 tumbas, pero los grupos de turistas siempre visitan las mismas y esto ha perjudicado su estado de conservación. Las autoridades egipcias se encuentran presas del dilema que representa la necesidad de contentar a los visitantes y hacer caja o conservar de la mejor forma posible su patrimonio. Un equilibrio nada sencillo.

Atractivo mundial
Los expertos han trabajado en una tumba que no ha cerrado sus puertas porque es uno de los mayores atractivos turísticos de un país que desde la revolución de 2011 ha visto como se ha hundido el número de visitantes. Desde que fuera descubierta por Howard Carter en 1922, la leyenda de Tutankamón ha ido creciendo «hasta convertirse en un icono de la egiptología comparable a las Pirámides», apunta Rosa Pujol, presidenta de la Asociación Española de Egiptología (AEDE).

A lo largo de 3.000 años de historia el conocido como faraón-niño, murió a los 19 años tras reinar solo 9, «despertó el interés de muchos de los que luego habrían de dedicar sus vidas al estudio científico de esta milenaria cultura. Su tumba nos aportó datos de valor incalculable, fue el descubrimiento del siglo», asegura Pujol.

La sepultura guardaba en cuatro pequeñas cámaras 5.000 objetos preciosos que ahora se pueden ver en el Museo Egipcio de El Cairo, el más conocido de todos su máscara funeraria dorada, que representa el rostro idealizado de este faraón de la dinastía XVIII. «El turista entra en la tumba por su espíritu y leyenda, pero donde auténticamente se ven los tesoros es en El Cairo», apunta la presidenta de la AEDE, que apunta a la tumba de Nefertari como «la auténtica Capilla Sixtina del valle de los Reyes». Esta tumba también fue restaurada por el GCI y su visita está limitada a grupos reducidos y a un tiempo no superior a diez minutos.

Al valor cultural hay que añadir la «maldición» que rodea a Tutankamón desde la muerte de Lord Carnavon, el mecenas de Carter que falleció cinco meses después del descubrimiento de la tumba. Las autoridades egipcias confían en la leyenda de su joven faraón, parte de cuyo tesoro viaja por los mejores museos del mundo a cambio de importantes sumas de dinero, para resucitar un sector que en sus mejores años representaba más del 10% del PIB y empleaba a un 13% de su mano de obra. Tras recuperarse parcialmente después de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak en 2011, la irrupción de DAESH en el Sinaí y los ataques de 2015 en junio en Giza y Luxor, las dos ciudades más visitadas gracias a las Pirámides y al templo de Karnak y el Valle de los Reyes, terminaron por ahuyentar a los visitantes.

https://www.abc.es/cultura/arte/abc...as-tumba-tutankamon-201901312050_noticia.html
 
Las otras Klimt salen del ostracismo
La galería Belvedere recupera las obras de Helene Funke, Broncia Koller-Pinell y otras 54 artistas olvidadas del modernismo austriaco que compartieron notoriedad con el pintor austríaco



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El cuadro 'Dreams', de Helene Funke de 1913. JOHANNES STOLL / BELVEDERE




DAVID GRANDA
Viena 5 FEB 2019

Cuando la artista Teresa Feodorovna Ries presentó en 1896 su escultura de mármol en tamaño natural de la bruja desnuda cortándose las uñas, el resultado escandalizó a los críticos de Viena. También consiguió que Gustav Klimt la invitara a exponer en la Secesión. Pudo exponer, sí, pero lo que no permitieron los colegas de Klimt es admitirla en el club. En ese momento, las principales uniones de artistas y la Academia de Bellas Artes vetaban a las mujeres.

Entre 1900 y 1938, los años que abarca la exposición, las mujeres, que socialmente tenían pocas alternativas a los roles de esposa y madre, se las arreglaron para conquistar la escena artística de Viena. Abandonaron el diletantismo y construyeron sólidas carreras artísticas. Formaron clubes alternativos, buscaron nuevas estrategias y asumieron retos estéticos revolucionarios tan alejados de las naturalezas muertas como el desnudo femenino. Las que pudieron, como Helene Funke y Lilly Steiner, se marcharon a estudiar a París y recibieron el influjo de Matisse y el fauvismo. Ahora, la vienesa Galería Belvedere quiere hacer justicia con la muestra City of Women. Female Artists in Vienna from 1900 to 1938que puede verse hasta el 19 de mayo.

Ya en 1908 la ambiciosa Kunstschau, la gran exposición de arte del modernismovienés presidida por Gustav Klimt, citó a 179 artistas, un tercio de ellos mujeres. El Neukunstgruppe de Egon Schiele tenía una cuota similar en 1909. Las artistas exponían en las galerías más importantes como el Kunstsalon Pisko. En 1910 se emanciparon de forma definitiva con la fundación de la Asociación Austriaca de Mujeres Artistas (VBKÖ en sus siglas en alemán) y montaron El arte de la mujeren el pabellón de la Secesión, la primera muestra internacional en Europa dedicada a obras creadas por mujeres entre 1600 y 1910 y que vieron 12.000 personas en dos meses.

Al año siguiente la exposición fue en el Zedlitzhalle con la Hagenbund —tras la Secesión, la segunda gran asociación de artistas alternativa a la académica Künstlerhaus—, donde presentaron más de 200 obras de 60 artistas contemporáneas. La VBKÖ empezó a definir la agenda de exposiciones de la capital e incluso protagonizó escisiones internas. Fanny Harlfinger-Zakucka creó una asociación lateral considerada radical e izquierdista que revolucionó la escena artística, la Wiener Frauenkunst. Entre sus miembros, además de Helene Funke, Helene von Taussig y Broncia Koller-Pinell, estaba Stephanie Hollenstein.



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'Adolescentia' de Elena Luksch-Makowsky de 1903. BELVEDERE



El año 1938 acabó con la presencia de la mujer en el arte austriaco. El terror nazi desató la persecución de las artistas judías y la disolución o arianización de escuelas y asociaciones femeninas. Muchas artistas emigraron, el arte degenerado fue prohibido y se destruyeron obras. Comenzó la Segunda Guerra Mundial. Entonces llegó el olvido.

Las casi 60 artistas presentadas en la galería Belvedere no constituyen ninguna generación o grupo homogéneo. El arco que abarca la retrospectiva se abre hasta el extremo: desde nazis como Stephanie Hollenstein hasta artistas como Helene von Taussig, que murió asesinada en un campo de tránsito alemán en Polonia, o Friedl Dicker, que lo hizo en Auschwitz. Dicker —al igual que la pintora Trude Waehner formada en la clase de Paul Klee en la Bauhaus— se unió al movimiento de resistencia antifascista y reflejó su compromiso sociopolítico en sus collagesfotográficos.

Hay representantes destacadas del impresionismo, secesionismo, expresionismo, radical-expresionismo, arte cinético y Nueva Objetividad. Algunas artistas contaron con el apoyo de sus maridos, padres o profesores, como Mileva Roller, Elena Luksch-Makowsky y Emilie Mediz-Pelikan, pintora que solicitó el ingreso en la libertaria Hagenbund —donde exponía con frecuencia como artista invitada— a través de la mediación de su marido, el también pintor y miembro de la Hagenbund Karl Mediz, y fue rechazada con el sutil argumento de que si la admitían tendrían que admitir a más mujeres. Otras, como Teresa Feodorovna Ries y Helene Funke, lucharon solas. La paisajista Tina Blau rechazó ligarse a cualquier asociación que estuviera integrada solo por mujeres. Lo que une a todas en una exposición conjunta es la falta de reconocimiento del canon del arte contemporáneo desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

“¿Es posible que hace más de un siglo estuviéramos más avanzados en términos de representación femenina de lo que lo estamos hoy?”, se pregunta la comisaria Sabine Fellner junto a Frühmarkt, el cuadro de 1907 de Broncia Koller-Pinell que se creía perdido y que encontró por casualidad en los fondos del Belvedere cuando preparaba la muestra. Koller-Pinell, miembro fundadora de la Neue Secession e influencia clave en la obra de Egon Schiele, participó en más de 15 exhibiciones, trabajó con Klimt y forjó una exitosa carrera artística de 40 años hasta su fallecimiento en 1934. Después su rastro se perdió como su lienzo Frühmarkt.

Fellner señala al Tercer Reich como responsable del gran apagón de la mujer en el arte contemporáneo pero también al conservadurismo de la sociedad austríaca de finales de los años 40. ¿Qué ocurrirá el próximo 19 de mayo cuando se clausure la exposición? ¿Volverán estas artistas a acumular otros cien años de polvo? “Espero que no. Nuestra intención es que sea una retrospectiva pionera que alimente a otras muestras en el futuro”, concluye Sabine Fellner.

VANGUARDISTA, LESBIANA Y NAZI
Visto con perspectiva, Stephanie Hollenstein tuvo una vida apasionante. Nacida en Lustenau en 1886, con 29 años se alistó en el ejército austrohúngaro disfrazada de hombre para combatir en el frente de la Primera Guerra Mundial. Cuando la descubrieron, fue admitida en la Oficina de Prensa de las tropas donde trabajó como corresponsal de guerra. La retrospectiva exhibe uno de sus dibujos en los hospitales de campaña y también sus coloridos paisajes expresionistas. De formación autodidacta propia de una familia de campesinos, su trayectoria se ajusta al paradigma del artista moderno: viajó, ganó premios y becas, se relacionó con las vanguardias, su obra fue considerada radical y expresionista, ingresó en la VBKÖ, hizo todo lo que se esperaba de una artista cosmopolita. En 1929 comenzó una relación sentimental con Franziska Gross. Y al mismo tiempo era nazi. Se afilió antes incluso de que el partido fuera legal. Su participación en el nazismo, un movimiento tan poco tolerante con las ambigüedades sexuales y artísticas, se hizo oficial el 1 de mayo de 1938.


https://elpais.com/cultura/2019/02/04/actualidad/1549292503_823652.html
 
Las maestras de la fotografía que quisieron captar miradas en lugar de atraerlas

Creación cultural Igualdad

Un centro de exposiciones berlinés para la fotografía dedica su actividad a reivindicar los grandes nombres femeninos de este arte

Expone al año un 75% de obra de artistas femeninas para contrarrestar la falta de representación de las mujeres en el circuito artístico

Aldo Mas - Berlín
09/02/2019 - 20:57h
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Ruth Orkin, Photo Archive

Man Ray, el maestro del surrealismo que transformó una barra de pan azul en una preciada obra de arte
Hay maneras muy distintas de mostrar a la mujer en el arte fotográfico. Dependiendo del movimiento artístico, esta se ha visto representada bajo varios prismas: como musa, como objeto sexual y, más recientemente, como figura capaz de escapar de las connotaciones asociadas a la mirada masculina y tener voz propia. En Berlín, dos muestras centradas en lo femenino han servido para contraponer dos formas de ver a la mujer.

Por un lado, la Fundación Helmut Newton de Berlín ha presentado fotografías de desnudos femeninos de tres maestros: el propio Newton, Saul Leiter y el cineasta y creador multidisciplinar David Lynch. Por otro lado, el Espacio Libre para la Fotografía, un centro expositivo que busca dar a conocer la creación de artistas femeninas, ha expuesto su primer volumen de fotografías dedicado a grandes mujeres de este arte.

En la muestra Nudes (Desnudos), las imágenes de Newton, Lynch y Leiter daban cuenta de la fascinación de los autores por sus modelos, mujeres cuyos cuerpos eran muchas veces fuentes de inspiración. En sus fotos, los cuerpos están ahí para ser, en mayor o menor medida, admirados. EnWomenphotographer Vol.I (Mujeres fotógrafas Volumen I), la primera de la serie de exposiciones sobre maestras de la fotografía que tienen pensado llevar a cabo los responsables del Espacio Libre para la Fotografía, a la mujer se le puede admirar. Pero, sobre todo, en esas imágenes, la mujer mira y comparte su mirada.

A la muestra de Newton y compañía se le ha reprochado ser una "oportunidad perdida" para debatir sobre la mirada y la actitud de los hombres artistas con las mujeres. Así lo planteaba, Carola Padtberg, firma cultural del semanario Der Spiegel. Ella recordaba tras haber visto Nudes que el referente feminista alemán Alice Schwarzer ya tachó en los años noventa el trabajo de Newton de "racista y sexista".

No puede decirse lo mismo del conjunto de obras seleccionado en Womenphotographer Vol.I. Las imágenes que ha comisionado Katharina Mouratidi, la directora artística del Espacio Libre para la Fotografía de Berlín, fueron creadas por maestras de la fotografía en su mejor momento.

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Berenice Abbott, Mac Donegal Street New York City



"Las obras de mujeres que tratan sobre el cuerpo femenino siempre toman un papel activo", explica Mouratidi a eldiario.es. Habla en la pequeña sección del centro expositivo del barrio berlinés de Kreuzberg para el que trabaja y que dedica temporalmente sus paredes a cinco fotografías de la estadounidense Nan Goldin. "En el trabajo de Goldin se ve claramente la relación íntima de la persona fotografiada y la fotógrafa", apunta Mouratidi, al tiempo que señala una imagen de Goldin en la que se observa encorvado un cuerpo femenino desnudo y capturado de cintura para arriba.

Esa fotografía forma parte de las muchas escenas de juventud de Goldin. Una de ellas, también seleccionada por Mouratidi, es un autorretrato de la propia Goldin después de haber sido agredida por su novio Brian en los años 80. La artista tiene los dos ojos morados en la imagen. "No hay separación entre lo que fotografío y yo", diría la artista al respecto.

Una actitud similar, aunque menos imbricada, observa Mouratidi en la obra de la también estadounidense Diane Arbus. "El diálogo y la relación entre la fotógrafa y la persona fotografiada es muy intensa también en las imágenes de Arbus", señala Mouratidi.

Para dar cuenta de ello está expuesto en la muestra de Berlín, entre otras, el retrato de aquellas identificadas como Gemelas Idénticas con las que se topó el objetivo de Arbus en Nueva Jersey en 1967. Es una de esas imágenes de medio formato con las que Arbus lograría captar los sujetos marginales y alejados de "la normalidad" estadounidense con las que tanto acabaría identificándose su obra.

Arbus fue pupila en los años 50 de Berenice Abbott, otra de las maestras representadas en Womenphotographer Vol.I. Abbott, una institución del arte fotográfico, lanzó en su día su propio material fotográfico. Su Guía para hacer mejor fotografías (Ed. Crown, 1941) es "considerado uno de los libros más importantes para la fotografía", recuerdan al visitante en Womenphotographer Vol.I.

Mujeres que dejaron su sello en el arte
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Inge Morath | Magnum Photos



Abbott, en su día asistente del genial Man Ray, documentó con sus imágenes barrios y edificios de Nueva York ya desaparecidos en una actividad fotográfica similar a la del maestro francés Eugène Atget, cuya obra sobre el París de finales del siglo XIX y principios del XX precisamente contribuiría a preservar la propia fotógrafa estadounidense. Abottt, Arbus o Goldin son solo tres de las catorce maestras reunidas por Mouratidi y compañía que demuestran la importancia del papel femenino en la historia del arte fotográfico.

Entre los talentos femeninos representados en Berlín, Europa puede reivindicar las raíces austríacas de Inge Morath, una de las primeras fotógrafas que trabajó para la mítica agencia Magnum. Sin embargo, en el Espacio Libre para la Fotografía, se reivindican nombres como el suyo porque ven a estas mujeres infrarrepresentadas en la escena cultural.

"Es obvio que las mujeres son objetos de la fotografía y que las obras de fotógrafas son actualmente muy poco representadas en las instituciones de arte o de fotografía", dice Mouratidi. "En esta situación, queríamos hacer una exposición que sirviera de declaración para mostrar a catorce mujeres que tuvieron un papel importante en la fotografía desde principios del siglo XX", agrega la directora artística y comisaria del Espacio Libre para la Fotografía.

Su centro expositivo posee obras de hombres y mujeres, pero el 75% de lo mostrado en cada ejercicio es de autoría femenina. "Nos centramos en las obras de las mujeres, en general, para equilibrar la relativamente poca presencia que hay en otros museos de artistas femeninas", explica Mouratidi.

Mujeres, más que un objeto de una mirada
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Nan Goldin, de la serie 'The Ballad of Sexual Dependence'



Para el arte fotográfico, según demuestra la exposición berlinesa, las mujeres son pioneras, emprendedoras, audaces en la experimentación, y, en suma, una fuente de creación clave. "Estas mujeres fotógrafas no son pasivas y son más que objeto de una mirada", mantiene Mouratidi.

Ahí está el caso de la fotógrafa estadounidense Ruth Orkin, también representada en la muestra. Orkin se lanzó cámara en mano en 1939, con apenas 18 años, en un viaje en moto de unos 4.500 kilómetros entre Los Ángeles y Nueva York en el que documentó con imágenes los Estados Unidos de su tiempo. Orkin es también autora de esa imagen en la que su amiga Ninalee Craig pasea por el centro de la ciudad italiana de Florencia. Una decena de hombres la mira y se dirige a ella, algunos de ellos gritándole. La escena de Orkin dice mucho de lo que era ser mujer en la Italia de después de la Segunda Guerra Mundial.

Ejemplos como el suyo no son escasos. Por eso Mouratidi tiene previsto a finales de este año organizar el Volumen II de la primera gran exposición fotográfica de este invierno del Espacio Libre para la Fotografía. "Seguiremos con la idea de mostrar fotografías conocidas al igual que descubrir nuevas artistas importantes", concluye Mouratidi.

09/02/2019 - 20:57

https://www.eldiario.es/cultura/art...-fotografia-encuentra-Berlin_0_865813689.html
 
Pedro Serna Verdú


Pedro Serna

Pedro Serna - Ricote
Pedro Serna está considerado como un auténtico vocacional de la pintura.

Su pintura está básicamente dedicada a la temática paisajística.

Pedro Serna es acuarelista por naturaleza. En sus acuarelas no abandona la tradición pictórica, aunque demuestre unas inquietudes que son fruto de su propia reflexión.

Pedro Serna Verdú nació en las Torres de Cotillas (Murcia), el 16 de marzo de 1944.

Inicios artísticos

Cuando aún era muy pequeño comenzó a sentir una gran atracción por la pintura.

Desde sus comienzos siente una predilección por la pintura paisajística.

En 1968 realiza la que sería su primera exposición individual y a partir de entonces participa en numerosas exposiciones, principalmente en Murcia, Barcelona, Valencia y Madrid.

Artista individual que se ha negado en numerosas ocasiones a participar en concursos por estar en contra de su propia naturaleza.

Análisis del paisaje

Fuera de nuestras fronteras, en Italia y Francia, ha podido analizar otros paisajes, otros ambientes diferentes, ampliando así sus conocimientos y permitiéndole ahondar aún más en la temática paisajística.

Su obra paisajística se nos presenta como una denuncia de la perdida de zonas de huerta y paisajes naturales.

Otros proyectos

Ha participado en la Feria de Arte Contemporáneo, Arco 86, y en la Exposición Universal de Sevilla en 1992, en el pabellón de Murcia.

A finales de los noventa colabora con sus obras en la película ''Pajarico'' de Carlos Saura.

Ha realizado ilustraciones para el libro ''El velo de la memoria. Tres miradas a la Murcia Islámica''.

El 22 de octubre de 2010 en la XII Gala de Premios al Deporte Molinense recibe el galardón a nivel regional, relacionado con el mundo del deporte y la cultura, por su trayectoria artística y deportiva.

http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,371,m,1447&r=ReP-2165-DETALLE_REPORTAJES
 
Ámsterdam ofrece la imagen más completa de Rembrandt
El Rijksmuseum expone por primera vez juntas casi todas las obras del maestro del Siglo de Oro que guarda en sus fondos


ISABEL FERRER
Ámsterdam 14 FEB 2019



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Un grupo de visitantes, este miércoles ante 'La ronda de noche' PETER DEJONG AP




Las antológicas reviven en cierto modo al artista que homenajean, y 350 años después de la muerte de Rembrandt, el Rijksmuseum de Ámsterdam ha tomado una decisión histórica. Posee la mayor colección del mundo de pinturas del maestro del Siglo de Oro (22 lienzos) y ahora las expone juntas en sus salas. A su lado, ha dispuesto 60 dibujos y más de 300 grabados, prácticamente Todos los rembrandts -así se titula la muestra, abierta hasta el 10 de junio- de sus fondos.

La exposición sigue sus inicios como pintor, ilustra la época de los retratos de familia, recuerda su pasión por plasmar a las personas de la calle y no se olvida de las escenas bíblicas. Tampoco faltan los autorretratos, que hacen partícipe al espectador del paso del tiempo, sus alegrías y desdichas.

Es la vida misma, de la mano del "pintor del pueblo". La expresión corresponde a Taco Dibbits, director de la pinacoteca, que cifra la atracción generada por Rembrandt en un hecho: "Nos pinta como somos y nos vemos reflejados en sus caras; por eso le resulta tan cercano a todas las generaciones". Para Dibbits, la evolución del pintor va más allá del lógico aprendizaje del oficio a base de tiempo. Muy poco, en este caso, porque a los 28 años era ya la firma más requerida de Holanda. "Comprende que la gente necesita otro tipo de pincelada. De ahí que en sus telas haya seres humanos auténticos, no modelos, y de todas las clases sociales", añade.

Su entusiasmo no desentona si se miran los retratos de Maarten y Oopjen Soolmans, el adinerado matrimonio de Ámsterdam que en 1634 encargó sendos lienzos de cuerpo entero, del estilo habitual en la nobleza, para presentarse en sociedad. Posaron vestidos de negro brillante y con encajes aún más esplendorosos que muestran su condición de nuevos ricos. Y, con ellos, la ternura de la declaración de amor de La novia judía (1665). O la tristeza contagiosa de Jeremías lamentando la destrucción de Jerusalén(1630).

El Rijksmuseum conoce el poder de atracción de los lienzos, pero esta vez apuesta por los dibujos y grabados. Con marcos modernos y paspartús grises, componen un festival en blanco y negro y sepia. Son tan pequeños que es preciso acercarse para comprobar que se trata, por ejemplo, del famoso Autorretrato con los ojos muy abiertos (1630). Reproducido a menudo en gran formato, rebosa expresividad. "Es el artista que más se retrata a sí mismo, el modelo más fácil. No le interesa la belleza, sino la verdad, y por eso grabó y dibujó sin parar, porque era un perfeccionista", incide Dibbits.


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Detalle de 'Autorretrato como el apóstol Pablo (1661). PETER DEJONG AP


El primer hereje del arte
Para Jonathan Bikker, conservador del museo y autor deRembrandt, biografía de un rebelde, "fue el primer hereje del arte, que rompía las normas y pintaba lo que otros no hacían", por ejemplo, "mujeres desnudas que no eran diosas griegas, sino lavanderas o ancianas llenas de arrugas". Dibbits apunta que los surcos de la piel "eran el mejor motivo de inspiración, aunque choque el reflejo de una vejez sin edulcorar".

La apoteosis de la muestra contrasta con el triste final del creador. Vital, laborioso y gastador, perdió a Saskia, su querida esposa, y a tres de sus hijos. A los 63 años estaba arruinado y Tito, el único vástago varón superviviente, abrió un negocio de arte y lo contrató como pintor para evitar que su obra acabara embargada por las deudas. Pero eso no le sacó de la ruina y, a su muerte en 1669, fue enterrado anónimamente en la iglesia de Westerkerk, en Ámsterdam. No tenía dinero para pagar una lápida con su nombre y los historiadores creen que puede yacer en algún lugar de la pared norte del templo junto a su hijo, fallecido apenas 11 meses antes a los 27 años.


https://elpais.com/cultura/2019/02/14/actualidad/1550146787_055064.html




 
De Chagall a Malévich': los artistas rusos que revolucionaron el arte

NANI F. CORES 15.02.2019

La Fundación Mapfre dedica una exposición a los artistas rusos de las vanguardias de principios del siglo XX. Incluye obra de Popova, El Lisitski, Kandinsky, Ródchenko y Matiushin, entro otros.



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Marc Chagall. El paseo, 1917 [The Promenade]. Óleo sobre lienzo, 175,2 × 168,4 cm Museo Estatal Ruso, San Petersburgo © VEGAP, Madrid, 2019. - Chagall MARC CHAGALL



A principios del siglo XX, Rusia llegó a convertirse en un hervidero de creatividad y en uno de los tres países -junto a Francia y Alemania- donde proliferarían más artistas de renombre por metro cuadrado. Aquello fue lo nunca visto, surgirían las propuestas más radicales y vanguardistas que rompieron, definitivamente, con el pasado del arte; y avanzarían, de paso, el tremendo cambio social y político que llegaría algunos años más tarde con la Revolución de Octubre. A gran parte de estos estos 'revolucionarios rusos' está dedicada la exposición De Chagall a Malévich: el arte en revolución, que hasta el mes de mayo reúne en la Sala Fundación Mapfre del madrileño Paseo de Recoletos más de 90 piezas y 24 publicaciones concebidas durante las tres primeras décadas del siglo pasado. "No fue la Revolución la que forjó las vanguardias y la modernidad. Fueron los artistas los que se erigieron en revolucionarios antes de la Revolución, seguros de que esta se convertiría en lo que ellos esperaban y, por consiguiente, en lo que la propia Revolución espera de ellos", aclara el comisario de la muestra, Jean-Louis Prat. Prat ha elegido a dos grandes figuras, Marc Chagall y Kazimir Malévich, para dar título a la exposición. Ambos representan los dos polos de esa revolución pictórica: el primero más cercano al surrealismo y lo poético; el segundo, más radical y tendente a la abstracción geométrica y el minimalismo.

Y entre ambos, la obra de otros 27 artistas entre los que encontramos grandes nombres como los de Natalia Goncharova, Liubov Popova, El Lisitski, Vassily Kandinsky o Alexandr Ródchenko; y otros menos conocidos que renovaron otros campos como el diseño gráfico o los libros de artista. De vital importancia, en estos tiempos de empoderamiento, es la notable nómina de mujeres artistas que se dan cita en esta muestra. Todo un fenómeno de creatividad femenina que lamentablemente tardaría muchas décadas en volver a repetirse. "Estos artistas quieren escapar del poder del color de los impresionistas. Por eso, aparecen en Rusia unas corrientes opuestas con un halo de libertad donde reina el mundo del pensamiento, de lo que no se ve", explica sobre el contenido de la muestra Prat, actual director de la Fundación Marguerite y Aimé Maeght de Saint-Paul-de-Vence y el hombre que ha supervisado los proyectos de donación al Estado francés de las sucesiones de Chagall, Jacqueline Picasso y Matisse. Dividada en ocho secciones, la exposición da cobijo a movimientos como el neoprimitivismo -que combinó el interés por el arte popular ruso con las técnicas pictóricas del posimpresionismo-, el cubofuturismo -que bebía del cubismo francés y el futurismo italiano-, el rayonismo - que añadía al movimiento anterior los haces de luz-, la abstracción más radical - con Kandinsky y el grupo El Jinete Azul a la cabeza-, el suprematismo creado por Malévich con el que intentó "liberar al arte del lastre del mundo de la representación", el constructivismo con Alexandr Ródchenko y Varvara Stepánova y el camino hacia la cuarta dimensión de la Escuela de Matiushin.

Cuatro obras revolucionarias


Cuadrado negro, 1923. Kazimir Malévich La destilación máxima de la pintura. El símbolo de toda la obra de Malévich -en la exposición puede verse junto a Cruz negra y Círculo negro- que representa el grado de abstracción suprema. Sin duda, la obra cumbre del suprematismo, movimiento en el que el artista niega el acceso a escenas recreadas en pro de la supremacía del sentimiento. Kazimir Malévich. Cuadrado negro, c. 1923 © Museo Estatal Ruso, San Petersburgo



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Kazimir Malévich. Cuadrado negro, c. 1923 © Museo Estatal Ruso, San Petersburgo



Nublado, 1917. Vassily Kandinsky Tras su vuelta a Moscú en 1914 y la Revolución de Octubre en 1917, Kandinsky pinta esta obra de carácter abstracto. El óleo evoca, a través de formas orgánicas y multitud de colores, los eventos de ese año que para el artista acabaría siendo dramático. Cinco años después, y debido a las tensiones cada vez mayores con las autoridades políticas, Kandinsky abandonaría definitivamente su país en dirección a Alemania.



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Vassily Kandinsky. Nublado, 1917 © Galería Estatal Tretiakov, Moscú © Vassily Kandinsky,VEGAP, Madrid, 2019




Arquitectura pictórica, 1916. Liubov Popova
 Otra de las obras clave de la abstracción de raíz cubista. Guarda cierta relación con la práctica del papier collé de Picasso y Braque, y muestra el profundo interés de Popova por la arquitectura. La geometrización y la superposición de planos son la base de esta pintura. La 'artista-constructora', como la llamaban sus colegas, dejaría de pintar oficialmente en 1922 para dedicarse al diseño.



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Liubov Popova. Arquitectura pictórica, 1916. Colección Ekaterina & Vladimir Semenikhin




Composición, 1918. Alexandr Ródchenko Entre 1918 y 1921, Ródchenko producirá sus obra constructivista más importante. Sus teorías se plasmarán en planos y círculos interseccionados donde el color adquiere vibraciones autónomas en una visión cosmológica. Para el artista el círculo es el símbolo del todo, lo eterno, lo cerrado y lo perfecto.



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Alexandr Ródchenko. Composición, 1918. © Galería Estatal de Bellas Artes, Perm, en colaboración con el Museo Estatal y Centro de Exposiciones ROSIZO © Alexandr Ródchenko, VEGAP, Madrid, 2019


https://www.20minutos.es/noticia/35...l-arte-en-revolucion-fundacion-mapfre-madrid/
 
La tensa inocencia de las 'lolitas', según Balthus

  • ANTONIO LUCAS
  • Madrid
  • 18 FEB. 2019


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El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid repasa en una exposición parte de la obra del gran artista figurativo, con un despliegue de sus retratos de modelos adolescentes





Todo es conflictivo. Desde los orígenes del artista al nombre: Balthasar Kossowski de Rola. También su convicción de que para ser exactamente moderno había que dar la espalda a las vanguardias, como un clásico llegado a trasmano del tiempo, razonablemente ajeno a las cosas que suceden ahora mismo. Balthus fue el seudónimo elegido. Nació en 1908 en París, tarde para el cubismo y pronto para el exceso.

Escogió la senda de la figuración, pero no exactamente de la realidad. O no, al menos, de la evidencia. Por maestros tuvo a Rilke y a Pierre Bonnard, patrocinadores del raro talento de aquel muchacho de infancia lunar y muy bien cuidada, acolchado de libros y belleza. Un niño seco como una vara, con ramalazos de extravagancia. Balthus comenzó a pintar en los años 20 tanteando a ciegas desde una especie de misantropía, que era la de no seguir escuelas, sino que escogió la senda de lo que estaba ya fuera de sitio, enclavijado en la Historia: Piero della Francesca, Caravaggio, Poussin, Géricault, Courbet... Quizá Cézanne. Los de la tribu del pasado. Los indiscutibles del tiempo atrás. Y eso empujó muy pronto su trabajo al lugar de lo posmoderno. Si a algo de lo nuevo se acercó fue al surrealismo, pero sin convencimiento. «Todos aquellos que se interesan en la pintura deberían leer el Diario de Delacroix. Lo trata todo, tanto la mezcla de colores como el interés por pintar de memoria para aprender la esencia de las cosas. Explica también que no era un romántico sino un clásico. Picasso, que imaginó, como yo, la idea de artista universal, había realizado muchas copias de Delacroix. ¡Delacroix, qué pintor! y Picasso no hace nada». Eso dijo.

En la obra de Balthus no existe rastro de melancolía sino ráfagas de soledad, de deseo, de asombro, de distancia, de algo furtivo. Es una pintura de emociones interiores, porque la vida se concreta en lo pequeño. Pero también de espacios de frialdad, de observaciones distanciadas. El Museo Thyssen-Bornemisza propone una revisión del gran artista de origen germano y polaco a través de 47 piezas, de las que más de 15 no se han visto antes en España. La muestra, en colaboración con la Fundación Beyeler de Basilea (Suiza), despliega algunas de las obras principales de la producción de Balthus. Los desnudos de adolescentes, los paisajes de postguerra, los autorretratos, alguna escena callejera (como la del excelente La rue, 1933). El comisario de la muestra, abierta hasta el 26 de mayo, es Juan Ángel López-Manzanares.

Hay que entender que pintar, para este artista, tiene mucho de tránsito: un paso del caos a las emociones; y de ahí a un nuevo orden posible. Ejerció una figuración de formas contundentes y contornos muy delimitados. Logró un extraño equilibrio entre erotismo e inocencia, sueño y misterio con realidad, tranquilidad con tensión extrema. Eso sucede, por ejemplo, en cuadros como Los buenos tiempos (1944-1946), Le Lever (1955). También en Los hermanos Blanchard(1933), que perteneció a Picasso y fue la primera obra de un artista vivo que se expuso en el Louvre.

Donde el artista alcanza su cima es en los trabajos sobre las adolescentes, donde algunos gendarmes de la moral sitúan el escándalo.

El escándalo fue un lugar imprevisto y sagrado para Balthus. Sumó complicidades fabulosas (Breton, Picasso, Pierre Jean Jouve Artaud, Cocteau, que se basó en su familia para Les enfants terribles) y desacuerdos sonoros. La poesía orbita alrededor de su pintura con un ejército de misterios desposeído de emociones primarias. Balthus es sofisticado, felizmente antiacadémico, capaz de adentrarse en oscuridades que están más en el aroma de un cuadro, en su peligro, que en su apariencia. La batalla de Balthus es serena y antirromántica. En su pintura no hay catástrofe sino alusión a enormes tensiones. A diferencia de los adictos a la velocidad y al futuro, él es hijo de la crisis de valores que azota Europa después de la catástrofe de la I Guerra Mundial.

En su obra deja asomar una veta de cierta melancolía, de cuando la vida no estaba acosada por la aceleración y existía un vínculo con el arte, con la cultura. La exposición recorre más de seis décadas de oficio, incidiendo en la riqueza de una pintura que hace de lo intelectual una estética. Ahí está El rey de los gatos (1935), un autorretrato altivo, casi de sujeto disociado de su tiempo, de las apariencias de su tiempo.

Pero donde el pulso de Balthus adquiere los mejores picos arteriales es en los trabajos sobre las adolescentes, donde algunos gendarmes de la moral sitúan el escándalo. Como si no hubiese algo más. Muchacha dormida (1934), La habitación(1948), Desnudo durmiendo (1945), La Lever (1955), La habitación turca (1966)... Y, sobre todo, en Thérèse (1938) y Thérèse soñando (1938). Sobre estos cuadros del siglo XX ha caído una polémica trasnochada de siglo XXI.

Su delito no es ninguno. Su perversión, nada. Su apología, nula. Su verdad, hermosa. Pero altera el invasivo puritanismo de unos pocos.

La segunda de las telas exhibe a una muchacha sentada en una silla (la foto central de estas páginas). Sestea y en el descuido del descanso asoma su ropa interior. En esa misma intersección entre la estética y la extrañeza sitúa Balthus buena parte de sus retratos. Su delito no es ninguno. Su perversión, nada. Su apología, nula. Su verdad, hermosa. Pero altera el invasivo puritanismo de unos pocos. Es difícil distinguirlos de los talibanes que reventaron los budas de Bamiyán. El impulso es parecido y también arma surtidas teorías para justificar el destrozo de lo distinto, de lo impuro. El fanatismo está muy a favor de la sumisión.

Lo que se ve en la superficie de la tela es un mundo reconocible (como siempre sucede en Balthus). Pero importa más lo que es necesario adivinar. Hay algo de escenografía donde se echa abajo una cuarta pared y el que mira entiende que es parte de la escena. Lo esencial es siempre mutuo. Y ese punto de espera que también está en la pintura tensa la alegría o el estupor.

El retrato de Thérèse soñando para el que unos miles de motivados piden sótano y oscuridad acumula más luz e inocencia que la denuncia que lo ha propagado. El viejísimo desafío de Balthus parece ser hoy una nueva resistencia.

Hay artistas figurativos más interesantes, pero no es fácil encontrarlos tan delicadamente turbadores. Ni tan decisivos en su autoridad de hacer de su pintura de raíz clásica un artefacto de categoría posmoderna: despojada de nomenclatura y de metáfora moral. Si por algo aún seduce Balthus es por esa falta de originalidad que es, a la vez, una defensa del individualismo.

El paso del tiempo, lejos de ser implacable con su pintura, ha realzado y resituado su condición esquiva. Pues de algún modo propone mirar y dudar de otro modo: inquietando. Y nosotros somos parte de la representación.


https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2019/02/18/5c66d9f9fc6c83110d8b4644.html


 
Balthus, el primer posmoderno, llega al Thyssen
Desde el 19 de febrero hasta el 26 de mayo de 2019 en las sala del Museo Thyssen-Bornemisza, podrá verse esta muestra retrospectiva organizada con la Fondation Beyeler en Riehen/Basilea

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Thérèse soñando (1938)
KARINA SAINZ BORGO
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PUBLICADO 17.02.2019 - 05:15ACTUALIZADO17.2.2019 - 5:16

Es la primera exposición monográfica dedicada a Balthus que se presenta en España en más de veinte años. Podrá verse desde el 19 de febrero hasta el 26 de mayo de 2019 en las salas del Museo Thyssen-Bornemisza, una muestra organizada conjuntamente con la Fondation Beyeler en Riehen/Basilea y la familia del pintor. La muestra reúne 47 obras, en su mayoría pinturas de gran formato, que cubren todas las etapas de su carrera desde la década de 1920.

Raphaël Bouvier, Michiko Kono y Juan Ángel López-Manzanares son los comisarios de la muestra, que incluye algunas de las obras más importantes de Balthus como La calle (1933), que se verá en España por primera vez, La toilette de Cathy (1933), Los hermanos Blanchard (1937), Los buenos tiempos (1944-1946), Thérèse y Thérèse soñando, ambas de 1938 o La partida de naipes (1948-1950), una pieza que forma parte de la colección Thyssen, recientemente restaurada. Han colaborado y prestado obras para esta exposición el MoMA y el Metropolitan Museum de Nueva York, el Centre Pompidou de París, así como el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington, entre otras instituciones y colecciones privadas.

La muestra reúne 47 obras, en su mayoría pinturas de gran formato, que cubren todas las etapas de su carrera desde la década de 1920, incluído el polémico lienzo 'Thérèse durmiendo'

Considerado uno de los grandes maestros del arte del siglo XX, Balthusposee una singularidad manifiesta. Su obra, diversa y ambigua ha procurado tanta admiración como rechazo. El propio Win Wenders lo definió de manera bastante exacta: "Todos los grandes pintores nos enseñan a ver. Balthus nos lleva a un mundo que es solo suyo. No era surrealista ni realista, ni perteneció a ningún otro ismo. Sus cuadros son radicalmente originales, invenciones únicas e independientes".

Hay una síntesis formal en Balthus que lo coloca por encima de su tiempo. Él mismo llegó a señalar algunas de sus influencias en la tradición histórico-artística: desde Piero della Francesca a Caravaggio, Poussin, Géricault o Courbet. En un análisis más detenido, se observan también referencias a movimientos más modernos, como la Nueva Objetividad, así como de los recursos de las ilustraciones populares de libros infantiles del siglo XIX, como Alicia en el País de las Maravillas, esta última una estética que atraviesa sus representaciones y retratos de chicas y adolescentes, que le han valido no pocos intentos de censura. El episodio más reciente ocurrió el año pasado, cuando el lienzo Thérèse durmiendo levantó una protesta que reunió a más de diez mil firmantes, que exigían al Metropolitan que retirara la tela porque incitaba a la pederastia.

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Thérèse, 1938.
Balthus buscaba provocar. A primera vista, sus pinturas parecen convencionales, de un clasicismo casi académico, pero no lo son, y subyace en ellas una visión psicológica mucho más compleja. El mundo se presenta como un escenario en el que los sueños se entrelazan con la vida cotidiana y de la que forma parte fundamental la reflexión sobre la infancia, de cuya perpetua búsqueda de su encanto y sus secretos extrajo Balthus parte esencial de su trabajo. Esa etapa es para él la encarnación de un tiempo mágico, hasta convertirse casi en un leitmotiv de su pintura.

En su desapego de la modernidad, que podría calificarse de ‘posmoderno’, Balthus desarrolló un estilo figurativo personal y único, alejado de cualquier etiqueta. Su particular lenguaje pictórico, de formas contundentes y contornos muy delimitados, combina los procedimientos de los maestros antiguos con determinados aspectos del surrealismo, y sus imágenes encarnan una gran cantidad de contradicciones, mezclando tranquilidad con tensión extrema, sueño y misterio con realidad, o erotismo con inocencia.

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Las tres hermanas, 1955.
Tiempo surreal
En los lienzos de Balthus abundan las figuras adormiladas, ensimismadas, que esperan ociosas y aparentemente aburridas reclinadas en butacas o sofás. La mayoría de las veces sujetan un libro o un espejo entre sus manos. La reiteración de este tipo de estampa se debe, según los comisarios de la muestra, a una impronta de Carroll. Como en los relatos del autor de Alicia en el País de las Maravillas, en la pintura de Balthus el punto de partida de la narración es el tedio de la joven protagonista.

En sus memorias, el artista escribió: “(…) inmovilizarlas en el acto de leer o soñar es prolongar el privilegio de un tiempo entrevisto. El libro, entonces, es una llave que permite abrir el cofre misterioso con perfumes de la infancia. (…) Tiempo espolvoreado de oro, que no ha sufrido la alteración del mundo, tiempo circundado de un lado mágico, tiempo inmovilizado en lo que ven, sonriendo, las soñadoras. Tiempo surreal propiamente dicho y no surrealista.”
https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/Balthus-primer-pintor-posmoderno_0_1218778320.html
 
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